Domingo Vigésimo Quinto del Tiempo Ordinario - Año B
Mc. 9:30-37
1.- Los discípulos no entienden a Cristo. No les cabe en la cabeza que Cristo tenga que sufrir.
2.- Hay gente que le gusta mucho cambiar. Cambiar de cosas, de estilo, de costumbres, de sitio. Pero es difícil cambiar de mentalidad.
3.- No todo cambio de mentalidad es bueno. Cambiar sólo para mejorar a los ojos de Dios. Mejorar en mi vida personal, familiar y social.
4.- Dice Cristo que hay que hacerse como niños: sencillos, sin malicia.
5.- La gente de mundo lo que quiere es tener más y mandar más. Pero no se es mejor persona por tener más, sino por ser más; no por mandar más, sino por servir más; no por saber más, sino por creer más.
6.- En mareria de fe hay que buscar el término medio entre la fe del carbonero y el racionalismo exagerado.
7.- La fe del carbonero está bien para quien su cultura no le permite más. Acepta la religión sin más.
8.- Pero una persona culta debe conocer las razones de su fe. Debe tener una cultura religiosa proporcional a su cultura humana.
9.- La fe es razonable. Si no fuera así los creyentes seríamos unos necios, pues la fe tiene serias exigencias, y someterse a ellas sin motivación es de necios.
10.- Y nadie se atreve a decir que San Agustín y Santo Tomás eran unos necios, pues fueron grandes lumbreras de la humanidad.