Décimo Domingo del Tiempo Ordinario - A
«Hay más alegría en el cielo....»
1.- Hay textos en el Evangelio que se pueden entender mal:
- «No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores».
- «Hay más alegría en el cielo por un pecador que se convierte que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse».
2.-Parece que Dios prefiere que seamos pecadores, y no es así.
3.- El aumento de alegría es por ser una alegría distinta, nueva.
4.- Si un joven emigrante vuelve a casa, su madre recibe una gran alegría que no le dan sus hijos que han permanecido junto a ella. Ella hubiera preferido que su hijo no hubiera tenido que emigrar para encontrar trabajo, pero al volver le da una alegría nueva que no le dan los otros hijos.
5.- Si un hijo gravemente enfermo recupera la salud, da a su padre una alegría nueva que no le dan los hijos sanos. Pero el padre hubiera preferido que su hijo no enfermara. Aunque al sanar le da una nueva alegría.
6.- Es el caso de la alegría que recibe el padre del hijo pródigo cuando éste vuelve a casa. El otro hijo se queja de la fiesta que organiza el padre. Pero éste le contesta que la nueva alegría que le da el hijo que vuelve no cambia la alegría que le da el hijo que permaneció a su lado al que le deja todo: «todo lo mío es tuyo».
7.-Es evidente que el Señor quiere que le seamos fieles y no nos separemos de Él.
8.- Pero cuando nos separamos Él sale en busca nuestra, como el Buen Pastor que deja las otras ovejas en el redil y se va en busca de la perdida hasta que la encuentra.
9.- Pero en esta búsqueda el Buen Pastor está sufriendo.
10.- Seamos fieles ovejas que no hagamos sufrir al Buen Pastor que es Nuestro Padre-Dios.