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Homilías del Padre Jorge Loring S.I. |
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Domingo Vigésimo del Tiempo Ordinario - Año B
«Mi cuerpo es pan de vida eterna» Jn. 6:51-58
1.- La Eucaristía es el gran milagro del amor de Dios.
2.- Dios ha querido instituirla para ser nuestro alimento y fortaleza.
3.- Por eso dice: «si no coméis de este pan no tendréis vida eterna»; «sin Mí nada podéis hacer».
4.- La Eucaristía nos ayuda a vivir en cristiano.
5.- Cuando comemos un alimento lo trasformamos en nosotros.
Cuando comulgamos Cristo nos trasforma en Él y nos fortalece.
6.- Es admirable el amor que Cristo nos demuestra instituyendo la Eucaristía sabiendo lo solos que iban a estar muchos sagrarios, y los sacrilegios que iba a sufrir.
7.- La historia de los sacrilegios eucarísticos es enorme. Voy a detenerme en uno. En tiempos de Felipe II, en tierras de Flandes, estando en guerra los católicos con los protestantes, un hereje protestante, en el saqueo de la Catedral de Gorkum, a 15 kilómetros de LA HAYA, abrió el sagrario y tiró al suelo las formas consagradas dando un pisotón a una con su bota de clavos. Al instante brotaron en ella tres gotas de sangre. Atónito se convirtió al catolicismo y se hizo franciscano.
Esa Sagrada Forma la trajo a España por el P. Martín de Guzmán, Provincial de los Agustinos, y se conserva incorrupta en el Monasterio de San Lorenzo del Escorial.
8.- Seamos muy devotos de la Eucaristía y recibámosla con enorme devoción, recordando lo de San Pablo: «quien la recibe en pecado se traga su propia condenación».
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