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Homilías del Padre Jorge Loring S.I. |
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Tercer Domingo de Pascua - Año C
Jn 21:1-19
1.- En el Evangelio que acabo de leer Jesús le pregunta tres veces a Pedro si le ama. Es la reparación de la tres negaciones de Pedro, que después lloró amargamente durante toda su vida.
2.- Después de las tres afirmaciones de Pedro, Jesús le da autoridad para dirigir su rebaño, que es la Iglesia.
3.- Esto me da pie para hablar de la autoridad del Papa, a quien debemos obedecer.
4.- No sólo cuando habla «ex cathedra», que al ser infalible una desobediencia en ese punto sería una herejía.
5.- También debemos obedecerle en sus otros mandatos, aunque no sean infalibles. Por ejemplo cuando habla de la liturgia.
6.- A veces se dicen y se escriben cosas contrarias a lo que dice el Papa. Fue famoso el chiste que corrió sobre Hans Küng. Éste se permitía oponerse a lo que decía el Papa, y alguien se le ocurrió decir: «El Papa no es infalible, dice el infalible Hans Küng». Es ridículo que algunos pretendan que sus ideas sean más acertadas que las del Papa. Es lógico que Dios inspire al Papa lo que quiere de su Iglesia, pues lo ha puesto en el timón de la nave; y no a un marinero que su misión es baldear la cubierta.
7.- Jesús pide a Pedro amor. Entre nosotros no es frecuente el culto de adoración. Pedimos y damos gracias a Dios, pero le adoramos poco. A veces se censura el esplendor del culto, o la riqueza de los templos. ¿Por qué no se vende esa riqueza y se da el dinero a los pobres? Porque no se puede hacer. Porque esa riqueza no es de nuestra generación. Es de la Iglesia de todas las generaciones. Lo mismo que el Presidente del Gobierno de España no puede vender el museo del Prado para remediar a los necesitados de hoy. El museo no es suyo ni nuestro, es de todos los españoles de las futuras generaciones.
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