68,21. Hoy se habla mucho de la liberación del sexo; pero de hecho estamos sufriendo una manipulación del sexo para negocio de los pornócratas que explotan el instinto sexual trivializando una de las potencialidades más serias que tiene el hombre: la procreación de un hijo.

 

Pornografía es la exhibición de actos sexuales.

El placer no es un fin en sí mismo... La pornografía puede convertirse en un atentado permanente contra el derecho que cada uno tiene a que se respete debidamente el pudor con que desea envolver las manifestaciones de la sexualidad.

Lejos de ser ridículo, el pudor es una cualidad que pretende comunicar al cuerpo humano la posibilidad de transparentar el espíritu que habita en su interior...

De aquí que imponer unos límites a la pornografía sea algo a todas luces razonable e incluso necesario. No como una concesión a la ñoñez, sino como una afirmación de un sentido que tenemos derecho a conservar en favor de la sexualidad humana.

«La pornografía es una falta grave. Las autoridades civiles deben impedir la producción y la distribución de material pornográfico»[1] .

 

El Vaticano alerta sobre el aumento de sexo y violencia en los medios de comunicación. El Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales ha publicado un documento donde se dice, entre otras cosas: «Los medios de comunicación social han tenido y continúan teniendo un importante papel en cada proceso de transformación individual y social» (nº1). «Si bien es cierto que estos medios -como afirma el Concilio Vaticano II- prestan grandes servicios al género humano, lo es igualmente que pueden ser utilizados contra los designios del Creador y convertirlos en instrumentos del mal» (nº4). «Uno de los fenómenos alarmantes de estos años ha sido la creciente difusión de la pornografía y la generalización de la violencia en los medios de comunicación social. Libros y revistas, cine y teatro, televisión y vídeocasetes, espacios publicitarios y las propias telecomunicaciones, muestran frecuentemente comportamientos violentos o de sexualidad permisiva que casi llegan al umbral de la pornografía, y que son moralmente inaceptables» (nº5). «Es evidente que uno de los efectos de la pornografía es el pecado. La participación voluntaria en la producción y en la difusión de estos productos nocivos ha de ser considerada como un serio mal moral. Además, esta producción y difusión, no podría tener lugar si no existiera una demanda. Así, pues, quienes hacen uso de estos productos no sólo se perjudican a sí mismos, sino que también contribuyen a la producción de un comercio nefasto» (nº11). «También la llamada pornografía blanda puede paralizar progresivamente la sensibilidad, ahogando gradualmente el sentido moral de los individuos hasta el punto de hacerles moral y personalmente indiferentes a los derechos y a la dignidad de los demás. La pornografía, como la droga, puede crear dependencia y empujar a la búsqueda de un material cada vez más excitante y perverso. La probabilidad de adoptar comportamientos antisociales crecerá en la    medida en que se vaya dando este proceso» (nº14). «Uno de los motivos básicos de la difusión de la pornografía y de la violencia sádica en el ámbito de los medios de comunicación, parece ser la propagación de una moral permisiva, basada en la búsqueda de la satisfacción individual a todo coste. Un nihilismo moral acaba haciendo del placer la sola felicidad accesible a la persona humana» (nº19). «La propagación de la pornografía y de la violencia a través de los medios de comunicación social es una ofensa a los individuos y a la sociedad, y plantea un problema urgente que exige respuestas realistas por parte de las personas y los grupos. El legítimo derecho a la libertad de expresión y al intercambio libre de información ha de ser protegido, pero al mismo tiempo hay que salvaguardar el derecho de los individuos, de las familias y de la sociedad, a la vida privada, a la decencia pública y a la protección de los valores esenciales de la vida» (nº21). «La educación a la vida familiar y a la inserción responsable en la vida social exige la formación a la castidad y a la autodisciplina. La pornografía y la violencia generalizada tienden a ofuscar la imagen divina en cada persona humana, debilitan el matrimonio y la vida familiar, y dañan gravemente a los individuos y a la sociedad» (nº29)[2] .

Los pornócratas, que hacen negocio con la explotación de la pornografía, lanzan al aire, por los medios de comunicación, que «hasta ahora no se ha interpretado científicamente la importancia del sexo, que por fin han cesado los prejuicios creados a lo largo de siglos de represión sexual, que  cualquier forma de expresar el amor físicamente es válida, que esto debe considerarse normal entre personas que se aman, y que el sentimiento de culpabilidad es causado por prejuicios morales y religiosos». En todo esto hay mucha falsedad.

Es ridículo decir que hasta hoy no hemos descubierto el sexo.

La religión y la moral no reprimen el sexo, lo dominan, que no es lo mismo. Reprimir tiene un sentido peyorativo; dominar, no. El sexo hay que dominarlo. En la vida no podemos hacer todo lo que nos apetece. Hacemos lo que hay que hacer,  y cuando hay que hacerlo.

Tienes que trabajar, madrugar, etc., aunque no te apetezca.

Y otras veces no puedes hacer lo que te apetece.

El apetito no es la suprema norma de conducta.

A nuestro instinto sexual le apetecen muchas cosas que no podemos hacer. El apetito hay que subordinarlo a un orden superior. No  se trata de poner al apetito sexual una camisa de fuerza, sino de encauzar el apetito sexual para que cumpla la finalidad querida por Dios.

Las cosas encauzadas son útiles, desbordadas son catastróficas.

El agua encauzada sirve para el riego y la energía eléctrica.

Pero si se desborda lo arrasa todo y tenemos una catástrofe. Lo mismo el instinto sexual. Encauzado es fuente de vida y de amor, pero si se desborda esclaviza al hombre, lo animaliza y lo lleva a las perversiones sexuales más monstruosas.

 

«El hombre que sólo ansía sensaciones placenteras, para colmar su ansia de satisfacciones, se convierte en un obseso de acumular placeres de forma egoísta»[3] 

 

El sexo causa adicción lo mismo que las drogas.

Así pudimos comprobarlo en el espacio de TELE-5, La vida alrededor el lunes 17 de octubre de 1994 entre 4 y 4:30 de la tarde:

Pablo acudió a una dinámica en Palma de Mallorca para desintoxicarse de su sexo-adicción.

También salió en pantalla Elena que hizo el acto sexual con más de tres mil hombres, y nunca por dinero.

La doctora Olga Jiménez, sexóloga, habló de la relación entre las adicciones al sexo, drogas y alcohol.

También trató de la sexo-adicción, como una enfermedad que anula la voluntad, la doctora Elena Ochoa en el programa Luz Roja el 20 de octubre de 1994 a las 11:30 de la noche.

La sexualidad desbordada es insaciable: cada vez quiere más, cada vez quiere experimentar cosas nuevas, hasta llegar a las aberraciones más indignantes; como aquella casa de prostitución donde hay niñas de siete años[4] , a disposición de los clientes que las prefieren tiernecitas.

En Alemania Federal se cometen cada año cien mil abusos sexuales contra niños[5] .

En la XVI Conferencia de Ministros de Justicia del Consejo de Europa celebrado en Lisboa en junio de 1988, se habló de los abusos sexuales con niños en “Jardines de Infancia” y que la prostitución infantil forma parte del decorado turístico de algunas ciudades como Río de Janeiro, Dakar, Estambul, etc. [6] 

El 6 de Marzo de 1996, a las 12:15 de la noche pudimos ver por la Primera Cadena de Televisión Española un programa sobre la prostitución infantil en Manila.

En Agosto de 1996 fue condenado en Bélgica Marc Dutroux como organizador de una red de prostitución infantil[7] .

Y en Barcelona la policía descubrió una red de prostitución infantil[8] .

No es raro que los periódicos nos hablen de niñas de nueve y diez años violadas por maníacos sexuales y luego asesinadas[9] .

En Septiembre de 1996, todos los medios de comunicación informaron del Congreso de Estocolmo sobre prostitución infantil, pues ha llegado a ser un problema internacional.

 

Se llama violación la agresión sexual de otra persona.

España entera se conmocionó ante el asesinato, después de violarlas, de tres adolescentes de Alcácer (Valencia). Pero no fueron las únicas. Antes las precedieron: Sonia en Plasencia, Laura en Burgos, Olga en Villalón, Ana en Huelva, Leticia en Viana, Mari Carmen en Villalba, etc.[10]. En cinco años fueron violadas y asesinadas doce adolescentes[11] .

Esto es horrible; pero es la consecuencia de la campaña de libertinaje sexual, patrocinada por el gobierno socialista, con una televisión indecente y unos folletos repartidos en las escuelas públicas enseñando a gozar del sexo.

Estamos haciendo maníacos sexuales. No nos extrañemos de sus tristes consecuencias.

Esta degradación del hombre animalizando el sexo está dando lugar a auténticos psicópatas sexuales, pensando siempre en el sexo, buscando continuamente mayores y nuevas sensaciones, dedicados a las prácticas sexuales más sofisticadas y a las perversiones sexuales más degradantes.

En la habitación 541 del hotel Miguel Ángel de Madrid, David B. Noyes, cortó los pechos, que tiró al W.C., a una prostituta llamada Rufina Sanz. Luego la rajó de la vagina al ombligo, y después tiró el cuerpo por la ventana[12] .

Un auténtico «Barba Azul» se llevaba a su casa a las chicas que encontraba en bares y discotecas, y  allí las violaba, asesinaba y luego descuartizaba. La policía encontró en su frigorífico trozos de cuerpos humanos[13] .

 

En seis Estados Norteamericanos se castiga a los violadores con la castración[14] .

Pero no todas las violaciones son a base de fuerza física. También se viola engañándola, prometiéndole mil cosas, y cuando queda embarazada, el otro se quita de en medio. ¿Y esto es la liberación de la mujer? ¡Todo lo contrario! Es su degradación.

Muchas chicas ceden su virginidad por amor a un chico, y después se quedan defraudadas, vacías, desilusionadas, y quizás hasta con un trauma de asco para la vida sexual.

La moral sexual católica es la que libera a la mujer de la instrumentalización del hombre y la dignifica, exigiendo para ella el máximo respeto.

 

La Iglesia quiere que el acto sexual vaya unido al amor no a la violencia. Por eso una mujer que está en peligro de ser violada puede, en defensa propia[15] , usar medios anticonceptivos no abortivos.

Manteniendo firme su voluntad de no consentir en el acto que se le impone violentamente.

Es la opinión generalizada entre los moralistas, y así respondieron, al ser interrogados, tres eminentes moralistas de Roma como son: Pietro Palazzini, entonces secretario de la Sagrada Congregación del Concilio y posteriormente cardenal, Francesco Hürt, profesor de Teología moral de la universidad Gregoriana, y Ferdinando Lambruschini, profesor de la misma materia en la universidad Lateranense[16] .

 

Por eso la Iglesia permitió tomar la píldora a unas monjas que estaban en peligro de ser violadas cuando la revuelta de Lumumba en el Zaire y cuando la desaparición de Yugoslavia.

Comentando esta licitud el Obispo de Segorbe-Castellón, Juan Antonio Reig, Presidente de la Comisión Familia y Vida, de la Conferencia Episcopal Española, dijo en una rueda de prensa que «esta licitud no se debe a un criterio de anticoncepción, sino que es un acto de defensa personal ante una agresión sexual»[17].

Y Mons. Juan José Asenjo, secretario y portavoz de la Conferencia Episcopal Española, declaró que en peligro inminente de violación la Iglesia Católica admite el uso de anovulatorios por cualquier mujer lo mismo que autorizó la píldora anticonceptiva a religiosas, en la misma situación, durante los conflictos bélicos de África[18].

 

Dos palabras a la MUJER QUE SE HA QUEDADO SOLTERA[19] :

La soltería en la mujer es una vocación de Dios.

No siempre porque ella lo elija, sino porque ha sido elegida para ello por Dios, pues Él ha dispuesto que nazcan muchas más mujeres que hombres. Señal de que Dios elige a muchas mujeres para la soltería.

Lo primero que debe hacer una mujer soltera es considerar su estado como una vocación de Dios, y por lo tanto no considerarse fracasada, sino aceptar su estado con naturalidad. Buscar una ocupación que sea útil a los demás para sentirse realizada en su vida.

Dios tiene una misión para ella. Hay que descubrirla y cumplirla.

Cumplir la voluntad de Dios nos hace más felices en esta vida, y además en la eterna.

 

Hay otro tema del que quiero decir algo.

Es frecuente la crisis de soledad en madres de treinta o cuarenta años cuando los hijos se han emancipado y a ellas les sobra mucho tiempo.

Podría ser el momento de reincorporarse al mundo del trabajo o de los estudios. Incluso buscar alguna ocupación constructiva que la haga sentirse útil. Dedicarse a obras de caridad o apostolado, etc.

Lo que sería un disparate es buscar actividades compensatorias en la ludopatía del bingo, alcohol, vídeos inconvenientes, etc.

 

 

68,22. Otro de los grandes peligros de pecar contra este mandamiento, es el baile.

 

La satisfacción sexual buscada directamente fuera del matrimonio, es pecado grave. Y esto es lo que buscan muchos en el abrazo del baile. Lo que quieren es tener una mujer en sus brazos. Y el baile les proporciona una ocasión estupenda de poder apretarla contra su cuerpo.

 

El baile moderno suelto puede ser más pasable, si se evitan los movimientos sensuales. Por eso nuestros bailes regionales, como la jota, la sardana, el zortzico, la muñeira, etc., no tienen reparo moral alguno, y sería estupendo que se generalizaran mucho más.

Pero esos bailes de parejas abrazadas, tal como se baila hoy día, en los que un chico y una chica ponen en contacto sus cuerpos de arriba-abajo, pegados como lapas, son, por lo menos, un peligro de sentir deseos voluptuosos para todo muchacho normal. Y este peligro hay que evitarlo si no hay causa proporcionada que lo justifique.

 

Claro que hay modos y modos de bailar. No todos bailan con igual mala intención. Pero lo mejor es no bailar apretados: «que circule aire entre los dos[20] . Bailar en sí no sería malo, pero lo hacen malo las circunstancias. ¡Cuántos pecados de pensamiento, de deseo y de obra, antes, durante y después del baile![21] .

Por eso, aunque teóricamente se pueda bailar sin pecar[22] , en la práctica, este baile de parejas pegadas, tal como se baila hoy día, es un semillero de pecados. Y aunque no siempre se peque gravemente, ¿no será ponerse en peligro de pecar?

 

Es una ingenuidad defender el baile como si fuera una diversión angelical e inocente. Todos sabemos que lo que los hombres buscan en el baile es, sobre todo, el contacto de los cuerpos. Y esto no es el medio más seguro para conservar la pureza, a la que estamos obligados por precepto de Jesucristo, y que tanto trabajo cuesta por la rebeldía de la concupiscencia.

Una vez oí una cosa que me hizo gracia, y por eso la pongo aquí. Era sobre la moralidad del baile:

 

Depende de la intención del sujeto.

También de la intención de la sujeta.

Pero sobre todo

de lo que el sujeto sujete a la sujeta.

 

No seas fácil en bailar. Piensa en el modo de mantenerte firme en tu propósito de evitarlo.¿Por qué hemos de andar siempre por el límite del pecado? Andar por el borde de un precipicio es muy peligroso. Además, es un cristianismo raquítico el que sólo se detiene ante el pecado. Sepamos renunciar a aquellas cosas que nos gustarían mucho, que incluso nos serían lícitas, pero con las que damos mal ejemplo.

 Es evidente que muchos pecan gravemente en el baile. No contribuyas, con tu cooperación, a que otros pequen.

 

El Cardenal de Madrid, D. Vicente Enrique Tarancón dice: «Los bailes modernos son peligrosos por sí mismos. Llevan en sí mismos un germen de desorden y un peligro de pecado. La Teología no los puede admitir en principio. La Teología los ha de rechazar y ha de suponer su inmoralidad mientras no se demuestre lo contrario. Los distintos matices que tienen las diversas clases de estos bailes no alteran su naturaleza. Unos serán abiertamente escandalosos. Pero todos son esencialmente peligrosos... Si admitimos que estos bailes modernos son peligrosos por sí mismos, porque encierran ocasión más o menos próxima de pecado, nuestra postura ante ellos ha de ser necesariamente prohibitiva. Y en los casos concretos, se tratará tan sólo de saber si se dan las razones y las circunstancias que la moral exige para que uno pueda ponerse en peligro de pecado...Lo más grave, a mi juicio, es que al baile moderno se le ha dado carta de naturaleza y casi de obligatoriedad en nuestra sociedad que quiere llamarse cristiana... Se impone, por lo tanto, una reacción fuerte contra este criterio erróneo tan común entre católicos. El baile moderno es un mal. Para autorizarlo se habrán de pesar las razones que justifican la permisión de un mal. En principio, una sociedad cristiana, no puede aceptarlo como un medio normal de diversión. La Teología lo condena por el desorden que lleva en sí mismo»[23] .

«Son deshonestos, y por lo mismo ilícitos para todos, aquellos bailes que por la manera de abrazarse, por los contactos que permiten, y por las músicas que los acompañan, despiertan generalmente la sensualidad. Además, la persona que sabe por experiencia que ciertos bailes, le causan tentaciones y movimientos malos, tiene que evitarlos»[24] .

 

 

68,23. El vicio solitario (masturbación) consiste en abusar del propio cuerpo excitando los órganos genitales para procurarse voluntariamente el placer hasta el orgasmo.

A veces, se comienza por mera curiosidad; pero si no se corrige esta inclinación se convierte en un vicio obsesivo que esclaviza a la persona y le desinteresa por todo lo demás: como le pasa al drogadicto.

 

Dice André Léonard, Profesor de la Universidad de Lovaina: «Por su misma naturaleza, la masturbación contradice el sentido cristiano de la sexualidad, vivida como alianza de amor. (...) El ejercicio de la facultad sexual queda privado de toda referencia afectiva con una pareja, en la medida en que el sujeto se repliega sobre sí mismo, en el disfrute de sí mismo. (...) La masturbación, privada del amor, deja a menudo insatisfecho a quien se entrega a ella. Conduce al vacío y al disgusto.

»Debes tener el coraje de pensar, y también decir, que la masturbación es un mal. Escucharás con frecuencia argumentos que intentan defender que se trata de un comportamiento inofensivo, tan anodino como el beber, comer o transpirar. Es preciso desmontar esas razones. (...) No es ciertamente el pecado más grave que puedas cometer. Pero eso no impide que te hagas su esclavo, que te habitues a una sexualidad egoísta, y que asfixie en ti la vida espiritual»[25] .

La masturbación puede llegar a ser algo obsesivo en la persona. Hace del placer sexual algo egoísta, cuando Dios lo ha hecho para ser compartido dentro del matrimonio. Conozco casos de matrimonios fracasados porque uno de los dos, esclavizado por la masturbación, se negaba a las naturales expresiones de amor dentro del matrimonio. Quien se deja esclavizar del vicio de la masturbación puede arruinar la armonía sexual de su matrimonio. Una mujer joven se quejaba en la consulta de un médico de que su marido tenía con ella muy pocas relaciones sexuales. Él reconoció, delante de ella, que prefería masturbarse[26] .

Quien tiene la desgracia de verse esclavizado de esta mala costumbre debe poner el mayor esfuerzo en corregirse cuanto antes. Este vicio encadena fuertemente, cada vez es más difícil desligarse de él, y cuando tiene esclavizada a una persona, la envilece, la embrutece, anula su voluntad, destroza su carácter, perturba el desarrollo de su personalidad, debilita la fe[27] , produce desequilibrio nervioso, hace egoístas e incapacita para amar a otra persona.

 

«No se puede abusar del organismo. La naturaleza pasa después la factura. El cuerpo humano tiene sus límites. No se pueden gastar las energías destinadas al desarrollo integral de la persona humana»[28] .

Incluso para Freud «el masturbador incurre en riesgo de bloquear el desarrollo y maduración de su psicoafectividad»[29] .

«La práctica habitual de la masturbación conduce a graves desequilibrios nerviosos»[30] . Todos los médicos están de acuerdo que cuando la masturbación es frecuente, conduce a la neurastenia[31] 

Y cuando la masturbación es un vicio esclaviza como todos los vicios.

«La masturbación es, con frecuencia, expresión de egocentrismo, (...) indicio de un desarrollo retardado o detenido de la personalidad»[32].

 

«Cuando la masturbación se convierte en hábito, debe ser calificada como falta de madurez. (...) Cuando la masturbación presenta síntomas de psicosis y neurosis, debe buscarse la ayuda de un profesional que la someta a un tratamiento adecuado. (...) Las fuentes que dan pábulo a la fantasía -lecturas, televisión, cine- han de considerarse como la base de muchas acciones que no deberían haber tenido lugar, si no hubiesen sido estimuladas»[33] .

Hay maníacos sexuales «que buscan el placer una y otra vez por sí mismo, y caen, como los drogadictos, en el círculo de una insaciable repetición, con el fin de superar en cada nuevo intento, las incesantes frustraciones[34] .

«La masturbación hecha costumbre da por lo general seres psíquicamente replegados sobre sí mismos, especialmente incapaces de elevarse a un auténtico amor sexual»[35] .

El vicio de la masturbación es causa de muchos fracasos en los estudios y en el deporte. Esto lo saben muy bien los estudiantes y los deportistas[36] .

«Cuando un ser humano  se habitúa a satisfacer un instinto en una forma determinada, puede llegar a perder, a través de un mecanismo psicológico, el deseo o la atracción por todas las demás formas. El hábito de saciar el hambre sexual de una forma anormal y viciosa, puede llegar a provocar la repelencia por el acto natural, con lo cual el masturbador entra de lleno en el campo de la incapacidad sexual psicológica»[37] .

El vicio de la masturbación lleva a la eyaculación precoz en el matrimonio, que impide acomodarse al ritmo de la mujer que es más lenta, y es causa de graves problemas en la armonía sexual matrimonial.

Los médicos americanos que habían tratado a muchachas que se masturbaban, descubrieron que después de casarse resultaban esposas frígidas[38] .

 

«No es inteligente considerar la masturbación como algo natural, pues causa una serie de trastornos en el adolescente. No sólo en el campo religioso, sino en el afectivo, psicológico, intelectual, etc., donde se hacen sentir sus malos efectos. (...). El que en plena adolescencia el joven sienta fuertemente el impulso sexual, tiene un profundo valor educativo. (...). Más tarde en su vida conyugal, muchas veces tendrá que dominar sus inclinaciones»[39] . Estas partes del cuerpo deben respetarse con delicadeza, y  sólo tocarlas por necesidad, limpieza, higiene, etc. Pero nunca tocar estos órganos sólo por gusto. Con eso no se juega.

Éste es un pecado degradante, repugnante, inconcebible en una persona delicada. Sin embargo, si después te da vergüenza confesarlo, entonces la desgracia es doble e irreparable. Si tuviste la desgracia de la caída, no permitas la de la vergüenza de confesarlo. Acude a un sacerdote y ábrele tu conciencia para que te perdone y te ayude a salir de tan triste estado. Ten confianza. Tienes remedio. Muchos empezaron esta mala costumbre sin conocer su importancia. Bien porque lo descubrieron de un modo casual, bien porque fueron enseñados por otra persona que intencionadamente quitó importancia al asunto. Pero la masturbación es un vicio que puede esclavizar fuertemente y transformar el carácter de la persona, y hasta su ideología religiosa.

La masturbación puede llevar a perder la fe. Muchas incredulidades han empezado en la masturbación»[40] . El joven siente inclinación a masturbarse, oye que la Iglesia lo prohíbe, y siente la tentación de dejar la Iglesia que le prohíbe lo que le gusta hacer, y quizás le cuesta trabajo evitar.

«Pero, por otro lado, no podemos olvidar que la masturbación no contribuye a la superación del problema sexual o de la tensión de un momento dado. Conduce, por sí misma, a la larga, a una erotización mayor y a una obsesión creciente, de modo que a la larga el problema no se soluciona. El sexo, no lo olvidemos, (Chauchard no se cansa de repetirlo) está sobre todo en la cabeza. Tiene una capacidad obsesionante tal, que la solución del problema sólo se logra cuando el hombre consigue entregar su pensamiento a tareas que le ilusionen. La solución al problema del sexo, y a una obsesión excesiva, sólo se encuentra de modo indirecto, cuando el hombre consigue centrar su pensamiento en algo que le ilusiona. He sido testigo de cómo muchachos que se han entregado con ilusión a una ocupación deportiva, incluso en presencia de chicas, o a otro tipo de ocupación, no tenían problema alguno sexual; mientras éste surgía siempre que se dejaban llevar por el ocio»[41] .

Es fácil que quienes han contraído el hábito de la masturbación experimenten un fuerte sentimiento de culpabilidad capaz de destruir todo estímulo de vida y de producir un permanente complejo de inferioridad.

El único tratamiento pastoralmente eficaz es el de procurar abrir horizontes hacia expresiones plenas de la afectividad y hacia tareas culturales, profesionales, sociales y religiosas, que den sentido a sus vidas

La gravedad de cada acto masturbatorio no siempre es fácil determinarla pues depende de muchas circunstancias y pueden darse atenuantes de la responsabilidad[42] . Sin embargo se debe poner un serio empeño en evitarlo por el peligro de caer en la esclavitud del hábito.

«Los trastornos afectivos y algunas situaciones neuróticas provocan frecuentemente manifestaciones de autoerotismo, que alcanza, a veces, un carácter convulsivo claramente psicopático...Está comprobado que la masturbación ejerce siempre una mala influencia, sobre todo en la psicología juvenil. Debilita la fuerza de voluntad, la confianza en sí mismo, y perturba el desarrollo de la personalidad. Crea melancólicos e introvertidos y, en el fondo, egoístas. La masturbación es una satisfacción sexual egoísta, que marca a la persona y la incapacita para el verdadero amor. La masturbación es, muchas veces, un recurso barato y triste; una compensación, un consuelillo de segunda clase por algún otro éxito de cualquier otro tipo que no hemos sido capaces de conseguir. Con todo, no todos los actos masturbatorios son de la misma gravedad. Cuando un joven tiene interés en corregirse y pone los medios que tiene a su alcance aunque tenga caídas, éstas pueden tener atenuantes a su culpabilidad. Siempre se puede acudir a Dios pidiéndole ayuda, pues Él nunca abandona a los que acuden a Él, pidiéndole ayuda para algo bueno y conveniente. Y como dice San Pablo: Todo lo puedo en Aquel que me conforta.

»En la adolescencia, la masturbación puede aparecer como algo pasajero. Como eso de los granos. Pero si es repetitivo, puede degenerar en hábito; y esto es grave. Lo lógico es que deje un sentimiento de culpa. Sin duda es mejor dominarse que dejarse vencer. Dominarse es señal de adultez. La victoria es señal de madurez. La caída es señal de debilidad; por eso deja sentimiento de culpa.

»En la edad madura, la masturbación puede ser síntoma de algo más serio, sobre todo si es persistente. Puede indicar un estado de adolescencia mental, o alguna otra deficiencia psíquica. Se encuentra, desde luego, en muchos tipos de demencia senil y en el alcoholismo. En general puede aparecer en todos los estados mentales, en los que se dé una descohesión de la personalidad que tenga por consecuencia una pérdida de control de los instintos más primitivos»[43] .

 

Dice el célebre moralista Häring: «No se puede decir que la pasión destruye la imputabilidad moral de los pecados contra el sexto mandamiento, pues si así fuera sólo un pecado diabólico sería mortal»[44] .

 

A veces las caídas en la masturbación no son por una intención lujuriosa. Son consecuencia de una depresión, una angustia, una ansiedad que no permite conciliar el sueño, etc.

Casos así pueden remediarse con algún sedante inofensivo RECOMENDADO POR UN MÉDICO.

 

En una conferencia que le oí en 1976 al Dr. D. José Mª Poveda Ariño, Jefe del Departamento de Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Madrid, titulada Ciencia y Doctrina Moral Sexual, dijo que la masturbación es un fenómeno evitable por cualquier persona normal.

 

Y en los casos en que esta superación parezca difícil es perfectamente asequible con los productos que un médico puede recomendarle.

 

En enero de 1976 el Vaticano publicó un documento sobre Moral Sexual donde dice: «El uso deliberado de la facultad sexual, fuera de las relaciones conyugales normales, contradice esencialmente la finalidad de esta facultad» (nº 5).

 También dice este documento que «la masturbación es un acto intrínseca y gravemente desordenado» (nº 9)[45] .

 

Esto significa que el acto, "en sí mismo", es siempre materia de pecado grave ("objetivamente malo").

 

Para determinar si el acto de una persona concreta es pecado grave también habrá que considerar si se cumplen las otras condiciones del pecado grave: que tenga uso suficiente de razón como para saber lo que está haciendo y la malicia del acto, y que consienta plenamente al mismo.

 

En 1983 el Vaticano ha publicado otro documento sobre la educación sexual donde dice: «La masturbación es un grave desorden moral»[46] .

 

Y aunque sólo Dios conoce la responsabilidad moral subjetiva de cada acto, «de ningún modo se puede sostener que en el campo sexual no se cometen pecados mortales»[47] .

 

Pero no has de considerar pecado todos los tocamientos en tus órganos genitales.

 

Pueden ser pecado los tactos encaminados a excitar el placer sexual; pero otros actos que se hacen por necesidad o por higiene, no son pecado alguno.

Y en las conmociones orgánicas que sientas involuntariamente, reprime el consentimiento, y  en paz.

No has pecado contra la pureza.

 

Aprende a distinguir entre el sentir y el consentir.

Puede ser que  a veces sientas movimientos contra tu voluntad en tus órganos genitales.

Acostúmbrate a prescindir de esas sensaciones.

 

El pecado no está en el sentir, sino en el consentir.

En el noveno mandamiento te expongo el modo de luchar contra estas tentaciones molestas.

Pero si tuvieras la desgracia de haberte complacido voluntariamente en ese placer sexual, entonces manchaste tu pureza.

 

El orgasmo, que es la sacudida que experimenta el cuerpo con la satisfacción del placer sexual, es derecho exclusivo de casados.

 

Una persona soltera no puede ni procurárselo voluntariamente ni aceptarlo si lo experimenta involuntariamente.

 

A veces el orgasmo se produce imprevistamente.

En ese caso tampoco es lícito saborearlo voluntariamente, aunque no se pueda evitar la sensación placentera.

 Pero cuando ocurre durmiendo no es pecado alguno.

 

El placer venéreo completo, el orgasmo, buscado directamente, sólo está permitido dentro del matrimonio, y dentro del acto conyugal.

 

 

68,24. La homosexualidad es la atracción sexual hacia una persona del mismo sexo. Es una aberración duramente castigada en la Biblia.

Es el caso de Sodoma y Gomorra[48] . Y por eso a los homosexuales se les llama sodomitas.

También San Pablo condena la homosexualidad[49] .

Y el Levítico dice (18:22):«No cometerás pecado de sodomía, porque es una abominación»

 

«Los actos homosexuales son objetivamente desordenados.

»Son contrarios a la ley natural. No pueden recibir aprobación en ningún caso»[50].

 

    «Una definición más o menos adecuada de la homosexualidad es: una anomalía que consiste en la desviación de la atracción afectivo-sexual, por la cual el sujeto prueba atracción, e incluso puede mantener relaciones, con personas de su mismo sexo.

  »Esta desviación puede responder a causas puramente morales (perversión moral) o causas morales y psicológicas. Los orígenes del fenómeno en las personas que se descubren "constitucionalmente" homosexuales, no son del todo claros; hay varias hipótesis.

   »La más plausible indica que si bien puede haber predisposiciones orgánicas y funcionales, el origen más claro se remonta generalmente a una intrincada red de relaciones afectivas y sociales. Han sido estudiados los eventuales factores hereditarios, sociológicos, e incluso hormonales; pero de todos, el más influyente parece ser el clima educativo familiar, especialmente en el período que va de los 6 a los 12 años»[51].

   Algunos médicos opinan que la homosexualidad puede curarla un psicólogo.

 

«La legalización jurídica de parejas homosexuales va en contra de la naturaleza humana, y revela una corrupción grave de la conciencia moral ciudadana» ha dicho D. Elías Yanes, Presidente de la Conferencia Episcopal Española[52] .

 

Erich Kock, en una entrevista al diario Avvenire, dice: « Estamos ante una propaganda masiva a favor de la homosexualidad. Hablar de discriminación, como se ha hecho, está fuera de lugar. No hay que marginarlos. Pero esto no quiere decir que haya que equiparar sus uniones a los matrimonios»[53].

 

«Equiparar las “uniones homosexuales”  al matrimonio es una aberración contra la ley natural.

»Se hace responsable de los graves efectos negativos que tendría para la sociedad la legitimación de un mal moral.

»Permitir que esas personas adopten niños es atentar contra los derechos de estos niños  que el día de mañana, cuando caigan en la cuenta de la realidad, sufrirán taras psíquicas al compararse con el resto de sus compañeros.

»Destacados científicos están en contra de la adopción de niños por parejas homosexuales, por los traumas psíquicos que esto sería para el niño»[54] .

 

¡MENUDO TRAUMA PARA EL NIÑO CUANDO CAIGA EN LA CUENTA DE QUE SUS PADRES SON UNOS ANORMALES, PUES TODOS SUS COMPAÑEROS TIENEN PADRE Y MADRE!

 

Por eso Mons. Juan José Asenjo, secretario de la Conferencia Episcopal Española ha dicho que «sería el colmo de los despropósitos que se permitiera a las parejas homosexuales la posibilidad de adoptar niños»[55].

 

No hay que confundir los homosexuales auténticos, que no tienen ningún interés en corregirse, con el hombre de apariencia feminoide de lo cual no es responsable, y que puede no ser homosexual.

 

La homosexualidad es una anormalidad, pero no es pecado, a no ser que se ejerza . Si se ejerce y además hay corrupción de menores, constituye peligrosidad social.

 

No es lo mismo el homosexual por vicio, que el que nace así, o sufrió el impacto de una desgraciada experiencia de su infancia.

 

«Hay una enorme diferencia entre una tendencia que experimentas interiormente, y una tendencia que satisfaces con tus actos.

»Si te resientes de una tendencia homosexual pero sin llegar jamás a prácticas homosexuales, tienes muchas posibilidades de que esa tendencia no se haga irreversible.

»Será una dificultad, no un grave obstáculo.

»Por el contrario, si cedes a tal tendencia, quizás pasajera en sí misma, corres el riesgo de enraizarla en ti y de encerrarte en la homosexualidad. (...)

»El pensamiento cristiano es especialmente severo con lo que podríamos llamar “la cultura homosexual”; o sea, la voluntad deliberada de justificar y hasta de exaltar la homosexualidad. (...)

»En este espíritu San Pablo liga la cultura homosexual al rechazo de Dios y a la idolatría. (...)

»El comportamiento homosexual es intrínsecamente negativo.

»Y este carácter negativo no queda suprimido por el hecho de que tenga una tendencia involuntaria a ese comportamiento.

»Hay personas (como los sádicos) que tienen una tendencia profunda a gozar haciendo sufrir.

»Otros (los cleptómanos y pirómanos) a robar o incendiar. La presencia de esta tendencia involuntaria no impide que los actos realizados para satisfacerla sean gravemente responsables»[56] .

 

El homosexual de nacimiento que domina su tendencia y no es corruptor del ambiente, pervertidor de menores o escandaloso público, no hay por qué considerarlo como peligro social. La peligrosidad social no depende de lo que la persona es, sino de lo que hace.

 

El homosexual de nacimiento[57] es tan responsable de su tendencia, como lo puede ser de su defecto el miope o el tartamudo.

 

Por lo tanto, al homosexual que domina su inclinación no hay que considerarlo corruptor, perverso ni degradante; si domina su inclinación, puede alcanzar notable virtud.

Debe poner todo su empeño en dominarse. Y que confíe en Dios que le ayudará. Él lo ve todo y es justo[58] .

 

«Los homosexuales que lleven una vida casta pueden ser santos» dice el diario de la Santa Sede[59] .

 

Ser comprensivo con los homosexuales, que luchan por dominarse, no es justificar su actuación homosexual.

Una cosa es aceptar a la persona, y otra aprobar su comportamiento.

 El homosexual tiene que dominar su tendencia lo mismo que el heterosexual, que no puede irse con todas las mujeres que le apetecen.

El homosexual  tiene que dominar su tendencia desordenada lo mismo que el cleptómano tiene que dominar su tendencia a apropiarse de lo ajeno.

 

La Madre Angélica le dice al homosexual: «La homosexualidad es tu cruz. Y debes darte cuenta de que es una cruz. Debes soportarla como tal, y no como un estilo de vida, o como justificación para el pecado»[60].

 

Pero este respeto que debemos tener hacia el homosexual que no es peligro social porque no atenta contra el bien común, no significa que consideremos al homosexual como una persona normal que tiene derecho a ejercer su tendencia de acuerdo con su inclinación.

 

Si el homosexual tiene derecho a vivir como él es, y no como debe ser, lo mismo podríamos decir del ladrón y del asesino.

El hombre debe acomodar su conducta a los auténticos valores humanos.

 

El respeto a la persona del homosexual no considerándolo perverso o peligroso mientras su conducta sea correcta, no elimina el que no se pueda considerar al homosexual como una persona normal. Es como si el jorobado quisiera que consideráramos natural el tener joroba.

 

«Una cosa son los homosexuales y sus derechos civiles como personas y ciudadanos, y otra distinta la aceptación ética y moral de su comportamiento. (...)

»La moralidad de los actos humanos no depende de mayorías o minorías, de lo que a cada uno apetece o conviene, sino de lo que objetivamente está ordenado por Dios»[61].

 

En una ocasión intervine en un debate televisivo. Intervenía un homosexual que criticaba a la Iglesia por no aprobar la homosexualidad como una cosa natural y lícita. Asistía al debate un Catedrático de la Universidad de Cádiz, Julio Pérez Serrano, que dijo: «En culturas primitivas, anteriores al cristianismo, ya existía hostilidad a la homosexualidad por considerarla antinatural».

 

  «Los homosexuales que declaran su homosexualidad son, casi siempre, personas que consideran su comportamiento o su estilo de vida homosexual como 'indiferente o, sin más, bueno', y por eso digno de aprobación pública»[62].

     Estos normalmente usan el logan de la «discriminación sexual» como un arma política para manipular la sociedad. Y el objetivo último es lograr la aprobación de sus comportamientos homosexuales.

 

   «Una táctica asumida por los movimientos homosexuales o "gay" es la de culpar de discriminación contra ellos a cuantos resisten a sus campañas pretendiendo "sexo libre" e igualdad absoluta para aspirar a cualquier cargo o función en la sociedad.

  »Para tratar de superar la poca vergüenza que les queda, algunos llegan a hablar de "orgullo gay", para ahuyentar en los no adictos el pudor que los aleja instintivamente de ese camino. No está justificado el maltrato a los homosexuales, como lo ha declarado también la Iglesia en varias oportunidades.

   »Pero esto no implica que la sociedad y en particular los padres de familia no tengan derecho a impedir el proselitismo que fácilmente pueden desarrollar los homosexuales militantes, si se les permite ocupar cátedras con alumnos niños y adolescentes.

  »La criminalidad de la corrupción de menores es bastante extensa como para ignorarla; ya que está comprobado que suele ser el camino de la iniciación en las prácticas homosexuales, de las que luego no resulta fácil librarse.

   »Los padres de familia, pues, tienen derecho a exigir a los institutos educativos que no asuman como profesores a quienes son conocidos como homosexuales.

   »Si la ley no reprime las prácticas homosexuales penalmente mientras están restringidas a la vida privada, esto no significa que los homosexuales no puedan ser excluidos de la docencia, como tampoco se aceptan como cajeros de banco a los cleptómanos, ni choferes a los ciegos.

    »Esto no viola los derechos humanos, ni es discriminación injusta: no queremos que sean maestros de nuestros hijos quienes pretenden que es normal la práctica de la homosexualidad o la drogadicción o el robo.

    »Esta actitud es tachada de antievangélica y opuesta a la misericordia de Jesús; pero quienes lo dicen olvidan que el Señor perdonaba a los pecadores arrepentidos, mientras que, de los que escandalizaban a los niños dijo:  "sería preferible que les ataran al cuello una piedra de moler y lo hundieran en el fondo del mar"[63]».

 

El Papa Juan Pablo II, en respuesta al Parlamento Europeo que equiparaba la unión homosexual al matrimonio natural, ha dicho: «La Iglesia rechaza la discriminación  de los homosexuales, pero considera moralmente inadmisible la aprobación jurídica de la práctica homosexual. Ser comprensivo con quien peca no equivale a aprobar el pecado. Cristo  perdonó a la adúltera, pero le dijo que no pecara más»[64] .

 

La Comisión Permanente del Episcopado Español publicó una nota el 24 de junio de 1994 donde se dice: «El homosexual, como persona humana que es, es digno de todo respeto inherente a la persona humana» ( nº 18 ) ; «pero la inclinación homosexual, aunque no sea en sí misma pecaminosa, debe ser considerada como objetivamente desordenada; ya que es una tendencia, más o menos fuerte, a un comportamiento intrínsecamente malo desde el punto de vista moral» ( nº 7 ).

 

La razón del aparato genital es la generación. Y el ejercicio del sexo en un homosexual no tiene nada que ver con la generación.

 

Dice Marc Oraison: «No vacilo en afirmar que la realización de la pareja homosexual es de por sí imposible»[65] .

 

Para el Dr. John Loraine, de la Universidad de Edimburgo, donde está encargado de la Cátedra de Endocrinología, el homosexual es un enfermo cuyas hormonas sexuales se han desquiciado.

Tras sus experimentos, Loraine, afirma que el homosexual es un paciente para los endocrinólogos, pues sufre una serie de trastornos fisiológicos gonadales que hoy pueden medirse a la perfección[66]

 

«Hay que reconocer que, fuera de algunos casos de perversión voluntaria, en la mayor parte de los homosexuales, su tendencia desviada debe ser considerada como una enfermedad. De aquí que, por una parte, se merezca todo el respeto y la ayuda que como a personas humanas les es debida; pero, por otra, la sociedad, por todos los medios adecuados, deba defenderse de su devastador contagio, tan pernicioso y destructivo para la naturaleza humana en su presente y en su futuro»[67] 

 

Hay mujeres que tienen el vicio de saciar su apetito sexual con otras mujeres. Esto es una aberración.

El afecto de dos muchachas no debe repercutir en los órganos genitales. Si es así, esa amistad es desaconsejable.

 

La homosexualidad en la mujer se conoce desde seiscientos años antes de Cristo en la isla griega de Lesbos. Por eso a la mujer homosexual se le llama lesbiana.

 

Hay que distinguir entre la auténtica lesbiana que busca otra mujer para su actividad sexual, y el afecto muy frecuente en adolescentes hacia mujeres mayores que ellas por las que llegan a sentir verdadera adoración; pero con ausencia total de actividad sexual.

Esta tendencia desaparecerá en cuanto se enamoren de un hombre.

 

La heterosexualidad es una inclinación de la misma naturaleza personal del hombre. Pero el homosexual aunque no sea un pervertido, es un invertido, que ha sufrido una desviación del instinto sexual natural.

 

Los defensores de la homosexualidad generalizan esta tendencia queriéndola hacer pasar como una sexualidad distinta pero natural,  y así poder actuar libremente sin restricciones a su tendencia.

Para eso incluyen entre los homosexuales a todos los que han tenido alguna vez alguna experiencia homosexual. Pero esto no es serio. Con este mismo criterio podríamos considerar no homosexual a todos los homosexuales que hayan tenido un contacto heterosexual.

Puede una persona, por una circunstancia casual y transitoria, haber practicado la homosexualidad, lo cual, aunque es inmoral, no la constituye en homosexual.

 

Lo que caracteriza al homosexual no es haber tenido más o menos contactos homosexuales, sino la tendencia hacia las personas del mismo sexo y la consiguiente repugnancia hacia la relación heterosexual.

 

    «Mientras cifras falseadas (ej. Informe Kinsey) pretenden, por ejemplo, que los homosexuales constituyen el 10% de la población norteamericana; los investigadores serios están de acuerdo en que es el 2,5%»[68].

 

Para que un homosexual cambie, lo primero, es indispensable que quiera cambiar, y después que quiera someterse a un tratamiento psicoterápico: «sólo la psicoterapia le podrá ayudar»[69] .

Gerard Van den Aardweg, psicólogo holandés, que ha dado cursos en universidades de Estados Unidos, Canadá y Brasil, opina que la homosexualidad se puede curar. Afirma que el 30% vuelven a los hábitos sexuales normales, en otro 30 % el cambio es gradual, y un pequeño porcentaje peor, debido a su estado neurótico, puede mejorar.

También opina que muchos casos se evitarían si al niño se le educa como niño y a la niña como niña, pues unificar ambos roles es absurdo[70] .

  «El profesor Van den Aardweg, licenciado en psicología en Amsterdam y notorio especialista de nivel internacional en terapia de la homosexualidad, describe numerosos casos de curación, confirmados por otros psicólogos, como Paul C. Vitz de la Universidad de Nueva York, y otros de todo el mundo. Noel B. Mosen, en una carta publicada por la revista New Zealand de junio de 1994 escribe: “Fui homosexual activo durante 21 años, hasta que me hice cristiano y me convencí de la necesidad de cambiar. Con la ayuda y la fuerza de Dios, lo conseguí. Ahora llevo seis años felizmente casado y no experimento ninguno de los deseos y tentaciones homosexuales que antes dominaban mi vida”.

     »Conocidos expertos en sexología, sin vinculación religiosa, como D. J. West, M. Nicholson y L. J. Hatterer, han descrito muchos casos de  homosexuales que se convierten en heterosexuales»[71].

    En un estudio del Dr. Robert L. Spitzer, de la Universidad de Columbia (EE.UU.), presentado en el Congreso Anual de la Asociación de Psiquiatría de Estados Unidos, y publicado en la revista Archives of Sexual Behaviour afirma que doscientas personas homosexuales, tratadas por él, habían cambiado su orientación homosexual a la heterosexual[72] .

 

    Los homosexuales pueden cambiar.

   Una publicación oficial de la American Psychological Association (APA) (ver www.aciprensa.com), difundió los resultados de un nuevo estudio que insiste en que las personas que presentan una conducta homosexual pueden cambiar de vida. 

    La publicación Professional Psychology: Research and Practice, incluye la investigación de Warren Throckmorton, médico del Grove City College, sobre el cambio de orientación sexual entre personas homosexuales. Throckmorton sostiene que se apoya en los "resultados, empíricos y clínicos, obtenidos de las investigaciones iniciales referentes al proceso del cambio para ex homosexuales". 

    El artículo de Throckmorton expone el resultado de las experiencias de miles de individuos que sienten que su sexualidad han cambiado como resultado de la reorientación y asesoramiento de su terapia[73]

 

El Dr. Juan Antonio Vallejo-Nájera, en su preciosa obra La puerta de la esperanza, afirma que «la educación en la castidad es sanísima y ayuda mucho a superar los problemas de la edad juvenil. En cambio, la presunta libertad sexual que se predica ahora, ésa sí que llena de pacientes la consulta del psiquiatra. Y no digamos, la moda de decir que la homosexualidad es una alternativa tan válida como cualquier otra. Mentira.

»El ser homosexual es complicadísimo. Deben merecer toda nuestra comprensión y cariño, pero para intentar curarlos; no para animarlos a serlo»[74] .

 

«Se dice que la inversión sexual es constitucional, de carácter congénito biológico. Otros buscan las causas en factores de orden psíquico, como falsa educación, ambiente, experiencias que se remontan a la infancia, etc.

»Para otros, los factores de la homosexualidad son innatos y ambientales juntamente»[75] .

Algunos terminan en homosexuales como consecuencia del alcoholismo y las drogas.

 

Por supuesto que la homosexualidad no tiene la misma importancia en la edad adulta que en la infantil. Entre niños puede ser casi un juego que puede no significar desviación enfermiza.

Aunque sí puede perjudicar a su psicología.

En 1983 el Vaticano ha publicado un documento sobre la educación sexual donde dice: «No hay ninguna justificación moral a los actos homosexuales»[76] 

«Los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados y no pueden recibir aprobación en ningún caso»[77] .

La homosexualidad se condena en la Biblia en varios pasajes[82] .

La Biblia en el Antiguo Testamento manda castigar con pena de muerte a los que realizan actos homosexuales[83] .

Y San Pablo dice que los homosexuales no entrarán en el Reino de los Cielos[84] . Se entiende, naturalmente, a los que no se dominan y ejercen de homosexuales.

 

Se llaman transexuales los homosexuales que se cambian los órganos genitales. El cambio de los órganos genitales sólo es lícito para corregir un «error» de la naturaleza, pero no por gustos particulares. Aunque un loco se considere lombriz, no se le pueden cortar los brazos.

 

Hoy están sobre el tapete «las parejas de hecho».

Grupos políticos quieren igualar los derechos del matrimonio normal a las parejas de homosexuales y lesbianas.

El P. José Mª Díaz Moreno, S.I., Profesor de Derecho Matrimonial en la Facultad de Derecho (ICADE) de la Universidad de Comillas de Madrid, en un artículo sobre este tema, resume así su pensamiento:

a) Los católicos tenemos el derecho y el deber de defender la institución matrimonial como la única válida.

b) Hay obligación moral grave de oponerse a la posibilidad de que la pareja homosexual o lesbiana pueda adoptar niños, por el daño que éstos recibirían.

c) Hay que distinguir entre lo lícito legal y lo lícito moral. Las leyes civiles no cambian la valoración moral.

d) A los familiares que hayan optado por una «unión de hecho» se les debe ayudar, con cariño, a que reestructuren su vida en conformidad con las leyes de Dios y de la Iglesia[85] .

El ABC de Madrid publicó el 10 de Julio de 1997 un estudio del Ministerio de Trabajo según el cual la equiparación del matrimonio a las «parejas de hecho» costará al Estado 30.000 millones en pensiones de viudedad[86] .

Es lógico que no queramos que nuestro dinero se dedique a financiar esas uniones. Nos parece mejor que ese dinero se dedique a ayudar a las familias numerosas, pues en España tenemos el índice de natalidad más bajo del mundo[87] 

Digamos que la pederastia (con niños) y de la zoofilia (con animales) es algo repugnante para toda persona normal. Pero hoy hay una tendencia a presentar como normal las aberraciones más degradantes.

Algunos parecen haber perdido el sentido común.

 

Los homosexuales están hoy haciendo enorme presión en los Medios de Comunicación Social para que sus uniones se consideren auténtico matrimonio.

Esto es una injusticia y un disparate.

Una injusticia porque dos cosas distintas no pueden ser iguales. Una pareja de homosexuales no puede engendrar hijos como un  matrimonio natural. Por lo tanto no pueden tener los mismos derechos, pues no pueden otorgar nuevos ciudadanos a la sociedad.

Pero además quieren adoptar hijos, y esto es un disparate. Esos niños adoptados por homosexuales, cuando caigan en la cuenta de lo que son sus padres van a tener un enorme complejo ante sus amigos. Por eso José Ramón de Verda, Profesor de Derecho Civil en la Universidad de Valencia  aseguró que los niños adoptados por homosexuales pueden desembocar en problemas psicológicos[88] .


[1] Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2354

[2] Diario YA, 17-V-89, pg. 19

[3] ALFONSO LÓPEZ QUINTÁS: El amor humano,VII, 7. EDIBESA. Madrid. 1991

[4] Revista INTERVÍU, 17-II-77

[5] Diario YA, 6-VII-76, pg. 17

[6] Diario YA, 23-VI-88, pg. 14

[7] Diario ABC de Madrid, 27-VIII-96, pg. 60

[8] DIARIO DE CÁDIZ, 12-X-96, pg.28

[9] Diario YA, 20-IX-92, pg. 28

[10] Diario ABC de Madrid, 29-I-93, pg. 17

[11] DIARIO DE CÁDIZ, 29-I-93, pg. 38

[12] Diario YA, 27-III-87, pg. 44

[13] Diario YA, 28-III-87, pg. 46

[14] Documentos TV del 11-III-1999 a las 22:30 horas.

[15] ANDRÉ LEONARD: La Moral sexual explicada a los jóvenes,IV, D, a, 21.  Ed. Palabra. Madrid

[16] Revista STUDI CATTOLICI, 27(1961)63-72

[17] Diario EL PAIS, 31-I-2001, pg. 28.

[18] Diario LA RAZÓN,16-II-2001, pg.34

[19] Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1658

[20] ANTONIO ROYO MARÍN,O.P.: Teología Moral para seglares, 1º, 2ª, III, nº 551,e. Ed.BAC.Madrid

[21] Sobre esto es muy  interesante la obra del P. Coloma, S.I.: La Gorriona

[22] ANTONIO ROYO MARÍN, O.P.: Teología de la caridad, nº 474. Ed. BAC. Madrid

[23] VICENTE  ENRIQUE  TARANCÓN: Las diversiones a la luz de la Teología, 2, VI. Ed.PYLSA. Mad

[24] B. HÄRING: La ley de Cristo, 2º, 2ª, 3ª, V, 5. b. Ed. Herder. Barcelona

[25] ANDRÉ LÉONARD: La moral sexual explicada a los jóvenes, III,1. Ed. Palabra. Madrid.1994.

[26] TONY ANATRELLA: El sexo olvidado, I,4. Ed. Sal Terrae. Santander. 1994.

[27] Dr. LUIS RIESGO: Hablando en familia, III, 5. EAPSA. Madrid, 1973. Este libro es muy recomendable a los padres sobre los problemas de los hijos

[28] ENRIQUE Mª HUELIN,S.I.: Juventud,¿hacia dónde?  Málaga. 1973

[29] Dr. HONORIO SANJUÁN: Estudios sobre sexualidad, 3º, III. Toledo, 1979

[30] Dr. JOSÉ TODOLÍ: Estudios sobre sexualidad, 4º, II. Toledo, 1978

[31] DUBOIS: La revolución sexual, XIII, 2. Barcelona, 1975

[32] BERNHARD HÄRING: SHALOM: Paz, XXII, 3.  Ed. Herder. Barcelona. 1998.

[33] EDMUNDO ELBERT:  Problemas actuales de psicología, X, 3,4, 8.  Ed. Sal Terrae. Santander.

[34] Varios Autores: Sexualidad y vida cristiana, 1º, II, 4. Ed. Sal Terrae. Santander, 1982

[35] B. HÄRING: La ley de Cristo, 3º, 3ª, I. Ed. Herder. Barcelona

[36] EDUARDO ARCUSA, S.I.: Eternas preguntas, IV, 2. Ed. Balmes. Barcelona

[37] RAFAEL BOHÍGUES, S.I.: El riesgo de ser joven, III, 3. Ed. Mensajero. Bilbao

[38] RUDOLF AFFEMANN: La sexualidad en la vida de los jóvenes, IX, 2. Ed. Sal Terrae. Santander

[39] Dr. LUIS RIESGO: Hablando en familia, III, 5. EAPSA. Madrid, 1973

[40]. P. LÓPEZ PEDRAZ, S.I.: Cristianos en busca de respuestas, XV, 1. Ed. Sal Terrae. Santander

[41] JOSÉ ANTONIO SAYÉS: Moral de la sexualidad, III, A. Ed. Tau. Ávila, 1988. Breve y estupendo libro en el que se proponen los fundamentos de la moral sexual y se orienta sobre puntos concretos.

[42] Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2352

[43] ROBINSON: Educación sexual y conyugal, 2ª, II, 6. Ed. Mensajero. Bilbao.

[44] BERNHARD HÄRING: SHALOM: Paz, XVII, 4.  Ed. Herder. Barcelona. 1998.

[45] Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2352

[46] Diario YA, 2-XII-83, pg. 34

[47] Revista ECCLESIA, 1773 (17-I-76)

[48] Carta de SAN JUDAS, Génesis,19,5; 1:7

[49] SAN PABLO: Carta a los Romanos, 1:26s; Primera Carta a los Corintios, 6:9.

[50] Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2357

[51] MIGUEL ÁNGEL FUENTES, V.E.: Homosexualidad,  en INTERNET, Apologética Católica.

[52] Diario ABC de Madrid, 4-VII-94

[53] ZENIT: Boletín del Vaticano en INTERNET, ZS00111403

[54] Diario ABC de Madrid del 4-IX-94,pg.52

[55] Diario LA RAZÓN del 20-IX-2000, pg 39

[56] ANDRÉ LÉONARD: La moral sexual explicada a los jóvenes, III, 2.  Ed. Palabra. Madrid.1994.

[57] Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2359

[58] Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2358s

[59] L´Osservatore Romano del 23-IV-97

[60] MADRE ANGÉLICA: Respuestas, no preguntas, VI, 7.  Ed. Planeta+Testimonio.Barcelona.1999.

[61] MIGUEL RIVILLA: Revista ROCA VIVA, 361 (I,II-1999) 27.

[62] Algunas consideraciones acerca de la respuesta a ciertas propuestas de ley sobre la no discriminación de las personas homosexuales. L'Osservatore Romano, 31-VII- 1992, p. 7, nº 14.

[63] Rodolfo L. Nolasco Suplemento del boletín AICA Nº 2116, del 9 de julio de 1997.

[64] Revista FAMILIA CRISTIANA, 4-IV-94, pg. 28

[65] MARC ORAISON: El problema homosexual, pg. 63. Madrid, 1976

[66] DUBOIS: Nuevas Técnicas sexuales, pg. 58. Barcelona, 1976

[67] ROBINSON: Educación sexual y conyugal, 2ª, III, 6. Ed. Mensajero. Bilbao

[68] MARIANO MORELLI: La homosexualidad y el transexualismoEn INTERNET, http://catholic-church.org/russia-ive/apologetica/homepage1.htm

[69] MARC ORAISON: El problema homosexual, III. Madrid

[70] INTERNET: www.aciprensa.com/Familia/escuelavirtual.htm

[71] Rodolfo L. Nolasco Suplemento del boletín AICA Nº 2116, del 9 de julio de 1997.

[72] Diario LA RAZÓN del 26-XII-2003, pg. 40

[73] ROSA M. SÁNCHEZ HENARES: MORAGON@terra.es 

[74] JUAN ANTONIO VALLEJO-NÁJERA: La puerta de la esperanza, III. Ed. Planeta. Barcelona

[75] MANUEL VIERA: Vida sexual y psicología moderna, III, 3. Ed. Mensajero. Bilbao

[76] Diario YA, 2-XI-83, pg. 34

[77] Sagrada  Congregación para la Doctrina de la Fe:  Declaración  sobre  cuestiones de ética sexual,  nº 8. SAN PABLO:Carta a los Romanos,1:26-32.

 Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica,nº2357

[78]  Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2358; Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta sobre la atención pastoral a las personas homosexuales,1 de octubre de 1986, n.12. 

[79] Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2359; Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta sobre la atención pastoral a las personas homosexuales, 1 de octubre de 1986,n.12. 

[80] Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2358. 

[81] Cf. Ibid., n. 2396.

[82] Levítico, 18:22; 20:13. SAN PABLO: Carta a los Romanos, 1:24-27; Primera Carta a los Corintios, 6:9s; Primera Carta a Timoteo, 1:9s

[83] Levítico, 20:13

[84] SAN PABLO: Primera Carta a los Corintios,6:9

[85] Revista ECCLESIA, 2848 (5-VII-97) 7

[86] Diario ABC de Madrid del 10-VII-97, pg.69

[87] Diario ABC de Madrid del 17-IV-97, pg.8

[88] DIARIO DE CÁDIZ del 3-III-2004. Pg.55.