La pregunta
Si un adolescente –con esa desenvoltura que los caracteriza- en una clase de confirmación -por ejemplo- me preguntara:
“Padre Juan María, ¿un sacerdote puede tener amigas?
Creo que yo le contestaría:
“ ¡Qué pregunta más difícil! La verdad, no sé qué contestarte.”
Matiz:
Es distinto responder “no sé que contestar-te”
que decir “no sé qué contest-ar”
Miércoles 29 de agosto del 2001
La pregunta II
A un joven, me dijeron, no se le puede decir "no sabría que responderte.”
Llevé a la oración La Pregunta del adolescente y se me ocurrió esta respuesta:
“Fulanito vos sabés que los sacerdotes hemos entregado al Señor todo el corazón. Nuestro corazón es Suyo. Nuestro corazón está en el Suyo.
Por este motivo, todos nuestros amores (parientes, amistades, proyectos, ilusiones, gustos) tienen que poder estar en el Sagrado Corazón de Jesús.
Además:
“esto” es válido no sólo para los sacerdotes,
es para todos.
Miércoles 29 de agosto del 2001
La pregunta III
Tratándose de un adolescente, seguramente me hubiera re preguntado:
“Y cómo se sabe si un proyecto, un gusto o un afecto, pueden tener cabida en el Corazón de Jesús.”
Estos chicos ¡siempre hacen preguntas difíciles!
“Mirá, para empezar, podés preguntárselo a Él en la oración. Dios no juega a las escondidas con los hombres.
Pero, vos me dirás:
´¿Y cómo sé si es una inspiración divina o un invento mío´.
En éstos, como en otros muchos casos, la orientación del director espiritual puede ser muy útil.
´Y…, ¿se puede equivocar el director espiritual´; estarás pensando y te respondo:
Por supuesto.
Pero nos será mucho más conveniente que se equivoque él a equivocarnos nosotros.
“Para quien tiene un buen puerto todos los vientos son buenos.”
El dicho lo interpreto con el “omnia in bonum”, de San Pablo;
y el “omnia in bonum”, lo traduzco libremente como “TODO suma.”
Miércoles 29 de agosto del 2001
Aquella madre
Aquella madre del seminarista me contó qué es lo que ella pensaba sobre la amistad que pueda existir entre una mujer y un sacerdote.
Es muy lindo y muy cierto lo que me dijo. Me parece una muy buena explicación.
“Si me pedís mi opinión -aunque tendría que pensarlo, ya que es un tema más que delicado-, podría decirte, como mujer y como madre, -que es como se lo diría a mi hijo-: que no podés decirle a un adolescente que es una pregunta difícil y que no sabés qué contestarle.
Tendrías que demostrarle el aplomo y la seguridad de tu propio convencimiento.
Tendrías que hacerle entender que un sacerdote puede tener amigas, siempre y cuando sea lo suficientemente maduro como para poder manejar el respeto y las distancias necesarias para poder crecer y ayudar a crecer sin permitir que la palabra amistad cambie de sentido.
Lo que NO puede tener ni pensar es en una amante. Un sacerdote es amigo de la vida, es amigo del mundo y de todo lo que Dios puso en él, incluyendo a las mujeres, siempre y cuando sepa ocupar cada uno el lugar que le corresponde.
Por la formación que han recibido deberían mejor que nadie poder manejar el tema de la amistad. Deberían saber, con una mirada, un tono de voz, una actitud, poder poner las cosas en su lugar. ¿Quién es más hombre, el que sucumbe frente a la provocación o quién tiene el valor de sobreponerse y sin pensarlo dos veces sabe poner las cosas en su lugar, o poner punto final a lo que no corresponde? Quien se plantea la duda ya pecó en el corazón.
El año pasado hice un viaje y me alojé en una casa de monjas. Mientras estaba planchando en el lavadero, apareció una chica, más chica que yo (ya no es tan difícil) y me ofreció compartir unos mates.
Me contó la historia de su vida; yo no se la pregunté. Era catequista, por lo que me dio mucho más bronca. Me contó que había tenido un affaire con un sacerdote y me preguntó si yo sabía porqué Dios permite esas cosas.
Tragué saliva, le pregunté de que nacionalidad era y me lo dijo. Para mis adentros, recé por él y que Dios se apiade de su soledad. Pero, pensando en mi hijo, no pude callarme la boca y con una enorme paciencia y muy despacio le dije:
´No te equivoques, Dios te regaló la libertad y el poder de saber manejarla, si ahora estás presa y llena de remordimientos, es tu absoluta responsabilidad. Dios al hacerte mujer te regaló la posibilidad de transmitir la vida, igual que a él como sacerdote a través de la Eucaristía. Además te regaló la posibilidad de ser templo del Espíritu Santo. Vos a cambio de todo eso te convertiste en un depósito de basura; mirá qué diferencia.´
Sé que fue duro lo mío, pero por la forma de hablar, ella esperaba que la justifique. Yo sólo pensaba en mi hijo y no pude ser más suave. Cuando me iba me confesó que ya había terminado todo, que iba a rehacer su vida; le prometí que iba a rezar mucho por ella. Era tal su pesar que no creo que esa herida le vaya a cicatrizar nunca.
Creo que alguna vez te conté el cuento de los dos sacerdotes que, en su travesía para llegar a un monasterio, encontraron a una joven empapada intentando cruzar el río. Era muy fuerte la correntada. Al verlos les pidió ayuda para cuzar. Se miraron y uno, sin dudar, la cargó en sus brazos, cruzó el río y la dejó en la otra orilla; razón por lo que ella estuvo más que agradecida.
Los dos curas siguieron caminando. Al tercer día de travesía, el otro dijo en voz alta:
´La verdad que hicimos mal, no tendrías que haber aceptado.´
A lo que el compañero contestó:
´¿Vos todavía la seguís cargando?, yo hace tres días la dejé en la otra orilla del río, como ella nos pidió.´
Quisiera pensar que, quien fue lo suficientemente hombre y además cortés, se pueda llamar como mi hijo. Te podría seguir hablando de los ejemplos de Jesús y la samaritana o la pecadora arrepentida. Jesús no hizo por ellas más que mirarlas y hablarles con sincera caridad.
Le pido a Dios que me ayude a poder ser la madre de un futuro sacerdote.
Hay un principio del Derecho Romano para la interpretación de las leyes que decía algo así:
“No hace falta interpretar lo que está claro.”
Jueves 30 de agosto del 2001
Amada Santa Ana
Santa Ana abuela del Hijo de Dios mírame a mí
abuela, también, de algunos de los hijos de Dios.
Mira mis espaldas cargadas y enséñame a ser seguir tu ejemplo.
Fuiste –y eres- una mujer plena, una mujer fuerte, una mujer sabia...
Ayúdame a ser apoyo de los demás, sin hacerme notar.
Ayúdame a ser suave y bienhechora como tu Hija.
Ayúdame a saber hablar y a saber callar como tu Nieto.
Ayúdame a perdonar el paso atropellado de los jóvenes.
Ayúdame a no criticarlos ni juzgarlos.
Ayúdame a saber curarles sin demasiados reproches.
Enséñame a envejecer con dulzura; enséñame a aceptar mis limitaciones.
Enséñame a amar mis dependencias y a aceptar –humilde- las ayudas.
Enséñame a envejecer con grandeza; sin lamentaciones ni quejas.
Quiero una austeridad generosa y despojada.
Quiero intentar, con valor, no ser molesta.
Quiero estar, de las cosas de la tierra, desprendida;
para poder volar a la Patria y a amar sin medida.
Amada Santa Ana, ayúdame a cumplir una misión que me queda:
mostrar a aquellos, que de mis entrañas nacieron,
cómo vive una cristiana cuando los años partieron.
Cuando llegue la hora de la despedida,
que la convierta en un himno de gratitud a mi Creador
y en un canto de esperanza a su eterno Amor
Cuando el eterno día amanezca para mí.
Cuando ya esté todo cumplido,
recíbeme junto a tu esposo Joaquín.
Recíbeme con Jesús y con María,
y, recíbeme también –te lo pido por favor-
con todos mis seres queridos que alcanzaron la salvación. Amén
Esta mañana me dieron una oración a Santa Ana.
No me gustó nada y la transformé totalmente.
Creo que pude mejorarla un poco.
Viernes 31 de agosto
Cerrados
“También he visto al Espíritu Santo fuera de la Iglesia”, predicaba al Papa Juan Pablo II, Mons. Francisco Javier Nguyen Van Thuan, durante un retiro espiritual, en marzo del 2000.
“Procedo de este basto continente que es Asia, y cada día veo esta obra del Espíritu Santo entre los “gentiles.” Es correcta la observación de Santo Tomás, que él atribuye a San Ambrosio: ´Todo lo que es verdadero, no importa quién lo diga, viene del Espíritu Santo´ (S. Teológica I-II, q. 109, a. 1, ad 1; Sobre La Verdad, q. 1, a 8).
Tal vez no sólo proceda del Espíritu Santo toda verdad, sino también toda bondad, justicia, belleza: la profundidad de la oración, el esplendor de la sabiduría.”
Un buen hijo de Dios no puede ser cerrado.
Debe ser prudente, que es distinto.
Todo error tiene algo de verdad.
No existe persona, pensamiento, doctrina o religión enteramente falsa.
De todas las personas, pensamientos, doctrinas o religiones podemos aprender algo bueno.
Aunque también es verdad que no tiene sentido ir a buscar rosas a los basureros. Puede encontrar algunas pero… puede perderse miserablemente el tiempo e, incluso, contaminarse con algo y enfermarse.
A mí me gustaron muchas de las canciones de alabanza a Dios que escuché en FM cristianas.
Viernes 31 de agosto del 2001
Como un burro
Como el burro de Belén
quiero calentarte, también.
Como el que a Jerusalén te entró
quiero cargarte, yo.
Burro fiel ser, querría
trabajando cada día.
Por hacer tu reino aquí
hasta que llegue yo allí.
Quisiera
Quisiera ser como el burro, que te dio calor.
Y -como los pastores- adorarte, Señor.
Quisiera, como José, abrazarte virilmente;
y, como la Virgen María, acunarte tiernamente.
Niñito, Jesús, que mirándome estás,
prometo ser bueno y no abandonarte jamás.
Domingo 2 de septiembre del 2001
Fe
Se enteró que había llegado.
Supo que quería que nadie lo supiera.
Su hija estaba muy mal.
Preveía las dificultades.
Uno le dijo:
“No tiene sentido el esfuerzo, no te dejarán pasar.”
Lo pidió con gran congoja,
pero nada escuchó.
Uno le susurró:
“Ni te dirigirá la palabra, jamás te escuchará.”
Repitió la petición
y la quisieron echar.
Uno le recordó:
“Ya te lo había dicho, aquí sólo molestás.”
Después de un incómodo silencio,
una negativa escuchó.
Uno se lo explicó:
“No es de tu casa, es extranjero.
Como los otros vecinos, es un cretino.”
Pensó en su hija tristemente
y rogó por ella nuevamente.
Uno la desalentó.
Uno le dijo:
“Ésto se acabó.”
Otra negativa, de sus labios escuchó,
pero con gracia, la re interpretó.
Jesús la felicitó
ella, la prueba, pasó.
Jesús a su hija curó
y, “uno”, huyó.
“Uno” llamamos al demonio que la atormentaba.
Quizás recuerdes la historia evangélica de la mujer cananea.
A esta buena sirofenicia que -¡sin dudas!- está en el Cielo podemos pedirle fe, perseverancia y simpatía
para nuestra oración de petición.
2 de Septiembre del 2001
Nunca más
En mayo de 1999 viajé a Sevilla a casar a mi Padre.
No cualquiera puede casar a su Papá.
En la ceremonia se lo dije a Rosario, su mujer:
“Èsta, es la primera vez que caso a mi Papá.” (Fue un chiste).
Por esos días, la Mamá de Rosario (Rosario Madre) me contó la siguiente historia:
“Enterado de la enfermedad de su hijo, un señor comenzó a visitar todos los días al Cristo del Gran poder, para pedir su curación.
El niño, lejos de curarse, comenzó a empeorar y, finalmente, falleció.
Su Papá no lo pudo asumir y, lleno de tristeza y de dolor, fue por última vez al Cristo del Gran Poder para decirle:
´Vine todos los día a pedirte por su curación y no lo curaste. No voy a volver nunca más. Si querés verme tendrás Vos que venir a visitarme.´
Tiempo más tarde se organizó el “paso” para pasear la imagen del Cristo.
Sorprendentemente realizó un recorrido jamás hecho.
El día se nubló y comenzó a querer llover.
Para proteger a la imagen buscaron un gran tinglado y golpearon.
´¿Quién es?´, respondieron de adentro.
“¡El Cristo del Gran Poder, que pide refugio!”
Aquél Padre abrió el portón y se encontró con Cristo que lo visitaba en su propia casa.
No podemos enojarnos con Dios.
Tampoco la Virgen entendió muchas cosas, pero “las llevaba en su corazón” con mucha fe y confianza.
Lunes 3 de septiembre del 2001
Ofrecimiento
Con toda el alma,
te ofrezco, Señor:
Mi gusto para comulgar.
Mi voz para consagrar.
Mis manos para perdonar.
Mi lengua para predicar.
Mi sonrisa para alegrar.
Mi rostro para consolar
Mis pies para peregrinar.
Mi imaginación para rezar.
Mi memoria para escarmentar.
Mis hombros para aguantar.
Mi voluntad para perseverar.
Mi inteligencia para entenderTe.
Mi boca para alabarTe.
Mis oídos para escucharTe
Mis dedos para entregarTe.
Mi carácter para mostrarTe.
Mis sentidos para desagraviarTe.
Mis ojos para contemplarTe.
Mis sentimientos para consolarTe.
Mi corazón para amarTe.
Mi amor para agradecerTe.
Mi vida para agradarTe.
“Obras son amores y no buenas razones” Que nuestros deseos y propósitos se transformen en realidades Amén.
Lunes 3 de septiembre del 2001
Por amor
Por amor un marido puede llegar a vigilar, controlar y atosigar a su mujer.
Por amor una madre puede sobreproteger, ser absorbente e hiperposesiva con su hijo.
Por amor un formador puede cortar las alas a quien está llamado a volar.
¡Hay amores que matan! Señor ayúdanos a amar sin quitar la confianza ni la libertad.
Lunes 3 de septiembre del 2001
Una interpretación
Pensó en voz alta y se dijo:
“No se lo merece, es injusto, pero voy a darle lo que me pide.
Todo sea por él.
Creo que es de la única manera que puede llegar a aprender.
Sólo si se “da contra la pared” madurará.
Además, qué gano con retenerlo.
Se convertirá en un frustrado.
Se quedará resentido.
No madurará jamá.
Tropezará y muy bajo caerá.
Pero, desde allí, podrá construir algo grande.”
El Padre le dio a su hijo la herencia Él, pródigo, la dilapidó.
Pero se arrepintió y lloró.
Y se cumplió lo que su Padre había pensado.
Me pregunté: “¿Por qué le dio la herencia?”
Y se me ocurrió esta razón.
Lunes 3 de septiembre del 2001
Caminos
Ancho y fácil es el camino de la perdición,
así lo advierte la Escritura,
para que elijas, con premura,
el camino de la salvación.
Locos caminos había recorrido:
Caminos de orgullo y vanidad;
caminos de egoísmo y sensualidad.
Malos caminos que lo habían perdido:
Caminos vacíos y de superficialidad;
caminos carentes de verdadera amistad.
Dejar esos caminos él necesitaba;
retornar a Él Camino, que lo amaba,
volver a Él Camino, que lo esperaba.
Estaba de regreso por el Recto Camino.
Camino Verdadero, Camino Divino;
Camino de la Vida, El Único Camino.
Recorría El Camino, con toda prontitud.
Camino Fiel, de paz y de quietud.
Camino del recuerdo y gratitud.
Con verdadera prisa, el Camino recorría.
Un Camino de gozo, felicidad y alegría.
Un Camino que ya, nunca más, perdería.
Yo soy el Camino, dice el Señor. Recorrerlo con Él es lo mejor.
Madre mía, te lo pido, por favor, que no elija el camino de “él error.”
Martes 4 de septiembre del 2001
Lo sabía
“!Sabía que mi hermano volvería!
¡Sabía que Papá lo perdonaría!
¡Sabía que festejos y fiesta habría!
Pero, ¡qué rabia que me da!
Desde chico fue el mejor,
aunque yo soy el mayor:
¿¡siempre me superará!?
Por falta de valor, yo no me fui
y fue, por cobardía, que no lo seguí.
Por comodidad, me quedé
y, en mi casa, ´ parasité´.
Me quedé muy resentido
y me porté como un bandido.
Todo, en un secreto total
pero, para mi alma: mortal.
Sabía que lo perdonaría.
Y yo ¿qué es lo que haré?
Festejemos con alegría,
pues, también yo, cambiaré.
La parábola parece que no tiene final
pero, si la tuviera, sería excepcional:
con El Padre como “formador”
y con la conversión del mayor.
Martes 4 de septiembre del 2001
Miradas
“!Qué mugriento está!
Qué mal huele!
Ni que viniera de un chiquero!
¡Los chanchos tienen mejor aspecto!
Nadie reconoció en el pueblo
al hijo de Aquél Gran Hombre.
En nada se parecen, sus roídos harapos,
a los elegantes trajes, camisas y zapatos.
¡Qué diferencia de cuando cabalgaba!
¡Tan bien montado que estaba!
Nadie reconoció en el pueblo al que caminaba.
Era el Hijo Pródigo que regresaba.
Sólo su Gran Padre, desde muy lejos lo reconoció.
Lo vió, salió, corrió, lo abrazó, lo besó y lloró.
Martes 4 de septiembre del 2001
No siempre
“El fondo es mucho más importante que las formas.”
No sé si alguien lo dijo pero no comparto del todo.
Las formas pueden llegar a ser más importantes que el fondo.
Por ejemplo, en las correcciones.
Si se dice algo real, pero se dice mal;
si se dice algo cierto, pero fuerte e imprudente…
“ Las formas fueron muchos más importantes que el fondo.”
Martes 4 de septiembre del 2001
Verdades
“ El que dice las verdades pierde las amistades.”
Dice el dicho.
Y muchas veces es cierto.
“Yo soy muy auténtico, a todos les ´canto´ las verdades.”
Es verdad. Eres auténtico. “Una auténtica bestia.”
Exagerando un poco, me animaría a decir que, con razón y con verdad, TODO se puede decir. Hay que ver CÓMO se lo dice.
No se debe olvidar que, la caridad, está antes que la verdad.
Martes 4 de septiembre del 2001
Obras
El amor a Dios no crece, necesariamente, por el simple hecho de acumular devociones; pero, igual que el amor a cualquier persona, debe manifestarse en “obras.” Cada uno vivirá su piedad como Dios se lo dé a entender, como se lo inspire el Espíritu Santo. Un programa de vida espiritual puede ayudar a concretar.
El siguiente listado de temas (fundamentalmente oraciones y devociones) pueden ayudar a elegir algunas formas -medios o maneras- para manifestarle a Dios y a la Santísima Virgen el amor que les tenemos.
Tener en “estado de gracia”la propia alma.
Asistir piadosamene a la Misa dominical.
Rezar las oraciones de la mañana.
Ofrecer el trabajo de cada día.
Rezar las oraciones de la noche.
Examinar con amor la conciencia.
Hablar con Dios en la oración.
Tenerlo presente durante el día.
Leer algún libro espiritual.
Contemplar las enseñanza de la Escritura Santa.
Rezarle a la Virgen el Angelu s o el Regina Coeli.
Visitar a Jesús Sacramentado.
Comulgar con frecuencia
Aprovechar la Misa diaria.
Confesarse periodicamente.
Buscar ayuda en la dirección espiritual.
Ofrecer a Dios las responsabilidades laborales;
las obligaciones familiares;
sacrificios cotidianos.
Procurar santificar lo menudo.
Tratar de considerar frecuentemente la Paternidad divina.
Acudir con confianza al Ángel Custodio
Usar el agua bendita antes de dormir, ante las tentaciones…
Realizar obras de misericordia.
Dar limosna.
Asistencia a medios de formación:
Charlas, encuentros, retiros...
Desarrollar un trabajo de apostolado entre amigos y conocidos.
Ofrecer sufragios por los fieles difuntos.
Tener algunas devociones personales.
Miércoles 5 de septiembre del 2001
Por los amigos
Señor, ¡gracias!, por los amigos que me has regalado.
Te pido por cada uno: que estén siempre a Tu lado.
Que jamás se les olvide que por Ti son amados;
y que sepan cargar con la Cruz que Les has dado.
Que la generosidad esté, en su carácter, marcado;
y que cualquier tipo de egoísmo consiga ser superado.
Para ellos la fidelidad de un valiente soldado.
La paz y serenidad de un santo a Ti consagrado.
La alegría es distintivo de todo fiel bautizado;
que ninguno se encuentre solo, triste o angustiado.
Tampoco cansado, atribulado, molesto o malhumorado.
Que las preocupaciones o dramas sean cosas del pasado.
Y que, después de una vida vivida intensamente a Tu lado
alcancen un Cielo muy grande, merecido, y esperado.
Miércoles 5 de septiembre del 2001