EUCARISTÍA
45,1.
Jesucristo es Dios y Hombre
verdadero. Como Dios está en todas partes. Como Hombre está solamente en el
cielo y en el sagrario, en el Sacramento de la
Eucaristía.
La
eucaristía es la última prueba del amor de Dios a los
hombres.
Amar es dar:
Dios nos lo ha dado todo con la CREACIÓN.
Amar es
comunicarse: Dios se nos ha comunicado con la
REVELACIÓN.
Amar es
hacerse semejante al amado: Dios se ha hecho uno de nosotros en la ENCARNACIÓN.
Amar es
sacrificarse por el amado: Dios nos ha dado su vida en la
REDENCIÓN.
Amar es
obsequiar al amado: Dios nos da el supremo bien de la
SALVACIÓN.
Amar es
acompañar al amado: Dios se ha quedado, PARA SIEMPRE, a nuestro lado en la
EUCARISTÍA.
El
sagrario es lo principal de la iglesia;
aunque a veces no está en el altar mayor. El sagrario es una especie de casita,
con su puerta y con su llave.
Allí está
Jesucristo, y por eso, al lado hay
encendida una lamparita.
Siempre que
pasemos por delante, debemos poner la rodilla derecha en tierra, en señal de
adoración, lo mismo si está reservado que si está expuesto[2] .
45,2.
Las imágenes merecen nuestra
veneración y respeto[3]
porque están en lugar del Señor, de la Virgen y de los Santos, a quienes
representan. Son sus retratos, sus estatuas.
Pero lo que
hay en el sagrario no es un retrato o estatua de Jesucristo, sino el mismo Jesucristo, vivo, pero glorioso: como está
ahora en el cielo.
Las imágenes
no se adoran, se veneran.
Adorar es
poner un ídolo en el lugar de Dios, remplazándolo. La adoración sólo es para
Dios.
Venerar es
reconocer el valor que tiene para mí alguien o algo, por lo cual merece nuestro
respeto.
Yo venero a
mis padres y a mi patria, pero no por eso los adoro. Adoro sólo a
Dios.
A Jesucristo, en el sagrario, sí lo
adoramos.
Adoración
consiste en tributar a una persona o cosa honores de Dios. Se llama culto de
latría.
Se
diferencia del culto de dulía que
consiste en la veneración que se tributa a todo lo que no es Dios, pero se
relaciona con Él (imágenes, reliquias, etc.).
A los santos
se les tributa culto de dulía, como de intercesores ante Dios.
La adoración
sólo se tributa a Dios[4] .
Por eso, en
el Imperio Romano, muchos cristianos fueron mártires por no querer adorar a los
ídolos.
El doblar la
rodilla tiene distintos significados, según la voluntad del que lo hace: ante la
Eucaristía es adoración, ante una imagen es veneración, ante los reyes es
reverencia.
La
veneración de las imágenes no va dirigida a la materia de la que está hecha
(piedra, madera, lienzo o papel) sino a la persona a la que
representa[5] .
Cuando tú
besas la foto de tu madre, tu beso no se dirige al papel fotográfico sino a tu
madre en persona.
La idolatría
se dirige a la imagen misma como a un dios.
Dice el
Concilio II de Nicea: «el honor tributado a la imagen va dirigido a quien está
representado en ella»[6] .
Y el
Concilio de Trento: «Deben tenerse y conservarse en los templos las imágenes, y
tributarles el debido honor y veneración (...) porque el honor que se les
tributa se refiere a los originales que ellas representan»[7] .
«Las
imágenes son el libro del pueblo», decía San
Juan Damasceno.
Lo mismo que
las catedrales son «libros de piedra para catequizar a un pueblo que no sabía
leer»[8] .
El Dios del
Antiguo Testamento no tenía cuerpo. Era invisible. No se le podía representar
por imágenes. Las imágenes de aquel tiempo eran ídolos.
Pero desde
que Cristo se hizo «la imagen visible del Dios invisible»,
como dice San
Pablo[9] , es
lógico que lo representemos para darle culto[10] .
Los textos
de la Biblia que prohíben hacer imágenes[11] son
para los del Antiguo Testamento, por el peligro que tenían de caer en la
idolatría como los pueblos vecinos, que adoraban los ídolos como si fueran
dioses[12].
Ese peligro
no existe actualmente, por eso el mandato ya no vale hoy día[13]; como
tampoco valen otras leyes del Antiguo Testamento, por ejemplo, la
circuncisión[14] , y la
pena de muerte para los adúlteros[15]
El Nuevo
Testamento perfecciona el Antiguo[16] .
Los textos
del Nuevo Testamento[17] que
hablan de los ídolos, se refieren a auténticos ídolos adorados por paganos, pero
no a simples imágenes.
«Por eso el
Concilio Ecuménico de Nicea del año 787, justificó el culto de las sagradas
imágenes»[18] .
Las imágenes
son la Biblia del pueblo. Decía San Gregorio
Magno: «Las imágenes son útiles para que los iletrados vean en ellas
lo que no son capaces de leer en los libros».
Los Testigos de
Jehová, hasta el saludo a la bandera
nacional lo consideran como un acto de idolatría[19] . Esto
es absurdo.
45,3. Es muy
importante que consideres a Jesucristo en el sagrario, no como una
cosa, sino como una Persona que siente, que ama, que te está esperando.
Jesucristo está en el
sagrario, deseando que vayamos a visitarle. Debemos ir con frecuencia a contarle
nuestras penas y necesidades, y a pedirle consuelo y ayuda. Es muy buena
costumbre entrar a saludar a Jesucristo al pasar por delante de una
iglesia, al menos una vez al día. Aunque sea brevemente.
Por mucha
prisa que tengas puedes entrar un momento y decir:
«Señor:
Yo creo que
estás aquí presente en el Santísimo Sacramento de la
Eucaristía.
Te adoro con
todo mi corazón, como al único Dios verdadero.
Te amo sobre
todas las cosas.
Te doy
gracias por todos los beneficios que de Ti he
recibido.
Te pido por
todo por todas mis intenciones.
Te ruego que
me ayudes en todo lo que necesite. Amén».
No has
tardado ni un minuto.
Y si tienes
tiempo, el P.
Algunas
veces, se hace la exposición del Santísimo Sacramento. Los fieles se arrodillan
ante Él para adorar al Señor, darle gracias por su amor, y pedirle su ayuda.
Al final de
la exposición, se da la bendición con el Santísimo a los fieles: entonces, es el
mismo Cristo quien les bendice y
derrama sobre ellos sus gracias.
46.-
JESUCRISTO ESTÁ REAL Y
VERDADERAMENTE PRESENTE EN EL SAGRARIO, AUNQUE ENCUBIERTO BAJO APARIENCIAS
DE PAN, EN
47.-
JESUCRISTO TAMBIÉN ESTÁ ENCUBIERTO
BAJO APARIENCIAS DE VINO EN EL CÁLIZ CONSAGRADO.
47,1. En la
Eucaristía permanecen el olor, color y sabor del pan y del vino; pero su
substancia se ha convertido en el Cuerpo y en la Sangre de Jesucristo[21] .
Esta conversión
se llama transubstanciación. Es el tránsito de una cosa a otra. Cesan las
sustancias del pan y el vino porque suceden en su lugar el cuerpo y la sangre de
Cristo.
La transubstanciación es una
conversión milagrosa y singular, distinta de las conversiones naturales. Porque
en ella tanto la materia como la forma del pan y del vino se convierten, en el
Cuerpo y la Sangre de Cristo. Sólo
los accidentes permanecen sin cambiar: seguimos viendo el pan y el vino pero
substancialmente ya no lo son, porque en ellos está realmente el cuerpo, sangre,
alma y divinidad de Cristo.
Substancia
es aquello por lo cual algo es lo que es. Lo que hay de permanente en el ser,
por lo cual subsiste. No lo que es transitorio y accidental[22] . Se
llaman accidentes las características de la sustancia: color, olor, sabor,
etc.
Las
propiedades de la susutancia se llaman accidentes. Son las apariencias de la
sustancia.
Cristo está
presente en el sacramento del altar por transustanciarse toda la sustancia de
pan en su cuerpo, y toda la sustancia de vino en su sangre.
47,2. La
Hostia, antes de la Consagración, es pan de trigo. La Hostia, después de la
Consagración, es el Cuerpo de
Jesucristo, con su Sangre, su Alma y su Divinidad.
Del pan sólo
quedan las apariencias, que se llaman especies
sacramentales.
47,3. En el
cáliz, antes de la Consagración, hay vino de uva. En el cáliz, después de la
Consagración, está la Sangre de
Cristo, con su Cuerpo, su Alma y su Divinidad.
Del vino
sólo quedan las apariencias, que se llaman especies sacramentales.
Jesucristo en razón de
su única Persona está entero en cada una de las dos especies sacramentales; por
eso, para recibirlo, no es necesario comulgar bajo las dos especies de pan y
vino: basta cualquiera de las dos para recibirlo entero[23] .
47.4. La
palabra griega soma en la
antropología hebrea significa «cuerpo» en su totalidad; no en contraposición con
Cristo repite la
misma idea para confirmarla, para remacharla. Es un paralelismo llamado
«climático» muy frecuente en el modo de hablar hebreo[24] .
47,5.
Cristo en la eucaristía está vivo,
resucitado. «No se trata de una venerable reliquia, como sería el cuerpo muerto
de Cristo; sino de Jesús vivo -como dice San Juan- pan vivo[25] .
Y por ello vivificante. Comer el
cuerpo vivo y resucitado de Jesús
nos llevará a nosotros mismos a la resurrección final
gloriosa»[26] .
«El que come mi carne y bebe mi sangre tiene
la vida eterna y yo lo resucitaré en el último día»[27] .
48.- EL PAN Y EL
VINO SE CONVIERTEN EN EL CUERPO Y EN
48,1. Por
eso las normas litúrgicas dicen que durante la consagración los fieles deben
ponerse de rodillas, si no hay motivo razonable que lo impida, como sería
problemas de salud. En ese caso bastaría una inclinación de cabeza. Así lo
indica el NUEVO MISAL ROMANO[29] .
Y así lo han
recordado varios obispos[30] .
En la
elevación podrías decir en silencio: «Señor mío y Dios mío, que tu santa
redención consiga mi salvación eterna y la de todos los que han de morir hoy.
Amén».
49.-
Jesucristo instituyó la Eucaristía para
perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio de la cruz, y
alimentar nuestras almas para la vida eterna.
49,1. En su
Última Cena, Jesucristo, instituyó
el sacrificio eucarístico de su Cuerpo y de su Sangre. Jesús ofreció aquel día en el cenáculo el
mismo sacrificio que iba a ofrecer pocas horas más tarde en el calvario: con
anticipación, se entregó por todos los hombres bajo las apariencias de pan y
vino.
La palabra
sacrificio viene del latín, «sacrum facere»
: hacer sagrado. Ofrezco algo a Dios y lo sacralizo.
El pan y el
vino son fruto del trabajo del hombre, que los saca del trigo y de la uva, y se
los ofrece a Dios como símbolo de su entrega. Y Dios nos los devuelve como
alimento, convertido en el Cuerpo y Sangre de Cristo, y así nos hacemos Cuerpo Místico de
Cristo. Él nos hace
suyos.
Sobre la
fecha de
Lo más
frecuente es situarla el Jueves Santo.
Pero algunos
autores piensan que tuvo lugar el Martes Santo pues había dos calendarios
distintos para celebrar
Situándola
el Martes Santo hay más tiempo para el desarrollo de los acontecimientos que
tuvieron lugar entre Getsemaní y el Calvario. «Cristo habría comido la Pascua el martes
por la tarde, habría sido apresado el miércoles, y crucificado el
viernes»[31] .
Con las
palabras «haced esto en memoria
mía»[32] ,
Jesús dio a los Apóstoles y a sus
sucesores el poder y el mandato de repetir aquello mismo que Él había hecho:
convertir el pan y el vino, en su Cuerpo y en su Sangre, ofrecer estos dones al
Padre y darlos como manjar a los fieles.
49,2.
Jesucristo está en todas las
Hostias Consagradas entero en cada una de ellas[33] .
Aunque sea muy pequeña[34] .
También un
paisaje muy grande se puede encerrar en una fotografía muchísimo más pequeña.
No es lo
mismo; pero esta comparación puede ayudar a
entenderlo.
La presencia
de Cristo en la Eucaristía es
inextensa, es decir, todo en cada parte. Esto no repugna
filosóficamente[35] .
Por eso al
partir
Lo mismo que
cuando uno habla y le escuchan dos, aunque vengan otros dos a escuchar, también
oyen toda
Todo esto es
un gran misterio, pero así lo hizo Jesucristo que, por ser Dios, lo puede
todo.
Lo mismo
que, con su sola palabra hizo milagros así, con su sola palabra, convirtió el
pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre cuando dijo: «Esto es mi Cuerpo..., éste es el cáliz de mi
Sangre...»[37] .
Los
discípulos que las oyeron las entendieron de modo real, no simbólico.
Por eso dice
San Juan que cuando le oyeron esto
a Jesús algunos, escandalizados,
le abandonaron diciendo: «esto es inaceptable». Les sonaba a antropofagia. Si lo
hubieran entendido en plan simbólico no se hubieran
escandalizado.
El
mismo San Pablo también las
entendió así. Por eso después de relatar la institución de la Eucaristía añade
rotundamente: «de manera que cualquiera que
comiere este pan o bebiere este cáliz indignamente, será reo del Cuerpo y de la
Sangre del Señor»[38] .
Si la
presencia eucarística fuera sólo simbólica, las palabras de San Pablo serían excesivas. No es lo mismo
partir la fotografía de una persona que asesinarla.
Por todo
esto los católicos creemos firmemente que en la Eucaristía está el verdadero
Cuerpo y
Cuando
Cristo dice que Él es «pan de vida»[39] no es lo
mismo que cuando dice«Yo soy la
puerta». Evidentemente que al hablar de «puerta», habla
simbólicamente, pero no así al hablar de «pan de vida», pues dice San Pablo que ese pan es «comunión con el Cuerpo de
Cristo»[40] .
Y el mismo Jesús. lo confirma cuando dijo: «Mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera
bebida»[41] .
Y los que
oyeron estas palabras las entendieron en su auténtico sentido; por eso no
pudieron contenerse y dijeron «dura es esta
doctrina»[42] . Si
las hubieran entendido simbólicamente, no se hubieran
escandalizado.
La presencia
de Cristo en la Eucaristía es real
y substancial[43] .
El sentido
de las palabras de Jesús no puede
ser más claro.
Si Jesucristo hablara simbólicamente, habría
que decir que sus palabras son engañosas.
Hay
circunstancias en las que no es posible admitir un lenguaje simbólico. ¿Qué
dirías de un moribundo que te promete dejarte su casa en herencia y lo que luego
te dejara fuera una fotografía de ella?
Esto hubiera
sido una burla.
Si no
queremos decir que Jesucristo nos
engañó, no tenemos más remedio que admitir que sus palabras sobre la Eucaristía
significan realmente lo que expresan.
Las palabras
de Cristo realizan lo que
expresan. Cuando le dice al paralítico «levántate y anda», el paralítico sale
andando, pues eso es lo que le dice Jesús.
No es un modo de hablar para que levante su
ánimo.
Lo mismo en
la Eucaristía cuando dice «esto es mi Cuerpo». Sus palabras realizan lo que
expresan.
La Biblia de
los Testigos de Jehová traduce
falsamente en el relato de la Cena: «esto significa mi Cuerpo».
Sin embargo,
todos los manuscritos y versiones, sin excepción, traducen «esto es mi Cuerpo»[44] .
No es lo
mismo el verbo «ser» que el verbo «significar». La bandera significa la Patria,
pero no es la Patria.
Es cierto
que nosotros no podemos comprender cómo se convierten el pan y el vino en el
Cuerpo y la Sangre de Jesucristo;
pero tampoco comprendemos cómo es posible que la fruta, el pan, un huevo, un
tomate o una patata se conviertan en nuestra carne y en nuestra sangre, y sin
embargo esto ocurre todos los días en nosotros mismos.
Claro que la
transformación que sufren los alimentos en nuestro estómago es del orden
natural, en cambio la transubstanciación del pan y del vino en el Cuerpo y la
Sangre de Cristo es de orden
sobrenatural y misterioso.
Este
misterio se llama Santísimo Sacramento del Altar y, también,
49,3. La
presencia de Cristo en la
Eucaristía está confirmada por varios milagros eucarísticos que, ante las dudas
del sacerdote celebrante u otras circunstancias, las especies sacramentales se
convirtieron en carne y sangre humana, como consta por los exámenes científicos
realizados en los milagros de Lanciano, Casia y otros[45] .
Puede ser
interesante mi vídeo: El Santo Grial de
Valencia y milagros eucarísticos, donde presento las razones
que nos permiten afirmar con fundamento que el Santo Cáliz de Valencia es el
mismo que utilizó Jesucristo en
En este
vídeo relato los milagros eucarísticos de los Corporales de Daroca,
50.-
La Misa es el acto más importante de
nuestra Santa Religión, porque es la renovación[47] y
perpetuación[48] del
sacrificio de Cristo en la cruz.
50,1. En la
Misa se reactualiza[49] el
sacrificio que de su propia vida hizo Jesucristo a su Eterno Padre en el
calvario, para que por sus méritos infinitos nos perdone a los hombres nuestros
pecados, y así podamos entrar en el cielo.
En la Misa
se hace presente la redención del mundo[50] .
Por eso la
Misa es el acto más grande, más sublime y más santo que se celebra cada día en
la Tierra.
Decía
San Bernardo: «el que oye
devotamente una Misa en gracia de Dios merece más que si diera de limosna todos
sus bienes».
Oír una Misa
en vida aprovecha más que las que digan por esa persona después de su
muerte.
Con cada
Misa que oigas aumentas tus grados de gloria en el
cielo.
La única
diferencia entre el sacrificio de la Misa y el de la cruz está en el modo de
ofrecerse[51] : en
la cruz fue cruento (con derramamiento de sangre) y en la Misa es incruento (sin
derramamiento de sangre), bajo las apariencias de pan y vino. «Los sacrificios
de
«Todos los fieles
que asisten al Sacrificio Eucarístico lo ofrecen también al Padre por medio del
sacerdote, quien lo realiza en nombre de todos y para todos hace la
Consagración»[53] .
«No hay
sacrificio eucarístico posible sin sacerdote celebrante. (...) El único
designado por Cristo para
convertir el pan y el vino en el Cuerpo y Sangre del Señor, mediante la
pronunciación de las palabras de la consagración, es el
sacerdote»[54] .
A los
hombres nos gusta celebrar los grandes acontecimientos: bautizos, primeras
comuniones, bodas, aniversarios, etc. Estas celebraciones suelen consistir en
banquetes.
La
Eucaristía es un banquete para conmemorar
Los
cristianos nos reunimos para participar, con las debidas disposiciones, en el
banquete eucarístico.
50,2. Hay
quienes dicen que no van a Misa porque no sienten nada.
Están en un
error.
«Las
personas no somos animales sentimentales, sino racionales»[55]. .
El
cristianismo no es cuestión de emociones, sino de valores.
Los valores
están por encima de las emociones y prescinden de ellas.
Una madre
prescinde de si tiene o no ganas de cuidar a su hijo, pues su hijo es para ella
un valor.
Quien sabe
lo que vale una Misa, prescinde de si tiene ganas o no. Procura no perder
ninguna, y va de buena voluntad.
Para que la
Misa te sirva basta con que asistas voluntariamente, aunque a veces no tengas
ganas de ir.
La
voluntad no coincide siempre con el tener ganas. Tú vas al dentista
voluntariamente, porque comprendes que tienes que ir; pero puede que no tengas
ningunas ganas de ir.
Algunos
dicen que no van a Misa porque para ellos eso no tiene sentido. ¿Cómo va a tener
sentido si tienen una lamentable ignorancia religiosa?
A nadie
puede convencerle lo que no conoce. A quien carece de cultura, tampoco le dice
nada un museo.
Pero una
joya no pierde valor porque haya personas que no saben apreciarla. Hay que saber
descubrir el valor que tienen las cosas para poder
apreciarlas.
Otros dicen
que no van a Misa porque no les apetece, y para ir de mala gana, es preferible
no ir.
Si la Misa
fuera una diversión, sería lógico ir sólo cuando apetece.
Pero las
cosas obligatorias hay que hacerlas con ganas y sin ganas.
No todo el
mundo va a clase o al trabajo porque le apetece. A veces hay que ir sin ganas,
porque tenemos obligación de ir.
Que uno fume
o deje de fumar, según las ganas que tenga, pase. Pero el ir a trabajar no puede
depender de tener o no ganas.
Lo mismo
pasa con la Misa.
Ojalá vayas
a Misa de buena gana, porque comprendes que es maravilloso poder mostrar a Dios
que le queremos, y participar del acto más sublime de la humanidad como es el
sacrificio de Cristo por el cual
redime al mundo. `
Otros se
excusan diciendo que el sacerdote predica muy mal. Pero a misa vamos a adorar a
Dios, no a oír piezas oratorias.
A propósito
de esto dice con gracia el
Pero además,
la asistencia a la Misa dominical es obligatoria, pues es el acto de culto
público oficial que la Iglesia ofrece a Dios.
La Misa es
un acto colectivo de culto a Dios.
Todos
tenemos obligación de dar culto a Dios.
Y no basta
el culto individual que cada cual puede darle particularmente.
Todos
formamos parte de una comunidad, de una colectividad, del Pueblo de Dios, y
tenemos obligación de participar en el culto colectivo a Dios[57] . No
basta el culto privado[58] .
El acto
oficial de la Iglesia para dar culto a Dios colectivamente, es
El
cumplimiento de las obligaciones no se limita a cuando se tienen ganas. Lo
sensato es poner buena voluntad en hacer lo que se
debe.
El
cristianismo es una vida, no un mero culto externo. El culto a Dios es
necesario, pero no basta para ser buen cristiano.
La
asistencia a Misa es sobre todo un acto de amor de un hijo que va a visitar
Muchos
cristianos no caen en la cuenta
del valor incomparable de
Le oí decir
a un sacerdote, que hablaba del valor de la Misa, que si a él le ofrecieran un
millón de pesetas para que un día no celebrara
Al oír esto
pensé que yo también haría lo mismo.
Unos días
después al decir yo esto en unas conferencias que estaba dando en Écija, el
millón me pareció poco, y dije: diez, cincuenta, cien, mil millones, ni por todo
el oro del mundo dejaría yo de decir una sola misa.
Repartiendo
mil millones de pesetas yo podría hacer mucho bien: pues ayudo más a la
humanidad diciendo una Misa; pues los mil millones de pesetas tienen un valor
finito, y
«Una sola
Misa glorifica más a Dios que lo que le glorifican en el cielo por toda la
eternidad todos los ángeles y santos juntos, incluyendo a
La razón es
que la Virgen y los Santos son criaturas limitadas, en cambio la Misa, como es
el Sacrificio de Cristo-Dios, es de valor infinito
50,3. Siendo
La Misa se
celebra por cuatro
fines[62] :
1º Para
adorar a Dios dignamente. Todos los hombres estamos obligados a adorar a Dios
por ser criaturas suyas. La mejor manera de adorarle es asistir debidamente al
Santo Sacrificio de la Misa.
2º Para
satisfacer por los pecados nuestros y de todos los cristianos vivos y
difuntos[63] .
3º Para dar
gracias a Dios por los beneficios que nos hace: conocidos y desconocidos por
nosotros.
4º Para
pedir nuevos favores del alma y del cuerpo, espirituales y materiales,
personales y sociales.
Para alabar
a Dios, para darle gracias por un beneficio, para pedirle un nuevo favor, para
expiar nuestros pecados, para aliviar a las almas del purgatorio, etc., etc.,
lo mejor es oír
Misa[64] .
Por lo
tanto, nuestras peticiones, unidas a
50,4. La
Misa se ofrece siempre solamente a
Dios, pues sólo a Él debemos adoración, pero a veces se dice Misa en
honor de la Virgen o de algún santo, para pedir la intercesión de ellos ante
Dios[65] .
Muchos
cristianos tienen la costumbre de ofrecer Misas por sus difuntos[66] . Es
ésta muy buena costumbre, pues una Misa ayuda a un difunto mucho más que un ramo de flores sobre su
tumba.
Cuando se
encargan Misas se suele dar una limosna al sacerdote que la dice para ayudar a
su sustento, según quería San
Pablo[67] .
Pero de
ninguna manera debe considerarse esta limosna como precio de la Misa, que por
ser de valor infinito, no hay en el mundo oro suficiente para pagarla
dignamente.
Lo que se da
al sacerdote no es el precio de lo que recibimos, sino que le damos un donativo
para ayudar a su sustento con
ocasión de la ayuda espiritual que él nos
ofrece.
50,5. La
Liturgia es la oración pública y oficial de la
Iglesia.
El Concilio
Vaticano II, en la Constitución sobre
Pero primero
dice que «
«Por eso,
junto a la liturgia y con justa autonomía, han de fomentarse otras expresiones,
cultuales o no, como la evangelización, la catequesis, el apostolado, los
ejercicios ascéticos, la acción caritativa y social, y la vida de testimonio en
el mundo»[71] .
«La Liturgia
en nada se opone, sino al contrario, exige vehementemente un intenso cultivo de
la vida espiritual, aun fuera de las acciones litúrgicas, con todos los medios
ascéticos acostumbrados y conocidos en la tradición cristiana»[72] .
Hay que
tener cuidado de que «el despliegue que van alcanzando las celebraciones
litúrgicas comunitarias no se produzca a base de pisar y expropiar su terreno a
la piedad y oración privadas.
Porque en
tal caso el auge de las celebraciones litúrgicas ya no estaría de acuerdo ni con
la letra ni con el espíritu de
«Hoy
padecemos una hipertrofia del sentido comunitario.
»Se pretende
a veces que lo común sobresalga de tal modo que ahogue lo individual.
»Pero todos
los movimientos que en la pendular historia de las ideas han pasado por un
máximo excesivo, han terminado por reducirse a sus justos
términos»[74] .
El hombre
«tiene un valor inalienable en sí mismo. Aunque él se salva en comunidad, se
salva en virtud de su respuesta individual al llamamiento a participar en la
vida de esta comunidad»[75] .
51.-
51,1. Hay
obligación bajo pecado grave, de comulgar una vez al año[76], y en
peligro de muerte.
Dice el
Código de Derecho Canónico: «En peligro de muerte, cualquiera que sea la causa
de donde ésta proceda, obliga a los fieles el precepto de recibir la Sagrada
comunión por Viático»[77] .
La
obligación de comulgar una vez al año, que antes era por Pascua Florida, el
Nuevo Código de Derecho Canónico, lo expresa así en el canon
920:
«Todo fiel,
después de
Este Tiempo
Pascual comienza en el Triduo Pascual, el Jueves Santo, y termina con el domingo
de Pentecostés.
En España
desde 1526 el Cumplimiento Pascual puede cumplirse desde el Miércoles de Ceniza
hasta el domingo de la Santísima Trinidad[78] .
Es evidente
que quien no haya hecho el Cumplimiento Pascual a su tiempo debe comulgar en
otro momento a lo largo del año.
Para un
cristiano, comulgar una vez al año es lo
mínimo. La Iglesia desea que los cristianos comulguen más a menudo,
como lo expresa en el nuevo canon 898: «Tributen los fieles la máxima veneración
a
La comunión
frecuente puede ser mensual, semanal y mejor aún diaria[79] . La
mejor devoción que podemos tener es la comunión diaria en la Santa
Misa[80] .
Dice
San Francisco de Sales en su libro
Introducción a la vida devota:
«Todos deberíamos comulgar con frecuencia. Los imperfectos para
perfeccionarse; y los perfectos para no
retroceder».
Comulgar
es el acto más sublime que podemos
hacer en la vida, pues es recibir a Dios en nuestro corazón.
Jesucristo, que por
ser Dios es infinitamente sabio y poderoso, no pudo dejarnos cosa mejor.
Aunque no se
puede ni comparar, podemos decir que con una comunión ganamos más que si nos
toca
Si
comulgáramos más, estaríamos acumulando un capitalazo para
Pero sobre
todo, comulgando damos gusto
A Jesucristo no le bastó hacerse hombre y
morir por los hombres. Quiso quedarse para siempre entre nosotros en la
Eucaristía, y hacerse pan para unirse a nosotros en
Por amor a
Él comulga lo más a menudo que puedas. Dice Cristo que quien comulga, vivirá
eternamente[81] .
Pero además,
la comunión nos es necesaria
porque es el alimento del alma[82] que la
robustece para la lucha de la vida[83] .
Quien no
comulga tiene el alma débil, y fácilmente cae en el pecado.
Quien
comulga a menudo fortifica el
La comunión
es el mejor medio de vencer las tentaciones porque debilita nuestras malas
inclinaciones, aumenta la gracia santificante y nos preserva del pecado
mortal[84] .
Si alguna
vez no puedes comulgar sacramentalmente, porque no estás en condiciones, haz al
menos una comunión espiritual[85] .
La fórmula
de la comunión espiritual la tienes en los
Apéndices.
51,2. Antes
de comulgar, debemos
prepararnos[86] con
reverencia, pensando que el que viene a nosotros -pobres pecadores- es nada
menos que Jesucristo, Dios,
infinitamente poderoso, Creador del Universo; pero que nos ama tanto, que se ha
querido quedar con nosotros en el sagrario para que podamos
recibirle.
Si sólo
pudiéramos comulgar una vez en la vida, ¿cómo nos prepararíamos? El poder
comulgar con frecuencia no debe ser causa de
rutina.
Al comulgar
nos empapamos de Cristo como una
esponja se empapa de agua[87] .
Es más, al
comer el Cuerpo de Cristo, el
alimento espiritual nos transforma a nosotros, y no nosotros al alimento: como
cuando comemos comida material. La idea es de Santo Tomás[88] . «En
la eucaristía, más que transformar a Cristo en nuestra sustancia, es Él quien
nos transforma en la suya»[89] .
Sería un
error privarse de la comunión por un sentimiento exagerado de indignidad propia.
Para
comulgar fructíferamente basta estar en gracia de Dios.
No es
necesario ser santo, sino que comulgamos frecuentemente para poder
serlo.
«
Lo mejor es
comulgar en medio de la Misa, pero si no puedes oír Misa, al menos
comulga.
Los
sacerdotes tienen obligación de darla a cualquier hora a todos los fieles que la
pidan razonablemente[90] .
Cuando vayas
a comulgar, acércate al comulgatorio con los brazos cruzados en actitud
respetuosa.
Cuando el
sacerdote vaya a darte
Es
dificilísimo dar la comunión a personas que tienen su cabeza inclinada hacia
delante, la boca poco abierta y sin sacar
Después,
retírate a tu puesto.
Para tragar
con facilidad
Si se pega
al paladar, despréndela con la lengua.
También
puedes recibir
Después de
comulgar debemos darle gracias
durante un ratito por beneficio tan grande, y pedirle por todas nuestras
necesidades.
Háblale como
a un amigo; pídele por tu familia, para que todos tengan salud y trabajo, y para
que sean buenos y se salven; pídele por tus amigos, conocidos y compañeros de
trabajo; por tu Patria, el Papa, la Iglesia y los grandes problemas de la
Humanidad; y rézale las oraciones que para después de comulgar te pongo en el
Apéndice.
Cuando se
deshace
52.- PARA
COMULGAR ES NECESARIO ESTAR EN GRACIA DE DIOS Y HABER GUARDADO EL AYUNO
EUCARÍSTICO.
52,1.
El ayuno eucarístico, hoy día, se
ha reducido a una hora[92] para
sólidos y líquidos (incluso bebidas alcohólicas).
Este mismo
margen hay que dejar para las comuniones de media noche (Misa de Nochebuena).
La hora se
entiende aproximadamente. Si faltan cinco o diez minutos, no
importa.
El agua y
las medicinas no rompen el ayuno. No importa haberlas tomado incluso un momento
antes de comulgar.
El ayuno
eucarístico queda suprimido para los enfermos, aunque no guarden cama, para los
fieles de edad avanzada, y para las personas que cuidan enfermos y ancianos o
familiares de éstos que desean recibir con ellos la Sagrada
Eucaristía[93] .
A los
enfermos se les puede llevar la comunión a cualquier hora del día o de la
noche[94] .
En caso de
necesidad se puede recibir la comunión bajo la sola especie de vino, si les
cuesta tragar[95].
El 20 de
Febrero de 2003
Normalmente
se suele recibir la comunión una vez al día.
Se puede
comulgar de nuevo, por segunda
vez, cualquier día con tal de que sea oyendo misa
entera[97] . Pero
para comulgar la primera vez del día, no es necesario oír
misa.
También
pueden comulgar por segunda vez en
el día los que acompañan al que recibe el viático[98] .
Se puede
comulgar sin haber guardado ayuno eucarístico, en peligro de muerte y para
evitar una irreverencia al Santísimo Sacramento, por ejemplo, en un incendio, en
una inundación, en una persecución religiosa, etc. En estos casos, si no hay
sacerdote, podrá administrar la comunión, a otros y a sí mismo, cualquier seglar
que esté en estado de gracia. Si uno no está en gracia, que haga un acto de
contrición.
52,2. Además
del ayuno, para comulgar hay que estar en gracia de Dios[99] .
Cuando
tenemos la desgracia de cometer un pecado grave, ya no estamos en gracia de
Dios; por lo tanto, así no podemos comulgar[100]; y si
comulgamos sabiendo que estamos en pecado grave, cometemos un pecado tremendo
que se llama sacrilegio. Dice
San Pablo que quien comulga
indignamente «se traga su propia
condenación»[101] .
Aunque con
un acto de contrición perfecta -como luego diremos- se perdonan los pecados,
con todo, quien tiene conciencia de estar en pecado grave no puede comulgar sin antes confesarse, a
no ser «por causa grave». Así lo manda
Causa grave
es aquella necesidad moral que, si no se atiende, nos produce un grave
perjuicio; como sería el que los demás adviertan que estamos en pecado mortal.
Por eso, si
después de acercarte a comulgar te das cuenta que estás en pecado grave, no es
necesario que retrocedas: puedes comulgar haciendo antes un acto de contrición,
con propósito de confesarte después[103] .
Si tienes
duda de estar en gracia, puedes comulgar haciendo antes un acto de
contrición[104] .
Como te
explico en el nº 84, puedes hacer
un acto de contrición en tres palabras: «Dios mío, perdóname».
Juan Pablo
II afirmó que la confesión
El Papa dijo
que la preparación penitencial del comienzo de
No es
necesario confesarse cada vez que uno comulga, a no ser que se tenga sobre la
conciencia algún pecado grave. Dijo Juan
Pablo II el 30 de enero de 1981: «está y estará vigente siempre en la
Iglesia la norma, establecida por San
Pablo y por el mismo Concilio de Trento[106] , por
la cual a la digna recepción de la Eucaristía se debe anteponer la confesión de
los pecados, cuando uno es consciente de pecado grave»[107] .
Los que
creen estar en gracia de Dios, pueden acercarse a comulgar sin confesarse
previamente. Sin embargo, es muy recomendable hacer siempre un acto de
contrición perfecta antes de acercarse a comulgar.
Sobre el
acto de contrición te hablo en los núms. 80-84.
[1] DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº 883.
Ed. Herder. Barcelona
[2] Ritual de la
Exposición y Bendición Eucarística
[3] Concilio Vaticano II:
Sacrosantum Concilium:
Constitución sobre
[4] CONFERENCIA EPISCOPAL
ALEMANA:Catecismo Católico para
Adultos,2ª,II,2,2.Ed.BAC.Mad
[5] Nuevo Catecismo de
[6] Sesión 7ª,302, 337,
679.
[7] Sesión 25
(3,4,XII,1563).
[8] ANTONIO BRITO:
La Síndone de Turín, IV,
[9] SAN PABLO: Carta a los
Colosenses, 1:15
[10] Nuevo Catecismo de
[11] Éxodo, 20:4
[12] JUAN CEDRÉS: ORACCIÓN, XXI, 3. Ed.Antillas.
Barranquilla. 1998.
[13] SAN PABLO: Carta a los
Gálatas, 4:4s; Deuteronomio,
5:9
[14] Levítico, 12:3
[15] Levítico, 20:10
[16] Nuevo Catecismo de
[17] SAN PABLO: Primera
Carta a los Corintios, 10:7;
Primera Carta de San Juan, 5:21
[18] Nuevo Catecismo de
[19] G. HERBERT, S.I:
Los Testigos de Jehová, su historia y su
doctrina, VI, 3, b. Ed. PPC. Madrid, 1973. Éste es uno de los mejores
libros para refutar con profundidad los errores de los Testigos de
Jehová.
[20]
[21] Nuevo Catecismo de
[22] JOSÉ Mª
CIURANA: En busca de las verdades
fundamentales, II, B, c, b’. Ed. Bosch. Barcelona. Breve pero
excelente libro que responde acertadamente a su
título.
[23] DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº 885 y 934ss.
Ed. Herder. Barcelona
[24] JOHANNES BETZ: Mysterium Salutis, IV, 2. Ed.
Cristiandad. Madrid, 1975
[25] Evangelio de SAN JUAN,
6,51
[26] CÁNDIDO POZO, S.I.:
Resucitó de entre los muertos, II, 3.
Cuadernos BAC, nº93. Madrid. 1985
[27] Evangelio de SAN JUAN,
6,54
[28] Nuevo Catecismo de
[29] Diario LA RAZÓN del
26-VI-2002, pg.29.
[30] ABC de Madrid del
7-III-94.Pg.71
[31] MAX MEINERTZ: Teología del Nuevo Testamento, 1ª, VII,7.
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[32] Evangelio de San
Lucas, 22:19
[33] Nuevo Catecismo de
[34] DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº885. Ed.
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[35] GAR-MAR, S.I.:
Sugerencias, 2ª,X. Ed. FAX.
Madrid.
[36] DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº885. Ed.
Herder. Barcelona.
[37] Evangelio de San
Mateo, 26:26ss
[38] SAN PABLO: Primera
Carta a los Corintios, 11:27ss
[39] Evangelio de San Juan,
6:35
[40] SAN PABLO: Primera
Carta a los Corintios, 10:16
[41] Evangelio de San Juan,
6:56
[42] Evangelio de San Juan,
6:61
[43] Nuevo Catecismo de
[44] G. HERBERT, S.I.:
Los Testigos de Jehová, su historia y su
doctrina, III,
[45] BOB-PENNY
LORD: Milagros de la Eucaristía, I, V, XV.
Librería Niño Jesús. San Jorge 357, Santurce. Puerto Rico
00912
[46] Pedidos al autor:
Apartado 2546. 11080-Cádiz. Tel.: (956) 222 838. FAX: (956) 229 450
[47] Nuevo Catecismo de
[48] Nuevo Código de Derecho
Canónico, 897.
[49] conferencia episcopal
alemana: Catecismo Católico para
Adultos,3ª,IV,3,1. Ed.BAC. Madrid
[50]Daniel Gagnon: No
todo el que dice Señor, Señor. Paulinas, 2a ed., México
[51] DENZINGER: Magisterio para la Iglesia, nº 940. Ed.
Herder. Barcelona
[52] ANTONIO ROYO MARÍN,
O.P.: Teología Moral para Seglares, 2º, 2ª,
III, 98. Ed. BAC. Madrid
[53] JOSÉ LUIS DE URRUTIA,
S.I.: Nuevo Devocionario. Ed. Sal
Terrae. Santander 1973. Este devocionario ha recogido lo mejor de las oraciones
tradicionales y ha incorporado lo mejor de las nuevas. Es un excelente regalo
para una persona piadosa
[54] VICENTE J. SUBIRÁ:
Valores católicos permanentes, IV.
Ed. EDICEP. Valencia. 1987.
[55]
[56] JOSÉ
[57] CALVO DE LAS FUENTES:
39 Cuestiones doctrinales, III, 2.
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[58] Nuevo Catecismo de
[59] BERNHARD HÄRING:
SHALOM:Paz, XIII, 3.
Ed. Herder. Barcelona.
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[60] ANTONIO ROYO MARÍN,
O.P.: Teología de
[61] ANTONIO ROYO MARÍN,
O.P.: Teología Moral para Seglares, 2º, 2ª,
III, nº100. Ed. BAC. Madrid
[62] ANTONIO ROYO MARÍN,
O.P.:Teología Moral para seglares,
2º,2ª,III,nº101-104.Ed.BAC.Madrid
[63] DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº 940 y 950.
Ed. Herder. Barcelona
[64] Nuevo Catecismo de
[65] Concilio de Trento.
DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº
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[66] Nuevo Catecismo de
[67] SAN PABLO: Primera
Carta a los Corintios,
9:13s
[68] Concilio Vaticano II:
Sacrosantum Concilium:
Constitución sobre
[69] Concilio Vaticano II:
Sacrosantum Concilium:
Constitución sobre
[70] Concilio Vaticano II:
Sacrosantum Concilium:
Constitución sobre
[71] Documento de
[72] Comisión Conciliar de
[73] Revista ECCLESIA,
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[74] LUIS CUBILLO: Revista
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[75] Pastoral Colectiva de
los Obispos de los EE.UU.: Revista ECCLESIA nº
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[76] Nuevo Catecismo de
[77] Código de Derecho Canónico,
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[78] ANTONIO ROYO MARÍN,
O.P.: Teología Moral para Seglares,
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Madrid
[79] Nuevo Catecismo de
[80] Nuevo Catecismo de
[81] Evangelio de San Juan,
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[82] DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº698. Ed.
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[84] Nuevo Catecismo de
[85] DENZINGER: Magisterio para la Iglesia, nº 88 1. Ed.
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[86] Nuevo Catecismo de
[87] ANTONIO ROYO MARÍN,
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[88] SANTO TOMÁS
in 4 Sent. Dist. 12 q.
[89] HANS URS von
BALTHASAR: Puntos Centrales de la Fe, 2ª,
VIII, 2. Ed. BAC. Madrid.
1985.
[90] Ritual de la
Eucaristía, nº 14; Nuevo Código de Derecho Canónico, nº
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[91] Nuevo Catecismo de
[92] Nuevo Código de
Derecho Canónico, nº 919,1
[93] Nuevo Código de
Derecho Canónico, nº 919, 3
[94] PABLO VI: Encíclica
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[95] Nuevo Código de Derecho
Canónico, nº 925.
[96] Revista ECCLESIA,
3143(8-III-2003)339
[97] Nuevo Código de
Derecho Canónico, nº 917; Acta Apostolicae Sedis,
76(7-VIII-84)746
[98] Revista ECCLESIA,
1637(7-IV-73)421
[99] Nuevo Catecismo de
[100] Nuevo Catecismo de
[101] SAN PABLO: 1ª Carta a
los Corintios, 11:27ss
[102] Nuevo Código de
Derecho Canónico, nº916
[103] ANTONIO ROYO
MARÍN,O.P.: Teología Moral para seglares,
1º, 2ª, I, nº,421,3º. Ed.
BAC.Madrid
[104] ANTONIO ROYO MARÍN,
O.P.: Teología Moral para seglares,
2º,2ª,III,nº151,2º. Ed. BAC.Madrid
[105] Diario YA del
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[106] Sesión XIII, Cap.7,
Canon XI: DENZINGER: Magisterio de la
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[107] Revista
ECCLESIA, 2018
(14-II-81)8