1.- En el Evangelio de hoy Jesús nos expone que estar con Él es como estar en una boda. En la boda todo es alegría y felicidad.
Eso es lo que pasa estando con Jesús.
2.- Esta idea me da pie para hablar del cielo.
3.- A veces se oye decir que si el cielo consiste en estar contemplando eternamente a Dios va a ser un aburrimiento.
4.- Esto es tener una idea muy pobre de lo que es estar con Dios. Por eso Jesús nos dice que estar con Él es todo alegría y felicidad.
5.- Cuando yo era pequeño preguntaba si en el cielo había bicicletas, porque a mí me gustaba tanto la bicicleta que pensaba no podía estar contento si no tenía bicicleta. Ahora comprendo que en el cielo no hay bicicletas ni hacen falta para ser felices.
6.- La felicidad del cielo está en al amor. No en el amor-lujuria, que es el que se propagandea en las películas. Sino en el amor espiritual que es el auténtico. Si la lujuria diera la felicidad, las personas más felices de la tierra serían las prostitutas. Y eso no lo cree nadie. Su gran desgracia es que viven de la lujuria, pero no las ama nadie con amor espiritual que es lo que nos hace felices.
7.- Somos más felices y sufrimos más con lo espiritual que con lo físico. Un bofetón en público nos hace sufrir más por lo que tiene de humillación, que por el dolor en la cara. Lo mismo pasa con el amor. Nos hace más felices el amor espiritual que el físico.
8.- En el cielo el amor a Dios y el sentirse amado por él nos da una felicidad insuperable. Nadie es más digno de amor que Dios, y nadie nos puede amar más que Él.