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Homilías del Padre Jorge Loring S.I. |
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Tercer Domingo del Tiempo Ordinario - Año C
Lc. 1:1-4; 4:14-21
1.- El Evangelio que acabo de leer es el comienzo del Evangelio de San Lucas. Se dirige a Teófilo, personaje real o imaginario, pues Teófilo significa «amante de Dios», y todo fiel cristiano es amante de Dios. Dice que antes de escribir su obra se ha informado con toda exactitud de los hechos que va a narrar.
2.- Esto me da pie para hablar de la HISTORICIDAD DE LOS EVANGELIOS, tan atacada por los enemigos de la Iglesia.
3.- Voy a tratar tres puntos:
a) Los evangelistas conocían muy bien los hechos que narran.
b) Los Evangelios se escribieron para un pueblo que conocía los hechos que allí se narran.
c) Tenemos abundantes documentos que nos garantizan que nuestros Evangelios son fieles al original, aunque éstos se perdieron, como todos los libros de aquel tiempo, pues se escribieron en hojas de papiro que es un material deleznable. Por eso dice «enrollando el libro», porque las hojas pegadas unas con otras se enrollaban en un cilindro de madera. Enrollar el libro es como cerrarlo.
4.- Los evangelista narran los hechos que ellos presenciaron, o los oyeron de testigos presenciales.
5.- El pueblo al que se dirigía conocía los hechos, y no hay un solo documento de aquel tiempo que los refute.
6.- Tenemos documentos muy próximos a los hechos: El Bodmer II de Ginebra (cien años posterior a San Juan), el Rylands de Manchester (35 años posterior a San Juan), el 7Q5 de Qumrán descubierto por el jesuita español (aunque de apellido irlandés), el papirólogo P. O¹Callaghan que identificó un papiro con un texto de San Marcos diez años posterior a él. Este descubrimiento ha sido confirmado por especialistas, como Carsten Peter Thiede, Catedrático de la Universidad de Oxford.
7.- Para más información ver mi libro PARA SALVARTE.
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