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Homilías del Padre Jorge Loring S.I. |
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Tercer Domingo de Cuaresma - A
La samaritana (Jn 4:5-42)
1.-El Evangelio que acabo de leer nos narra el episodio de la samaritana.
2.-Lo primero que aparece es que Jesús se hace el encontradizo para salvarla.
3.- También Jesús sale repetidas veces a nuestro encuentro, pero no le hacemos caso. Esto es muy peligroso. San AgustÅín advierte de lo grave que es no aprovechar las gracias que Dios no da en ciertos momentos, pues puede ser que ya no se repita la ocasión.
4.- La samaritana aprovechó muy buen el encuentro con el Señor.
5.- El Señor , antes de darnos sus dones, nos pide nuestra colaboración: «dame de beber». Jesús podía haber sacado el agua sin cubo haciendo un milagro. Pero no hace los milagros sin motivo. Quiere que las cosas se consigan con nuestra colaboración. Después Él premia con sus dones. Y además está el premio de la virtud misma, pues la satisfacción de hacer el bien ya es un premio.
6.- Ante la admiración de la samaritana, le dice: «si conocieras el don de Dios». Yo doy una agua que sacia. Quien bebe de ella no vuelve a tener sed.
7.- La samaritana se queda muy interesada. Ella había bebido en muchas fuentes materiales y no había quedado saciada. Volvió a tener sed. Quería beber de ese agua que salta hasta la vida eterna.
8.- Los bienes de la tierra no llenan el corazón. Por muchos que se acumulen, siempre hay apetencia de más. Por eso dice el refrán: no es rico el que tiene mucho, sino aquél al que todo le sobra». Pues la avaricia es insaciable.
9.- Cuando llenamos el corazón de Dios, ya no cabe nada más. Nos sentimos plenos. Hay numerosas expresiones de santos en este sentido.
10.- Pidamos al Señor que nos dé ese agua que sacia, para que desprendidos de los bienes de este mundo, vivamos sólo para Él.
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