Domingo Vigésimo Sexto del Tiempo Ordinario  -  Año B
 Mc. 9:38-48

1.- Del Evangelio de hoy quiero comentar dos cosas:
a) que Dios nos premiará hasta un vaso de agua que demos a nuestro hermano.
b) que si tu ojo te hace pecar, te lo arranques, y si tu mano te hace pecar te la cortes; pues más te vale salvarte manco y tuerto que con las dos manos y los dos ojos condenarte al infierno.

2.- Primero que Dios premiará todo la que hagamos en favor de nuestros hermanos, aunque sea un vaso de agua.

3.- Deberíamos esforzarnos en ayudar a los demás. Me gustó esta frase que recibí por INTERNET: «quien no vive para servir,  no sirve para vivir».

4.- Además, la mayor felicidad de la vida está en el servicio al prójimo. Bellamente lo dijo el poeta Tagore:
Soñé que la vida era la felicidad.
Desperté y vi que la vida era servicio.
Me puse a servir y en el servicio encontré la felicidad».

5.- El segundo punto que merece comentario es que Cristo nos dice que tenemos que desprendernos de todo lo que nos impida la salvación eterna; aunque lo valoremos como un ojo de la cara, o lo necesitemos como la mano derecha.

6.- Por desgracia, el apego que tenemos a las cosas de este mundo nos hace muy difícil este consejo de Cristo.

7.- Éste fue el tema de la famosa obra de teatro LA MURALLA.