66,4. Debes preocuparle de que tus
hijos no aprendan de sus amigos de
la calle de dónde vienen los niños.
Evidentemente que ellos procurarán
enterarse. Si tú les abandonas en este punto, cuando les entre la curiosidad,
irán a sus amigos que más saben de esto, que, naturalmente, serán los más
golfos.
Puedes
imaginarte la clase de información que tus hijos recibirán de ellos. Si tus
respuestas a sus preguntas son oscuras o con evasivas, el niño se dará cuenta de
que ha topado con algo misterioso y se callará; pero su curiosidad aumentará e
irá a preguntar donde le ofrezcan confianza.
En materia
sexual el niño tiene necesidad de saber, y por lo tanto hay obligación de
informarle. Pero esta información no es conveniente que la reciba de sus
amigotes que lo harán de modo chabacano, deformado, degradando la sexualidad, y
envileciendo el misterio de
Es
indispensable que te encargues de hacerlo
tú con discreción, prudencia, método y tacto.
A los niños
«hay que iniciarlos conforme avanza su edad, en una positiva y prudente
educación sexual»[1] .
Puede
ayudarte en este importante asunto un pequeño libro titulado Iniciación de los niños en la
vida[2] . Este
libro te dará normas acertadísimas, e incluso el discursito ya hecho para
distintas edades y sexos.
Sobre este
tema se hicieron famosos dos libritos de los PP. Pereira y Álvarez Torres titulados: Díganos la verdad [3] y
Enséñenos la
verdad[4] .
Hay quien
opina que es mejor esperar a que el niño pregunte.
Pero, ¿y si
el niño tiene vergüenza de preguntar a sus padres?. ¿Y si el niño pregunta
primero en la calle?
Además en
muchos casos la calle se adelanta a informar al niño antes de que éste pregunte.
Una de las
edades más peligrosas de los niños es entre nueve y once años, y hay que
orientarlos.
No olvides
nunca que en esta materia es preferible llegar con un mes de anticipación que
con un día de retraso[5] .
Es
importante que los niños se sientan
superiores a sus compañeros por la buena información que sus padres
les han proporcionado, y porque saben les tendrán al corriente de todo lo que
quieran preguntar.
Conozco un
niño que cuando sus compañeros quisieron hablarle de cosas escabrosas, él les
respondió: «Todo esto ya lo sé yo, porque me lo ha explicado mi padre».
Y se marchó.
Su padre
está orgulloso de haberle preparado bien.
En esta materia, ante las preguntas
de los niños hay tres posturas:
a) El
silencio y las evasivas: lo cual es hacer que el niño vaya a preguntar a otro
sitio, lo mismo que iría a satisfacer su hambre si nosotros no le diéramos pan.
Una madre a
quien su hija le preguntó sobre el origen de los niños, le respondió dándole un
bofetón: «una niña educada no preguntas esas cosas». Proceder lamentable.El
silencio de los padres sobre el sexo es causa de que el niño crea que el sexo es
algo malo[6] .
b) La
segunda postura es responder con mentiras, lo cual les hará perder la confianza
en vosotros cuando averigüen la verdad; y se formarán una idea equivocada del
problema al ver que se trata de una cosa vergonzosa de la cual no se puede
hablar en casa. Además sentirán una reacción desfavorable hacia sus padres
que les engañaron y les llevaron a hacer el ridículo ante sus amigos por creerse
lo de la cigüeña, niños de París, etc.
c) La
tercera actitud es la acertada: responder con lealtad, con respuestas breves,
claras, sencillas y naturales, enteramente verdaderas, aunque no se diga toda la
verdad de una vez, sino escalonadamente, en diversas ocasiones, según las
circunstancias, y grado de comprensión del niño[7] .
Esta
explicación debe rodearse de un gran ambiente de elevación, dulzura, delicadeza
y sobrenaturalidad[8] .
Hacer la
información gradualmente, según el niño vaya preguntando, satisfaciendo siempre
su curiosidad.
Si el niño
tarda en preguntar, provocar con tacto la pregunta, para que de esto hable en
casa antes que en la calle.
Las
primeras preguntas pueden surgir a los cuatro o cinco años. «Antes de los nueve
o diez años debe saber que el niño comienza a crecer en la madre por amor del
padre»[9] .
Te voy a
poner aquí un ejemplo de un posible diálogo de un niño con su madre, con las
respuestas a las preguntas más comprometidas que los niños pueden hacer.
Las he
encontrado en varios libros que he leído sobre este tema. Evidentemente que no
es para que des la respuesta al pie de
- ¿De dónde ha venido mi
hermanito?
- Se lo ha mandado Dios a papá y a
mamá porque se quieren mucho.
- Entonces
tía María y tío Pepe no se quieren porque Dios no les manda ningún
hijo.
- Es que los hijos son un regalo de
Dios, y ese regalo Dios no se lo da a todos.
- ¿Y cómo
vienen?
- Dios ha
puesto en la barriga de las madres un nido muy abrigadito. Y ahí está el niño
durante nueve meses, porque al principio es muy pequeñito y se le podría pisar
como a una hormiguita.
También yo
te he llevado a ti nueve meses debajo de mi corazón y te he alimentado con mi
sangre.
Por eso te
quiero tanto, porque eres hijo de mi sangre. Cuando yo te llevaba dentro de mí,
pensaba mucho en ti, te preparaba la cuna, los pañales, las camisitas y muchas
cosas más; y rezaba mucho a Dios por ti.
Cuando ya
fuiste un poco mayor entonces te di a luz.
Eso me hizo
sufrir fuertes dolores, y tuve que guardar cama.
Pero estos
dolores se transformaron en alegría cuando te tuve en mis brazos y pude
abrazarte y besarte.
- ¿Y por qué te hice
sufrir?
- Porque
cuando saliste de dentro de mi cuerpo eras ya grandecito, y me costó mucho
trabajo.
- ¿Y por dónde
salí?
- Por una
puerta que Dios ha puesto en el cuerpo de las mujeres, y que llevamos siempre
tapada, porque las personas mayores nunca enseñan
eso.
- ¿Dónde está esa
puerta?
- Entre las
piernas. Por donde se orina.
Esta puerta
se estira como si fuera de goma, para que pueda salir el niño. Primero sale la
cabeza, después los hombros, los brazos y por fin las piernas. Así naciste tú.
¿Puedes imaginarte la alegría que sentí cuando puede tenerte en mis
brazos?
- ¿Y por qué soy también hijo de
papá?
- Porque el
padre es el que pone las semillas de la vida dentro del cuerpo de la
madre.
- ¿Y cómo se hace
eso?
- Dios ha
hecho el cuerpo del hombre distinto del cuerpo de la mujer para que cuando estén
casados puedan unirse de modo que el padre deje la semilla de la vida dentro del
cuerpo de
- Pues yo tengo un amigo que no
tiene padre.
- Porque se habrá muerto o se habrá
ido.
- Es que su madre es
soltera.
- Eso quiere
decir que su padre hizo mal, y no quiso casarse con su madre; pero todos los
niños nacen de la unión de un padre y una madre.
- ¿Y por qué tienen hijos las
solteras?
- No deben
tenerlos, pues no tienen marido. Pueden tenerlos si ceden su cuerpo a un hombre.
Pero esto es
un pecado en una mujer soltera. A veces ocurre sin culpa de ellas, por violencia
o engaño de hombres malvados.
- Por eso en
el colegio hablaban de uno que era un sinvergüenza porque había tenido un hijo
de una muchacha soltera.
- Claro. Eso
es un pecado enorme.
Pero en el
colegio no hables de estas cosas. Todo lo que quieras saber, yo te lo explicaré.
Hablaremos de todo esto siempre que quieras. Pero tú con tus amigos no debes
hablar de estas cosas. A lo mejor hay algún niño a quien sus padres le han
contado el cuento de la cigüeña, pensando que no podría entender esto que yo te
he explicado a ti, y no está bien que dejes mal a sus padres.
Y si hay
alguno que quiera hablarte de estas cosas, tú le dices que ya te he explicado yo
todo.
Y a mí me
preguntas todo lo que quieras, que yo te lo explicaré mejor que nadie, porque
soy tu madre».
«Frecuentemente será fácil
satisfacer la curiosidad del niño respecto al otro sexo mostrándole a un niño (o
niña) de corta edad desnudo. Es preferible evitar las exhibiciones de adultos
desnudos. Nuestra sociedad no lo admite, y se puede ofender al
niño»[11] .
Es
conveniente que la madre instruya a su hija sobre el significado y normalidad de
la menstruación cuando haya cumplido los diez años[12] , para
que si apareciera en edad prematura no le cause impacto psicológico perjudicial.
El modo de hacerlo puede ser una cosa así: «La obra más grande que puede hacer
una mujer es tener un hijo. Esto ocurre cuando la mujer se casa. Pero desde
pequeña, Dios va preparando el cuerpo de la mujer, y todos los meses se forma un
nido para el posible hijo. Al no tener el hijo, el nido se deshace y sale por
abajo un poco de sangre, pero no duele nada».
Lo mismo hay
que hacer con los chicos sobre los derrames nocturnos, para que sepan que son
fenómenos perfectamente normales, previstos por
Si los
padres explican a sus hijos adolescentes las emisiones nocturnas de semen y la
menstruación, respectivamente, antes de que esto ocurra, cuando llegue ese
momento, lo aceptarán con toda naturalidad.
No es lo
mismo información sexual que educación
sexual.
La
información sexual es más fácil, pero no basta. Se ha comprobado que a más
información sexual , más embarazos de adolescentes, enfermedades venéreas,
etc.[13] .
Se puede
tener una gran información sexual, y ser esclavo de la
lujuria.
Una persona
puede saber perfectamente que una cosa es mala y sin embargo no querer privarse
de ella. Es el caso de los fumadores.
La
educación sexual debe procurar la maduración afectiva del niño, hacerlo llegar a
ser dueño de sí y a usar rectamente del sexo[14] .
La educación
lleva al hombre a practicar el bien. «La virtud no es cuestión de enseñanza
solamente. Muchas veces comprobamos que el problema no es de desconocimiento de
lo que hay que hacer, sino que falta el necesario esfuerzo para hacerlo. (...).
Las virtudes se logran a costa del propio esfuerzo, pero es fundamental que este
esfuerzo esté acompañado de una convicción intelectual»[15] . Al
hombre no le basta saber lo que es verdad y lo que es bueno, necesita además una
motivación que le anime a vivirlo. Y en eso consiste
Dice el
Dr.
La
experiencia ha demostrado que una información sexual insistente, como la que hoy
padecemos, es de efectos negativos, pues se convierte en excitación
sexual.
«La
enseñanza no es nunca una educación completa. Ha de ser complementada por el
esfuerzo personal, por
»El uso
cristiano de la sexualidad no se realiza sin esfuerzo; sin un esfuerzo que a
veces tiene que ser heroico.
»Esto vale
principalmente para la juventud, en la cual la fuerza de las tendencias sexuales
y la poca madurez de la personalidad del joven, exigen una lucha mucho más
rigurosa.
»Por otra
parte, la juventud es también la época más adecuada para entender la vida como
lucha, para despreciar
»En esa
lucha tienen que emplearse recursos humanos y sobrenaturales, porque también en
este campo lo natural y lo sobrenatural se influyen
mutuamente.
»La oración
y los sacramentos son como las dos direcciones del camino que une al hombre con
Dios. La oración es fundamentalmente petición, camino del hombre hacia Dios; los
sacramentos son las sendas por donde Dios nos envía su gracia, camino de Dios
hacia el hombre. La oración y los sacramentos están en la base de la educación
sexual.
»En cuanto a
la Virgen, Ella es llena de Gracia, es la protagonista del amor más puro y más
hondo que haya podido tener criatura alguna. Es Madre nuestra y está delante de
Las caídas
en materia de sexualidad se deben, más que a la falta de información, a la
debilidad de la voluntad, expuesta a toda clase de tentaciones que sólo pueden
superarse con esfuerzo humano auxiliado por la gracia de
Dios.
El
«Una
educación sexual bien hecha -iniciación y educación-, es necesaria, y el hacerla
con discreción y delicadeza corresponde como un derecho y un deber a los padres,
que lógicamente se han de preparar y empeñar en ella. Sería un error dejar esta
educación, por un silencio culpable, a agentes inadecuados que el niño
encontrará, quienes inevitablemente harán su pseudoeducación.
»Nadie puede
marginar a los padres de esta tarea, y nadie les suplirá como es debido con tal
que ellos lo hagan bien.
»En todo
caso, ha de quedar bien claro siempre, que, siendo la educación sexual una parte
de la educación total de la persona, no son lícitos los experimentos
perjudiciales para la integridad y el equilibrio personal, ya sea en el aspecto
individual, ya sea de cara a la apertura hacia los otros.
»Es bueno
también recordar que los padres, sobre todo los que dan una iniciación, acaso
prematura, persuadan a sus hijos de que no hablen de ello con otros. Si se
lograse hacer esto, no serían tan frecuentes las conversaciones sobre temas
sexuales, ni los padres tan frecuentemente suplantados por inoportunas
revelaciones.
»Una
progresiva información de la realidad sexual, a nivel cultural y religiosa, se
hace necesaria tan pronto como el niño va abriendo sus ojos a la vida personal y
al mundo que lo rodea; pero la información sola no es suficiente. Se necesita,
sobre todo, la educación de la persona en la castidad o pureza -virtud que
proporciona dominio sobre la sexualidad- por medios idóneos.
»He aquí
algunos: clima de ejemplaridad familiar, de diálogo y aprendizaje constante del
amor evangélico y el dominio de sí mismo y, por encima de todo, de vivencia
consciente de la oración y de los sacramentos.
»Por la
misma razón han de colaborar los
gobernantes, gerentes del bien común. Su colaboración no ha de
invadir, sino respetar la competencia de los padres y los derechos de la
comunidad cristiana.
»Un programa
realista de colaboración del Estado en este asunto habría de tener muy en cuenta
problemas como el de la protección
»El poder
público es corresponsable, junto con los ciudadanos, de la defensa de sus
valores y, en nuestro caso, no es justo que el pansexualismo posea un nivel tan
alto de monopolio de la educación de la sexualidad.
»La
escuela -y ahora pensamos en la
escuela católica- puede aportar buenos servicios a la recta educación sexual.
»Como una
realidad subsidiaria ha de actuar con la anuencia y la cooperación de la familia
educando integralmente al alumno y ayudándolo a integrar debidamente la
sexualidad.
»Además de
esta educación genérica incumbe a la escuela hacerlo también de una manera más
especifica, informando científicamente sobre el tema a nivel biológico y
psicológico sin omitir el moral, de acuerdo siempre con los padres y evitando
con extrema delicadeza que no se susciten problemas nuevos y graves, antes de
resolver los ya existentes. Esto último es muy posible y de alta
responsabilidad.
»Puede
presentarse el caso de que en una escuela, especialmente si no funciona en
verdad como católica, se perturbe esta educación por la imprudencia de algún
profesor, por presiones intencionadas de los alumnos -o por fuerzas de fuera que
influyen en la misma- o por una insistencia morbosa sobre el asunto. Cuando
ocurre eso, lo que tendría que ser verdadero elemento de educación, es posible
se convierta en una clase de juegos preferidos, refugio de erotismo, y, en fin
de cuentas, de pornografía.
»Por tanto,
hay que exigir un clima de delicadeza y de respeto muy acentuado hacia las
personas de los educandos de ambos sexos.
»Querríamos
decir a los educadores que no se permitan iniciativas caprichosas sin contar con
los padres; no es justo que éstos se encuentren, a veces, sorprendidos por
hechos consumados de conferencias, cursillos y proyecciones de temas sexuales,
en escuelas católicas que no han tenido en cuenta la Doctrina de la
Iglesia»[20] .
Entre
otras cosas dice:
«Estas
orientaciones relativas a la conducta sexual se oponen a los valores y bienes
fundamentales de la sexualidad humana y a las enseñanzas morales de la Iglesia.
(...) Sentimos el deber de denunciar que tales orientaciones degradan y
pervierten las conciencias de los jóvenes. (...) Con frecuencia se une esta
difusión de inmoralidad en el campo sexual con ataque a la fe
cristiana»[21] .
«Cuando
autoridades civiles, de cualquier rango, promueven la difusión de los citados
cuadernos en centros escolares cometen un verdadero abuso de autoridad. Los
poderes públicos vulneran claramente los derechos de los ciudadanos en la medida
que, a través de las indicadas iniciativas pedagógicas o de poderosos medios de
comunicación, tratan de establecer en el conjunto de la sociedad una determinada
concepción de la conducta sexual, que implica una forma definida de entender el
hombre y su destino.
»No
pertenece ni al Estado ni siquiera a los partidos políticos tratar de implantar
en la sociedad una determinada concepción del hombre y de la moral por medios
que supongan de hecho una presión indebida sobre los ciudadanos contraria a sus
convicciones morales y religiosas.
»A los
organismos estatales compete, en cambio, tutelar a los ciudadanos contra los
desórdenes morales y toda forma de agresión sexual, especialmente el abuso de
menores y, en general, contra la degradación de costumbres y la permisividad sin
límites. Teniendo en cuenta el pluralismo de la sociedad moderna y la debida
libertad religiosa, corresponde al Estado ayudar a las familias para que pueda
darse a sus hijos en todas las escuelas una educación conforme a los principios
morales y religiosos profesados por sus padres, tal como prescribe
»
»Está en
juego el bien común de la sociedad: una comunidad humana que no alcance un grado
suficiente de adhesión a valores morales fundamentales como son, en este caso,
los relativos a la sexualidad y
El arzobispo
de Valladolid, José Delicado
Baeza, en una carta pastoral se lamenta de la frivolidad con la que
en algunos sitios se realiza la educación sexual, estimulando al sexo más que
educándolo, añadiendo: «La castidad no es la única, ni siquiera la principal
virtud cristiana, pero es una virtud necesaria para vivir en
gracia»[23] .
«La
educación sexual de hace años tuvo sus errores. Pero hoy algunos llaman
educación sexual a lo que es pura pornografía.
»Algunos han
olvidado que el hombre, además de cuerpo tiene espíritu, y que el comportamiento
sexual del hombre no puede ser lo mismo que el de un animal. El instinto sexual
del hombre debe ser dirigido por la razón y
»El
libertinaje sexual tiene peores problemas que la represión.
»Las
aberraciones sexuales se difunden alarmantemente. Y es que el hombre necesita
una ética, una norma moral. Su conducta no se regula por el instinto, como en
los animales que nunca comen si no lo necesitan, ni engendran fuera de los
tiempos de celo»[24] .
66,5. Es,
sobre todo, importante que los padres se
preocupen de la instrucción religiosa de sus hijos. Si ellos no saben
o no pueden hacerlo, tienen que buscar quien supla esta obligación; ya en la
escuela, ya en la catequesis de
Al niño
pequeño hay que obligarle a ciertas cosas (urbanidad, higiene, etc.) aunque él
no entienda su valor. Poco a poco irá captando su sentido y cuando sea mayor las
realizará por propia convicción. Lo mismo hay que hacer en la educación
religiosa.
Los domingos
llévatelos de paseo o al campo; y a la vuelta haz una visita en alguna iglesia y
enséñales desde pequeñitos dónde está el Señor, para que aprendan a pedirle
cosas y a hablar con Él. Desde los primeros años conviene infundirles una vida
de piedad. Esto es insustituible. Deberías tener la costumbre de rezar algo en
común: bendecir la mesa, rezar en el automóvil en los desplazamientos
dominicales, etc.
«Hogar que
reza unido, hogar que permanece unido»[26] .
66,6. Los
hijos son el encanto de los
hogares, la alegría y la ternura de los padres, los perpetuadores de su nombre,
el estímulo de sus trabajos, el consuelo de sus sufrimientos y la esperanza de
su vejez.
Los niños
fortalecen el amor de sus padres. Las estadísticas internacionales demuestran
que hay menos rompimientos en los matrimonios con hijos.
Los hijos
enriquecen el amor conyugal. Hacen superar el egoísmo.
El amor del
marido a la esposa puede tener un matiz egoísta por los placeres físicos que le
proporciona y por los servicios que le presta.
El hijo va a
aumentar sus sacrificios, y sin embargo lo ama.
Igualmente
en ella, la maternidad despierta enormemente la capacidad de amor
sacrificado.
Hogar donde abundan los niños es
hogar feliz.
Los niños
arman ruido; pero, ¡qué triste es el silencio de un hogar sin niños! ¡Qué sola
es la vejez sin hijos! Los hijos son el más fuerte vínculo de unión entre los
esposos. Llenan de ilusión
«El futuro
de la humanidad se fragua en
Comentando
esta frase de Juan Pablo II, dijo
el Dr.
«La familia
es la comunidad en la que, desde la infancia, se pueden aprender los valores
morales, se comienza a honrar a Dios, y a usar bien de la
libertad»[29] .
«La misión
de la familia, ante un mundo en permanente cambio, es proporcionar a los hijos
sentimientos de arraigo y seguridad, elevar su autoestima y sentimiento de
competencia, ofrecerles ejemplos y modelos válidos, dignos de imitar, ser una
escuela de aprendizaje en el amor, la comprensión, el esfuerzo y la solidaridad,
donde cada miembro sepa aceptar y acoger las diversidades de los demás,
desarrollar convenientemente su singularidad e integrarse en una sociedad
plural»[30].
«Los niños
necesitan aprender en el seno familiar las normas elementales de convivencia,
las reglas morales imprescindibles para su ulterior desenvolvimiento
social.
»El miedo de
ciertos padres actuales a aparecer frente a sus hijos como autoritarios les hace
prescindir de cualquier inculcación de reglas, de normas de comportamiento
doméstico, incluso de aquellas normas indispensables de civilidad, llamadas de
urbanidad.
»Esta
incapacidad de ciertos padres para hacer uso de una legítima autoridad en la
trasmisión de los valores esenciales (...) constituye uno de los dramas
fundamentales de la sociedad actual»[31] .
«Son bien
conocidos los problemas que en nuestros días asedian al matrimonio y a la
institución familiar. Por eso es necesario presentar con autenticidad el ideal
de la familia cristiana basado en la unidad y fidelidad del matrimonio abierto a
la fecundidad y guiado por el amor. Y, ¿cómo no expresar vivo apoyo a los
reiterados pronunciamientos del episcopado español en favor de la vida y sobre
la ilicitud del aborto? Exhorto a todos a no desistir en la defensa de la
dignidad de toda vida humana, en la indisolubilidad del matrimonio, en la
fidelidad del amor conyugal, en la educación de los niños y jóvenes siguiendo
los principios cristianos, frente a ideologías ciegas que niegan la
trascendencia, y a las que la historia reciente ha descalificado al mostrar su
verdadero rostro», así hablaba el Papa Juan
Pablo II en Junio de 1993 en la homilía de la misa de la canonización
en Madrid de San Enrique de Ossó.
La familia es la
base de la sociedad, por eso Pío XII dijo el 9 de mayo de 1957: «La
sociedad es para la familia, y no la familia para la sociedad».
La familia
es la institución natural establecida universalmente en el tiempo y en el
espacio. Donde tiene origen la vida humana, el recinto de la educación y el
vínculo de la transmisión normativa.
Pero para
que esta transmisión sea eficaz la normativa moral y religiosa debe hacerse con
convicción, con motivación y con el ejemplo. No puede haber contradicción entre
lo que se dice y lo que se hace.
Se educa más
con lo que se hace que con lo que se dice. En la familia todo educa o deseduca.
La familia es el clima ideal para la educación de un
niño.
La familia
tiene un valor insustituible para
los hijos. Un hijo sin familia queda traumatizado. Las estadísticas de
delincuentes juveniles y de anormalidades psíquicas hablan bien claro. Según
Katherin Kasun, Presidenta de
Family campaign Fundation de Suecia, en un país
donde el Estado ha sustituido en gran parte
«Según un
estudio financiado por el Congreso de Estados Unidos. realizado durante cuatro
años, a noventa mil estudiantes, de varias universidades, publicado en
»La gran
mayoría de los entrevistados aseguran que una relación afectiva intensa con sus
padres ayuda a evitar la droga, el alcohol, la violencia, el suicidio y la vida
sexual prematura. Richard Udry,
uno de los autores del estudio afirma: «es un error creer que la
influencia de los amigos sustituye a la de los padres. Los padres siguen siendo
tan importantes para los adolescentes como para los recién
nacidos».[33]
En el
Segundo Congreso Mundial sobre la Familia, celebrado en Río de Janeiro el
Octubre de 1997, el Cardenal López Trujillo,
Presidente del Pontificio Consejo para la Familia, dijo que la familia es «una comunidad de
vida y amor de un hombre y una mujer, abierta a la trasmisión de la vida, en el
matrimonio»[34] .
También dijo:«la familia es un patrimonio sagrado de la humanidad. (...) Es una
realidad natural confiada a los cónyuges. (...) Merece el apoyo de las
autoridades políticas nacionales e internacionales»[35]
Y la ONU en
la Declaración.Universal de los Derechos del Hombre de 1948 afirma: «la familia
es la célula fundamental de la sociedad».
Una sociedad
que destruye la familia se
suicida. Dijo Juan Pablo II
en Octubre de 1997, en Río de Janeiro, en el estadio de Maracaná,
convertido en una inmensa catedral[36] : «Sin
la familia la humanidad no tiene futuro.
»La familia
es un elemento esencial e imprescindible del designio de Dios sobre la
humanidad.
»La familia
es el lugar privilegiado del desarrollo personal y social. Quien promueve la
familia, promueve al hombre; quien ataca
En la
clausura de este congreso, en opinión del portavoz del Vaticano Joaquín Navarro-Valls, el Papa celebró «una
de las misas mayores de la historia»: asistieron más de DOS MILLONES de
personas[38] .
Los valores
de la familia han sido reconocidos incluso por personas ajenas a
De Jospin son estas palabras: «La familia es
un lugar privilegiado donde los niños han de encontrar sus puntos de referencia
y descubrir los valores que forjarán su personalidad. (...) La educación es
función insustituible de los padres. La escuela tiene una misión muy importante,
pero ha de cumplirla en relación con los padres».
Y de
Gorbachov son estas otras: «La
familia es el núcleo vertebrador de la sociedad en cuanto a continuidad de la
especie y transmisión de valores morales»[39] .
El mayor
tesoro de una nación son los niños.
El futuro
depende más de los niños que de las carreteras.
Los niños
necesitan un hogar.
La guardería
no puede suplir el hogar.
Los
psiquiatras hablan de los traumas psíquicos de los niños que no han conocido el
cariño y el calor de un hogar[40] .
La crisis de
la familia se debe en gran parte a su descristianización.
Con Cristo
Pero se ha
quitado el crucifijo de la cabecera de la cama para poner en su lugar un
paisaje, se ha sustituido el rezo del rosario en familia por la televisión, se
han cambiado los libros religiosos por las revistas «del corazón» o «de
actualidad», se ha arrinconado la moral católica para vivir el hedonismo que
difunde la televisión, etc., etc.
Por eso la
familia cruje. Sin Cristo se
tambalea.
«El profesor
genetista francés, Jerónimo Lejeune,
narra cómo en una reunión de periodistas de París una mujer dijo:
“Queremos destruir la civilización judeo-cristiana, y para ello tenemos que
destruir la familia”»[41] .
«La familia
es la fragua de la educación. (...) La historia de un pueblo se forja en
»La
felicidad de este mundo, si alguna existe, se ha refugiado, como paloma en su
nido, en la familia. (...)
»Una
sociedad donde está en crisis la familia es una sociedad próxima a
derrumbarse»[42] .
La base de
la formación de la persona humana está en la trasmisión de valores. Y esto se
realiza principalmente en
El hombre es
esencialmente social. Y sus primeras relaciones sociales las aprende en
Hoy, en
España, la familia está en crisis.
Tenemos el
índice de natalidad más bajo del mundo[43] .
La población
española envejece. «Según estimaciones del Departamento Económico y Social de la
ONU, España tendrá en el año 2050 la población más anciana del
mundo[44] .
Los mismos
datos revelan que por cada 3,6 personas de sesenta años sólo habrá una con menos
de quince.
Según el
Instituto Nacional de Estadística, en el 2020 siete millones y medio de personas
tendrán más de 65 años»[45] .
Uno de cada
tres matrimonios se rompe.
La
equiparación del matrimonio a las «parejas de
hecho», permitiendo a los homosexuales adoptar niños, es un insulto a
los matrimonios legítimos y
Y una
injuria para esos niños que resultarán tarados psíquicamente cuando se den
cuenta que sus padres son anormales, pues todos sus amigos tienen padre y
madre.
El tipo de
familia natural (padre, madre e hijos), está tan arraigada en la naturaleza
humana que es constante en toda la Historia de la
Humanidad.
Equiparar
las «parejas de hecho» al
matrimonio es una aberración.
El Papa
Juan Pablo II le dijo a doscientos
políticos europeos reunidos en Roma que es muy grave que la ley iguale los
derechos de las personas que actúan según la ley natural formando un matrimonio
a las personas que actúan por caprichos arbitrarios[46] .
En expresión
lúcida y aguda el Papa califica a las «parejas de hecho» como «caricaturas de
familia sin futuro»[47] .
El Conejo
Pontificio para la Familia publicó un documento en el que se dice que «las
uniones de hecho son una
injusticia para el matrimonio, porque la justicia exige tratar lo igual como
igual, y lo diferente como diferente. Si la familia matrimonial y las uniones de
hecho no son semejantes ni equivalentes en sus deberes, funciones y servicios a
la sociedad, no pueden ser semejantes y equivalentes en el estatuto jurídico
(nº10). Las uniones de hecho no asumen para con la sociedad las obligaciones
esenciales propias del matrimonio. La equiparación privilegia a las uniones de
hecho respecto a los matrimonios. El matrimonio no puede ser reducido a una
condición semejante a la de una relación homosexual
(nº23).
El
matrimonio es una unión estable entre un hombre y una mujer con el compromiso de
formar una familia con determinados derechos y deberes, que hacen a cada una de
las dos personas coposeedora de la otra.
En las
«parejas de hecho» se niega cualquier compromiso.
Se rechazan
los deberes y derechos mutuos.
Se excluye
todo vínculo para el futuro.
Es decir, se
trata de algo muy distinto del matrimonio.
Por eso «tan
injusto es tratar desigualmente lo idéntico, como imponer la igualdad a lo
distinto»[48] .
Los
matrimonios hacen un servicio a la sociedad dándole ciudadanos para que no se
extingan, lo cual no pueden hacer las parejas de homosexuales. No pueden tener
los mismos derechos.
«La
homosexualidad representa el suicidio de la raza humana. Ellos existen porque
hay heterosexuales, es decir, gente normal. Si todo el mundo fuera homosexual,
desaparecería la raza humana. Luego la homosexualidad no puede ser cosa
buena»[49] .
La sociedad,
la Iglesia y la familia necesitan los dos sexos. Cada uno con sus
peculiaridades. Una melodía necesita notas diferentes. Si todas las notas
sonaran igual, no sería posible la música.
El futuro de
la humanidad pasa por la familia.
En una
ocasión llegó a mis manos este cuento:
Un pintor
quería pintar su obra maestra, pero no encontraba
inspiración.
Se le
ocurrió preguntar a los demás lo que consideraban más
importante.
Preguntó a
un sacerdote. Éste le contestó:LA FE.
Preguntó a
una novia que venía de la boda. Ésta le contestó:EL
AMOR.
Preguntó a
un soldado que venía de la guerra. Éste le contestó: LA
PAZ.
Al volver
«Una de las
grandes alegrías de la vida es tener una familia unida», dice el Catedrático de
Psiquiatría, Dr. Enrique
Rojas[50] .
66,7. Una de
las edades más difíciles para la educación de los hijos es la adolescencia.
El
adolescente empieza a descubrir su propia personalidad, y siente necesidad de
afirmarla. Esto le inclina a la rebeldía en todos los órdenes.
La
educación, la virtud, o el buen carácter, pueden dominar este espíritu rebelde.
Pero esta
rebeldía de los adolescentes no debe extrañarnos.
Lo que
debemos hacer es saber cómo educarla.
Es un
momento difícil.
Las personas
mayores tienden a tratarlos de «críos», y esto a ellos les subleva. Ellos se
sienten personas, y quieren ser respetados.
El tratarlos
de modo despectivo e irónico puede ser contraproducente. Sin perder la autoridad
paterna es bueno lograr la amistad del hijo, para que se someta de buena gana al
verse tratado con consideración.
Para educar
bien a los hijos hace falta autoridad.
Sin despotismo, pero con responsabilidad.Muchos padres n se atreven a
imponerse a sus hijos porque dicen que sin rebeldes, y resulta que esos mismos
hijos obedecen ciegamente a su entrenador deportivo. Dejar que los hijos hagan
lo que quieran es muy cómodo, pero funesto para ellos, pues en la vida hay que
ser responsables de las obligaciones, saber sacrificarse, ser disciplinados,
etc. Los padres deben trasmitir valores, dar criterios, etc. Y no dejar que las
ideas de sus hijos sean las que oyen en la calle, en
Las
fanfarronadas del adolescente son pura fachada.
Por dentro
se encuentra inseguro.
Necesita
consejo.
Pero hay que
dárselo sin que él se sienta disminuido, porque entonces no lo aceptará.
El
adolescente necesita afirmar su personalidad, su independencia, quiere ser él,
decidir él, ser responsable de sí mismo.
Empieza su
camino hacia la adultez, y sólo si es aceptado así se reincorporará
emocionalmente a la vida del hogar.
El
adolescente tiene grandes valores que hay que hacérselos ver: ser útil,
servicial, agradable, sentirse valorado, etc. Da mucha importancia a la opinión
que se tenga de él.
Conviene
animarles a fortalecer estas virtudes: «sé que eres capaz de
esto».
Insistir en
sus defectos puede ser contraproducente: «eres un vago», «todo lo haces mal»,
«no eres servicial», etc.
El estarle
recalcando sus defectos le hará afianzarse en ellos. El verse juzgado
negativamente fomenta su actitud negativa.
Y en la
reprensiones, nunca humillarle. Nada de gritos, mal genio, descalificaciones
generales, alusiones a antiguas faltas, castigos desproporcionados,
etc.
Que se vea
claro que lo que buscamos es su propio bien, y no porque nos molesta a nosotros.
Usar palabras de afecto y esperanza de su
corrección.
Y desde
luego hacerlo a solas. El adolescente tiene un enorme sentido del
ridículo.
Y si
reconoce sinceramente su falta, esto debe ser motivo de
perdón.
Los padres
deben ayudar a que su hijo vaya madurando en su adultez. No prohibir con
autoritarismo, sino por razones y siempre en bien del hijo; hacérselo ver así
con amor.
No se trata
de entorpecer su madurez, sino de ayudarle en su autodesarrollo. El adolescente
rechaza todo lo que sea imposición que pueda poner en peligro su personalidad
naciente. No acepta que se le trate como a un niño.
«Los
adolescentes se muestran inseguros, les falta unidad interior, les falta
el sentido de la seguridad, base fundamental de un desarrollo
armonioso.
»El
sentimiento de seguridad lo adquieren cuando encuentran en el hogar amor y
autoridad: amor sobre todo en la madre, y autoridad en el padre. Lo que no
significa que la madre no pueda ejercer autoridad, y que el padre no muestre
afecto.
»El amor
materno
»Los
criminólogos nos aseguran que los jóvenes delincuentes tienen la convicción de
que nunca encontraron amor en la familia.
»La madre
debe ser el corazón del hogar y mantener en él vivo el fuego del
cariño.
»Desgraciadamente, en nuestros días,
muchas mujeres queriendo igualarse a los
hombres, procuran desarrollar actitudes francamente masculinas con
detrimento de las maternales, lo cual luego perjudicará la educación de los
hijos que necesitarán de ellas.
»También hay
otro exceso: el cuidar demasiado del hijo y endiosarlo con mimos.
»Eso puede
causar una fijación en la infantilidad e impedirle la necesaria emancipación.
»Los que
fueron tratados como pétalos de rosa, no saben reaccionar más tarde ante las
dificultades de la vida, incapaces de hacer algo sin la ayuda de los demás. Es
preciso educar al niño para su propio bien, para desarrollar su propia
personalidad.
»El padre es
también indispensable en la educación del niño, que necesita de su dirección y
autoridad.
»Muchos
padres no entienden esto.
»Llegan
cansados por la noche al hogar, y no prestan ninguna atención a los
hijos.
»Hay que
buscar tiempo para estar con ellos, dialogar, inspirarles confianza, darles
ánimo, oírles con simpatía y comprensión.
»También el
padre debe evitar demasiada protección y mimos a sus hijos. Pueden engendrar en
ellos la pusilanimidad, el miedo ante la vida, el temor a la
responsabilidad.
»La autoridad
paterna
Últimamente se ha hablado
mucho de las consecuencias de la falta de amor materno; la carencia de la
autoridad del padre no es menos funesta...
»Eduquen a
los hijos con amor, comprensión y firmeza. El amor materno y la autoridad
paterna son las dos grandes columnas en que descansa la educación de niños y
adolescentes»[52] .
La fuerza de
voluntad es muy importante en
Para
conseguirla hace falta una gran dosis de animación.
Es necesario
el premio: el estímulo, la atención y la alabanza frecuente. La vida es dura y
sólo a base de coraje se logra la cima de los
fuertes.
Hoy se da
con relativa frecuencia lo que
Hago esto
porque me apetece.
No hago esto
porque no me apetece.
Son esclavos
de lo que pide el cuerpo.
Volubles
como la veleta que gira según el viento que sopla. Incapaces de objetivos
concretos.
Sin embargo,
una persona que tiene educada su voluntad consigue lo que quiere, si es
constante.
Para tener
voluntad hay que empezar por tener dominio propio. No hacer lo que me apetece,
sino lo que es mejor.
Puede ser
que me apetezca lo mejor, pero esto no siempre pasa.
Para educar
la voluntad hace falta un aprendizaje gradual que se consigue con la repetición
de actos donde uno se vence en los gustos hasta adquirir el «hábito positivo».
Esto da paz,
alegría y felicidad.
Sería
conveniente enseñarle a hacer pequeños sacrificios: renunciar a una golosina,
retrasar el momento de saciar la sed, dejar de ver la televisión, comer lo que
no le gusta, dejar hablar a los demás, no gastar en cosas superfluas, etc. Esto
educa su voluntad, lo cual le va a ser muy útil el día de mañana.
Aristóteles sostenía
que la auténtica manifestación de fuerza de voluntad se mide en el dominio
propio. «La vía del menor esfuerzo no conduce nunca a la maduración»
.
Es necesario
no sólo animar a que el niño se esfuerce por conseguir unas metas, sino también
ir alabando con cierta continuidad lo poco o mucho que, de hecho, consiga en
cada momento.
El niño, de
pequeño, no tiene criterio. El bien y el mal se aprende fundamentalmente de los
mayores.
Antes de que
nadie lo malee, es necesario darle base moral sólida, formarle la conciencia,
inculcarle el sentido del deber, corregir lo defectuoso y dejar bien claro dónde
está la virtud.
Conviene
indicar con claridad lo bueno y lo malo.
Es
importante crear hábitos buenos.
Acostumbrarles a hacer las cosas
bien, y más adelante ellos mismos comprobarán que les va bien con lo que
aprendieron.
«Sólo se
aprende lo que se hace». De manera que, el poner al sujeto en acción, ayudándole
a reflexionar sobre ello, es el único o casi, más importante modo de andar con
realismo en el terreno de los valores[54] .
Hay valores
absolutos y valores relativos.
La verdad y
el bien son valores absolutos.
El dinero es
un valor relativo. De nada sirve si no hay algo que comprar. A un viajero
perdido en un desierto, de nada le sirve tener mucho dinero en el
bolsillo.
Hay que
educar en valores.
Hace falta
un sistema de valores que sirvan de referencia en la vida.
Los valores
son guías de conducta. La escala de valores marca la conducta de cada individuo.
Hay que
tener jerarquía de valores, y saber en cada caso lo que debe prevalecer. ¿Qué
diríamos de un maestro que se preocupa mucho de que sus alumnos estén gorditos,
y se despreocupa de que aprendan lo que él les
enseña?
Lo mismo que
los niños aprenden a andar, leer y escribir, aprenden pautas de conducta y
comportamiento moral. Si no les enseñamos a distinguir el bien del mal, si no
les corregimos ni les enseñamos normas para que sepan a qué atenerse,
nunca aprenderán a comportarse como hombres, ni acertarán a dar sentido a su
vida.
Pero los
valores se viven, se sugieren, se comparten, no se imponen.
El niño
tiene una enorme capacidad de imitación.
Aprende a
ser hombre haciendo suyas las pautas y valores que ven en los demás. Buscan
modelos a los que imitar.
El ejemplo
es la mejor manera de educar[55] .
La disciplina y
el dominio de sí son indispensables en la
formación del ser humano.
Algunos
padres, por temor a que los hijos contraigan complejos, les dejan hacer cuanto
quieren y dejan a un lado toda autoridad.
Nunca serán
hombres: serán un peso para la familia y la sociedad; unos desajustados. No se
entrenaron para las dificultades inevitables de
Que las
normas de disciplina sean coherentes y uniformes. Que el padre y la madre estén
de acuerdo con la política a seguir en el hogar. No se desautoricen el uno al
otro. Los padres no deben discutir nunca delante de los hijos.
Si en algo
no están de acuerdo, buscar la armonía cuando estén solos.
Pero
apoyarse siempre mutuamente delante de los hijos.
En algunos
matrimonios, basta que uno diga una cosa para que el otro diga la contraria, sin
más razón que porque lo ha dicho el otro. Es una vengancilla que perjudica al
hijo.
Los hijos
necesitan estabilidad, un cuadro de referencia fijo, una constancia en la
actitud de sus progenitores.
Lo que educa a un niño es lo que
comprende afectivamente.
Los hijos
desiguales necesitan trato desigual. A un tímido habrá que tratarle con cariño
para darle confianza. A un irascible, con calma y paciencia; pero con firmeza.
La autoridad y la obediencia no se imponen a gritos, que sólo sirven para
aumentar la rebeldía.
Rara será la
familia, por cristiana que sea, y por
elevada que sea su educación, en la que la crisis de la independencia propia de
la adolescencia no haya provocado algún conflicto entre los padres y los
hijos[56] .
Son
conflictos pasajeros que los padres deben procurar no se conviertan en
divisiones profundas y duraderas.
Los padres
deben tener paciencia con las «majaderías» de sus hijos adolescentes, y esperar
para corregirlos a tener calma y serenidad.
Y nunca en
presencia de extraños.
Y siempre
reconociendo la parte de razón que en las excentricidades de sus juicios y
contestaciones pueda tener el muchacho.
Hay que
reconocerle su derecho a tener algún secreto (cajón cerrado con llave) y el
prudente uso de su independencia, siempre que se pueda saber qué uso hace de su
libertad.
Si los
padres respetan su esfera privada, es fácil que el hijo se sincere con ellos,
les cuente sus secretos, pida consejos, etc. Pero un registro sin su
consentimiento o contra su voluntad disminuye su confianza en los padres y
aumenta la distancia[57] .
«Hay que
ayudar a los adolescentes a desarrollar armónicamente sus condiciones físicas,
morales e intelectuales a fin de que adquieran gradualmente un sentido más
perfecto de la responsabilidad en el recto y continuo desarrollo de la propia
vida y en la consecución de la verdadera libertad»[58] .
Es muy
conveniente fomentarles cuando tengan edad, alguna afición al margen de la
obligación: gimnasia, atletismo, deporte, montañismo, caza, pesca, instrumento
musical, pintura, habilidad manual, etc.
«El
adolescente duda enormemente de sí mismo. Por eso se afirma tan brutal, tan
bestialmente. Necesita un apoyo, y lo busca. Pero tiene el orgullo de no aceptar
más ayuda que la que le venga de hombre a hombre, como lo que él quiere ser.
Ayuda intelectual, primero.
»El niño,
cuando no sabe pregunta. El adolescente, si ignora empieza por afirmar. Aunque
penséis lo contrario, es un progreso, o mejor, una posibilidad de progreso. La
afirmación perentoria de los mayores no le basta. Tiene necesidad de respuestas
personales. Pasa de la pasividad al activismo, del feliz parasitismo de la
infancia a la ambición varonil de
»Pero sobre
todo, no os burléis de él. Es obstinado y no dirá ya una sola palabra, e irá a
buscar fuera, en un compañero o en una joven amiga, el auditorio complaciente
que le negáis vosotros.¿Qué hay que hacer? Ayudarle.
»Empezad por
no enfrentaros a él.Os exasperáis, os morís de ganas de decirle que es un
idiota, que lo que dice es tan estúpido que no merece discutirse. Callaos,
tragad vuestra indignación, calmaos y escuchadle. Aprended a hablar con él en
plano de igualdad. Perdéis toda influencia sobre él si le habláis como a un
niño. Y en cambio, ¡necesita tanto que conservéis vuestra influencia sobre
él...!
»El
adolescente sólo escucha a quienes le tratan como hombre serio e inteligente,
sobre todo si no lo merece. Es la única manera de ayudarle a serlo.
»Acordaos de
lo que pensabais vosotros a su edad; comunicádselo y decidle cómo hicisteis para
pensar de manera distinta. Matizad lo que os dice en vez de despreciarlo
globalmente, y veréis cómo llegáis a descubrir una verdad
aceptable.
»A los hijos
no les gusta que se les imponga la autoridad arbitrariamente, ni que se les
trate como a chiquillos. Quieren que se escuchen sus opiniones, que se
comprendan sus problemas, y que se les mande como a personas mayores. Padres y
madres deberían tener presente aquella máxima pedagógica: “Al niño se le impone;
al muchacho se le propone; al joven se le expone”»[59] .
Los valores
se proponen, no se imponen con coacción; aunque moralmente haya obligación de
aceptarlos.
Cada uno
elige los valores que desea. Por eso hay que motivarlos.
No bastan
frases como éstas: «Aquí las cosas se hacen así, y basta»; «de esto tú no tienes
ni idea».
«Durante la
adolescencia, que comienza con la pubertad, tienen lugar importantes
transformaciones en el plano afectivo, intelectual y fisiológico: es el paso
hacia la madurez.
»Hay un
crecimiento físico, maduración sexual y, sobre todo, una profunda transformación
psicológica, que dan al adolescente su propia personalidad.
»El
adolescente siente en su ser cosas nuevas. Comienza la reflexión y el
“descubrimiento de sí mismo”.
»Esta nueva
conciencia que tiene de sí, le lleva a la contemplación del yo, a andar en torno
a sí mismo.
»Quiere
conocerse, comprenderse.
»Es el
narcisismo.
»Narciso, personaje mitológico, se deleitaba
mirando su imagen sobre las aguas. Cayó al lago atraído por su propia imagen.
Los dioses le transformaron en la flor que lleva su
nombre.
»El joven se
enamora de su imagen. Se estudia en
»Es la edad
de los diarios íntimos y del espejo.
»También del
autoerotismo...
»Estos
jóvenes desprecian todo lo que es convencional. Quieren destacar por lo
excéntrico y original. Su manera de hablar, vestir, bailar, todo acusa su deseo
de extravagancia.
»La
autocontemplación y la agresividad ayudan al joven a afirmarse; pero, si se
prolongan demasiado, pueden tener consecuencias serias, pueden dificultarle su
adaptación social.
»Hay muchos
adultos que nunca superaron esta etapa. Son los eternos rebeldes contra todo y
contra todos, incapaces de adaptarse a la realidad de la vida...
»Los jóvenes
sienten la seducción de lo grande. Es necesario canalizar este impulso hacia un
ideal noble...
El instinto
religioso se despierta entre los trece y los catorce años. Llega a su plenitud a
los dieciséis.
»El
adolescente es naturalmente introvertido.
»Esa actitud
repercute en la conducta del joven, haciéndole amar el recogimiento y la oración
silenciosa.
»Siente los
valores y quiere formar un ideal...
»En la
pubertad es donde se dilucida el problema religioso. Problema generalmente
difícil, ya que queda situado entre la mentalidad infantil y el espíritu crítico
del adulto, entre el sentimiento de seguridad y el irrumpir violento de la vida
instintiva, entre la sumisión y la afirmación del
yo.
»La
evolución religiosa del adolescente depende de varios factores, de sus propias
reacciones, del ambiente, del ejemplo de los mayores...
»Algunos
abandonan la fe porque les ha sido presentada como un yugo, y no como un ideal
que les perfecciona y les ayuda a realizarse plenamente...
»El instinto
sexual trae dificultades a la vida religiosa y moral del joven.
»Surgen
conflictos íntimos entre los valores religiosos y morales por una parte, y las
tendencias sexuales por la otra: entre el espíritu y la
materia.
»Sublimando
estas tendencias, sabiendo armonizar los valores naturales con las exigencias de
la religión, el joven encuentra gran fuerza para
triunfar...
»Los jóvenes
sin religión caen con más facilidad en
»Hay quien
dice que la moral está pasada de
moda, que no hace sino crear complejos, y que todo cuanto frene el
impulso del instinto es antinatural; pero la moral se forma con principios
objetivos, y no con opiniones particulares.
»Las
obligaciones esenciales de la ley moral se basan en la esencia y naturaleza del
hombre, en sus relaciones esenciales, y valen en cualquier parte en que el
hombre se encuentre.
»Ya hemos
dicho que el dominio de sí
»Los
psicólogos nos dicen, fundados en experiencias, que muchos males psíquicos
tienen como causa el desorden que resulta de dejar a un lado la ley
moral»[60] .
«Educar al
hombre es hacerle capaz de discernir y jerarquizar valores.
»Valor es
aquello por lo cual una cosa es digna de ser apreciada.
»Todas las
cosas tienen algún valor.
»La
discreción es la que es capaz de descubrir en cada cosa el tipo de valor y
contra-valor que encierra.
»Hay valores
que deben ser sacrificados por valores superiores: el dinero a la persona, el
sexo al amor, etc.
»La distinta
jerarquización de los valores es lo que otorga talla moral al
individuo»[61] .
El sabio
Pablo Chauchard afirma: «los
preceptos de la moral son necesarios para el equilibrio
psicológico»[62] .
«La
moral debe ser presentada de modo positivo, inculcando a la virtud y a la
imitación de Jesucristo. El
sacrificio y el dominio que supone seguir al Señor, han de ser libremente
elegidos con amor»[63] .
En casi
todas las esferas y niveles, la necesidad precede a la capacidad.
Se tiene
necesidad de ser tratado como un hombre antes de ser capaz, precisamente porque
sin duda es la única manera de llegar a serlo.
Vuestro hijo
quiere pensar por sí mismo, cuando todavía no sabe hacerlo.
Si le
abandonáis por desprecio o por indignación, ¿dónde queréis que aprenda lo que le
reprocháis que no sabe? ¿En el periódico?¿Entre los compañeros?¿En el cine?
Vosotros
sois quienes podéis y debéis enseñarle a pensar, pero para ello hace falta
discutir despacio y con paciencia con él. Recibiréis la recompensa el día que le
oigáis defender ante sus amigos vuestras ideas preferidas, las que él ha
combatido siempre en casa. Y os parecerá que las defiende mucho mejor que lo
habríais hecho vosotros mismos.
Hablad con
los hijos de todas las cosas, y cread un ambiente familiar de diálogo en el que
padres e hijos se lo cuenten todo. El adolescente necesita que se escuchen y
valoren sus puntos de vista, y sobre todo que se estime su persona y vea que se
preocupen por él.
Decálogo de
un adolescente:
1º.- Déjame elegir mi
ropa.
2º.- Trátame como a un adulto y
aprenderé a serlo
3º.- Déjame construir mis propias
convicciones.
4º.- Respeta mi
privacidad.
5º.- Ayúdame en mis ideales de fe y
servicio al prójimo.
6º.- Ayúdame a apreciar mis
capacidades y limitaciones.
7º.- Comunícame tu experiencia y
ayúdame a tener la mía.
8º.- Ayúdame a clarificar mis
problemas y encontrar soluciones.
9º.- Ayúdame a usar bien el
dinero.
10º.- Enséñame cómo prepararme al
matrimonio[64] .
En el
Suplemento religioso del diario ABC, Alfa y
Omega, apareció esta carta de Gloria Tejedor que tituló. Carta de un hijo a todos los padres del
mundo:
«No me des
todo lo que pido. a veces sólo pido para ver hasta cuanto puedo coger. No me
grites. Te respeto menos cuando lo haces, y me enseñas a gritar a mí también. Y
yo no quiero hacerlo.
»No me des
siempre órdenes. Si, en vez de órdenes, a veces, me pidieras las cosas, yo lo
haría más rápido y con más gusto.
»Cumple las
promesas buenas o malas. Si me prometes un premio, dámelo. Pero también si es un
castigo.
»No me
compares con nadie, especialmente con mi hermano o hermana. Si tú me haces
sentirme mejor que los demás, alguien va a sufrir; y si me haces sentirme peor
que los demás, seré yo quien sufra.
»No cambies
de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer. Decide, y mantén esa
decisión.
»Déjame
valerme por mí mismo. Si tú haces todo por mí, yo nunca podré
aprender.
»No digas
mentiras, ni me pidas que las diga. Me haces sentirme mal, y perder la fe en lo
que me dices.
»No me diga
que haga una cosa si tú no la haces. yo aprenderé de lo que tú hagas, no de lo
que tú digas.
»Enséñame a
amar y conocer a Dios. Aunque me lo enseñen en el colegio, no vale si tú no lo
haces.
»Cuando te
cuente un problema mío, no me digas que no tienes tiempo para bobadas. Trata de
comprenderme y ayudarme.
»Y quiéreme.
Y dímelo. A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no creas necesario
decírmelo»[65] .
Después de
45 años de coeducación, los sociólogos y pedagogos reconocen que es mejor que
niños y niñas reciban educación por separado.
Por eso la
Ministra de Educación de Suecia, Beatriz
Ask, así lo ha determinado[66].
«“Juventud,
divino tesoro”, dice el poeta. Y tiene razón. La juventud es la época más bonita
de la vida, y la más fácil. Es la época más linda, porque durante ella el
corazón abriga infinidad de ilusiones y esperanzas no truncadas por los azares
del vivir, y la cabeza engendra ensueños, ideales maravillosos, que muy bien
pueden un día hacerse realidad. Pero es la época más difícil, por ser la
encrucijada de mil caminos; y según el que se escoja va a estar la felicidad de
toda nuestra única vida. Entre cientos de maravillosas posibilidades, se
presenta, la angustiosa urgencia de elegir una, y con ello, rechazar todas las
demás. Quizás la característica psicológica más importante de la juventud es la
conciencia de poder pensar, idear, trabajar y subsistir por sí mismo. El
sentimiento de independencia nos despierta de la niñez, en que dependíamos para
todo de alguien. Ese desarrollo y ansia de libertad, que son muy buenos,
laudables y necesarios, pueden conducir al joven a una rebelión injusta hacia
todo: contra la sociedad, contra los familiares, contra los educadores. Al
estilo de vida de creerse superior a los demás; pensar que los otros, los
mayores, no saben nada, están anticuados; que yo soy el único que sé, el único
que puede y debe elegir el curso de mi vida, ignorando y rechazando toda ayuda y
consejo de los demás. Esta actitud es errónea, porque todos necesitamos de los
demás en
«Los
problemas que destacan en las páginas frontales de los periódicos de todo el
mundo, son un reflejo de la falta de disposición de nuestra juventud para
someterse a ningún sistema de valores que no sea el que el de sus efímeros,
inciertos y pragmáticos criterios. (...) Todos somos testigos de casos de
adolescentes que son advertidos y aconsejados una y otra vez por padres
experimentados y responsables, pero que ellos prefieren “discurrir por su
cuenta” para descubrir demasiado tarde lo que su padre le predecía certeramente.
»Por
desgracia son muchos los jóvenes que no quieren escuchar consejos. Semejante
hostilidad hacia la autoridad paterna les priva de la experiencia de los mayores
por querer hacer las cosas por sí mismos»[68] .
66,8. Modo de hacer de los hijos
unos delincuentes:
1º Dadle
desde pequeño cuanto desee: así crecerá convencido de que el mundo entero se lo
debe todo.
2º Reíd si dice tonterías: así
creerá que es muy gracioso.
3º No le
deis ninguna formación religiosa: ya la escogerá él cuando sea mayor.
Seguramente se quedará sin ninguna.
4º Nunca le
digáis «esto está mal»: podría adquirir complejos de culpabilidad; y más tarde,
cuando, por ejemplo, sea detenido por robar un coche, estará convencido de que
es la sociedad la que le persigue sin motivo.
5º Recoged
todo lo que él tire por los suelos; así creerá que todos han de estar a su
servicio.
6º Dejad que
lo lea todo. Limpiad eso sí, con detergente, y desinfectad la vajilla en que
come; pero dejad que su espíritu se recree en cualquier
torpeza.
7º Discutid
los padres delante de él: así se irá acostumbrando, y cuando la familia esté ya
destrozada no se dará ni cuenta.
8º Dadle
todo el dinero que quiera: no sea que sospeche que para tener dinero se debe
trabajar.
9º Que todos
sus deseos estén satisfechos: comer, beber, divertirse...; de otro modo
resultaría un frustrado.
10º Dadle
siempre la razón: son los profesores, la gente, la ley, la sociedad..., quienes
la tienen tomada con el pobre muchacho: no le reprendáis, no sea que se
disguste.
Y cuando tu
hijo sea ya un desastre, proclamad que nunca pudisteis hacer nada con
él[69] .
El pediatra
norteamericano. Dr. Benjamín
Spock, uno de los que más ha influido en la corriente tan en boga hoy
día de la pedagogía permisiva, al final de su vida, en una conferencia que dio
en la Universidad de Pensilvania, dijo, que tenía que reconocer que se había
equivocado, y que por su culpa se había estropeado una generación. Afirmó que la
educación debe regirse por normas éticas precisas. «La fuerza de voluntad, la
sobriedad, la laboriosidad, la castidad, la docilidad, la obediencia, el
sacrificio, etc. son virtudes humanas que hay que revalorizar de
nuevo»[70].
Los hijos
mimados y consentidos, a quienes se les da todo lo que quieren, a quienes nunca
se les niega nada, quedan traumatizados. Hay que proponerle objetivos concretos
posibles, y no demasiado difíciles. Estudiar el plan de acción para conseguir el
objetivo propuesto. Marcarle un tiempo para las sucesivas etapas. Ejercitarle en
vencerse en cosas pequeñas.
Para educar
a los adolescentes, pueden ayudar a los padres estos diez
consejos:
1) Escucharle más que
hablarle.
2) Exigirle sólo cosas
importantes.
3) Razonar las
órdenes.
4) No le
pongas etiquetas peyorativas: más que decirle «eres un mentiroso», dile: «has
dicho una mentira».
5) Hazle razonar sus
ideas.
6) No te rías de sus ideas.
Muéstrale sus equivocaciones.
7) Tus órdenes claras, concretas.
Exigiendo su cumplimiento.
8) No
amenaces inútilmente. Exige los castigos impuestos. No lo levantes a no
ser por causa razonable.
9) Que los castigos sean
proporcionados a la falta.
10) No
permitas que te falte al respeto, pero tú tampoco le grites. Háblale con
calma.
El psico - pedagogo
Dr. Bernabé Tierno
da estos consejos para educar
adolescentes[71] :
1) Respétalo
como persona. Trátalo como si ya tuviera las cualidades que desearías de
él.
2) Sé tú
ejemplo de las virtudes que deseas en él.
3) Admite
tus errores y él aprenderá a admitir los suyos.
4) Ejercita
tu autocontrol. No pierdas tus nervios, aunque él se salga de
tono.
5) Valora
sus virtudes, sus esfuerzos, su progreso.
6) Razona
tus órdenes. El «ordeno y mando» pone a la
defensiva.
7) Ponte en
su piel. Trátale como te gustaría ser tratado, si tú fueras
él.
8) Fomenta
su autodisciplina: no hacer lo que apetece sino lo que es
conveniente.
9) Ayúdale a
madurar. Las dificultades no son para abatirse sino para
afrontarlas.
10) Hazle
ver que puede y debe ser feliz. La felicidad está dentro de uno mismo. No
depende de las circunstancias exteriores.
Pasos para ser
eficaz:
1) Tener claro qué es lo que quiero
conseguir.
2) Que este
objetivo esté a mi alcance. No empeñarse en coger la Luna con la
mano.
3) Escoger los medios adecuados al
fin que se pretende.
4) No darse pronto por vencido.
Tener tesón y constancia para seguir luchando.
5) Corregir
los errores cometidos, y no echar la culpa a los demás o a las
circunstancias.
6) Atender a
todos los detalles, y no esperar que los demás, o la suerte, solucionen las
cosas.
7) No
menospreciar a nadie. La persona menospreciada puede sernos decisiva
mañana.
8) Orar para que Dios nos ayude en
todos los anteriores puntos.
La salud
mental es una de las cosas más importantes
de
a)
Autoestima.- Aceptarse uno mismo como es.
Reconocer las propias cualidades y defectos.
No
sobrestimarse, considerándose capaz de lo que no es verdad.
Pero tampoco
considerarse una persona inútil. Saber de lo que uno es capaz, y alegrarse de
ello.
b) Dominio
propio,- Hacer lo que es necesario,
conveniente y debido; aunque nos desagrade y sea costoso.
Quien rige
su vida por lo que le apetece, no es dueño de sí mismo ni de sus actos. Queda al
arbitrio de las circunstancias y de las personas.
No es lo
mismo hacer lo que me gusta, que hacer con gusto lo que debo. Lo primero no está
siempre en mi mano. Lo segundo, sí.
«Con razón
decía Emerson que “la educación de
la voluntad es la meta de nuestra existencia”, porque desde esta meta todo lo
demás se convierte en fácil y gratificante.
»Pero educar
la voluntad y el carácter en unos principios nobles exige perseverancia en el
obrar bien, y esto, casi siempre, conlleva nadar contra corriente. Contra esa
corriente que arrastra hoy a tantos a huir de todo lo que suponga sacrificio,
tesón y esfuerzo»[72] .
«La voluntad
se fortalece haciendo actos esforzados. Su frecuencia conduce al hábito.
Repitiendo ejercicios de esfuerzo, haciendo algo que no me apetece porque es
obligatorio,necesario o conveniente domino mi carácter para perfilar mi
personalidad»[73] .
c) Capacidad de
soportar contratiempos sin perder la paz, la
esperanza y la ilusión.
d) Vivir
gozosamente el presente sin angustias por el
pasado ni temores del futuro. Haciendo del servicio al prójimo la superación del
egoísmo y el ideal de
Es fruto del
trabajo, y se aprende en una buena educación[74] .
66,9. Cuando
llegue el momento de elegir
estado, recomendadles lo que parezca más conveniente, sin quitarles
la libertad.
Los padres
pecan si quitan injustamente la libertad a sus hijos en la elección de estado.
Pero sí deben aconsejarles en este punto lo que sea razonable.
Si hay que
oponerse a unas relaciones que parecen descabelladas, ser prudentes en no hacer
o decir cosas que después pueden ser un obstáculo a las buenas relaciones
familiares, si ese matrimonio llega a realizarse, a pesar de la desaprobación de
los padres[75] .
«Los padres
deben acoger y respetar, con alegría y acción de gracias, el llamamiento del
Señor a uno de sus hijos para que le siga en la virginidad por el Reino, en la
vida consagrada o en el ministerio sacerdotal»[76] .
[1] Concilio Vaticano
II: Gravissimum educationis:
Declaración sobre la educación cristiana de la juventud, nº
1
[2] ÁNGEL DEL
HOGAR: Iniciación de los niños en
[3] CLEMENTE PEREIRA,
S.I.: Díganos
[4] ALBERTO ÁLVAREZ
TORRES, S.I.: Enséñenos
[5] VANDER - ODEN:
Psiquiatría y catolicismo, XXIII.
Ed. Caralt. Barcelona.
[6] EDMUNDO ELBERT:
Problemas actuales de psicología, 2ª,
XI. Ed. Sal Terrae.
Santander.
[7] PILAR CRESPO DE
ARILLO: ¿De dónde vienen los
niños?. Folleto PPC nº 197
[8] Sagrada Congregación
Vaticana para
[9] Dr. RIESGO: Hablando en familia, III, 4. EAPSA.
Madrid, 1973
[10] Si la edad y madurez
del niño lo permiten, se le podría decir así: «La fecundación se realiza por la
unión de los órganos genitales del marido y de su esposa. El del hombre (que se
llama pene), entrando en el de la mujer (que se llama vagina) deposita en su
interior un liquido (que se llama semen) en el que van los microscópicos
espermatozoides que fecundarán el óvulo femenino (que la mujer pone en su útero
una vez la mes) dando origen a un nuevo ser: un
niño
[11] GAUDEFROY: Estudios de Sexología, IX, 1, B, 3. Ed.
Herder. Barcelona
[12] Revista SER PADRES, nº
2 pg. 111
[13] Revista MUNDO
CRISTIANO, 375s (VII-VIII,93) 9
[14] Sagrada Congregación
para
[15] ALFONSO
AGUILÓ: Interrogantes en torno a
[16] Metamorphosis, VII,
20
[17] Diario ABC,
10-VII-2003.
[18] VÍCTOR GARCÍA DE LA
HOZ: Estudios sobre sexualidad, XI ,5, 11,
13. Toledo, 1979
[19] JOSÉ
[20] Documento de los
Obispos catalanes: Revista ECCLESIA, 1759 (4-X-75)
19ss
[21] Revista ECCLESIA,
2346(21-XI-87)8
[22] Diario YA, 13-XI- 87,
pg. 25
[23] DIARIO DE CÁDIZ del
5-VI-92, pg. 40
[24] CÉSAR VACA, O.S.A.:
Diario YA del 6-VI-75
[25] Nuevo Código de
Derecho Canónico, nº 226
[26] JESÚS URTEAGA: Dios y los hijos, III, 6. Ed. Rialp.
Madrid. Te encomiendo este libro que te orientará en la educación espiritual de
tus hijos
[27] JUAN PABLO II :
Encíclica FAMILIARIS CONSORTIO, nº
86
[28]
[29] Nuevo Catecismo de
[30] BERNABÉ TIERNO: Valores humanos, III, FAMILIA. Ed.
Taller de editores. Madrid. 1994.
[31] VICENTE L. NAVARRO DE
LUJÁN: Cambio social y nuevos valores,
II. A.C. de P. Cádiz. 1998.
[32] Diario YA, 5-X-88, pg.
11
[33] ZENIT: Boletín
Informativo del Vaticano en INTERNET del 11-IX-97 ( ZE
970911)
[34] ZENIT: Boletín
Informativo del Vaticano en INTERNET del 1-X-97 ( ZE
971001-8)
[35] ZENIT:Boletín
Informativo del Vaticano en INTERNET del 1-X-97 ( ZE
971002-7)
[36] ZENIT: Boletín
Informativo del Vaticano en INTERNET del 5-X-97
(ZE971005-2)
[37] ZENIT:Boletín
Informativo del Vaticano en INTERNET del 8-X-97 ( ZE
971008-7)
[38] ZENIT: Boletín
Informativo del Vaticano en INTERNET del 5-X-97 (ZE
971005-1)
[39] LUIS RIESGO: Cartas al Director en el DIARIO DE CÁDIZ
del 22-V-99, pg.4.
[40] Dr. C. GÓMEZ
LAVÍN: Salvemos
[41] ZENIT: Boletín
informativo del Vaticano en INTERNET,
ZS00100603.
[42]
[43] Diario ABC de Madrid,
17-IV-97, pg.8
[44] Diario ABC de Madrid,
24-IV-99, pg.41
[45] ZENIT: Boletín
informativo del Vaticano en INTERNET del 1-V-99 News
Agency.
[46] ZENIT: Boletín
informativo del Vaticano en INTERNET del 23-X-98
(ZS98102304)
[47] Revista María
Mensajera, 266 (III-2003) 20.
[48] JUAN IGNACIO BAÑARES:
Revista ALFA Y OMEGA, 161 (15-IV.99) 19.
[49] EULOGIO LÓPEZ: Revista
Hispanidad del 9-I-03.
@:hispanidad@hispanidad.com
[50]
[51] VICENTE SUBIRÁ:
Valores católicos, I, 8.
Ed. EDICEP. Valencia. 1987.
[52] MANUEL VIERA: Vida sexual y psicología moderna, II. Ed.
Mensajero. Bilbao
[53] ABC de Madrid del
22-IX-94. Pg.42
[54] Revista PADRES Y
MAESTROS: Clarificación de valores
[55] BERNABÉ TIERNO:
Revista EL SEMANAL del 8-V-94. Pg. 70
[56] Para entender la
crisis de la adolescencia es muy útil el libro del P. ARMENTIA, S.M.: Adolescentes. Ed. S.M.
Madrid
[57] SCHNEIDER: Educación católica de la familia, XIV.
Ed. Labor. Barcelona
[58] Concilio Vaticano
II: Gravissimum educationis:
Declaración sobre la educación cristiana de la juventud, nº
1
[59] Libro básico del
creyente hoy, XXXIII, 1. Ed. PPC. Madrid,
1970
[60] MANUEL VIERA: Vida sexual y psicología moderna, I, 2, b.
Ed. Mensajero. Bilbao.
[61] BERNABÉ TIERNO:
Valores humanos, 1ª, III.
Ed. Taller de Editores. Madrid. 1993.
[62] PAUL CHAUCHARD:
Biología y Moral, pg.
171
[63] MANUEL VIERA: Vida sexual y psicología moderna, I, 2, b.
Ed. Mensajero. Bilbao.
[64] De un informe
publicado por
[65] Alfa y Omega,
253(29-III-2001)14
[66] ABC de Madrid del
29-VIII-94. Pg.17 y 84s
[67] Dr. DOMÍNGUEZ: Felicidad sexual, VII, 1. Ed. Plus Ultra.
Nueva York, 1971
[68] EDMUNDO ELBERT:
Problemas actuales de psicología, 2ª,
XII. Ed. Sal Terrae.
Santander
[69] EDUARDO CATTANEO: De
un informe publicado por
[70] JOSÉ DE LAS GARRIGAS:
DIARIO DE CÁDIZ del 28-IV-1974, pg. 20.
[71] BERNABÉ TIERNO:
Revista FAMILIA HOY, 2 ( V-95 ) 68
[72] BERNABÉ TIERNO:
Revista EL SEMANAL del 27-VIII-1995, pg.54
[73]
[74] Dr.BERNABÉ TIERNO,
Psicólogo: Revista EL SEMANAL, 472 (10-XI-96)
100
[75] Nuevo Catecismo de
[76] Nuevo Catecismo de