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Homilías del Padre Jorge Loring S.I. |
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Segundo Domingo de Pascua - A
APARICIÓN EN EL CENÁCULO (Juan 20:19-31)
1.- Cristo resucitado se apareció a los Apóstoles.
2.-Entró con las puertas cerradas, pues los cuerpos gloriosos no están sometidos a la impenetrabilidad de la materia.
3.- Se dejó palpar de Santo Tomás y cenó con ellos. Un fantasma no se puede palpar ni puede cenar con sus amigos.
4.- Las palabras de Santo Tomás son un maravilloso acto de fe: SEÑOR MÍO Y DIOS MÍO.
5.-Deberíamos decirlas en la consagración de la santa misa. Es una costumbre en la Iglesia desde tiempos remotísimos.
6.- Y añadir una oración por los moribundos. Podía ser: «Señor mío y Dios mío, que tu santa redención consiga mi salvación eterna y la de todos los que van a morir hoy. Amén»
7.- Primero pedir por nuestra propia salvación, pues hay que ser humildes. Todos podemos tener un mal cuarto de hora. Todos podemos ser pecadores, y tenemos que pedirle a Dios, y a la Virgen, que nos tengan de su mano. Ahora y en la hora de nuestra muerte.
8.-Es importante pedir los los moribundos. Hoy la muerte está paganizada. Se deja morir a las personas como perros. Si yo atropello un perro en la carretera, no me detengo a ayudarle a pedir perdón de sus pecados para que muera en gracia de Dios, pues el perro no tiene alma. Pero una persona sí tiene alma, y con frecuencia vemos que ante un moribundo se llama al médico o a la ambulancia, pero se olvidan del sacerdote, que es lo más importante; pues el médico lo más que puede hacer es retrasarle el momento de morir. En lugar de morir hoy morirá más adelante. Pero el sacerdote le da la vida eterna.
9.- La oración es infalible cuando se pide algo bueno, y no hay mayor bien en la tierra que una buena muerte.
10.- Mi oración consigue un aumento de gracia para los moribundos, que tenían la gracia suficiente, pero para algunos no era eficaz.
11.- Si con mi oración consigo que un moribundo al día responda al aumento de gracia, y pida perdón de sus pecados,¡menuda obra de caridad!
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