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Homilías del Padre Jorge Loring S.I. |
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Trigésimo Segundo Domingo del Tiempo Ordinario - Año C
Lc 20:27-38
1.- El Evangelio de hoy nos narra la escena de la discusión de Cristo con los saduceos, que eran materialistas y no creían en la resurrección de los muertos.
2.- En otros sitios del Evangelio se nos habla también de la resurrección de los muertos. San Mateo nos escenifica la escena del juicio final, después de la resurrección de los muertos, donde los de la izquierda son lanzados al infierno y los de la derecha recibidos en la gloria eterna.
3.- Por eso la resurrección final es dogma de fe. Además está definido en el Concilio Lateranense IV.
4.- También San Juan, hablando de la Eucaristía, nos trasmite la promesa de Jeuscristo a los que comulgan: «Yo los resucitaré en el último día».
5.- En opinión de los teólogos, resucitaremos en la plenitud de la vida, y sin los defectos que hayamos tenido. Con cuerpo glorioso.
6.- En la resurección tendremos identidad de persona, seremos nosotros mismos, pero no identidad de materia. Tampoco en esta vida tenemos ahora la misma materia que a los siete años, pues la materia del cuerpo se renueva continuamente. Somos LOS MISMOS, pero no LO MISMO.
7.-Hay que distinguir la resurreción con la reencarnación, propia del budismo y del hinduismo.
8.- Dice la Biblia que el hombre muere una sola vez, y después de la muerte, cielo o infierno.
9.- Cada uno es responsable de sus obras. Ni nosotros pagamos los pecados de otros, ni nadie pagará por los nuestros.
10.- La ciencia actual confirma la imposibilidad de la reencarnación, pues el ADN es irepetible. Ninguna otra persona de la humanidad puede tener nuestro ADN.
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