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Homilías del Padre Jorge Loring S.I. |
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Décimo Séptimo Domingo del Tiempo Ordinario - Año C
Lc. 11:1-13
1.- Hay que orar con perseverancia.
2.- Queremos que Dios nos escuche siempre a «botepronto».
3.- Dios tiene sus planes. Pensar que lo que queremos es mejor que lo que Dios quiere es no creer en el amor de Dios.
4.- La oración nunca vuelve vacía. Si Dios no concede lo que se le pide, concederá otra cosa. Como la madre que cuando el niño le pide el cuchillo de cocina, ella le da un sonajero, pues con el cuchillo se puede cortar.
5.- Cuántas veces pedimos a Dios lo que no nos conviene. Queremos una cosa y Dios no nos la da porque no nos conviene.
6.- Cuantas veces pedimos a Dios dinero, y quizás ese dinero que queremos va a ser nuestra desgracia. Una noticia de periódico. Del DIARIO DE CÁDIZ. A una familia de pescadores de EL PUERTO DE SANTA MARÍA les tocó el PREMIO GORDO de la Lotería. Con el dinero se compraron un yate. El día que estrenaban el yate naufragaron y se ahogaron el padre de familia y tres hijos. Sin ese dinero hubieran seguido siendo una normal familia de pescadores. El PREMIO GORDO fue su ruina.
7.-Otras veces el dinero ha sido la ruina moral de los hijos, etc., etc.
8.- Por eso la oración debe llevar siempre esta condición: «si me conviene». Dios, que sabe más, decidirá sobre la conveniencia de lo que pido.
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