ara sintonizarte con Dios IV
Cuentos, historias y reflexiones del P. JMG
Rosario
Respuestas
1. “Padre, yo me distraigo mucho rezando el Rosario...
“El peor de los Rosarios es el que no se reza.”
Fue el Papa Juan XXIII quien lo dijo.
No sé en qué contexto lo dijo. Tengo la cita pero sin la referencia bibliográfica.
Cada vez que quiero suspender el rezo de una parte del Rosario, o de alguno de sus Misterios por encontrarme distraído –quizás por que voy manejando o caminando- me acuerdo de este pensamiento... y continúo.
Quizás también a vos te pueda servir.
2. “Padre, en el Rosario siempre se dice lo mismo...”
“Tú que esta devoción supones
monótona y cansada, y no la rezas
porque siempre repites iguales sones...
tú no entiendes de amores y tristezas:
¿qué pobre se cansó de pedir dones,
qué enamorado de decir ternezas?”
3. “Padre, y ¿por qué el Rosario...?”
Porque es una manifestación de amor a Nuestra Madre.
Porque es la oración preferida de la Virgen.
Porque Ella lo pide.
Porque es la oración más recomendada por la Iglesia.
Porque nos ayuda a identificarnos con los sentimientos de Jesús.
Porque es una síntesis del Evangelio.
Porque es una de las más excelentes y eficaces oraciones.
4. “Padre, en mi casa nadie quiere rezarlo...”
“Una familia que reza unida, se mantiene unida. Una familia que ora es una familia que se salva. ¡Qué hermoso resulta que en una familia se rece, al atardecer, aunque sea una sola parte del Rosario” ( S.S. Juan Pablo II, 24-III-84)
“¡ Ojalá resurgiera la hermosa costumbre de rezar el Rosario en familia.” (S.S. Juan Pablo II, 12-X-80)
Miércoles 5 de septiembre del 2001
Sentimientos
“-Padre, siento resentimiento por...”
“-Padre, estoy enamorado(a) de alguien casado.”
“Padre , siento rencor; odio; rechazo; etc.”
Estos sentimientos “fuera de foco” pudieron tener una causa más o menos voluntaria.
Según ésta medida habrá mayor o menor responsabilidad.
Habitualmente, estos sentimientos, no se pueden manejar; en el sentido de que no se los puede hacer desaparecer con sólo una decisión.
No se pueden manejar los sentimientos pero sí las acciones. Dichas acciones procurarán ubicar esos sentimientos.
Y, además de actuar correctamente, te recomiendo –vivamente- que le pidas a tu Padre Dios que te ayude a conseguir poner orden y paz en tu corazón.
Miércoles 5 de septiembre del 2001
Fiel y prudente
“¿Me quedo o me voy? ¿Qué tengo que hacer?
¿Qué esperará Dios de mí? ¿Cuál será mi papel?
Dios mío, no me cabe la menor duda de que Vos estás ´completamente involucrado´ en este misterio.
Voy a hacer lo que pienso que es lo mejor para Ella.
Si yo me voy, toda la culpa recaerá en mí.”
Y, San José tomó la decisión de abandonar, en secreto, a su mujer.
Y Dios, que comprobó nuevamente su grandeza, lealtad y bondad, envió a su ángel y le dijo:
“José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, pues Ella ha concebido por obra del Espíritu Santo.”
Así pudo pensar José (no lo sabemos). Lo que a mí no me cabe duda es que nunca dudó de la Virgen ni dejó de esperar en Dios.
San José danos tu amor y tu confianza.
“Un ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo:
´Levántate, toma al Niño y a su Madre, huye a Egipto y estate allí hasta que yo te lo diga´”
¿Verdad que no nos imaginamos a San José excusándose?
“¿A Egipto?
Pero, ¡no conozco a nadie en Egipto!
Además, no sé hablar Egipcio.
Y..., ¿si no consigo trabajo...?
¿Cómo les voy a dar de comer al Niño y a la Virgen?
¿No sería mejor que siguiera a los Reyes Magos...?”
El Evangelio dice: “Él se levantó, tomó de noche al Niño y a su Madre y huyó a Egipto.”
“Servidor fiel y prudente a quien Dios le confió su familia” reza la litúrgia.
Gracias, San José, por haber cuidado ¡tan bien! a tu familia.
Miércoles 5 de septiembre del 2001
Miradas
No me mires, que miran
que nos miramos.
y verán en tus ojos
que nos amamos. (Anónimo)
Como son tus miradas al Sagrario, en la oración:
¿Son de amor y de alegrías; con todo el corazón?
¿O, son cansadas y aburridas y sin atención?
Miremos como la Virgen: con tierna devoción.
Viernes 7 de septiembre del 2001
Es triste
No recuerdo quién me contó que, una noche, caminaba por una calle oscura y se encontró a una persona que buscaba –preocupadamente- un objeto perdido, debajo de un farol.
“Llevo una hora buscando y no puedo encontrar las llaves del auto.”
“¿Se te perdieron por aquí? Preguntó.
“¡No!, unos cien metros para abajo, pero allí no hay luz y no se ve nada
Es un chiste.
Me recuerda a quienes intenta encontrar
paz, felicidad y alegría
en los placeres egoístas
Lunes 10 de septiembre del 2001
Jesús
Señor, Tú eres:
El Elegido y prometido
La Segunda Persona de la Santísima Trinidad antes del tiempo engendrado.
El Dios encarnado.
El Verbo enviado.
El Salvador no creado.
El Mesías esperado.
El Emmanuel deseado.
El Ungido o consagrado.
El Cristo Total entregado.
El Hijo del Hombre anunciado.
Por los profetas predicado.
En todo semejante al hombre menos en el pecado.
Concebido, nacido
De la Hija de Sión germinado.
El Redentor engendrado.
El Deseado lavado, bañado y perfumado.
El Hijo Único del Padre acunado.
El Niño Jesús reclinado.
El Prometido besado.
El Esperado abrazado.
El Hijo de María amamantado.
Jesús amoroso mimado y acariciado.
Ofrecido, perseguido,
El Niño de Belén por los Magos adorado.
El Rey de los Judíos circuncidado.
El Primogénito en el Templo presentado.
El Unigénito del Padre con palomas rescatado.
Signo de Contradicción por Simeón profetizado.
Espada, en el corazón de su Madre, traspasado.
“Gloria de Israel” a Egipto desterrado.
Perdido, contenido y protegido
El Hijo de José, por él, ejemplarmente custodiado y cuidado.
El Hijo del Carpintero, por él, delicadamente enseñado.
Dispensador de toda gracia y, a la vez, necesitado.
El “Que se ocupa de los asuntos de Su Padre” perdido y hallado.
El Hijo Unigénito –que a los ancianos deslumbró- encontrado.
Quien “crecía en sabiduría, estatura y gracia” en Nazaret, ocultado.
Conocido y seguido. Incomprendido
Por San Juan fielmente anunciado.
Por Su Primo señalado y recomendado.
Por Su Precursor -el Bautista- bautizado.
El Hijo muy Amado del Padre: El Escuchado.
Quién, por el Espíritu Santo, al desierto fue guiado.
“Mi Elegido”: al retiro y al ayuno dedicado.
El Nuevo Adán por el demonio tentado.
El Rey del Universo por los ángeles consolado.
El Rey de la Gloria por los Apóstoles y vecinos aclamado.
El Nazareno por sus vecinos criticado o admirado.
El que hizo milagros, fue, por los fariseos y sacerdotes, envidiado.
El que perdonó los pecados, fue, por aquellos, murmurado.
El que, por curar y predicar, en día sábado, fue criticado.
El que aceptó a todos: bueno o malo, rico o pobre, soltero o casado.
El que habló en parábolas y explicó quién es bienaventurado.
El que devolvió a la vida a más de un resucitado.
El que llamó a los apóstoles, a los discípulos y a cada enviado.
Malherido, sufrido
El Hijo de Dios fue, por un amigo traicionado.
Consolación de Israel, en el Monte de los Olivos angustiado.
El Justo entregado.
El Buen Pastor abandonado.
El Bondadoso Pelícano negado.
El Hijo de David rechazado.
Como un reo juzgado.
El Sol de Justicia condenado.
El Siervo de Yavé flagelado.
El que “Pasó haciendo el bien” torturado.
El Señor, con saña, maltratado.
El Pontífice supremo despiadadamente golpeado
El Profeta traicioneramente abofeteado.
El Rey de Israel cruelmente azotado.
Rey del universo cobardemente burlado.
Rey de las naciones, de modo soez, blasfemado.
El Maestro Bueno injustamente insultado.
El Soberano del Mundo estúpidamente humillado.
Sumo Sacerdote, por impíos, despreciado.
El Rabí, por los soldados, despojado.
El que con el leño fue cargado.
Por nosotros ha tropezado.
Y por la humanidad se ha levantado.
En el Calvario fue elevado.
El Santo de Dios, allí, crucificado.
En la Cruz fue clavado.
El I.N.R.I., por todos, colgado.
Por clavos fue penetrado.
Su costado lanceado.
Su Sagrado Corazón traspasado.
Es Altar, Víctima y Sacerdote inmolado.
El Cordero de Dios sacrificado.
Cordero Inmaculado acuchillado.
El Hijo de Dios Vivo asesinado.
El Príncipe de la Vida matado.
Ungido
El Esposo llorado.
El Pastor perfumado.
El Sembrador amortajado.
El Crucificado enterrado.
“El que quita el pecado del mundo” sepultado.
El Príncipe de la Paz resucitado.
El Resucitado buscado.
El “Señor Mío y Dios Mío” amado.
Entendido, obedecido y bendecido
Señor y Juez de la Historia, al Cielo elevado.
“Alfa y Omega” por el Padre premiado.
“Ayer, Hoy y Siempre” por los Santos coronado.
El Hombre Celestial glorificado:
“Por encima de toda Dominación, Virtud, Potestad y Principado.”
El Primogénito entre los muertos exaltado.
Jesucristo, a la derecha del Padre, sentado.
El Dios y Hombre Verdadero Resucitado proclamado.
Quien, muriendo, la muerte ha aniquilado.
Quien, resucitando, la vida ha restaurado.
Quien libra de todo afecto desordenado.
Quien, “nos amó hasta el extremo”, más alejado.
Quien reconstruyó lo derrumbado.
Quien, nuestra miseria, ha purificado.
Quien, de las tinieblas a la luz admirable, nos ha trasladado.
Quien dijo, “sin Mi nada”, nos ha rescatado.
Quien afirmó: “Soy Yo, no temáis”, nos ha tranquilizado
Quien es autor de la vida y de la salud nos ha curado.
Cabeza de la Iglesia por los mártires confesado.
El Modelo que debe ser, por todo hombre o mujer, imitado.
Quien puso como meta amar al prójimo “Como yo os he amado.”
La Luz para todo apostolado.
El Camino divino por los siervos -buenos y fieles- transitado.
Príncipe de la Paz, por el mundo necesitado.
Dios Escondido: “molido” y distribuido
Soberano Señor Sacramentado: por nosotros anonadado.
El Santísimo Sacramento del altar venerado.
El Admirable Sacramento, en el Sagrario guardado.
Jesús, encarcelado, por la lámpara votiva iluminado.
El Pan Celestial consagrado.
El Pan Vivo blanco e inmaculado.
El Pan Único y Partido a los fieles convidado.
El Pan de los Ángeles por ellos custodiado.
El Manjar o Alimento frecuentemente deseado.
Eucaristía, testamento de amor, en el viril sustentado
Augusto Sacramento de amor, en la custodia honrado.
¡Grande Majestad! ¡Gran Portento! ante Ti estoy postrado.
A quien aclamamos: ¡Viva Jesús Sacramentado!
y, respondemos: ¡Viva y de todos sea amado!
“Mi Cuerpo”, nos reveló, será, entregado.
“Mi Sangre” del cáliz de salvación, derramada.
La Eucaristía en la Última Cena perpetuada.
La Comunión frecuentemente alabada.
Forma consagrada alguna vez profanada.
Hostia Pura a veces maltratada.
Hostia Santa por locos ultrajada.
Hostia Inmaculada por muchos olvidada.
Presencia real para ser visitada.
Prenda de la gloria futura esperada.
La Palabra Eterna meditada.
La Palabra del Padre invocada.
La Verdad Viva predicada.
La sabiduría increada.
Sabiduría infinita elegida.
La Vida comunicada.
La Piedra angular desechada.
La Piedra Viva cuidada.
La Vid mimada.
La Fuente de Agua Viva deseada.
Obediencia personificada.
Humanidad Santísima imitada.
Imagen de Dios humanizada.
Abogado y defensor.
Juez y mediador.
Consejero y legislador.
De los justos libertador.
De las almas modelador.
De los corazones transformador.
Médico sanador.
Señor Jesús, además, también eres:
Mi hermano y mi amor; mi principio, mi presente, mi destino: mi momento.
Mi razón de ser y existir, mi prójimo, mi Misa y mi cruz: dolor y sufrimiento.
Mi Amigo, mi dueño y mi ejemplo. Mi fuerza, mi consuelo: mi alimento.
Mi alegría y juventud; mi proyecto; mi salud. Mi norte y guía: mi fundamento.
Mi casa, mi estancia, mi patria, mi hogar. Mi paz y serenidad. Mi apoyo y sustento.
Comenzado el martes 11 de septiembre
Mejorado el jueves 20 de septiembre
Terminado el ...
Mi amor
Señor, que mi amor a Vos sea:
Real,
no ideal.
Total,
no parcial.
Práctico.
Ni teórico ni imaginario;
tampoco,
exclusivamente literario.
Con todo el corazón
sin ser sentimental,
fundado en la fe:
sobrenatural y racional.
Profundo;
no superficial.
Confiado
y fraternal
Ni egoísta, ni calculador
sino generoso.
Ni interesado ni frío:
tiernamente afectuoso.
Sin tibieza y con mucha ilusión;
sin rutina, con verdadera pasión.
Martes 11 de septiembre del 2001
En la Cruz
¿Por qué Jesús nos dio a su Madre por madre nuestra en la Cruz?
Podría haberlo hecho en otro momento.
Podría haber organizado un espléndido brindis, en las bodas de Caná, con el mejor vino de la historia, fruto de aquél milagro.
Podría haber elegido aquél día de la multiplicación de los panes y de los peces, cuando lo buscaban para hacerlo rey.
Podría haber sido el Domingo de Palmas, después de su entrada triunfal, en Jerusalén.
¿Por qué Jesús nos dio a su Madre por madre nuestra en la Cruz?
Sinceramente, no lo sé y espero saberlo cuando llegue al Cielo.
No lo sé, pero se me ocurren, por los menos, dos muy buenas razones.
El momento más importante de la vida de Jesús, fue su pasión y muerte en la Cruz. El Salvador vino al mundo para redimirnos en la Cruz.
El amor y el dolor van siempre unidos.
Quien no ha sufrido no ha amado de verdad.
Quien no ha sufrido está vacío y no tiene nada que dar.
Quien ha sufrido por amor tiene una capacidad enorme de comprender y de querer.
El sufrimiento “agranda” el corazón y lo hace mucho más “delicado y sensible.”
Ella, Nuestra Madre, es la Reina de los Mártires.
Sólo Jesús sufrió más que Ella;
sólo Jesús (el único hombre) amó y ama más que la Virgen.
Sábado 15 de septiembre del 2001
Salmo
“El Señor Te colma de gracia y de ternura.
Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles” (s. 102).
Señor, Padre Nuestro, eres tierno, amable y amoroso.
Nuestro Dios, Misericordioso, es delicado, fiel y cariñoso.
Señor, Padre Nuestro, nos amas con verdadera y suave ternura.
Nuestro Dios, Misericordioso, nos quiere con pasión y con “locura.”
Señor, Padre Nuestro, eres dulce, bueno y piadoso.
Nuestro Dios, Misericordioso, es un amante celoso.
Señor, Padre Nuestro, nos tratas con sentimiento y dulzura.
Nuestro Dios, Misericordioso, tu amor, es ejemplo y figura.
Señor, Padre Nuestro, eres justo, clemente y bondadoso.
Nuestro Dios, Misericordioso, es compasivo y afectuoso.
Señor, Padre Nuestro, nos perdonas con paz, y con blandura.
Nuestro Dios, Misericordioso, eres compasión, deleite y finura.
Señor, Padre Nuestro, eres justo: no acusas, ni eres rencoroso.
Nuestro Dios, Misericordioso, es nuestro amado Padre poderoso.
Miércoles 19 de septiembre del 2001
Terroristas
Tras los brutales atentados contra Nueva York y Washington que dejaron un saldo de 6.333 desaparecidos, el presidente de Estados Unidos, George Bush, durante un discurso, que fue escuchado con mucha atención en el mundo entero, aseguró -anoche- que:
Utilizará "todas las armas de guerra necesarias" para derrotar al terrorismo.
O están con nosotros o están con los terroristas.
Esto es una guerra entre la libertad y el miedo.
Destinaremos cada uno de nuestros recursos a nuestra disposición, cada canal diplomático, cada instrumento de inteligencia, cada instrumento para hacer cumplir la ley, toda influencia financiera y todas las armas de guerra necesarias para derrotar al terrorismo.
Se hará justicia.
No vamos a fracasar.
Se acerca la hora de la acción.
Sabemos que Dios no es neutral.”
En la conferencia de prensa, que dio inicio al XVIII Congreso sobre el Amor, la Vida y la Familia, el 7 de abril de 1999 , en Toronto, el Presidente de Human Life International, Richard Welch, afirmó:
“En Estados Unidos el aborto quirúrgico mata a un niño no nacido cada 23 segundos.
Esta cifra es sólo el 2% del número total de víctimas a nivel mundial.
Se calcula que el número total de abortos quirúrgicos a nivel mundial anualmente es de 50 millones.
Estas estadísticas no toman en cuenta los abortos causados a veces por la píldora anticonceptiva, el dispositivo intrauterino (DIU o IUD), el Norplant y la Depo-Provera.
Se estima que el número total de abortos causados por estos anticonceptivos a nivel mundial en un año es entre 150 millones y 500 millones.
Esto significa que hay por lo menos entre 300 y 1000 abortos cada minuto en el mundo.”
¿No generan, estas cifras, un auténtico TERROR?
Recemos por las víctimas del terrorismo.
Viernes 21 de septiembre del 2001
Esa es la cuestión
“Ser o no ser.”
Esa no es la cuestión.
La cuestión es salvarse o condenarse.
Optar por Dios o por uno mismo.
Ser un buen hijo del Padre o no serlo.
Esa es la cuestión
Sábado 29 de septiembre del 2001
Te quiero querer
Hace sólo un momento,
escuchando por la radio una canción,
se me ocurrió esta oración.
Te quiero querer, Señor,
los sesenta segundos que tiene un minuto,
los sesenta minutos que tiene una hora y
las veinticuatro horas que tiene un día.
Te quiero querer, Señor,
los siete días que tiene una semana,
los 30 o 31 días de cada mes y
los trescientos sesenta y cinco días del año.
A pocos días de cumplir mis cuarenta,
te vuelvo a decir, Señor:
que he querido quererte
con todo el corazón.
Por mis pecados y maldades,
que –tristemente- no han faltado
te pido, Dios mío,
compasión y perdón.
Te quiero querer, Señor,
durante toda la vida;
cuidado por la Virgen María,
Madre Tuya y Madre mía.
Viernes 5 de octubre del 2001
Tu eres
Tú eres, Señor, El Camino.
Yo... un caminante más.
Tú eres, Señor, La Verdad.
Yo... uno que la está buscando.
Tú eres, Señor, La Vida.
Yo te ofrezco la mía.
Tú eres, Señor, El Pastor.
Yo... la oveja tonta.
Tú eres, Señor, El Sembrador.
Yo... la semilla que quiere germinar.
Tú eres, Señor, El Maestro.
Yo... un ignorante más.
Tú eres, Señor, El Sagrado Corazón.
Yo tengo el mío tristemente manchado.
Tú eres, Señor, El Modelo.
Yo -¡perdón!- he escandalizado.
Tú eres, Señor, La Luz.
Yo no quiero estar en tinieblas.
Tú eres, Señor: Pan, Manjar, Eucaristía.
Yo celebro la Misa ¡tan distraído!.
Tú eres, Señor, La Palabra.
Yo... tantas veces parezco sordo.
Tú eres, Señor, La Vid.
Yo sarmiento que quiere estar unido a Ti.
Tú eres, Señor, La Obediencia.
Yo soy un rebelde que quiere mejorar.
Viernes 5 de octubre del 2001
Verdadero Sacrificio
A algunos niños y a otros –que no son tan niños- ir a Misa les supone un verdadero sacrificio. A veces no les faltan razones bastante objetivas:
“En mi parroquia la Misa dura una hora y media o más.”
“Cada vez que voy a Misa piden plata.”
“La iglesia está repleta y hace un calor insoportable.”
Amén de que lo sacerdotes tenemos que preparar las homilías, adaptar la celebración a las necesidades de los asistentes, celebrarla lo más piadosamente posible, etc., etc.; si la Misa resulta un sacrificio, nos encontramos ante una coincidencia muy acorde a su esencia. No olvidemos que la Misa es el mismo Sacrifico de la Cruz, que se renueva incruentamente en los altares.
Por este motivo, si te cuesta un poco ir a Misa, te diría que es una buena oportunidad para identificarte con el Señor. A Él también le costó morir en la Cruz.
He escuchado, más de una vez, a un adolescente decir:
“Padre..., Yo..., voy a Misa cuando lo siento.”
(Esto quiere decir que, cuando no lo siente, no va).
Algún otro chico me ha dicho:
“Padre..., Yo..., me siento bárbaro cuando voy a Misa.”
(Dale gracias a Dios, pues “eso” es un don, es un regalo).
Quizás pueda ser oportuno recordar que los fieles cristianos no van a Misa “para sentirse bien” (aunque se sientan bien cuando van a Misa, y eso es muy bueno...). Los fieles cristianos van a Misa, fundamentalmente, para adorar y alabar a Dios Nuestro Padre y Creador, que nos ha pedido que santifiquemos las fiestas. También celebramos o asistimos al Santo Sacrificio para dar gracias por tantos beneficios recibidos, para pedir perdón por nuestros pecados y para elevar peticiones por nuestras necesidades.
“Nadie puede amar lo que no conoce.”
Todo católico debería tener verdadera ilusión
por conocer –con profundidad- el Misterio Eucarístico,
para que su participación sea más plena y
para poder enseñarlo a sus hermanos.
Jueves 11 de octubre del 2001