73.-Además de
los mandamientos de la ley de Dios, la Iglesia tiene cinco
mandamientos.
73,1. En
virtud del poder recibido de Jesucristo[1] , la
Iglesia puede imponer preceptos que obliguen gravemente a los hombres en orden a
un mejor cumplimiento de la ley de Dios[2] .
Los
mandamientos de la Iglesia no son arbitrarios. No manda, bajo pecado grave, un
acto intranscendente. «La Iglesia, con esos preceptos, intenta conseguir que los
fieles se santifiquen como es debido»[3] .
Los mandamientos de la Iglesia son
de dos clases:
Los tres
primeros mandan oír Misa, confesar y comulgar; pero de esto ya hemos tratado.
(Ver números 45 al 61) El cuarto manda el ayuno y la
abstinencia en los días determinados por la
Iglesia.
73,2.
El ayuno consiste en hacer una
sola comida fuerte al día. Pero se puede tomar algo por la mañana y por la
noche.
En el
desayuno se puede tomar, por ejemplo, leche, café o té, o un poco de chocolate,
con unos
En la cena
se puede tomar hasta
Si te parece
esto muy complicado, puedes atender
Y si lo que
se suele tomar es poco, la cantidad que se suprima puede ser
menor.
Otra
norma práctica es que sumando lo que se toma en el desayuno y en la cena, no
llegue a lo que se suele tomar al mediodía[4] .
En la comida
principal se puede tomar toda la cantidad que se quiera.
Pero durante
el día no se puede tomar nada (comida o bebida) que sea alimento. Sí se pueden
tomar líquidos no alimenticios como refrescos, café, té y bebidas
alcohólicas[5]; y también
alguna pequeña «tapa» con que éstas suelen acompañarse; aunque sería mejor
abstenerse de ella.
La
abstinencia consiste en no tomar carne; pero no
está prohibido el caldo de carne[6] ni la
grasa animal, si es condimento.
También se
pueden tomar huevos y productos lácteos.
Tienen
obligación de ayunar todos los católicos que han cumplido dieciocho años y no
han cumplido los cincuenta y nueve[7] .
La
abstinencia obliga desde los catorce años cumplidos hasta el final de la
vida[8] .
«No están
obligados al ayuno y abstinencia los verdaderamente pobres, los enfermos y los
obreros»[9] . Y
también las personas invitadas a comidas que no pueden excusarse de comer lo que
les sirven[10].
Tampoco
están obligados los que no tienen habitualmente uso de razón.
El párroco y
algunos confesores pueden dispensar cuando haya motivo
suficiente.
Son días de ayuno
y abstinencia el Miércoles de Ceniza y el Viernes
Santo. Son días de sólo abstinencia todos los viernes del año, que no caigan en
festivo.
La
abstinencia de los viernes fuera de cuaresma puede ser sustituida, por uno
mismo, total o parcialmente por otras formas de penitencia, piedad o caridad,
como limosnas, visitas a enfermos, privarse de tabaco o espectáculos, o
cualquier otro gusto,y por rezar el rosario, hacer una visita al Santísimo,
etc.[11] . Pero
no por una obra obligatoria, como sería la misa del
domingo.
Bastaría
tener una intención habitual de ofrecer para esto el primer sacrificio u obra de
caridad o piedad que se realice.La abstinencia de los viernes de cuaresma, y el
ayuno y la abstinencia del Miércoles de Ceniza y Viernes Santo no pueden ser
sustituidos por propia iniciativa.
No debe
considerarse pecado grave cualquier violación esporádica de la ley; pero sí el
dejar de cumplirla habitualmente o por menosprecio[12] .
Lo
importante es el espíritu de
«La
observancia sustancial de la disciplina eclesiástica sobre la penitencia es
gravemente obligatoria. Pero adviértase que la Iglesia no quiere precisar con
medidas y pormenores los límites que determinarían en cada caso la gravedad de
las faltas, porque desea que los fieles no caigan en la servidumbre y en la
rutina de una observancia meramente externa, y prefiere, al contrario, que ellos
mismos, sin omitir el oportuno consejo, formen deliberadamente su conciencia en
cada caso según las indicaciones y el espíritu de la ley, con sentido de
responsabilidad ante el Señor que ha de juzgar la sinceridad y diligencia de
nuestras actitudes. Pero, sin duda, el desprecio y la inobservancia habitual de
los preceptos de la Iglesia constituiría pecado grave.
El
Secretario del Episcopado francés ha propuesto a los católicos privarse del
tabaco o bebidas alcohólicas un día a la semana, como una nueva modalidad de
abstinencia[14] .
Hacer
penitencia es obligación de todo cristiano.
Cada vez que cumplimos con nuestro deber y se lo ofrecemos a Dios hacemos
penitencia.
Cuando, en
obsequio a Dios, nos privamos de algo que nos gusta o hacemos algo que nos
desagrada, hacemos penitencia.
Cuando, por
Dios, aceptamos la vida y sus dificultades, hacemos penitencia.
Cuando,
también por Dios, somos justos y luchamos contra las injusticias de la vida,
hacemos penitencia.
Arrepentirnos de nuestros pecados y
hacernos amigos de Dios, es hacer penitencia.
La
penitencia necesita de algo interior: Dios quiere el corazón, no sólo las obras
externas. Si nuestra intención se detuviese en cumplir la ley, sin ofrenda a
Dios, no haríamos penitencia. La primera y obligatoria penitencia que tenemos
que hacer es cumplir la ley de Dios. Si no cumplimos lo que se nos manda, no
hacemos penitencia. El principal lenguaje de un hombre son las
obras.
73,3. El
quinto mandamiento de la Iglesia manda que la ayudemos en sus necesidades y en
sus obras. No hay que olvidar que es deber de los fieles atender, según las
posibilidades de cada uno, con su ayuda económica al culto y al decoroso
sustento de los ministros de Dios.
Todos los
bienes los hemos recibido de Dios. El contribuir con ellos para ayudar a la
Iglesia en sus necesidades, es una manera de agradecer a Dios lo que nos ha
dado, y rogarle que nos siga bendiciendo.
Los
sacerdotes han consagrado su vida a trabajar exclusivamente por el bien
espiritual de los hombres, por lo tanto, de ellos deben recibir lo necesario
para satisfacer sus necesidades humanas, y poder seguir estudiando y estar
siempre bien preparados para el desempeño de su
ministerio.
Dice el
Nuevo Código de Derecho Canónico: «Los fieles tienen el deber de ayudar a la
Iglesia en sus necesidades, de modo que disponga de lo necesario para el culto
divino, las obras apostólicas y de caridad, y el conveniente sustento de los
ministros»[15] .
Los buenos
católicos deben también contribuir al sostenimiento del Seminario de la
Diócesis, donde se están formando los futuros sacerdotes que han de
atender a las almas.
«Todos hemos
de sentir la Iglesia como propia. Es un deber de justicia ayudar a la Iglesia en
todo lo relativo al apostolado, porque de la Iglesia recibimos el mayor bien que
se puede recibir en este mundo: los medios para ir al cielo»[16] .
«La Iglesia
necesita aquellos recursos que hacen posible el que pueda llevar adelante su
función evangelizadora. Estos recursos tienen que provenir, en su mayor parte,
de la misma comunidad eclesial. Si bien es justo que se reciban otras ayudas de
los organismos encargados de tutelar el bien común, en virtud (...) de la
contribución que la Iglesia realiza en acciones sociales que benefician a toda
Como en
otras naciones, también es España, se puede hoy ayudar a la Iglesia destinando a
ella la pequeña parte asignada de lo que hay que pagar a
Hacienda.
Nuestra
colaboración a la Iglesia no debe limitarse a lo económico; debemos también
prestar nuestra colaboración personal, en la medida que nos sea
posible.
73,4. Además
de estos mandamientos más generales, la Iglesia tienen también otros, como por
ejemplo, la prohibición de asistir a escuelas ateas o a centros en los que se
enseñen cosas contrarias a la doctrina católica.
«Los padres
católicos que envían a sus hijos a estas escuelas, aunque sea con el pretexto de
que enseñan muy bien otras materias profanas, pecan gravísimamente y son
indignos de la absolución sacramental, por el grave peligro a que exponen a sus
hijos»[18] .
El Concilio
Vaticano II «recuerda a los padres cristianos la obligación de confiar sus
hijos, en el tiempo y lugar que puedan, a las escuelas católicas, de sostenerlas
con todas sus fuerzas, y de colaborar con ellas en bien de sus propios
hijos»[19] .
Por eso
«deben disponer, y aun exigir, todo lo necesario para que sus hijos puedan
disfrutar de tales auxilios y progresar en la formación cristiana a la par que
en la profana»[20] .
Dicen los
Obispos Españoles: «La clase de Religión en España, carente hoy del debido rigor
académico, se ve sometida a un proceso de deterioro que repercutirá
negativamente en los aspectos humanos y éticos de todo el marco
educativo»[21] . Leí
en el ABC de Madrid, en la misma página, estos dos titulares: «El gobierno
socialista margina la asignatura de Religión». «En Suecia la clase de Religión
es obligatoria»[22].
«Los padres
tienen el derecho de educar a sus hijos conforme a sus convicciones morales y
religiosas»[23]
Dice el
Nuevo Catecismo de
Como dijo el
Papa Juan Pablo II en su visita a
España en 1982: «Los padres deben elegir para sus hijos una enseñanza en la que
esté presente el pan de la fe cristiana»[25] .
Los padres
tienen obligación de preocuparse de que sus hijos sean educados en la religión
católica. Si se desentienden de esto, que no se quejen después cuando sus hijos
les salgan torcidos. No te contentes con solicitar la enseñanza de la Religión
en el colegio de tus hijos. Comprueba lo que les enseñan; y si les dan gato por
liebre, protesta enérgicamente como cualquier consumidor
estafado[26] .
Otro
mandamiento de la Iglesia es no contraer matrimonio opuesto a las leyes de la
Iglesia.
73,5. En
1917 se publica el Código de Derecho
Canónico que sistematiza un cúmulo de leyes eclesiásticas. En 1983 se
publica un nuevo Código de Derecho
Canónico que actualiza y perfecciona el anterior. El estudio de esta
reforma ha durado veinticinco años, desde que lo inició Juan
XXIII.
74.-
Los mandamientos de la ley de Dios
se resumen en dos:
Primero:
amarás a Dios sobre todas las cosas.
Segundo: y
al prójimo como a ti mismo[29] .
74,1. Esto es lo que significan los
siguientes magníficos consejos: «Cumple siempre todos los mandamientos». «Por
nada del mundo cometas un pecado grave». «Procura agradar a Dios en todas las
cosas». «No hagas tú a los otros lo que no quieras que los otros te hagan a ti».
«Pórtate tú con los demás como quieras que los demás se porten
contigo».
74,2. Hay
personas que reducen sus prácticas religiosas al servicio del prójimo. Eso está
bien, pero no basta. Hay acciones humanas que ni benefician ni perjudican al
prójimo, en cambio agradan o desagradan a Dios: como el asistir a Misa o el
decir blasfemias.
Hoy somos
muy sensibles a la justicia social. El remedio no está en cambiar las
estructuras, que seguirán siendo injustas si no cambiamos a los hombres. Si
cambiamos a los hombres las estructuras serán mejores y habrá más justicia. El
mejor modo
75.-
EL AMOR A DIOS Y AL PRÓJIMO ES
75,1. El
cristiano debe cumplir sus obligaciones con la misma perfección que uno que sea
ateo pero «de distinta manera», es decir, con amor a los demás, como al mismo
Jesucristo. Es más, como Cristo los ama: «Amaos los unos a los otros como Yo os he
amado»[32] .No se
puede amar a Dios si no se ama al prójimo.
Todos
formamos con Cristo su Cuerpo
Místico. Y no se puede amar la cabeza y maltratar otra parte del cuerpo.
San Agustín expresa esta idea
popularmente: «¿no te quejarías si uno para besarte en la cara te da un pisotón
en los pies?»[33] .
Pero no todo
amor al prójimo es ya amor a Dios. Tú puedes amar a una persona por ser hija de
sus padres, a quienes amas; pero también puedes amarla por ella misma, sin que
eso suponga que amas
Por eso la
caridad cristiana es amar al prójimo porque es hijo de Dios[35] . Lo
contrario puede ser un humanismo ateo que se llama filantropía[36] .
Hoy se habla
mucho de solidaridad en lugar de
caridad cristiana. Pero esto es rebajarla, pues todo lo que hagamos por el
prójimo queda enriquecido si lo hacemos también por amor de
Dios.
«Solemos
citar muchas veces los textos de la carta de San Juan en los que se exige la caridad
para con los demás de una forma enérgica: «Si uno dijere que ama a Dios y no ama a su hermano,
es un mentiroso»[37] .
Pero se cita
menos otra frase que en el pensamiento de San
Juan no admite duda, y necesita que se recuerde hoy de una manera
especial: es cierto que la caridad con Dios es cosa vana cuando no va unida al
amor del prójimo, que es hijo de Dios, pues ahí está la razón profunda de
nuestro deber para con él; pero el amor del prójimo que quisiera ignorar el amor
de Dios, no sería verdadero: «En esto
conocemos que amamos a los hijos de Dios, si amamos a
Dios»[38] .
«Se oye con
bastante frecuencia hoy día, que las palabras “mandato” y “ley” son palabras
condenadas a estar proscritas de manera absoluta; como si hablar de cosas
“permitidas” y de cosas “prohibidas” fuera una verdadera y peligrosa
desnaturalización de la vida moral. Ante todo, es evidente que estas palabras,
que se quieren proscribir, pertenecen al mismo Evangelio. Son auténticas
palabras de Dios. Es difícil eliminar de la primera carta de San Juan la palabra y la idea de “mandato”;
aparecen repetidas sin cesar y en el sentido más profundo. Y de una manera
sistemática e inaceptable se quiere eliminar, por lo mismo, la palabra y la idea
de “ley”; en la enseñanza de San
Pablo. Lo que él condena es una cierta concepción de la “ley”, mas
para devolverle otra, a la que da expresamente ese nombre, y cuyas exigencias no
deja de señalar de forma clara. En el fondo de la idea de ley y de mandato
existe la afirmación de alguien que es el Señor y que tiene derecho a hablarnos
como tal. Escuchemos a Jesucristo
cuando habla del “mandato de su Padre”, de la “voluntad de su Padre”; escuchemos
a los santos, a los que figuran catalogados y aquellos a quienes nos encontramos
en
Evidentemente que el valor del
cumplimiento de una ley depende del amor que en ello se ponga. El cristiano que
cumple una ley tan sólo como un requisito externo revela que le falta lo más
importante, que es el amor.
Las leyes
son necesarias en una sociedad organizada. Las leyes justas están siempre
orientadas al bien común. Al cumplirlas hacemos un acto de amor al prójimo, y
también de amor a Dios, al aceptar el ser regidos por leyes exigidas por la
naturaleza que él nos ha dado.
Cuando se
ama de verdad al prójimo, la espontaneidad interior puede indicarme el camino de
Pero,
repito, el cristiano debe siempre poner mucho amor en su comportamiento. El
egoísmo es el gran pecado del hombre. Y tan egoísta es el que no cumple una ley
por propia comodidad, como el que la cumple sólo por evitar
No existe
moral sin caridad, que es su alma. No hay caridad verdadera sin moral, que le da
un cuerpo. El fundamento de todo está en la aceptación de
Dios.
Hay quienes
no quieren más norma moral que su propia conciencia. Sin embargo hay que
advertir que su conciencia debe estar de acuerdo con la realidad objetiva, es
decir, acorde con lo que dicen los entendidos, los especialistas.
Por ejemplo,
si los astrónomos dicen que la distancia de la Tierra a la Luna es de
Igualmente,
si el agua de una fuente no es potable, y las autoridades sanitarias que la han
analizado así lo avisan, es tonto beber de ella.
El
agua no se convierte en potable por lo que a mí me parezca, sino que su
potabilidad depende del análisis que han hecho los
especialistas.
75,2.
Jesucristo quería que en esto se
nos reconozca a los cristianos: en que nos amamos los unos a los
otros[40] . Hay
que amar a todos en general, y no odiar a nadie en particular[41] .
Debemos practicar, según las ocasiones, múltiples formas de
caridad[42] . Los
catecismos nos hablaban de las Obras de Misericordia: son otras tantas formas
magníficas de practicar
OBRAS DE MISERICORDIA
CORPORALES:
Visitar y
cuidar enfermos. Dar de comer al hambriento. Dar de beber al sediento. Atender a
los que no tienen hogar. Procurar ropa a los necesitados. Ayudar a los
encarcelados y exiliados. Acompañar a los que sufren la muerte de un ser
querido.
OBRAS DE MISERICORDIA
ESPIRITUALES:
Enseñar al
que no sabe. Dar buen consejo al que lo necesita. Corregir al que yerra.
Perdonar las injurias. Consolar al triste. Sufrir con paciencia los defectos del
prójimo. Rogar a Dios por vivos y difuntos.
Dice
San Pablo: «Ya puedo tener una fe que mueva montañas; si no tengo
caridad, no soy nada»[44] .
El amor
entre los hombres es la señal que Cristo nos dejó como distintivo de
los cristianos. Si esto no existe, la Iglesia no se da a conocer en el
mundo.
Y el amor no
consiste solamente en no hacer daño, sino, sobre todo, en hacer el bien.
Jesucristo ha dicho que todo lo
que hagamos al prójimo por su amor, aunque sea darle un vaso de agua, nos lo
premiará como hecho a Él mismo[45].
«Orientar la vida de forma generosa es la vía óptima para hacerse plenamente
hombre y ser de verdad feliz»[46] .
Es verdad
que tampoco es cristiano practicar la caridad y olvidarse de
Otro modo de
practicar la caridad es dedicar parte de nuestro tiempo libre en servicio del
prójimo.
«La caridad
va más allá de la justicia social. Implica la justicia social, pero va más allá
que ella. (...) La caridad cristiana, que implica siempre la justicia, es mucho
más que justicia humana. (...) La justicia es dar a cada cual lo que le compete
por derecho; la caridad es dar al otro el amor que no le corresponde, puesto que
también Dios nos ha amado a nosotros con un amor que no nos
corresponde»[47] .
Como dice
José Román Flecha, Decano de
Teología de
«La única
salida a esta crisis global del entero sistema es lo que Birch denomina “una sociedad viable”,
basada en criterios de solidaridad sincrónica (entre la población actualmente
existente) y diacrónica (entre la población presente y la
futura»[49].
Éste es el
sentido de la ecología que hoy es
de tanta actualidad.
Estamos
obligados «al respeto de la integridad de la creación, que está destinada al
bien común de la humanidad pasada, presente y futura»[50] .
75,3.
Esfuérzate por ser una persona buena y
agradable con todos; siempre con una acogedora amabilidad, una
inagotable disponibilidad; tener para cada uno la palabra adecuada, la sonrisa,
El sonreír
ayuda a ser amable.
«Una sonrisa
cuesta muy poco, pero vale mucho.
»Una sonrisa
enriquece al que la recibe y al que la da.
»Una sonrisa
dura poco, pero su recuerdo puede durar toda una
vida.
»No hay
nadie tan rico que no la necesite ni tan pobre que no la pueda
dar»[52].
Procura
fomentar en ti estas virtudes:
-
Amabilidad.
-
Optimismo.
-
Entusiasmo.
-
Jovialidad.
-
Afabilidad.
-
Serenidad.
-
Equilibrio.
- Ser
comprensivo.
- Ser
acogedor.
- Saber
escuchar, etc.
Amabilidad es la
cualidad por la cual una persona es digna de ser amada. Consiste en considerar,
respetar, aceptar a las personas como son y alegrarse con sus éxitos. Amabilidad
es atender a cada persona según lo que necesite en ese momento. La amabilidad es
signo de madurez y grandeza de espíritu. Procura ser una persona educada,
respetuosa, agradecida, honrada, buena y servicial con todos. Y sobre todo muy
cristiana.
Así serás
una persona estimada por todo el mundo. Tú mismo te sentirás satisfecho de tu
proceder; y, sobre todo, Dios te lo premiará.
La vida en
común es una continua ocasión de ayudarse mutuamente.
Al principio
quizás tengas que esforzarte para ser una persona atenta; pero después, esto
será para ti una costumbre y no te costará trabajo alguno.
Los que te
rodean se sentirán influidos por tu amabilidad y recurrirán a ti espontáneamente
y con frecuencia.
Ten
constancia y no te canses al verte importunado por unos y otros, que será mucho
el bien que puedas hacerles.
El buen
cristiano está siempre en actitud del máximo servicio al prójimo, según sus
posibilidades.
Un antiguo
cuento griego narra que una noche oscura un ciego iba con una lámpara encendida
por una calle sin luz. Se encuentra con un amigo que le
dice:
- ¿Para qué
llevas esa lámpara encendida si eres ciego?
- No llevo
la lámpara para ver yo. La llevo para que los demás vean, y no tropiecen
conmigo.
Y es que
ayudando a los demás nos ayudamos a nosotros
mismos.
Practicando
la caridad haces bien al prójimo y tú te enriqueces espiritualmente. «Si alguien
te ha pegado, pregúntale si se ha hecho daño en la mano»[53] .
Preocúpate
muy vivamente de tus compañeros enfermos o heridos. Ve a visitarlos, si te es
posible. ¡Quién sabe si se encuentran aplanados, tristes y abandonados! Si es
así, el rasgo tuyo te ganará su amistad para
siempre.
Evita todo
lo que pueda molestar a tus compañeros y procura disimular lo que de ellos a ti
te moleste, haciendo todo lo posible por mostrarte con afabilidad y servicial
con ellos.
El ser
caritativo, además de ser una virtud, es señal de buena
educación.
Todos
tenemos faltas y defectos que molestan a los demás, y debemos tener paciencia
cuando los demás nos molestan con los suyos.
Debes ser
comprensivo.
«Comprender
es ver todos los aspectos posibles de una realidad, un suceso, una persona. Hay
quien no tiene otro punto de vista que el propio. Es conocido el cuento
indostánico de los ciegos y el elefante.:
«A unos
ciegos se les propuso que adivinaran lo que tenían delante, sólo tocando con las
manos. Y se les puso delante de un elefante.
»Uno dijo
que era una soga: había cogido la cola.
»Otro que
era una serpiente: había cogido la trompa.
»Otro que
era un árbol: había tocado una pata.
»Otro que
era una pared: había tocado la panza.
»Y es que no
se puede conocer una cosa atendiendo sólo a un
aspecto.
»Es menester
pensar que las cosas, y mucho más las personas, son muy complejas.
»El
ejercicio de comprender comporta la total de los acontecimientos, y mucho más
aún, de los seres humanos»[54] .
Elogia
sinceramente lo digno de elogio. Toda persona tiene defectos y limitaciones.
Pero también tiene virtudes y cosas positivas.
El ver que
los demás saben apreciar lo bueno que hay en nosotros es una de las cosas más
alentadoras de la vida.
Pon siempre
tu persona y tus cosas a disposición de todos, dentro de lo razonable. No dudes
nunca en hacer un favor a otros, aunque para eso tengas que fastidiarte. El
sacrificarte por el prójimo llevará
«No puede
existir un hombre, humana y espiritualmente perfecto, sin una alegría cordial
que ilumine a cuantos le rodeen»[55] .
Procura ser
alegre y optimista. El optimismo no es miopía que no ve los males; ni estoicismo
que niega el dolor.
El
optimismo no niega el mal, ni el sufrimiento,
ni la necesidad del esfuerzo, ni la dureza de la vida, sino que se esfuerza en
hallar en todo esto un lado bueno, un punto de vista confortador, un fin útil,
un valor real, desconocido a primera vista[56] .
Es lo de la
media botella: el pesimista sufre porque sólo le queda media botella, pero el
optimista se alegra de que todavía le queda media
botella.
El optimista
sabe que las dificultades son para superarlas, pues por encima de las nubes luce
el Sol. Pero también sabe que para elevarse hay que esforzarse con confianza en
uno mismo: para saltar por encima del listón es necesario confiar en que se
puede hacerlo.
El optimista
vive con esperanza. Esto le hace feliz. Y el que espera se esfuerza por
conseguir su objetivo. Luchar por un ideal da la felicidad. «La esperanza es la
alegría del mundo»[57] .
Si sabemos
iluminar con algún bien todo mal, embelleceremos nuestra vida y haremos más
felices a los que nos rodean.
El optimista
en lugar de quejarse de que las rosas tengan espinas se alegra de que las
espinas tengan rosas.
Es lo de la
media botella: el pesimista se entristece porque sólo le queda media botella, y
el optimista se alegra de que todavía le queda media
botella.
«Quien tiene
ilusión, porque tiene ideales, y cree en los valores, se asienta y afirma sobre
el sentimiento de la propia autoestima, que se nutre de la conciencia de ser
estimado y valorado por los demás. (...)
»Nuestros
pensamientos juegan un importante papel en nuestro estado de ánimo. (...) La
persona ilusionada vive en un estado de buen humor, de simpatía, de alegría
contagiosa. (...) La ilusión es señal de un funcionamiento psicológico
sano»[58].
Los
acontecimientos exteriores no deben alterar nuestro estado de
ánimo.
Lo bueno y
lo malo que nos ocurra nos puede servir para la gloria
eterna.
El
optimismo, la paz y la alegría depende de nosotros
mismos.
El mismo Sol
que ablanda la cera, endurece el barro.
La persona
optimista siempre está contenta, porque «nunca se
sabe...».
Un campesino
tenía una yegua y un día se le escapó al monte. Y él se
dijo:
-¡Qué mala
suerte tenía un caballo y lo he perdido!
Pero al poco
tiempo volvió la yegua con otro caballo. Entonces se
dijo:
-¡Qué buena
suerte, tenía un caballo y ahora tengo dos!
Pero un día
el caballo le dio una coz a su hijo y le partió una pierna. Él se
dijo:
- ¡Qué mala
suerte, el caballo le ha roto una pierna a mi hijo!
Pero al poco
tiempo estalló una guerra y su hijo se libró por cojo. Y se
dijo:
- ¡Qué buena
suerte mi hijo, por cojo, no irá al frente!
Y es que
«nunca se sabe...»[59].
Sobre la
honradez y la honestidad, cito dos
frases antológicas Bernabé
Tierno[60]:
«La honradez es siempre digna de
elogio, aunque no reporte utilidad» (Cicerón). «Todo está perdido cuando los
malos sirven de ejemplo, y los buenos de mofa» (Demócrito).
José Mª Pemán,
en el Divino impaciente, pone esta frase en boca
de San Ignacio: «No hay virtud más
eminente que el hacer sencillamente lo que tenemos que
hacer».
Otra cosa
muy importante es saber escuchar. En tus visitas a los enfermos hay que saber
escuchar. Escuchar con interés es la mejor manera de consolar al que sufre. A
todos los hombres nos gusta que nos escuchen. Pero mucho más al que sufre. Y si
además tu palabra cálida le transmite paz y alegría interior, habrás hecho una
gran obra. «Amar es saber escuchar y solidarizarse con el que
sufre»[61] .
No es lo
mismo ser bueno que ser estúpido.
Hacer el
bien llena al ser humano de alegría y felicidad.
Pero no hay
que confundir la bondad con el dejarse pisotear y humillar por alguna persona
frustrada que para reafirmarse necesita hacer daño.
Para evitar
que se salga con la suya, lo mejor es ignorarla: como si sus ofensas no nos
afectaran.
Pero hay que
saber defenderse sin ira y sin rabia, que nos alteran el espíritu
desfavorablemente. Nos descompone y desequilibra física, psíquica y
emocionalmente. Debemos hacerlo, si no con dominio propio, con sentido del
humor, y mejor con ironía. Pero siempre de forma razonable[62]..
No hay que
confundir la soberbia y el orgullo, que son una supervaloración de sí mismo con
desprecio de los demás, con una razonable autoestima que nos hace sentirnos
contentos de cómo somos, y agradecidos a Dios por las cualidades que nos ha
dado.
El orgulloso
es una persona engreída que descalifica al prójimo y lo trata despectivamente.
«Lo normal es sentirse incómodo ante el orgulloso, que necesita percibirse
dominador y por encima de los demás, minusvalorándolos. (...) Si la humildad es
la virtud de los fuertes y nobles, el orgullo es el deplorable defecto de
cobardes, pusilánimes y malvados.
»Recordemos
con Ruskin que “la primera prueba
de un hombre verdaderamente grande es su humildad”»[63].
La
autoestima es valorarme en lo que soy y para
lo que valgo. Sería ridículo creer que valgo para todo. Pero también es triste
creer que no valgo para nada.
Conocer mis
posibilidades y limitaciones, y valorarme en lo que soy.
Todo el
mundo tiene algo bueno en que puede basar su
autoestima.
Podías hacer
una lista de tus buenas cualidades para valorarte.
A esto
podrían ayudarte familiares y amigo s de tu total
confianza.
El sentirme
competente en algo y ser estimado por algo me da paz, alegría y confianza en mí
mismo. Esto ayuda a ser feliz. Sobre todo si mi capacidad la pongo al servicio
de los demás.
«Todo ser
humano debe tenerse en estima, aceptarse y quererse a sí mismo como es, sea cual
sea su edad y la etapa evolutiva en que se encuentre»[64].
Hay que
conocerse, aceptarse y amarse. Así podremos gozar con lo que somos, y no
angustiarnos por lo que no somos. Lo cual es perfectamente compatible con
el procurar mejorar. No se trata de un «narcisismo, que nos creamos los mejores,
y que no tenemos nada que modificar, ni necesidad de transformación alguna.
(...) Por el amor que nos tenemos, reconocemos nuestras deficiencias, y nos
proponemos irlas supliendo»[65].
Para
conocerse es necesario examinarse, analizarse. Nadie conoce el color de sus ojos
si no se mira al espejo.
«La
autoaceptación da confianza y seguridad en uno
mismo, y conducen a la madurez psíquica. Conocernos bien y saber lo que podemos
hacer y lo que excede nuestras posibilidades es la clave de hacer las cosas bien
y estar contentos con nosotros mismos»[66] .
«Autoaceptarse no significa
gustarse. Conozco mis limitaciones y procuro superarme. Siempre podemos estar
aprendiendo y mejorando. Siempre podemos crecer como personas. (...) El arte del
educador es descubrir la capacidad que cada persona tiene para
perfeccionarse»[67] .
Podemos
llegar a ser lo que queremos ser. «El poder del pensamiento es incalculable.
(...) Si lo centramos sobre lo bueno, lo aumenta; pero si lo centramos sobre lo
malo, también lo fomenta. (...) Una buena higiene mental nos permite
convertirnos en la persona que deseamos ser. (...) No hay límites ni jubilación
para cambiar a mejor»[68].
«Esfuérzate
en ser lo que quieres parecer, y no en parecer lo que no eres» (Sócrates)[69] .
«Cada vez
que centramos nuestra atención y criticamos los aspectos peyorativos de otra
persona, estamos contribuyendo a que su autoestima sea negativa. Por el
contrario, siempre que resaltamos una cualidad, aspecto positivo y virtud de
alguien, le ayudamos a desarrollar esas cualidades y valores. ¿Quiere esto decir
que debemos ignorar la realidad de las cosas negativas de las personas con
quienes convivimos? Claro que no. Pero antes de ayudarle a alguien a descubrir
sus defectos, es más inteligente ayudarle a descubrir cuanto tiene de
positivo.
»En la
familia, en la escuela, en la empresa y en la sociedad debería ser práctica
habitual en quienes se ven obligados a corregir los defectos, el comenzar
siempre por reconocer y alabar todo lo positivo, digno y meritorio de la persona
en cuestión»[70].
Dice un
proverbio chino: «Toda gran marcha empieza con un primer paso».
La esencia
del ser humano es encontrar el verdadero sentido de la vida.
La
autoestima nos ayuda a vivir alegres, cordiales, felices y optimistas al
apreciar que somos bien aceptados por los demás tal como somos, y servimos para
algo útil, aunque para esto tengamos que esforzarnos y sacrificarnos.
Y cuando las
cosas no suceden a nuestro gusto, no desesperarnos ni
desalentarnos.
«No siempre
puedes triunfar; pero sí puedes no desalentarte nunca» (
Aceptar las cosas como vienen
y seguir adelante. Mi felicidad está dentro de mí. Depende de mi actitud ante
«Si no
puedes hacer lo que te gusta, procura que te guste lo que tienes que
hacer»(Goethe)[72] .
Lo que
verdaderamente vale son las cualidades espirituales. La sencillez, la bondad, la
generosidad, la honradez, la simpatía, la servicialidad, etc., están en nuestras
manos.
La persona
verdaderamente cristiana da prioridad en todas las cosas al punto de vista
sobrenatural. Por eso vive segura, confía en Dios, y siempre tiene el ánimo
alegre y optimista.
No trates a
nadie con arrogancia, sino por el contrario, condesciende buenamente con todos,
en lo que no se oponga a tu conciencia; y si crees que has ofendido a alguien,
no dudes en darle alguna explicación.
Cuando otra
persona te dé explicaciones de las ofensas que te ha hecho, admítelas
fácilmente, aunque tú creas que no son suficientemente satisfactorias.
75,4. Todo
esto, además de ser normas de buena educación son consecuencias de la caridad
cristiana, cuya manifestación en el amor y sacrificio por el prójimo fue una de
las principales recomendaciones que nos dejó Jesucristo en su Evangelio.
La actitud
de servicio es fundamental en un cristiano.
Basta con
mirar el ejemplo de Cristo que no
vino a «ser servido, sino a
servir»[73] . Por
eso dice el Concilio Vaticano II que el cristiano «no puede encontrar su propia
plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás»[74] .
No sé quién
escribió:
«Vivir
amando.
Amar
sufriendo.
Sufrir
callando
Y
siempre,
sonriendo.»
Y el padre
jesuita Gar-Mar en su libro
Sugerencias dice: «Las
espinas duelen cuando se pisan, no cuando se
besan».
A veces
sufrimos más con lo que nos imaginamos que con la realidad. «A veces, la sombra
de la cruz es más larga que la misma cruz»(P.
Narciso Irala, S.I.).
«El hombre
se humaniza sirviendo a los demás con amor: eso es lo que hizo Jesús»[75] .
Este
pensamiento lo expone bellamente el premio Nobel de Literatura Rabindranath
Tagore:
«Dormía y soñaba que la vida era
alegría.
Me desperté, y vi que la vida era
servir.
Serví, y en el servicio encontré la
alegría»[76].
A la misma
conclusión llegó
«El secreto de la felicidad está en
el servicio a los demás»[78] .
Lo mismo
expresa este bonito pensamiento: «Quien no vive para servir, no sirve para
vivir».
No recuerdo
dónde leí:
«Haz de hoy
un día bueno: en servicio, generosidad, alegría.
Y tendrás
una vida plena: en satisfacciones, felicidad.
Mañana,
repite».
La gente que
no vive para un ideal se aburre soberanamente.
Para
sentirse realizado en la vida hay que vivir para algo. Tener un ideal. Y uno de
los ideales que más llenan es ser útil a los demás.
En una
sociedad en la que los poderosos son envidiados, y se nos ofrecen continuamente
caminos para adquirir poder, el cristianismo nos muestra el camino del servicio
como el único que transforma realmente una sociedad; porque hace que pasemos de
ser rivales, a ser hermanos; de dominar a los demás, a
ayudarles.
El ser una
persona comprensiva, amable y servicial con todos, en lugar de ser persona
egoísta y comodona, es el secreto para ser siempre amado y estimado por todo el
mundo.
En cambio,
la persona orgullosa, déspota, hipócrita, viciosa, etc., además de ofender a
Dios, es despreciada por todos.
Procura que
la gente que te rodea se sienta bien a tu lado.
«Altruismo
es buscar el bien ajeno aun a costa del propio. Es una actitud de servicio.
Todos los grandes logros de la humanidad se debieron a hombres que consagraron
su vida a los demás, olvidando sus propios intereses.Nunca es el hombre más
feliz que cuando dedica su vida a los demás.Hemos sido creados para amar, ser
amados, compartir, contribuir al bien común.Prescindir en nuestra vida de la
generosidad y el altruismo es matar el amor y nuestra verdadera felicidad. Sólo
es posible aspirar a la verdadera felicidad contribuyendo a hacer felices a
otros. La forma más perfecta de ser hombre es “pasar por el mundo haciendo el
bien”, como Jesucristo»[79] .
«Dice un
proverbio sueco: “Una alegría compartida se multiplica por dos; y una una pena
compartida se divide por dos”.La verdadera alegría nace del corazón. No consiste
en la carcajada fácil, superficial y momentánea. La verdadera alegría brota de
quien siente su vida útil para los demás. Las buenas acciones generan
satisfacción interior. La buena conciencia siempre produce alegría.Decía
Pascal: “La felicidad es un
artículo maravilloso. Cuanto más se da, más le queda a uno”. En cambio la
avaricia es al revés: cuanto más se tiene, más se desea. En lugar de llenar un
vacío, éste se hace mayor.La bondad es signo inconfundible de la grandeza de
alma. La persona buena vive para dar, más que para recibir. La persona buena
entiende que los actos bondadosos enriquecen más al que los hace que al que los
recibe. Su rostro refleja agradecimiento, como diciendo: “debo agradecerte
haberme permitido sentir la felicidad de ser bueno contigo”»[80] .
Procura
tener buen
humor.
Tener buen
humor no es lo mismo que ser un «cuenta-chistes». o de ir de gracioso por la
vida, ridiculizando a las personas o recurriendo a lo soez y desvergonzado. El
buen humor es un estado anímico, una actitud ante la
vida.
El buen
humor es fuente de alegría. «El pájaro no canta porque está alegre, sino que
está alegre porque canta»[81].
Que todos se
persuadan que tienen en ti una persona fiel, pero que no conseguirán nada cuando
se trate de violentar tu conciencia.
Esto es de
una importancia capital.
La
experiencia demuestra que no hay nada que tanto gane la simpatía para con una
persona como su rectitud de conciencia: esa entereza de carácter ante la cual se
estrellan todas las insinuaciones, más o menos indirectas, que pretenden
desviarle hacia el mal. Los mismos que pretendieron rebajarle, terminan por
reconocer, incluso en público, la gran idea que han concebido de su virtud y
carácter.
La sonrisa
despectiva de algunos es la reacción del mediocre para no reconocer los valores
que admira en su interior, pero no se atreve a
imitar.
En una
ocasión me llegó por INTERNET de la India estas INSTRUCCIONES PARA
«Dale a la
gente más de lo que esperan y hazlo con gusto.
Cuando
alguien te haga una pregunta que no quieras responder, sonríe y pregúntale:
"¿por qué quieres saber?"
Recuerda las
tres "R's": Respeto a ti mismo; Respeto a los demás; Responsabilidad por
todas tus acciones.
No permitas
que una pequeña disputa dañe una gran amistad.
Cuando te
des cuenta que has cometido un error, toma medidas inmediatas para
corregirlo.
Reza. Hay un
poder inconmensurable en la oración.
Confía en
Dios, pero cierra bien tu auto.
Una
atmósfera amorosa en tu hogar, es importante. Haz todo lo posible para crear un
hogar tranquilo y armonioso.
Si ganas
mucho dinero, dispónlo para ayudar a otros mientras estés con vida. Esa es la
mayor satisfacción que la fortuna te puede dar».
75,5. Y si
tienes ascendiente entre tus compañeros, aprovéchalo para hacerles todo el bien
que puedas. Lánzate a conquistar almas para Cristo. Con discreción, pero con
entusiasmo. ¿Por qué vamos a dejar libre el camino a los propagadores del mal?
Una persona
católica convencida no se contenta con vivir su religión privadamente, sino que
trabaja con todas sus fuerzas para derribar el mal y restablecer el reino de
Dios en los corazones de los hombres, en la sociedad y en el mundo
entero.
En esta
lucha tenemos un Jefe, Jesucristo,
nuestro Rey y nuestro Capitán, que va delante de nosotros, nos ayuda con su
poder de Dios, y nos promete la victoria final. Pero quiere que
luchemos.
«Dios quiere que todos los hombres se
salven»[82] . Por
lo tanto, quiere la solución de todos los problemas (aun materiales) que se
oponen a ello: problema social, inmoralidad, ateísmo, escasez de clero, egoísmo,
hambre, etc.
Ahora bien,
esta voluntad de Dios no es absoluta y sin condiciones.
En ese caso
no habría fuerza creada capaz de oponerse a este plan de Dios. Esta voluntad de
Dios es condicionada a la libre cooperación de los hombres.
Por lo
tanto, si los hombres quieren salvarse, Dios les ayuda; si los hombres quieren
cooperar a la salvación de los demás, Dios también les ayuda. Jesucristo, que pudo realizar la Obra de la
Salvación por sí mismo, la puso en manos de los hombres[83] : «Id por todo el mundo y predicad a todas las gentes.
Quien crea se salvará; quien no crea, será condenado»[84] .
Dios ha
querido que, en la Iglesia, nos ayudemos unos a otros: nadie puede bautizarse a
sí mismo, y hasta el Papa tiene que buscar otro sacerdote para
confesarse.
«Nunca se ha
predicado el Evangelio en la convicción de que él tuviera, por sí mismo, tal
fuerza que los hombres al oírlo se sintieran necesitados a seguirlo. Siempre ha
precedido la convicción y ha seguido la confianza de que el Espíritu Santo es la
fuerza y la luz que acompañan al apóstol en la predicación, y al oyente en la
recepción»[85] .
El Concilio
Vaticano II ha dedicado un Decreto al apostolado de los seglares. Dice que este
apostolado «nunca puede faltar en la Iglesia» (nº 1), pues «es el plan de Dios
sobre el mundo, que los hombres lo perfeccionen sin cesar» (nº 7) y los seglares
deben «impregnar y perfeccionar todo el orden temporal con el espíritu
evangélico» (nº 5).
» Deben
«ejercer su apostolado en el mundo a manera de fermento» (nº 2), y aunque «la
fecundidad de su apostolado depende de su unión vital con Cristo» (nº 4), deben formarse muy bien (nº
29) para revelar al mundo el mensaje de Cristo no sólo con el testimonio de la vida
cristiana, sino también con la palabra (nº 6).
»Mientras
que todo el ejercicio del apostolado debe proceder y recibir su fuerza de la
caridad, algunas obras, por su propia naturaleza, son aptas para convertirse en
expresión viva de la misma caridad, que quiso Cristo-Señor fuese prueba de su misión
mesiánica.(...)
»Por lo cual
la misericordia para con los necesitados y enfermos, y las llamadas obras de
caridad y de ayuda mutua para aliviar todas las necesidades humanas son
consideradas por la Iglesia como un singular honor».
El
Padre Antonio Royo, O.P.,
comentando este Decreto Conciliar sobre el apostolado de los seglares en las
conferencias cuaresmales de 1966 en la Basílica de Atocha, en Madrid,
dijo:
«La
virtud más importante del cristiano es la caridad.
»La caridad
tiene tres aspectos: Amor a Dios, amor al prójimo, amor a uno mismo. Desde
cualquiera de esos ángulos brota la exigencia del apostolado para el seglar.
»Porque, ¿se
puede amar a Dios y desentenderse del prójimo, hijo de Dios? ¿Se puede amar al
prójimo y desentenderse de sus intereses espirituales y materiales? ¿Puede uno
amarse a sí mismo de verdad y perderse esa inmensa fuente de beneficios
espirituales que es ayudar a salvarse a los demás?»
Dice el
Apóstol Santiago al final de su
Carta: «Quien convierte a un pecador, salva
su alma»[86] .
El estado
actual del mundo es un nuevo argumento que apremia al seglar hacia el
apostolado.
La invasión
del materialismo que ha caído sobre nuestra sociedad y la penuria de sacerdotes
son para el seglar cristiano motivos suficientes para entregarse al
apostolado.
«No pocos
cristianos son del parecer que puesto que ellos no son sacerdotes no tienen que
abogar en su vida pública en favor de la fe cristiana.
»La verdad
es que por razón del bautismo y de la confirmación la tarea de conquistar el
mundo para Cristo recae sobre
todos los cristianos.
»En los
primeros siglos del cristianismo fueron sobre todo los seglares, los simples
creyentes, los que en sus diarios contactos con sus semejantes difundieron de
una manera enteramente espontánea el mensaje cristiano en su medio ambiente.
»También hoy
en día deberían todos los cristianos ser conscientes de que es la totalidad de
la comunidad de los creyentes la que constituye el nuevo “pueblo de Dios”
establecido por Cristo y de que no
son los sacerdotes solamente, sino los seglares cristianos que se encuentran en
el mundo los que pueden hacer que se despliegue visiblemente la eficacia de la
vida divina en la familia, en la vida profesional, en los múltiples campos de la
actividad social y cultural, así como en el empleo del tiempo libre.
»Todo adulto
cristiano debería trabajar con celo apostólico y misionero por la causa de
Cristo.Aun cuando el trabajo
misional sea de hecho incumbencia sobre todo de determinadas órdenes religiosas,
congregaciones y otras actividades misioneras, la responsabilidad misional recae
sin embargo sobre la totalidad de la Iglesia.
»Todo
cristiano, por consiguiente, de manera adecuada a su situación, tiene la
obligación de apoyar el sacrificado trabajo de los misioneros, así como sus
obras en sus múltiples necesidades»[87] .
«Todos los
discípulos de Cristo tienen el
deber de dar testimonio de Cristo
en todo lugar, y a quien se lo pidiere han de dar también razón de la esperanza
que tienen en la vida eterna»[88] .
Por el
bautismo todos estamos llamados al apostolado.
«Cada
bautizado debe ser un misionero. (...) Donde quiera que esté, un papel le
incumbe: no sólo salvarse a sí mismo, sino también salvar y santificar a los
demás. Y para esto le servirá el ejemplo, también la palabra, indudablemente la
oración, pero sobre todo la cruz, el sacrificio»[89]
Es
necesario que todos los católicos hagan apostolado en el propio
ambiente:
a). Por la
oración: es lo más importante. Hablarle a Dios de él, antes que a él de
Dios.
b). Por el
ejemplo: el propio testimonio
c). Por la
palabra: es el apostolado que practicó Jesucristo. Y el mandato que dio a sus
Apóstoles: predicar.
Todo el
mundo puede tener una palabra amable, dar un buen consejo, una sencilla
exhortación, un cariñoso reproche dado en un momento oportuno, o una larga
conversación.
Y también la
palabra escrita: regalar un buen libro. Si este libro que tienes en las manos te
gusta, podrías regalárselo a alguien.
d). Por el
sacrificio que da más eficacia a
e). Por la caridad: que nos gana el
corazón de los demás.
Y echada la
semilla dejar que Dios la haga germinar. Dios no nos pide el éxito, sino el
trabajo.
El que fue
Obispo de Málaga y Palencia, D.
«Todos los
fieles tienen el deber de trabajar para que el mensaje de salvación alcance más
y más a los hombres del orbe entero»[92] .
Debemos ser
como la llama, que comunica a otros su luz, pero no se agota. Siempre dispuesta
a seguir comunicando. «Una comunidad cristiana es eclesial sólo si, y en la medida que participa en la
tarea evangelizadora de la Iglesia»[93]
«La vocación
cristiana es, por su misma naturaleza, vocación también al
apostolado»[94] .
«El creyente
ha recibido la fe de otro y debe transmitirla a otro»[95] .
«Siendo
propio de los seglares vivir en medio del mundo, Dios les llama a que ejerzan su
apostolado en el mundo a manera de fermento»[96] .
Dijo
Pío XII en
«El
apostolado de los seglares es la participación en la misma misión salvífica de
la Iglesia»[97] ,
participación que pueden ejercer de dos maneras:
«Primeramente hay una forma de
apostolado que corresponde a la vocación propia del seglar.
ȃsta
consiste en buscar el Reino de Dios tratando y ordenando, según Él, los asuntos
temporales.
»Viven en el
siglo, es decir, en todas y cada una de las actividades y profesiones, así como
en las condiciones ordinarias de la vida familiar y social con la que su
existencia está entretejida.
»Allí están
llamados por Dios a cumplir su propio cometido, guiándose por el espíritu
evangélico, de modo que, igual que la levadura, contribuyen desde dentro a la
santificación del mundo y de este modo descubren a Cristo a los demás, brillando ante todo,
con el testimonio de su vida, fe, esperanza y caridad. A ellos, muy en especial,
corresponde iluminar y organizar todos los asuntos temporales a los que están
estrechamente vinculados, de tal manera que se realicen continuamente según el
espíritu de Jesucristo y se
desarrollen y sean para la gloria del Creador y del Redentor»[98] .
«Los
seglares, están llamados particularmente a hacer presente y operante a la
Iglesia en los lugares y condiciones donde ella no puede ser sal de la tierra si
no es a través de ellos. (...).
»Además de
este apostolado, que incumbe absolutamente a todos los fieles, los seglares
pueden también ser llamados de diversos modos a una cooperación más inmediata
con el apostolado de la jerarquía, como aquellos hombres y mujeres que ayudaban
al apóstol San Pablo en la
evangelización, trabajando mucho en el Señor. [Pueden ser catequistas, difundir
libros religiosos, colaborar en las obras parroquiales, ser miembros de
asociaciones católicas, etc.]. Los seglares son aptos para que la jerarquía les
confíe el ejercicio de determinados cargos eclesiásticos, ordenados a un fin
espiritual»[99] .
«Algunos de
entre ellos, al faltar los ministros sagrados o estar impedidos éstos en caso de
persecución, les suplen en determinados oficios sagrados en la medida de sus
facultades»[100] .
«En fin, el
Espíritu Santo, repartiendo sus dones a cada uno según quiere, puede, hoy lo
mismo que en los orígenes de la Iglesia, dar al más humilde de los fieles estos
carismas extraordinarios que sirven para el bien común de todo el Cuerpo
Místico y responden a sus necesidades»[101] .
Pero el
«juicio sobre su aplicación pertenece a los que presiden la Iglesia, a quienes
compete sobre todo no apagar el Espíritu, sino probarlo y quedarse con lo
bueno»[102] .
«Los Obispos
españoles pedimos a todos los seglares que se entreguen con redoblado celo
al apostolado de evangelización, ya de manera individual, ya dentro de
asociaciones apostólicas»[103] .
«El
cristiano sabe bien su deber de ser promotor de la justicia social, de la paz y
la libertad, pues la humanidad se debe perfeccionar y engrandecer hasta que
alcance su perfección total prevista por Dios.
»En una
sociedad oscurecida por la hipocresía y la injusticia, el cristiano se opone a
todas las formas de explotación, de vejaciones y prejuicios, posponiendo su
persona en favor de la promoción de los demás.
»Trabajar
por la promoción humana es para el cristiano un fin que tiene un valor
intrínseco y que él persigue de consuno con otros hombres de diversas creencias.
Mas él no puede contentarse con este esfuerzo de humanización, pues es miembro
de la Iglesia, cuya misión es anunciar a todos los hombres que Dios les ama y
que les ha enviado a su Hijo Jesucristo para hacerles conocer su
amor»[104] .
«La
pasividad en la Iglesia, es bien claro, no es la actitud propia de los seglares.
Ellos son Iglesia y tienen que actuar como protagonistas de su historia. Una
historia que está muy condicionada por el nivel y el sentido que tenga la
intervención de los seglares en el cumplimiento de su misión salvífica.
»Por esto es
de máxima importancia que los seglares tomen conciencia de la tarea que ellos
tienen que realizar como miembros vivos del Pueblo de Dios. La incorporación
activa de los seglares a las tareas de la Iglesia es el signo más sintomático de
un catolicismo adulto...
»Los
seglares, como queda afirmado, no pueden limitarse a trabajar por la edificación
del Pueblo de Dios o la salvación de su alma para la eternidad, sino que han de
empeñarse en la instauración cristiana del orden
temporal.
»Por su
situación en el mundo, los seglares son los responsables directos de la
presencia eficaz de la Iglesia en cuanto a la organización de la sociedad en
conformidad con el espíritu del evangelio: a ellos muy en especial corresponde
iluminar y organizar los asuntos
temporales a los que están estrechamente vinculados, de tal manera que se
realicen continuamente según el espíritu de Jesucristo y se desarrollen y sean para la
gloria del Creador Redentor.
»Un primer
grado de este compromiso apostólico consiste en la inserción cristiana de los
seglares en el mundo, mediante el cumplimiento de sus deberes de estado; es un
aspecto fundamental de su testimonio como miembros activos y responsables
del Pueblo de Dios y de la comunidad humana. Este testimonio es exigencia común
para todos los bautizados y condición esencial para que de ellos pueda decirse
que llevan una vida cristiana»[105] .
«Los
seglares están llamados por
Los
católicos «siéntanse obligados a promover el verdadero bien común y hagan
pesar de esa forma su opinión para que el poder civil se ejerza justamente y las
leyes respondan a los principios morales y al bien común»[107] .
«El Reino de
Cristo no es una realidad
puramente interior y espiritual; ni la salvación que nos trae se reduce a la
esfera privada. Al contrario, Jesucristo quiere penetrarlo todo con
su espíritu, con su verdad y con su vida: el ámbito individual y el de la
sociedad, el mundo de la familia, del trabajo y del tiempo
libre»[108] .
«Se
equivocan los cristianos que, bajo pretexto de que no tenemos aquí ciudad
permanente, pues buscamos la futura, consideran que pueden descuidar las tareas
temporales, sin darse cuenta que la propia fe es un motivo que les obliga al más
perfecto cumplimiento de todas ellas, según la vocación personal de cada
uno.
»Pero no es
menos grave el error de quienes, por el contrario, piensan que pueden entregarse
totalmente a los asuntos temporales, como si éstos fuesen ajenos del todo a la
vida religiosa, pensando que ésta se reduce meramente a ciertos actos de culto y
al cumplimiento de determinadas obligaciones morales. El divorcio entre la fe y
la vida diaria de muchos debe ser considerado como uno de los más graves errores
de nuestra época»[109] .
Pero el
cristiano sabe que el futuro no depende solamente del esfuerzo humano. Sabe que
es necesaria la ayuda de Dios. «El cristiano rechaza la postura de aquellos que
esperan la auténtica y total liberación del hombre, del sólo esfuerzo
humano»[110] .
Hay que
tener cuidado para no caer en un «nuevo pelagianismo, que busca la salvación en
la reforma de las estructuras antes que en la conversión a Dios»[111] .
«Los
cristianos de hoy han redescubierto la importancia del testimonio de vida y del
diálogo fraterno con los no católicos. Pero sería lamentable que se reemplace el
apostolado por el testimonio, y la evangelización por el
diálogo»[112] .
El
compromiso cristiano nos lleva a ponernos al servicio de nuestros hermanos para
construir un mundo de paz y justicia.
Modos de hacer
apostolado:
a) Regalar
las revistas buenas ya leídas o meterlas en los buzones de las
porterías.
b) Regalar
libros buenos, como éste que tienes en las manos.
c) Regalar
prendas usadas, que estén pasables, a instituciones que las manden a países
necesitados.
d) Colaborar
en la catequesis de la parroquia.
e) Visitar
enfermos en sus casas, hospitales, asilos, etc., aunque no sean conocidos, y
hablarles de Dios, oportunamente.
f) Dar buen
ejemplo y buenos consejos.
g) Dar
limosnas para las obras de caridad o apostólicas.
h) Dedicar
tiempo al servicio del prójimo en obras de caridad o
apostolado.
75,6. No es
lo mismo el proselitismo de las
sectas que el apostolado
católico.
El Cardenal
Angelo Sodano, Secretario de
Estado del Vaticano respondió así
en una entrevista que le hicieron en París el 23 de Octubre de 1997: «Un
católico es misionero por
naturaleza, pero no por eso hace proselitismo. El hecho de ser apóstol es
inherente a la naturaleza misma de la fe católica. Por tanto, si alguien
testimonia su fe en un diario, en un centro de estudios o en una biblioteca, no
consideramos que con ello esté haciendo proselitismo. El proselitismo es un medio agresivo y violento para
forzar a alguien a abrazar una fe determinada. Actualmente, nuestros
movimientos católicos son misioneros, hacen resplandecer su fe. Si las hermanas
que continúan la obra de
Al misionero
católico lo que le preocupa es salvar al hombre, a
Como decía
Pablo VI en Ecclesiam suam [114] : «Hemos de
preocuparnos de poner en circulación el mensaje del que somos depositarios».
Luz que no
ilumina, no es luz. La predicación misionera no se impone con la violencia, ni
embauca con sofismas. La fe se ofrece con la verdad, no con engaños.
El misionero
católico ofrece la fe; si el misionado no la quiere, él se lo pierde. Los
católicos ofrecemos la fe sin coaccionar.
En cambio la
coacción es muy frecuente en el Islam.
Una mujer
musulmana, convertida a la fe católica en Italia, pidió protección a la policía
ante el peligro de ser condenada a muerte, en venganza, por los «integristas
islámicos»[115] . En
Nigeria, los convertidos al Evangelio reciben amenazas del
Islam.[116] En
Arabia Saudita hay pena de muerte para los que abandonen el
islamismo[117]. En
Afganistán se castiga con la pena de muerte a los musulmanes que se conviertan a
otra religión[118]. Robert Hussein, de 44 años, de Kuwait, fue
condenado a muerte el 9-VI-96, por haber pasado de la religión musulmana a la
católica[119] . En
Sudán cuatro cristianos árabes fueron crucificados por negarse a apostatar del
catolicismo y adherirse al islam[120] .
En Europa
miles de musulmanes se han convertido al catolicismo, pero tienen que ocultarlo,
porque abandonar el Islam puede costarles
Los
obispos italianos desaconsejan a las mujeres católicas casarse con musulmanes,
por los graves inconvenientes para su fe que la experiencia ha
demostrado[122].
«
En el Sínodo
de 1999 Monseñor Giuseppe
Bernardini, franciscano italiano y arzobispo de Esmirna (Turquía),
que lleva dieciséis años entre los musulmanes, hizo en el aula del Sínodo una
dura acusación contra el Islam. Llamó la atención sobre la invasión musulmana en
Europa. Citó frases de un «importante personaje musulmán» durante un encuentro
islamo-cristiano: «Gracias a vuestras leyes democráticas os invadiremos; gracias
a nuestras leyes religiosas os dominaremos».
Monseñor
Bernardini explica a los otros
padres sinodales que los petrodólares son «usados no para crear trabajo en los
países pobres de Africa del Norte o de Medio Oriente, sino para construir
mezquitas y centros culturales en los países cristianos con inmigración
islámica, incluida Roma. El temor que se ha extendido en el aula es el de que se
esté realizando un verdadero programa de expansión y reconquista.
El tema de
la expansión islámica en Europa había sido afrontado ya por el filósofo francés,
Alain Besançon, que dio un dato impresionante:
«Los entre cuatro y cinco millones de musulmanes presentes en Francia
constituyen un número equiparable al de los católicos practicantes. La Iglesia
corre el riesgo de pasar al islam», como ha sucedido en Magreb, Medio Oriente y
los Balcanes»[124].
Según
La Vanguardia de Barcelona, en
1999, en Cataluña, se registraron más niños con el nombre de Mohamed que con el nombre de Jesús[125].
El padre
jesuita árabe Samir Khalil,
egipcio de nacimiento, considerado como uno de los mayores
especialistas del mundo en Islam, Profesor de Teología Oriental en Beirut
(Líbano) y en Roma, dice que el Islam es más que una religión. Su proyecto es
islamizar
También dijo
en el V Congreso CRISTIANOS EN
En los
países desarrollados se ha presentado el problema de la inmigración.
Hay
«conflictos entre inmigrantes y nativos. Los derechos de los inmigrantes han de
armonizarse con los derechos de los nativos y con la paz social»[128].
«Las
autoridades civiles, atendiendo al bien común de aquellos que tienen a su cargo,
pueden subordinar el ejercicio del derecho de inmigración a diversas condiciones
jurídicas en lo concerniente a los deberes de los inmigrantes respecto al país
de adopción»[129].
También es
frecuente la coacción en las sectas destructivas como los Testigos de Jehová, Niños de Dios,
etc.
Algunos,
para descalificar a grupos religiosos católicos que no les gustan, les ponen la
etiqueta de «sectas»: por ejemplo al Opus
Dei. Pero esto no es justo.
Para poder
dar el nombre de secta a un grupo, deben darse en él, conjuntamente, estas dos
notas:
a) que su
doctrina no concuerde con la enseñanza oficial de
b) que no se
someta a la Autoridad de
Evidentemente que el Opus Dei no encaja en la etiqueta de
«secta»[130] .
Secta viene
de secare que significa «cortar».
Son grupos que están fuera de
«Las sectas
son auténticas mafias económicas que se disfrazan de religiosidad para ser más
intocables e invulnerables.
»Son
auténticas entidades destructivas de la libertad individual, unas manipuladoras
de mentes y creadoras de autómatas a su servicio».
Una de las
sectas más difundidas durante los últimos años es
Su panteísmo
diviniza al hombre imitando a Lucifer que quiso ser como Dios. En
Las sectas
comienzan acogiendo y ayudando, pero no por ayudar, sino por contactar. Lo que
les interesa es el número de adeptos.
Y a los
adeptos los hacen adictos, destruyendo su personalidad con técnicas
psicológicas. Son auténticos homicidios
psicológicos.
El culto al
demonio, como rebeldía contra Dios, ha aumentado últimamente. Prueba de ello es
la proliferación de sectas satánicas. «Los posibles casos de posesión diabólica
que se pueden encontrar entre quienes practican deliberadamente en actividades
satánicas, son de tipo activo, es decir, son las personas quienes
voluntariamente se ofrecen al demonio»[137].
«Aunque cabe
preguntarnos si la persona está realmente poseída por Satanás o bien padece
disociación psicológica»[138].
Hoy hay un
resurgimiento del gnosticismo. Es
una forma de conocimiento místico, no intelectual sino por
revelación[139] . Es una degeneración de la doctrina
cristiana que termina en un panteísmo donde todo es dios, incluso el mismo YO
que por la aniquilación lleva a la plenitud de
Puede ser interesante mi vídeo
Las sectas
desenmascaradas[140] .
Todos los
sistemas.
[1] Evangelio de San
Mateo, 16:19
[2] ANTONIO ROYO MARÍN,
O.P.: Teología de la salvación, 1ª, III, nº
85. Ed. BAC, Madrid
[3]
[4] ANTONIO ROYO MARÍN,
O.P.:Teología moral para seglares, 1º, 2ª,
I, nº 426,2,e.Ed.BAC.Madrid
[5] ANTONIO ROYO MARÍN,
O.P.:Teología Moral para seglares, 1º, 2ª,
I, nº 426,2,d.Ed.BAC.Madrid
[6] ANTONIO ROYO MARÍN,
O.P.:Teología Moral para seglares, 1º, 2ª,
I, nº 426,1,a.Ed.BAC.Madrid
[7] Nuevo Código de Derecho
Canónico, nº 1252
[8] Nuevo Código de
Derecho Canónico, nº 1252
[9] Constitución
Apostólica Paenitemini,
7-II-66
[10] COLIN B. DNOVAN en
INTERNET: www.ewtn.com
[11] ANTONIO ROYO MARÍN,
O.P.: Teología Moral para seglares, 1º, 2ª,
I, nº 429,2. Ed. BAC. Madrid
[12] ANTONIO ROYO MARÍN, O.P.:
Teología Moral para seglares, 1º, 2ª, I, nº
[13] Revista
ECCLESIA, 1320(10-XII-66)
[14] Revista
ECCLESIA, 1468(29-XI-69)29
[15] Nuevo Código de
Derecho Canónico, nº222,1
[16]
[17]
[18] ANTONIO ROYO MARÍN,
O.P.: Teología Moral para seglares,
2º, 2ª, I, nº303. Ed. BAC.
Madrid
[19] Concilio Vaticano
II: Gravissimum educationis:
Declaración sobre
[20] Concilio Vaticano
II: Gravissimum educationis:
Declaración sobre
[21] Diario YA del domingo,
30-VI-91, pg. 12
[22] Diario ABC de Madrid,
3-VI-95, pg. 75
[23] Revista
ECCLESIA,2803s(24 y 31-VIII-96)34. Orientaciones del Pontificio Consejo de la
Familia.
[24] Nuevo Catecismo de
[25] Revista PALABRA,
231(X-84)24
[26] Revista PALABRA,
248(III-86)51
[27] Diario YA, 8-IX-88,
pg. 8
[28] Diario ABC de Madrid,
21-XII-95, pg. 69
[29] Deuteronomio, 6:5; Levítico, 19:18; Evangelio de San Mateo, 22:37-40; de San Lucas, 10:27; de San Marcos, 12:28-31
[30] Evangelio de San
Mateo, 7:12
[31] Concilio Vaticano II:
Lumen Gentium: Constitución
Dogmática sobre la Iglesia, nº 42
[32] Evangelio de San Juan,
13:34
[33] SAN AGUSTÍN: In I Jn., tr.X, nº 7s. ML.35. col. 2059s.
[34]
[35] Nuevo Catecismo de
[36] JOSÉ
RIVERA-IRABURU: Síntesis de espiritualidad
católica, XXI, 7. Ed. Gratis Date.
Pamplona
[37] Primera Carta de San
Juan, 4:20
[38] Primera Carta de San
Juan,
5:2
[39] Cardenal GARRONE:
¿Qué hemos de creer?, IV, 5.
Ed. Paulinas. Bilbao
[40] Evangelio de San Juan,
15:12,17
[41] ANTONIO ROYO MARÍN,
O.P.: Jesucristo y la vida cristiana, nº
533. Ed. BAC. Madrid.
[42] Nuevo Catecismo de
[43] Conferencia Episcopal
Española: Ésta es nuestra fe, 2ª, III, 4,
5. EDICE. Madrid,1986.
[44] SAN PABLO: Primera
Carta a los Corintios, 12:2
[45] Evangelio de San
Marcos, 9:41
[46]
[47] JOSÉ ANTONIO SAYÉS:
Antropología y moral, VIII, 2, 3.
Ed. Palabra. Madrid.
1997.
[48] JUAN
[49] JUAN LUIS RUIZ DE LA
PEÑA: Crisis y apología de la fe, 2ª, VI, 1,
2. Ed. Sal Terrae. Santander.
[50] Nuevo Catecismo de la Iglesia
Católica, nº 2415
[51] En el folleto PPC nº
112 «El arte de amar», tienes 95 formas de practicar la caridad con el prójimo,
repletas de gran sentido humano, que te ayudarán a esa amabilidad y a esa
simpatía.
[52] JOSÉ MARÍA ALIMBAU:
Vive mejor tu vida, XIII, 6.
Ed. Planeta+Testimonio. Madrid.
1999.
[53] PHIL BOSMANS: El secreto de la felicidad, II,8.
Ed. Planeta+Testimonio. Barcelona.
2001.
[54] Dr. MELCHOR ESCRIVÁ,
S.I.: Medicina de la personalidad, 2ª,
XLII. Ed. Sal Terrae.
Santander.
[55] JOSÉ
CALCERRADA, S.I.: Forja tu acero, nº
121. Ed. Sal Terrae. Santander. Este libro te ayudará
a formar tu voluntad, tu carácter y tu modo de
ser.
[56] ÁNGEL DEL
HOGAR: Felicidad en el hogar, V.
Ed. Desclée. Bilbao.
[57] RICARDO YEPES:
En INTERNET, www.fluvium.org
[58] BERNABÉ TIERNO:
Valores humanos, 4º, XII.
Ed. Taller de Editores. Madrid.
1998.
[59] JOSÉ MARÍA ALIMBAU:
Vive mejor tu vida,XIV,2.
Ed. Planeta+Testimonio. Barcelona.
1999.
[60] BERNABÉ TIERNO:
Valores humanos, 4º, V. Ed.
Taller de Editores. Madrid. 1998.
[61] MELCHOR ESCRIVÁ ,S.I.:
Medicina de la personalidad, 2ª, XLIV.
Ed. Sal Terrae. Santander.
[62] BERNABÉ TIERNO:
Revista EL SEMANAL, 3-IV-94, pg. 61
[63] BERNABÉ TIERNO:
Valores humanos, 4º, VIII,3.
Ed. Taller de Editores. Madrid.
1998.
[64] BERNABÉ TIERNO:
Valores humanos, 4º, IV,5.
Ed. Taller de Editores. Madrid.
1998.
[65] BERNABÉ TIERNO:
Valores humanos, 4º, XI,1.
Ed. Taller de Editores. Madrid.
1998.
[66] BERNABÉ TIERNO:
Valores humanos, 1ª, II.
Ed. Taller de Editores. Madrid.
1993
[67] BERNABÉ TIERNO:
Valores humanos, 1ª, III.
Ed. Taller de Editores. Madrid.
1993
[68]BERNABÉ TIERNO: Valores humanos, 4º, IV,6. Ed.
Taller de Editores. Madrid. 1998.
[69] ÁNGEL MÉNDEZ:
Dirección espiritual, 1º, pg. 273.
Pedraza 3. 27569. Monterroso.
Lugo.
[70] BERNABÉ TIERNO:
Revista EL SEMANAL, 577(15-XI-98)126
[71] ÁNGEL MÉNDEZ:
Dirección espiritual, 2º, pg. 349.
Pedraza 3. 27569. Monterroso.
Lugo.
[72] ÁNGEL MÉNDEZ:
Dirección espiritual, 2º, pg. 421.
Pedraza 3. 27569. Monterroso.
Lugo.
[73] Evangelio de San
Marcos, 10:45
[74] Concilio Vaticano
II: Gaudium et Spes:
Constitución sobre la Iglesia en el mundo actual, nº
24
[75] Conferencia Episcopal
Española: Luz del mundo, XII, 2.
EDICE. Madrid, 1984
[76] JOSÉ MARÍA ALIMBAU:
Vive mejor tu vida, XVIII,7.
Ed. Planeta+Testimonio. Barcelona.
1999.
[77] Revista ALFA Y OMEGA,
379 (2003) 30. www.aciprensa.com
[78] JOSÉ LUIS DE URRUTIA,
S.I.: Para ser mejor, II, 2..
Secretariado Reina del Cielo. Duque de Pastrana, 5. Madrid-16. Breve folleto que
contiene los consejos fundamentales para vivir en
cristiano.
[79] BERNABÉ TIERNO:
Valores humanos, 1ª, IX.
Ed. Taller de Editores. Madrid.
1993
[80] BERNABÉ TIERNO:
Valores humanos, 1ª, XX.
Ed. Taller de Editores. Madrid.
1993.
[81] BERNABÉ TIERNO:
Valores humanos, 4º, IX, 1.
Ed. Taller de Editores. Madrid.
1998.
[82] SAN PABLO: Primera
Carta a Timoteo, 2:4
[83] DANIEL AGACINO,
S.I.: Pastoral de la Oración,
VIII. Ed. Mensajero. Bilbao. Magnífico libro para aprender a hacer
oración y dar a ésta un sentido apostólico
[84] Evangelio de SAN
MARCOS, 16:15s
[85] OLEGARIO GONZÁLEZ DE
CARDEDAL:La entraña del cristianismo,
3ª,XI,3,b.Salamanca.1997
[86] Carta de Santiago,
5:
20
[87] RODOLFO
LIEBIG: La otra revelación, V. 6.
Ed. Sal Terrae. Santander
[88] Concilio Vaticano
II: Lumen Gentium: Constitución
Dogmática sobre la Iglesia, nº 10
[89] RAÚL PLUS, S.I.:
Irradiar a Cristo, 3ª, II.
Ed. Librería Religiosa. Barcelona
[90] Revista ECCLESIA,
2646s ( 21-28, VIII, 93 )
[91] BALDOMERO JIMÉNEZ
DUQUE: Volver a lo esencial, XXX.
Ed. Tau. Ávila. 1985
[92] Nuevo Código de
Derecho Canónico, nº 211 y 225,1
[93] SANTOS
SABUGAL, O.S.A.: Credo, 2ª, II, 4,3, 2,
Ed. Monte Casino. Zamora
[94] Concilio
Vaticano II: Apostolicam Actuositatem :
Decreto sobre apostolado de los seglares, nº
2
[95] Nuevo Catecismo de la Iglesia
Católica, nº 166
[96] Nuevo Catecismo de la
Iglesia Católica, nº 940
[97] Concilio Vaticano
II: Lumen Gentium: Constitución
Dogmática sobre la Iglesia, nº 33
[98] Concilio Vaticano II:
Lumen Gentium: Constitución
Dogmática sobre la Iglesia, nº 31
[99] Concilio Vaticano
II: Lumen Gentium: Constitución
Dogmática sobre la Iglesia, nº 33
[100] A. G. MARTIMORT:
Los signos de la Nueva Alianza, nº
86. Ed. Sígueme. Salamanca
[101] Concilio Vaticano
II: Lumen Gentium: Constitución
Dogmática sobre la Iglesia, nº 35
[102] Concilio Vaticano II:
Lumen Gentium: Constitución
Dogmática sobre la Iglesia, nº 12
[103] Exhortación del
Episcopado Español sobre Libertad
Religiosa.Revista,ECCLESIA,1376(3-II-67)
[104] Secretariado para los
no cristianos: Presentación de la fe
cristiana, 3ª, 38. Ed. PPC. Madrid
[105] Libro básico del
creyente hoy, XIX, 2. Ed. PPC. Madrid, 1970
[106] Concilio Vaticano
II: Lumen Gentium. Constitución
dogmática sobre la Iglesia, nº 31
[107] Concilio Vaticano II:
Apostolicam Actuositatem:
Decreto sobre el Apostolado de los seglares,
14
[108] Conferencia Episcopal
Alemana: Catecismo Católico para Adultos,
2º, IV, 4, 2. Ed. BAC. Madrid
[109] Concilio Vaticano
II: Gaudium et Spes:
Constitución sobre la Iglesia en el mundo actual,
nº43
[110] Concilio Vaticano II:
Gaudium et Spes:
Constitución sobre la Iglesia en el mundo actual,
nº16
[111] Pastoral Colectiva de
los Obispos de EE.UU.: Revista ECCLESIA, 1376
(3-II-68)
[112] Cardenal AGAGIANNIAN:
Revista ECCLESIA, 1306(3-IX-67)16
[113] Boletín Informativo
del Vaticano en INTERNET: ZE971023-8
[114] PABLO VI:
Ecclesiam suam, nº
33
[115] DIARIO DE
CÁDIZ, 26-IX-95, pg.25
[116] Diario LA RAZÓN,
6-VIII-2001, pg. 28.
[117] VITTORIO
MESSORI:Los desafíos del católico,
III,7. Ed. Planeta +Testimonio. Barcelona.
1997.
[118] Diario LA RAZÓN,
8-VIII-2001, pg. 34.
[119]Revista AHORA: 23 (IX,X-96)
37
[120] Revista 30 DÍAS: 87
(1994) 30
[121] Diario LA RAZÓN,
17-IX27-2003, pg.
[122] ZENIT: Boletín
informativo del Vaticano en INTERNET, ZS00020206
[123] ZENIT: Boletín
informativo del Vaticano en INTERNET,
ZS00040305
[124] ZENIT: Boletín
informativo del Vaticano en INTERNET,
ZE99101402
[125] Diario LA VANGUARDIA,
del 14-XII-2000.
[126] Diario LA RAZÓN del
4-XII-2002, pg.32.
[127] Diario LA RAZÓN del
19-XI-2003. Pg. 53.
[128] DOMÈNEC MELÉ: Cristianos en la sociedad, II, 3, c.
Ed. Rialp. Madrid. 1999.
[129] Nuevo Catecismo de la
Iglesia Católica, nº 2241.
[130] EUSEBIO GARCÍA
PESQUERA: Revista HOGAR DE LA MADRE, 66 (IX,X-95)
9
[131] Diario ABC de Madrid
del 24-X-97, pg.79
[132] M. BASILEA SCHLINK:
Nueva Era. Ed.H.E. de María. Casilla 2436. Asunción.
Paraguay.
[133] ISABEL VIDAL: Revista
ARBIL en INTERNET.
http://www.ctv.es/USERS/mmori
[134] Mons. BERNARD FELLAY.
Revista MARÍA MENSAJERA, 187 (VIII-96) 24
[135] ZENIT: Boletín del
Vaticano en INTERNET, ZS03020302.
[136] ISABEL VIDAL: ¡¡¡ALERTA, LA NUEVA ERA!!! , Prólogo.
Ed. Mensajeros de la
Vida.Santander.
[137] GIUSEPPE FERRARI:
Sectas satánicas y fe cristiana, I.
Ed. Palabra. Madrid. 1998.
[138] EUGENIO FIZZOTTI:
Sectas satánicas y fe cristiana, III.
Ed. Palabra. Madrid. 1998.
[139] ZENIT: Boletín del
Vaticano en INTERNET, ZSI03092002.
[140]Pedidos:.Apartado
2546.11080-Cádiz.Tel.: (956) 222 838. FAX: (956) 205
810