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Homilías del Padre Jorge Loring S.I. |
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Décimo Primer Domingo del Tiempo Ordinario - A
(Los obreros son pocos)
1.- Las vocaciones sacerdotales han disminuido.
2.- Gran parte de los jóvenes no entienden lo de consagrar su vida a un gran ideal.
3.- Sin embargo tenía razón Rabindranath Tagore:
«Dormía y soñaba que la vida era alegre.
Me desperté y vi que la vida era servicio.
Serví, y en el servicio encontré la alegría».
4.- Pues el sacerdote es el mayor bienhechor de la humanidad. Todos los demás servicios que reciben los hombres se reducen a esta vida. Sólo el sacerdote ofrece bienes que duran eternamente: la salvación del alma.
5.- Esto exige sacrificios. Hay que renunciar a una profesión y a una familia: la que tenemos y la que podríamos formar.
6.- Pero merece la pena consagrarse a Dios para la salvación de las almas.
7.- Y con la ayuda de Dios el sacrificio es llevadero. Cuando Dios llama da la gracia necesaria para que podamos hacer lo que nos pide.
8.- Si el sacerdote es fiel a su vocación, no hay nada en el mundo que le pueda hacer más feliz.
9.- La carencia de sacerdotes es el peor mal para un pueblo. Peor que la carencia de médicos.
10.- Pidamos a Dios que haya muchos y buenos sacerdotes dedicados a la salvación de las almas.
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