68,21. Hoy
se habla mucho de la liberación del sexo; pero de hecho estamos sufriendo una
manipulación del sexo para negocio de los pornócratas que explotan el instinto
sexual trivializando una de las potencialidades más serias que tiene el hombre:
la procreación de un hijo.
Pornografía
es la exhibición de actos
sexuales.
El placer no
es un fin en sí mismo... La pornografía puede convertirse en un atentado
permanente contra el derecho que cada uno tiene a que se respete debidamente el
pudor con que desea envolver las manifestaciones de la sexualidad.
Lejos de ser
ridículo, el pudor es una cualidad que pretende comunicar al cuerpo humano la
posibilidad de transparentar el espíritu que habita en su interior...
De aquí que
imponer unos límites a la pornografía sea algo a todas luces razonable e incluso
necesario. No como una concesión a la ñoñez, sino como una afirmación de un
sentido que tenemos derecho a conservar en favor de la sexualidad humana.
«La
pornografía es una falta grave. Las autoridades civiles deben impedir la
producción y la distribución de material pornográfico»[1] .
El Vaticano
alerta sobre el aumento de sexo y violencia en los medios de comunicación. El
Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales ha publicado un documento
donde se dice, entre otras cosas: «Los medios de comunicación social han tenido
y continúan teniendo un importante papel en cada proceso de transformación
individual y social» (nº1). «Si bien es cierto que estos medios -como afirma el
Concilio Vaticano II- prestan grandes servicios al género humano, lo es
igualmente que pueden ser utilizados contra los designios del Creador y
convertirlos en instrumentos del mal» (nº4). «Uno de los fenómenos alarmantes de
estos años ha sido la creciente difusión de la pornografía y la generalización
de la violencia en los medios de comunicación social. Libros y revistas, cine y
teatro, televisión y vídeocasetes, espacios publicitarios y las propias
telecomunicaciones, muestran frecuentemente comportamientos violentos o de
sexualidad permisiva que casi llegan al umbral de la pornografía, y que son
moralmente inaceptables» (nº5). «Es evidente que uno de los efectos de la
pornografía es el pecado. La participación voluntaria en la producción y en la
difusión de estos productos nocivos ha de ser considerada como un serio mal
moral. Además, esta producción y difusión, no podría tener lugar si no existiera
una demanda. Así, pues, quienes hacen uso de estos productos no sólo se
perjudican a sí mismos, sino que también contribuyen a la producción de un
comercio nefasto» (nº11). «También la llamada pornografía blanda puede paralizar
progresivamente la sensibilidad, ahogando gradualmente el sentido moral de los
individuos hasta el punto de hacerles moral y personalmente indiferentes a los
derechos y a la dignidad de los demás. La pornografía, como la droga, puede
crear dependencia y empujar a la búsqueda de un material cada vez más excitante
y perverso. La probabilidad de adoptar comportamientos antisociales crecerá en
la medida en que se vaya dando este proceso» (nº14). «Uno de
los motivos básicos de la difusión de la pornografía y de la violencia sádica en
el ámbito de los medios de comunicación, parece ser la propagación de una moral
permisiva, basada en la búsqueda de la satisfacción individual a todo coste. Un
nihilismo moral acaba haciendo del placer la sola felicidad accesible a la
persona humana» (nº19). «La propagación de la pornografía y de la violencia a
través de los medios de comunicación social es una ofensa a los individuos y a
la sociedad, y plantea un problema urgente que exige respuestas realistas por
parte de las personas y los grupos. El legítimo derecho a la libertad de
expresión y al intercambio libre de información ha de ser protegido, pero al
mismo tiempo hay que salvaguardar el derecho de los individuos, de las familias
y de la sociedad, a la vida privada, a la decencia pública y a la protección de
los valores esenciales de la vida» (nº21). «La educación a la vida familiar y a
la inserción responsable en la vida social exige la formación a la castidad y a
Los
pornócratas, que hacen negocio con la explotación de la pornografía, lanzan al
aire, por los medios de comunicación, que «hasta ahora no se ha interpretado
científicamente la importancia del sexo, que por fin han cesado los prejuicios
creados a lo largo de siglos de represión sexual, que cualquier forma de
expresar el amor físicamente es válida, que esto debe considerarse normal entre
personas que se aman, y que el sentimiento de culpabilidad es causado por
prejuicios morales y religiosos». En todo esto hay mucha falsedad.
Es ridículo
decir que hasta hoy no hemos descubierto el sexo.
La religión
y la moral no reprimen el sexo, lo dominan, que no es lo mismo. Reprimir tiene
un sentido peyorativo; dominar, no. El sexo hay que dominarlo. En la vida no
podemos hacer todo lo que nos apetece. Hacemos lo que hay que hacer, y
cuando hay que hacerlo.
Tienes que
trabajar, madrugar, etc., aunque no te apetezca.
Y otras
veces no puedes hacer lo que te apetece.
El apetito
no es la suprema norma de conducta.
A nuestro
instinto sexual le apetecen muchas cosas que no podemos hacer. El apetito hay
que subordinarlo a un orden superior. No se trata de poner al apetito
sexual una camisa de fuerza, sino de encauzar el apetito sexual para que cumpla
la finalidad querida por Dios.
Las cosas
encauzadas son útiles, desbordadas son catastróficas.
El agua
encauzada sirve para el riego y la energía eléctrica.
Pero si se
desborda lo arrasa todo y tenemos una catástrofe. Lo mismo el instinto sexual.
Encauzado es fuente de vida y de amor, pero si se desborda esclaviza al hombre,
lo animaliza y lo lleva a las perversiones sexuales más monstruosas.
«El hombre
que sólo ansía sensaciones placenteras, para colmar su ansia de satisfacciones,
se convierte en un obseso de acumular placeres de forma egoísta»[3]
El sexo
causa adicción lo mismo que las drogas.
Así pudimos
comprobarlo en el espacio de TELE-5, La vida
alrededor el lunes 17 de octubre de 1994 entre 4 y 4:30 de la tarde:
Pablo acudió a
una dinámica en Palma de Mallorca para desintoxicarse de su sexo-adicción.
También
salió en pantalla Elena que hizo
el acto sexual con más de tres mil hombres, y nunca por dinero.
También
trató de la sexo-adicción, como una enfermedad que anula la voluntad,
La
sexualidad desbordada es
insaciable: cada vez quiere más, cada vez quiere experimentar cosas
nuevas, hasta llegar a las aberraciones más indignantes; como aquella casa de
prostitución donde hay niñas de siete años[4] , a
disposición de los clientes que las prefieren tiernecitas.
En Alemania
Federal se cometen cada año cien mil abusos sexuales contra
niños[5] .
En
El 6 de
Marzo de
En Agosto de
1996 fue condenado en Bélgica Marc Dutroux
como organizador de una red de prostitución infantil[7] .
Y en
Barcelona la policía descubrió una red de prostitución infantil[8] .
No es raro
que los periódicos nos hablen de niñas de nueve y diez años violadas por
maníacos sexuales y luego asesinadas[9] .
En
Septiembre de 1996, todos los medios de comunicación informaron del Congreso de
Estocolmo sobre prostitución infantil, pues ha llegado a ser un problema
internacional.
Se llama
violación la agresión sexual de
otra persona.
España
entera se conmocionó ante el asesinato, después de violarlas, de tres
adolescentes de Alcácer (Valencia). Pero no fueron las únicas. Antes las
precedieron: Sonia en Plasencia,
Laura en Burgos, Olga en Villalón, Ana en Huelva, Leticia en Viana, Mari Carmen en Villalba,
etc.[10]. En cinco
años fueron violadas y asesinadas doce adolescentes[11] .
Esto es
horrible; pero es la consecuencia de la campaña de libertinaje sexual,
patrocinada por el gobierno socialista, con una televisión indecente y unos
folletos repartidos en las escuelas públicas enseñando a gozar del sexo.
Estamos
haciendo maníacos sexuales. No nos extrañemos de sus tristes
consecuencias.
Esta
degradación del hombre animalizando el sexo está dando lugar a auténticos
psicópatas sexuales, pensando siempre en el sexo, buscando continuamente mayores
y nuevas sensaciones, dedicados a las prácticas sexuales más sofisticadas y a
las perversiones sexuales más degradantes.
En la
habitación 541 del hotel Miguel Ángel de Madrid, David B. Noyes, cortó los pechos, que tiró
al W.C., a una prostituta llamada Rufina
Sanz. Luego la rajó de la vagina al ombligo, y después tiró el cuerpo
por la ventana[12] .
Un auténtico
«Barba Azul» se llevaba
En seis
Estados Norteamericanos se castiga a los violadores con la
castración[14] .
Pero no
todas las violaciones son a base de fuerza física. También se viola engañándola,
prometiéndole mil cosas, y cuando queda embarazada, el otro se quita de en
medio. ¿Y esto es la liberación de la mujer? ¡Todo lo contrario! Es su
degradación.
Muchas
chicas ceden su virginidad por amor a un chico, y después se quedan defraudadas,
vacías, desilusionadas, y quizás hasta con un trauma de asco para la vida
sexual.
La moral
sexual católica es la que libera a la mujer de la instrumentalización del hombre
y la dignifica, exigiendo para ella el máximo
respeto.
La Iglesia
quiere que el acto sexual vaya unido al amor no a
Manteniendo
firme su voluntad de no consentir en el acto que se le impone violentamente.
Es la
opinión generalizada entre los moralistas, y así respondieron, al ser
interrogados, tres eminentes moralistas de Roma como son: Pietro Palazzini, entonces secretario de
Por eso la
Iglesia permitió tomar la píldora a unas monjas que estaban en peligro de ser
violadas cuando la revuelta de Lumumba en el Zaire y cuando la
desaparición de Yugoslavia.
Comentando
esta licitud el Obispo de Segorbe-Castellón, Juan Antonio Reig, Presidente de
Y Mons. Juan José Asenjo, secretario y
portavoz de
Dos palabras
a
La soltería
en la mujer es una vocación de Dios.
No siempre
porque ella lo elija, sino porque ha sido elegida para ello por Dios, pues Él ha
dispuesto que nazcan muchas más mujeres que hombres. Señal de que Dios elige a
muchas mujeres para la soltería.
Lo primero
que debe hacer una mujer soltera es considerar su estado como una vocación de
Dios, y por lo tanto no considerarse fracasada, sino aceptar su estado con
naturalidad. Buscar una ocupación que sea útil a los demás para sentirse
realizada en su vida.
Dios tiene
una misión para ella. Hay que descubrirla y cumplirla.
Cumplir la
voluntad de Dios nos hace más felices en esta vida, y además en la
eterna.
Hay otro
tema del que quiero decir algo.
Es frecuente
la crisis de soledad en madres de treinta o cuarenta años cuando los hijos se
han emancipado y a ellas les sobra mucho tiempo.
Podría ser
el momento de reincorporarse al mundo del trabajo o de los estudios. Incluso
buscar alguna ocupación constructiva que la haga sentirse útil. Dedicarse a
obras de caridad o apostolado, etc.
Lo que sería
un disparate es buscar actividades compensatorias en la ludopatía del bingo,
alcohol, vídeos inconvenientes, etc.
68,22. Otro
de los grandes peligros de pecar contra este mandamiento, es el baile.
La
satisfacción sexual buscada directamente fuera del matrimonio, es pecado grave.
Y esto es lo que buscan muchos en el abrazo del baile. Lo que quieren es tener
una mujer en sus brazos. Y el baile les proporciona una ocasión estupenda de
poder apretarla contra su cuerpo.
El baile
moderno suelto puede ser más pasable, si se evitan los movimientos sensuales.
Por eso nuestros bailes regionales, como la jota, la sardana, el zortzico, la
muñeira, etc., no tienen reparo moral alguno, y sería estupendo que se
generalizaran mucho más.
Pero esos
bailes de parejas abrazadas, tal como se baila hoy día, en los que un chico y
una chica ponen en contacto sus cuerpos de arriba-abajo, pegados como lapas,
son, por lo menos, un peligro de sentir deseos voluptuosos para todo muchacho
normal. Y este peligro hay que evitarlo si no hay causa proporcionada que lo
justifique.
Claro que
hay modos y modos de bailar. No todos bailan con igual mala intención. Pero lo
mejor es no bailar apretados: «que circule aire entre los dos[20] .
Bailar en sí no sería malo, pero lo hacen malo las circunstancias. ¡Cuántos
pecados de pensamiento, de deseo y de obra, antes, durante y después del
baile![21] .
Por eso,
aunque teóricamente se pueda bailar sin pecar[22] , en
la práctica, este baile de parejas pegadas, tal como se baila hoy día, es un
semillero de pecados. Y aunque no siempre se peque gravemente, ¿no será ponerse
en peligro de pecar?
Es una
ingenuidad defender el baile como si fuera una
diversión angelical e inocente. Todos sabemos que lo que los hombres buscan en
el baile es, sobre todo, el contacto de los cuerpos. Y esto no es el medio más
seguro para conservar la pureza, a la que estamos obligados por precepto de
Jesucristo, y que tanto trabajo
cuesta por la rebeldía de la concupiscencia.
Una vez oí
una cosa que me hizo gracia, y por eso la pongo aquí. Era sobre la moralidad del
baile:
Depende de la intención del
sujeto.
También de la intención de la
sujeta.
Pero sobre
todo
de lo que el sujeto sujete a la
sujeta.
No seas
fácil en bailar. Piensa en el modo de mantenerte firme en tu propósito de
evitarlo.¿Por qué hemos de andar siempre por el límite del pecado? Andar por el
borde de un precipicio es muy peligroso. Además, es un cristianismo raquítico el
que sólo se detiene ante el pecado. Sepamos renunciar a aquellas cosas que nos
gustarían mucho, que incluso nos serían lícitas, pero con las que damos mal
ejemplo.
Es evidente que muchos pecan gravemente en
el baile. No contribuyas, con tu cooperación, a que otros
pequen.
El Cardenal
de Madrid, D.
«Son
deshonestos, y por lo mismo ilícitos para todos, aquellos bailes que por la
manera de abrazarse, por los contactos que permiten, y por las músicas que los
acompañan, despiertan generalmente
68,23.
El vicio solitario (masturbación)
consiste en abusar del propio cuerpo excitando los órganos genitales para
procurarse voluntariamente el placer hasta el orgasmo.
A veces, se
comienza por mera curiosidad; pero si no se corrige esta inclinación se
convierte en un vicio obsesivo que esclaviza a la persona y le desinteresa por
todo lo demás: como le pasa al drogadicto.
Dice
André Léonard, Profesor de la
Universidad de Lovaina: «Por su misma naturaleza, la masturbación contradice el
sentido cristiano de la sexualidad, vivida como alianza de amor. (...) El
ejercicio de la facultad sexual queda privado de toda referencia afectiva con
una pareja, en la medida en que el sujeto se repliega sobre sí mismo, en el
disfrute de sí mismo. (...) La masturbación, privada del amor, deja a menudo
insatisfecho a quien se entrega a ella. Conduce al vacío y al
disgusto.
»Debes tener
el coraje de pensar, y también decir, que la masturbación es un mal. Escucharás
con frecuencia argumentos que intentan defender que se trata de un
comportamiento inofensivo, tan anodino como el beber, comer o transpirar. Es
preciso desmontar esas razones. (...) No es ciertamente el pecado más grave que
puedas cometer. Pero eso no impide que te hagas su esclavo, que te habitues a
una sexualidad egoísta, y que asfixie en ti la vida espiritual»[25] .
La
masturbación puede llegar a ser algo obsesivo en
Quien tiene
la desgracia de verse esclavizado
de esta mala costumbre debe poner el mayor esfuerzo en corregirse cuanto antes.
Este vicio encadena fuertemente, cada vez es más difícil desligarse de él, y
cuando tiene esclavizada a una persona, la envilece, la embrutece, anula su
voluntad, destroza su carácter, perturba el desarrollo de su personalidad,
debilita la fe[27] ,
produce desequilibrio nervioso, hace egoístas e incapacita para amar a otra
persona.
«No se puede
abusar del organismo. La naturaleza pasa después
Incluso para
Freud «el masturbador incurre en
riesgo de bloquear el desarrollo y maduración de su
psicoafectividad»[29] .
«La práctica
habitual de la masturbación conduce a graves desequilibrios
nerviosos»[30] .
Todos los médicos están de acuerdo que cuando la masturbación es frecuente,
conduce a la neurastenia[31]
Y cuando la masturbación es un vicio
esclaviza como todos los vicios.
«La masturbación es, con frecuencia,
expresión de egocentrismo, (...) indicio de un desarrollo retardado o detenido
de la personalidad»[32].
«Cuando la
masturbación se convierte en hábito, debe ser calificada como falta de madurez.
(...) Cuando la masturbación presenta síntomas de psicosis y neurosis, debe
buscarse la ayuda de un profesional que la someta a un tratamiento adecuado.
(...) Las fuentes que dan pábulo a la fantasía -lecturas, televisión, cine- han
de considerarse como la base de muchas acciones que no deberían haber tenido
lugar, si no hubiesen sido estimuladas»[33] .
Hay maníacos
sexuales «que buscan el placer una y otra vez por sí mismo, y caen, como los
drogadictos, en el círculo de una insaciable repetición, con el fin de superar
en cada nuevo intento, las incesantes frustraciones[34] .
«La
masturbación hecha costumbre da por lo general seres psíquicamente replegados
sobre sí mismos, especialmente incapaces de elevarse a un auténtico amor
sexual»[35] .
El vicio de
la masturbación es causa de muchos fracasos en los estudios y en el deporte.
Esto lo saben muy bien los estudiantes y los deportistas[36] .
«Cuando un
ser humano se habitúa a satisfacer un instinto en una forma determinada,
puede llegar a perder, a través de un mecanismo psicológico, el deseo o la
atracción por todas las demás formas. El hábito de saciar el hambre sexual de
una forma anormal y viciosa, puede llegar a provocar la repelencia por el acto
natural, con lo cual el masturbador entra de lleno en el campo de la incapacidad
sexual psicológica»[37] .
El vicio de
la masturbación lleva a la eyaculación precoz en el matrimonio, que impide
acomodarse al ritmo de la mujer que es más lenta, y es causa de graves problemas
en la armonía sexual matrimonial.
Los médicos
americanos que habían tratado a muchachas que se masturbaban, descubrieron que
después de casarse resultaban esposas frígidas[38] .
«No es
inteligente considerar la masturbación como algo natural, pues causa una serie
de trastornos en el adolescente. No sólo en el campo religioso, sino en el
afectivo, psicológico, intelectual, etc., donde se hacen sentir sus malos
efectos. (...). El que en plena adolescencia el joven sienta fuertemente el
impulso sexual, tiene un profundo valor educativo. (...). Más tarde en su vida
conyugal, muchas veces tendrá que dominar sus inclinaciones»[39] .
Estas partes del cuerpo deben respetarse con delicadeza, y sólo tocarlas
por necesidad, limpieza, higiene, etc. Pero nunca tocar estos órganos sólo por
gusto. Con eso no se juega.
Éste es un
pecado degradante, repugnante, inconcebible en una persona delicada. Sin
embargo, si después te da vergüenza confesarlo, entonces la desgracia es doble e
irreparable. Si tuviste la desgracia de la caída, no permitas la de la vergüenza
de confesarlo. Acude a un sacerdote y ábrele tu conciencia para que te perdone y
te ayude a salir de tan triste estado. Ten confianza. Tienes remedio. Muchos
empezaron esta mala costumbre sin conocer su importancia. Bien porque lo
descubrieron de un modo casual, bien porque fueron enseñados por otra persona
que intencionadamente quitó importancia al asunto. Pero la masturbación es un
vicio que puede esclavizar fuertemente y transformar el carácter de la persona,
y hasta su ideología religiosa.
La
masturbación puede llevar a perder
«Pero, por
otro lado, no podemos olvidar que la masturbación no contribuye a la superación
del problema sexual o de la tensión de un momento dado. Conduce, por sí misma, a
la larga, a una erotización mayor y a una obsesión creciente, de modo que a la
larga el problema no se soluciona. El sexo, no lo olvidemos, (Chauchard no se cansa de repetirlo) está
sobre todo en
Es fácil que
quienes han contraído el hábito de la masturbación experimenten un fuerte
sentimiento de culpabilidad capaz de destruir todo estímulo de vida y de
producir un permanente complejo de inferioridad.
El único
tratamiento pastoralmente eficaz es el de procurar abrir horizontes hacia
expresiones plenas de la afectividad y hacia tareas culturales, profesionales,
sociales y religiosas, que den sentido a sus vidas
La gravedad
de cada acto masturbatorio no siempre es fácil determinarla pues depende de
muchas circunstancias y pueden darse atenuantes de la
responsabilidad[42] . Sin
embargo se debe poner un serio empeño en evitarlo por el peligro de caer en la
esclavitud del hábito.
«Los
trastornos afectivos y algunas situaciones neuróticas provocan frecuentemente
manifestaciones de autoerotismo, que alcanza, a veces, un carácter convulsivo
claramente psicopático...Está comprobado que la masturbación ejerce siempre una
mala influencia, sobre todo en la psicología juvenil. Debilita la fuerza de
voluntad, la confianza en sí mismo, y perturba el desarrollo de
»En la
adolescencia, la masturbación puede aparecer como algo pasajero. Como eso de los
granos. Pero si es repetitivo, puede degenerar en hábito; y esto es grave. Lo
lógico es que deje un sentimiento de culpa. Sin duda es mejor dominarse que
dejarse vencer. Dominarse es señal de adultez. La victoria es señal de madurez.
La caída es señal de debilidad; por eso deja sentimiento de
culpa.
»En la edad
madura, la masturbación puede ser síntoma de algo más serio, sobre todo si es
persistente. Puede indicar un estado de adolescencia mental, o alguna otra
deficiencia psíquica. Se encuentra, desde luego, en muchos tipos de demencia
senil y en el alcoholismo. En general puede aparecer en todos los estados
mentales, en los que se dé una descohesión de la personalidad que tenga por
consecuencia una pérdida de control de los instintos más
primitivos»[43] .
Dice el
célebre moralista Häring: «No se
puede decir que la pasión destruye la imputabilidad moral de los pecados contra
el sexto mandamiento, pues si así fuera sólo un pecado diabólico sería
mortal»[44] .
A veces las
caídas en la masturbación no son por una intención lujuriosa. Son consecuencia
de una depresión, una angustia, una ansiedad que no permite conciliar el sueño,
etc.
Casos así
pueden remediarse con algún sedante inofensivo RECOMENDADO POR UN
MÉDICO.
En una
conferencia que le oí en 1976 al Dr. D. José
Mª Poveda Ariño, Jefe del Departamento de Psiquiatría de
Y en los
casos en que esta superación parezca difícil es perfectamente asequible con los
productos que un médico puede recomendarle.
En enero de
1976 el Vaticano publicó un documento sobre Moral Sexual donde dice: «El uso
deliberado de la facultad sexual, fuera de las relaciones conyugales normales,
contradice esencialmente la finalidad de esta facultad» (nº
5).
También dice este documento
que «la masturbación es un acto intrínseca y gravemente desordenado» (nº
9)[45] .
Esto
significa que el acto, "en sí mismo", es siempre materia de pecado grave
("objetivamente malo").
Para
determinar si el acto de una persona concreta es pecado grave también habrá que
considerar si se cumplen las otras condiciones del pecado grave: que tenga uso
suficiente de razón como para saber lo que está haciendo y la malicia del acto,
y que consienta plenamente al mismo.
En 1983 el
Vaticano ha publicado otro documento sobre la educación sexual donde dice: «La
masturbación es un grave desorden moral»[46] .
Y aunque
sólo Dios conoce la responsabilidad moral subjetiva de cada acto, «de ningún
modo se puede sostener que en el campo sexual no se cometen pecados
mortales»[47] .
Pero
no has de considerar pecado todos
los tocamientos en tus órganos genitales.
Pueden ser
pecado los tactos encaminados a excitar el placer sexual; pero otros actos que
se hacen por necesidad o por higiene, no son pecado alguno.
Y en las
conmociones orgánicas que sientas involuntariamente, reprime el consentimiento,
y en paz.
No has
pecado contra la pureza.
Aprende a
distinguir entre el sentir y el consentir.
Puede ser
que a veces sientas movimientos contra tu voluntad en tus órganos
genitales.
Acostúmbrate
a prescindir de esas sensaciones.
El pecado no
está en el sentir, sino en el consentir.
En el noveno
mandamiento te expongo el modo de luchar contra estas tentaciones
molestas.
Pero si
tuvieras la desgracia de haberte complacido voluntariamente en ese placer
sexual, entonces manchaste tu pureza.
El
orgasmo, que es la sacudida que experimenta
el cuerpo con la satisfacción del placer sexual, es derecho exclusivo de
casados.
Una persona
soltera no puede ni procurárselo voluntariamente ni aceptarlo si lo experimenta
involuntariamente.
A veces el
orgasmo se produce imprevistamente.
En ese caso
tampoco es lícito saborearlo voluntariamente, aunque no se pueda evitar la
sensación placentera.
Pero
cuando ocurre durmiendo no es pecado alguno.
El placer
venéreo completo, el orgasmo, buscado directamente, sólo está permitido dentro
del matrimonio, y dentro del acto conyugal.
68,24.
La homosexualidad es la atracción
sexual hacia una persona del mismo sexo. Es una aberración duramente castigada
en la Biblia.
Es el caso
de Sodoma y Gomorra[48] . Y
por eso a los homosexuales se les llama sodomitas.
También
San Pablo condena la
homosexualidad[49] .
Y el
Levítico dice
(18:22):«No cometerás pecado de
sodomía, porque es una abominación»
«Los actos
homosexuales son objetivamente desordenados.
»Son
contrarios a la ley natural. No pueden recibir aprobación en ningún
caso»[50].
«Una definición
más o menos adecuada de la homosexualidad es: una anomalía que consiste en la
desviación de la atracción afectivo-sexual, por la cual el sujeto prueba
atracción, e incluso puede mantener relaciones, con personas de su mismo sexo.
»Esta desviación puede
responder a causas puramente morales (perversión moral) o causas morales y
psicológicas. Los orígenes del fenómeno en las personas que se descubren
"constitucionalmente" homosexuales, no son del todo claros; hay varias
hipótesis.
»La más plausible
indica que si bien puede haber predisposiciones orgánicas y funcionales, el
origen más claro se remonta generalmente a una intrincada red de relaciones
afectivas y sociales. Han sido estudiados los eventuales factores hereditarios,
sociológicos, e incluso hormonales; pero de todos, el más influyente parece ser
el clima educativo familiar, especialmente en el período que va de los
Algunos médicos opinan
que la homosexualidad puede curarla un psicólogo.
«La
legalización jurídica de parejas homosexuales va en contra de la naturaleza
humana, y revela una corrupción grave de la conciencia moral ciudadana» ha dicho
D. Elías Yanes, Presidente de la
Conferencia Episcopal Española[52] .
Erich Kock,
en una entrevista al diario Avvenire, dice: « Estamos ante una
propaganda masiva a favor de
«Equiparar
las “uniones homosexuales” al matrimonio es una aberración contra la ley
natural.
»Se hace
responsable de los graves efectos negativos que tendría para la sociedad la
legitimación de un mal moral.
»Permitir
que esas personas adopten niños es atentar contra los derechos de estos
niños que el día de mañana, cuando caigan en la cuenta de la realidad,
sufrirán taras psíquicas al compararse con el resto de sus compañeros.
»Destacados
científicos están en contra de la adopción de niños por parejas homosexuales,
por los traumas psíquicos que esto sería para el niño»[54] .
¡MENUDO
TRAUMA PARA EL NIÑO CUANDO CAIGA EN
Por eso
Mons. Juan José Asenjo, secretario
de
No hay que
confundir los homosexuales auténticos, que no tienen ningún interés en
corregirse, con el hombre de apariencia feminoide de lo cual no es responsable,
y que puede no ser homosexual.
La
homosexualidad es una anormalidad, pero no es pecado, a no ser que se ejerza .
Si se ejerce y además hay corrupción de menores, constituye peligrosidad
social.
No es lo
mismo el homosexual por vicio, que el que
nace así, o sufrió el impacto de una desgraciada experiencia de su
infancia.
«Hay una
enorme diferencia entre una tendencia que experimentas interiormente, y una
tendencia que satisfaces con tus actos.
»Si te
resientes de una tendencia homosexual pero sin llegar jamás a prácticas
homosexuales, tienes muchas posibilidades de que esa tendencia no se haga
irreversible.
»Será una
dificultad, no un grave obstáculo.
»Por el
contrario, si cedes a tal tendencia, quizás pasajera en sí misma, corres el
riesgo de enraizarla en ti y de encerrarte en la homosexualidad. (...)
»El
pensamiento cristiano es especialmente severo con lo que podríamos llamar “la
cultura homosexual”; o sea, la voluntad deliberada de justificar y hasta de
exaltar la homosexualidad. (...)
»En este
espíritu San Pablo liga la cultura
homosexual al rechazo de Dios y a la idolatría. (...)
»El
comportamiento homosexual es intrínsecamente negativo.
»Y este
carácter negativo no queda suprimido por el hecho de que tenga una tendencia
involuntaria a ese comportamiento.
»Hay
personas (como los sádicos) que tienen una tendencia profunda a gozar haciendo
sufrir.
»Otros (los
cleptómanos y pirómanos) a robar o incendiar. La presencia de esta tendencia
involuntaria no impide que los actos realizados para satisfacerla sean
gravemente responsables»[56] .
El
homosexual de nacimiento que domina su
tendencia y no es corruptor del ambiente, pervertidor de menores o
escandaloso público, no hay por qué considerarlo como peligro social. La
peligrosidad social no depende de lo que la persona es, sino de lo que hace.
El
homosexual de nacimiento[57] es tan
responsable de su tendencia, como lo puede ser de su defecto el miope o el
tartamudo.
Por lo
tanto, al homosexual que domina su inclinación no hay que considerarlo
corruptor, perverso ni degradante; si domina su inclinación, puede alcanzar
notable virtud.
Debe poner
todo su empeño en dominarse. Y que confíe en Dios que le ayudará. Él lo ve todo
y es justo[58] .
«Los
homosexuales que lleven una vida casta pueden ser santos» dice el diario de la
Santa Sede[59] .
Ser
comprensivo con los homosexuales, que luchan por dominarse, no es justificar su
actuación homosexual.
Una cosa es
aceptar a la persona, y otra aprobar su
comportamiento.
El
homosexual tiene que dominar su tendencia lo mismo que el heterosexual, que no
puede irse con todas las mujeres que le apetecen.
El
homosexual tiene que dominar su tendencia desordenada lo mismo que el
cleptómano tiene que dominar su tendencia a apropiarse de lo
ajeno.
Pero este
respeto que debemos tener hacia el
homosexual que no es peligro social porque no atenta contra el bien común, no
significa que consideremos al homosexual como una persona normal que tiene
derecho a ejercer su tendencia de acuerdo con su inclinación.
Si el
homosexual tiene derecho a vivir como él es, y no como debe ser, lo mismo
podríamos decir del ladrón y del asesino.
El hombre
debe acomodar su conducta a los auténticos valores humanos.
El respeto a
la persona del homosexual no considerándolo perverso o peligroso mientras su
conducta sea correcta, no elimina el que no se pueda considerar al homosexual
como una persona normal. Es como si el jorobado quisiera que consideráramos
natural el tener joroba.
«Una cosa
son los homosexuales y sus derechos civiles como personas y ciudadanos, y otra
distinta la aceptación ética y moral de su comportamiento. (...)
»La
moralidad de los actos humanos no depende de mayorías o minorías, de lo que a
cada uno apetece o conviene, sino de lo que objetivamente está ordenado por
Dios»[61].
En una
ocasión intervine en un debate televisivo. Intervenía un homosexual que
criticaba a la Iglesia por no aprobar la homosexualidad como una cosa natural y
lícita. Asistía al debate un Catedrático de la Universidad de Cádiz,
«Los homosexuales que declaran su
homosexualidad son, casi siempre, personas que consideran su comportamiento o su
estilo de vida homosexual como 'indiferente o, sin más, bueno', y por eso digno
de aprobación pública»[62].
Estos
normalmente usan el logan de la «discriminación sexual» como un arma política
para manipular
«Una táctica asumida por los
movimientos homosexuales o "gay" es la de culpar de discriminación contra ellos
a cuantos resisten a sus campañas pretendiendo "sexo libre" e igualdad absoluta
para aspirar a cualquier cargo o función en la sociedad.
»Para tratar de superar la
poca vergüenza que les queda, algunos llegan a hablar de "orgullo gay", para
ahuyentar en los no adictos el pudor que los aleja instintivamente de ese
camino. No está justificado el maltrato a los homosexuales, como lo ha declarado
también la Iglesia en varias oportunidades.
»Pero esto no implica
que la sociedad y en particular los padres de familia no tengan derecho a
impedir el proselitismo que fácilmente pueden desarrollar los homosexuales
militantes, si se les permite ocupar cátedras con alumnos niños y adolescentes.
»La criminalidad de la
corrupción de menores es bastante extensa como para ignorarla; ya que está
comprobado que suele ser el camino de la iniciación en las prácticas
homosexuales, de las que luego no resulta fácil librarse.
»Los padres de familia,
pues, tienen derecho a exigir a los institutos educativos que no asuman como
profesores a quienes son conocidos como homosexuales.
»Si la ley no reprime
las prácticas homosexuales penalmente mientras están restringidas a la vida
privada, esto no significa que los homosexuales no puedan ser excluidos de la
docencia, como tampoco se aceptan como cajeros de banco a los cleptómanos, ni
choferes a los ciegos.
»Esto no viola
los derechos humanos, ni es discriminación injusta: no queremos que sean
maestros de nuestros hijos quienes pretenden que es normal la práctica de la
homosexualidad o la drogadicción o el robo.
»Esta actitud es
tachada de antievangélica y opuesta a la misericordia de Jesús; pero quienes lo
dicen olvidan que el Señor perdonaba a los pecadores arrepentidos, mientras que,
de los que escandalizaban a los niños dijo: "sería preferible que les
ataran al cuello una piedra de moler y lo hundieran en el fondo del
mar"[63]».
El Papa
Juan Pablo II, en respuesta al
Parlamento Europeo que equiparaba la unión homosexual al matrimonio natural, ha
dicho: «La Iglesia rechaza la discriminación de los homosexuales, pero
considera moralmente inadmisible la aprobación jurídica de la práctica
homosexual. Ser comprensivo con quien peca no equivale a aprobar el pecado.
Cristo perdonó a la
adúltera, pero le dijo que no pecara más»[64] .
La razón del
aparato genital es
Dice
Marc Oraison: «No vacilo en
afirmar que la realización de la pareja homosexual es de por sí
imposible»[65] .
Para el
Dr. John Loraine, de la
Universidad de Edimburgo, donde está encargado de la Cátedra de Endocrinología,
el homosexual es un enfermo cuyas hormonas sexuales se han desquiciado.
Tras sus
experimentos, Loraine, afirma que
el homosexual es un paciente para los endocrinólogos, pues sufre una serie de
trastornos fisiológicos gonadales que hoy pueden medirse a la
perfección[66]
«Hay que
reconocer que, fuera de algunos casos de perversión voluntaria, en la mayor
parte de los homosexuales, su tendencia desviada debe ser considerada como una
enfermedad. De aquí que, por una parte, se merezca todo el respeto y la ayuda
que como a personas humanas les es debida; pero, por otra, la sociedad, por
todos los medios adecuados, deba defenderse de su devastador contagio, tan
pernicioso y destructivo para la naturaleza humana en su presente y en su
futuro»[67]
Hay mujeres
que tienen el vicio de saciar su apetito sexual con otras mujeres. Esto es una
aberración.
El afecto de
dos muchachas no debe repercutir en los órganos genitales. Si es así, esa
amistad es desaconsejable.
La
homosexualidad en la mujer se conoce desde seiscientos años antes de Cristo en la isla griega de Lesbos. Por eso
a la mujer homosexual se le llama lesbiana.
Hay que
distinguir entre la auténtica lesbiana que busca otra mujer para su actividad
sexual, y el afecto muy frecuente en adolescentes hacia mujeres mayores que
ellas por las que llegan a sentir verdadera adoración; pero con ausencia total
de actividad sexual.
Esta
tendencia desaparecerá en cuanto se enamoren de un hombre.
La
heterosexualidad es una inclinación de la misma naturaleza personal del hombre.
Pero el homosexual aunque no sea un pervertido, es un invertido, que ha sufrido
una desviación del instinto sexual natural.
Los
defensores de la homosexualidad generalizan esta tendencia queriéndola
hacer pasar como una sexualidad distinta pero natural, y así poder actuar
libremente sin restricciones a su tendencia.
Para eso
incluyen entre los homosexuales a todos los que han tenido alguna vez alguna
experiencia homosexual. Pero esto no es serio. Con este mismo criterio podríamos
considerar no homosexual a todos los homosexuales que hayan tenido un contacto
heterosexual.
Puede una
persona, por una circunstancia casual y transitoria, haber practicado la
homosexualidad, lo cual, aunque es inmoral, no la constituye en
homosexual.
Lo que
caracteriza al homosexual no es haber tenido
más o menos contactos homosexuales, sino la tendencia hacia las personas del
mismo sexo y la consiguiente repugnancia hacia la relación heterosexual.
«Mientras cifras
falseadas (ej. Informe Kinsey)
pretenden, por ejemplo, que los homosexuales constituyen el 10% de la población
norteamericana; los investigadores serios están de acuerdo en que es el
2,5%»[68].
Para que un
homosexual cambie, lo primero, es indispensable que quiera cambiar, y después que quiera
someterse a un tratamiento psicoterápico: «sólo la psicoterapia le podrá
ayudar»[69] .
Gerard Van den
Aardweg, psicólogo holandés, que ha dado
cursos en universidades de Estados Unidos, Canadá y Brasil, opina que la
homosexualidad se puede curar. Afirma que el 30% vuelven a los hábitos sexuales
normales, en otro 30 % el cambio es gradual, y un pequeño porcentaje peor,
debido a su estado neurótico, puede mejorar.
También
opina que muchos casos se evitarían si al niño se le educa como niño y a la niña
como niña, pues unificar ambos roles es absurdo[70] .
«El profesor Van den Aardweg, licenciado en psicología
en Amsterdam y notorio especialista de nivel internacional en terapia de la
homosexualidad, describe numerosos casos de curación, confirmados por otros
psicólogos, como Paul C. Vitz de
la Universidad de Nueva York, y otros de todo el mundo. Noel B. Mosen, en una carta publicada por
»Conocidos
expertos en sexología, sin vinculación religiosa, como D. J. West, M. Nicholson y L. J. Hatterer,
han descrito muchos casos de homosexuales que se convierten en
heterosexuales»[71].
En un estudio del
Dr. Robert L. Spitzer, de la
Universidad de Columbia (EE.UU.), presentado en el Congreso Anual de la
Asociación de Psiquiatría de Estados Unidos, y publicado en
Los homosexuales
pueden cambiar.
Una publicación oficial
de
El artículo de
Throckmorton expone el resultado
de las experiencias de miles de individuos que sienten que su sexualidad han
cambiado como resultado de la reorientación y asesoramiento de su
terapia[73].
El
Dr. Juan Antonio Vallejo-Nájera,
en su preciosa obra La puerta de
la esperanza, afirma
que «la educación en la castidad es sanísima y ayuda mucho a superar los
problemas de la edad juvenil. En cambio, la presunta libertad sexual que se
predica ahora, ésa sí que llena de pacientes la consulta del psiquiatra. Y no
digamos, la moda de decir que la homosexualidad es una alternativa tan válida
como cualquier otra. Mentira.
»El ser
homosexual es complicadísimo. Deben merecer toda nuestra comprensión y cariño,
pero para intentar curarlos; no para animarlos a serlo»[74] .
«Se dice que
la inversión sexual es constitucional, de carácter congénito biológico. Otros
buscan las causas en factores de orden psíquico, como falsa educación, ambiente,
experiencias que se remontan a la infancia, etc.
»Para otros,
los factores de la homosexualidad son innatos y ambientales
juntamente»[75] .
Algunos
terminan en homosexuales como consecuencia del alcoholismo y las drogas.
Por supuesto
que la homosexualidad no tiene la misma importancia en la edad adulta que en
Aunque sí
puede perjudicar a su psicología.
En 1983 el
Vaticano ha publicado un documento sobre la educación sexual donde dice: «No hay
ninguna justificación moral a los actos homosexuales»[76]
«Los actos
homosexuales son intrínsecamente desordenados y no pueden recibir aprobación en
ningún caso»[77] .
[1] Nuevo Catecismo de
[2] Diario YA, 17-V-89,
pg. 19
[3]
[4] Revista INTERVÍU,
17-II-77
[5] Diario YA, 6-VII-76,
pg. 17
[6] Diario YA, 23-VI-88,
pg. 14
[7] Diario ABC de Madrid,
27-VIII-96, pg. 60
[8] DIARIO DE CÁDIZ,
12-X-96, pg.28
[9] Diario YA, 20-IX-92,
pg. 28
[10] Diario ABC de Madrid,
29-I-93, pg. 17
[11] DIARIO DE CÁDIZ,
29-I-93, pg. 38
[12] Diario YA, 27-III-87,
pg. 44
[13] Diario YA, 28-III-87,
pg. 46
[14] Documentos TV del
11-III-
[15] ANDRÉ LEONARD:
La Moral sexual explicada a los jóvenes,IV,
D, a, 21. Ed. Palabra.
Madrid
[16] Revista STUDI
CATTOLICI, 27(1961)63-72
[17] Diario EL PAIS,
31-I-2001, pg. 28.
[18] Diario LA
RAZÓN,16-II-2001, pg.34
[19] Nuevo Catecismo de
[20] ANTONIO ROYO
MARÍN,O.P.: Teología Moral para seglares,
1º, 2ª, III, nº 551,e.
Ed.BAC.Madrid
[21] Sobre esto es
muy interesante la obra del P. Coloma, S.I.: La
Gorriona
[22] ANTONIO ROYO MARÍN,
O.P.: Teología de la caridad, nº
474. Ed. BAC. Madrid
[23]
[24] B. HÄRING: La ley de Cristo, 2º, 2ª, 3ª, V, 5. b.
Ed. Herder. Barcelona
[25] ANDRÉ LÉONARD:
La moral sexual explicada a los jóvenes,
III,1. Ed. Palabra. Madrid.1994.
[26] TONY
ANATRELLA: El sexo olvidado, I,4.
Ed. Sal Terrae. Santander. 1994.
[27] Dr. LUIS RIESGO:
Hablando en familia, III, 5.
EAPSA. Madrid, 1973. Este libro es muy recomendable a los padres sobre los
problemas de los hijos
[28] ENRIQUE Mª
HUELIN,S.I.: Juventud,¿hacia dónde?
Málaga. 1973
[29] Dr. HONORIO
SANJUÁN: Estudios sobre sexualidad, 3º,
III. Toledo, 1979
[30] Dr. JOSÉ
TODOLÍ: Estudios sobre sexualidad, 4º,
II. Toledo, 1978
[31] DUBOIS: La revolución sexual, XIII, 2. Barcelona,
1975
[32] BERNHARD HÄRING:
SHALOM: Paz, XXII, 3. Ed.
Herder. Barcelona. 1998.
[33] EDMUNDO ELBERT:
Problemas actuales de psicología, X,
3,4, 8. Ed. Sal Terrae.
Santander.
[34] Varios
Autores: Sexualidad y vida cristiana, 1º,
II, 4. Ed. Sal Terrae. Santander,
1982
[35] B. HÄRING: La ley de Cristo, 3º, 3ª, I. Ed. Herder.
Barcelona
[36] EDUARDO ARCUSA,
S.I.: Eternas preguntas, IV, 2.
Ed. Balmes. Barcelona
[37] RAFAEL BOHÍGUES,
S.I.: El riesgo de ser joven, III,
3. Ed. Mensajero. Bilbao
[38] RUDOLF
AFFEMANN: La sexualidad en la vida de los
jóvenes, IX, 2. Ed. Sal Terrae.
Santander
[39] Dr. LUIS
RIESGO: Hablando en familia, III,
5. EAPSA. Madrid, 1973
[40].
[41] JOSÉ ANTONIO SAYÉS:
Moral de la sexualidad, III, A.
Ed. Tau. Ávila, 1988. Breve y estupendo libro en el que se proponen
los fundamentos de la moral sexual y se orienta sobre puntos
concretos.
[42] Nuevo Catecismo de
[43] ROBINSON: Educación sexual y conyugal, 2ª, II, 6.
Ed. Mensajero. Bilbao.
[44] BERNHARD HÄRING:
SHALOM: Paz, XVII, 4. Ed.
Herder. Barcelona. 1998.
[45] Nuevo Catecismo de
[46] Diario YA, 2-XII-83,
pg. 34
[47] Revista ECCLESIA, 1773
(17-I-76)
[48] Carta de SAN JUDAS,
Génesis,19,5; 1:7
[49] SAN PABLO: Carta a los
Romanos, 1:26s; Primera Carta a
los Corintios, 6:9.
[50] Nuevo Catecismo de
[51] MIGUEL ÁNGEL FUENTES,
V.E.: Homosexualidad, en
INTERNET, Apologética Católica.
[52] Diario ABC de Madrid,
4-VII-94
[53] ZENIT: Boletín del
Vaticano en INTERNET, ZS00111403
[54] Diario ABC de Madrid
del 4-IX-94,pg.52
[55] Diario LA RAZÓN del
20-IX-2000, pg 39
[56] ANDRÉ LÉONARD:
La moral sexual explicada a los jóvenes,
III, 2. Ed. Palabra.
Madrid.1994.
[57] Nuevo Catecismo de
[58] Nuevo Catecismo de
[59] L´Osservatore Romano
del 23-IV-97
[60] MADRE ANGÉLICA:
Respuestas, no preguntas, VI, 7.
Ed.
Planeta+Testimonio.Barcelona.1999.
[61] MIGUEL RIVILLA:
Revista ROCA VIVA, 361
(I,II-1999) 27.
[62] Algunas
consideraciones acerca de la respuesta a ciertas propuestas de ley sobre la no
discriminación de las personas homosexuales. L'Osservatore Romano, 31-VII- 1992,
p. 7, nº 14.
[63] Rodolfo L. Nolasco
Suplemento del boletín AICA Nº 2116, del 9 de julio de
1997.
[64] Revista FAMILIA CRISTIANA,
4-IV-94, pg. 28
[65] MARC ORAISON: El problema homosexual, pg. 63. Madrid,
1976
[66] DUBOIS: Nuevas Técnicas sexuales, pg. 58.
Barcelona, 1976
[67] ROBINSON: Educación sexual y conyugal, 2ª, III, 6.
Ed. Mensajero. Bilbao
[68] MARIANO MORELLI:
La homosexualidad y el
transexualismo.
En
INTERNET,
http://catholic-church.org/russia-ive/apologetica/homepage1.htm
[69] MARC ORAISON: El problema homosexual, III.
Madrid
[70] INTERNET:
www.aciprensa.com/Familia/escuelavirtual.htm
[71] Rodolfo L. Nolasco
Suplemento del boletín AICA Nº 2116, del 9 de julio de
1997.
[72] Diario LA RAZÓN del
26-XII-2003, pg. 40
[73] ROSA M. SÁNCHEZ
HENARES: MORAGON@terra.es
[74] JUAN ANTONIO
VALLEJO-NÁJERA: La puerta de la esperanza,
III. Ed. Planeta. Barcelona
[75] MANUEL VIERA: Vida sexual y psicología moderna, III, 3.
Ed. Mensajero. Bilbao
[76] Diario YA, 2-XI-83,
pg. 34
[77] Sagrada
Congregación para la Doctrina de la Fe: Declaración sobre
cuestiones de ética sexual, nº 8. SAN PABLO:Carta a los Romanos,1:26-32.
Nuevo Catecismo de
[78] Catecismo de
[79] Catecismo de
[80] Catecismo
de
[81] Cf. Ibid.,
n. 2396.
[82] Levítico, 18:22; 20:13. SAN PABLO: Carta a los Romanos,
1:24-27; Primera Carta a los
Corintios, 6:9s; Primera Carta a
Timoteo, 1:9s
[83] Levítico, 20:13
[84] SAN PABLO: Primera
Carta a los Corintios,6:9
[85] Revista ECCLESIA, 2848
(5-VII-97) 7
[86] Diario ABC de Madrid
del 10-VII-97, pg.69
[87] Diario ABC de Madrid
del 17-IV-97, pg.8
[88] DIARIO DE CÁDIZ del
3-III-2004. Pg.55.