El día 8 de junio, por la noche, tenía yo una conferencia sobre la Sábana Santa en Satélite (México, D.F.).

Me fui con tiempo para preparar los aparatos.

Poco antes de la hora, empezé a sentir fuertes dolores en el vientre; pero como estaba el salón lleno de gente, los pasillos abarrotados con personas de pie y jóvenes sentados en el suelo, no me pareció decirles : ³Señores, váyanse, que me duelen las tripas².

Total, que tuve la conferencia, respondí a las preguntas que me hicieron y firmé muchos libros.

Pero por la noche no podía más de los dolores, y me ingresaron en la clínica LOMAS VERDES que está enfrente de la casa donde yo me alojaba. Me hicieron los exámenes correspondientes y diagnosticaron obstrucción instestinal con peligro de peritonitis.

Hay que operar inmediatamente.

Reunieron consulta de médicos por si convenía llevarme en helicóptero a otro hospital con mejores medios.

Pero opinaron que podía morirme en el trayecto.

Después de la operación me dijo un médico que si clasificamos la gravedad de
1 a 10, y 10 es la muerte, yo estaba en 9,5.

Vino un sacerdote, me confesó, me dio la extremaunción y me anestesiaron.
Cuando desperté todo había salido bien .

La pericia de los médicos y las oraciones de las personas que pidieron por mí consiguieron que yo siguiera vivo, cuando tenía tan pocas probabilidades de seguir viviendo.

A los tres días a casa, y a los quince días a España.

Por mandato de los médicos tuve que cancelar varias conferencias en México, D.F., en Panamá, en Costa Rica, en Honduras y en El Salvador.

De esta experiencia yo he sacado la confirmación personal de que no tenemos seguro ni un día más de vida. El día 8, al medio día, yo estaba sano como una pera. Y por la noche me estaba muriendo. La muerte llamando a la puerta, y yo sin enterarme.

¡Qué verdad es eso de que no sabemos ni el día ni la hora!

Estad preparados.

por Jorge Loring, S.I.