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Homilías del Padre Jorge Loring S.I. |
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Décimo Sexto Domingo del Tiempo Ordinario - A
Parábola de la cizaña (Mt 13:24-43)
1.- Que los pensamientos de Dios son distintos de los pensamientos de los hombres es evidente.
2.- A veces se nos ocurre: «Si yo fuera Dios haría..., o no permitiría...».
3.- Muchas veces nios entran ganas de eliminar a los malvados.
4.- Sin embargo Dios deja a la cizaña crecer junto al trigo.
5.- Por dos razones:
A.- Porque su misericordia espera, con el deseo de que se conviertan.
B.- Porque, aunque Dios no quiere el pecado, lo permite para la santificación de los buenos, que son las víctimas inocentes de la maldad de algunos hombres.
6.- Dios saca bienes de los males.
7.- Al final, Dios hará justicia. A la buenos premiámdoles por sus buenas obras y virtudes; y los malos, que no se han arrepentido de sus pecados mortales antes de morir, enviándoles al infierno.
8.- La existencia del infierno eterno es dogma de fe. Lo dijo Cristo repetidas veces.
9.- Pero, además, lo confirma la razón.
Sería una monstruosidad perdonar al que no se arrepiente. Después de la muerte ya no es posible el arrepentimiento. El que no se arrepiente antes de morir, va a estar eternamente sin poder arrerpentirse; y Dios eternamente sin perdonarle. No porque a Dios le falte mirericordia, sino porque al pecador le faltó la condición indispensable de pedir perdón.
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