Cuarto Domingo de Cuaresma - A
El ciego de nacimiento (Jn 9, 1-41)
1.- El Evangelio que acabo de leer nos narra el milagro del ciego de nacimiento.
2.- Los padres tienen miedo de reconocer el milagro de Jesús.
3.- Pero el ciego lo confiesa valientemente.
4.- Es un ejemplo para nosotros.
5.- El ciego está agradecido porque era ciego y ahora ve.
6.- Nosotros debemos estar agradecidos porque vemos sin haber estado ciegos. Es un don mayor que curarnos de la ceguera.
7.-Cuantos dones recibimos de Dios y no se lo agradecemos. De poder ver, de tener la salud que tenemos y no peor, etc. Y de muchos dones que recibimos y ni nos enteramos. No sabemos de cuántos males y peligros Dios nos ha librado. Y esto es mayor don que curarnos de ellos.
8.- El ciego da gracias a Jesús porque antes no lo veía y ahora le ve. De esta ceguera también participamos nosotros. Estamos cegatos para conocer a Dios. Vemos un crucifijo y no somos capaces de profundizar lo que significa que Dios haya muerto por amor a nosotros. Para que podamos salvarnos. Pidamos a Dios que nos cure nuestra ceguera para que le conozcamos bien. Ser ciegos en el conocimiento de Dios es peor que ser ciegos para conocer los colores.
9.- También nos pregunta a nosotros si creemos en Él, porque estamos ciegos, no materialmente, sino espiritualmente.
10.- ¡Señor, que yo vea! Que te conozca mejor y sepa confesarte ante los hombres.