68,1. El
deseo desordenado del placer sexual se llama lujuria[1] .
«El sexto
precepto del Decálogo protege el amor humano y señala el camino recto para que
el individuo coopere libremente en el plan de la creación, usando de la facultad
de engendrar que ha recibido de Dios»[2]
«Hay
dos actitudes erróneas hacia el sexo. Las dos bastante comunes. Una es la
del moderno hedonista, de aquel cuya máxima aspiración es la vida del placer. El
hedonista ve la capacidad sexual como una posesión personal, de la que no hay
que rendir cuentas
»La otra
actitud errónea es la del pacato, que piensa que todo lo sexual es bajo y feo,
un mal necesario con que la raza humana está manchada»[3] .
La postura
intermedia es la acertada: el sexo no es malo, pues lo ha hecho Dios; pero hay
que usarlo según la ley de Dios.
En el sexto
mandamiento se nos pide que seamos puros y castos en palabras y obras; y
tratemos con respeto todo lo relacionado con la sexualidad.
Usamos la
palabra sexualidad en su sentido corriente, aunque de suyo es más extensa que
«genitalidad».
68,2.
Las conversaciones y chistes
verdes (deshonestos, inmorales, obscenos) pueden llegar a ser pecado, si se
dicen con mala intención (impura, deshonesta), si contienen una aprobación del
mal o una inclinación a él, o encierran un peligro de consentimiento
impuro o de escándalo y daño para las almas de los
otros.
Las
conversaciones obscenas y prolongadas -sobre todo entre los jóvenes- fácilmente
son pecado.
Cuando sea
necesario hablar sobre asuntos relacionados con la sexualidad, hay que hacerlo
con respeto y seriedad.
En las
conversaciones deshonestas peca:
a) el que
empieza;
b) el que no
empieza, pero que sigue la corriente con alguna intervención;
c) el que no
participa, pero está escuchando con gusto y buena gana.
Pero el que
oye de mala gana, el que quisiera que se hablara de otra cosa, el que procura
desentenderse del asunto, éste no peca.
Cuando en un
grupo se empieza una conversación indecente, si puedes buenamente, procura
cambiar
Pero si es
posible, retírate, de forma que los demás comprendan que no te gustan esas
conversaciones.
Si te
resulta muy violento marcharte, y no es para ti ocasión próxima de pecado,
puedes quedarte, con tal de que no participes y, si puedes, des a entender de
alguna manera que no te gustan esas conversaciones.
Pero, desde
luego, que nadie pueda suponer que las apruebas.
En último
caso, puedes desinteresarte de lo que se dice, dirigirte a otra persona del
grupo para hacerle una pregunta cualquiera, etc.
El definir
claramente tu postura en este punto te evitará muchos peligros, pues los demás
sabrán que para eso no se puede contar contigo.
Lo mismo te
digo sobre los grabados inmorales y novelas
indecentes. Leer revistas pornográficas difícilmente dejará de
ser pecado, pues no tiene justificación y puede ser un peligro de aceptación de
la lujuria.
Por supuesto
que es pecado leer escritos impuros y deshonestos con el fin de despertar la
sexualidad.
Pero aunque
no tengas esta mala intención al comenzar la lectura, interrumpe ésta, si no es
necesaria, al advertir que despierta la voluptuosidad y provoca tentaciones.
Si el libro
es de estudio o formativo,entonces no es necesario dejarlo; pero conviene
levantar el corazón a Dios, purificar la intención y rechazar todo
consentimiento.
Leer novelas
obscenas y pornográficas, por el peligro de pecar que supone, casi nunca dejará
de ser pecado.
Hay también
una nube de novelas que, sin ser descaradamente inmorales, fomentan la
morbosidad y halagan
Si te gusta
leer, escoge algunos libros que te interesen de la numerosa colección de libros
formativos.
Y si no
conoces, pregunta a alguna persona competente que pueda orientarte. Al final de
este libro te pongo, en el Apéndice, una lista de libros recomendables por su
valor formativo.
También
debes tener cuidado con las miradas.
A veces los
ojos se van sin querer.
Cuando
caigas en la cuenta de que estás mirando lo que no debes, los retiras a otra
cosa y en paz.
No te
preocupes. Para que una mirada sea pecado es necesario ponerse a mirar detenida
y voluntariamente cosas deshonestas; pues hay obligación de evitar todo
peligro de excitación carnal, a no ser que haya razón proporcionada que lo
justifique.
En general,
te recomiendo que cuando veas cosas inmorales sepas hacer «la vista gorda», y
cuando las oigas, muestra indiferencia con «oídos
sordos»..
68,3. Pero
si es cierto que esas miradas involuntarias no deben preocuparte, aunque te
causen perturbaciones orgánicas (que debes despreciar), sin embargo, otra cosa
muy distinta son las excitaciones producidas por esos abrazos..., por esos besos...
Pero, ¿es pecado abrazarse? ¿Es
pecado besarse?
Depende.
El beso
puede ser expresión de un cariño sano y limpio.
Pero también
puede ser un desahogo de pasión y lujuria.
Los
interesados son los que han de distinguir, sabiendo que no se puede buscar ni
admitir la satisfacción sexual fuera del matrimonio[4] .
No es lo
mismo un ligero besín que un besazo lascivo que desboca la lujuria y lleva
fácilmente a cosas peores[5] .
¿En qué
consiste la diferencia entre un beso que no es pecaminoso y un beso que se
vuelve pecado u ocasión de pecado?
Sencillamente, en la pasión.
Y la pasión
es un elemento muy fácil de conocer. Uno la siente enseguida, y también se
percibe claramente en la otra persona.
Un beso
puede ser un peligro. Un
beso puede ser una ocasión de pecado. Y a veces, una ocasión
inmediata.
La juventud
es muy inflamable por naturaleza. Sea tu temperamento el que sea, te recomiendo
que no te entregues a esos besos lascivos, pues con esto das entrada a
El beso en
la boca prolongado y ardiente es especialmente excitante, pues va unido al
apetito sexual. Los labios son una zona erógena. La misma policía
norteamericana informa de la facilidad con que la práctica del beso pasional
puede convertirse en unión genital[7] .
Una cosa muy
distinta es un beso breve, suave y delicado,
expresión de un cariño sano y limpio. Pero ese otro beso voluptuoso y lascivo
que enciende la concupiscencia es inadmisible. Ese sensual modo de besar que ha
difundido el cine, no se puede permitir nada más que entre quienes han contraído
matrimonio. Esos modos de besar suponen cosas que son derecho exclusivo de
casados.
Por otra
parte el beso en la boca, «mojado», es antihigiénico.
Dice
Ramón y Cajal: «El beso es para el
científico un simple intercambio de microbios»[8] .
Lo mismo
opina el Dr. Alberto Sicilia,
Presidente de
Por lo visto
en la boca de cada persona hay unas trescientas especies de
microorganismos[10], y con el
«beso mojado» éstos pueden pasar de una persona a otra. «A través de un beso se
puede infectar a la pareja de mononucleosis infecciosa, conocida como «la
enfermedad del beso», hepatitis A y salmonelosis»[11] .
El doctor
San Martín, sexólogo, dijo por
Tele-5, el 21 de Enero de 1997, que la sífilis puede contagiarse a través de un
beso.
68,4. Para vencer las tentaciones, ten en cuenta estos seis
consejos:
1) No perder
la calma: estar seguros de que todas las tentaciones pueden vencerse con la
gracia de Dios.
2) Acuérdate
de que sólo la voluntad puede pecar y, por lo tanto, mantenla
inflexible.
3)
Encomiéndate a Dios y a
4)
Desembarázate de la ocasión, en cuanto puedas.
Si hubo
victoria, da gracias a Dios.
Si caída,
arrepiéntete y aprovecha la lección para otra vez.
5) Después
de cada caída, haz un acto de contrición, confiésate enseguida y además ofrece
en reparación una mortificación que te cueste.
6) No vuelvas a pensar más en la
tentación; ocúpate de algo[12] .
Para tu
tranquilidad has de saber que dice San
Pablo que Dios jamás permitirá que seamos tentados por encima de
nuestras fuerzas[13] .
Dice
San Agustín[14] y el
Concilio de Trento lo repite que «Dios no pide a nadie cosas imposibles, sino
que hagas lo que puedas, y pidas lo que no puedas; que Él te ayudará para que
puedas» [15] .
Después de
una tentación pueden ocurrir tres cosas:
1) Victoria
clara, porque la rechazaste totalmente en cuanto caíste en la cuenta de la
tentación: dale gracias a Dios que te ha ayudado a
vencer.
2) Derrota
clara, porque te dejaste llevar conscientemente: arrepiéntete, humíllate ante
Dios, y pídele que te ayude a vencer en otra ocasión; haz un acto de contrición
y propón confesarte pronto.
3) Duda de
si consentiste o no consentiste. No estás seguro si resististe completamente a
No te
contentes con dejar la confesión para después de
Cuando
presientas una posible caída, confiésate aunque no tengas pecados graves. Y si,
además, puedes comulgar, todavía mucho mejor.
Para dominar
el cuerpo es muy conveniente
El ser
mortificado fortalece la voluntad y enriquece
espiritualmente.
He aquí
algunos modos de mortificarse:
- No hacer
gastos inútiles.
- Ser
puntual para no hacer esperar a los demás.
- Escoger
los peores sitios en las reuniones.
- Dejar
hablar a los demás cuando estás deseando
intervenir.
- No
discutir aunque se tenga razón, si la cosa no es
importante.
- No
enfadarnos, si no es necesario.
- Sonreír
amablemente aunque no se tengan ganas.
-
Disponibilidad en los servicios comunes.
- Escoger
para sí mismo lo peor, cuando esto sea posible.
- Evitar
ruidos que molestan a los demás.
- Cuidar el
aseo personal evitando malos olores.
- Terminar
bien lo que se está haciendo aunque esté cansado.
- Etc.,
etc., etc.
Es necesario
luchar mucho para permanecer puros. A las malas inclinaciones de nuestra pasión,
se une la inmoralidad que se ve en la calle y en el
cine.
68,5.
El cine, en sí mismo, no es malo.
Es un vehículo de cultura, un transmisor de ideas. Es un arte que, si se utiliza
rectamente, puede servir para dar gloria a
Dios.
Pero
desgraciadamente, hasta ahora, se ha empleado más para hacer el mal que para
hacer el bien.
El
Episcopado italiano publicó una Declaración sobre la situación moral del cine en
la que decía: «Salvo laudables excepciones, que merecen nuestra consideración y
aliento, la mayor parte de la producción cinematográfica italiana ha ido
constantemente hacia un progresivo y desenfrenado deterioro
moral»[16].
Por eso te
aconsejo que no te aficiones demasiado al cine.
El cine
tiene una tremenda fuerza
persuasiva. Anula la personalidad, arrastra, emboba, hipnotiza. Nos
identifica con el protagonista y nos proyecta su psicología, su modo de ser, su
ejemplo.
Es un arma
psicológica fenomenal. Y cuanto más potente es un arma tanto más peligroso es su
mal uso.
El cine
tiene serios peligros.
El primero,
aunque menos grave que el segundo, es su exhibicionismo sexual. El daño depende,
naturalmente, de las circunstancias.
No es lo
mismo en los fríos espectadores nórdicos que en los ardientes meridionales.
No es lo
mismo el dominio de una persona culta que la reacción gamberra del populacho.
No es lo
mismo la serenidad de la madurez que la excitabilidad de
Peligro que
no sólo existe mientras dura la proyección de
Pero el
peor daño del cine es por la
fuerza con que transmite las ideas.
El lenguaje
de la imagen tiene un gran valor emotivo que conquista de modo casi invencible y
cambia poco a poco el fondo del psiquismo, aun contra la propia voluntad, que no
advierte lo que sucede dentro de sí[17] .
Por ejemplo:
una película me presenta un marido que no se entiende con su mujer, por
incompatibilidad de caracteres. En cambio se ha enamorado locamente de su
secretaria que es de enormes cualidades, y le corresponde en su amor. Pero no
pueden casarse porque son católicos. Instintivamente nos apena que la Iglesia se
oponga a ese matrimonio. En ese momento no se advierten los males que se
seguirían
El cine
enfoca y resuelve muchos problemas humanos al margen de Dios, como si no
existiera una Ley Divina y un destino sobrenatural del hombre.
Son
películas que están hechas con un criterio que no tiene, generalmente, nada de
cristiano, y a fuerza de verlas, va uno cambiando, sin darse cuenta, su modo de
pensar cristiano para pensar como los del cine. Son una
Una conducta
inmoral interpretada por una artista agradable nos inclina a
Como estas
ideas están expuestas de un modo agradable y simpático, las admitimos con
facilidad.
Tenemos que
filtrar estas ideas y rechazar todo lo que no esté de acuerdo con nuestras ideas
cristianas.
«Los pueblos
no mueren porque se les combata o conquiste, sino porque se les corrompe».
Pues el cine
está teniendo la virtud trágica de corromper hasta la conciencia de nuestro
pueblo.
Muchos
españoles de hoy ya no piensan en español, ni en cristiano, sobre problemas tan
capitales como son la familia y el amor.
A fuerza de
ver en el cine cosas que están mal, aunque al principio nos repelen y las
censuramos, poco a poco nos vamos acostumbrando, y es posible que, si se nos
presenta la ocasión, hagamos también nosotros lo que antes nos hubiera
horrorizado.
Conozco a un
matrimonio que a los cuatro años de casados vivían inmensamente felices con un
auténtico cariño mutuo y gozando de la alegría de dos hijos como dos soles. Un
día la mujer, influenciada por la ligereza y frivolidad con que se ven en el
cine escenas de adulterio, aprovechando un viaje de su marido, no le importó
correr una aventurilla ( ¡qué tiene de particular!: es la frase con la que
queremos justificarlo todo), y se acostó con otro hombre. Y como todo lo que se
hace termina por saberse, un día su marido se enteró. Fue tal la tragedia que se
armó que nunca, en su vida, aquellas dos personas pasaron días peores. El marido
me decía: «Si es verdad que me quería, ¿cómo ha podido hacerme eso? Es que no me
quería. Todo lo que me decía era mentira. No puedo volver a hacer el amor con
ella. Se me pone delante que me está engañando. ¡No puedo seguir con ella!» Y
lloraba de desesperación, de rabia y de pena. Y ella también lloraba de
arrepentimiento, al ver que por un capricho frívolo había hundido la felicidad
de su hogar.
En materia
de amor, el cine hace daño tanto a las personas casadas como a las
solteras.
El cine hace
daño a los casados porque con mucha frecuencia presenta como la cosa más
natural, y casi inevitable, las expansiones amorosas extramatrimoniales de
casados. ¡Y esto no puede ser! Toda expansión amorosa extramatrimonial de un
casado, es adúltera. Con la gracia de Dios se pueden superar todos los
conflictos amorosos que se presenten al corazón.
El daño que
el cine hace a las personas solteras es, entre otras cosas, por enseñar una
enorme facilidad para llegar al acto sexual: derecho exclusivo de casados.
Además,
porque muchísimas veces presenta como motivo suficiente para el matrimonio el
atractivo corporal, ¡y eso es mentira! Este atractivo es un factor, pero él sólo
no basta. Muchísimos fracasos matrimoniales se deben precisamente a que se
basaron exclusivamente en el atractivo corporal, y se descuidaron otros valores
de mayor importancia.
Aparte del
daño que el cine hace, con sus escenas, en la emotividad de la mujer, le hace
otro daño también grave en su psicología: la mujer se siente arrastrada a imitar
los modales, las actitudes y conducta de las artistas que se presentan como
mujeres deslumbradoras, y hacen brotar en la espectadora el natural deseo de
resultar ellas mismas también atractivas.
Al
principio, las cosas que chocan con la moral se rechazan, pero a fuerza de
verlas en la pantalla se les va quitando importancia y acaban por asimilarse.
El cine ha
hecho muchísimo daño a las chicas enseñándolas modales insinuantes y
provocativos, a mirar con descaro, un modo de ser frívolo y fácil, y a ser
condescendientes en aventuras amorosas. ¡Cuántas chicas adoptan en público y en
privado, posturas y actitudes atrevidas, influenciadas por lo que vieron en el
cine, dándose cuenta o sin darse cuenta del todo! ¡Cuántas chicas se han hecho
unas frescas por lo que vieron en el cine! ¡Cuántas chicas cayeron más hondo de
lo que jamás sospecharon por seguir unos primeros pasos que aprendieron en el
cine!
Algunas
chicas, influenciadas por el ambiente erotizado, son fáciles en llegar a todo,
sin pensar en las consecuencias, pues en las películas lo ven continuamente y
nunca pasa nada. Pero en la vida real, sí. La vida real no es el cine. ¡Cuántas
solteras embarazadas, después se lamentan de lo que hicieron! ¡Pero ya es
tarde!
«Hay
películas que, de hecho, son para muchos una verdadera escuela de vicio. Al
exhibir ante la juventud escenas de besos prolongados y lascivos se les incita a
hacer otro tanto, haciéndoles creer que tales acciones son la señal necesaria
del amor, y afianzándoles en la convicción de que eso se puede hacer, pues
tantos otros lo hacen. Así se mata poco a poco en las almas el sentido del pudor
y de la pureza»[18] .
Muchas
películas tratan de una chica que se lía con un casado, una prostituta que
seduce a un jovenzuelo, una mujer que engaña a su marido, etc., etc. Siempre a
base de pecados sexuales. ¿Cuándo veremos películas que exalten las virtudes de
un buen padre de familia, de una madre honrada y de una chica decente? Hacer
esto es mucho más difícil. Aquello es mucho más fácil. Por eso abundan las
películas a base de los bajos fondos de la vida.
Hay que combatir las películas que
inculcan ideas contrarias a la moral católica.
El público
es el que manda en el cine. Si una película deja la sala vacía, no se repetirá. Pero si una película
resulta «de taquilla» se multiplicarán las películas de este tipo. Si queremos
moralizar el cine, hay que hacer el vacío a las películas indeseables.
Con este
método «La Legión de la Decencia» en Estados Unidos, logró imponerse a los
directores de Hollywood[19] .
El boicot de los católicos norteamericanos a
las películas inmorales le costó a la industria cinematográfica inmoral más de
diez millones de dólares[20] . Es
el medio más eficaz.
«En cuestión
de espectáculos inaceptables para la conciencia cristiana, conviene adoptar con
energía la consigna de no asistir a ninguno por tres fines simultáneos: evitar
el peligro propio, dar buen ejemplo y exigir que no se den espectáculos
indecentes por el medio humano más eficaz, tratándose de empresarios poco
delicados de conciencia, que consiste en negar la cooperación
económica»[22] .
Pío
XII en su Encíclica Miranda Prorsus, sobre el cine, la radio y
la televisión, dice: «Los juicios morales, al indicar claramente qué películas
se permiten a todos y cuáles son nocivas o positivamente malas, darán a cada uno
las posibilidades de escoger los espectáculos..., harán que eviten los que
podrían ser dañosos para su alma, daño que será más grave aún por hacerse
responsable de favorecer las producciones malas y por el escándalo que da
con su presencia».
El Concilio
Vaticano II nos exhorta a seguir las indicaciones de la censura moral y a evitar
los espectáculos peligrosos, entre otras cosas, para no contribuir
económicamente a espectáculos que puedan hacer daño espiritual[23] .
«El punto de
vista estético no basta para justificar cualquier espectáculo. La curiosidad no
es motivo suficiente cuando se trata de espectáculos
degradantes»[24] Oigamos de nuevo
a Pío XII: «Culpable sería, por
tanto, toda suerte de indulgencia para con cintas que, aunque ostenten méritos
técnicos, ofenden, sin embargo, el orden moral; o que, respetando aparentemente
las buenas costumbres, contienen elementos contrarios a la fe
católica»[25] .
Es notable
que muchos cristianos difíciles para dar su dinero a obras de caridad y
apostolado, lo den sin escrúpulos a espectáculos que descristianizan las
costumbres. Regatean su dinero para lo bueno, y lo dan alegremente para lo
malo.
Pero no te
contentes con no ir tú a esas películas. Procura además convencer a otras personas para que tampoco
vayan. Si los católicos quisiéramos colaborar a la acción moralizadora de la
Iglesia, Cristo reinaría mucho más
en el mundo. Pero hay católicos que consideran a la Iglesia como una aguafiestas
a quien hay que dar de lado para poder pasar la vida más divertida; y así están
haciendo el juego
Es
inconcebible, y da pena decirlo, pero la realidad es que, a veces, los primeros
en obstaculizar la obra moralizadora de la Iglesia, son los mismos
cristianos.
El cine es
un estupefaciente, y si se adormece tu sensibilidad espiritual, ¿qué conciencia
moral podrá protegerte? Cuando el timbre de alarma de la conciencia y del
remordimiento está estropeado, el alma corre peligro.
¡Cuántas
veces la voz de la conciencia ha hecho dar un frenazo ante el abismo del pecado!
Y también, ¡cuántas veces la voz de Dios resonando en el alma ha levantado a una
vida de perfección!
68,6. Hay
almas a quienes Dios da el deseo de renunciar al matrimonio y consagrarse
totalmente a Él.
Si eres de
éstas te felicito. Y te aseguro que no hay en
la vida mayor felicidad que la de estar consagrado a Dios y sentirse
colaborador con Él en su obra redentora, haciendo que fructifique en las almas
la sangre que por ellas derramó.
El hombre
necesita vivir por algo que merezca
El
ideal es un motor que nos impulsa a la
acción.
El ideal es
una idea motriz que se hace central en la vida de una persona, alrededor del
cual hace girar todas sus acciones. Los ideales marcan el camino. Es la meta que
se quiere alcanzar. Es el supremo valor de la vida[26].
Vivir
consagrado a Dios es el supremo de los ideales.
La vida
consagrada a Dios, con vocación, es una
felicidad. Se vive con ilusión, con ideal.
Pero sin
vocación de Dios no hay quien la aguante.
Y por
supuesto hay que vivirla en comunidades donde haya buen espíritu, que también
puede haber conventos relajados.
El estado
religioso es el camino de la
perfección.
Hoy hay en
Las
obligaciones se concretan principalmente en los tres santos votos de pobreza
voluntaria, castidad perfecta y obediencia completa.
Renunciar,
por lo tanto, a las bodas terrenas y obligarse
Hago mías estas
palabras:
«Soy
sacerdote. Nunca me he arrepentido de esta vocación que Dios me dio. Y mil veces
que naciera, mil veces la seguiría de nuevo. No creas que todo me ha ido bien.
No creas que todo me ha resultado fácil. Pero todo lo ha superado su llamada. Un
pensamiento tengo siempre clavado, y él decidió mi vocación: hacer algo aquí
abajo que valiera la pena de veras. Sé que se pueden hacer muchas cosas que
valgan
«Todo ser
dotado de inteligencia se mueve, forzosamente, por el atractivo de un
ideal»[29] .
Los Santos
Padres llamaron al estado religioso: la flor más bella, la perla más preciosa,
el más rico ornamento de la lglesia.
Santa María
Magdalena de Pazzis dice que es la gracia más grande
que Dios puede hacer a un alma.
«No debe
confundirse la virginidad con la castidad.
La
virginidad es un estado de vida, mientras que la castidad es una virtud que se
refiere a todos los estados de vida»[30] .
Cada estado
tiene su propia castidad: una es la castidad de la persona soltera y otra la
castidad de la persona casada.
La castidad
consiste en vivir la sexualidad según las exigencias del propio
estado.
El estado de
virginidad perpetua y voluntaria,
hace que las personas religiosas vivan en la Tierra como los ángeles del
cielo[31] .
Ellas serán
las que llevarán escrito sobre la frente el nombre de Dios, cantarán un cántico
nuevo y seguirán al Cordero por donde quiera que vaya, como dice el
Apocalipsis[32].
Hay muchas
Órdenes y Congregaciones entre las que puedes elegir aquella que más se acomode
a tus inclinaciones e ideales.
El campo en
el que puedes desarrollar tu vocación puede abarcar: Misiones, Hospitales,
Asilos, Colegios, Obras sociales en favor de jóvenes, Casas de Ejercicios,
reeducación de juventud, apostolado entre oficinistas,
obreros...
Si te
entusiasma la vida de oración y penitencia, tienes, por ejemplo, las órdenes de
Carmelitas, Franciscanos, Capuchinos, Trinitarios, etc., en las dos ramas
femenina y masculina.
También
puedes consagrarte en alguno de los Institutos Seculares con que hoy cuenta la
Iglesia con sus múltiples formas de apostolado.
Si estás
indeciso y no sabes qué escoger, quizás pueda ayudarte el libro Orientación Vocacional del P. Carrascal, S.I.[33] ,
donde se dan a conocer los elementos de la vocación y las características de
ciento setenta Institutos Religiosos de hombres y mujeres[34] .
Si sientes
la voz de
En el mundo
hay un millón de personas
consagradas a Dios[35] .
Cuestionario para estudiar la vocación:
1.- ¿Se te ha ocurrido alguna vez
consagrar tu vida por completo a Dios?
2.- Este
deseo, ¿ha sido por motivos sobrenaturales, como el amor y el servicio de
Cristo, el bien de las almas y tu
propia santificación?
3.- Aunque
la realización de este ideal suponga renuncias y sacrificios, ¿crees que, con la
ayuda de Dios, serías capaz de ello?
4.- ¿Te ilusiona consagrar tu vida
al mayor ideal que se puede vivir en este mundo?
5.- En la hora de la muerte, ¿cómo
te gustaría haber vivido?
Hablando de
Hoy hay
quien habla de «vocación temporal» como si Dios retirara la llamada que hizo
anteriormente.
La
pretendida «vocación temporal» no es más que una coartada inventada para querer
justificar lo injustificable.
El que pone
la mano en el arado y luego la retira no es digno de Dios[37] .
Otra cosa es
que no hubiera habido llamada, que se hubiera padecido una
equivocación[38] .
«La
castidad hay que vivirla con elegancia espiritual, sin concesiones rateras y
siempre peligrosas, sin compensaciones larvadas, sino con ilusión gozosa, con
entrega, con amor..., sin crearse tontamente problemas. Pero sin olvidar que
somos de barro y que el ambiente está cargado de erotismo y sensualidad, y nos
puede inconscientemente intoxicar.
»Jesucristo ha hecho de
su Evangelio el elogio a la pobreza.
ȃsta debe
ser afectiva y efectiva.
»Afectiva:
si hay ambición, no hay espíritu de pobreza.
»Efectiva:
ésta depende de las circunstancias concretas en que Dios sitúe a cada cual.
»El amor a
la pobreza no está reñido con el sentido común.
»Sería
ridículo, por pobreza, querer prescindir hoy de la electricidad, porque Cristo no la
usó.
»El sentido
de la obediencia es la imitación de Jesucristo que «se hizo obediente hasta morir en la
cruz»[39] . Pero
la obediencia debe ser responsable: Informando al superior y después aceptando
su decisión como manifestación de la voluntad de Dios[40] .
68,7. Las
cosas grandes no se hacen en un
día. Necesitan tiempo, preparación, etapas.
La vida
conyugal es una de esas cosas muy grandes. Hay que llegar a ella por sus pasos.
Esta
preparación comienza ya desde la adolescencia.
El
adolescente ha hecho el descubrimiento, aunque todavía elemental, del otro sexo.
Se trata de
todo un nuevo mundo, físico y espiritual, que tiene que explorar, pero sin
precipitarse.
Los dos
extremos serían funestos: tanto el lanzarse demasiado aprisa, como el retirarse
por miedo a posibles peligros.
Antes del
noviazgo, conviene que los adolescentes y los jóvenes hayan tratado
frecuentemente con jóvenes del otro sexo. Esto es imprescindible, no sólo para
conocer al otro sexo, sino para conocerse a sí mismo, para estudiar sus propias
reacciones y actitudes ante el otro sexo.
Uno de los
deseos más arraigados en el corazón del hombre es encontrarse con los otros,
formar grupo, colaborar juntos.
La amistad
es un gran valor. La soledad es una triste experiencia.
La amistad
es un afecto puro, desinteresado y recíproco que nace y se fortalece con el
trato. Se basa en la sinceridad y en
La amistad
es dar más que recibir.
En la
amistad te aceptan como eres y te valoran por lo que eres, comprendiendo y
perdonando tus fallos y limitaciones.
La amistad
favorece la amabilidad, la jovialidad, la alegría, la bondad, la sinceridad, la
generosidad, la cordialidad, el deseo de hacer el bien y la preocupación por los
demás.
El amigo no
es acaparador y posesivo.
Respeta tu
libertad y no tiene celos de que compartas tu amistad con otras personas.
En esto se
diferencia la amistad del amor. El amor tiene celos si una tercera persona se
interpone entre los dos.
La amistad,
como el amor, dura toda la vida.
La amistad
que es pasajera, no es verdadera amistad. Lo mismo que el amor: o es eterno, o
no es amor.
Quien tiene un verdadero amigo,
tiene un tesoro[41] .
Una
evolución normal humana exige, por tanto, este trato entre muchachos y muchachas
desde los diecisiete años más o menos.
Normalmente,
y sobre todo al principio, este contacto debe efectuarse en grupos o pandillas.
Es mucho más
efectivo cuando estos contactos en lugar de estar meramente motivados por el
encuentro y el entendimiento mutuo, tiene algún otro fin intermedio, por
ejemplo: cultural, benéfico, deportivo.
En estas
circunstancias, los jóvenes muestran muchas facetas de su personalidad y se dan
mutuamente muchos más motivos para conocerse.
Si son
contactos «para ser conocido» son más superficiales, pueden estar tratando
únicamente de «causar buena impresión», y, por lo mismo, camuflando elementos
muy importantes de su manera de ser.
En cambio en
las pandillas en las que los chicos y las chicas realizan algo juntos,
inevitablemente darán a conocer innumerables aspectos de su forma de ser.
El otro sexo
no está meramente en un escaparate, en una postura estudiada y para ser visto;
está más en la vida real con sus pequeñas colaboraciones, responsabilidades,
circunstancias y conflictos; tiene que hacer algo más que ser visto.
Y es que no
hay peor manera de conocer a una persona que cuando ésta se ha puesto allí sólo
para que la conozcan.
Más tarde un
chico y una chica comienzan a salir
juntos.
Salir juntos
no es el noviazgo, pero puede ser el preludio.
De todas
maneras, los que empiezan a salir juntos deben estar convencidos de que ya no se
trata de una diversión o de un juego, sino de algo más
serio.
Decimos que
esta etapa puede ser muy formativa, pues presenta una magnífica ocasión para
ejercitar mutuamente la nobleza, la sinceridad, la generosidad y
Es también
una buena ocasión de conocimiento
mutuo con vistas a una futura relación más duradera.
Es muy
importante en este sentido que no se pase demasiado pronto a un estado de
noviazgo formal.
Y así como
habéis empezado a salir juntos con nobleza, para conoceros, así también tenéis
que tener sinceridad, lealtad y valor, para separaros, si veis que la cosa no
debe seguir adelante.
No sólo el
seguir, sino también el romper, puede ser un verdadero acto de lealtad.
Por lo
mismo, debéis hacerlo antes de que la herida sea importante.
Es algo que
se lo debéis a la otra parte.
Y también a
vosotros mismos.
Caso de no
haber seguido adelante en una de estas relaciones, no es preciso encarecer que
la delicadeza os obliga a una especial discreción y secreto sobre mutuas
posibles confidencias[42] .
«Los daños
del enamoramiento prematuro suelen ser graves.
»El chico
tiene su “hombría” prendida con alfileres, y ella, lo mismo, su “feminidad”.
»Si antes de
fijarlas bien, se aficionan excesivamente al otro sexo, si tratan excesivamente
con el otro sexo, temo que se les peguen costumbres, maneras, amaneramientos.
»Y ella debe
ser semejante, no igual: ya lo dijo el Génesis. Y él lo mismo.
»Pero
censuro el exceso, no el trato. Es éste muy beneficioso con tal que no perdamos
la cabeza»[43].
Hay que
saber esperar como dijo Gigiola Cinquetti en la canción, con la que
ganó el Festival de Eurovisión:
No tengo
edad...
No tengo edad para
amarte.
Y no está bien, que salgamos solos
los dos...
Tal vez
querrás,
tal vez querrás
esperarme,
que sea mayor, y pueda darte mi
amor..
No todos los
chicos que se acercan a las chicas van con buenas intenciones. Algunos, por puro
pasatiempo; otros, para aprovecharse de la chica.
También
habrá quienes lleguen con la sana intención de entablar relaciones
formales.
No es
difícil ver el fin que pretende un chico cuando quiere salir con una chica. Hay
chicas que se hacen invitar por chicos al cine, a merendar, etc., a cambio de
ciertas concesiones, lo cual no deja de ser un modo de
prostitución.
La chica que
anhela ser una buena esposa, debe huir del
«flirteo».
68,8.
Flirtear es jugar al amor. Un
ceder al atractivo sensible y sentimental, cultivar un trato superficial, sin
hondura, sin intención alguna de casarse.
Y la vida no
puede quemarse en el juego de un amor por pasatiempo.
El flirteo
es uno de los nombres que se le da a la falsa maniobra de jugar al amor sin
comprometerse y sin aceptar sus consecuencias.
Es el
comportamiento de una pareja que se entrega a maniobras sexuales de mayor o
menor alcance, con el agravante de que excluyen toda intención de comprometerse
definitivamente.
Los
compromisos definitivos son propios de
Dice el
célebre moralista Häring: «El
andar jugueteando con el sexo en este estadio del desarrollo obstaculiza el
progreso hacia la madurez»[44] .
Por su misma
naturaleza, el flirteo es una
mentira.
Amar para un
rato no es amor.
Nadie dice:
«Te voy a querer una semana, pero la semana que viene querré a otra persona».
Esto se
llama capricho, y no amor. El amor verdadero dice que es para siempre: «te
querré siempre», «te querré hasta la muerte».
El flirteo
es la negación misma del amor, y una de sus caricaturas más tristes.
Y son
profundos los males que acarrea a sus protagonistas.
Además del
mal moral que lleva consigo, el flirteo suele dejar una profunda huella
psicológica de frustración, desengaño, amargura.
No produce
experimentados sino, más bien, decrépitos.
No enseña,
sino agosta.
Es una
mutilación del amor, y con el amor no se juega sin quedar profundamente marcado.
Por algo el
amor es lo más íntimo y lo más delicado del ser humano.
El flirteo
les destroza mucho más a ellas que a ellos.
Porque para
ellas el amor es algo más profundo, más total, y más definitivo.
Cuando dos
se quieren, no flirtean, se respetan y se cuidan mutuamente para estar enteros
para la empresa de toda su vida.
Cuando dos
flirtean, piensan que van a pasarlo bien, pero, en realidad, se engañan
mutuamente y se dañan en las fibras más delicadas del espíritu[45] .
Antes de
enamorarte piensa si esta persona te conviene o no. Si te enamoras, no serás
capaz de juzgar objetivamente.
No empieces
a salir con la persona que no te conviene. Si empiezas a salir, acabarás
enamorándote; y si te enamoras, te casarás aunque esa boda sea un
disparate.
El flirteo
puede llevar al matrimonio, pero esto es raro.
A lo
que lleva es a desvalorizar el sentimiento y a embotar notablemente la potencia
de amar. De ahí el desengaño de muchos que, al poco tiempo de casados, se
sienten defraudados, fríos, insensibles con su joven
pareja.
Y es que
abusaron de esa potencia de amar durante su juventud; y ahora el matrimonio no
les dice nada.
Además,
quien se acostumbra al flirteo, después se cansa de sujetarse a una sola persona
¿Qué va a ser de ese matrimonio?
Por eso el
noviazgo no es una diversión, ni
un placer, sino una escuela preparatoria para el matrimonio, que es una de las
misiones más grandes y más serias que Dios ha confiado al hombre y a la mujer.
Un
compromiso personal, responsable, maduro y libre necesita preparación. Por eso
el flirteo es un juego peligroso que muchas veces termina con resbalones
deshonestos, y siempre estropea el corazón dejándolo triste, desilusionado y
decepcionado, quizás para siempre; o ligero, superficial y frívolo, incapacitado
para amar en serio a nadie.
Dios ha
puesto en el corazón humano el amor para que sea en el matrimonio el aliento de
las penas, trabajos y sufrimientos.
Pero la
juventud se ha lanzado a jugar al amor, ha hecho del amor un placer, y como
consecuencia tenemos esos matrimonios de corazones cansados, incapaces de amar,
precisamente cuando más necesitan el amor para endulzar los sacrificios del
hogar.
El corazón
necesita un rodaje.
Si un motor
lo fuerzas antes de tiempo, tendrás un «cacharro» para toda la vida.
El rodaje es
la vida del motor, y también del corazón.
A los
aprendices de una pastelería les dejan hartarse de pasteles todo lo que quieran
al principio. Al dueño le sale más barato, porque el mal recuerdo de la primera
indigestión, los inmuniza para después.
Si te
indigestas de amor prematuro, luego aborrecerás el
amor.
El amor
entre adolescentes es una
imprudencia.
Los
adolescentes no están todavía maduros, y los amores prematuros pueden ser
funestos.
Es como
hacer pasar camiones sobre un puente de cemento antes de que éste haya acabado
de fraguar. El resultado sería un montón de ruinas[46].
Para muchos,
el matrimonio es como tirar una moneda al aire y esperar a ver si sale cara o
cruz.
Eso es una
barbaridad.
El
matrimonio es una cosa muy seria, y como todo lo serio debe pensarse y debe
prepararse para que todo salga bien. Los que lo contraen a la ligera es lógico
que después fracasen.
Hoy suele
decirse que el matrimonio está en crisis.
Yo creo que
lo que está en crisis es el noviazgo.
Muchos
jóvenes toman el noviazgo como un juego, con ligereza y frivolidad, no se
preocupan de formarse, sólo buscan disfrutar el uno del otro.
Así se hacen
unos egoístas.
No tienen ni
idea de lo que es el verdadero amor.
Una vez
casados, se encuentran egoístas e incapaces de amar.
Es lógico
que estos matrimonios sean un fracaso.
En una
reunión de chicos dijeron que aunque a ellos les gusta flirtear, cuando
encuentran una chica enérgica que rehúsa, aunque los fastidie al momento, la
aprecian mucho más.
A su vez las
chicas dijeron: los chicos se aprovechan de las chicas que flirtean, pero no por
eso las quieren más.
A pesar de
lo que digan, las desprecian. Al contrario, rabian con la que no se deja tocar,
pero de hecho la admiran[47] .
Muchas
chicas, por vanidad, procuran despertar el apetito de los chicos.
En éstos
brota el instinto y procuran sacar de ellas lo que ellas no habían pensado dar.
La chica
cree que en el chico hay amor; pero lo que hay es instinto pasajero.
Cuando el
chico, satisfecho, la deja, ella queda con el
corazón destrozado.
La mujer es
muy impresionable, y las huellas de un fracaso amoroso la atormentan después
durante mucho tiempo.
El hombre
cambia más fácilmente de amor; porque en su amor hay más pasión que sentimiento,
y la pasión es más voluble.
Pero la
mujer, cuando ama, pone todo su corazón; y si fracasa en su amor, su corazón
queda destrozado.
Generalmente, el flirteo termina
para la chica con muchos sufrimientos. Ella se adhiere más, es más emotiva.
Y después de
haber tratado de ese modo a un chico, si éste la deja o no hace caso de ella, la
muchacha experimenta el abatimiento, el desengaño, el amor defraudado y no
correspondido...Se creyó interesante, se creyó amada, soñó ilusiones..., y todo
vino a parar en juego.
Por eso el
flirteo hace tanto daño a la mujer: por su sensibilidad.
Lo que
empieza siendo un juego, llega a interesar su corazón.
Cuando
termina el juego, el hombre se va tan fresco, pero ella, fácilmente, queda destrozada.
A veces
incluso incapacitada para otros amores muy superiores a lo que sólo había sido
una aventura.
Esto
es lo que se deduce de la experiencia de la vida.
Y si una
chica ha tenido en la vida varias desilusiones de éstas, no correspondidas, ve
agriarse su carácter, su humor se modifica y se hace triste y
recelosa.
«Las chicas
deben saber que hay cosas que tienen en ellas una resonancia mucho más profunda,
psicológica y espiritualmente, que en ellos.
»Lo que para
un chico puede ser un episodio sin importancia, un pasatiempo o una broma, para
una chica es algo que le puede afectar profundamente»[48].
Es muy
difícil que una chica que admite el flirteo logre mantener su pureza intachable.
No te dejes
llevar enseguida de los impulsos de tu corazón.
Lo que
caracteriza a la joven es la viveza de su sensibilidad y de su sentimentalismo,
es la riqueza de su corazón. Las chicas experimentan en su corazón una gran
necesidad de amar, de extender a otros el afecto, y por otra parte sienten lo
frágiles que son ante la vida; ávidas de ser amadas y correspondidas con cariño.
Y
arrastradas por ese sentimiento no se atreven a negar, a veces, lo que su
conciencia no les permite conceder. Es muy raro que una joven llegue a la
entrega total de su cuerpo por deseo pasional. Es mucho más frecuente que lo
haga invadida por una ternura que le impulse a dar lo que se le pide, aunque su
conciencia se lo reproche.
Si Dios dio
ese corazón a las mujeres, es porque las destinaba a una misión espléndida en el
hogar y fuera de él.
Se trata de
conservar lozano e intacto el corazón.
Tu corazón
es un gran tesoro; pero puede ser también, si no se le vigila, la gran
ruina. Se acercarán tentadores que querrán gustar de su lozanía, que
harán, tal vez, el ofrecimiento de una ternura aparente, y que pueden
arrastrarte poco a poco a un amor peligroso e ilegítimo, lejos del camino del
deber...
Debes
guardar el corazón, defender ese
tesoro contra los ladrones. Unas veces será el jefe de oficina que se interesa
por la joven mecanógrafa, o un abogado por su secretaria, o uno de los
compañeros de trabajo.
No te creas,
que porque ese hombre que se interesa por ti, ya esté casado, ofrece una
garantía. Al contrario.
El trabajo
actual de la joven en fábricas, establecimientos, oficinas, secretarías, etc.,
la pone en constante contacto con hombres. La mutua atracción puede surgir en
cualquier momento; y también una palabra de aprecio, más o menos significativa.
A veces
ellos saben hacerse compadecer de ellas, haciéndoles confidentes de su
desgraciada vida matrimonial, de su soledad...
Las palabras
bonitas y la llamada a la compasión femenina son armas terribles que pueden
hacer vacilar el corazón ingenuo y generoso de una muchacha; si a esto se une,
además, la proximidad diaria, y cierta admiración que ella pueda sentir por las
cualidades y actividades que él desarrolla, la situación puede terminar en un
lío, y, después, en un desastre para la pobre muchacha ingenua que será la más
perjudicada[49]
.
Muchacha te
doy un consejo para tu seguridad: Nada de conversaciones se ntimentales, nada de
intimidades y confidencias, nada de cariño con un hombre con quien más tarde no
puedas casarte. Cuando en una chica empieza a brotar el cariño hacia un hombre
con el cual no puede casarse, debe romper cuanto antes con él, aun a costa de lo
que sea: perder el empleo, aparecer como una rara, etc.
Cuanto más
tarde, peor. Es un engaño decirse: «¿Qué tiene de particular? No llegaremos a
nada malo. ¿Por qué voy a renunciar a su amistad y al gusto de su presencia?».
Con este
engaño empezaron muchas chicas que más tarde no pudieron romper sus lazos
amorosos y tuvieron que apartarse de la Iglesia.
Muchas
chicas, en su espontaneidad o ingenuidad se han dejado robar el corazón,
o algo más.
Un hombre la
hace un cumplido..., y su vanidad siente un cosquilleo; multiplica él sus
delicadezas y atenciones..., y, naturalmente, siente ella despertarse el interés
y la gratitud.
Le confía
que su esposa no le entiende, que no es feliz en su hogar. «Me equivoqué al
casarme con ella.
Si te
hubiera conocido antes a ti...».
Si ella cede
a su natural deseo de complacerle, está perdida.
Siente
vibrar su compasión al mismo tiempo que su sentimentalismo y su vanidad.
Él le hace
un favor, un regalito, cualquier cosa.
La chica no
se atreve a rechazarlo, pues en ello no ve mal ninguno. Después una caricia
furtiva para ver cómo reacciona ella.
Quizás un
aparente retroceso para despertar el deseo de ella.
Ya está
atada.
Atada por un
sentimiento femenino, respetable por otra parte, de la delicadeza y del
agradecimiento.
Ya está
atada..., y dócil. Y no se atreve a molestar y contrariar a quien se ha mostrado
tan delicado.
Además, ¡es
tan amable y correcto!...
Y la
historia continúa sin la menor variante.
Pronto
vendrá el primer beso, desde luego discreto y respetuoso, la caricia en el
cabello, en las mejillas...
Al principio
la chica se sorprende, no se atreve a oponerse, después acepta, y termina por
simpatizar..., y dejarse llevar por la ternura.
El amor
desarrolla así su ley psicológica:
pasa de lo sentimental a lo sensible, de lo sensible a lo sensual, de lo sensual
a lo sexual.
La joven
imprudente no suele ceder al primer golpe.
Por lo
demás, ella no desea los elementos físicos del amor.
Siempre
había soñado permanecer en el plan sentimental y sensible. Pero..., ante la
insistencia, por no contrariarle, termina con la entrega total.
Si no rompe
a tiempo, valiente y dolorosamente, la actitud de un día se convertirá en un
hábito y muy pronto en esclavitud.
Te lo
repito: no te encariñes sino con
aquel chico con el cual te puedas casar.
A algunas
chicas les gusta coquetear y jugar a despertar el apetito sexual de los chicos.
Pero ellos después no se contentan con pequeñeces. Lo quieren todo. Y cuando
llega el momento en que ellos se disponen a conseguirlo, ellas se asustan y
quieren frenar (con frecuencia sin resultado) lo que ellas mismas desencadenaron
tontamente.
Una mujer
puede sentirse atraída por una aventura más o menos arriesgada. Puede ser
vanidad, curiosidad o tontería.
Pero
difícilmente en el momento de la tentación cae en la cuenta del peligro que
corre y de lo mucho que arriesga. Después, cuando sea tarde, derramará lágrimas
de arrepentimiento, pero la pérdida puede ser
irreparable.
El 9 de
febrero de 1979 oí en el programa radiofónico «Protagonistas» una carta de una
madre soltera de catorce años, que lanzaba un grito de alerta a tantas
chicas que juegan con una cosa tan seria como es el sexo. Ella, arrepentida de
lo hecho, se lamentaba de lo ocurrido por irreflexión
juvenil.
En Nueva York, uno de cada tres
nacidos es hijo de madre soltera[50].
[1] Nuevo Catecismo de
[2] JUAN
[3] LEO J. TRESE: La fe explicada, XIX, 1. Ed. Rialp.
Madrid 1981
[4] DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº 1140. Ed.
Herder Barcelona.
[5] ANTONIO ROYO
MARÍN,O.P.: Teología Moral para
seglares, 1º, 2ª, III, nº601. Ed. BAC.
Madrid
[6] Evangelio de San
Mateo, 5:28
[7] LODUCHOWSKY: La coeducación de los adolescentes, pg.
22. Ed. Herder. Barcelona.
[8] RAMÓN Y CAJAL:
Charlas de café, XI, 83, pg. 35.
Imprenta Juan Pueyo. Luna, 29. Madrid 1920
[9] DIARIO DE
CÁDIZ, 21-V-1999, pg.64.
[10] Revista ALGO, IV-85,
pg. 19.
[11] Diario ABC de Sevilla,
25-II-90, pg. 88.
[12] OTTO ZIMMERMANN,
S.I.: Teología Ascética, nº 35.
Seminario Metropolitano, Buenos Aires.
[13] SAN PABLO: Primera
Carta a los Corintios, 10:13.
[14] SAN AGUSTÍN: De natura et gratia, XLIII, 50. ML.:
441, 271.
[15] DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº 804.
Ed. Herder. Barcelona.
[16] Revista ECCLESIA, 1235
(13-III-65) 4.
[17] TADDEI, S.I.: La predicación en la época de la imagen, II, B,
b. Ed. Desclée. Bilbao.
[18] DANTEC: Noviazgo cristiano, 3º, III, C. Ed.
Mensajero. Bilbao.
[19] ¿A qué película vamos?
Folleto PPC, nº 18
[20] ÁNGEL AYALA, S.I.:
Formación de selectos, XXI, 3, 3º.
Ed. Atenas. Madrid
[21] ZENIT, Boletín
informativo del Vaticano en INTERNET:
ZE980504-7
[22] Obispo de Vich:
Revista ECCLESIA, 854 (23-XI-57) 11
[23] Concilio Vaticano
II: Inter mirifica: Decreto sobre
los medios de comunicación social, nº 9
[24] RENÉ BERTHIER:
101 respuestas a un cristiano, nº
87. Ed. Mensajero. Bilbao
[25] PÍO XII:
Encíclica Miranda Prorsus,
Revista ECCLESIA, 846 (28-IX-57)
[26] BERNABÉ TIERNO:
Valores humanos, 4º, X. Ed.
Taller de Editores. Madrid. 1998.
[27] Diario YA del
25-XI-92, pg. 26
[28] RAFAEL BOHÍGUES,
S.I.: El riesgo de ser joven,
XIII, Ed. Mensajero. Bilbao.
[29] H.PINARD DE LA
BOULLAYE, S.I.:Jesús, Luz del mundo, II,
2. Ed. Razón y Fe. Madrid.
[30] GINO ROCCA: No lo tengo claro, 2ª, III, 13. Ed.
Ciudad Nueva. Madrid. 1993.
[31] Evangelio de San
Mateo,22:30
[32] Apocalipsis, 14:1-4
[33] JUAN CARRASCAL,
S.I.: Orientación Vocacional. Ed.
Terrae. Santander.
[34] En Granada funciona el
Centro Myriam, de orientación vocacional. Apartado
519
[35] Diario LA RAZÓN,
3-II-2000, pg.31
[36] JUAN PABLO II:Vita consecrata. ABC de Madrid,
29-III-96, pg.7
[37] Evangelio de San
Lucas, 9:62.
[38] BALDOMERO JIMÉNEZ
DUQUE: Volver a lo esencial,
XXIV. Ed. Tau. Ávila, 1985.
[39] SAN PABLO: Carta a los
Filipenses, 2:8.
[40] BALDOMERO JIMÉNEZ
DUQUE: Volver a lo esencial, XXV, 3,
4. Ed. Tau. Ávila, 1985.
[41] Dr. BERNABÉ
TIERNO: Valores humanos, 1º, X.
Ed. Temas de hoy. Madrid. 1993
[42] ROBINSON: Educación sexual y conyugal, 3º, II, 7.
Ed. Mensajero. Bilbao. Este magnífico libro deberían leerlo todos los chicos y
chicas a partir de los 18 años. Informa admirablemente de todo lo que deben
saber los jóvenes y los esposos sobre la vida
sexual.
[43] JOSÉ FORCADA,
S.I.: Padres e hijos, XV. Ed.
Mensajero. Bilbao, 1971.
[44] BERNHARD HÄRING:
SHALOM: Paz, XVII, 5. Ed.
Herder. Barcelona. 1998.
[45] ROBINSON: Educación sexual y conyugal, 1º, lll, 9.
Ed. Mensajero. Bilbao.
[46]
[47] QUOIST: Diario de
[48] Dr. RIESGO: Hablando en familia, III, 4. EAPSA.
Madrid 1973
[49] ROBINSON: Educación sexual y conyugal, 1º, III, 10.
Ed. Mensajero. Bilbao.
[50] Diario YA del
20-VIII-84, pg. 15.