68,9. Sobre
el noviazgo puede ser interesante
mi vídeo: El éxito en el
noviazgo[1] .
La
elección de tu pareja es cosa tuya. Pero
debes hacerla con mucha cautela. No te fíes de los flechazos, que son muy
bonitos para novelas y películas, pero en la vida real poco útiles para hacer,
ellos solos, felices a los hogares. Tampoco te fíes sólo de tu «vista», que ya
sabemos que el amor ciega. Tu madre podría hacerte en esto un excelente
servicio. Ella te conoce mejor que nadie; y ella, como nadie, desea tu
felicidad; y su espíritu intuitivo verá si la pareja que le presentas podrá
hacerte feliz.
Si dudas del
acierto de tu madre, consulta con una persona seria, competente y desinteresada.
Pero no esperes para consultar al embrujo del amor, pues correrás el peligro de
no hacer caso a nadie. Cuando notes que tu corazón se interesa, examina con
serenidad antes de que pierdas
No olvides
el proverbio ruso: «Antes de viajar por tierra, ora; si es por mar, ora dos
veces; y si te vas a casar, ora tres. Porque en el matrimonio las tempestades y
los naufragios son muy frecuentes».
«No se
construye un hogar sobre la gracia de una sonrisa, sobre el atractivo de un
rostro, sobre la ternura de un instante. Se construye un hogar sobre todo lo que
es esencia misma del yo: los pensamientos, los deseos, los sueños, las
decepciones, las penas, las esperanzas, las alegrías, las tristezas. El amor
implica la puesta en común de todo eso; por ello las relaciones enderezadas a
consolidar el amor y a preparar la unión indefectible, deben desarrollarse en
ese plan, y exhibir ante el otro ese fondo secreto de sí mismo, cada uno de
cuyos elementos favorecerá o perjudicará la futura unión»[2] .
«Durante el
estado de enamoramiento quedan notablemente alteradas las facultades perceptivas
y deductivas en todo lo que se refiere a la persona amada. Los defectos que
existan en dichas personas no se perciben, las cualidades se subliman. La mente
ya no está equilibrada sino profundamente inclinada hacia el objeto del amor. El
enamorado idealiza a la persona amada y la convierte en el centro de sus
aspiraciones. La fascinación que ejerce en ti la persona idealizada puede
ofuscarte y ocultarte
Para
casarse, es indispensable amarse; para
amarse, es preciso conocerse; para conocerse, tratarse; para tratarse, primero
hay que encontrarse.
Muchacha, te
aconsejo no dejarte seducir por el
cumplimentador hábil, que te fijes a ti misma las condiciones que debe poseer
aquél que debe hacerte su esposa. Condiciones sin las cuales tú no aceptarás
el compromiso matrimonial. Por orientarte te pongo algunas: Lo que debes valorar
ante todo es el valor personal del
pretendiente.
Después
vienen las demás consideraciones: facha, rango, fortuna. Estos dones no son
despreciables, pero no son esenciales. Lo esencial reside en el valor humano y
cristiano del chico, es decir, su personalidad. Primero que sea cristiano;
cristiano convencido, práctico. Y si es piadoso, mejor. El matrimonio con un
incrédulo suscitará conflictos de conciencia. Porque después planteará a los
hijos el problema de la fe y las prácticas de piedad. No basta, pues, que esté
bautizado. Bautizados, no
practicantes, llenan las cárceles, y atormentan a sus esposas. Algunas chicas se
han engañado en este aspecto esencial de su prometido y más tarde su
esposo.
Conscientes
éstas de la irreligiosidad de su novio, han ido al matrimonio, con la ingenua
idea de convertirlo. En la mayoría
de los casos, el resultado ha sido nulo, cuando no, fuente de disgustos
profundos para esa joven esposa. Porque después, cuando esa chica pertenece como
esposa al marido frío en materia religiosa, éste quiere imponer su criterio a la
mujer, y vienen los impedimentos, las dificultades para que esa joven esposa
cumpla sus deberes para con Dios. En ese terreno, y durante las relaciones, se
puede mostrar tolerante y no agresivo; pero después se manifestará tal cual es,
con sus intolerancias, sus prohibiciones, sus repulsas...Puede suceder que ese
pretendiente que tú sabes un tanto irreligioso, no sea violento en sus
manifestaciones anticristianas. Pero adoptará un tono insinuante, convincente y
persuasivo. Y éste, no es menos peligroso: te acabará por conquistar en ese
terreno. La triste experiencia nos lo está diciendo. Jóvenes piadosas y buenas,
que se unieron en matrimonio con hombres poco religiosos, o nada practicantes,
han terminado por ser ellas igual. Después de esta faceta importante y esencial
en el joven que admitas como futuro marido, debes tener testimonio claro de
la seriedad y sobriedad del
muchacho. Ten cuidado con los «calaveras»; lo seguirán siendo, porque no te creo
tan ingenua, que pienses, que así por las buenas, y por ti, va a dejar ese
hombre ciertos hábitos que ha adquirido tal vez con larga experiencia:
mujeriego, trasnochador, dado a la bebida, etc. El uso de las bebidas
alcohólicas es uno de los factores más influyentes en los hogares
desgraciados. A la chica le halaga el verse deseada sexualmente. Esto puede
inclinarla a ser provocativa, pero debe dominarse. La chica provocativa hace
daño a los hombres, pero también a sí misma.
«La belleza
física es, ciertamente, un factor importante y, por eso, debes cuidarla y
realzarla con esmero y naturalidad, aunque sin exageraciones, extravagancias y
descaros. El atractivo sexual atrae a una parte del hombre, pero vosotras
queréis como esposo al hombre entero. No olvidéis que los hombres podrán buscar
cierto tipo de mujer para divertirse; pero buscan otro muy distinto para
casarse»[4] .
Más
importante que la belleza es el encanto, la simpatía, la gracia, el estilo, la
elegancia, el trato, la sonrisa, los gestos, la dulzura, la ternura, la
amabilidad, la delicadeza, etc. La belleza femenina atrae a los chicos, pero
no
«Escúchale
cuando él te esté diciendo algo de sí mismo y de sus cosas. Muéstrale atención e
interés. Un comentario, una pregunta tuya acertada sobre este tema que él está
tratando y..., ya está sintiendo profundamente que tú le comprendes, ya te estás
apoderando de su afecto, de su corazón y de todo él»[5] .
A un chico
recto no le gustan las caprichosas, las mimadas, las que tienen su
cabecita llena de fantasía, cuyo humor cambia a todo viento: hoy alegres,
exuberantes; mañana, deprimidas, pesimistas, tristes...Y no te olvides nunca de
tu preparación para el hogar. Tu atractivo personal sirve para despertar la inclinación y el amor hacia
ti. Pero para que este amor sea perdurable hacen falta además otras cosas.
El arte de ser madre es difícil y complicado. Necesita largo
aprendizaje.
68,9
Todo lo que contribuya a tener a tu
marido contento fortalecerá vuestro amor.
El
pudor de la mujer es una de las cosas que
más enamoran. Y el encanto del pudor inmuniza de otros atractivos. El pudor es
un sentimiento íntimo por el cual una mujer dándose cuenta de la belleza de su
cuerpo y del atractivo que ejerce, procura reservarlo para el día que pueda hacer don
completo y total de sí misma. Por eso el pudor se refleja en el modo de vestir,
en los modales y en todo. El pudor sabe encontrar el equilibrio entre el ir
agradablemente vestida y elegante, y lo que resulta llamativo y provocativo. Se
suele decir que una mujer inteligente enseña sin enseñar, porque si enseña
demasiado, pierde interés lo que enseña.
En los
modales sabe ser delicada y atractiva sin
resultar excitante ni insinuante. El pudor es la gran muralla que defiende
«Todavía se
encuentran hoy bastantes muchachas que no se arrojan en brazos del primer hombre
que les gusta, ni creen que deben acceder en todo a las solicitaciones de los
jóvenes. Afirmémoslo sin ambages: las jóvenes deben permanecer puras hasta el
matrimonio. Las que no aceptan este punto de vista tienen de la vida y del ser
humano una visión parcial y limitada... Si un joven tiene el sano ideal de
casarse con una muchacha virgen, seguramente no permanecerá indiferente cuando
sepa que se le ha mentido»[6] .
«También la mujer tiene
derecho a la pureza del hombre. Es cierto que la opinión corriente es
completamente diferente; pero la justicia de una opinión sobre las cuestiones de
la vida no debe medirse por el número de adeptos»[7] . Las
cosas no se convierten en buenas por ser
frecuentes.
Mira lo que
escribía una muchacha que había guardado inmaculada su pureza: «Exigiré que mi
futuro marido se haya guardado como yo misma para nuestro hogar». El mejor
regalo de bodas que puede esperar una persona es la virginidad de la pareja con
la que se va a casar.
Ahora mis
consejos a los chicos.
Frente a los
abusos de tantas parejas, hay que volver a la caballerosidad respetuosa con la mujer viendo en ella la
futura madre de los hijos, digna de todo cariño, veneración y respeto, y no
tratándola como un trapo viejo que se mancha y luego se
tira.
Que el día que te cases no tengas
que avergonzarte de nada de tu vida pasada.
Quizás oigas
alguna vez de un amigote, que para excusar sus desvergüenzas te dice: «Hay que
probarlo todo». ¡Absurda necedad! ¿Lo hacemos así con las enfermedades y los
venenos? Al que te diga eso dale raticida para que se lo tome. A ver qué
contesta. Pues tampoco se puede probar lo que está prohibido. Además, ¿te
gustaría que quien te ha de pertenecer para siempre, antes de conocerte, «ya lo
hubiera probado todo»? No, ¿verdad? Haces muy bien en pensar así: una mujer
lujuriosa te atormentará de celos.
Acuérdate de
tu madre. Tu novia ha de ser la madre de tus hijos. Acuérdate de tus hermanas y
de tus futuras hijas.Trata a tu novia hoy como te gustaría que los demás las
traten a ellas. No exijas de tu novia, con instintos brutales, lo que su virtud,
su pudor y su conciencia no te pueden ahora conceder. Una mujer amante de su
honra defiende fieramente su pureza hasta en los más mínimos detalles. No
quieras tratar a tu novia como a una de esas desgraciadas que venden su
cuerpo. ¿Elegirías entre éstas a la madre de tus hijos? Un hombre, como
Dios manda, se avergüenza de que su novia sea una
prostituta.
Y a una
mujer decente la humilla y avergüenza el verse tratada como una tal. Lo que a
ella le ilusiona es un amor muy superior: el que culmina en un hogar y en unos
hijos. Lo que la mujer espera del hombre es admiración, estima, respeto,
veneración, protección. Pero estrujarla para saciar los instintos zoológicos, no
es de hombre, sino de bestia. Y lo lógico es que la mujer se enamore de un
hombre, no de un animal.
Por eso
algunas novias llegan a desilusionarse de su novio y hasta sentir asco por aquel
hombre que decía que la quería tanto que tuvo que arrollar su pudor. En cambio
sienten sincero amor para con el hombre que tuvo para ella admiración y respeto.
Respeta a tu
novia como quieres que se respete a tu
madre. Los sacrificios que por el bien de ella te impongas, son prueba de que tu
amor es verdadero. Si quieres a tu novia de verdad, debes querer su bien antes
que tu gusto. Eso es amarla. Subordinar su honra y su conciencia a tu pasión, no
es amor: es egoísmo.
Hay caricias
que conducen al acto sexual. Deben evitarse aquellas que ponen en marcha el
aparato genital. Evidentemente que no todos tenemos el mismo temperamento, ni
reaccionamos de la misma manera. Ni siquiera para nosotros mismos todos los
momentos son iguales. Lo que en otro momento, o a otra persona, puede dejar
indiferente, para mí, ahora, puede resultar
peligroso.
Un chico que
quiere a una chica, en lugar de hundirla, rebajarla, profanarla,
instrumentalizarla, denigrarla, mancharla con los deseos de su instinto, procura
por encima de sus apetencias elevarla, dignificarla, sublimarla. Se preocupa de
que sea más piadosa, mejore su formación tanto religiosa como de carácter,
voluntad, etc. Es decir, busca siempre lo que a ella la engrandece, nunca lo que
la envilece.
Cuando tu
novia se niegue a tus peticiones
bestiales, no atormentes su cariño con frases como ésta: «es que no
me quieres». Todo lo contrario. Porque te quiere, no quiere que manches tu alma
con un pecado. Con su resistencia firme y entera te dice: «te quiero tanto y
tengo tantas ganas de casarme contigo, que no quiero cometer ningún pecado, para
que Dios nos bendiga y podamos llegar un día
Mucho
cuidado con las mujeres que tratas. Si tu novia es de moralidad dudosa, aunque
tú no quieras, ella te hará caer.
Que tu novia
no sea para ti fuente de pecados. Tu novia debe ayudarte a ser mejor. Que su
recuerdo te proteja de envilecerte moralmente. Su pureza y su virtud deben ser
un estímulo para mejorarte, para hacerte digno de
ella.
La
desvergüenza de algunas mujeres ha llegado a tal
extremo que es posible que tu actitud irreprochable en toda esta materia
provoque en ellas risitas y bromas de mal gusto. Es lástima que las pobres hayan
descendido tanto. Peor para ellas. Pero a ti, ¿qué más te da? «Ésas» no te
sirven para nada. En cambio la rectitud de tu conducta te conseguirá la estima
de las buenas, que son las únicas que te interesan para buscar entre ellas la
madre de tus hijos.
Si ves que
tu novia no es mala, pero es una chica frívola y ligera, que se ha dejado
impresionar por el cine, y un día se pone insinuante..., dile: «No esperaba eso
de ti. Me has desilusionado. Yo te tenía por una chica digna, y veo que eres
como todas..., una chica de la calle». Estas palabras han hecho derramar
lágrimas a una chica y cambiar radicalmente su
conducta.
«La castidad
es el arma que tiene el joven (o la joven) para ver si es realmente amado por su
novio / a.
»Esto
por varias razones:
»-Porque si
realmente uno ama al otro no lo llevaría al pecado sabiendo que lo degrada ante
Dios, le hace perder la gracia y lo expone a la condenación
eterna.
» -Porque es
la única forma que tiene un joven o una joven de demostrar verdaderamente que
quiere reservarse exclusivamente para quien habrá de ser su cónyuge.
»En efecto,
al no aceptar tener relaciones con su novio/a, con quien más expuesto a
tentaciones está, menos probable es que lo haga con otro. En cambio, si lo hacen
entre sí sabiendo que esto puede llevarlos a un matrimonio apurado o a cierta
infamia social, ¿qué garantiza que no lo haga también con otros u otras con
quienes no tiene compromiso alguno?
»El no
consentir en las relaciones prematrimoniales es un signo de fidelidad; lo
contrario puede ser indicio de infidelidad.
»-Finalmente, porque el hacer
respetar la propia castidad es el arma para saberse verdaderamente amado.
»En efecto,
si la novia solicitada por su novio (o al revés) se niega a tener relaciones por
motivos de virtud, pueden ocurrir dos cosas: o bien que su novio respete su
decisión y comparta su deseo de castidad, lo cual será la mejor garantía de que
él respeta ahora su libertad y por tanto, la seguridad de que la seguirá
respetando en el matrimonio; o bien que la amenace con dejarla (y que tal vez lo
haga), lo cual solucionará de antemano un futuro fracaso matrimonial, porque si
el novio amenaza a su novia (o viceversa) porque ella o él deciden ser
virtuosos, quiere decir que el noviazgo se ha fundado sobre el placer y no sobre
la virtud, y éste es el terreno sobre el que se edifican todos los matrimonios
que terminan desmoronándose.
»Además, la
castidad
»El joven o
la joven que llegan al noviazgo y se encaminan al matrimonio no pueden eludir la
obligación de ayudar a su futuro cónyuge a educar su carácter.
»La
maduración psicológica es un trabajo de toda
»Así como
los padres se preocupan de ayudar a sus hijos a lograr esta maduración, también
el novio debe ayudar a su novia (y viceversa), y el esposo a su
esposa.
»El trabajo
sobre la castidad
»Quien no
trabaja en esto no sólo es un impuro sino que puede llegar a ser un hombre o una
mujer despersonalizados, sin carácter . Y así como no tiene dominio sobre sí en
el terreno de la castidad, tampoco lo tendrá en otros campos de la psicología
humana.
»El que
tiene el hábito de responder a las tentaciones contra la pureza cometiendo actos
impuros, responderá a las tentaciones contra la paciencia golpeando a su esposa
e hijos, responderá a las dificultades de la vida deprimiéndose, responderá a la
tentación de codicia robando y faltando a la justicia, y responderá a la
tentación contra la esperanza suicidándose.
»La castidad
es esencial porque la verdadera felicidad está fundada sobre la virtud.
»Ahora bien,
las virtudes guardan conexión entre sí. No se puede, por tanto, esperar que se
vivan las demás virtudes propias del noviazgo y del matrimonio si no se vive
»La castidad
no es la más difícil de las virtudes; al menos no siempre es más difícil que la
humildad o la paciencia cuando la intimidad matrimonial empieza a mostrar los
defectos del cónyuge que no se veían en el idilio del noviazgo. Por eso la
guarda de la pureza es garantía de que se está dispuesto a adquirir las demás
virtudes.
»Podemos
concluir: el amor que no sabe esperar no es amor; el amor que no se sacrifica no
es amor; el amor que no es virtud no es amor»[8] .
Respeta a tu
novia, aunque ella no sepa hacerse
respetar, ni defender, con su pudor, el tesoro de su
pureza.
Es muy fácil
decir: «No me importa lo que hayas sido en el pasado». Lo difícil es decirlo de
verdad.
Me dijo uno:
«Yo muchas veces afirmé que no me hubiera importado casarme con una cualquiera,
prescindiendo de su vida pasada. Pero lo decía mintiéndome a mí mismo. Por
dentro yo tenía mi ideal de mujer. Lo que pasa es que pensaba que de ésas ya no
había, que era un ideal inalcanzable. Por eso, cuando he encontrado a esta
chica, que es un ángel, me he ilusionado de tal manera, que me parece que he
empezado otra vida».
La
afirmación «no me importa lo que haya sido tu vida anterior» debe incluir esta
otra: «ni me importa lo que vayas a ser en el futuro».
Pero eso es
más difícil, pues a ningún hombre le hace gracia que su mujer le engañe con
otro.
Es verdad
que una mujer puede arrepentirse de su pasado y cambiar. Santa María Magdalena fue prostituta y
después llegó a santa. Pero esto es tan extraordinariamente excepcional, que
confiar en una cosa así es muy arriesgado.
Si alguien
dice que no le importa la infidelidad de su cónyuge, es porque ha dejado de
amar. Precisamente la diferencia entre amor y amistad es que al amigo no le
importa compartir con otros a su amigo; pero el amante quiere en exclusiva la
persona amada.
Pues bien,
si para casarte quieres una mujer
decente, ayuda a las chicas a que sean decentes. ¿Por qué una chica
que quiere ser decente tiene que luchar tanto contra los chicos que la acosan
para que ella ceda? Me decía una chica: «Padre, ¡qué asco! Todos los chicos
vienen a lo mismo. Y si no te dejas, no les interesas». ¡Qué triste es que las
chicas tengan ese concepto de los chicos!
Demuestra
tú, con tu conducta, que no eres de ésos. Que tú, porque estimas a la mujer
decente, quieres ayudar a todas a que sean decentes. Si los chicos, con vuestra
conducta, mostraseis que preferís las puras y decentes, ellas, sin duda,
cambiarían. Pero como muchos chicos han preferido las libres, para poder abusar
de ellas, las chicas se han creído que para casarse tienen que ser libres, y
ahora buscáis una chica decente y os cuesta trabajo
encontrarla.
Sin embargo, mientras no la
encuentres, no te eches una novia.
La felicidad
futura de tu hogar no depende ni de la cara, ni del
tipo de tu novia; sino de su carácter, de su virtud y de su espíritu cristiano.
Del mismo
modo que una belleza inexpresiva y sosa acaba por cansar, una belleza sin virtud
acaba siendo aborrecida.
Busca una
novia que te guste. Pero no te dejes encandilar por la «fachada», que es
pasajera; y si no está sostenida por las virtudes del espíritu, pronto te
cansará y perderá para ti todo su atractivo. Aprende a enamorarte del carácter y
de las virtudes del alma, que son estables, y son realmente las que hacen digna
de estima a una persona. Aprende a estimar más los dones del alma que los del
cuerpo.
Puedes
casarte con una «estrella» de la pantalla y ser un desgraciado, como tantos
divorciados del cine.
En cambio,
si te casas con una mujer amable, dócil, servicial, sacrificada, generosa,
limpia, discreta, honrada, virtuosa, dulce, femenina, habilidosa, delicada, de
buen corazón, que sepa llevar una casa y sea capaz de criar y educar los hijos
y, sobre todo, muy cristiana, te profetizo un matrimonio feliz.
En cambio si
es una mujer sin moral y sin conciencia, no sabes hasta dónde puede llegar. Tras
un exterior muy atractivo, cara preciosa y tipo espléndido, muchas veces se
encuentra un espíritu de frivolidad y coquetería, que no es precisamente la mejor garantía para
que tu matrimonio sea feliz.
Por eso vale
poco el enamorarse del cuerpo, que es amor sexual. Y en cambio hay tantas
garantías de éxito en el amor del alma, que es
espiritual.
Si tu novia es frívola y ligera,
vivirás amargado de sospechas y celos.
No te vaya a
ocurrir lo de aquel desgraciado que a los dos meses de la boda se vio abandonado
por su bellísima mujer. ¡Había encontrado un partido mejor que su
marido!
Cuando
salgas con tu novia aprovecha todas las ocasiones para estudiar su carácter y
modo de ser. ¿Has examinado si le gustan los niños, si los acaricia, si goza con
ellos; o por el contrario le ponen de mal humor? ¿Es trabajadora y sacrificada,
o sólo piensa en divertirse? ¿Sabe cocinar y coser? ¿Sabe llevar una casa, o lo
único que sabe es bailar mucho y coquetear con el primero que se le acerca? Si
no atiendes ahora a todas estas cosas, es muy posible que después de casado te
lleves un gran desengaño.
Es muy
importante que los novios se conozcan muy
bien antes de casarse. Puede una chica tener un gran atractivo
corporal, ser muy simpática y desenvolverse con soltura en la vida social, y sin
embargo tener defectos que van a hacer sufrir mucho a su marido. Por eso las
relaciones deben durar por lo menos de un año a dos. En menos tiempo es muy
difícil llegar a conocerse bien y es posible que después de casados aparezcan
defectos insospechados que pongan en peligro la felicidad
matrimonial.
Ten en
cuenta que después de casado
apreciarás de distinta manera muchas cosas que atraen ahora tus ojos
de soltero, y que entonces querrás en tu mujer virtudes que en el noviazgo no
echaste de menos.
Si quieres a
tu novia sólo por sensualidad, ese amor será pasajero. A los pocos años de
casados ya no os amaréis; a lo más, os soportaréis. En vida de tu mujer serás un
viudo del corazón.
Cuando
elijas a tu novia, piensa que no la eliges sólo para la luna de miel, sino para
diez, veinte, treinta años..., ¡para toda la vida! En tu novia, más que a la
«mujer», busca el «ángel» que haga de tu futuro hogar un pedazo de
cielo.
Conozco una
pareja muy feliz que se conocieron por coincidir todas las mañanas al ir a misa.
Si te enamoras de una chica sinceramente piadosa, tienes mucho adelantado. Y te
digo sinceramente piadosa, porque también las hay que unen algunas prácticas de
piedad a un proceder, modo de vestir, etc., impropios de la vida espiritual que
parecen tener. Esas chicas de piedad superficial tampoco ofrecen garantías
suficientes. Los principios cristianos y la rectitud moral deben ser algo muy
firme.
Muchas veces
he oído quejas de que hoy día las chicas se han echado a perder, que una
¿Y quién
tiene la culpa de esto? Ciertamente que muchas chicas, influenciadas por el
cine, han perdido el recato y el pudor, que es su mayor atractivo. Pero, ¿no
tenemos los hombres nuestra culpa en este «descenso» del pudor
femenino?
Las chicas
buenas también se quejan de que
los chicos prefieren las ligeras, las frívolas, las coquetas, las frescas...
Como ellas quieren gustar, si ven que las que tienen éxito fácil son las
frescas, ellas se dejan ir por la cuesta abajo.Si los chicos mostraseis
claramente que preferís las buenas, las piadosas, las trabajadoras y
sacrificadas, las que rezuman pureza, las chicas mejorarían.
Es enorme el
bien que haríais a las chicas, si ellas vieran que preferís las buenas; y es
enorme el daño que las hacéis, si ellas ven que preferís las
frescas.
Sería éste
un excelente apostolado: moralizar
a las chicas, mostrando más estima por las que son más
virtuosas.
Por otra
parte, has de saber que las chicas tienen la misma queja de vosotros. Algunos
chicos, influenciados por las chicas frescas, creen que para resultar más
varoniles e interesantes tienen que mostrarse atrevidos, y esto hace que las
chicas buenas -las que necesitáis para el matrimonio- al veros así, no se fíen
de vosotros y no se decidan.
De modo que
las chicas se hacen frescas para gustar más a los chicos, y los chicos se
muestran atrevidos para parecer más interesantes; y después resulta que ni a los
chicos os gustan las chicas frescas, ni a las chicas buenas les gustan los
chicos atrevidos. ¡Vaya un papel que estáis haciendo! ¿No sería mil veces mejor
que todos reconocieseis que lo más digno de estima es la virtud, y obraseis en
consecuencia?
Cuando
hayas encontrado una chica
virtuosa que pueda ser la madre de tus hijos, toma el noviazgo con toda la
seriedad que Dios manda. Dios quiere que el que no siente su voz para un estado
más alto y más grande, como es la vida consagrada a Dios, y va a casarse, a su
tiempo -pues la fruta que se toma antes de su tiempo se indigesta- se busque una
novia; pues los futuros esposos deben conocerse muy bien antes de ir al
matrimonio.
La
psicología del chico es distinta de la de
En él la
atracción hacia el otro sexo es más carnal; en ella es más sentimental. No es
raro que un chico sienta atracción sexual sin amor, y una chica amor sin tener
deseos sexuales.
Lo contrario
es menos frecuente.
Las
mujeres suelen preferir los hombres interesantes más que los hombres
guapos.
68,10. El
cine ha hecho que la juventud, sin cabeza, sienta idolatría por la belleza
física, y así resulta que esa muchachita de «tipo estupendo», después de casada
sale caprichosa, insoportable; y también aquel chico que enamoraba con locura a
las niñas tontas porque se parecía a cierto artista de cine, después de casado
sale con un genio insufrible.
Los dos son
maravillosos para verlos en
También con
sus ratos de felicidad. Pero desgraciadamente, no todo es felicidad.
Si la
juventud se preparara para el matrimonio como Dios manda, tendríamos muchos más
matrimonios felices.
El tiempo
del noviazgo es para conocerse
mutuamente, para amarse rectamente.
El noviazgo
es querido por Dios, pues Dios ha hecho el matrimonio indisoluble, y esa persona
a la que vas
Pero debéis
ser muy discretos en las manifestaciones de amor, si no queréis manchar vuestras
relaciones. No podéis permitirle a vuestro cariño muchas de las cosas que él os
pide con fuerza. Es necesario que aprendáis a llevar vuestro noviazgo con la
austeridad que exige el Evangelio. Es muy importante que os propongáis
firmemente llevar vuestro noviazgo en gracia de Dios. Eso será atesorar
bendiciones de
Si el
noviazgo es para un conocimiento mutuo, se impone también como necesidad
imperiosa
Es, por
desgracia, demasiado frecuente, que los novios mantengan el uno con respecto al
otro, una postura totalmente falsa. Y es triste que, a veces, esa falsedad dé al
traste con la íntima compenetración que debe regir el matrimonio. Los novios van
al altar, muchas veces, engañados. No se conocen. El engañar siempre es malo.
Los novios deben ser francos,
transparentes el uno para el otro.
El amor
necesita admiración. Para ver si sientes admiración podrías preguntarte, ¿me
gustaría tener un hijo así? No se trata de con menos o más nariz, sino de ese
modo de ser, cualidades, etc.
Los
novios deben ayudarse a conocerse
mutuamente, tanto en las virtudes como en los defectos. Cada uno debe
esforzarse en corregirse de sus defectos y en adquirir las virtudes que el otro
desea ver en él.
Deben ver si
armonizan en el carácter, gustos, puntos de vista, modo de ser, educación y
costumbres; si tienen las mismas ideas sobre religión, vida de piedad,
frecuencia de sacramentos, etc...
Deben
ponerse de acuerdo en todos los problemas fundamentales.
Si en el
noviazgo hay discrepancias sobre esto, en el matrimonio habrá disgustos muy
graves. Ya dijo Sáint-Exupery:
«Amar no es mirarse uno al otro, sino mirar juntos en la misma dirección»; es
decir, tener los dos los mismos ideales.
Y, desde
luego, las faltas de armonía y
defectos de carácter, es necesario compensarlos con espíritu de mortificación y
tolerancia por una parte - siempre que no se trate de cosas ofensivas a Dios- y
deseo eficaz de corregirse por
Evidentemente que en esta armonía
hay grados; pero cuanto mayor sea la armonía, más probabilidades hay para un
matrimonio feliz. El ideal sería que esta armonía llegara incluso a detalles
como gustos, aficiones, diversiones, hábitos de vida, educación, aseo, orden,
modales, lenguaje, etc., etc.
El ideal es
que los dos sean de ambientes familiares y culturales similares. No por
clasismo; sino por armonía. Un notable desnivel de educación, higiene, costumbres,
etc., con el tiempo, ocasiona roces que enfrían el amor.
Hay una
porción de imponderables de educación, higiene, etc., que pueden convertirse en
espinas muy desagradables y, con el tiempo, realmente insufribles. Hay personas
a quienes se les hace durísimo disminuir de categoría
social.
«En general
las diferencias de formación y de posición social son obstáculos que impiden
llegar en el matrimonio a una completa unión. La igualdad en las costumbres,
resultado de haberse formado en un ambiente parecido, constituye el sólido
cimiento de una buena armonía en la vida de cada día; mientras que la
disconformidad de las costumbres y una gran divergencia en el grado de cultura
pueden actuar como fuerzas disgregadoras.
»Cuando el
estilo de vida difiere ampliamente por proceder los esposos de mundos sociales
distintos se va minando poco a poco la solidez del matrimonio. No negamos que
ambos esposos puedan ser felices si manda en ellos el corazón, pero con el
tiempo nada tiene de extraño que llegue a ser desagradable comer en la misma
mesa con una persona cuya educación es discordante con
»Para que el
hogar sea agradable es necesario cierto grado de educación. Pero si uno de los
dos no la tiene, es mejor que tampoco la tenga el otro»[9] .
«El amor
vence a la muerte; pero un pequeño defecto desagradable, a la larga, puede
vencer al amor»[10].
¿De qué
sirve un atractivo corporal si esa persona es egoísta, interesada, soberbia,
irascible, rencorosa, vengativa, agresiva, cruel, peleona, chismosa, intrigante,
maquinadora, displicente, despectiva, hipócrita, falsa, cínica, astuta,
posesiva, ambiciosa, derrochadora, dominante, absorbente, autoritaria,
impositiva, mandona, insolente, protestona eterna, que se queja de todo, creída,
caprichosa, testaruda, arisca, engreída, inmadura, desequilibrada, frívola,
ligera, superficial, comodona, lujuriosa, alcohólica, etc. etc.?
Cualquiera
de estos defectos anula una belleza corporal. Por otra parte, es fácil encontrar
atractivo espiritual en una persona virtuosa.
El carácter
ideal es una personalidad comunicativa y amable, un temperamento jovial, una
alegría contagiosa, un modo de ser bondadoso y sincero, generoso, amable,
cordial, con deseos de hacer el bien a los demás. Con una persona así la
convivencia es deliciosa.
«Hay otro
dato que podrá no ser decisivo ni principal, pero con el que no está mal que
contéis desde los primeros días del noviazgo: que no sólo os vais a casar
vosotros dos, sino también un poco con sus padres y familiares. Repetimos que
éstos rara vez deberán suponer un motivo fundamental en vuestra decisión, pero
no está mal que ya desde el noviazgo, sepáis que vais a tener que afrontar esta
circunstancia.
«Cuantas menos sorpresas se lleve
uno en la vida matrimonial tanto mejor»[11].
68,11.
«Sería de desear que el examen médico
prenupcial pasase a ser costumbre general»[12]. En muchos
países ya es obligatorio, hasta el punto de que no se concede la licencia
matrimonial sin la presentación del certificado
médico.
«El consejo
del médico es el único que puede impedir matrimonios inconvenientes para la
salud de los cónyuges, de la prole y de la raza»[13] .
Todos
deberían llevar en su tarjeta de identidad su grupo sanguíneo y su
factor Rh. «Todo matrimonio
debe conocer el grupo sanguíneo al que pertenece, e investigar el factor
Rh correspondiente a cada uno de los contrayentes. Se calcula que más del
medio millón de subnormales que hay en España proceden de la ignorancia de esta
incompatibilidad por Rh, y la falta subsiguiente de tratamiento adecuado cuando
se presenta el embarazo»[14] .
Sólo hay
problema si el padre es Rh+ y
68,12. Hoy
hay una corriente feminista
defensora de los derechos de
En la era
pagana la mujer no tenía los mismos derechos que el hombre. Fue el cristianismo
el que elevó la mujer de su estado de ignominia haciéndola la reina, festejada,
admirada y amada; pues la misión de madre es la más gloriosa de la
vida.
Bernabé Tierno
reconoce que «fue el cristianismo el
que de manera más directa contribuyó a devolver a la mujer toda su dignidad y
derechos de igualdad con el hombre»[16] .Una
cosa es la igualdad de derechos ante la ley del hombre y de la mujer, lo cual es
justo; y otra que la mujer se ponga a imitar en todo al hombre, perdiendo sus
características femeninas que tanto la enriquecen. «Feminismo es aquella
cualidad de la mujer por la cual ella se hace atractiva y agradable, y hace
agradable y atractivo todo cuanto la rodea»[17]. Pretender
hacer de la mujer otro hombre es una equivocación. La mujer tiene sus cualidades
específicas que no debe perder, y deben ser para ella de gran valor. La familia
es el fundamento de la sociedad, y sin verdaderas mujeres no es posible la
familia.
A propósito
de la igualdad de derechos de hombres y mujeres, con frecuencia se oye añadir el
femenino detrás del masculino: alumnos y alumnas, trabajadores y trabajadoras,
cantores y cantoras, etc. Esto es necesario cuando el masculino no incluye el
femenino: señoras y señores, actores y actrices, poetas y poetisas, etc. Pero
generalmente es innecesario, pues en castellano el masculino incluye el
femenino. «Todos» incluye «todas». «Todos los hombres» incluye también a «todas
las mujeres», pues se refiere a la humanidad entera. En cambio «todas las
mujeres» no incluye a «todos los hombres». «Los padres católicos» incluye
también a las madres.
Pero cuando
se habla de «las madres solteras» no se incluye a los padres.
Cuando en la
misa se dice que Jesucristo
redimió a todos los hombres, no excluye a las mujeres. En cambio,
cuando se habla de las mujeres que abortan, se habla de las madres abortistas,
no de los médicos abortistas. Así es el modo correcto de hablar: el masculino
incluye el femenino, pero no viceversa.
El feminismo
que reivindica los mismos derechos para la mujer que para el hombre ante la ley,
es normal y sano, pues hombre y mujer tienen la misma dignidad como persona
humana[18] .
Delante de Dios no hay distinción entre hombre y mujer[19] . Pero
hay otro feminismo revanchista que resulta ridículo. Hay mujeres feministas que
quieren ocupar el sitio del hombre en todo. Y algunas lesbianas hasta en el uso
del sexo. Las lesbianas suelen ser feministas revanchistas. La mujer debe ser
mujer. El querer ser como el hombre es una equivocación, pues es considerarse
inferior al hombre. Y la mujer no es inferior al hombre, es diferente, que no es
lo mismo. El hombre y la mujer son distintos en su cuerpo y en su psicología.
Dice la Biblia que Dios «los creó hombre y
mujer»[20] . No
«unisex». La feminidad es un gran valor para la
mujer.
Recientemente ha nacido un nuevo
feminismo.
Janne Haaland
Matlary, secretaria de Estado para Asuntos
Exteriores de Noruega afirma que la mayoría de las mujeres son madres o desean
serlo. Tiene cuatro hijos, cuyas edades oscilan entre los 12 y los 7 años y es
catedrática de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Oslo. En
1995, participó como miembro de la delegación de
Ahora,
Janne acaba de publicar un libro
en Italia, «Tiempo de florecer. Por un nuevo
feminismo» (Mondadori), que está llamado a convertirse en una especie
de manifiesto del feminismo, en el que se declara que ha llegado la hora de que
florezcan «las cualidades femeninas» en todos los campos de la vida personal y
social y «en todo rincón de la tierra».
«El
feminismo de los años setenta tendía a la negación de la maternidad y a la
imitación de los hombres. Esto ha impedido, de hecho, todo desarrollo de las
cualidades y de las contribuciones femeninas, así como la aplicación de
políticas capaces de ayudar verdaderamente a las
mujeres».
Dice
Matlary que hay que ir a las
raíces, de la cuestión, es decir, «hay que reconocer que los hombres y las
mujeres son muy diferentes, tienen talentos diferentes. Además, la mayoría de
las mujeres son madres o quieren serlo.
El desafío
consiste en crear una igualdad que tenga en cuenta estas
diferencias».
Según
Matlary, las políticas al servicio
de la mujer deberían «garantizar una adecuada pausa de trabajo por maternidad,
retribuida y lo suficientemente larga como para evitar el "doble trabajo". Pero,
al mismo tiempo, es fundamental una pausa de trabajo para los padres. Pues aquí
la mujer no es la única que está en juego, sino toda
Así opina
Juan Pablo ll: «A menudo es
penalizado, más que gratificado, el don de la maternidad, al que la humanidad
debe su supervivencia. Ciertamente que aún queda mucho por hacer para que el ser
mujer y madre no comporte una discriminación. Es urgente alcanzar, en todas
partes, la efectiva igualdad de los derechos de la persona y, por tanto,
igualdad de salario respecto a igualdad de trabajo, y tutela de la
trabajadora-madre»[23]. También
dice en su documento de agosto del 88, Mulieris Dignitatem[24] , la
mujer no puede convertirse en objeto de placer y explotación, pero tampoco debe
invadir el terreno propio del hombre, masculinizándose y apropiándose de las
características masculinas, y haciéndose un marimacho.
«La igualdad
de derechos de la mujer y el hombre no debe consistir en su masculinización, en
deterioro de los auténticos valores femeninos». La identidad de la mujer no
puede consistir en ser una copia del hombre; puesto que ella está dotada de
cualidades y prerrogativas propias, que le confieren una personalidad autónoma,
que siempre se ha de promover y alentar»[25]
La mujer
debe ser femenina, y el hombre masculino. Cada uno tiene su tarea en la vida, en
la reproducción humana y en el servicio de la Iglesia, etc. La igualdad de
derechos de la mujer y el hombre tiene aspectos muy razonables. No se ve por qué
una mujer que realiza el mismo trabajo que el hombre y con la misma perfección,
no va a tener el mismo sueldo. Afortunadamente esta discriminación se va
acabando.
Pero hay
cosas en que el hombre y la mujer son distintos. El mismo cuerpo humano
demuestra la distinta misión específica de cada uno. El hombre tiene los hombros
más anchos que la mujer, pues está hecho para
Por
eso el hombre y la mujer son distintos corporal y psicológicamente. Negar esto
es un desconocimiento de la psicología humana. Las feministas quieren ser en
todo como los hombres. Esto es una equivocación. Y además, con esto, demuestran
su complejo de inferioridad. Por eso quieren ser como los hombres. La mujer no
es inferior al hombre. Es distinta. Es evidente que hay cosas más propias
del hombre, y otras para las que la mujer está más capacitada. Ignorar las
diferencias entre el hombre y la mujer demuestra un desconocimiento total de
psicología.
Ordinariamente, y en igualdad de
circunstancias, prevalece:
EN EL
HOMBRE
EN LA MUJER
La
razón ........
...... ........
........ ........
....... El sentimiento.
La
reflexión.... ........
........ ........ ........
........ La intuición.
Las
ideas........ ........
........ ........ ........
........ Las personas.
La
lógica ........ ........
........ ........ ........
........ El atractivo.
El
realismo..... ........
........ ........ ........
........ La fantasía.
La
ciencia....... ........
........ ........ ........
........ La religión.
El
estudio....... ........
........ ........ ........
........ La oración.
Vencer
........ ........ ........
........ ........ ........
Agradar.
Emprendedor...........
........ ........ ........
........ Hogareña.
Directo
........ ........ ........
........ ........ ........
Sinuosa.
El
descuido..... ........
........ ........ ........
........ El orden.
La
acción........ ........
........ ........ ........
........ El amor.
El
trabajo....... ........
........ ........ ........
........ La familia.
El
apetito........ ........
........ ........ ........
........ La maternidad.
La
reserva...... ........
........ ........ ........
........ La comunicación.
La
eficacia..... ........
........ ........ ........
........ El detalle.
La
personalidad....... ........
........ ........ ........
La belleza.
La
estabilidad ........
........ ........ ........
........ La moda.
La
técnica...... ........
........ ........ ........
........ La decoración.
La
comodidad ........
........ ........ ........
........ La estética.
La
sinceridad ........
........ ........ ........
........ El disimulo.
La
brusquedad ........ ........
........ ........ ........
La sensibilidad.
Los
gritos...... ........
........ ........ ........
........ Las lágrimas.
La
violencia..... ........
........ ........ ........
........ La resignación.
La
fuerza....... ........
........ ........ ........
........ La resistencia.
La
audacia...... ........
........ ........ ........
........ La prudencia.
El
valor ........
........ ........ ........
........ ........
El miedo.
La
fuerza....... ........
........ ........ ........
......... La
dulzura.
La
fortaleza... ........
........ ........ ........
......... La
delicadeza.
La
energía...... ........
........ ........ ........
......... La
astucia.
La
imposición ........
........ ........ ........
......... La
sugerencia.
El mando
........ ........ ........
........ ........ ......... La docilidad.
La
tenacidad... ........
........ ........ ........
......... La
paciencia.
La
intransigencia..... ........
........ ........ .......... La tolerancia.
La
justicia...... ........
........ ........ ........
.......... La
indulgencia.
La
protección ........
........ ........ ........
.......... La
servicialidad.
La
galantería ........
........ ........ ........
.......... La
admiración.
La
obsequiosidad..... ........
........ ........ .......... El cariño.
El
egoísmo...... ........
........ ........ ........
.......... La
generosidad.
El
flirteo ........ ........
........ ........ ........
.......... El
coqueteo.
El
sexo ........
........ ........ ........
........ ..........
La ternura.
La
lascivia...... ........
........ ........ ........
.......... El
pudor.
La
conquista ........
........ ........ ........
........... La
seducción.
La
agresividad ........ ........
........ ........ ........ .. La habilidad.
La
iniciativa.... ........
........ ........ ........
.......... La
receptividad.
Puede haber
excepciones, pero estas cuarenta diferencias son
frecuentes.
No de modo
exclusivo, sino predominante.
Estas
diferencias psicológicas entre el hombre y la mujer hacen que cada uno ame de
distinta manera. «En el hombre el amor es conquista, en la mujer es seducción:
necesita ser amada»[26].
«Se ha dicho
que la diferenciación sexual de los “caracteres” no serían naturales sino
culturales, etc. La objeción no resiste un mínimo examen de los datos obtenidos
por la antropología cultural. Es cierto que una educación dirigida expresamente
a ese fin puede conseguir masculinizar a la mujer y feminizar al hombre. Pero si
se deja obrar a la naturaleza, la diferenciación sexual es inmediata y clara.
Por eso, en millares de culturas estudiadas, la mujer y el hombre tienen la
psicología que corresponde a los caracteres sexuales primarios y secundarios.
Antropológica e históricamente esta conclusión está demostrada por los hechos.
Las “amazonas” son un mito; y es significativo que no exista un mito equivalente
para los hombres. El mito de las “amazonas” equivale a las utopías feministas de
hoy.
»Nunca mejor
empleada la palabra utopía: algo que no existe ni puede existir en ninguna
parte. En efecto, el feminismo radical desea una total igualdad entre el hombre
y la mujer: igualdad biológica, fisiológica, completa. Como esta igualdad no es
posible pese a todos los esfuerzos de las feministas, se busca una igualdad
cultural: se tiende a vestir como los hombres (o a que no haya diferencias entre
la indumentaria femenina y la masculina), y a hablar como los hombres: si era
costumbre social que los hombres utilizasen a veces un lenguaje malsonante -el
taco- las feministas lo imitarán servilmente.
»El
feminismo radical no depende sólo de la situación de una cultura, ya que
feminismo ha habido en otras épocas. Se trata de un comportamiento
psicológicamente patológico, que no acepta la diferente constitución biológica
del hombre. La desigualdad sexual hombre-mujer le parece una injusticia de la
naturaleza que es preciso corregir. Pero, como esto no es posible, los
movimientos feministas radicales intentan compensarlo con reivindicaciones
exaltadas, típicamente femeninas para mayor ironía.
»Hacen falta
mujeres-madres.
»La política la pueden llevar los
hombres solos.
»La técnica la pueden llevar los
hombres solos.
»La información, la pueden llevar
los hombres solos, etc., etc., etc.
»Pero la humanidad no puede
subsistir sin mujeres-madres.
«Cualquier mujer puede llegar a ser
una conductora, como cualquier hombre. Pero sólo a la mujer se le ha dado ser
madre»[27].
»La
diferenciación sexual masculina y femenina no es obstáculo, en absoluto, para la
defensa de la más completa igualdad de derechos en el hombre y la mujer, ya que
varón y mujer cumplen plenamente con el contenido biológico y ético del ser
humano. La misma diferenciación no
Las
feministas quieren hacer una sociedad dominada por las mujeres. Pero esta
sociedad tendría los mismos defectos, o más, que la dominada por los hombres.
Pues todo hombre bien nacido siente respeto por la mujer, mientras que las
feministas, frecuentemente, muestran desprecio por los hombres.
Me parece una
equivocación el que algunas mujeres consideren
el ocuparse de la casa como una esclavitud, de la que quieren liberarse.
Lo que se
hace por amor no se puede llamar esclavitud.
Un mismo
trabajo puede hacerse por un sueldo o por amor, y tendrá un valor totalmente
distinto.
Las cosas
hechas sólo por obligación pueden resultar latosas, pero las hechas por amor son
gozosas.
Un enamorado
recorre gozoso la distancia que le separa de la persona amada. Un kilómetro por
amor resulta como cien metros, y cien metros sin amor resulta como un kilómetro.
Por eso es
muy buen consejo: «Si no puedes hacer lo que amas, procura amar lo que tienes
que hacer».
Muchas
mujeres ansían realizarse en una profesión fuera del hogar, pero nada en el
mundo las puede realizar más que
Hoy las
edades de la mujer en que hay más maternidad es entre los treinta y cuarenta
años. Son madres «añosas», como se las califica en los manuales
médicos[30] .
Los
psiquiatras conocen un tipo de depresión propio de las madres que han dado a luz
siendo ya mayores.
En Estados
Unidos las mujeres vuelven al hogar. Según un informe del Departamento de
Trabajo, las mujeres estadounidenses no quieren trabajar fuera de casa.
Abandonan su empleo remunerado por el de «ama de casa»[31] .
Es cierto
que algunas mujeres pueden encontrar satisfacción en su trabajo fuera de casa,
pero con ningún trabajo pueden sentirse más satisfechas que con el de ama de
casa. «En la realidad de la vida, no pocos trabajos femeninos fuera de la casa
son bastante monótonos, y no tienen la riqueza de la vocación de ama de casa,
tan múltiple y variada: maestra, catequista, enfermera, cocinera, florista,
secretaria, modista, decoradora, conductora, asistente social, relaciones
públicas y tantas cosas más. Muchas profesiones posibles para la mujer son
preciosas, pero pocas habrá tan admirables»[32] .
Dos palabras
sobre la ordenación sacerdotal de las
mujeres.
Jesucristo sólo hizo
sacerdotes a varones. No lo hizo a su madre. Por eso la Iglesia no
ordena sacerdotes a las mujeres.
Dios quiso
que el Redentor viniera al mundo por medio de una mujer: María. María es, después de Cristo, la primera persona de la humanidad.
Pero a
María no la hizo sacerdote. Y esto
no fue por estar condicionado por la mentalidad de su tiempo.
Pensar que
Cristo se dejó influenciar por
ello sería ofensivo para Él.
Además
demostró su independencia del «qué dirán» en su trato con «la pecadora» y la
adúltera[33]
Respecto de
Esta libertad de espíritu y esta
toma de distancia son evidentes para mostrar que si Jesucristo quería la ordenación ministerial
de las mujeres, los usos de su pueblo no representaban un obstáculo.
Recientemente ha surgido en el
anglicanismo un movimiento a favor de la ordenación sacerdotal de las mujeres.
Pero, en su
carta apostólica Ordinatio sacerdotalis
del 22 de Mayo de 1994, Juan
Pablo II ha afirmado que esto no se puede hacer, pues Jesucristo sólo ordenó sacerdotes a
varones; y la Iglesia no puede hacer cambios importantes en los sacramentos
instituidos por Jesucristo.
Lo mismo que
en
Ya en el
siglo I, cuando se habla de la ordenación de sacerdotes se usa el término
«ándras» =varones; y no «ánthropos»=hombres=persona humana, sin
distinción de sexos[42].
Repetidas
veces ha dicho Juan Pablo II: «La
Iglesia no tiene autoridad para aceptar el sacerdocio femenino»[43] . «No
se trata de una cuestión de igualdad entre personas o de derechos dados por
Dios. El sacerdocio ministerial no puede ser reivindicado por nadie como un
derecho. La Iglesia, en plena fidelidad con el Nuevo Testamento y con la
tradición, tanto Oriental como Occidental, enseña que sólo los varones pueden
ser ordenados sacerdotes»[44] .
El
Resultan
repelentes esas feministas que exigen el sacerdocio como un derecho. Nadie tiene
derecho al sacerdocio. El sacerdocio
Sin el
sacerdote es alter Christus, otro
Cristo, evidentemente que está
representado más adecuadamente por un varón que por una mujer[45].
Elizabeth
Schüssler, conocida feminista alemana,
profesora de universidad en Estados Unidos, que durante mucho tiempo ha
defendido la ordenación sacerdotal de las mujeres, ha llegado a la conclusión de
que ha sido un objetivo equivocado. La experiencia del sacerdocio femenino en la
Iglesia anglicana ha dado como resultado que «no es una solución», «no es lo que
buscábamos»[47] .
Las mujeres
tienen una gran misión en la vida de la Iglesia, como muestra la historia; pero
no la de ser sacerdote. La Iglesia ha defendido siempre la dignidad de la mujer
siguiendo el ejemplo de Cristo que
en su predicación y en el trato que daba a las mujeres, fue una clara novedad
respecto a las costumbres dominantes entonces, que postergaban a la
mujer.
En este
trato de Cristo a las mujeres
estaba ausente la concupiscencia, de
Hoy está de
moda hablar de la sexualidad de Cristo.
Sin embargo,
dice la Biblia que Cristo
«se hizo en todo igual a los hombres menos
en el pecado»[48] .
68,13. El
casarse con una mujer pura tiene para el hombre una ilusión especial. El matrimonio después de
unas relaciones puras tiene una ilusión y una felicidad especiales. Y lo mismo
le pasa a la mujer.
El mejor regalo de bodas que espera
una persona es la virginidad de su pareja.
Toma este
precioso lema: «Fieles hasta la muerte y puros hasta el altar». Convéncete de
que mientras más pura y respetuosa sea tu conducta en el noviazgo, mayores serán
las garantías que llevaréis al altar, de un matrimonio indisoluble, tranquilo y
amoroso.
Dice la
Biblia que Amón deseaba a Tamar, y en el mismo momento de violarla la
aborreció en su corazón[49] .
Algunas
veces las chicas ceden ante las exigencias inmorales del hombre a quien aman; no
se atreven a resistirle. Por miedo a perderle, o por no contrariarle, llegan más
allá de donde su conciencia cristiana les permite. Y después resulta que todo
sale mal: su conciencia manchada, Dios ofendido, y su novio desilusionado.
Conozco
varios casos concretos en que unas relaciones se rompieron porque él perdió toda
la ilusión con una chica que había cedido a sus solicitaciones pecaminosas.
La mujer
interesa al hombre mientras es encanto, ideal, ilusión; pero rebajada a ser una
cosa, desilusiona
Recuerdo una
ocasión en que yo quería defenderla a ella y le echaba la culpa a él. Él me
respondió: «Muy bien, Padre, me reconozco culpable, pero he perdido en ella
Por eso no
es raro que un chico pierda la ilusión e incluso abandone a una chica que ha
perdido la pureza, aunque sea él el autor de la mancha.
Así son las
cosas.
Puede él
sentirse quizás culpable. Pero también desilusionado.
Y esto es
superior a su voluntad.
El chico te
quiere pura, fragante como una flor.
Si te
marchitas pierdes tu atractivo.
Mi
experiencia sacerdotal me ha hecho conocer varios casos que se decidieron a
elegir a una chica antes que a otra, atraídos precisamente por la intransigencia
en la pureza que en ellas habían observado.
Y es que los
chicos cuando buscan una chica-plan para divertirse y aprovecharse,
la quieren fresca; pero cuando lo que buscan es una novia en serio, la quieren
de una pureza intachable.
A nadie le
gusta comerse las sobras que otro dejó en el plato.
Por eso la
pureza es uno de los mayores tesoros de una muchacha.
Un hombre,
como Dios manda, se avergüenza de que su mujer haya sido una golfa.La chica fácil y
condescendiente en terreno moral resulta vulgar.
Chicas así
se encuentran en todas partes.
Cuando el
hombre que vale se enamora, lo hace de una mujer excepcional, que se sale de lo
corriente, de auténticos valores, sobre todo, espirituales y no de una
cualquiera. Lo vulgar, no enamora a nadie que tenga buen
gusto.
Un chico que
quiere a una chica, en lugar de hundirla, rebajarla, profanarla, degradarla,
instrumentalizarla, mancharla con los deseos de su instinto, procura, por encima
de sus apetencias, elevarla, dignificarla, sublimarla. Se preocupa de que sea
más piadosa, mejore su formación tanto religiosa como de carácter, voluntad,
etc.
Es decir,
busca siempre lo que a ella la engrandece, nunca lo que la envilece.
Mira lo que
decía un chico en una carta:
«¿Cómo me
gustaría mi futura esposa?
»Más bonita
de alma que de cuerpo, aunque sin descuidar esto último.
»Más piadosa
que rezadora.
»Con más
cultura religiosa que de cualquier otro tipo, aunque no desdeñe la cultura
general».
No he
añadido ni una palabra. Así piensan los chicos formales cuando hablan en
serio.
¿Quieres en
resumen unas cualidades femeninas que cautivan a los chicos? La sencillez, el
encanto, la sonrisa, la delicadeza, la amabilidad, la servicialidad, la dulzura,
el candor, unidas todas a una sólida piedad y a una pureza
intachable.
Es verdad
que en el momento de la tentación
están fuera de sí, y piden cosas que serenos jamás pedirían.
Pero cuando
pasa el torbellino, ellos mismos se avergüenzan de haber estado así. Si
negándote le defiendes de la fiera que lleva dentro, te lo agradecerá. Tu
intransigencia aumenta la ilusión que siente por ti. Tus condescendencias en
este punto, no lo dudes, te rebajan, te estropean, te ensucian, te manchan.
Y si de tu
parte no sólo hubo condescendencia, sino que hubo culpa, quedaste a la altura de
un demonio. ¡Qué horror! Piénsalo.
El chico te
quiere ángel. Así le ilusionas; su cariño se eleva. Cuando dejas de ser ángel,
él pierde la ilusión y lo que era cariño se convierte en otra cosa peor. ¿Creías
que cediendo te iba a querer más? ¡Te equivocaste! Te quiere menos.
Su verdadero
cariño se ha transformado en instinto de bestia. Y al ir perdiendo por ti la
ilusión y el cariño, pierde también el respeto. Quien profanó tu cuerpo no
tiene dificultad en profanar tu fama: ¡Lo que hizo contigo se lo contará a sus
amigos! ¿Puedes imaginarte los comentarios que harán de ti? ¡Qué vergüenza!
Esto ocurre
con mucha frecuencia; créeme.
El hombre
que pide libertades impropias a una mujer antes de la boda, puede hacerlo porque
la desea con violencia, con pasión desenfrenada, pero ten por cierto que no la
ama bastante para protegerla contra el animal que hay en la propia naturaleza
masculina.
Si tu novio
pretende de ti cosas que no admite tu conciencia, recházalo, y cuanto antes,
mejor. No te hará feliz. Lo que tiene no es amor a ti, sino a sí mismo, a su
concupiscencia y a su egoísmo.
Si te amara
a ti, buscaría tu bien por encima de sus apetencias.
Y si
prefiere sacrificar tu pureza, tu conciencia y tu alma a su apetito desordenado,
¿cómo vamos a creernos que te ama a ti?
Quien te ame
únicamente podrá cegarse en un momento de pasión, pero al chocar con tu rectitud
intransigente, reconoce su falta, te pide perdón y se siente orgulloso de tu
virtud.
No lo
olvides. Los pecados impuros con tu novio, te hunden a ti y le hunden a él. Por
eso es mentira cuando te dice para que cedas: «es que no me quieres», «parece
que no te intereso», «qué fría eres».
Ataca tus
sentimientos para rendirte. Pero esto es un truco muy viejo; si caes en la trampa, te
arrepentirás. Y si él te quiere de verdad, también se arrepentirá de haberte
hecho caer, pues, te repito, los chicos no quieren casarse con las frescas.
Esto ocurre
siempre entre los chicos que valen.
Y si algún
chico prefiere casarse con una fresca, porque es mona o tiene buen tipo, ese
chico es tonto. Creer que la belleza de su mujer le va a hacer feliz en el
matrimonio por encima de otras cosas, es no tener cabeza. Y desgraciada la que
se casa con un tonto. Pero en fin, tonto él y tonta ella: ¡Tal para
cual!
Conozco a
una chica que al pararle los pies a su novio, éste le dijo: «si no me quieres,
lo mejor es que lo dejemos». Ella respondió: «si para convencerte de que te
quiero necesitas eso, será que Dios quiere que lo dejemos».
A los pocos
pasos él la llama: «Perdóname. No sabía lo que decía. Has hecho muy bien en ser
firme. Estoy orgulloso de ti. Ahora te quiero más».
Al poco
tiempo se casaron.
En cambio
conozco novios que después de lograr de sus novias lo que no debieron conceder,
de tal manera perdieron la ilusión que nunca más volvieron a recuperarla.
Aparte de
que tú no sabes ahora si llegarás a casarte con éste. Si le concedes lo que no
debes, ¿quién va a querer después una mujer de segunda
mano?
No
estoy inventando.
Conozco
chicos que al enterarse de las intimidades de su novia en noviazgos anteriores,
decidieron dejarla. No querían una mujer de segunda mano.
Si Dios pide
pureza a las chicas, no es por capricho; sino porque
Por eso, que
no se extrañen las chicas que pisoteando su pudor concedieron a otro lo que no
debían, si después esperan inútilmente que alguien las quiera.
Lo que les
ocurre es consecuencia lógica de su conducta
equivocada.
No me digas
que cedes por amor a él. Todo lo contrario.
Si le amas,
no puedes ceder; pues pecando le
haces el peor de los daños: le condenas al infierno. Si le amas, sálvale. Aunque
esto exija sacrificios.
Dejarle pecar no es amarle, es
matarle.
Con tu
resistencia firme y entera le dices: «Te quiero tanto y tengo tantas ganas de
casarme contigo, que no quiero cometer ningún pecado, para que Dios nos bendiga
y podamos llegar algún día
Hay que
saber mantener el instinto sexual frenado. El soltero tiene que guardar pureza.
El casado también tendrá ocasiones en las que será necesaria
No se doma
al potro salvaje dejándolo correr por las praderas. Hay que embridarlo y
mantener bien firmes las riendas. Sólo así llegará a ser útil para el servicio.
Lo mismo pasa con el instinto sexual.
El joven que
durante las relaciones no ha aprendido a dominar sus impulsos, no sabemos si lo
logrará después de casado.
Es más,
cuando ellos saben que de novios no han dominado su instinto sexual, después de
casados pueden tener dudas de que el otro falte a la fidelidad en los momentos
de necesaria abstención (enfermedades, viajes, etc.).
En cambio,
si uno y otro han dado pruebas de saber dominarse en ese punto, les dará enorme
seguridad para tranquilizarse confiando en el dominio propio del otro forzado a
una abstinencia sexual.
La prueba
sexual previa al amor es la negación del
amor que esencialmente es entrega incondicional e irrevocable.
Quien dice
«déjame que pruebe contigo para ver si me conviene amarte», es porque no ama. El
lenguaje del amor es todo lo contrario: «porque te amo deseo vivir contigo tal
como eres».
Escucha las palabras de Pío XI: «No puede negarse que tanto el
fundamento firme del matrimonio feliz como la ruina del desgraciado, se preparan
y se basan en los jóvenes de ambos sexos durante los días de su infancia y de su
juventud. Y así hay que temer que quienes antes del matrimonio sólo se buscaron
a sí mismos y a sus cosas, y quienes condescendieron con sus deseos, aun cuando
fueran impuros, sean en el matrimonio como fueron antes de contraerlo, es decir,
que cosechen lo que sembraron: tristeza en el hogar doméstico, llanto, mutuo
desprecio, discordias, aversiones, tedio en la vida común, y lo que es peor,
encontrarse a sí mismos llenos de pasiones desenfrenadas»[50] .
La delicadeza y
la ternura son dos de los más importantes
componentes del matrimonio. Si faltan antes del matrimonio, no es probable que
aparezcan después, y sin ellas el matrimonio puede acabar en
desastre.
Cuando lo
que hay es sólo apetito sexual, la cosa es pasajera, como un capricho. Mientras
dura, parece que todo va bien. Pero con frecuencia al cabo de cierto tiempo
cambian las cosas y aquello termina mal.
Sobre todo,
cuando se ha pisoteado la conciencia es muy frecuente que esta situación se haga
insostenible.
No es lo
mismo «hacer el amor» que tener «relaciones
sexuales».
«Semejante error muy extendido
y divulgado en los últimos tiempos, es reducir el amor al
sexo.
Los
que vayan por ese camino lo van a tener muy difícil a la hora de establecer una
pareja sólida, firme, estable, duradera»[51] .
Hoy se dice
mucho «hacer el amor». Esto es degradar el amor, cosificarlo.
Las cosas se
hacen; el amor, no.
El amor se
tiene.
El
amor brota espontáneamente de la admiración y estima por una persona.
Cuando no
hay amor, «hacer el amor» es lujuria.
Hoy se
quiere identificar lujuria con amor, pero son dos cosas distintas. La diferencia
entre amor y lujuria es que en el amor valoro a la persona por sus cualidades, y
esto me lleva a sacrificarme por el bien de ella; en cambio en la lujuria busco
a la persona por las gratificaciones que me proporciona. Es decir, la hago
objeto de mis satisfacciones egoístas. «El erotismo arranca del egoísmo. El amor
parte de la generosidad»[52].
68,14. El
hombre sensual confunde el placer con
Es verdad
que el amor incluye el sexo; pero
puede haber sexo sin nada de amor: por ejemplo, el que va con una prostituta.
Ortega y
Gasset en su ensayo Estudios sobre el amor analiza la
diferencia entre amor y apetito sexual.
Dice que no
es lo mismo desear que amar: el drogadicto desea la droga, y al mismo tiempo la
odia porque sabe que es su ruina.
El deseo es
egoísta. El amor es generoso. Cuando deseo, busco algo que me satisface. Cuando
amo, busco satisfacer a alguien[54] .
No es lo
mismo deseo que amor. Al desear busco para mí, al amar quiero el bien de la
persona amada.
El sediento
desea agua para saciar su sed, y un hombre puede desear a una mujer para
saciar su lujuria. Pero ni el sediento ama el agua, ni ese hombre ama a esa
mujer. Por eso cuando el sediento deja de tener sed, pierde su interés por el
agua, y cuando ese hombre encuentra otra mujer que le apetece más, cambia con
facilidad de persona. El amor es estable.
A veces las
películas exponen la tragedia, no rara en la vida real, de dos amores cruzados.
Una persona ama a otra que no le corresponde, y al mismo tiempo es amada por
otra que le deja indiferente. Si uno de estos amores es imposible por tratarse
de persona casada, es claro que la solución es centrarse en el único amor
posible, para ver si es también razonable. Pero si los dos amores son igualmente
posibles, a veces la solución no es fácil. Es difícil acertar.
Además de la
inclinación del corazón, hay que examinar otras cosas para unir el corazón con
la cabeza.
Hay una
canción que dice que a todo el mundo le gusta cambiar de comida, de trabajo y de
amor, pues toda la vida igual resulta insoportable.
Pero el amor
no es ni una comida, ni un trabajo.
El que
necesita cambiar de amor es porque tiene la desgracia de que nunca ha amado, y
por lo tanto tiene una total ignorancia de lo que es el amor.
El que ama
de verdad es feliz viviendo con la persona amada toda la vida.
Por eso las
frases de amor son: «te querré siempre», «te querré hasta la muerte». Pero quien
dice: «te querré sólo una semana, pero la semana que viene querré a otra», ése
no ama. Lo que tiene se llama un ligue, un capricho pasajero, o lo que sea, pero
no es amor.
El amor, lo
es para siempre o no es amor. «Un amor condicionado es un amor putrefacto. Un
amor “a ver cómo funciona” es un brutal engaño entre los dos.
Un amor sin
condiciones puede fracasar, pero un amor con condiciones, no sólo es que nazca
fracasado, es que no llega a nacer»[55] .
El vicioso
necesita continuamente cambiar a nuevas experiencias; pero el auténtico amor nunca encuentra rutinario lo
que es sincera expresión de cariño.
Y
naturalmente los que hacen vida sexual sólo por apetencia, para satisfacer un
deseo, donde cada uno busca el placer que el otro le proporciona a él, eso,
evidentemente tiene que terminar mal.
No es lo
mismo amar que enamorarse. El enamoramiento puede deberse a motivos externos de
Amor no es
el placer que sienten dos estando juntos.
Esto puede
ser coincidencia de egoísmos.
Uno comienza
a amar cuando llega a ser capaz de sacrificarse para hacer feliz a la persona
amada.
El egoísmo
es la muerte del amor; mientras que el sacrificio es la verdadera prueba del
amor.
Cuando los
novios se han templado en el sacrificio por el bien del otro, el matrimonio será
una delicia .
Pero si lo
que han hecho de novios es fomentar su egoísmo, es lógico que su matrimonio sea
un fracaso.
El amor nunca es
egoísta.
Todo lo que
sea instrumentalizar en busca de la propia satisfacción, no es amor. Y esta
instrumentación puede ser simultánea por ambas partes.
Sin virtud y
sin amor no puede haber matrimonio feliz.
Muchos
matrimonios fracasan porque su noviazgo fue una calamidad.
Estos
matrimonios tenían que fracasar necesariamente.
Lo normal es
que de un mal noviazgo salga un mal matrimonio, y que de un buen noviazgo salga
un buen matrimonio.
Habrá
excepciones, pero son las menos.
El número de
matrimonios felices es proporcional al de las parejas que se casan por amor, y
no por lujuria.
Cuando un
chico y una chica se unen en matrimonio sólo porque se apetecen sexualmente es
lógico que ese matrimonio sea un fracaso.
La
convivencia estable de dos personas es imposible que sea agradable si entre
ellas no hay verdadero amor.
Muchos creen
que se aman y sólo se desean.
En Estados
Unidos el 50% de los matrimonio de jóvenes menores de veinte años, se divorcian
antes de los dos años[56] .
La
experiencia de la vida demuestra que la unión sexual pasajera es mucho menos
satisfactoria que la que realiza una pareja estable que se ama.
La libertad
sexual, la unión sexual episódica, al principio puede parecer gratificante, pero
a la larga deja el alma triste.
Por eso
quienes van de cuerpo en cuerpo buscando ese tipo de satisfacciones es lógico
que terminen hartos de todo, sin ilusión por nada, cansados de vivir, incapaces
de amar y resignados a no encontrar esa felicidad duradera con la que toda
persona sueña.
Las aventuras
sexuales pueden durar más o menos, pero por
carecer de amor, suelen terminar mal.
Sólo el
verdadero amor puede proporcionar una felicidad perdurable.
Lo que hacen
es animalizar a las personas e indisponerlas para la verdadera felicidad que
está en el amor espiritual.
La felicidad
de la persona humana no puede reducirse a satisfacciones corporales, que no
superan el nivel animal.
«Es una
experiencia humana que el nivel puramente sexual ni le aporta al hombre una
felicidad duradera ni es capaz de satisfacer los anhelos más profundos del
corazón»[57] .
Muchas
personas que han pasado por diversas aventuras amorosas, después, reconocen que
han perdido el tiempo, pues no han encontrado el verdadero amor, y ahora sueñan
con formar una familia estable, pero ya es tarde.
El amor
enriquece el sexo.
Por eso los
novios no deben tener ningún temor a que su vida sexual no vaya a ir bien en el
matrimonio.
Si se aman
de verdad, la vida sexual irá bien.
Por eso es
un error decir que los novios deben conocerse sexualmente antes del matrimonio.
Dice
Los fracasos
en la vida sexual suelen ocurrir cuando hay falta de armonía en el terreno
psíquico, pues esto repercute en el terreno sexual.
Algunos
dicen que si un chico y una chica se quieren para vivir matrimonialmente no
necesitan ningún papeleo
burocrático.
Eso es muy
cómodo, pero no es serio.
En la vida
todas las cosas serias se formalizan con un documento.
Si tú le
prestas a un amigo un millón de pesetas, no te basta su palabra, por muy amigo
tuyo que sea. Te quedas más tranquilo si te echa una firmita en un papelito.
Pues el
matrimonio es una cosa muy seria, en la que se pone en juego la educación de
unos hijos que necesitan un hogar, y eso no puede estar a merced de una pareja
que no quiere comprometerse a vivir juntos, y por lo tanto en cualquier momento
difícil, por los que necesariamente pasan todas las parejas, uno de los dos
podría dejar al otro plantado y marcharse, a veces, precisamente en una edad en
la que será muy difícil encontrar nueva pareja, y la soledad atormentará al otro
todo el resto de su vida.
Además, el
amor busca estabilidad. La institucionalización del amor en el matrimonio es
algo constante a lo largo de la historia.
Aparte de
que los hijos tienen derecho a un hogar estable indispensable para su educación.
Pero además,
los niños pueden traumatizarse al darse cuenta del rechazo de los demás por su
situación anómala.
Y si se
casan después de tener el hijo, el trauma puede ser de alguno de la pareja hacia
ese hijo que le ha obligado a casarse contra su voluntad.
Por eso la
Iglesia no está de acuerdo con esas parejas que quieren vivir matrimonialmente,
pero sin formalizar el matrimonio[58] .
Un mismo
acto (coito), cambia de valoración moral si cambian las circunstancias
(matrimonio) que pueden conceder un derecho que antes no se tenía. Los medios de
comunicación nos invitan continuamente al sexo libre. Sin embargo «la sexualidad
“desconectada” del amor y de los sentimientos rebaja y envilece a la persona, y
conduce a la neurosis»[59] .
Hay cuatro
tipos de amor:
a) Amor
entre padres e hijos.
b) Amor
entre hombre y mujer.
c) Amor
entre amigos.
d) Amor
espiritual.
La base de
la felicidad matrimonial está en el amor
espiritual entre ambos cónyuges. Éste es perdurable, el que no hastía
nunca. Y cuanto más pongas de carnal en tu cariño, menos sitio dejas para lo
espiritual. Unas relaciones en las que hay concesiones a la concupiscencia, se
rebajan, pierden elevación y espiritualidad, es decir, pierden fortaleza en su
vínculo fundamental.
En cambio,
cuando el instinto es frenado por la virtud, una aureola de elevación ilumina
ese cariño, y un autodominio y mutuo respeto fortalece el vínculo que va
Cuando se da
este amor espiritual, el noviazgo es un tiempo de mutua educación: él se hace
más puro, deja ciertos amigos, etc., por darle gusto a ella; y ella viste con
más decencia, vence más su genio y sus caprichos, etc., por darle gusto a él.
Pero cuando el amor del noviazgo está basado sobre la carne y el instinto, ese
amor es egoísta, busca sólo su propia satisfacción. El egoísmo adquirirá en el
matrimonio proporciones insospechadas. «El amor no puede limitarse a una
utilidad placentera que busca su propio provecho»[60] .
Alegría es
la satisfacción por haber alcanzado un deseo. Es saborear algo bueno que
esperábamos. La alegría está sobre el placer. El placer está en los sentidos, y
la alegría en el alma. La alegría es el camino hacia
La felicidad
se lleva en el alma.
Victor Frankl, fallecido en Viena, a los 92 años,
el 2 de Septiembre de 1997, padre
de la logoterapia, la «tercera escuela vienesa de psicoterapia», según la cual
la motivación psicológica primaria del hombre es la búsqueda del significado de
la vida[61] , en su obra El hombre en busca de sentido
dice:
«La
felicidad no se puede buscar nunca directamente. Sólo puede venir como
consecuencia de haber entregado lo mejor de nosotros mismos por una causa
noble».
Dice el
Dr. Rodríguez Delgado, que no es
lo mismo placer que felicidad. El placer está en los sentidos. La felicidad en
el alma.
El amor
tiene dos vertientes, el cariño, que es amor del alma, y el deseo que es amor
del cuerpo. El cariño está hecho de ternura, admiración, respeto, etc.
El deseo
trata de poseer el cuerpo del otro, culminando en la unión sexual.
La
diferencia entre amor y deseo está en que el amor se siente atraído por las
virtudes de la persona, y el deseo por la belleza corporal[62] .
«El amor es
más espiritual, va más dirigido a la belleza del alma.
»Va
surgiendo poco a poco con el trato de la persona querida.
»El deseo
brota más explosivamente.
»Va dirigido
al atractivo corporal.
«Es más
violento, busca expresarse en abrazos y besos frenéticos, que son maneras de
tratar de poseer el cuerpo del otro.
»Son conatos
de la unión sexual.
»El deseo
nace del cuerpo. Se siente en el cuerpo, se dirige al cuerpo del otro.
»El amor es
menos explosivo y violento. Es más profundo, más satisfactorio. Más
reconfortante. Está hecho de ternura, admiración, respeto e identificación con
la persona querida[63] .
«Hoy se
habla mucho de sexo y poco de amor»[64] .
A veces se
dan solteros, ya mayorcetes, que han encontrado una pareja con quien hacer vida
sexual, y no quieren atarse con el matrimonio.
Son unos
egoístas que buscan sólo su propia satisfacción, incapaces de amar a nadie, y
por lo tanto incapaces de hacer feliz a nadie.
Sólo se
quieren a sí mismos, y a la larga es inaguantable convivir con ellos.
Quienes de
solteros quisieron siempre satisfacer sus caprichos, llegan al matrimonio con un
alma ferozmente egoísta y un cuerpo ávido de placeres. Como es natural el
matrimonio no puede darles todo lo que ellos quieren, y su falta de sentido
cristiano les hace infelices incluso en esta vida. El resultado de esto son los
fracasos matrimoniales que vemos por todas partes.
Muchos se
quejan de su matrimonio cuando ya no hay remedio, porque un vínculo indisoluble
los ata para toda
Muchos
fracasos matrimoniales, muchos
matrimonios desgraciados se deben a haber tenido un falso concepto del amor.
El cine, las
novelas, las canciones de la radio y los seriales están llenos de ideas paganas
sobre el amor.
Quien bebe
en esas fuentes, es natural que sienta los efectos del veneno.
El
matrimonio es una cosa muy seria, y como todas las cosas serias, requiere su
preparación adecuada.
La
frivolidad, la ligereza, la pasión y el jugar al amor han matado el verdadero
amor.
Los chicos y
las chicas se gustan por el atractivo físico, por el instinto sexual, por la
satisfacción que el otro les produce a sí mismos.
Y esto es
egoísmo, no es amor. Y el egoísmo es caprichoso, voluble, pasajero.
Estos amores
apasionados y egoístas no pueden dar una felicidad estable.
Pronto se
cansan y ansían cambiar de objeto.
Los objetos no se
aman. Se utilizan para uno, y luego se
tiran o se arrumban.
Una chica
que no se hace respetar se rebaja a ser un juguete. Y los juguetes duran más o
menos, pero terminan arrumbados y olvidados.
Me
escribía una chica:
«Padre, es
un asco. Todos los chicos vienen a lo mismo. Si no te dejas, no les interesas».
El dejarse
instrumentalizar por temor al abandono es un disparate, pues quien
instrumentaliza no ama, y quien no ama terminará abandonando. Para algunos
chicos, las chicas son como esos objetos que llevan una etiqueta que dice:
«Tírese después de usarla».
El amor es
otra cosa. El amor es dar. Es enriquecer, dignificar, ennoblecer a la persona
amada. Nunca gozarla para sí mismo. Eso es egoísmo[65] .
Y el
egoísmo es la muerte del amor, mientras que
el sacrificio es la verdadera prueba del amor.
Cuando los
novios se han templado en el sacrificio por el bien del otro, el matrimonio será
una delicia.
Pero si lo
que han hecho de novios es fomentar su egoísmo, es lógico que su matrimonio sea
un fracaso.
Ya dijo
Aristóteles que «amar es buscar el
bien de la persona amada»[66]
Santo
Y Sócrates que «el amor es
darse»[68] .
Jean
Guitton aprendió de niño estos versos que
expresan la misma idea:
«Por tu felicidad, daría la
mía.
Aunque nunca tuvieras que
saberlo.
Con tal de oír alguna vez en la
distancia
la risa de la dicha, nacida de mi
sacrificio»[69] .
«El
amor,
al contrario que el
dinero,
cuanto más se da, más se
tiene;
cuanto más generoso, es más grande y
más hermoso.
Amor,
no es buscar ser comprendido, sino
comprender;
no es buscar ser perdonado, sino
perdonar;
no es buscar ser alegrado, sino
alegrar;
no es buscar ser amado, sino
amar.
Amar,
es saber sacrificarse, hasta
estrujarse el corazón
por la felicidad de la persona
amada.
Si no quieres sufrir, no
ames;
pero, si no amas, ¿para qué quieres
vivir?»[70].
.
El ser
humano es persona, no es cosa.
El amor
integra el respeto a la persona, o no es amor, aunque haya manifestaciones
eróticas; pues el amor no consiste en la excitación de los sentidos. El
auténtico amor no se dirige sólo al cuerpo, sino a toda la
persona[71].
«El amor
«El amor
conyugal es un amor de totalidad. Siendo un amor total, tiene que ser un amor
definitivo.
»Un amor
total que tiene reservas en el tiempo, no puede ser un amor total...
»La
totalidad del amor es indivisible...
»Por su
propia esencia es fiel y exclusivo. Un amor total no puede ser compartido con
varias personas»[73] .
En el
sentido más general, puede describirse el carácter activo del amor afirmando que
amar es fundamentalmente dar, no recibir...
Dar es más
satisfactorio, más dichoso, que recibir; amar, es más importante que ser amado.
Al amar, se
siente la potencia de producir amor -antes que la dependencia de recibir siendo
amado-.
El amor
infantil sigue el principio: «amo porque me aman».
El amor
maduro obedece al principio: «me aman porque amo».
El amor
inmaduro dice: «te amo porque te necesito»[74] .
La
concupiscencia dice: «Te amo porque eres un bien para mí».
El auténtico
amor dice: «Te amo porque deseo lo que es un bien para ti».
El «amor
recíproco» no es el hartazgo de la concupiscencia de cada uno, que es una
coincidencia de egoísmos.
«La
reciprocidad verdadera no puede nacer de dos egoísmos sino que ha de suponer
necesariamente el altruismo de cada uno».
«Amar es
darse y darse significa limitar su libertad en provecho de otro. La limitación
de la libertad podría ser en sí misma algo negativo y desagradable, pero el amor
hace que por el contrario, sea positiva, alegre y creadora. La libertad está
hecha para el amor...
»El hombre
desea el amor más que la libertad: la libertad es un medio, el amor es un
fin»[75] .
El único
amor perdurable, el que da una felicidad creciente al paso del tiempo, el único
amor que da la máxima felicidad posible en este mundo, es el amor que por encima
de la satisfacción propia busca el bien de la persona amada, aunque para ello
tenga que renunciar a sus propias apetencias.
Amor que se
busca a sí mismo, fracasa irremediablemente.
El amor
eleva, la pasión envilece.
El amor que
busca el bien de la persona amada, llegará a encontrar la verdadera dicha.
La
experiencia de la vida confirma la verdad de todo esto.
Por eso vale
tan poco enamorarse del cuerpo, que es amor sexual. Y en cambio, hay tantas
garantías de éxito en el amor del alma, que es espiritual.
Si lo que
buscas, en lo que llamas amor, es saciar tu sed, no amas, desengáñate.
Si lo que
buscas es servir, ennoblecer, perfeccionar a la persona amada, felicítate: has
encontrado el camino del verdadero amor.
Y cuanto más
haya de esto, más feliz te hará ese amor.
Considera despacio estas
ideas:
-Si te extasías ante su belleza...,
eso sólo no es amor: es admiración.
-Si sientes
palpitar tu corazón en su presencia..., eso sólo no es amor: es
sensibilidad.
- Si ansías
una caricia, un beso, un abrazo, poseer de alguna manera su cuerpo...,eso sólo
no es amor: es sensualidad.
-Pero si lo
que deseas es su bien, aun a costa de tu sacrificio..., enhorabuena: has
encontrado el verdadero amor[76].
No es lo
mismo amar a una persona para hacerla feliz a ella, que amarla para que ella,
con su amor, nos haga felices a nosotros.
Esto segundo
es egoísmo.
Con todo hay
que tener en cuenta que uno puede sacrificarse no sólo por amor, sino también
por deseo.
Se pueden
hacer grandes sacrificios para obtener cosas: un automóvil, una prenda de
vestir, etc.; y las cosas no se aman. Sólo se desean. Y cuando se
consiguen se cambian por otra cosa mejor, más buena o más
moderna[77] .
«Bajo el
nombre de amor circula una mercancía que es su negación y caricatura. Lo grave
es que se está vilipendiando el amor verdadero por parte de todos esos falsarios
de la sexualidad humana.
»Lo grave es
que a fuerza de presentar una imagen deformada de la sexualidad, se compromete
su valor como ser humano»[78] .
El sexo
normal ya no atrae; se está echando mano a extravagancias y perversiones. Están
en venta el sadismo y el masoquismo, y, junto a ellos, la homosexualidad
masculina y femenina, y todo lo demás.
Se presentan
nuevas formas de cohabitación del hombre y de la mujer, como el sexo en grupo,
el cambio de parejas, etc. Pero también de estas novedades se irá cansando el
consumidor.
El ambiente
hedonista que nos invade se ríe del amor desinteresado. Sólo le interesa buscar
gratificaciones placenteras.
No tiene más
horizonte que saciar los instintos.
No admite
otro valor que lo agradable.
Éste es el
círculo angosto, asfixiante, del erotismo. Aunque, por fortuna, son muchos los
ejemplos de un amor generoso, libre de la tiranía del egoísmo y del
reduccionismo envilecedor[79] .
«Erotismo es
la separación de la sexualidad del amor conyugal con el fin de procurar
gratificaciones placenteras»[80]
«La mera
explicación de cómo se obtienen sensaciones placenteras ya constituye , de
hecho, una incitación al mero erotismo. No forma para el amor, deforma. Lanza
por una vía contraria al verdadero amor»[81] .
La caricia
erótica acaricia el cuerpo, la caricia amorosa acaricia el alma.
«No
convirtamos el amor en algo biológico: “Yo quiero porque siento. Dejo de sentir,
dejo de querer”.
»Esto no es
verdad (...)
»Los
sentimientos, con el tiempo, van decreciendo.
»Lo mismo el
dolor por la muerte de una madre que la ilusión de los enamorados. (...)
»Pero el
amor no es lo mismo que el sentimiento. (...)
»Uno no
puede poner el amor, que es lo más importante en la vida de una persona, en
manos de una cosa que yo no puedo dominar, como es el sentimiento.
»El amor
está en algo que yo domino:
»Esto
sí está en mis manos, aunque no sienta nada»[82].
Una madre
junto al lecho de su hijo enfermo puede no sentir nada placentero, pero
evidentemente que está amando a su hijo.
«El secreto
está en entregarse. Cuanto más se entrega uno, más quiere. Las cosas a las que
uno se entrega, se termina queriéndolas»[83].
El hombre,
por ser sensible, siente atracción hacia los estímulos gratificantes.
Y esto es
para él un valor. Pero como al mismo tiempo es espiritual, no puede tener
como meta el disfrutar de los estímulos sensibles placenteros. Para él son
superiores la verdad y el bien. Orientar su vida según una auténtica
jerarquía de valores le hace madurar como persona humana y le otorga paz y
felicidad[84] .
Dijo el Dr.
«La
sexualidad desconectada del amor conduce a lo neurótico. (...) Hoy estamos
asistiendo a una verdadera idolatría del sexo. (...)La sexualidad no es algo
puramente biológico, un placer del cuerpo, sino que mira a lo más íntimo de
«Un hombre
no puede ser feliz cuando se realiza a medias.
»Cuando se
queda por el camino presa de atractivos efímeros.
»El ser
humano se realiza cabalmente cuando pone todas sus potencias al servicio de la
realización de las posibilidades más valiosas»[86]
«El hombre
debe elegir en cada momento no lo más apetecible, sino lo más conveniente para
su desarrollo personal»[87] .
«Lo
agradable es un valor. Pero colocar lo agradable en la cima de la escala de
valores es hedonismo, que toma como ideal de la vida acumular gratificaciones
fáciles y sensaciones placenteras»[88].
«Haber
perdido el sentido del sacrificio debe ser calificado como una de las mayores
calamidades del siglo XX. Desde hace dos siglos se viene interpretando todo
sacrificio como una represión y una amputación del verdadero ser del hombre. Es
éste un error que puede destruir de raíz nuestra vida personal. (...). Conceder
la primacía a los valores más elevados constituye el núcleo de la virtud humana
de la responsabilidad. (...). La voluntad al servicio de un ideal valioso
adquiere una energía indomable (...). El mayor empeño de nuestra existencia debe
ser realizarnos como persona humana»[89]
[1] Pedidos a: Apartado
2546. 11080-Cádiz. Tel.: (956) 222 838. FAX: (956) 205
810
[2] B. CHARBONNEAU:
Noviazgo y felicidad, Vll, 5. Ed.
Herder. Barcelona, 1970. Este libro interesa muchísimo para que los novios
orienten bien sus relaciones en orden a un matrimonio
feliz.
[3] ROBINSON: Educación sexual y conyugal, 3º, ll, 4.
Ed. Mensajero. Bilbao
[4] ROBINSON: Educación sexual y conyugal, 3º, III, 5.
Ed. Mensajero, Bilbao. Precioso libro que deberían leer todos los jóvenes a
partir de los 18 años. Informa admirablemente de todo lo que deben saber los
jóvenes, y los esposos sobre la vida
sexual
[5] ROBINSON: Educación sexual y conyugal, 3ª, III, 5.
Ed. Mensajero. Bilbao
[6] EVA FIRKEL: Mujer, vocación y destino, II,
[7] EVA FIRKEL: Mujer, vocación y destino, ll,
[8] MIGUEL ÁNGEL
FUENTES,V.E.:Apologética católica,
MORAL. En INTERNET:
http://catholic-church.org/russia-ive/apologetica/homepage.htm
[9] EVA FIRKEL: Mujer, vocación y destino, ll, 2, b. Ed.
Herder. Barcelona.
[10] FOERSTER: Temas capitales de educación, lll. Ed.
Herder. Barcelona.
[11] ROBINSON: Educación sexual y conyugal, 3º, ll, 3.
Ed. Mensajero. Bilbao.
[12] BLESS: Pastoral psiquiátrica, ll, A, 2, 3. Ed.
FAX. Madrid.
[13] Dr. VALLEJO-NÁGERA:
Antes que te cases, 1ª, III, 14.
Ed. PLUS ULTRA. Madrid.
[14] Dr. GARRIDO-LESTACHE:
Diario YA del 14-Xll-73, pg. 22
[15] Dr. MIGUEL AGUILAR
MERLO: El factor Rh. Ed.
Santaolalla. Madrid, 1981.
[16] BERNABÉ TIERNO:
Valores humanos, III, FAMILIA.
Ed. Taller de editores. Madrid.
1994.
[17] ENRIQUE Mª HUELIN,
S.I.: María en la voz de la Iglesia,
II. Rute. 1990.
[18] Concilio Vaticano
II: Gaudium et spes: Constitución
sobre la Iglesia en el mundo actual, nº49
[19] SAN PABLO: Carta a los
Gálatas, 3:
28.
[20] Génesis, 1: 27.
[21] Diario ABC de Madrid
del 11-VII-98. pg. 44
[22] ZENIT: Boletín informativo del Vaticano en
INTERNET, 19-V-99 ( ZS99051909).
[23] JUAN PABLO II: Mulieris Dignitatem, nº
4
[24] JUAN PABLO II: Mulieris Dignitatem, nn. 10, 14, 26 y
27.
[25] JUAN PABLO II: Diario ABC de
Madrid, 7-XII-95, pg. 64
[26] JOSÉ DE LAS GARRIGAS:
DIARIO DE CÁDIZ del 30-IV-1974, pg.24
[27] SIGRID UNSET: en
INTERNET, www.mujer nueva.org (15-XII-2000).
[28] Diario LA RAZÓN del
30-XI-99, pg.80
[29]
[30] Diario EL PAÍS,
Domingo, 10-XI-89.Pg. 6
[31] Diario EL MUNDO,
1-VIII-91, pg. 19
[32]
[33]
[34] Evangelio de SAN
JUAN, 4:27
[35] Evangelio de SAN
JUAN, 4:27
[36] Evangelio de SAN
MATEO,9:20ss
[37] Evangelio de SAN LUCAS,
7:37
[38] Evangelio de SAN
JUAN, 8:11
[39] Evangelio de SAN
MATEO, 19:3-9; Evangelio de SAN
MARCOS,10:2-11
[40] Evangelio de SAN
LUCAS, 8:2s
[41] Evangelio de SAN
MATEO, 28:7-10
[42] SALVADOR ANTUÑANO:
El misterio del Santo Grial, IV.
Ed. EDICEP. Valencia. 1999.
[43] Diario ABC de Madrid,
24-X-97, pg.77
[44] ZENIT. Boletín
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[46] Diario ABC de Sevilla,
19-XI-95, pg. 48
[47] JOSÉ RATZINGER:
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15. Ed. Palabra. Madrid.
1997.
[48] Hebreos, 4:15
[49] Libro Segundo de
Samuel, 13:1-19
[50] PÍO XI: Encíclica
Casti connubii, nº
43
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[53] Dr. CARNOT: El libro del joven, 1ª, I, 2. Ed.
Studium. Madrid
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[55] JOSÉ
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[57] HERMAN van der
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Atenas. Madrid
[58] Nuevo Catecismo de
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[61] Boletín informativo
del Vaticano del 11-IX-97: ZE970911.
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[65] FRANCISCO DE LA VEGA,
S.I: El amor no se improvisa, ll,
3. Ed. Mensajero. Bilbao
[66] ARISTÓTELES: Retórica,
II
[67] SANTO TOMÁS: Suma Teológica 1-2,
26,4
[68] PLATÓN: Diálogo sobre el banquete. Ed. Planeta.
Barcelona, 1982.
[69] JEAN GUITTON: Lo que yo creo, V. Ed. Acervo. Barcelona,
1973.
[70] Dr. J.
DOMÍNGUEZ: Felicidad sexual. Ed.
Plus Ultra. Nueva York, 1971.
[71] KAROL WOJTYLA,
Cardenal de Cracovia, hoy Papa Juan Pablo ll: Amor y responsabilidad, ll, 12s. Ed. FAX.
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[72] PABLO TOURNIER:
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Estela. Barcelona.
[73] JOSÉ ANTONIO
SAYÉS: Moral de la sexualidad, II, B,
2. Ed. Tau. Ávila, 1988
[74] FROMM: El arte de amar, ll. Ed. Paidós. Buenos
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[75] KAROL WOJTYLA:
Cardenal de Cracovia, hoy Papa Juan Pablo ll: Amor y responsabilidad, 2º, l, 3s; II, 15. Ed. FAX. Madrid,
1969
[76] QUOIST: Triunfo, lll, 6. Ed. Estela.
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[78] Revista ECCLESIA 1529
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[82] JOSÉ Mª
CONTRERAS. Pequeños secretos de la vida en
común, VII,3.
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[83] JOSÉ Mª
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Ed.Planeta+Testimonio
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