onvivencia de trabajo en Puerto Ybapobó
Puerto de Asunción ,17 hs., del día viernes 13 de julio.
Un grupo de Marines de los Estados Unidos de Norteamérica praparaba sus lanchas para comenzar con sus maniobras.
Otro grupo de personas irrumpe la tranquila monotonía del puerto. Se trata de los muchachos del Centro Universitario Puntarrieles y del Centro Cultural Ribera. Son algunos secundarios, universitarios y unos pocos profesionales: treinta y cinco en total. Llegaron para embarcarse en la Lancha Guaraní. Su destino será Puerto Ybapobó. El objetivo: hacer unos cuantos arreglos en la Escuela Graduada número 504, en el Colegio Emiliano R. Fernández, en el puesto de salud y en la Capilla. Arreglos de pintura de las aulas, ampliación de la instalación eléctrica y construcción de un par de baños, en la escuela; y, en la Capilla, en el Colegio y en el puesto de salud se colocarán ventiladores y tubos fluorescentes. También se organizarán las cosas para que se construya una nueva sacristía y una habitación para es sacerdote, en la Capilla. A las 19.00 hs., zarpó el buque, recorrerán unos 325 km. hacia el norte en 25 horas.
Puerto Ybapobó
Puerto Ybapobó se encuentra a unos 13 km. al sur del Trópico. A 25 km de Concepción, por agua, y 50 por tierra. Tiene 150 casas y viven unas mil personas. Con excepción de algunas casas construidas con ladrillos, la gran mayoría son de madera y de piso de tierra. Posee corriente eléctrica, pero no tiene agua corriente. Tiene un puesto de salud y una cabina de ANTELCO para las comunicaciones telefónicas.
Puerto Ybapobó tuvo su auge con el funcionamiento de la Empresa Maderera del Norte que funcionó hasta 1965. La Empresa donó las tierras y la construcción de la Escuela y de la Capilla. También otorgó tierras a otras entidades públicas. Cuando ésta fue a la quiebra entregó las tierras al Sindicato Marítimo; éste distribuyó tierras entre los empleados de la Empresa Maderera. Actualmente, es el Sindicato el que otorga los títulos de propiedad de los terrenos.
La Escuela tiene 170 alumnos en doble turno; unos 90 alumnos el Colegio, que dicta clases hasta el quinto curso. El último curso del secundario lo pagan los mismos alumnos, todos ellos gente mayor, pues no tiene rubro del Estado para el pago de los profesores.
El puesto de salud es atendido dos o tres veces al año por un médico. Una enfermera partera es quien se ocupa de todos los nacimientos. Desde el Departamento de San Pedro el Padre Celso Mena viaja para atender pastoralmente a sus fieles, lo puede hacer tres o cuatro veces al año.
Centros del Opus Dei
El Centro Universitario Puntarrieles y el Centro Cultural Ribera son obras corporativas del Opus Dei: una institución de la Iglesia Católica orientada a la promoción del mensaje de su fundador, el Beato Josemaría Escrivá quien vivió para recordar a los cristianos que la búsqueda por alcanzar la santidad no es sólo para unos pocos selectos sino para todos los bautizados.
Estos Centros, además de desarrollar actividades de extensión cultural, realizan una importante labor de formación humana y espiritual con niños y jóvenes.
Estas “convivencias de trabajo”, que se vienen desarrollando desde hace ya unos cuantos años, tienen como finalidad desarrollar una conciencia solidaria práctica y eficaz entre sus participantes. La experiencia indica que, el involucramiento de los jóvenes con las necesidades y carencias de que quienes no han tenido sus posibilidades, es sumamente enriquecedor. Estas actividades consiguen que los chicos abran los ojos a realidades muchas veces desconocida para ellos. Son días que, con el paso del tiempo recordarán con gratitud. Pocas cosas dan tanta alegría como el servicio desinteresado hacia quien lo necesita. Los más beneficiados en este tipo de labores no son las personas a quienes se trata de acercar una mano sino aquellos que están dispuestos a ofrecer parte de su tiempo libre para tratar de aportar una ayuda.
Unas vacaciones diferentes
Por la mañana comenzó el trabajo y continuó hasta el miércoles. Fue al día siguiente - jueves 19 de julio- cuando, muy temprano, emprendieron el regreso a Asunción.
Lindo fue ver a los chicos en acción, durante toda esa semana. Unos hicieron el pozo para los baños, otros, lija o espátula en mano, comenzaron a preparar las paredes. Los “técnicos” se dividieron o rotaron entre la Escuela, el Colegio, el puesto de salud y la Capilla para hacer las instalaciones eléctricas.
La generosidad y la colaboración de los pobladores de Puerto Ybapobó es digna de destacar. Con los chicos del lugar pudieron compartirse muchas cosas: trabajo, partidos de fútbol, comidas y fogones... El Capellán de Puntarrieles celebró a diario la Santa Misa, visitó y bendijo todas las casas, tuvo encuentros con los jóvenes y los padres de familia; también dedicó una jornada al Puerto Colonia Santa Rosa.
Gracias a algunas gestiones realizadas, un médico, con la ayuda de algunas enfermeras, atendieron a más de cien personas en el puesto de salud, durante toda un día.
Lo hicieron posible
No sólo colaboraron con este emprendimiento la treintena de los jóvenes que se trasladaron a Puerto Ybapobó. Algunas empresas y unos quince particulares hicieron sus aportes. Telecel S. A., Shell Paraguay limited, Agromonte S. A., Chacoré S. A. y Samera donaron dinero o materiales, los laboratorios Indufar y Confar proveyeron remedios.
Que las empresas y las personas perciban la importancia que tiene la formación solidaria de jóvenes que el día de mañana ocuparán un lugar en la sociedad como profesionales, políticos, empresarios o comerciante es muy importante. Que las empresas y los particulares comprendan que muchas veces tendrán que llegar, con su apoyo o colaboración, donde el Estado no puede o no ha conseguido llegar es vital. Es indispensable que sean las personas y entidades privadas las que comiencen a liderar organizaciones y emprendimientos de educación y de promoción social. La solidaridad no es una “algo de más” o un plus, es la misma justicia la que reclama la ayuda y la formación de los que saben o tienen. Y, por último, algo importante para recordar, es la solidaridad uno de los mejores pasaportes para la felicidad y el pleno desarrollo personal.
P. Juan María Gallardo