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Homilías del Padre Jorge Loring S.I. |
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Vigésimo Quinto Domingo del Tiempo Ordinario - A
Mt 20:1-16
1.- La parábola de hoy es enigmática. A primera vista parece que Jesús aprueba una injusticia: Los que han trabajado más deben recibir más que los que han trabajado menos.
2.- Sin embargo, la lección de la parábola es que la misericordia de Dios es superior a su justicia.
3.- A los que trabajaron de sol a sol se les da un denario, que era lo acordado, pues era el sueldo del trabajo de un día, que se daba diariamente al terminar el trabajo.
4.- De suyo, a los que trabajaron sólo una hora habría que darles menos, pero el señor comprende que si les da lo que estrictamente les corresponde no tendrían lo suficiente para vivir y por eso les da más de lo que les corresponde.
5.- Pero esa generosidad del señor, a los que trabajaron de sol a sol les parece mal. Y quizás a nosotros también.
6.- A veces nos enteramos de que uno que ha llevado una vida libertina, a la hora de la muerte se confiesa y se salva. Y alguno puede pensar: ¡Que suerte fulano, durante su vida ha hecho lo que ha querido prescindiendo de Dios y a última hora se ha salvado; y yo toda la vida venciéndome para poder salvarme!
7.- Esto huele a envidia. Evidentemente que si queremos salvarnos tenemos que vencernos, porque el camino del cielo es estrecho y cuesta arriba. Pero si Dios le quiere conceder la salvación a otro a última hora, ¿Por qué me va a parecer mal?
8.- ¿Vamos a ser envidiosos porque Dios es misericordioso?
9.- Con todo, ya sabemos que en el cielo hay muchas mansiones, y el que más ha merecido, más recibirá.
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