67.- EL QUINTO
MANDAMIENTO DE
67,1. Este
mandamiento ordena no hacer daño a la propia vida o a la de otros con palabras,
obras o deseos (odio); es decir, querer bien a todos y perdonar a nuestros
enemigos.
El desear la
muerte a sí mismo o a otro, es pecado
grave, si se hace por odio[1] o
desesperación rebelde[2] .
«El odio es
incapaz de liberar a nadie. El odio sólo sirve para fomentar el odio, y en la
historia humana nadie ha conseguido ser libre gracias al odio. El odio nunca
está justificado para un cristiano»[3] .
«Para ser
feliz hay que tener el corazón en paz. El que odia no vive feliz. El odio hace
daño al que odia. Ese rencor le destruye por dentro»[4].
Las
riñas, los insultos, las injurias, etc.,
pueden, a veces, llegar a ser pecado grave si se desea en serio un mal grave a
otro, si se falta gravemente a la caridad, y si son la exteriorización del odio.
Pero de
ordinario no lo son, ya sea por inadvertencia, ya porque no se les dé
importancia, etc.
Cuando dos
riñen, de ordinario cada uno tiene la mitad de la razón y la mitad de la culpa;
pero cada cual mira la parte que él tiene de razón y la que el otro tiene de
culpa. Por eso no se ponen de acuerdo.
Las riñas
empiezan generalmente por pequeñeces, pero con el calor de la discusión se van
desorbitando hasta terminar en enemistades profundas..., y, a veces, en
crímenes.
Lo mejor en
las riñas es cortarlas desde el principio sin permitir que adquieran grandes
proporciones.
Y si uno se
encuentra de mal humor, seguir el consejo de aquel inglés que contaba hasta diez
antes de contestar.
Con calma y
con sensatez se evitarían muchas riñas nacidas generalmente por
pequeñeces.
Si estás
airado, calla. Aunque tengas tú la razón.
Dirás más de
lo que quisieras, y luego te pesará.
Nunca te
arrepentirás de haber callado.
En cambio,
¡cuántas veces quisieras poder sujetar las palabras que lanzaste a volar! Y esto
ya no es posible.
Un diálogo
sincero es difícil.
Hay que
aprender a dialogar.
Hay que
saber descubrir la parte de verdad que hay en el punto de vista del otro.
Ponerse en equilibrio no es buscar el término medio, sino buscar la verdad
completa que puede surgir de lo que aporta cada
parte.
67,2.
La venganza personal no está
permitida en ningún sentido. Cristo la prohibió[5] .
Porque si fuese permitida, no se podría vivir en el mundo. Todos nos creeríamos
con derecho a vengarnos de alguien.
No: hay que
perdonar a los enemigos, y dejar que Dios los castigue en la otra vida, y
«Tal vez, la
afirmación más radical que hizo Jesús
fue: Sed misericordiosos como
vuestro Padre es misericordioso»[7] .
»Jesús describe la misericordia de Dios no
sólo para mostrarme lo que Dios siente por mí, o para perdonarme los pecados y
ofrecerme una vida nueva y mucha felicidad, sino para invitarme a ser como Dios,
y para que sea tan misericordioso con los demás como lo es Él
conmigo»[8] .
«Con
frecuencia aquellos que no perdonan a sus semejantes cometen los mismos pecados
que critican»[9] .
Es necesario
saber perdonar a las personas que
nos hayan ofendido.
«La
experiencia enseña que quien descuida la oportunidad de hacer bien a su prójimo
porque ha sido anteriormente ofendido por él, suele ser también
culpable»[10] .
Es, desde
luego, indispensable estar dispuestos a conceder el perdón si nos lo piden,
quedándonos satisfechos con una moderada reparación.
Quien niega
el perdón a su hermano, es inútil que espere el perdón de Dios. En el Padrenuestro tiene su sentencia:
como él no perdona, tampoco Dios le perdonará. Lo dijo Jesucristo[11] .
Y no seamos
fáciles en echar al otro toda la culpa.
Ordinariamente la culpa hay que
repartirla entre los dos.
Uno fue el
que empezó, pero el otro contestó con ofensa más grave.
Si los dos
están esperando a que sea el otro el que se adelante a pedir perdón, la cosa no
se arreglará nunca.
El que sea
más generoso con Dios, es el que debe tomar la
iniciativa.
Cristo habla de
poner la otra mejilla[12] .
Es una
fórmula oriental hiperbólica, para dar a entender que debemos estar dispuestos
al perdón; pero no es para que lo entendamos al pie de la letra.
El mismo
Cristo al ser
abofeteado[13] no
puso la otra mejilla, sino que respondió con toda energía, verdad y dominio
propio: «Si he respondido mal, muestra en
qué; mas si bien, ¿por qué me hieres?»[14] .
Si la culpa
ha sido nuestra, tenemos obligación de pedir perdón de alguna manera.
Pero incluso
aunque sea claro que toda la culpa es del otro, da una muestra de virtud el que
se adelanta a otorgar el perdón, por ejemplo, dirigiéndole amablemente la
palabra, ofreciendo un servicio, reanudando el saludo, etc. Durante un tiempo
puede manifestarse el disgusto, por ejemplo, con una actitud más seria y
distanciada; pero esto no debe durar indefinidamente.
Salvo en
algunos casos excepcionales de ofensas gravísimas, es muy de aconsejar que al
cabo de cierto tiempo se reanuden los saludos ordinarios entre gente educada.
Negar el
saludo no es cristiano. Si el otro no contesta allá él; pero que la cosa no
quede por tu parte.
Cuando han
fracasado ya varios intentos de
reconciliación, o el otro se niega obstinadamente a devolver el
saludo, o si parece cierto que nuestro esfuerzo por la reconciliación puede
ahondar la mala voluntad del otro, será mejor esperar otra ocasión.
Pero no
abandonar el deseo de reconciliación, ni escudarse en esta dificultad para no
reconciliarse, por no desearlo.
Nuestra
voluntad de reconciliación debe ser sincera.
Si el otro
no quiere saludarnos o hablarnos, nosotros debemos estar dispuestos a hablarle
cuando él lo desee, y saludar cuando él nos salude.
Adelantarse
a reanudar el saludo es una prueba de virtud
superior.
A veces
puede facilitar la reconciliación la ayuda de una tercera
persona.
Eso de
«piensa mal y acertarás», aunque a veces dé resultado es poco
cristiano
Es mucho
mejor eso de «piensa bien mientras no tengas motivos para pensar mal».
«Si una
persona fomenta sospechas poco caritativas, no tardará en manifestar también con
palabras los pensamientos poco amables»[15] .
Distingue,
con todo, entre el rencor admitido, y un cierto distanciamiento para evitar el
chocar de nuevo.
Y también
entre el sentimiento de la ofensa y el resentimiento admitido voluntariamente.
Aunque la ofensa recibida nos duela, no podemos desear mal a
nadie.
Esta
voluntad de perdonar puede unirse a un sentimiento inevitable de la ofensa
recibida.
Muchos se
refieren a este sentimiento cuando dicen que no pueden perdonar. Es posible que
la serenidad de espíritu, después de la ofensa, requiera un tiempo mínimo para
sobreponerse al dolor.
Una prueba
de esta sincera buena voluntad sería orar por el ofensor, nunca hablar mal de
él, y pedir a Dios la gracia de saber perdonar[16] .
Cuando
tengas antipatía por una persona, pide por ella.
Y cuando
tengas ganas de desearle algo malo, reza por ella un Padrenuestro. Dice Jesucristo «rogad por los que os
persiguen»[17] .
«El Señor
nos pide que perdonemos, pero jamás nos ha pedido que deseemos hacerlo. (...) Si
esperas que aparezca en ti el instinto natural de perdonar, esperarás mucho
tiempo»[18].
A veces se
oye decir: «yo perdono, pero no olvido».
El olvidar
puede ser difícil. No depende de nuestra voluntad. Uno puede perdonar de corazón
y no poder evitar el recuerdo. Esto no se opone al amor que Jesucristo manda a nuestros enemigos.
Lo que
Cristo manda no es un amor
sensible, pues esto no se puede mandar, no depende de nuestra voluntad. Se trata
de un amor de benevolencia, un amor desinteresado, un amor que devuelve bien por
mal, que hace el bien al que nos hace daño, independientemente de nuestros
sentimientos. Un amor efectivo, no afectivo. Un amor dispuesto a hacer un
servicio al que nos ofendió.
Si el que
consideramos nuestro enemigo estuviera en una necesidad grave, y no pudiera
salir de ella, sin nuestro especial auxilio, tenemos obligación de ayudarle,
porque en estos casos hay obligación de atender al prójimo, aunque sea
enemigo[19] .
No es odio a
una persona odiar lo que hay de malo en ella, o el mal que nos causa
injustamente a nosotros o a otros[20] .
El amor a
nuestros enemigos que pide el Evangelio, no obliga a la amistad con ellos, sino
que prohibe el odio y la venganza, o el desearles algún mal[21] ; y
manda tener un deseo de reconciliación. «El ofendido está obligado siempre a
perdonar al ofensor que le pide perdón, en forma directa o indirecta. Si se
niega a hacerlo, comete un grave pecado contra la caridad, y regularmente no
podrá ser absuelto mientras continúe en su obstinación»[22] .
Por supuesto
que es lícito exigir una reparación del daño recibido, pero no por odio ni por
venganza, sino por deseo de justicia[23] .
La buena
voluntad de perdonar de corazón a los que nos han ofendido no excluye utilizar
todos los medios justos para que se haga justicia.
Es verdad
que hay personas que son indignas
de nuestro perdón; pero nosotros no perdonamos porque ellas lo merezcan, sino
porque lo merece Jesucristo, que
es quien nos lo pide. Para eso nos dio Él su ejemplo. Fue mucho más ofendido que
nosotros, y sin embargo perdonó. No sólo en su corazón, sino que lo manifestó
exteriormente. El perdón de Cristo
en la cruz es el modelo que debemos imitar. Las almas generosas tienen en esto
un inmenso campo de perfección y santificación[24] .
«El mundo de
los hombres no puede hacerse cada vez más humano si no introducimos el
perdón -que es esencial en el Evangelio- en las relaciones de unos con
otros»[25] .
Lo
maravilloso del perdón no es que liberemos al otro de una culpa, sino que nos
liberamos a nosotros de un resentimiento.
67,3. Al
prójimo se le puede matar en tres
casos: en la guerra justa, en defensa propia y en la justa aplicación de la pena
de muerte.
El mandato divino "No matarás" significa que nadie puede matar sin motivo y sin
razón. Pero hay circunstancias en las que hay una
justificación.
1) En
la guerra
justa.
La guerra no
puede ser nunca un medio normal para la solución de conflictos. «Todo ciudadano
y todo gobernante están obligados a empeñarse en evitar las
guerras»[26] .
Según los
moralistas, para que la guerra sea justa se deben cumplir varias condiciones:
a)
Imposibilidad de solución pacífica.
b) Causa
justa, como sería legítima defensa, mientras no haya una autoridad supranacional
competente y eficaz.
c) Que la
decisión sea tomada por la autoridad legítima a quien corresponde velar por el
bien común de la nación.
d) Intención
recta buscando la justicia y no la venganza.
e) Que sean
superiores los bienes que se van a conseguir a los males que se pueden
producir[27] .
«La
apreciación de estas condiciones de legitimidad moral pertenece al juicio
prudente de quienes están al cargo del bien común»[28] .
«Los poderes
públicos tienen, en este caso, el derecho y el deber de imponer a los ciudadanos
las obligaciones necesarias para la defensa nacional»[29] ,
«pero atenderán equitativamente el caso de quienes, por motivos de conciencia,
rehúsan el empleo de las armas; éstos siguen obligados a servir de otra forma a
la comunidad humana»[30] .
«Una cosa es
utilizar la fuerza militar para defenderse con justicia, y otra muy distinta
querer someter a otras naciones»[31] .
Buscar la
guerra es absurdo. Pero rehuirla por principio puede ser cobardía ante la
injusticia.
El creyente
obra con rectitud mientras luche por implantar la justicia en el mundo.
La paz es el
ideal del hombre: pero esta paz debe ser obra de
El peligro
de una tercera guerra mundial que podría destruir la humanidad por el armamento
de que hoy dispone el hombre, hace deseable un desarme internacional. Pero para
que esto sea eficaz tiene que ser de ambos bloques, y con posibilidades de mutua
vigilancia.
Aunque la
guerra sea justa, «no todo es lícito entre los contendientes»[32] . Debe
respetarse la ley moral y el derecho de gentes. «Las acciones deliberadamente
contrarias al derecho de gentes son crímenes»[33] .
«Existe la
obligación moral de desobedecer aquellas decisiones que ordenan
genocidios»[34] .
2) En
defensa propia[35] se
puede matar cuando alguien quiere matarnos injustamente, o hacernos un daño muy
grave en nuestros bienes, equivalente a la vida; si no hay otro modo eficaz de
defenderse.
No es
necesario esperar a que él nos ataque. Basta que nos conste que él tiene un
propósito decidido de matarnos, y sólo está esperando el momento oportuno para
hacerlo; y no hay otro modo de salvar la vida que adelantarse y atacar
primero[36] .
Esto en el
terreno moral, independientemente de la ley civil.
Lo que se
permite en defensa propia se autoriza igualmente en pro del prójimo injustamente
atacado. La caridad fraterna puede obligar a esto, pero no a exponer la propia
vida, a no ser que se trate de parientes cercanos o esté uno obligado por
contrato (guardias, policías)[37] .
«Éstas son
las condiciones para que pueda hablarse de legítima
defensa:
- Debe
tratarse de un mal muy grave, cual es, por ejemplo, el peligro de la propia
vida, la mutilación o heridas graves, la violación sexual, el riesgo de la
libertad personal, la pérdida de bienes de fortuna desmedidos,
etc.
- Que sea un
caso de verdadera agresión física.
- Que se
trate de un daño injusto. Por ejemplo no sería lícito defenderse de un policía,
hasta producirle la muerte, pues el agente, normalmente, actúa en cumplimiento
de su deber.
- Para
defenderse no hace falta que el agresor lo haga de modo voluntario y consciente.
Por eso es lícito contra un borracho o un loco.
- Que no
haya otro modo eficaz de defenderse[38] .
El obispo de
Mérida-Badajoz D. Antonio Montero
escribió en el ABC (6-II-2003) un artículo donde decía que también
sería lícita la guerra para corregir infracciones graves y duraderas del derecho
natural.
3)
«Es de notar
que el verbo del original hebreo es “rasach”
, que significa la muerte del inocente. Por eso habría que
traducirlo: “No causarás la muerte de un hombre
inocente”.
»Para otra
clase de muertes la Biblia emplea los términos “harag” y “hemit” [41] .
Salvador de
Madariaga, conocido intelectual que murió a
los 92 años en Lugano, Suiza, escritor internacional y ministro de la República
en 1934, dice: «La pena de muerte no será necesaria el día que la supriman
primero los asesinos»[42] .
«En un año
murieron en España más de cien víctimas del terrorismo. Si se hubiera ejecutado
al criminal al primer asesinato, no hubieran muerto todos los demás asesinados.
Algún terrorista asesinó más de diez veces. No es deseable la muerte de nadie,
pero si para que no mueran los inocentes es necesario ejecutar a los asesinos,
puede ser esto una exigencia del bien común»[43] .
En las
Navidades de 1986 hubo 62 muertos en un avión Boeing 737, secuestrado por un
grupo de terroristas[44] .
El 19 de
julio de 1987, una bomba terrorista produjo 20 muertos en un hipermercado de
Barcelona[45] .
No se
comprende por qué los criminales pueden
aplicar la pena de muerte a un inocente, y los jueces no puedan
aplicar la misma pena a los asesinos culpables.
Se supone,
naturalmente, una culpabilidad claramente demostrada[46] .
Lo mismo que
es lícito matar a un injusto agresor en defensa propia[47] , la
Autoridad puede aplicar la pena de muerte para defender la vida de los
inocentes.
«La
Autoridad tiene el deber de defender la vida de los ciudadanos
inocentes»
«Los que
tienen autoridad legítima, tienen también el derecho de usar las armas para
rechazar a los agresores de la sociedad civil confiada a su
responsabilidad».[48]
La legítima
defensa propia es aceptada por todo el mundo. Con
la pena de muerte la Autoridad defiende a los inocentes, siempre expuestos a
caer en manos de los criminales.
Se trata de
casos extremos en los que le pena de muerte sea el único modo eficaz de defender la vida de
personas inocentes de un injusto
agresor[49] .
El
psico-pedagogo Dr. Bernabé Tierno
dice: «Existe la figura del sanguinario sin retorno, del maligno
retorcido y mala sangre incorregible que necesita hacer daño, desea el mal ajeno
y disfruta con el sufrimiento que causa. (...) Difícilmente puede tener
recuperación un ser demoníaco que disfruta segando vidas ajenas. (...) La
sociedad tiene un grave problema en decidir lo que debe hacer con individuos
así, cuyo objetivo es matar. (...) Está claro que la sociedad debe impedir, a
toda costa, que estos individuos vuelvan a saciar su sed de
matar»[50].
«Por eso el
73% de los británicos son partidarios de la pena de muerte para los terroristas,
según un sondeo de opinión de Harris»[51] .
Según una
encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas, la mitad de los españoles
está a favor de la pena de muerte para los terroristas y
asesinos[52] .
En Estados
Unidos se ha restablecido la pena de muerte en muchos Estados[53] .
No es lo
mismo el que mata en un arrebato
pasional que el profesional del crimen. Un asesino es un
peligro para las personas inocentes.
La cadena
perpetua puede no bastar, pues los asesinos se pueden fugar. A veces de modo
espectacular.
En 1986 se
fugó de la cárcel de La Santé, de
París, Michel Baugour, en un
helicóptero alquilado y pilotado por su novia Nadine[54] .
Tres presos
se fugaron de una cárcel de Marsella en un helicóptero que aterrizó en un patio
de la cárcel a las cuatro y media de
En Alemania
un preso se fugó en un tanque que robaron sus amigos y entró en la cárcel
derribando la puerta[56] .
En
Copenhague (Dinamarca) doce presos se escaparon de la cárcel al ser derribada
parte del muro de la prisión por una excavadora manejada por un cómplice de los
presos[57] .
A primeros
de mayo de 1982, se fugó de la cárcel central de Lovaina, considerada como de
alta seguridad, Freddy Horion, a
quien se le había conmutado por cadena perpetua la pena de muerte a la que había
sido condenado por haber asesinado a cinco personas miembros de una
familia[58]
Dos
terroristas, se fugaron de la cárcel de San Sebastián, escondidos en los
altavoces de un cantante que había actuado en la cárcel[59] .
De la cárcel
de «máxima seguridad» Can Brians,
considerada la más moderna de Cataluña, en menos de dos meses se fugaron nueve
reclusos[60].
O que un
preso que no vuelva a la cárcel después de un permiso de fin de semana, como uno
que no volvió al Penal de Ocaña, donde cumplía 36 años de condena, y que al ser
reconocido disparó sobre dos policías que iban a detenerle, matando a los
dos[61] .
Una niña de
nueve años vallisoletana, fue violada y asesinada por un recluso que salió de la
cárcel con permiso[62] .
Un recluso
que cumplía condena por robo con homicidio, en un permiso carcelario asesinó a
dos jóvenes[63] . Otro
preso en régimen abierto asesinó a una mujer en Madrid[64] .
En un sólo
día se fugaron de las cárceles españolas cinco reclusos que disfrutaban permisos
de fin de semana[65] .
Según los
datos del gobierno, desde el 1º de enero de 1982 hasta el 1º de octubre de 1988,
cinco mil setenta y cuatro presos no regresaron después de sus
permisos[66].
Cuatro de
cada cien presos aprovechan los permisos para no regresar a las
prisiones[67].
«Dos presos
peligrosos se fugan en Barcelona cuando iban a jugar al fútbol en una salida.
Uno de ellos cumplía condena de treinta años. En dos meses se fugaron más de una
docena de presos, en Cataluña, durante los permisos. Entre 1990 y el 2000 no
volvieron a la cárcel, tras salir de permiso, 1.361 reclusos»[68].
Otras veces
los terroristas secuestran a un inocente exigiendo la liberación de sus
compañeros encarcelados bajo la amenaza de asesinar al secuestrado: dos hechos
próximos y contrarios son iluminadores.
En Italia,
donde no hay pena de muerte, los secuestradores, seguros de que sus compañeros
en prisión no perderían la vida, asesinaron a su rehén Aldo Moro. En cambio en Francia, donde
hay pena de muerte, el industrial Jean
Eddouard Empain, fue liberado por sus secuestradores, a los dos meses
de cautiverio, al ser amenazado con la guillotina el jefe de la banda de
secuestradores Alain Caillol, que
estaba en prisión[69] .
En diciembre
de 1984, los secuestradores de un avión de la líneas aéreas kuwaitíes, mataron a
cinco pasajeros para obligar al gobierno de Kuwait a soltar trece presos
condenados por diversos actos de terrorismo[70] .
Unos
terroristas paquistaníes secuestraron un avión de la líneas aéreas de la India
con la amenaza de matar a los ciento cincuenta y cinco pasajeros si no liberaban
al jefe de la banda que estaba en una cárcel de
«La pena de
muerte sigue en vigor en la mayor parte del mundo»[72] .
De los
ciento sesenta estados independientes que hay en el mundo, sólo una veintena han
abolido la pena de muerte de su ordenamiento jurídico[73] .
Hay que
advertir que la «pena de muerte no supone el derecho a matar a un inocente, sino
el derecho a ejecutar a un culpable»[74] .
«Debe constar con toda certeza su culpabilidad criminal, por lo irreparable de
una equivocación»[75] .
Hay que
poner todos los medios para que la condena sea
justa.
Aunque
siempre queda un peligro de error.
Pero si no
actuamos cada vez que haya peligro de error, nunca podríamos hacer
nada.
Hay que
valorar los «pros» y «contras», y actuar en
consecuencia.
La
conveniencia o no de la abolición de la pena de muerte es un «problema complejo
y polémico, y no pueden esperarse respuestas nítidas ni
definitivas»[76] .
Hoy existe
una corriente ideológica contraria a la pena de muerte. Por eso
Sin embargo
reconocen que no son ilícitas las «disposiciones de un código penal que impone
la pena capital con el fin de proteger a la sociedad».
«En la
doctrina de
Juan Pablo II,
en
El Nuevo Catecismo de
«En
definitiva, no deben confundirse dos planteamientos esencialmente diversos: el
de la licitud moral de la pena de muerte y la cuestión práctica de su
aplicación. Tanto la razón natural cuanto la doctrina revelada y magisterial
admiten la licitud fundamental de dicha pena. Otra cosa es, en cambio, la
opinión prudencial que puede dictaminar en alguna circunstancia histórica que
debería renunciarse a su aplicación en un Estado y en un tiempo determinados. Lo
que decida en cada tiempo y lugar la aplicación o la supresión de la pena de
muerte ha de ser exclusivamente las exigencias del bien común»[79] .
«La Iglesia
no ha condenado la ejecución de un criminal, de acuerdo con la ley, y por la
autoridad convenientemente constituida»[80] .
Podríamos
resumir la doctrina católica sobre la pena de muerte de esta
manera:
1.- Todo el
mundo tiene derecho a la defensa propia de un injusto
agresor.
2.-
3.- Si la
única manera eficaz de conseguirlo es la pena de muerte, es lícito
aplicarla.
4.- Con tal de que la
culpabilidad del asesino sea clara, para evitar
equivocaciones.
5.- La cadena perpetua
no es siempre eficaz, pues hay asesinos de profesión; y muchos se escapan de la
cárcel.
6.- La aplicación de
7.- La
oportunidad o no de su aplicación es opinable entre los
católicos.
8.- Antes de su
aplicación debe darse al reo oportunidad de arrepentirse y pedir perdón a Dios
de su culpabilidad.
9.- Si no es
un caso de agresión actual, la aplicación debe ser derecho exclusivo de
67,4. El
respeto a la vida propia y ajena nos obliga a considerar la importancia del
cumplimiento del Código de la
Circulación.
Dice el
Nuevo Catecismo de
Infracciones, al parecer pequeñas,
pueden originar accidentes graves.
Se puede
pecar por ponerse en peligro de hacer daño al prójimo, y también por exponer la
propia vida sin causa justificada.
Incluso se
puede pecar contra la caridad al poner al prójimo en una situación difícil que
le haga perder la serenidad, aunque uno tenga seguridad en sí
mismo.
El
pecado se comete desde el momento en que alguien se sienta al volante sin ánimo
de esmerarse en el cumplimiento del Código.
Quien
habitualmente comete imprudencias e incorrecciones muestra que no tiene este
ánimo, o que carece de cualidades de conducir.
En este
caso, debería abstenerse de coger el volante.
Es
irresponsable el que corre a excesiva velocidad, el que lleva el automóvil en
mal estado, y el que conduce en condiciones físicas o morales
inadecuadas.
«Nadie debe
intentar conducir si está agitado emocionalmente»[82] .
Dice
Mons. González Moralejo, Obispo de
Huelva: «Quien después de haber sido causa, culpable o no, de un accidente,
quiere evitar toda responsabilidad y se da a la fuga, contrae una seria culpa
moral, y está obligado ante su conciencia y ante Dios a reparar en justicia toda
clase de daños causados por uno y otro motivo.
»Sería un
verdadero crimen dejar morir en condiciones extremadamente lastimosas y
desesperadas a personas que con un socorro inmediato hubieran podido ser
salvadas»[83] .
Según las
normas de los socorristas, hay heridos que sólo deben ser trasladados en
ambulancias.
Por eso no
siempre es recomendable recoger a un herido.
Pero siempre
se debe avisar a una ambulancia.
67,5. Es un
pecado grave contra este mandamiento el
aborto. Se llama aborto la interrupción del embarazo cuando el feto
todavía no puede sobrevivir fuera del seno materno.
Puede ser
interesante mi vídeo El aborto: asesinato de
inocentes[84] .
El Artículo
15 de
la vida».
Cuando decimos «derecho a la vida», estamos diciendo que es un derecho a su
protección.
Provocar el
aborto directamente es un homicidio, porque el feto es un nuevo individuo
plenamente capaz para lograr su desarrollo completo.
De la unión del óvulo con el espermatozoide nace un nuevo ser humano, una célula
diferente con doble herencia: 23 cromosomas del padre y 23 de la
madre.
Por eso, ese
nuevo ser es persona humana
racional, aunque no ejercite su racionalidad, bien porque todavía no
se ha desarrollado (fetos), o porque ha perdido el uso de razón (ancianos). Pero
persona humana desde la concepción hasta
Como la vida
de una persona comienza con la concepción, el aborto provocado es un crimen.
El Concilio
Vaticano II lo llama: «crimen abominable»[86] .
Es un asesinato
de lo más cruel y cobarde, pues el asesinado es un ser
inocente e indefenso que no puede huir, ni siquiera gritar para protestar de la
injusticia que se comete con él.
Las
generaciones del futuro no comprenderán que en nuestro tiempo se permita a las
madres que maten a sus hijos. Nos llamarán «generación
asesina».
Los
abortistas se molestan si se les llama asesinos; pero, ¿qué otro nombre podemos
dar a los que han condenado a muerte a cuarenta millones de seres inocentes?
Y añaden:
«La Iglesia es cruel, porque a los que cargan con el trauma de haber abortado,
les añade el trauma de la excomunión». Este razonamiento es absurdo. Sería como
querer quitar la policía para no preocupar a los terroristas.
Defender a
los abortistas es como defender a los terroristas que matan, y despreocuparse de
las víctimas. Permitir el aborto para evitar el peligro de las mujeres que
abortan clandestinamente es lo mismo que permitir los asesinatos para no poner
en peligro la vida de los asesinos.
El Dr. Jerónimo Lejeune, uno de los más
brillantes investigadores franceses, Catedrático de Genética en la Universidad
de la Sorbona de París, y Director del Centro Nacional de Investigación
Científica, que cuenta en su haber profesional con los más importantes premios
científicos[87] , y es
miembro de las Academias de Ciencia de Suecia, Inglaterra y Estados Unidos,
dice: «Esta primera célula, resultado de la concepción, es ya un ser
humano»[88] .
Tiene los 46 cromosomas propios de la especie humana[89]. En otra
ocasión dijo: «Aceptar que después de la concepción un nuevo ser humano ha
empezado a existir, no es ya cuestión de gusto o de opinión, sino una evidencia
experimental»[90] .
Sigue
diciendo el Dr. Lejeune: «Si el
embrión no es desde el primer momento un miembro de nuestra especie, no llegaría
a serlo nunca. Decir que no es un hombre, es lo mismo que decían los nazis: “un
prisionero no es un hombre”»[91] .
Lo mismo se
decía en una de las conclusiones de
Pero además
el aborto es ilícito incluso en el caso de duda.
Si me dan un
paquete para que lo tire al mar diciéndome que es un gato muerto, pero yo
sospecho que es un niño vivo, no puedo tirarlo al mar, antes de salir de la
duda.
Y si lo hago
sin estar seguro de que no es un niño vivo, y resulta que lo es, soy responsable
de un homicidio.
Pues bien,
en Teología se dice que hay un nuevo ser humano desde el primer momento de
«Desde el
comienzo del proceso embrionario nos encontramos con una individualidad genética
distinta y diferenciada de la de los padres»[94] .
El código genético contiene las
características humanas e individuales del nuevo ser. Todo lo que cada individuo
humano posee de único, singular e irrepetible a lo largo de toda su historia,
está ya presente en su código genético. «La persona humana está en el embrión
con todas sus potencialidades, que se irán desarrollando a lo largo de su
existencia»[95] .
Por eso la
Asociación de Ginecólogos de Suecia ha pedido que al feto se llame niño, «para
llamar a las cosas por su nombre, pues abortar un feto es matar un
niño»[96] .
El Profesor
Juan Ramón Lacadena, Catedrático
de Genética de
El Dr. José
Hernández Yago, Presidente de
El biólogo
Jean Rostand afirma: «La
individualidad humana comienza en el momento de la concepción»[99] .
EL Dr. Ramiro Rivera, Presidente del Consejo
General de los Colegios Médicos de España, dice: «Para un médico es indiscutible
que desde el momento de la fecundación tenemos un nuevo ser
humano»[100].
El Dr. D. José Botella, Presidente de
Es decir,
que el nuevo ser es un individuo desde el momento de la concepción, y por lo
tanto está amparado por los derechos humanos.
Eliminarlo
es eliminar a un hombre: un homicidio.
Un hombre,
que además del derecho que tiene a la vida, lleva en sí el derecho a vivir de
toda una cadena de otros posibles seres humanos en el futuro, entre los que
puede haber genios, artistas, sabios y santos.
Stephen W.
Hawking, el «Einstein» de nuestros días, a
quien todos pudimos ver en televisión, paralítico en una silla de ruedas,
teniendo que hablar por medio de un sintetizador sonoro, no hubiera nacido, si
en 1942, algún «listo» abortista hubiera descubierto en los cromosomas de su
embrión que iba a ser inválido[101] .
El 15 de
febrero de 1979 el periódico YA,
publicó un documento del Colegio Oficial de Médicos, donde dice que: «Desde el
punto de vista científico la vida comienza en el momento de la
concepción»[102] .
El Profesor
Kastler, Premio Nobel, dice: «La
vida humana comienza en la concepción, en el momento de la fusión del
espermatozoide y el óvulo»[103].
«El hombre
entero se encuentra ya en el óvulo desde el momento en que éste es fecundado:
todo el hombre con todas sus potencialidades» (Jean Rostand, biólogo francés de primera
línea)[104].
«Producir un aborto es matar a un
ser humano» (Dr. Zamorano
Sanabria. Catedrático de Embriología de
El Dr. José Antonio Abrisqueta, Jefe de la
Unidad de Genética Humana del Centro de Investigaciones Biológicas del Consejo
Superior de Investigaciones Científicas de Madrid, afirma: «Ningún científico
dudaría en afirmar que la vida humana empieza en el momento de la
concepción»[106] .
«La biología
contemporánea impone que el embrión humano es un individuo estrictamente
determinado, con un potencial genético propio, desde el instante de la
concepción»[107] .
En un
artículo titulado "Biología del desarrollo:
Tu destino, desde el día uno," la prestigiosa revista científica
británica "Nature", ha señalado
que el cuerpo de los mamíferos, incluyendo el cuerpo humano, comienza a seguir
un plan claramente predeterminado apenas pasadas pocas horas del momento de la
concepción. "Nature" señala que
Richard Gardner, un embriólogo de
la Universidad de Oxford, ha repetido experimentos realizados por primera
vez en la década de los 80 en Flushing, Nueva York (Estados Unidos) por Jean Smith del Queen's College, que demuestran que el
cuerpo humano comienza a ser modelado desde el momento mismo de la
concepción-fertilización[108] .
«Ningún
biólogo duda hoy en día que en el momento mismo de la reunión de los gametos, se
ha engendrado ya no sólo una vida nueva e independiente, sino además una
individualidad inédita»[109] .
El profesor
Herranz Catedrático de Histología
y Embriología General de la Universidad de Navarra, ha dicho: «El embrión humano
es un ser humano, tiene vida humana. Su DNA es el mismo que tendrá toda su
vida»[110] .
A su vez, el
Dr. Severo Ochoa, Premio Nobel de
Medicina de 1959, afirma que el hombre es lo que su clave genética determina. Y
esta clase genética se establece desde el momento que se constituye el huevo
(cigoto). Desde este momento este nuevo ser tiene sus derechos personales. Jamás
un anatómico o un fisiólogo considerará el feto como parte integrante de la
madre, como puede serlo el apéndice o una verruga que se pueden extirpar a
voluntad. La vida del feto no es la de la madre, sino la suya propia, y tiene
derecho a que se respete como se debe espetar la vida de un
adulto[111] .
En un
congreso de científicos de las universidades de Roma, celebrado en
Las
mujeres abortistas dicen que ellas hacen de su cuerpo lo que quieren; pero el
feto no es una verruga. Es un ser humano. Y ninguna madre es la propietaria de
la vida de su hijo.
El 17 de
marzo de 1983 dijo
«El
concebido no es una parte del organismo materno, sino un ser humano
perfectamente individualizado, con su propio patrimonio
genético».
«La
afirmación de que el embrión y el feto son una parte del cuerpo de la madre es
biológicamente, y con toda claridad, falsa. El nuevo ser no es una parte del
organismo materno, sino una realidad
biológicamente distinta[113].
Julián
Marías, de
«Eso de que
el feto es parte del cuerpo de la madre es una insigne falsedad, porque no es
parte, está “alojado” en ella, “implantado” en ella. Una mujer no dice “voy a
tener un tumor”, sino “voy a tener un hijo”... A veces se usa una expresión de
refinada hipocresía para denominar el aborto provocado: Se dice que es la
“interrupción del embarazo”. Como si al ahorcar se le llamara interrupción de la
respiración»...
Hoy está de
moda encubrir asesinatos con palabras bonitas:
Al aborto se
le llama: interrupción del embarazo.
A la
eutanasia se la llama: muerte digna.
Y al
asesinato de fetos: clonación terapéutica.
Esa nueva
vida que se ha formado en el vientre de una madre, no le pertenece a ella,
pertenece a la especie humana, pertenece a Dios[115] .
Dios ha
dispuesto que los primeros días del ser humano se desarrollen dentro del seno de
la madre para proteger su vida.
Esto para
algunos seres, en lugar de ser una defensa resulta un riesgo, pues madres que no
se atreverían a asesinar a su hijo de dos años, se atreven a hacerlo si sólo
lleva pocos meses en su seno.
Estas madres
traicionan la misión que Dios les ha confiado.
Esto no lo
hacen ni las fieras. Todos los animales defienden a sus crías.
El que en
algunas naciones el aborto no esté penalizado por la ley, no lo convierte en
moral. Las normas morales absolutas son independientes de la voluntad de los
hombres.
La ley de
Dios prohíbe el aborto, y ninguna ley hecha por el hombre puede hacer lícita la
muerte de un inocente.
La ley universal de Dios obliga también a los
no creyentes. El no matar, el no robar, el no fornicar, el no calumniar, etc. es
para todo el mundo, y no sólo para los creyentes.
Aunque en
una nación se legislara lícita la calumnia, no por eso la calumnia dejaría de
ser una injusticia.
«Nadie pude
autorizar la muerte de un inocente, sea embrión, feto, enfermo o anciano, sin
cometer, por ello un crimen de extrema gravedad»[116] .
Biológicamente no hay diferencia
entre matar un embrión humano de veinticuatro horas o un niño de veinticuatro
meses[117] .
El Papa
Juan Pablo II, dijo en Madrid el 2
de noviembre de 1982: «Nunca se puede legitimar condenar a muerte a un
inocente»[118] .
Querer
despenalizar el aborto criminal porque son muchas las mujeres que lo practican,
es una aberración.
En ese caso,
habría que permitir los robos y los atracos cuando son frecuentes. La despenalización del aborto criminal para
contentar las voces que lo reclaman, no convierte el aborto en bueno. Las cosas
o se hacen buenas por ser frecuentes. En ese caso, el egoísmo, tan frecuente,
sería bueno; y el heroísmo, tan excepcional, sería
malo.
La
despenalización del aborto lleva a que se realicen monstruosidades, como cubos
de basura llenos de fetos humanos, o aquel ginecólogo que alimentaba a su
perro con lo fetos que obtenía de los abortos que practicaba a las mujeres que
acudían a su clínica[119].
Eso de que
despenalizando el aborto se evitarían los abortos clandestinos es una utopía. En
los países abortistas no han descendido los abortos clandestinos[120] .
El órgano de
la Asociación de Médicos de Munich,
A los dos
años de despenalizarse el aborto en Francia, según el informe del Ministerio de
Sanidad francés, sólo se registraron 45.000 abortos de los cientos de miles
realizados, según fuentes del mismo ministerio[121] .
El 23 de
abril de 1978, el episcopado francés publica un documento contra el aborto,
declarando que en cinco años de ley permisiva, el número de abortos ha
aumentado, y que la ley abortista no ha servido para resolver las situaciones
difíciles que trataba de arreglar[122] .
En Francia,
donde los anticonceptivos están al alcance de cualquiera, el 57% de las solteras
llegan al matrimonio con dos o tres abortos[123] .
En Estados
Unidos donde también es muy fácil el uso de anticonceptivos, el número de
abortos sigue creciendo: alrededor de un millón en 1973; en
Desde que
hay ley abortista en Estados Unidos se han realizado 15 millones de abortos
autorizados[125] . En
Inglaterra hubo 543 abortos de menores de 16 años en la primera mitad de
1970[126] .
Por otra
parte, la despenalización del aborto para evitar los peligros de los abortos
clandestinos realizados por inexpertos, trae peores consecuencias; se crea una
conciencia colectiva de que no puede ser malo moralmente lo que está autorizado,
y se aumenta enormemente el número de abortos.
En Rumanía,
después de despenalizarse el aborto en 1965, abortaron el 25% de las mujeres
fértiles, hasta el punto de realizarse cuatro abortos por cada nacimiento.
Esto hizo que el gobierno socialista de Rumanía revisase la legislación
abortiva[127] .
Estos
asesinatos de seres humanos inocentes se ha generalizado en nuestra sociedad de
un modo aterrador.
Según el
informe del fiscal del Tribunal Supremo sobre la delincuencia, en España se dan
al año trescientos mil abortos provocados[128] .
Desde 1987
se han producido en España medio millón de abortos[129].
El aborto
mata al año más personas que el cáncer, el SIDA o los
accidentes.
En 1999 la
primera causa de muerte en España ha sido el aborto quirúrgico. Fueron 58.399.
La segunda fueron las enfermedades cardiovasculares:
50.000.
Y de los
58.400 abortos, la mayoría fueron de jóvenes a quienes se recomendó, en las
campañas de información sexual, el uso del preservativo[130].
En Estados
Unidos se realizan al año más de un millón de abortos provocados[131]. Según
Decía
Es una
hipocresía defender como política de partido las libertades democráticas de la
persona humana, y luego defender el aborto, privando del derecho a la vida a una
persona inocente, aprovechándose que no puede defenderse, ni siquiera protestar.
Los
defensores del aborto criminal piensan mucho en los inconvenientes que tiene
para la madre un hijo no deseado, pero no piensan en los derechos que ese hijo
tienen a seguir viviendo.
Si hay leyes
civiles que conceden al niño no nacido el derecho a una herencia, ¿cómo otras
leyes civiles le niegan el derecho a la vida?
En 1996 se
bautizó en
Fue Director
de la mayor clínica abortista de Estados Unidos:
En los años
80 se convenció de que el feto era un ser humano, pues hay evidencia científica
de que la vida humana empieza en la concepción, y se volvió antiabortista. Es
autor del libro Abortando en América
y de
La gente del
Movimiento Pro-Vida le hicieron cuestionarse el ateísmo que había mamado desde
pequeño. Dice: «Comencé a considerar en serio la idea de Dios. Descubrí el Dios
del Nuevo Testamento en quien yo podía encontrar el perdón que durante tanto
tiempo busqué desesperadamente. Convencido de que Dios me perdonaría los
crímenes que había cometido. Eso me resultó sumamente consolador para mi
espíritu afligido»[134] .
También se
ha convertido al catolicismo la mujer símbolo del derecho al aborto. Norma McCorvey, más conocida con el
seudónimo de Jane Roe, fue la
protagonista de una larga batalla que acabó con la legalización del aborto por
parte de
La agencia
de noticias ACI, en un comunicado del 2 de febrero del 2001, notifica un
testimonio a la emisora de radio de Río de Janeiro, Rainha da Paz, de un médico brasileño que
hizo una gran fortuna con una clínica de abortos y perdió a su hija de
veintitrés años después de haberse sometido a un aborto. Le entró un enorme
remordimiento de todos los niños que él había matado con los abortos que
practicó. Arrepentido vendió su clínica abortiva y construyó un HOGAR DE AMPARO
para acoger a las madres solteras con problemas, con el propósito de adoptar a
todos los niños que vengan al mundo a través de sus manos, para que Dios le
perdone los crímenes que cometió.
Algunos
dicen que si la Iglesia predica tanto contra el aborto, por qué no lo hace en la
misma media contra la pena de muerte. Pero son dos casos totalmente distintos.
La Iglesia acepta la pena de muerte en un caso extremo, si es la única manera
eficaz de defender la vida de personas inocentes, amenazadas por un injusto
agresor. En cambio en el aborto se condena a muerte a una persona inocente. Y
esto no se puede justificar jamás.
Es
inconcebible que los mismos que quitan la pena
de muerte para asesinos, que son un peligro para la sociedad, condenen a muerte
a seres inocentes en el seno de su
madre.
Es curioso
que muchos que están contra la pena de muerte por el peligro de que se condene a
muerte a un inocente después están a favor del aborto donde siempre se condena a
muerte a seres inocentes.
¿Qué podemos
esperar de una sociedad que permite asesinar a niños no nacidos, por egoísmo de
los mayores?
¿Qué valores
van a respetar los que no respetan el derecho a vivir de sus hijos
inocentes?[136] .
El Papa
Juan Pablo II dijo en Polonia el 4
de junio de 1991: «Ningún gobierno tiene derecho a autorizar la muerte de seres
humanos inocentes».
«El hombre
progresa en la medida en que mejora».
«Progresar
no es tener más, sino ser más y mejor. Permitir asesinar a seres humanos
inocentes no nacidos, no es progresar. Es retroceder. Dar muerte voluntariamente
a una persona inocente es siempre
pecado mortal».
El 15 de
octubre de 1993 Monseñor Elías Yanes
Presidente de
No todo lo
legal es moral. Ni es bueno todo lo que no esté prohibido por
Estas
palabras molestaron a socialistas y comunistas, que son los que defienden el
aborto, acusándole de meterse en política.
Monseñor
Yanes contestó que si ellos le
prohibían hablar del 5º mandamiento que dice «NO MATARÁS», ¿de qué asunto le
iban a dejar hablar? Evidentemente Monseñor Yanes encontró el apoyo de los obispos
españoles. Algunos con frases muy brillantes.
El Arzobispo
de Sevilla Monseñor Amigo dijo que
es muy triste que el seno de una madre en lugar de ser un nido acogedor se
convierta en un patíbulo para su hijo.
D. Antonio
Montero, Arzobispo de Mérida-Badajoz, dijo a
los políticos que defendían el aborto que ellos podían hacerlo hoy porque sus
madres no pensaban como ellos, pues de haber sido así ellos al nacer hubieran
ido al cubo de la basura.
Monseñor Juan
José Asenjo, Secretario de
El mismo
Monseñor Yanes en
La votación
del Parlamento Español rechazó la ampliación del aborto[140] .
Los
abortistas protestaron de que se les llame «asesinos», pues para ellos el
derecho de las madres a matar a sus hijos es ser «progresistas[141] ; y
encima acusaron a la Iglesia de intransigente[142] por
defender la vida de seres humanos inocentes e indefensos de la agresión que
maquinaban contra ellos los más «fuertes» que querían asesinarlos.
Es
curioso que muchos ecologistas son
abortistas. Defienden a las plantas y a los pajaritos, y no les importa asesinar
seres humanos.
El Juzgado
de Primera Instancia e Instrucción nº 5 de Cáceres condenó al propietario de un
perro por haberlo matado; y la Sala 1ª del Tribunal Supremo condenó a un médico
por no haber informado a una madre que su hijo iba a nacer mongólico, privándola
así de la posibilidad de abortar.
Por lo
visto, para algunos, matar un perro es más delito que matar al propio
hijo.
Un párroco
de La Rioja fue multado por retirar de la torre de su iglesia unos huevos de
cigüeña; pero no se castiga a la madre que mata a su hijo.
Y es que,
como dice monseñor Bira, Obispo de
La Rioja, «el feto humano no es especie protegida»[144] .
Monseñor Gea, Obispo de Mondoñedo, ha publicado una
pastoral titulada El hombre, especie no protegida. Dice entre
otras cosas:
«Está muy
bien que se multe a quienes destruyen nidos de cigüeñas o de águilas reales. Lo
que es un contrasentido es que no se castigue también a quienes destruyen vidas
humanas. ¿Es que el que destruye vidas humanas inocentes en el seno de su
madre, es menos asesino que el terrorista que pone un “coche bomba”? ¿Qué dirían
los políticos que defienden el aborto por “angustias” de la madre, si nos
negáramos a pagar tributos exagerados por las “angustias” que esto nos
produce?»[145] .
Si se
permite quitar la vida de un ser humano inocente, ¿qué otra cosa más grave se
puede a prohibir?
A mediados
de septiembre de 1994 murieron el mismo día dos niños, Marcos Alegre, de trece años, y Judit Rivera de catorce, porque sus padres,
Testigos de Jehová, se negaron a
que les hicieran una transfusión de sangre que les hubiera salvado
Pero es
ridículo que la ministra socialista de Asuntos Sociales, Cristina Alberdi, haga solemnes
manifestaciones[146] contra
el hecho de que por motivos religiosos unos padres dejen morir a sus hijos, pues
los padres no tienen derecho a disponer de la vida de sus hijos. Y después ella
promueve una ley que permite a miles de madres que asesinen a sus hijos
inocentes, si así lo desean.
Defender el
aborto criminal como un derecho de la mujer, es como defender la libertad del
asesino para matar, y olvidarse del derecho que tiene la víctima a vivir.
¿Y si se
trata de un embarazo por violación?
La situación
de una muchacha embarazada por violación es triste, pero esto no justifica
el aborto. ¿Qué culpa tiene el hijo? ¿Por qué se le va a condenar a muerte a él?
Si hay que castigar a alguien, es al violador. No va el hijo a pagar con su vida
la culpa de su padre. La honra de la madre no justifica el derecho a matar a su
hijo. Si es un hijo no deseado, que lo entregue en adopción, pero matarlo es un
crimen.
Eso de que
la madre puede disponer de la vida de su hijo es una monstruosidad. La madre
tiene obligación de que su hijo viva, y si es culpable de su muerte, nadie le
quitará ese remordimiento[147] .
El aborto
puede quedar impune ante la ley, pero no ante la conciencia; el remordimiento no
la dejará dormir tranquila.
Así me lo
aseguraba una chica que se despertaba sobresaltada por las noches, mucho tiempo
después de haber practicado el aborto, por el remordimiento de haber asesinado
al hijo de sus entrañas. Me decía: «Padre, a veces me despierto viendo a mi hijo
a quien asesiné».
Decía el
Dr. Wilke: «Es más fácil sacar un
bebé del útero de una mujer que de su conciencia»[148] .
«Todo
confesor experimentado sabe que el aborto es un pecado que muchas mujeres no se
perdonan a sí mismas, ni siquiera después de haber sido perdonadas por Dios. Los
médicos y los psiquiatras saben también hasta qué punto las mujeres que han
abortado voluntariamente sufren traumas psíquicos»[149] .
El doctor
D. Antonio Peco, ginecólogo, con
treinta años de profesión en
a)
Remordimientos de conciencia por haber asesinado a su propio
hijo.
b) Mujeres
que tenían uno o dos hijos y abortaron al que venía de camino. Después perdieron
uno o los dos hijos, y viven desesperadas, pues ya
c)
Matrimonios que no tienen valor de mirarse a la cara después de haber abortado,
y terminan rompiendo definitivamente.
d) Padres
que ayudan a sus hijas a abortar, y después terminan odiándose
mutuamente.
Con razón
los psicólogos austríacos reconocen gran cantidad de neurosis y depresiones en
mujeres que han abortado voluntariamente[150] .
El Dr. Henry
David C. Reardon,
en un estudio publicado en
«Un estudio
del Elliot Institute,
publicado por el British Medical
Journal de Enero de 2002, indicó que la depresión es más común
entre las mujeres que se han sometido a un aborto. (...) Y otro estudio
publicado en Springfield (EE.UU.), por el Southern Medical Journal reveló que
las mujeres que se han sometido al aborto tienen un riesgo significativamente
mayor de morir que las que decidieron dar a luz a sus hijos»[153].
«Un estudio
del Instituto Bioético De Weber de Canadá, reveló que las complicaciones de los
abortos no suelen ser aireadas por la prensa y se permite que miles de mujeres
se sometan a estos procedimientos sin conocer los riesgos físicos y psicológicos
que enfrentan. El Instituto, con sede en Toronto, publicó un informe titulado
"La salud de la Mujer después del Aborto: La evidencia médica y psicológica", en
el que resume más de 500 estudios realizados en los últimos 20 años. Según
el estudio, las complicaciones del aborto no son sólo sanitarias, sino que las
mujeres que se someten a la práctica son más propensas a cometer suicidio
después de un aborto que después de haber dado a luz. Cáncer de seno,
infección pélvica, infertilidad, embarazos ectópicos con riesgo de muerte, y
consecuentes partos prematuros, con un alto índice de niños que nacen con
parálisis cerebral- son algunos de los graves efectos desconocidos por las
mujeres que deciden abortar, según se ha publicado en Toronto»[154] .
Es
significativo el testimonio de Laura:
al entrar en la clínica abortiva se encontró en la puerta un grupo de
jóvenes rezando el rosario por las madres que iban a matar a sus hijos. Le entró
un gran remordimiento y se volvió. Cuando nació el niño le puso por
Por
otra parte en un artículo de la edición para el Verano de 2003 del Journal of American Physicians and
Surgeons, Karen Malec,
presidenta de la Coalition on
Abortion/Breast Cancer, cita numerosos estudios que identifican el
nexo entre aborto y cáncer de pecho.
Nos
sobrecoge de horror lo que cuenta en su libro Guerra de los judíos, Flavio Josefo, testigo presencial de lo
ocurrido el año 70 en la destrucción de Jerusalén: el hambre de los sitiados fue
tan espantosa que algunas madres se comieron a sus hijos
lactantes[155]. Pero es
peor que una madre abortista mate a su hijo, no por hambre, sino por
egoísmo.
Tampoco es
admisible el aborto ante el peligro de que el niño pueda nacer subnormal. ¿Es que los enfermos no
tienen derecho a vivir? ¿Es que vamos matar a todos los enfermos? ¿Es que
la solución de las enfermedades es matar a los enfermos? Esto sería muy cómodo y
barato. Se acabarían los problemas de
Lo mismo
ocurrió en España con las embarazadas enfermas del aceite de colza, a quienes se
les recomendó el aborto ante el peligro de tener niños anormales. Luego resultó,
según el Dr.Zamarriego, Presidente
del Consejo del Plan Nacional de Prevención de la Subnormalidad, que de
cuatrocientos cincuenta partos de mujeres afectadas por el síndrome tóxico,
ninguno de los nacidos ha presentado malformaciones[157] . Si
se hubiera hecho caso a las predicciones, se habrían cometido cuatrocientos
cincuenta asesinatos de niños inocentes.
El Dr. López Ibor denuncia el caso de una mujer a quien
habían aconsejado abortar porque iba a tener un hijo deforme. Él la disuadió del
aborto, y al año se le presentó ella con un niño precioso y
perfecto[158] .
Una señora
italiana, Marisa Ferrante, al
cuarto mes de embarazo, el ginecólogo le recomendó que abortase pues iba a dar a
luz una niña con malformaciones: un auténtico monstruo.
Ella no
quiso abortar, y cuando su «monstruo» cumplió veinte años, fue elegida «Miss
Italia, 1995»[159] .
En un debate
ante la televisión francesa Lejeune
preguntó a Monod:
-
Un padre sifilítico y una madre
tuberculosa tuvieron cuatro hijos: el primero nació ciego, el segundo murió al
nacer, el tercero nació sordomudo, y el cuarto es tuberculoso. La madre queda
embarazada de un quinto hijo. ¿Qué haría Vd?
- Yo
interrumpiría ese embarazo.
- Tengamos
un minuto de silencio. Vd. ha quitado la vida a Beethoven[160].
El
descubrimiento del «genoma humano» puede provocar inquietudes innecesarias, pues
«no es verdad que se verifique todo lo que está escrito en los genes», ha dicho
Bruno Dalla Piccola, Catedrático
de Genética de la Universidad de Tor Vergata (Roma)[161] .
También es
inadmisible el aborto por peligro de la madre, psíquico o físico. Es posible que
el niño no deseado sea un trauma psíquico para la madre; pero mucho peor es el
trauma que va a tener por haber asesinado a su hijo, como se deduce de una larga
experiencia.
Lo de que el
niño pueda ser un peligro para la salud de la madre es algo que ya ha sido
superado. Con los avances de la Medicina, esto ya no se
da.
El Dr. Cruz Hermida, Jefe del Servicio de
Ginecología de
Dice el
Dr. Horno, Jefe de Maternidad de
Un día
recibí una carta por INTERNET EN
Le pregunté
al Dr.
Recientemente se ha difundido una
píldora abortiva, la RU-486. de
los Laboratorios Roussel-Uclaf. Por eso se llama RU, por el nombre de los
Laboratorios.
«La práctica
del aborto voluntario es, como dice el Concilio Vaticano II, un “crimen
abominable”[165]. Algunos,
en cambio, han llegado hoy a pensar que abortar es un derecho. Es muy
preocupante esta confusión del bien y del mal. (...) La Iglesia no quiere dejar
de alzar su voz para desenmascarar el mal, y para defender los verdaderos
derechos del hombre, en particular el derecho a
La
RU-
André
Ullmann, de los Laboratorios Rousell-Uclaf,
que fabrican esta píldora, dijo que una mujer que no logró abortar con ella, a
los seis meses dio a luz un bebé deforme[169] .
Una mujer
francesa de treinta y un años de edad, que estaba tomando la píldora, falleció
víctima de una accidente cardiovascular[170] .
Por eso
Eddouard Sakiz, Presidente del
laboratorio Roussell que la fabrica, recomienda a quienes la toman tener a mano
un equipo de tratamiento de urgencia por posibles problemas de índole
cardiovascular[171]
Como se han
multiplicado los accidentes y muertes mal explicadas en mujeres que la han
tomado, el gobierno francés está «reexaminando» esta píldora
abortiva[172]
Por eso el
Tribunal Supremo norteamericano ha prohibido
El Boletín
Oficial del Estado francés, restringe el uso de la píldora abortiva RU-486,
porque «puede suponer un daño importante para la salud pública»[175] .
Pierre de
Vernejoul, Presidente de
Últimamente
ha aparecido
El Dr. Justo Aznar, Jefe del Departamento de
Biopatología Clínica del Hospital La Fe
de Valencia, dijo en
«Recientes
pruebas científicas han obligado al Gobierno de Inglaterra a alertar a las
mujeres jóvenes del “peligro potencialmente mortal” de desarrollar un embarazo
ectópico por consumir las llamadas “píldoras del día siguiente”. Sir Liam Donaldson, director médico del
Gobierno, envió una comunicación a todos los galenos pidiéndoles que sean
“extravigilantes” con las ‘píldoras del día siguiente’ pues están relacionadas
directamente con las altas tasas de embarazos ectópicos. Asimismo, Donaldson ordenó a
»John
Smeaton, director nacional de la Sociedad
para la Protección de Niños Nonatos (SPUC), afirmó que “esta medicina debería
ser quitada inmediatamente del mercado”»[180] .
La mal
llamada «vacuna anticonceptiva» ni
es vacuna ni es anticonceptiva. No es vacuna, pues no previene ninguna
enfermedad, sino que mata a un ser humano. Y no es anticonceptiva, pues lo que
hace es impedir que siga viviendo un ser humano ya concebido. Es decir, que es
abortiva.
«De igual
forma en Gran Bretaña se anunció que la organización «British Pregnancy Advisory Service» está
promoviendo la distribución de una píldora del «día después» llamada Pc4.
(...) Como sucede con otros fármacos del mismo tipo se trata de provocar
una especie de aborto químico que impide que el óvulo fecundado pueda anidar en
el útero[181]»[182]
El DIU (dispositivo intra-uterino) además de
ser abortivo, pues impide la anidación del óvulo ya fecundado,
Hay que
distinguir entre el aborto
espontáneo, que ocurre involuntariamente, y el aborto criminal provocado que es un pecado
gravísimo. También existe diferencia entre este último y el aborto terapéutico, que intenta salvar lo
que puede salvarse en aquel trance. En caso de que haya que elegir entre dos
vidas, la del feto y la de la madre, se puede elegir la vida que parezca más
importante. Se trata de aplicar a este caso el principio moral de la acción de
doble significación.
Con este
nuevo enfoque el aborto terapéutico resultaría justificable. Así razona el Padre
jesuita Marcelino Zalba,
Catedrático de Teología Moral de
El Dr. John
Peel, ginecólogo de
En el
aborto procurado peca, además de
la madre, quien lo realiza, quien colabora y quien lo aconseja[186] .
El Vaticano
recuerda a los operadores sanitarios que tienen una obligación grave a presentar
objeción de conciencia en el caso de legislaciones abortistas[187]. Quien
practica el aborto queda excomulgado[188] . Esta
excomunión es automática (se llama «latae
sententiae») al consumarse el aborto.Dice el Código de Derecho
Canónico: «Quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en
excomunión»[189] .
Lo mismo
todos los que colaboren a él de modo eficaz y voluntariamente[190] .
Es decir «si
el delito no se hubiera cometido sin su colaboración»[191] .
La excomunión es la pena canónica que la
Iglesia impone a ciertos pecados muy graves para que no se cometan. Consiste en
que al excomulgado se le prohíben todos los sacramentos menos el de la
confesión. .
«No
obstante, no caen en la excomunión cuando se dan las circunstancias que eximen
de cualquier pena. En concreto, no incurren en penas eclesiásticas los menores
de dieciocho años, quienes sin culpa desconocen que infringen esa ley, o los que
lo realizan por miedo grave o con el fin de evitar un grave
perjuicio»[192] .
El aborto se
condena en la Iglesia desde los tiempos de la Didajé[193], en el año
70 de nuestra era[194] .«Desde el siglo primero la
Iglesia ha afirmado la malicia moral de todo aborto provocado»[195] .
En Octubre
de 1979 la Asamblea del Consejo de Europa aprobó la resolución 4.376 en la que
se invita a todos los gobiernos europeos a «reconocer el derecho del niño a la
vida desde el momento de su concepción, momento en el que se hallan presentes en
potencia todas las propiedades biológicas y genéticas del ser
humano».
Hace tiempo
leí, no recuerdo dónde, el DIARIO DE UN FETO, creo que anónimo. Era más o menos
así:
Día 1º: Hoy
empieza mi vida. Mis padres todavía no saben que existo, pero ya soy
alguien.
Día 15: Ya
he crecido un poco, pero soy tan pequeño que si mi madre no me llevara junto a
su corazón, por la calle la gente me pisaría como a una
hormiguita.
Día 25: Ya
se me empieza a abrir
Día 65: Ya
casi veo, pero todo está muy oscuro. Tengo ganas de ver la cara de mi
mamá.
Día 80: He
oído decir a mi mamá que ya escucha los latidos de mi
corazón.
Día 90: Ya
no escribiré más mi diario, porque hoy mi mamá ha ido al médico y han decidido
matarme.
La vida
¿No
podríamos todos decir lo mismo aunque no hayamos tenido ese problema al nacer?
La vida es un regalo de
[1] Nuevo Catecismo de
[2] Nuevo Catecismo de
[3] GREELEY: El Mito de Jesús, VII. Ed.
Cristiandad. Madrid,
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[4] ALEX ROSAL:
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[5] Nuevo Catecismo de
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[12] Evangelio de San
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[13] Evangelio de San Juan,
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[14] Evangelio de San Juan,
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[189] Nuevo Código de
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[190] Nuevo Código de
Derecho Canónico, nº 1398
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