Juan Pablo II
ha sido la persona de la historia
que más gente ha congregado ante su persona: más de un millón en Canadá, estados
Unidos.Méjico, Brasil, Madrid, etc. en Manila reunió cinco millones de
personas[1] .
Esta lista
de los Papas, legítimos sucesores de San
Pedro es una garantía de que estamos en
Los
Apóstoles son el fundamento puesto por Cristo
en persona. Nosotros debemos adherirnos a sus sucesores
legítimos.
«Ésta es la
sucesión y el canal a través del cual la tradición de la Iglesia y el mensaje de
la verdad ha llegado hasta nosotros»[3] .
37,11. Hoy
vivimos tiempos de ecumenismo en
los que todos ansiamos la unión de todos los cristianos en una sola
Iglesia. Pero la unión con los protestantes, decía Juan XXIII, no puede venir del sacrificio
de parte de la verdad, sino de un profundizar más en el conocimiento de
«En el
Concilio Vaticano II, el Romano Pontífice junto con los Padres Conciliares
tomaron viva conciencia de la necesidad de empeñar todo tipo de esfuerzos para
que los hermanos separados se
pudieran reintegrar en
- Las
divisiones entre los cristianos contradicen la voluntad de Dios, y son motivo de
escándalo para el mundo.
- Alguno de
los bienes que constituyen la Iglesia pueden hallarse también fuera de
- Los
católicos deben manifestar comprensión hacia aquellos que no participan de la
plena unidad, teniendo en cuenta que no pocos se encuentran en esa situación sin
culpa por su parte.
- Los medios
fundamentales para recuperar la unidad son la caridad y la
oración.
- Nada más
lejos del verdadero ecumenismo que aquello que afecta a la pureza de la doctrina
católica, y a su sentido genuino y preciso.
- No sería
lícita aquella relación con los no católicos que suponga peligro de la fe o
indiferentismo religioso.
»El Concilio
vino a recordar que nadie puede poner en duda un dogma de fe, ni siquiera con la
intención de aproximarse a los no católicos. Los católicos no tienen poder sobre
la fe recibida; sino que ésta es un depósito que deben custodiar y transmitir
con fidelidad. Por eso deben respetar en todo momento las fórmulas definidas por
el Magisterio de la Iglesia»[5] .
La
declaración sobre la libertad religiosa del Concilio Vaticano II advierte que no
es lo mismo practicar una religión que otra. No todas son igualmente buenas,
pues son contradictorias entre sí[6] .
«Todos
los hombres están obligados a buscar la verdad, sobre todo, en lo que se refiere
a Dios y a su Iglesia, y, una vez conocida, abrazarla y
practicarla»[7].
Dice el
Concilio Vaticano I: «Nadie tiene causa justa para dejar la Iglesia
Católica»[8].
«Aunque
fuera de
Aunque añade
que todos los que han recibido el Bautismo y tienen fe en Cristo, de alguna manera también pertenecen
a la Iglesia de Cristo en un
sentido amplio. Pero en sentido estricto «la Iglesia de Cristo subsiste hoy en la Iglesia
Católica»[11] .
Ésta es la
razón por la cual
Dice el
Concilio que la libertad religiosa
consiste en inmunidad de coacción[13] es
decir, que a nadie se le puede imponer por la fuerza la práctica de una
religión, ni tampoco impedírsela[14] , ni
en público ni en privado[15] .
“El derecho
a la libertad religiosa no es ni la permisión moral de adherirse al error, ni un
supuesto derecho al error; sino un derecho natural de la persona humana a la
inmunidad de coacción exterior en materia religiosa”[16] .
El hombre
tiene derecho a practicar lo que él cree que es verdad.
Pero el
ejercicio público de la religión, debe subordinarse al «justo orden
público»[17], que
consiste en la recta ordenación del bien común, en «la salvaguarda efectiva de
los derechos de todos los ciudadanos..., el interés proporcionado por la
auténtica paz pública..., y una adecuada tutela de la moralidad
pública»[18] .
«En la
divulgación de la fe religiosa y en la introducción de costumbres hay que
abstenerse siempre de cualquier clase de actos que puedan tener sabor a coacción
o a persuasión inhonesta o menos recta, sobre todo cuando se trata de personas
rudas o necesitadas. Tal comportamiento debe considerase como abuso del derecho
propio y lesión del derecho ajeno»[19].
El
Episcopado Español, mientras «pide a sus colaboradores apostólicos, que jamás
incidan en este defecto, les ruega que con la mayor caridad posible
procuren que los fieles de fe sencilla no sean jamás víctimas de dicho
procedimiento, si alguna vez hubiere lugar a ello»[20] .
Recientemente España se ha visto
invadida por multitud de sectas muy proselitistas que con señuelos más o menos
atractivos para los jóvenes han desorientado a un número muy considerable. Ver
75,6.
El
Episcopado de Francia ha hecho esta advertencia a los católicos: «Todos los
católicos deben oponer un dique a esta marea invasora. Por eso el comprar, leer
o conservar sus publicaciones constituye una grave imprudencia. Frecuentar sus
reuniones y participar en su culto es todavía más peligroso. Y el adherirse
pública y plenamente a ellos constituye un pecado grave contra la
fe».
Puede ser
interesante mi vídeo Las sectas
desenmascaradas[21] .
37,12. La
plenitud de los medios salvíficos se encuentra en
«El
cristiano, lejos de juzgar o de condenar a los que están fuera de la Iglesia,
deberá ofrecerles su ayuda y su amor. Si él es feliz por encontrar la salvación
dentro de la Iglesia, también está seguro que la bondad de Dios salva, por
Cristo, a todas las almas
generosas y de buena fe que, sin pertenecer visiblemente a la Iglesia, siguen
lealmente los dictados de su conciencia»[25] .
«Aquellos que con seriedad intentan en su corazón hacer todo lo que Dios exige
de ellos no están excluidos de la esperanza de la vida eterna»[26].
Dice el
Concilio Vaticano II: «El propósito divino de salvación abarca a todos los
hombres: y aquellos que, ignorando sin culpa el Evangelio de Cristo y su Iglesia, buscan, sin embargo, a
Dios con corazón sincero, y se esfuerzan, bajo el influjo de la gracia, por
cumplir con obras su voluntad, conocida por el dictamen de la conciencia, ellos
también, en un número que sólo Dios conoce, pueden conseguir la salvación
eterna.
Es decir,
que los no creyentes de buena fe, que siempre cumplieron con su conciencia,
pueden salvarse.
Dice
Balmes: «Dios es justo, y como
tal, no castiga ni puede castigar al inocente. Cuando no hay pecado no hay penas
ni las puede haber»[28] .
Dice
Martins Veiga: «Constituye una
gran alegría pensar que hay mucha gente de buena voluntad que se salva sin
pertenecer a
La conocida
frase «fuera de la Iglesia no hay salvación» se remonta a Orígenes y ha sido muy repetida. Incluso se
ve incorporada en el Concilio IV de Letrán[30]. Pero hay
que entenderla en su contexto. Va dirigida a los que conociéndola la
rechazan[31]. No a los
que inculpablemente no la conocen.
«Para
comprender bien su significado quizás sea mejor decir: “Fuera de la Iglesia no
hay medio de
salvación”»[32] .
Pero
«quienes sabiendo que
Con todo,
para la salvación eterna, no basta estar en la Iglesia, hay que estar en gracia.
«La Iglesia es medio de salvación, no causa»[34] .
37,13. Los milagros de hoy día son una prueba a
favor de
Agudamente
dice San Agustín: Si en
El Concilio Vaticano
I[36] afirma
tres cosas de los milagros:
a) que son
posibles,
b) que pueden ser conocidos con
certeza,
c) que con
ellos se prueba legítimamente el origen divino de
Desde 1882
funciona en Lourdes una Oficina de Comprobaciones Médicas. Hasta 1955 habían
desfilado por esta Oficina 32.663 médicos. Esta Oficina acepta la inscripción de
todo médico que lo solicite, cualesquiera que sean sus creencias religiosas,
nacionalidad, etc. De hecho los ha habido católicos, protestantes, judíos,
hindúes, y hasta ateos racionalistas. En miles de casos han declarado que la
curación fue inexplicable desde el punto de vista médico.
El enfermo
fue examinado por los médicos antes y después de la curación.
La
existencia de la enfermedad tiene que constar antes de la curación con pruebas
clínicas: radiografías, biopsias, encefalogramas, análisis bacteriales, etc.,
según lo demande la naturaleza de la enfermedad.
Quedan
excluidas de antemano todas las enfermedades que sean puramente nerviosas.
Tiene que
tratarse de enfermedades orgánicas, no puramente funcionales.
La curación
debe ser científicamente inexplicable, por no haberse aplicado tratamiento
adecuado, instantánea y duradera.
Se somete al
enfermo a observación durante un año. Sólo entonces la Oficina de Comprobación
afirma que la curación es inexplicable, científicamente
hablando.
Por Lourdes
han pasado trescientos millones de personas[37] . En los
archivos de
No es que
los demás no sean milagros. Es que la Iglesia es rigurosísima antes de declarar
un hecho como milagroso, y un hecho milagroso auténtico puede no ser reconocido
como tal por la Iglesia por falta de algún requisito.
Dios no hace
milagros para que sean comprobados científicamente, sino como respuesta a la
oración de las personas que se lo piden con fe, aunque falten requisitos para
una comprobación científica. El rigor de la Iglesia en aceptar hechos milagrosos
nos debe dar confianza en los casos que la Iglesia acepta como
milagros.
Es famoso el
caso de
Él
mismo cuenta el caso en su libro Viaje a Lourdes.
Acompañaba
por curiosidad una peregrinación de enfermos a Lourdes. Era escéptico. Entre los
enfermos escogió a Marie Bayllie
por parecerle que era el caso más desesperado. Llegó a decir: «Si esta enferma
se cura, sería un milagro verdadero. Entonces yo creería». La enferma tenía
peritonitis tuberculosa en último grado. Él mismo la había desahuciado como un
caso perdido. Sin embargo en Lourdes, ante los ojos atónitos de Alexis Carrel, aquel abdomen voluminoso
descendió instantáneamente a su volumen normal. Él examinó a la enferma y la
encontró curada. Cumplió su palabra. Se convirtió al catolicismo, y murió
católico[39] .
El doctor
Leuret, Jefe de
La Iglesia
ha aprobado recientemente un nuevo milagro en
Lourdes:
«Jean-Pierre
Bély quedó curado instantáneamente de
esclerosis múltiple.
LOURDES, 11
feb (ZENIT).- Lourdes ha vuelto a ser testigo de un milagro. A las 10:00 de la
mañana, en la basílica subterránea, el obispo de Lourdes y Tarbes, monseñor
Jacques Perrier, proclamó
oficialmente, durante la solemne celebración de
Es la
historia de Jean-Pierre Bély,
quien cuando vino a Lourdes tenía 51 años y sufría una grave forma de esclerosis
múltiple, curada instantánea, completa y duraderamente. En la tarde de hoy, el
señor Bély participó en su
localidad natal de Angulema, en una celebración de acción de gracias por el
obispo de esa ciudad.
Desde 1972,
Jean-Pierre Bély, casado y padre
de dos hijos, enfermero de la sección de oftalmología del Hospital de Angulema,
comenzó a experimentar síntomas dramáticos, como expresión de la destrucción
selectiva de la mielina del sistema nervioso central.
El
diagnóstico del Servicio de Neurología del Hospital Universitario de Poitiers
fue claro: esclerosis múltiple.
A partir de
1984, Jean-Pierre comenzó a
caminar con un bastón, pues sus miembros no soportaban el peso de su cuerpo.
Tuvo que
abandonar definitivamente su trabajo.
En febrero
de 1985 la silla de ruedas se convirtió en el único sistema para poder moverse.
De hecho,
desde 1986 perdió la posibilidad de ponerse de pie.
En 1987, el
señor Bély presentaba un cuadro
neurológico desastroso, que justificó la atribución de una pensión de invalidez
del 100 por ciento.
Según
revela «Lourdes Magazine»
(http://www.lourdes-france.com), el periódico oficial del Santuario de los
Pirineos, la sorpresa tuvo lugar el 9 de octubre de 1997, durante una
peregrinación al Santuario de Lourdes.
Ese día,
tras la confesión del día anterior, recibió el sacramento de la unción de los
enfermos durante una misa en
A mediodía,
cuando descansaba en la sala de los enfermos, experimentó una sensación de frío
cada vez más fuerte hasta el punto de que se hizo casi dolorosa. A continuación,
se apoderó de él una impresión de calor que se fue haciendo también cada vez más
intensa y penetrante.
De este
modo, se dio cuenta de que estaba sentado en su cama y de que comenzaba “a mover
los brazos y a sentir el contacto de la piel”.
En la noche
que siguió, Bély se despertó
brutalmente de un profundo sueño y, en ese momento, tuvo la sorpresa de “poder
caminar por la primera vez desde
Para no
destacarse de sus “compañeros de enfermedad”, Jean-Pierre dejó Lourdes en la silla de
ruedas, como si todavía estuviese inválido.
Llegado a la
estación, decidió finalmente subirse por sus propias fuerzas al tren y viajar
sentado a su regreso a Angulema.
Desde
entonces ha recuperado la integridad de sus facultades
físicas.
Objetivamente, su curación, doce
años después, parece completa y estable.
El
señor Bély no presenta ninguna
irregularidad neurológica.
Su
resistencia física es excelente. Le han abandonado totalmente los síntomas de la
esclerosis.
Exactamente
un año después, el jueves 6 de octubre de 1988, declaró su curación
Asimismo ha
sido examinado atentamente por los médicos que habían seguido su caso, en
particular por el jefe del servicio médico del Hospital Universitario de
Poitiers.
La
conclusión en todo momento ha sido la misma: “evolución inesperada y
excepcional”.
El 17 de
junio de 1992, se realizó un primer examen a petición del Comité Médico
Internacional de Lourdes, segunda instancia de control del Santuario. El equipo
médico concluyó que “una curación de este tipo no es sólo anormal sino también
inexplicable, teniendo en cuenta los conocimientos actuales de la ciencia”.
En noviembre
de 1992, el Comité exigió una prórroga de observación de dos años suplementarios
para respetar los criterios que permiten hablar de “curación definitiva”.
El 28 de
septiembre de 1994, Jean-Pierre
fue sometido a un nuevo examen médico.
Entre el 15
y el 16 de noviembre se decidió pedir el parecer de los médicos que habían
examinado al paciente durante su enfermedad. De este modo, el 8 de febrero de
1999, el doctor Patrick Theillier,
médico responsable de
A
continuación, monseñor Claude
Dagens, obispo de Angulema, escribía: “En nombre de la Iglesia, yo
reconozco públicamente el carácter auténtico de la curación de la que se ha
beneficiado el señor Jean-Pierre
Bély en Lourdes, el viernes 9 de Octubre de 1987. Esta curación
inmediata y completa
Voy a dar
cuenta aquí de dos «hechos milagrosos» de los cuales tengo en mi poder acta
notarial.
Él le pedía
a la Virgen del Pilar que no quería ser mendigo toda su vida, y una mañana
amanece con las dos piernas. Todo Zaragoza que le había visto durante dos años y
medio con la pierna cortada y la «pata de palo», lo ve ahora con las dos
piernas.
De esto hay
acta notarial, firmada por veinticinco testigos. El original está en el despacho
del Alcalde de Zaragoza.
Cuando yo
estuve en Zaragoza dando conferencias en la Parroquia de Santa Engracia, un día
me fui al Ayuntamiento a ver este acta notarial, y el secretario del Alcalde,
amablemente, me regaló una edición facsímil que tengo en mi
poder.
Sobre este
milagro ha escrito un libro titulado El gran
milagro el conocido escritor italiano Vittorio
Messori.
En este
libro dice los siguiente:
«En total,
las actas del proceso contienen un total de ciento veinte nombres, ilustres o
humildes, entre jueces, notarios, procuradores, alguaciles, testigos “de
prueba”, testigos “de laboratorio”, médicos, enfermeros, sacerdotes, posaderos,
campesinos, carreteros...»[41].
Y más
adelante:
«Gracias a
los trasuntos y protocolos, el milagro de Calanda aparece documentado con una
seguridad tal que satisface incluso las exigencias de la crítica más exigente.
(...) La inmensa mayoría de los hechos del pasado (incluso los más
sobresalientes) están atestiguados con una certeza documental y unas garantías
públicas mucho menores»[42] .
Vittorio Messori contestó en una entrevista que le
hizo José Ángel Agejas para EL
BOLETÍN INFORMATIVO CATÓLICO ZENIT en INTERNET:
«Quienes me
conocen saben que yo soy un converso, que no nací cristiano. Desde que, tras
haber estudiado en la universidad laica, en Turín, descubrí la fe, el
cristianismo, siempre he tratado de razonar sobre el Evangelio, de buscar los
motivos de credibilidad de
Otro caso es
de Manuela Cortés Colmillo, a
quien yo conocí personalmente. Vivía en un cortijo cerca de El Puerto de Santa
María, en Cádiz. No tenían luz eléctrica. Se alumbraban con candiles de carburo.
Un día le reventó en las manos un candil y le quemó los ojos.
Estuvo seis
meses con los ojos «como los de una pescadilla frita» en frase de la familia.
La trataba
el Dr. D. José Pérez-Llorca. A los
seis meses, ante una pregunta de la hija que acompañaba a la enferma, el doctor
certifica que la ceguera era irreversible.
Al volver a
casa, ella desconsolada, le pide a la Virgen de Fátima: «Madre mía Santísima, tú
que eres tan milagrosa, por mis nueve hijos, que yo vea». En ese instante
recuperó la vista.
En un taxi
se fueron a ver al médico. Éste, que a las doce del mediodía había
diagnosticado ceguera irreversible, y a las tres de la tarde se le presenta la
mujer con los ojos como nosotros, repetía: «Esto no tiene
explicación».
De este
hecho tengo un acta notarial donde firman treinta y dos testigos: hijos, nueras,
yernos, vecinos y, sobre todo, el médico que la trató, D. José Pérez-Llorca, Miembro de
También
tengo copia del Acta notarial de D. Leonardo
Herrero Miranda Notario de Picasent (Valencia) en que se narra la
curación de
En el texto
de este Acta se dice «que a los 30 años tuvo un tumor en el hígado con ictericia
negra del cual sólo se salvan el 1% de los que
No querían
llevarla a Lourdes porque temían se muriera en el camino. El Arzobispo de
Valencia D. Marcelino Olaechea
dijo: «Estos son los enfermos que hay que llevar a
Lourdes».
Por fin se
decidieron a llevarla. En el camino entró en coma, asegurando que desde Sagunto
a Lourdes no se enteró absolutamente de nada.
En el viaje
iba con gotero y dos enfermeras continuamente a su lado para hacerse cargo del
cadáver, porque esperaban la muerte de un momento a otro. Llevaban todos los
papeles arreglados para poder trasladar el cadáver.
Al llegar a
Lourdes le quitaron el gotero para poder meterla en
Inmediatamente se le quitaron los
dolores que tenía desde hacía seis años. Dolores tan fuertes que a veces perdía
el conocimiento y tenían que administrarle morfina y Pantopón. Llegando a tener
a veces hasta 42 grados de fiebre.
La metieron
en la piscina entre dos personas y salió sola por sus propias fuerzas. Se le
quitó de repente la fiebre que en aquellos momentos era de 40 grados. Al salir
tenía 36’5º de temperatura.
Inmediatamente pidió comer pollo,
que hacía años que no lo probaba.
Desde aquel
momento se encontró perfectamente hasta hoy, que a los 23 años de la curación,
se encuentra ágil y sana. Trabaja de cocinera en un colegio. Del hígado jamás
volvió a tener nada. Le han hecho 25 placas y no hay señal alguna de
tumor.
La trataron
durante seis años los catedráticos del Aparato Digestivo de Valencia, Doctores. D.
El historial de este caso está en
Los milagros
confirman nuestra fe en Cristo, en la Virgen y en
37,14. Una
confirmación de que
Muchos
protestantes no se hacen católicos porque desconocen la Iglesia
católica.
Pero
los que la estudian se hacen católicos. es el caso del célebre historiador
protestante Ludovico Pastor, que
se convirtió al catolicismo estudiando la Historia de los Papas[44] . Y lo
mismo el cardenal Newman, que era
pastor protestante. Y es que la belleza de las cristaleras de una catedral se
aprecia mejor desde dentro que desde fuera.
Por añadir
algunos nombres citaremos al Premio Nobel de Física, Max Planck, que era luterano y se convirtió
al catolicismo[45] ,
Scott, pastor protestante, que se
convirtió al catolicismo como fruto de sus estudios bíblicos[46] , y a
Enrique Shlier, gran exégeta
luterano alemán, discípulo de Martín
Heidegger, Karl Barth, y Rudolf
Bultmann, que es actualmente catedrático de Nuevo Testamento en la
Universidad de Bonn (Alemania) y es un conocedor de San Pablo de los mejores del mundo. Su
comentario a la Carta de los Efesios es el mejor que existe. Se convirtió al
catolicismo estudiando la fe de
En Estados
Unidos se convierten al catolicismo 150.000 personas al año[49] .
Del 2 al 9
de noviembre del 2000 se celebró en Roma el Jubileo de los convertidos a
Es notable
el número de conversiones al catolicismo de anglicanos[51] .
Fue célebre
la conversión al catolicismo de John Henry
Newman. Era un culto ministro del anglicanismo que abrazó el
catolicismo el 9 de octubre de 1845. Se ordenó sacerdote católico en 1847.
León XIII lo nombró cardenal en
1879, y murió el 11 de agosto de 1890. En 1991 Juan Pablo II ha iniciado su
beatificación[52].
San Edmundo
Campion, S.I., fue Profesor de la Universidad de
Oxford, y prestó juramento anticatólico en 1564. Pero más tarde, estudiando a
los Santos Padres, asignatura que explicaba, se convirtió al catolicismo, entró
en la Compañía de Jesús y fue martirizado el 1º de Diciembre de
1581[53] .
También fue
notable la conversión de los célebres escritores Chesterton y Graham Greene, y hasta la Duquesa de
Kent, prima de la reina de
Inglaterra, bautizada el 14 de enero de 1994 por el Cardenal Hume[54] .
También se
han convertido recientemente al catolicismo dos ministros del gobierno
británico: John Gumer y Ann Widdecombe[55] y el
obispo anglicano de Londres, el Dr.
Graham Leonard[56] . Un
párroco anglicano de la localidad inglesa de Bath, Michael Fountaine, de 34 años de edad, se
pasó al catolicismo con todos sus feligreses[57]
Lo mismo
hizo Leslie Hamlet, Vicario
Anglicano de St. John’s Church de Stoke-on-Trent (Inglaterra), que se convirtió
al catolicismo con todos sus feligreses[58] . A
principios de 1991 se han convertido al catolicismo cuatro pastores
protestantes[59]
En octubre de 1996 el Cardenal Hume
ordenó sacerdotes católicos a diez pastores
anglicanos[60] .
Tras la
decisión de la Iglesia anglicana de ordenar sacerdotes a mujeres, más de un
centenar de pastores anglicanos se han convertido al catolicismo y muchos de
ellos han recibido la ordenación sacerdotal en el seno de la Iglesia católica.
Entre ellos, se encuentra Graham
Leonard, quien fue arzobispo anglicano de Londres y tercero en la
jerarquía de la Iglesia anglicana[61] .
Estuvo en Madrid en el VI Congreso Internacional «CAMINO DE ROMA», donde se
congregaron muchos convertidos al catolicismo. Allí dijo: «La unidad de las
Iglesias, para que sea auténtica, debe estar basada en
«En un año,
más de once mil anglicanos de Gran Bretaña han pedido entrar en la Iglesia
Católica»[63].
«Se calcula
que más de veinticinco mil anglicanos han pedido la admisión dentro de
En Diciembre
de 2003, toda una diócesis anglicana se pasó a la Iglesia
Católica[65] .
Recientemente se ha convertido al
catolicismo Charles Moore, un
converso ilustre, director del «Daily
Telegraph» el diario con más difusión en el Reino
Unido[66]
Scott
Hahn,pastor protestante y profesor de
Teología, se hizo católico al comprobar que la salvación «sólo por la fe»
(sola fide) de Lutero no estaba en la
Biblia[67] .
También comprobó que tampoco estaba en la Biblia la afirmación básica
protestante de que para salvarse basta
También es
notable la conversión de Herald
Riesenfeld, luterano sueco,[69] profesor de Nuevo Testamento
de la Universidad de Úpsala[70], Eric Peterson, uno de los mejores
conocedores de
Recientemente se ha convertido al
catolicismo el célebre escritor alemán Ernest Jünger. Dos años antes de su
muerte, el 17 de febrero 1998 cuando ya tenía casi 103 años, el escritor alemán
pasó de la Iglesia protestante a
Todavía no
se conocen los motivos por los que tuvo lugar
Después de
la firma en 1999 del documento sobre la Doctrina de la Justificación entre
38.- Jesucristo fundó
Para ello la
hizo depositaria de su doctrina y de todos los medios de
salvación.
38,1. Dice
la Carta a los Hebreos:«Dios ha hablado a
los hombres»[73] .
«Dios quiso
que lo que había revelado para la salvación de todos los pueblos se conservara
para siempre íntegro, y fuera trasmitido a todos los tiempos»[74] .
«La
Revelación concluyó con los Apóstoles»[75].
La misión de
la Iglesia es señalar el camino de la salvación eterna de los hombres por medio
de la doctrina de Cristo y los
sacramentos por Él instituidos.
Jesucristo estuvo en
la Tierra pocos años. Para que su obra redentora pudiese continuar a través del
tiempo, dejó una institución que cuidara de su doctrina, y ayudara a los hombres
a conseguir la salvación eterna[76] . Como
San Pedro y los Apóstoles iban a
vivir un número limitado de años, para que la Iglesia durara hasta el final de
los tiempos como Cristo
prometió[77] ellos
necesitaban tener sucesores.
Cristo
dio
«Jesús ha querido
valerse de los hombres, como ministros suyos, para llevar adelante su obra
redentora»[79] .
38,2. El
hombre no puede conocer bien a Dios, si Dios no se manifiesta al hombre. A esta
manifestación se le llama Revelación[80] . Por
ejemplo, el dogma de
La Revelación es
la manifestación que Dios ha hecho a los hombres de Sí mismo y de aquellas otras
verdades necesarias o convenientes para la salvación
eterna.
«Al
revelarse Dios a sí mismo quiere hacer a los hombres capaces de responderle, de
conocerle y de amarle más allá de lo que ellos serían capaces por sus propias
fuerzas»[82] .
«La
revelación presupone los hechos y palabras exteriores, que percibimos por los
sentidos, pero acontece fundamentalmente en el corazón del hombre. Los hechos
exteriores necesitan de una luz interior; el mensaje que desde fuera nos es
ofrecido necesita pulsar nuestro corazón con una fuerza que permita a nuestra
libertad abrirse con alegría a sus exigencias. Por ello la revelación tiene su
expresión correlativa en la fe, que
La doctrina
revelada por Dios se encuentra en
No todas las
verdades de la fe están en
Por eso el
principio protestante de «sólo la Escritura» no es válido. Pues además esto
supone que cada uno tiene su Biblia para poder leerla e interpretarla, y esto no
fue posible para los cristianos durante 1.400 años, antes de inventarse
Los primeros
cristianos recibieron la fe por la palabra predicada, no por
Y, para
total seguridad, era necesario dominar la lengua original del
autor.
Es decir,
resulta evidente que el principio protestante de «solo la Escritura», no es
válido. Esta doctrina no está en la Biblia, por lo tanto ellos mismos se
contradicen cuando imponen doctrinas que no están en la
Biblia.
El Antiguo
Testamento se transmitió oralmente de generación en generación. El Pentateuco se
transmitió de boca a boca; es absurdo pensar que se transmitió por
escrito.
Es verdad,
como dice San
Pablo[84] , que la
Biblia es necesaria, pero eso no excluye que también es necesaria la
Tradición.
Si yo digo
que el agua
«Escritura y
Tradición enlazan directamente con los Apóstoles y gozan de la misma autoridad.
(...) La Escritura y la Tradición son las fuentes que nos dan acceso a la
Revelación.»[85] .
La Biblia y
la Tradición proceden de la misma fuente. Son los dos canales por los que nos
llega el contenido de la Revelación.
La Biblia y
la Tradición están íntimamente unidas y tienden a un mismo fin; por eso los
pasajes oscuros de
La Tradición
nos transmite las enseñanzas orales, transmitidas de viva voz de una generación
a la siguiente[87] .
«La tradición apostólica era
la clave para el canon de los libros inspirados, diciéndonos qué doctrinas deben
enseñar (o no enseñar) los libros apostólicos, y diciéndonos qué libros fueron
escritos por los apóstoles y sus compañeros.
»Irónicamente los protestantes, que
normalmente se burlan de la tradición en favor de la Biblia, ellos mismos están
usando una Biblia basada en la tradición»[88].
La
Tradición es más amplia que
Los
Apóstoles enseñaron principalmente de palabra, como ellos habían sido enseñados
por Nuestro Señor. Cristo no
escribió nada. Se limitó a predicar. Y a los Apóstoles no les dijo «escribid»,
sino «predicad»[89] .
Jesús
dijo: «El que a vosotros oye, a mí me
oye»[90]. «Id y haced
discípulos de todos los pueblos»[91].Por eso
«la fe viene por la
predicación»[92].
Jesús les enseñó muchas cosas que no están
en
. A Timoteo le dice: «Conserva viva la doctrina que has oído de
mí»[95] .
«Lo que has oído de mí, trasmítelo a otros,
para que a su vez lo enseñen a otros»[96].
San Pablo
alaba «a los que conservan las tradiciones tal como él las
transmitió»[97].
Todo esto
está indicando que la doctrina evangélica se trasmite por la predicación oral,
es decir, por la tradición.
Hay que
distinguir entre
Cuando decimos
«Sagrada Tradición» entendemos las enseñanzas de Jesús y, después de Él, de los Apóstoles a
quienes envió a enseñar[98].
Estas enseñanzas han sido entregadas
a
La Iglesia está
protegida por el Espíritu Santo, que la preserva de todo error[100].
La Biblia
consta de setenta y tres libros divididos entre el Antiguo Testamento y el Nuevo
Testamento.
La Tradición apostólica hizo
discernir a la Iglesia qué escritos constituyen la lista de los Libros Santos.
Esta lista integral es llamada "Canon de las Escrituras". Canon viene de la
palabra griega "kanon" que significa «medida, regla».
El Canon comprende para el
Antiguo Testamento cuarenta y seis escritos, y veintisiete para el Nuevo.
Éstos son: Génesis,
Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio, Josué, Jueces, Rut, los dos libros de
Samuel, los dos libros de los Reyes, los dos libros de las Crónicas, Esdras y
Nehemías, Tobías, Judit, Ester, los dos libros de los Macabeos, Job, los Salmos,
los Proverbios, el Eclesiastés, el Cantar de los Cantares, la Sabiduría, el
Eclesiástico, Isaías, Jeremías, las Lamentaciones, Baruc, Ezequiel, Daniel,
Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Ageo,
Zacarías, y Malaquías, para el Antiguo Testamento.
Para el Nuevo Testamento, los
Evangelios de Mateo, de Marcos, de Lucas y de Juan, los Hechos de los Apóstoles,
las Epístolas de Pablo a los Romanos, la primera y segunda a los Corintios, a
los Gálatas, a los Efesios, a los Filipenses, a los Colosenses, la primera
y segunda a los Tesalonicenses, la primera y segunda a Timoteo, a Tito, a
Filemón, la Epístola a los Hebreos, la Epístola de Santiago, la primera y
segunda de Pedro, las tres Epístolas de Juan, la Epístola de Judas y el
Apocalipsis.
Lo que
divide estas dos colecciones de libros es la Persona de Jesucristo. Lo que se escribió antes de Él,
es el Antiguo Testamento. Lo que se escribió después de Él, es el Nuevo
Testamento.
Para
facilitar la búsqueda de los pasajes, el texto se ha dividido en capítulos, y
dentro de éstos se han numerado los párrafos (versículos). Estas divisiones son
posteriores a los evangelistas. La división en capítulos se debe a Esteban Langton, en el siglo XIII, y la
división en versículos a Roberto
Estienne, en el siglo XVI.
Los salmos
tienen dos numeraciones debido a la diferente numeración de la Biblia hebrea y
la griega, en las que se dividen en dos los salmos 9 y 147,
respectivamente[101].
Jesucristo ha
encargado a la Iglesia la interpretación y vigilancia sobre
Por eso no
se pueden leer todas las traducciones de la Biblia, sino sólo aquellas que
tienen aprobación eclesiástica, y por lo tanto nos consta que no contienen
errores.
Hay pasajes
de la Biblia que son difíciles de entender, como advirtió San Pedro[103] .
Por eso dice
Vittorio Messori que «para el católico corriente, el creyente
de la calle, es más importante leer un catecismo que la Biblia, pues lo
entenderá mejor»[104] .
«Para
descubrir lo que el autor sagrado quiere afirmar hay que tener en cuenta la
forma de pensar y de hablar de su tiempo»[105] .
«El oficio
de interpretar auténticamente la palabra de Dios escrita o transmitida ha sido
confiado únicamente al Magisterio vivo de la Iglesia, cuya autoridad se ejerce
en el nombre de Jesucristo. Este
Magisterio, evidentemente, no está sobre la Palabra de Dios, sino que la sirve,
enseñando solamente lo que le ha sido confiado. Por mandato divino y con
asistencia del Espíritu Santo, la oye con piedad, la guarda con exactitud y la
expone con fidelidad; y de este único depósito de la fe saca lo que propone como
verdad revelada por Dios que se ha de creer»[106]
La libre
interpretación de la Biblia de los protestantes da lugar a multitud de
interpretaciones equivocadas y opuestas entre sí, pues no todo el mundo está
preparado para conocer los géneros literarios de los distintos pasajes bíblicos,
ni para entender la lengua en que se escribió el texto bíblico original.
Hay que
tener en cuenta los modos de pensar y de expresarse que se usaba en tiempos del
escritor[107] .
Por eso hace
falta un magisterio entendido, que oriente con autoridad en la interpretación
bíblica.
Dijo
Cristo que, «la verdad nos hará libres»[108] .
Quien está
en la verdad objetiva pisa firme, se siente seguro.
Quien piensa
que la verdad es relativa, que cada cual tiene su verdad, está en un error.
La verdad
tiene un valor absoluto. Quien no se ajusta a la verdad objetiva está en un
error. La verdad objetiva no depende de nuestro parecer ni de nuestros deseos.
Por deseo de
ser conciliador y tolerante, no puedo decir que la verdad es el término
medio de dos opiniones distintas.
Si uno dice
que la capital de España es Madrid y otro que es Barcelona, yo no puedo decir
que es Zaragoza porque está equidistante entre Madrid y Barcelona.
Hay valores
absolutos, como la verdad
y el
bien.
Hay que
tener criterios sobre lo
indiscutible y lo opinable, la intransigencia y la
tolerancia.
Hay muchas
cosas opinables: el café negro es mejor, ¿amargo o
dulce?
Pero hay
cosas indiscutibles: el todo es mayor que su parte.
Por eso la
verdad es intransigente: las matemáticas afirman que
2x3=6.
No aceptan
2x3=5, ni 2x3=7
El error es
tolerante, indiferente: lo mismo le da 2x3=6 que 2x3=5 que
2x3=7.
Pero lo
mejor no es siempre el término medio.
Si uno
prefiere la leche fría y otro la prefiere caliente es posible que los dos
acepten la leche templada, a la temperatura
ambiente.
Pero si uno
dice que la capital de España es Madrid y otro que es Santander, no vale decir
que será Burgos que está entra las dos ciudades. A veces la verdad está en un
extremo.
Sin embargo,
la caridad es tolerante: acepta la persona equivocada, aunque rechace el error,
porque el error no tiene derechos.
Y el
fanatismo es intransigente: el fanático es capaz de matar al que no piensa como
él.
Hay valores
que son relativos porque depende del punto de vista. Una ficha de dominó puesta
de pie es blanca o negra según desde donde se mire.
O del modo
de mirar: un tablero de ajedrez para uno puede ser una tabla blanca con cuadros
negros, y para otro una tabla negra con cuadros
blancos.
Una
medicina
Cuando se
trata de valores subjetivos cada uno puede tener su verdad. Pero cuando se trata
de valores objetivos, la verdad objetiva es la misma para todos.
Por ejemplo:
uno puede dormir mejor con la ventana de la habitación abierta y otro con ella
cerrada. La temperatura ideal para dormir puede variar según las personas. Pero
las temperaturas de la evaporación del agua y su solidificación son siempre 100º
y 0º centígrados respectivamente.
Ha dicho el
Cardenal Ratzinger: «La tolerancia
que todo lo acepta se despreocupa de la verdad»[109].
Frente a los
múltiples errores, hay una verdad objetiva.
Verdad
subjetiva es lo que a mí me parece. Verdad objetiva es lo que responde a la
realidad.
Frente a la
verdad objetiva no somos libres. Tenemos obligación de someternos a la verdad
objetiva.
Todos los
médicos tienen obligación de decir que el órgano de la visión es el ojo, ninguno
puede decir que vemos por la nariz.
Todos los
químicos del mundo tienen la obligación de decir que el agua es
H2O, ninguno puede decir
que es ClNa.
Todos los
matemáticos del mundo tienen obligación de decir que _ es la relación de la
circunferencia a su diámetro, una constante, que en el sistema decimal es
3,141592... y no 8,2432...
Si a un niño
le dan un mapa con todas las ciudades de Europa para que señale las capitales de
cada nación, y él elige las ciudades que más le gustan por su nombre, esto no
cambia
La verdad no
me permite opinar libremente lo que yo prefiera.
La verdad
orienta la libertad, no
Subordinar
la verdad a mi libertad es ridículo. La mentira no interesa a nadie con sentido
común: queremos café de verdad, no agua sucia; medicinas de verdad, no pócimas
ineficaces; amistad de verdad, no traidores.
Todo esto
Lo mismo
pasa con la verdad religiosa. El bien de la libertad religiosa no es el tener
libertad para elegir el error, sino elegir libremente la verdad sin sentirse
coaccionado.
La
manipulación que con frecuencia ofrecen los medios de comunicación nos dificulta
conocer la verdad objetiva. Nos presentan atractivo o razonable lo que quieren
inculcarnos: modos de presentar el aborto y
Para no
dejarnos engañar hay que tener claras las ideas y los auténticos valores. Saber
distinguir entre lo relativo y lo absoluto. Hay cosas que varían según el punto
de vista: el color de la ficha de dominó. O que depende de las circunstancias:
ahora mismo aquí son las doce del mediodía, y en Miami son las seis de
Estas
tertulias de televisión donde todos opinan, y al final no se saca ninguna
conclusión, más que aclarar lo que hacen es
confundir.
Hoy vivimos
un exceso de información. Es
imposible leer todo lo que me llega. Hay que seleccionar. Si es malo no estar
informado, también lo es estarlo demasiado. No toda información es fiable, ni
recta. Hay que tener criterio.
Vivimos una
sociedad donde prevalece
Todas estas
ideas sobre la información se las oí a
Allí habló
también el profesor italiano Rocco
Buttiglione del cual son estas ideas: Dice Santo Tomás que el hombre es un ser libre e
inteligente.Para poder decidir tiene que ser libre, y para poder juzgar tiene
que ser inteligente. Pero para que el juicio sea verdadero tiene que estar bien
informado. Si la información está equivocada. también lo estará el juicio y
Hay verdades
absolutas y verdades relativas. La temperatura de 0º
Hoy hay
gente que defiende el relativismo universal de
- «No hay
verdades absolutas». Luego esto que dices tampoco lo
es.
- «Nadie
puede conocer la verdad». Luego tú tampoco.
- «No seas
dogmático con tus afirmaciones». Es lo que haces tú con las
tuyas.
- «No
pretendas imponerme tu verdad». Es lo que quieres hacer tú con la
tuya.
La verdad
objetiva es dogmática, invariable. El error
En la
estación del ferrocarril un sólo tren me lleva a mi destino. Todos los demás me
pierden.
¿Qué diríais
de una maestra de escuela que al preguntar a los niños cuántos son 2+2 y uno le
dice 22, otro 20, otro 10, otro 4. Y ella da por buenas todas las respuestas. Y
cuando el que dijo 4 protestó de que sólo él acertó, ella le responde que no hay
que ser intransigente ni dogmático, que todas las opiniones son buenas, que cada
uno puede tener su opinión. ¡Evidentemente esa maestra
Hoy algunos
cambian la verdad objetiva por la opinión personal («eso para mí no es pecado»),
la belleza estética por la moda (moda de pantalones tejanos sucios y
rotos), y la bondad ética por el placer (libertinaje sexual). Pero siempre
quedará en pie que los tres grandes valores del ser son la verdad, la belleza y
el bien.
Incluso en
cosas accidentales no siempre podemos cambiarlas a nuestro capricho.
El orden de
las letras del abecedario es el que es, y yo no puedo alterarlo a mi capricho,
aunque en absoluto podría ser otro. Pero así está establecido para todos. No
depende de la voluntad de cada uno.
La fe es
libre, no en el sentido de que dé lo mismo creer que no creer; sino que al no
ser axiomática no se impone a la razón, sino que ésta queda en libertad para
aceptarla o rechazarla a pesar de que sea razonable[111] .
Aunque la fe sea oscura. Ya lo dice la Biblia: La fe es garantía de lo que se espera y convicción de
las realidades que no se ven[112] .
Es oscura,
porque no es evidente. Sin embargo es cierta porque son verdades reveladas por
Dios, que no puede engañarse ni engañarnos.
Y los
motivos de credibilidad la hacen razonable[113] .
Puede ser
interesante mi libro Motivos para
creer editado por Planeta, o mi otro libro de conferencias.
Pedidos a:
Apartado
2564, 11080-Cádiz (España). Tel.: 956·222·838. FAX: 956 205 810. Correo
electrónico (e. mail): pedidos@spiritusmedia.org
38,3.
«Dogma es una verdad revelada por
Dios y propuesta como tal por el Magisterio de la Iglesia a los fieles con
obligación de creer en ella»[114] . «Se
apoya en la autoridad de Dios, por eso tenemos obligación de
creerla»[115].
A veces la
Iglesia define algunas verdades dogmas de
fe. No es que esas cosas empiecen entonces a ser verdad. Son verdades
que siempre han existido; pero que su creencia ha empezado a ser obligatoria al
definirse.
La
definición de una doctrina no es su invención, sino la declaración autoritativa
de que ha sido revelada por Dios, es decir, que forma parte del conjunto de
verdades que constituyen la Revelación cristiana.
Algunas
veces la aparición de nuevos errores obliga a la Iglesia a definir y declarar
más lo que siempre ha sido verdad, pero que las circunstancias del momento
reclaman aclaración.
Los dogmas
no son verdades que la Iglesia impone arbitrariamente. Son iluminaciones de la
verdad objetiva. No son muros para nuestra inteligencia. Son ventanas a la luz
de la verdad.
Algunos
dicen: «La vida es movimiento. Estancarse es morir. Las ideas petrificadas no
hacen avanzar a la humanidad». Esto es verdad sólo en parte. Hay verdades
definitivas -y los dogmas lo son- que cambiarlas no es avanzar sino retroceder.
Quien quiera cambiar que «la suma de los ángulos de un triángulo vale dos
rectos», no avanza, sino que retrocede al error.
El
norteamericano Fukuyans, de origen
japonés, pretende que
Herzason
dice que aceptar dogmas carentes de
demostración es una aberración[117] . Yo
le preguntaría si ha exigido
El contenido
de los dogmas es inmutable, pero la formulación de ese contenido se puede
desarrollar para acomodarse mejor al modo de hablar de los
tiempos.
El
Magisterio de la Iglesia puede ir mejorando el modo de expresar las verdades que
creemos[118] . Toda
formulación dogmática puede ser mejorada, ampliada y
profundizada[119].
Pero ninguna
formulación dogmática del futuro puede contradecir el sentido de anteriores
formulaciones, sino solamente completar lo que ya ha sido expresado por ellas.
Otras veces
un estudio cada vez más profundo
nos hace progresar en nuestro conocimiento de la Revelación, y nos hace ver más
claramente verdades que antes no parecían tan claras[120] .
La Iglesia,
asistida por el Espíritu Santo, penetra cada vez más profundamente en el
contenido de
La
Revelación fue un hecho histórico, y no puede crecer el número de verdades
reveladas contenidas en el depósito de la Revelación que es
«Ninguna
verdad puede añadirse a la fe católica que no esté contenida, explícita o
implícitamente, en este depósito revelado. (...) Lo único que cabe es una mayor
explicación de los dogmas, pero conservando el mismo sentido, que es definitivo
e indeformable una vez definido por la Iglesia»[122] .
Sí puede y
debe crecer continua y armónicamente nuestro conocimiento del dogma, pasando de
lo implícito a lo explícito.
Y la
Iglesia, al crecer con el tiempo los conocimientos humanos, puede aprobar
infaliblemente este progreso.
No es esto
crear nuevas verdades reveladas: es descubrir lo que se encerraba en el viejo
legado de los Apóstoles. Lo mismo que las estrellas del firmamento descubiertas
últimamente existían mucho antes, pero nosotros hasta ahora no las hemos
conocido.
«No podemos
decir que nuestras formulaciones de fe sean las mejores posibles. Están sujetas
a perfeccionamiento. Pero sin contradecir nunca u olvidar el sentido
primitivo»[123].
«Los
enunciados dogmáticos, aun reflejando, a veces, la cultura del período en que se
formulan, presentan una verdad estable y definitiva»[124].
Para que una
cosa sea dogma de fe es necesario que haya sido revelada por Dios, y que la
Iglesia así lo declare[125] . Bien
sea por una declaración solemne o por la enseñanza de su Magisterio
Ordinario.
«Pero el
ámbito de las verdades de fe es mucho más amplio que el de las verdades
expresamente definidas. Hay verdades que llamamos ‘de fe divina’ porque se
encuentran en
Nadie ha
negado en la historia esta verdad; y por eso la Iglesia no ha sentido la
necesidad de definirla»[126] .
El Depósito
de
«La fe
cristiana no puede aceptar ‘revelaciones’ que pretenden corregir la Revelación
de Cristo. Es el caso de ciertas religiones no cristianas, y también de ciertas
sectas recientes»[128] .
La
Revelación ha terminado pero «nosotros debemos usar nuestra inteligencia para
explorar el dato revelado, deduciendo verdades que a primera vista no aparecen
claramente explícitas en el mismo, pero que no por eso dejan de estar contenidas
virtualmente en él. (...) La garantía de lo que así descubrimos está en la
Iglesia, portadora de toda la Tradición cristiana e intérprete autorizado de
«Algunos
teólogos que critican la doctrina del Magisterio de la Iglesia, después quieren
que sus opiniones personales sean doctrina infalible»[130] .
A propósito
de esto dijo el Papa Pablo VI a
los participantes en el Primer Congreso Internacional de Teología del Concilio
Vaticano II, el 1º de Octubre de 1966: «Los teólogos deben investigar el dato
revelado para iluminar los artículos de la fe; pero sus aportaciones quedan
sujetas a la enseñanza del Magisterio auténtico. (...) Su preocupación ha de ser
proponer la verdad universal creída en la Iglesia bajo la guía del Magisterio
más que sus ideas personales».
Al
Magisterio de la Iglesia hay que obedecerle, no sólo cuando se trata de verdades
de fe, sino también cuando se refiere a opiniones que pueden desorientar al
pueblo de Dios; pues también en estos casos está protegido por la autoridad
recibida de Dios, cosa que el teólogo, como tal, no tiene, por mucha ciencia que
tenga[131] .
Por eso dice
el Sínodo de los Obispos de 1967: «No les corresponde a ellos la función de
enseñar auténticamente».
«Los que
ejercitan el Magisterio de la Iglesia son exclusivamente el Papa y los Obispos,
porque a ellos solamente ha confiado Jesucristo la potestad de
enseñar»[133] .
«Fuera de
los legítimos sucesores de los Apóstoles (que son el Papa y los Obispos) no hay
otros Maestros de derecho divino en la Iglesia de Cristo»[134] .
Cuando el Papa habla en una encíclica enseña como auténtico Maestro y no como un
doctor más. Por eso no es válido apelar a la autoridad de otro teólogo para
sostener lo contrario de lo que el Papa ha enseñado.
«Los fieles
católicos han de aceptar las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia con
obediencia religiosa, sabiendo que les obliga en conciencia»[135] .
«La misión
del Magisterio de la Iglesia
La Iglesia
se compone de Pueblo de Dios y Jerarquía: pluralidad en los súbditos y autoridad
que unifica mirando por el bien común de todos[137] , pues
hay que armonizar el pluralismo en lo accidental con la unidad en lo esencial.
No son dos
Iglesias, sino dos partes de una única Iglesia. Separar estas dos partes sería
la muerte de la Iglesia; como es la muerte de una persona separar el cuerpo del
alma.
Un católico
tiene que aceptar todos los dogmas de fe revelados por Dios. No puede rechazar
ni uno. O se es católico del todo, o se deja de ser católico. No se puede ser
«casi católico», lo mismo que no se puede estar «casi vivo», porque eso es estar
muerto. Si «casi» me toca la lotería, no tengo derecho a cobrar el premio: o me
toca el número entero o no me ha tocado. El «casi» me toca, no
vale.
«Esta
sumisión al Santo Padre es exigida también a los sacerdotes y teólogos. Quienes
instruyen a otros en la fe, tienen que enseñar el mensaje auténtico de
La fe de la
Iglesia está condensada en el Credo de los Apóstoles. Se le suele llamar
símbolo, que es una profesión de
fe abreviada.
El Credo de
los Apóstoles fue retocado por los Concilios de Nicea y Constantinopla para
aclarar la doctrina revelada frente a las herejías que entonces empezaban a
aparecer.
En los
Apéndices tienes las dos fórmulas.
«El Romano
Pontífice y los Obispos, como maestros auténticos, predican al Pueblo de Dios la
fe que debe ser creída y aplicada a las costumbres. A ellos corresponde también
pronunciarse sobre las cuestiones morales que atañen a la ley natural y a la
razón»[140] .
38,4. La
Iglesia es nuestra Madre que
procura nuestro bien, no sólo en esta vida, sino también en la otra.
La Iglesia
es nuestra Madre, pues en su seno somos engendrados como «hijos de Dios» y Ella
nos alimenta espiritualmente, y nos ayuda
La doctrina
que la Iglesia enseña es santa, y
haría el mundo mejor si los hombres le hiciesen caso.
Pero,
desgraciadamente, son muchos -también entre los que se dan el nombre de
cristianos- los que la desobedecen por seguir sus pasiones y egoísmos.
La Iglesia
ilumina al mundo con la luz contenida en el mensaje de Cristo. Si hay quien rechaza esta luz, no
es por culpa de la Iglesia, sino de los hombres que la rechazan.
La virtud y
el camino del cielo son a veces costosos a nuestra naturaleza caída en el
pecado. Pero ya dijo Jesucristo
que el camino del cielo no es fácil, ancho y cuesta abajo, sino que es estrecho,
costoso y cuesta arriba. Lo que mucho vale, mucho cuesta[141]
Con
todo, a pesar de los pecados de los malos
cristianos, la santidad de la Iglesia y su doctrina queda en pie,
porque son muchos los que por ella se han hecho santos. No son las manzanas
podridas caídas del árbol, sino las que cuelgan de sus ramas, las que dicen que
el árbol es bueno.
La Iglesia
siempre condena el pecado, aunque no pueda privar de la libertad de pecar.
Cuando la
Iglesia manda o prohíbe, no pretende de ninguna manera molestarnos ni hacernos
la vida menos agradable. La Iglesia en todo busca nuestro bien, por eso prohíbe
lo que nos daña, aunque nos gustaría hacerlo. Tampoco los buenos padres que
educan bien a sus hijos les conceden todo lo que ellos
quieren.
«Hay que
obedecer las leyes de la Iglesia con toda fidelidad porque están dadas con la
autoridad de Cristo, que Él
comunicó a los Apóstoles»[142] .
Es imposible
enseñar historia, arte o pensamiento prescindiendo de la
Iglesia.
La Iglesia
fundó los primeros hospitales, asilos y orfanatos de la Historia.
Las primeras
escuelas de Europa nacieron a la sombra de los conventos de religiosos, y las
universidades más célebres han sido fundadas por Papas. De las cincuenta y dos
universidades europeas anteriores anteriores a 1400, cuarenta fueron fundadas
por los Papas. Así París, Montpellier, Oxford, Cambridge, Heidelberg,
Leiptzig, Colonia, Varsovia, Cracovia, Vilna, Lovaina, Roma, Padua, Bolonia,
Pisa, Ferrara, Alcalá, Salamanca, Valladolid, etc.[143]
Europa ha
llegado a lo que es por el cristianismo. Si permitimos que se descristianice, se
derrumbará. Ya lo dijo Dostoieski:
«El occidente ha perdido a Cristo
y por eso perecerá».
«Dios no
concede a nadie privilegios de validez eterna. Si un pueblo deja de cumplir su
voluntad, el Señor llama a otro pueblo y le confía esa misión, dejando que el
anterior baje a la tumba que él mismo se cavó»[144] .
Algunos
censuran las riquezas de la
Iglesia.
Es verdad
que el Museo Vaticano vale mucho dinero. Pero eso no se puede vender. Es
patrimonio de la humanidad, aunque esté en manos de la Iglesia.
Lo mismo que
el gobierno español no puede vender el Museo del Prado para remediar una
situación económica ruinosa.
El Museo del
Prado es propiedad de todas las generaciones de españoles, no sólo de la
nuestra.
Por otra
parte la Iglesia contribuye mucho a remediar las necesidades de
Y en
el Vaticano hay más de cien organizaciones que se dedican a repartir limosnas a
los pobres de todo el mundo.
«En el
último ejercicio, el Óbolo de San Pedro ha recogido 52.456.054,37 dólares. Según
ha podido saber «Zenit», en este año, Juan Pablo II ha destinado 1.720.000
dólares a las poblaciones afectadas por calamidades y para proyectos de
promoción cristiana; 1.313.
En 1999 el
Vaticano dio treinta millones de dólares en ayudas[147].
Y este mismo
año 1999 Caritas Internacional
destinó ochenta y dos millones de dólares para auxiliar a las
víctimas de sesenta y cuatro situaciones de emergencia en el
mundo[148] .
Cáritas
Española invirtió en 1998 más de 19.000 millones de pesetas en la lucha contra
la pobreza[149].
Hay quienes
dividen a los católicos en «conservadores» y
«progresistas».
Esta
división es muy simplista. Todos debemos ser, al mismo tiempo, conservadores y
progresistas. Debemos conservar la verdad y ser fieles a ella. Pero también
debemos progresar en la profundización de su
conocimiento.
Si no
conservamos bien la verdad, se corrompe; como un alimento mal
conservado.
Pero también
debemos avanzar en su conocimiento.
Lo funesto
sería avanzar por un camino equivocado: terminaríamos en el
error[150]
«Hoy está de
moda el ser contestatario.
»Sin embargo
al Papa le corresponde vigilar la doctrina y la buena marcha de la
Iglesia[151] .
»Oponer
nuestro criterio al Magisterio de la Iglesia, ridiculizar toda ascética de
renuncias desde la mortificación voluntaria del cuerpo hasta la renuncia del
propio criterio, etc., es desconocer los valores cristianos que son locura para
el mundo, pero que tienen la consistencia de la sabiduría de la cruz.
»No podemos
olvidar que el camino de la Encarnación terminó en el Calvario. Un cristianismo
sin cruz, será muy humano, pero no es el de Jesús»[152]..
«Hay muchos
-incluso cristianos- que se portan como enemigos de la cruz de Cristo. Muchos a quienes la predicación de
la cruz parece una necedad. Muchos que huyen de la cruz como el diablo; para
quienes la palabra “mortificación” es ininteligible; para quienes la penitencia
es algo que pertenece a lo que reputan mentalidad estrecha y un tanto
supersticiosa del pasado. Éstos, generalmente, si es que no lo han perdido,
tienen considerablemente atrofiado el sentido del pecado y de la
responsabilidad, y además demuestran una ignorancia del cristianismo comparable
tan sólo a su propia falta de solidaridad con el que es el “primogénito de los
hermanos” y cabeza del Cuerpo al que, por ser cristianos, pertenecen. (...) Hay
una relación muy precisa y directa entre la capacidad de amor y la capacidad de
sufrimiento. Quien no es capaz de sufrir, no es capaz de amar. Si los santos han
deseado ardientemente el sufrimiento es porque su amor a Cristo les llevaba a padecer con Él. Si
nosotros no lo deseamos, antes al contrario, lo rehuimos, es síntoma de que
todavía nos queremos demasiado a nosotros mismos. Acaso nos fuera muy útil
examinar, de vez en cuando, el estado de nuestro amor a la
Algunos
dicen: «Cristo, sí; Iglesia, no».
Pero ya dijo
San Agustín: «No puede tener a
Cristo por Padre quien no tiene a
la Iglesia por Madre»[154] .
«No se
puede ser de Cristo sin serlo de
la Iglesia, que es el ‘Cuerpo Místico de
Cristo’ de quien Él es la cabeza»[155] .
«A Cristo nos incorporamos en y por su Iglesia; y sólo dentro de ella
la vida de Cristo se hace de verdad vida nuestra»[156] .
Por eso el
Concilio Vaticano II llama a la Iglesia «sacramento universal de
salvación»[157] .
El Cardenal
Newman que era anglicano y se
convirtió al catolicismo decía: «quien rechaza a la Iglesia se
equivoca»[158]; y añade,
«hace inútil para sí lo que Dios puso para bien nuestro»[159] .
La
frase «fuera de la Iglesia no hay salvación» es de San Cipriano en lucha contra los
movimientos de escisión que se daban en su comunidad[160]
Quien
conociendo a la Iglesia la rechaza, compromete su salvación[161], dice el
Concilio Vaticano II.
Hoy abunda
en la Iglesia el tipo de contestatario que adopta una postura de protesta ante
todo. Uno no puede evitar pensar en aquello del Evangelio: «Ven la paja en el ojo ajeno y no ven la viga en el
propio»[162] . ¿No
sería mejor que corrigieran sus defectos antes de protestar de los
ajenos?
Uno de los
contestatarios más famosos de nuestro tiempo es Hans Küng.
Vittorio Messori
asistió a una rueda de prensa que él
ofreció para presentar uno de sus libros. Hans Küng dijo, entre otras cosas, que
Un pastor
protestante se levantó y le dijo:
- Todas esas
reformas que pide Vd. a
Hans Küng
no le contestó[163] .
Algunos
reniegan de la Iglesia porque dicen que hay católicos malos.
Según eso
tampoco pueden ser protestantes porque también los hay malos. Y,
consiguientemente, ni budistas, ni españoles, ni franceses, ni siquiera hombres,
porque también hay hombres malos. Absurdo.
Si
Hoy es
frecuente un tipo de católico «por
libre» que vive al margen de la Iglesia, prescinde de la Institución,
del Magisterio, etc.
Esto es tan
absurdo como si uno dijera que él se siente español, pero ni saca carnet de
identidad, ni está en el censo, ni el registro civil, ni nada.
Éste será un
apátrida, pero no un español.
Es verdad,
que lo principal es el corazón, pero hay que institucionalizar la
situación.
A veces se
oye decir: «Yo soy católico, pero no practico».
Esto no es
coherente.
Quien
pertenece a una asociación, si es coherente, cumple su reglamento.
De poco
sirve afirmar que se es católico de corazón, si después las obras no son de
católico.
Como si uno
que se las da de católico, luego se casa sólo por lo civil.
Esto es un
contrasentido. Por eso
Toda
ideología, para que sea sincera, exige un compromiso de
vida.
Las
afirmaciones deben estar confirmadas por las obras. Sería ridículo decir: «yo
soy escritor, pero nunca he escrito ni una línea»; o «yo soy futbolista, pero
jamás he dado una patada a un balón».
Una
auténtica vivencia religiosa debe contener cuatro cosas:
a) un credo:
sistema de verdades;
b) una
ética: valores morales;
c) unos
ritos: comportamientos;
d) una
respuesta social: compromiso.
Son
necesarias las cuatro cosas.
Quien olvida
alguna de ellas tendrá una vivencia religiosa
deforme.
Monseñor Elías
Yanes dijo en el Sínodo celebrado en Roma
en Octubre de 1994: «Algunos mantienen una actitud hacia el Magisterio de la
Iglesia como si se tratase de una amenaza de la cual defenderse. Esta actitud
debilita o rompe la comunión eclesial, destruye el fervor de la fe y de la
caridad, y esteriliza la acción evangelizadora. El Magisterio
«Ni ha
existido ni existirá nunca otro catolicismo que el preceptuado, sostenido y
defendido por
38,5. Hoy se
habla mucho de libertad.
Como dijo
Juan Pablo II, «la libertad no
consiste en hacer lo que nos gusta, sino en tener el derecho de hacer lo que
debemos».
«La libertad
está condicionada por el deber. La libertad absoluta es la absoluta
anarquía»[166].
Dice
Libertad es
la facultad de poder practicar el bien sin ningún obstáculo exterior ni interior
a nosotros mismos.
La facultad
de poder hacer el mal, no es libertad sino depravación, libertinaje y esclavitud
a las pasiones[168] .
Dice el
psicólogo
La grandeza
del hombre está en poder elegir entre el bien y el mal. Pero ahí radica también
su responsabilidad que le hace merecedor de premio o castigo. Dice San Pablo: «Cada cual recibirá lo que mereció durante su vida
mortal, conforme a lo que hizo, bueno o malo».[170]
El 22 de
mayo de 1986
39.-
El Jefe de
39,1. El
Papa es el Sumo Pontífice de Roma, sucesor de San Pedro[172] , a
quien todos estamos obligados a obedecer[173], «no sólo
en las materias que pertenecen a la fe y a las costumbres, sino también en las
de régimen y disciplina de la Iglesia»[174]
La Iglesia
afirma que el Papa es el sucesor de San
Pedro[175] .
El
mismo Pablo VI dijo ante millares
de personas en Bombay: «¿Quién es este peregrino? El siervo y mensajero de
Jesucristo, puesto por
Es Maestro
Infalible, porque cuando habla como Jefe de la Iglesia Universal[177] ejerciendo el supremo grado de su autoridad y define
como obligatorias verdades de fe y moral, no se puede equivocar[178] .
«Infalibilidad es la preservación del error,
fruto de la asistencia divina. (...) Su fundamento es la asistencia de Dios. En
Dios se encuentra toda
Si el Papa
pudiera equivocarse al enseñar lo que es obligatorio creer o hacer para
salvarse, nos desorientaría en el camino de la salvación; y Dios, que nos manda
obedecer al Papa, sería el culpable de nuestra condenación.
Esto es
absurdo. Luego se comprende que el Papa tiene que ser infalible cuando señala el
camino de la salvación.
Esta
asistencia espiritual
«Si alguna vez la Iglesia
dogmáticamente enseñara alguna herejía, (...) entonces dejaría de ser la Iglesia
de Jesús y las puertas del
infierno habrían prevalecido contra ella. Por eso no es posible que la Iglesia
enseñe dogmas erróneos. Si lo hace, las puertas del infierno habrán prevalecido
contra ella»[183].
La
infalibilidad del Papa es dogma de fe.
Dice el
Concilio Vaticano I: «Definimos ser dogma divinamente revelado que el Romano
Pontífice cuando habla ‘ex
cathedra’ esto es, cuando cumpliendo su cargo de Pastor y Maestro de
todos los cristianos, define con su suprema autoridad apostólica, que una
doctrina sobre la fe y costumbres debe ser sostenida por
La categoría
«ex cathedra» se manifiesta con las palabras: «proclamamos y definimos
que...».
La
infalibilidad del Papa ha sido definida como dogma de fe en 1870. Desde entonces
ha habido diez Papas (Pío IX, León XIII, Pío
X, Benedicto XV, Pío XI, Pío XII, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I y
Juan Pablo II). En todo este tiempo sólo ha sido definido como dogma
la Asunción, en 1950 por Pío XII.
Y esta verdad estaba en la fe de la Iglesia desde el siglo
VII.
Para
comprender este dogma conviene tener presente:
1) SUJETO
de la infalibilidad es todo Papa legítimo, en su calidad de sucesor de Pedro, y
no otras personas u organismos a quienes el Papa confiere parte de su autoridad
magisterial. Ejemplo: Congregaciones Pontificias.
2) OBJETO
de la infalibilidad son las verdades de fe y costumbres, reveladas o en íntima
conexión con la revelación divina.
3)
CONDICIÓN de la infalibilidad es que el Papa hable EX CÁTEDRA
a) que
hable como pastor y maestro de todos los fieles haciendo uso de su suprema
autoridad.
b)
que tenga intención de definir alguna doctrina de fe o costumbres para que sea
creída por todos los fieles. Las encíclicas pontificias no son definiciones «ex
cátedra».
4)
RAZÓN de la infalibilidad es la asistencia sobrenatural del Espíritu Santo que
preserva al supremo maestro de la Iglesia de TODO ERROR.
5)
CONSECUENCIA de la infalibilidad es que la definición «ex cátedra» de los Papas
sean por sí mismas irreformables, sin la intervención ulterior de ninguna
autoridad[185].
Para
salvarse es necesario creer y aceptar toda la doctrina de Jesucristo. La auténtica doctrina de
Jesucristo, no otra: «Id por todo el mundo - dijo Jesús a sus Apóstoles- y predicad el Evangelio a toda criatura,
enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. El que creyere y se bautizare,
se salvará; el que no creyere, se condenará»[186] . Esto
supone garantía de que los que transmiten las enseñanzas de Jesucristo no se van a
equivocar[187] .
Si la
Iglesia no fuera infalible, Dios obligaría a los hombres a aceptar el error bajo
pena de condenación eterna[188] . Esto
es absurdo. Si Él nos obliga a creer lo que la Iglesia nos enseña es porque se
compromete a que siempre enseñará la verdad: «Yo estaré con vosotros hasta el fin de los
siglos»[189] .
Ahora bien,
¿qué garantías podemos tener nosotros a la distancia de veinte siglos, y a
través de tantas teorías y opiniones humanas, de que la doctrina que nos enseña
hoy la Iglesia es la auténtica doctrina de Jesucristo?
«¿Cómo se
conservará este tesoro sin guardianes autorizados? ¿Cómo guardar incontaminada
esta norma de vida, destinada a todos los pueblos y a todos los tiempos? (...)
Su destino a la humanidad entera hacen indispensable la fundación de un
magisterio y jerarquía en la Iglesia»[190] .
Jesucristo, fundador
de la Iglesia, si quiso hacer efectivamente
una Iglesia que llevase su mensaje a todos los tiempos y a
todos los hombres, no tuvo más remedio que dotarla de un
control adecuado, que impidiera absolutamente el que su doctrina
fuera deformada a través de los siglos. Este
control es una especial asistencia del
Espíritu Santo con la que impide
absolutamente el error en su Iglesia, en lo que se
refiere a la determinación de la auténtica doctrina revelada.
Le dice
Jesucristo a Pedro: «Yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y
tú, confirma a tus hermanos»[191] .
El Papa es
infalible cuando determina o declara ex
cathedra la auténtica doctrina revelada. Pero fuera de esto -por
ejemplo, si predice el tiempo- el Papa se puede equivocar como otro hombre
cualquiera.
Es
decir, que el Papa, en su vida ordinaria, aunque sea un hombre prudentísimo y de
toda confianza, no es infalible. La infalibilidad está reservada a ciertas
enseñanzas hechas con una solemnidad especial, de modo definitivo, que
teológicamente se llama ex
cathedra, en la que expresa su voluntad de obligar a toda la Iglesia
a creer la verdad por él definida.
«Esto no
significa que el Papa pueda sacarse los dogmas del bolsillo; sólo puede definir
aquello que se encuentra en
Con todo, al
Papa hay que obedecerle siempre; aun en las cosas que no es
infalible[193]: lo mismo
que los hijos tienen que obedecer a sus padres, aunque no sean infalibles.
El
Magisterio de la Iglesia hay que
aceptarlo incluso en lo no infalible, con religiosa sumisión; más que
por los argumentos en que se apoya, por la autoridad que Cristo dio a su Iglesia para señalar el
camino que nos lleva al Reino de los Cielos.
«Esta
religiosa sumisión de la voluntad y del entendimiento se debe al magisterio
auténtico del Romano Pontífice, de tal manera que se reconozca con reverencia su
Magisterio Supremo, aunque no hable ex
cathedra; y con sinceridad se adhiera al parecer expresado por él
según el deseo que haya manifestado él mismo, como puede descubrirse, ya sea por
la índole del documento, ya sea por la insistencia con que se repite una misma
doctrina, ya sea también por las fórmulas empleadas»[194] .
«Un teólogo
podría discrepar y seguir investigando; pero no desacreditar públicamente a la
Iglesia, sino manteniendo un silencio obsequioso»[195] .
Para atacar
la infalibilidad de la Iglesia se suele aducir la condenación de Galileo.
En primer
lugar, conviene tener en cuenta que todos somos hijos de nuestro tiempo:En
El Derecho
Romano admitía la esclavitud, y hoy se rechaza en el mundo
entero.
La humanidad
progresa en sus conocimientos técnicos y
antropológicos.
Es ridículo
pretender que la Iglesia de
Con todo,
conviene advertir que la condenación de Galileo fue obra de una Congregación
Romana, no del Papa en definición ex
cathedra, que es la única infalible. Aparte de esto, la Iglesia, en
aquel momento, juzgó a Galileo
como los mejores astrónomos de su tiempo. Todos los que estudian los argumentos
de Galileo (1564-1642) afirman que
él no probaba su hipótesis[196]. Por eso no
convenció a Tycho-Brahe (1546-1601),
contemporáneo suyo, que siguió siendo geocentrista como Tolomeo[197], que, el
siglo II después de Cristo, hizo a
la Tierra el centro del universo[198].
«Galileo no pasó de probar la suma
probabilidad del sistema de Copérnico
sin conseguir demostrarlo con certeza»[199]. «Sus
argumentos carecían de fuerza probativa, no ya ante la ciencia astronómica de
aquel tiempo, sino ante la de hoy, mejor informada que entonces»[200].
«El mismo
Galileo reconocía la debilidad de
su argumentación»[201] .
El P. Antonio Romañá, S.I., Director del
Observatorio de Astrofísica del Ebro, dice: «Galileo no pasó de probar la probabilidad
del sistema de Copérnico,
sin conseguir demostrarlo con certeza»[202] .
Y el
P. Antonio Dúe, S.I., Director del
Observatorio de Cartuja: «Los argumentos de Galileo carecían de fuerza
probativa»[203] .
Galileo tuvo la
intuición de interpretar los textos bíblicos no literalmente como los teólogos
de su tiempo, sino como hoy los interpretamos, sin saber él nada de los géneros
literarios. En resumen, que como dice Walter
Brand Muller: «Se da el paradójico resultado de que Galileo se equivocó en el campo de la
Ciencia y los eclesiásticos en el campo de la Teología»[204] .
Cien años
después se aportaron más y mejores pruebas, y en 1741 el Papa Benedicto XIV autorizó la publicación de
las obras de Galileo en favor de
la teoría heliocéntrica, que entonces estaban prohibidas[205].
Con todo hay
que advertir que Galileo no fue
condenado por su teoría heliocéntrica, pues lo mismo dijo Copérnico cien años antes y la Iglesia no
se metió con él[206]. Es más, su
obra fundamental, Las órbitas de los mundos
celestes, publicada en 1543, está dedicada al Papa Pablo III. Pero Copérnico presentaba sus ideas sólo como
una hipótesis[207] .
«Galileo
no fue condenado por lo que decía, sino como lo decía»[208].
Si Galileo se hubiera limitado a exponer sus
ideas de modo hipotético, no absoluto, como le pedía Belarmino, no hubiera tenido
problemas. Galileo fue condenado
por su insistencia en interpretar la Sagrada Escritura[209].
Por eso le
decía el santo cardenal Roberto Belarmino:
«La Biblia no pretende enseñarnos cómo se mueve el cielo, sino cómo
se va al cielo»[210] .
«Ante la
insuficiencia de sus argumentaciones astronómicas, Galileo utilizaba también textos de
La Iglesia
le dijo que se limitara a presentar sus ideas como una hipótesis
científica[214] , y no
quiso hacer caso[215] .
El error de
Galileo fue entrar en un campo que
no era el suyo. Olvidaba que el tema de la interpretación de las Sagradas
Escrituras era un tema reservado a los especialistas[216] .
Según el
embajador de Toscana, Pedro Guicciardini,
Galileo «se mostró irascible, áspero, altanero y terco. Con las
intemperancias de su lenguaje y de su carácter se atrajo la enemistad de hombres
eminentes, y se acarreó amarguras y sinsabores»[217] .
Aunque la
condena de la Iglesia a Galileo
fue disciplinar y no dogmática[218], hoy se
piensa que fue inoportuna. El Cardenal Paupard, Presidente del Consejo Pontificio
de Cultura, dijo en una entrevista que le hizo Jesús Colina, Director de ZENIT, el Boletín
informativo del Vaticano en INTERNET:
«Galileo sufrió mucho; pero la verdad
histórica es que fue condenado sólo a “formalem
carcerem” –una especie de reclusión domiciliaria–, varios jueces se negaron a
suscribir la sentencia, y el Papa de entonces no
Y es que la
Biblia nos enseña cómo se va al cielo,
no cómo va el cielo (Baronio).
Dios ha confiado el conocimiento de la estructura del mundo físico a
las investigaciones de los hombres. La asistencia divina en la Biblia no
está para resolver problemas de orden científico.
39,2.
Infalibilidad no significa impecabilidad.
El Papa
-como todo hombre- puede tener sus faltas. Es más, en la Historia ha habido
algunos Papas indignos, que no han sido ejemplares; aunque pocos. Habrán sido
pecadores, pero siempre rectos en sus enseñanzas, pues siempre han sido
infalibles[220] .
Con todo,
gracias a Dios, tenemos en
Y treinta y
uno murieron mártires.
«No hay
tanta grandeza humana y tanta santidad en ninguna otra dinastía del mundo. ¿Qué
valor le podemos dar a los que se fijan tan sólo en los tres o cuatro Papas que
no hicieron honor a su puesto?
»Ludovico Pastor era un pastor protestante
que leyó los archivos del Vaticano para escribir la Historia de los Papas. Él
escribió todo: lo bueno y lo malo. Pero lo bueno apareció tan manifiesto a sus
ojos que terminó convirtiéndose al catolicismo. La verdad borró sus
prejuicios»[222].
El último
Papa que ha subido a los altares con la corona de los Santos ha sido San Pío X, muerto en
1914.
40.-El Papa está en lugar
de Jesucristo.
40,1.
Jesucristo, antes de subir al
cielo, dejó
Por eso
todos los católicos debemos obedecer al Papa en todo lo que él disponga para la
buena marcha de
La autoridad
es necesaria. «No hay agrupación humana que no necesite un ordenamiento que haga
posible la vida en común. (...) Donde hay una comunidad, allí hay forzosamente
una institución como medio de salvar debidamente la convivencia, y conseguir
eficazmente los fines que se pretenden. Se impone la fijación de unas normas de
comportamiento y el deber de sujetarse a ellas. (...) La normativa institucional
es una defensa contra la anarquía»[228] .¿Qué
pasaría en Madrid o Barcelona sin normas de
tráfico?
La misión de
la jerarquía es garantizar la autenticidad en la fe y en la vida cristiana:
«para que se crea lo que Dios quiere y como Dios quiere, y para que se
administren los sacramentos que Cristo
quiso y como Cristo
quiso»[229] .
«Todos los
grupos humanos: familias, asociaciones, pueblo o nación, necesitan una autoridad
-del tipo que sea- para organizar, coordinar fuerzas, defender derechos,
especialmente de los más débiles, y tomar responsablemente decisiones. Una
sociedad sin autoridad acaba por disolverse.La autoridad justa y responsable es
uno de los mejores servicios que se presta al pueblo. La autoridad es justa y
razonable, cuando busca no los propios intereses, sino el bien de
todos»[230] .
40,2.
Los Obispos son los encargados de
gobernar las diócesis bajo la autoridad del Papa[231] .
«Ejercitan potestad propia y son, en verdad, los jefes del pueblo que
gobiernan»[232], pues los
Obispos son los sucesores de los Apóstoles[233], y
administradores de Dios[234] .Ya en
el siglo II, San Ireneo llama a
los obispos sucesores de los Apóstoles: «Podemos contar con aquellos que han
sido puestos por los Apóstoles como obispos y sucesores suyos hasta nuestros
días»[235] .
«La
primera responsabilidad de los Obispos es combatir la herejía y guardar el
depósito de la fe»[236] .
«Los
Obispos, cuando enseñan en comunión con el Romano Pontífice, deben ser
respetados por todos como los testigos de la verdad divina y católica; los
fieles, por su parte, tienen obligación de aceptar y adherirse con religiosa
sumisión del espíritu al parecer de su Obispo en materias de fe y de costumbres
cuando él las expone en nombre de Cristo»[237].
Los
Concilios Ecuménicos reúnen a todos los obispos del mundo para deliberar, bajo
la dirección del Papa, sobre asuntos generales de
40,3.
Los sacerdotes se consagran
Hay que
distinguir el sacerdocio ministerial, propio de los que han recibido el
sacramento del orden, que les da poder para decir misa y perdonar pecados, del
sacerdocio común de los fieles, propio de todos los bautizados «cuya vida debe
ser un acto cultual a Dios»[241] y
«deben dar testimonio de Cristo»[242] .
Estos dos sacerdocios no sólo difieren en grado, sino esencialmente, como ha
dicho el Concilio Vaticano II[243] .
Por eso hay
un sacramento especial para el sacerdocio ministerial.
«La Iglesia
enseña, con el Concilio Lateranense IV, que sólo el sacerdote ordenado puede
consagrar»[244] .
«Hoy como
ayer, la misión específica del sacerdote es la de comunicar el pan de la
palabra; la de distribuir, como ministro del culto, el perdón, la gracia y
Jesucristo dice en el
Evangelio: «No llaméis a nadie
Padre»[246] .
Pero esto se
lo dice a sus discípulos, pues entre ellos todos eran hermanos.
El pueblo es
lógico que llame Padre a los sacerdotes por respeto a la persona que les
transmite la doctrina y la gracia de Dios[247] .
El mismo
San Pablo que sabía muy bien cómo
había que interpretar las palabras de Cristo, se hacía llamar Padre: «No os escribo esto para avergonzaros, sino para
amonestaros como a hijos míos muy queridos. Porque aunque tuvierais diez mil
pedagogos en Cristo no por eso
tenéis muchos padres, ya que el que os ha engendrado en Cristo por medio del Evangelio he sido
yo»[248].
Él mismo
llamó «hijo» a Timoteo en las dos
cartas que le escribe[249] .
Y lo mismo a
Tito[250] .
Por lo
tanto es lógico que ellos le llamaran a él «Padre».
San Juan llama «sus hijos» a los que andan
en la verdad[251] .
Jesús
también usó la palabra «padre» en la
parábola del «Hijo pródigo»[252].
Por otra
parte, en el mismo sitio donde dice Jesús
que no se llame a nadie
«padre», también dice que no se llame a nadie «maestro» ni «consejero» y nadie
toma esto al pie de la letra[253] .
40,4. Para
ayudar a los sacerdotes «en ministerios que aunque no sacerdotales resultan
necesarios para el bien de la Iglesia»[254] , el
Concilio Vaticano II ha permitido a las Conferencias Episcopales, con la
aprobación del Sumo Pontífice, establecer el
diaconado «para hombres de edad madura, aunque estén casados, y para
jóvenes idóneos; pero para éstos debe mantenerse firme la ley del
celibato»[255] .
Estos
diáconos «sirven al Pueblo de Dios en el ministerio de la liturgia, de la
Palabra y de la caridad»[256].
Diácono
significa servidor, ayudante.
En 1972 la
Iglesia ha permitido que cuando hay muchos fieles y pocos
sacerdotes[257] ,
algunas personas idóneas señaladas por el sacerdote, con permiso del Obispo,
pueden ayudar a dar
[1] Revista Proyección
mundial, 38 (1995) 17.
[2] SAN IRENEO: Adversus haereses, III,
3.
[3]
[4] JOSÉ Mª CIURANA:
En busca de las verdades fundamentales,
VI,E. Ed. Bosch. Barcelona. Breve pero excelente libro que
responde acertadamente a su título.
[5] JOSÉ ANTONIO FUENTES:
39 Cuestiones doctrinales, I, 8.
Ed. Palabra. Madrid.
1990.
[6] Concilio Vaticano
II: Dignitatis Humanae:
Declaración sobre la libertad religiosa, nº
36
[7] Concilio Vaticano
II: Dignitatis Humanae:
Declaración sobre la libertad religiosa, nº1. Nuevo código de Derecho Canónico,
nº748, 1
[8] DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº1815. Sesión 3ª del
24,IV,1870. Ed. Herder. Barcelona.
[9] Concilio Vaticano
II: Lumen Gentium: Constitución
Dogmática sobre la Iglesia, nº8
[10] Concilio Vaticano
II: Dignitatis Humanae:
Declaración sobre
[11] Concilio Vaticano II:
Lumen Gentium: Constitución
Dogmática sobre la Iglesia, nº8
[12] Sagrada Congregación
del Clero: Directorio General de Pastoral Catequética, II, 27.
Madrid.
[13] Concilio Vaticano
II: Dignitatis Humanae:
Declaración sobre
[14] Nuevo Catecismo de
[15] Nuevo Catecismo de
[16] Nuevo Catecismo de
[17] Concilio Vaticano
II: Dignitatis Humanae:
Declaración sobre
[18] Concilio Vaticano
II: Dignitatis Humanae:
Declaración sobre
[19] Concilio Vaticano II:
Dignitatis Humanae: Declaración
sobre
[20] Exhortación del
Episcopado Español sobre Libertad Religiosa.Revista ECCLESIA,
nº1376(3-II-67)
[21] Pedidos a:
Apartado 2546. 11080-Cádiz. Tel.: (956) 222 838. FAX: (956) 205
810
[22] Concilio
Vaticano II: Unitatis
Redintegratio: Decreto sobre el Ecumenismo,
nº3
[23] Concilio
Vaticano II: Dignitatis Humanae:
Declaración sobre
[24] Concilio
Vaticano II: Unitatis
Redintegratio: Decreto sobre el Ecumenismo,
nº4
[25] Secretariado Pontificio para los no
Cristianos:Presentación de la Fe
cristiana,nº32.Ed.PPC. Mad
[26] RONALD
LAWLER, O.F.M.: La Doctrina de Jesucristo,
XIII, 6, b. Ed. Galduria, Jódar
(Jaén)1986
[27] Concilio
Vaticano II: Lumen Gentium:
Constitución Dogmática sobre la Iglesia, nº16
[28] JAIME BALMES: Cartas a un escéptico, XII. Ed.
Balmesiana. Barcelona. Interesantes
cartas escritas con una lógica clarísima y un estilo
agradable.
[29] AMÉRICO MARTINS VEIGA:
Creer hoy,VI, 3, 1. Ed.
Perpetuo Socorro. Madrid.
[30] DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº 430
(802)
[31] JUSTO
COLLANTES,S.I.: La Iglesia de la Palabra,2º,
4ª, XVI, 3, b. Ed. BAC. Madrid.
[32] RONALD KNOX: El torrente oculto,XIV. Ed. Rialp.
Madrid.
[33] Concilio Vaticano II:
Lumen Gentium: Constitución
Dogmática sobre la Iglesia, nº14
[34] BERNARDO MONSEGÚ,
C.P.: La Iglesia que Cristo quiso, V,
7. Ed. Roca Viva. Madrid.
[35] SAN AGUSTÍN: La Ciudad de Dios, 1ª, XXII, 5. ML,
41, 756s.
[36] DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº 3034. Ed.
Herder. Barcelona.
[37] RENÉ
LAURENTIN:Lourdes, Crónica de u n
misterio,Prólogo.
Ed.Planeta+Testimonio.Barna.´99
[38]
[39]
[40] ZENIT:
Boletín informativo del Vaticano en INTERNET. ZS99021108
[41] VITTORIO MESSORI:
El gran milagro, II,20. Ed.
Planeta+Testimonio. Barcelona. 1999.
[42] VITTORIO MESSORI:
El gran milagro, II,25. Ed.
Planeta+Testimonio. Barcelona. 1999.
[43] ZENIT: Boletín
informativo del Vaticano en INTERNET: (ZS99100704)
[44]
[45] STANLEY JAKI: Física y Religión en perspectiva, Apéndice,4.
Ed.Rialp. Madrid. 1991.
[46]
[47] JOSÉ ANTONIO SAYÉS:
Razones para creer, III, 1.
Ed. Paulinas. Madrid.
1992.
[48] Revista 30 DÍAS, 93
(1995) 63
[49] Diario LA RAZÓN,
31-X-2001, pg. 32.
[50] ZENIT: Boletín del
Vaticano en INTERNET, ZS00092608.
[51] Revista PALABRA,
241-242 (VIII-IX-1985)18; 243(X,1985)13.
[52] ZENIT: Boletín del
Vaticano en INTERNET, ZS01021804.
[53] www.mercaba.org/SANTORAL/DICIEMBRE/dic-01-2.htm
[54] ABC de Madrid del
15-I-94. Pg.7.
[55] Revista ECCLESIA, 2675
(12-III-94) 24.
[56] ABC de Madrid del
27-IV-94. Pg.8.
[57] ABC de Madrid del
5-II-94. Pg. 67.
[58] Diario YA del
23-IX-83, pg. 4.
[59] Revista ECCLESIA,
2521, (30-III-91)17.
[60] ABC de Madrid del
19-X-96. Pg.69
[61] ZENIT: Boletín
informativo del Vaticano en INTERNET:
ZE980604-3
[62] Diario LA RAZÓN,
7-XI-2001, pg,40.
[63] VITTORIO MESSORI:
Los desafíos del católico, V, 8.
Ed. Planeta+Testimonio. Barcelona
1997.
[64] Diario LA RAZÓN,
29-I-2000, pg,42.
[65] ACI
DIGITAL,5-XII-2003. www.aciprensa.com
[66] ZENIT: Boletín
informativo del Vaticano en INTERNET:
ZS00021706
[67] SCOTT HAHN:
Roma, dulce hogar, III,1.
Ed. Rialp. Madrid. 2003.
[68] SCOTT HAHN: Roma, dulce hogar, IV,1. Ed. Rialp.
Madrid. 2003.
[69] VITTORIO MESSORI:
Padeció bajo Poncio Pilatos, XXXVII.
Ed. Rialp. Madrid. 1994.
[70] Revista 30 DÍAS,
45(1991)pg.16.
[71] ZENIT: Boletín
informativo del Vaticano en INTERNET del
20-II-99.
[72] Diario LA RAZÓN,
17-VII-2001, pg.29
[73]: Carta a los
Hebreos, 1:1-3
[74] Concilio Vaticano
II: Dei Verbum: Constitución
Dogmática sobre
[75] JOSÉ ANTONIO SAYÉS:
Compendio de Teología Fundamental, 1ª, VIII,
4. Ed. EDICEP. 1998.
[76] JOSÉ Mª
CIURANA:¿Cuál es la Iglesia
verdadera?, I, E. Ed. Bosch. Barcelona
1982.
[77] Evangelio de San
Mateo, 28:20.
[78] PINARD DE LA BOULLAYE,
S.I.: Jesús, viviente en la Iglesia, III,
1. Ed. FAX. Madrid.
[79] MIGUEL PEINADO:
Exposición de la fe cristiana, 3ª, IV,
65. Ed. BAC. Madrid. 1975.
[80] FELIPE CALLE, O.S.A.:
Razona tu fe, V. Ed.
Religión y Cultura. Madrid.
[81] RONALD A. KNOX:
El torrente oculto, Vi. Ed.
Rialp. Madrid.
[82] Nuevo Catecismo de
[83]
[84] SAN PABLO. Segunda
Carta a Timoteo, 3:16s
[85] JEAN DANIELOU: Dios y nosotros, V. Ed. Taurus.
Madrid.
[86] Concilio Vaticano
II: Dei Verbum: Constitución
Dogmática sobre
[87]
[88] JAMES AKIN
[89] AGUSTÍN PANERO,
Redentorista: NO a los Testigos de Jehová,
IV, 12, 4. Ed. Perpetuo Socorro. Madrid. Este breve, pero acertado
folleto es muy útil para conocer y refutar los errores de los Testigos de
Jehová
[90] Evangelio de SAN
LUCAS, 10:16
[91] Evangelio de SAN
MATEO, 28:19
[92] SAN PABLO: Carta a los
Romanos, 10:17
[93] SAN PABLO: Segunda
Carta a los Tesalonicenses, 2:15
[94] SAN PABLO: Primera
Carta a los Tesalonicenses, 2:13
[95] SAN PABLO: Segunda
Carta a Timoteo, 1:13
[96] SAN PABLO: Segunda
Carta a Timoteo, 2:2
[97] SAN PABLO: Primera
Carta a los Corintios,
11:2
[98] Evangelio de SAN
MATEO, 28:20
[99] Evangelio de SAN
LUCAS, 10:16
[100] Evangelio de SAN JUAN,
14:16
[101] PIERRE GUIBERT, S.I.:
Así se escribió la Biblia, II,4,b.
Ed. Mensajero. Bilbao. 1997.
[102] Concilio Vaticano
II: Dei Verbum: Constitución
Dogmática sobre
[103] Segunda Carta de San
Pedro, 3:16
[104] VITTORIO MESSORI:
Algunas razones para creer, IX.
Ed.
Planeta+Testimonio.Barcelona.2000.
[105] Concilio Vaticano
II: Dei Verbum: Constitución
Dogmática sobre
[106] Concilio Vaticano
II: Dei Verbum: Constitución
Dogmática sobre
[107] Concilio Vaticano
II: Dei Verbum: Constitución
Dogmática sobre
[108] Evangelio de San Juan,
8:32
[109] Diario LA RAZÓN del
6-!X-2000, pg.31
[110]
[111] ANTONIO ROYO MARÍN,
O.P.:
[112] Carta a los Hebreos,
11,1
[113] ANTONIO ROYO MARÍN,
O.P.:
[114] PAULINO QUEVEDO:
Investigaciones teológicas.
INTERNET, www.es.catholic.net
[115]
[116] ALFREDO SÁEZ. S.I.:
El hombre moderno, XIII.
Ed. APC. Guadalajara (Jalisco).
1999.
[117] SALVADOR BORREGO:
Reflexiones, IV, 8.
México. 1994.
[118]
[119] CONFERENCIA EPISCOPAL
ALEMANA: Catecismo Católico para Adultos,
1ª, I, 4. BAC.Madrid
[120] Concilio Vaticano II:
Dei Verbum: Constitución
Dogmática sobre
[121] DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº 1836; 2021.
Ed. Herder. Barcelona.
[122] ANTONIO ROYO MARÍN, O.P.:
[123] JOSÉ ANTONIO SAYÉS:
Compendio de Teología Fundamental,1ª, VIII,
4. Ed. EDICEP. 1998.
[124] JUAN PABLO II:
Encíclica Fe y Razón, VII, nº
95
[125] JOSÉ Mª CIURANA:
En busca de las verdades fundamentales,
V,B,f. Ed. Bosch. Barcelona. Breve pero excelente libro que responde
acertadamente a su título.
[126] JOSÉ ANTONIO SAYÉS:
Razones para creer, XII, 5,1.
Ed.Paulinas. Madrid. 1992.
[127]
[128] Nuevo Catecismo de
[129] BERNARDO MONSEGÚ,
C.P.: La Iglesia que Cristo quiso, II,
2. Ed. Roca Viva. Madrid
[130] BERNARDO MONSEGÚ,
C.P.: La Iglesia que Cristo quiso, I,
2. Ed. Roca Viva. Madrid
[131] BERNARDO MONSEGÚ,
C.P.: La Iglesia que Cristo quiso,II,
4. Ed. Roca Viva. Madrid
[132] DIARIO DE CÁDIZ del 5-IX-97,
pg.27
[133] Concilio Vaticano
II: Lumen Gentium: Constitución
Dogmática sobre la Iglesia, nº 25
[134] PÍO XII, el 31
de mayo de 1954
[135] Concilio Vaticano II:
Lumen Gentium: Constitución
Dogmática sobre la Iglesia, nº 25
[136] Nuevo Catecismo de
[137] BERNARDO MONSEGÚ,
C.P.: La Iglesia que Cristo quiso, V,
3. Ed. Roca Viva. Madrid
[138] RONALD LAWLER,
O.F.M.: La Doctrina de Jesucristo, XIV,
7. Ed. Galduria. Jódar (Jaén) 1986
[139] Evangelio de San
Lucas, 10:16
[140] Nuevo Catecismo de
[141] Nuevo Catecismo de
[142] JOSÉ
RIVERA-IRABURU:Síntesis de Espiritualidad
Católica, XXVII,5. Ed. Gratis Date.
Pamplona
[143] TIHAMER TOTH: Cristo y los cristianos, 3ª, II, 3.
Ed. Atenas. Madrid
[144] TIHAMER TOTH: Cristo y los cristianos, 3ª, II, 9.
Ed. Atenas. Madrid
[145] Diario ABC de Madrid,
14-II-1997, pg.73
[146] ZENIT: Boletín del
Vaticano en INTERNET: ZE980618-3.
[147] ZENIT: Boletín del Vaticano
en INTERNET: ZS00030810.
[148] ZENIT: Boletín del Vaticano
en INTERNET: ZS01022302.
[149] Revista ECCLESIA,
2949(12-VI-99)13
[150] FÉLIX BELTRÁN: Revista
ROCA VIVA, 349 (XI-97) 471
[151] SAN PABLO: Segunda
carta a Timoteo, 4:
1-5
[152] JUSTO COLLANTES,
S.I.: La Iglesia de la Palabra, 2º, 4ª,XXIV,
3, c.d. BAC. Madrid
[153] FEDERICO
SUÁREZ:
[154] BERNARDO MONSEGÚ,
C.P.: La Iglesia que Cristo quiso,
III,5. Ed. Roca Viva. Madrid
[155] BERNARDO MONSEGÚ,
C.P.: La Iglesia que Cristo quiso, V,
1. Ed. Roca Viva. Madrid
[156] BERNARDO MONSEGÚ,
C.P.: La Iglesia que Cristo quiso,
IV,1. Ed. Roca Viva. Madrid
[157] Concilio Vaticano II:
Lumen Gentium: Constitución
Dogmática sobre la Iglesia, nº 48
[158] BERNARDO MONSEGÚ,
C.P.: La Iglesia que Cristo quiso, IV,
3. Ed. Roca Viva. Madrid
[159] BERNARDO MONSEGÚ,
C.P.: La Iglesia que Cristo quiso,
VIII,1. Ed. Roca Viva. Madrid
[160] JOSÉ ANTONIO
SAYÉS: Razones para creer, XIII, 2.
Ed. Paulinas. Madrid. 1992
[161] Concilio Vaticano II;
Lumen Gentium: Constitución
Dogmática sobre la Iglesia, nº 14
[162] Evangelio de San
Mateo, 7:3
[163] VITTORIO
MESSORI:Los desafíos del católico, V,
8. Ed. Planeta+Testimonio.Barcelona.
1997.
[164] Diario ABC de Madrid,
11-X-94, pg.68
[165] ANTONIO GARCÍA FIGAR,
O.P.: Matrimonio y familia, Prólogo.
Ed. FAX. Madrid.
[166]
[167]
[168] ANTONIO ROYO MARÍN,
O.P.: Jesucristo y la vida cristiana,
nº146. Ed. B.A.C. Madrid.
[169]
[170] SAN PABLO: Segunda
Carta a los Corintios, 5:10
[171] Sagrada Congregación
para la Doctrina de la Fe: Instrucción sobre
Libertad Cristiana y Liberación. Ciudad del Vaticano.
1986.
[172] DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº 694.
Ed. Herder. Barcelona.
[173] Concilio Vaticano
II: Lumen Gentium: Constitución
Dogmática sobre la Iglesia, nº 22
[174] DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº 1831.
Ed. Herder. Barcelona.
[175] DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº 466, 694,
1825. Ed. Herder. Barcelona.
[176] JUAN FÉLIX BELLIDO:
La Iglesia en la que creo, V, 2.
Ed. EDICEP. Valencia. 1995.
[177] Nuevo Catecismo de
[178] Nuevo Código de
Derecho Canónico, nº 749, 1
[179] Números: 23:19
[180] JESÚS GARCÍA MARTÍNEZ:
Hablemos de la Fe, I, 11.
Ed. Rialp. Madrid. 1992.
[181] Evangelio de San
Mateo, 28:20
[182] Evangelio de SAN
MATEO: 16:18
[183] JAMES AKIN:El papado un don de Dios. En
INTERNET:Apologética
católica,www.aciprensa.com
[184] DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº 1839.
DS:3073. Código de Derecho Canónico, nº 749
[185] INTERNET,
Church-forum: Doctrina cristiana, Dogmas.
www.churchforum.org.mx.
[186] Evangelio de San
Mateo, 28:20. Evangelio de San
Marcos, 16:15s
[187] Nuevo Catecismo de
[188] A. MARTÍNEZ TORNERO, S.I.:
¿Por qué soy católico?, II.
Ed Fe Católica. Madrid.
[189] Evangelio de San
Mateo, 28:20
[190] PINARD DE LA BOULLAYE,
S.I.: Jesús, viviente en la Iglesia, III,
6. Ed. FAX. Madrid.
[191] Evangelio de San
Lucas,
22:32
[192] JOSÉ ANTONIO SAYÉS:
Razones para creer, XII, 4. Ed.
Paulinas. Madrid. 1992.
[193] Concilio Vaticano II:
Lumen Gentium: Constitución
Dogmática sobre la Iglesia, nº 25
[194] Concilio Vaticano II:
Lumen Gentium: Constitución
Dogmática sobre la Iglesia, nº 25
[195] JOSÉ ANTONIO SAYÉS:
Razones para creer, XII, 4. Ed.
Paulinas. Madrid. 1992.
[196]
[197] MANUEL CARREIRA,
S.I.:Metafísica de la
materia,.Apéndice,III.Universidad de
Comillas.Madrid
[198]
[199] ANTONIO ROMAÑA, S.I.:
Revista Arbor, 62 (1966)
25.
[200] ANTONIO DÚE, S.I.:
Revista Pensamiento, 19 (1963)
452.
[201]
[202] Revista ARBOR 62 (1966)
25
[203] Revista PENSAMIENTO, 19 (1963)
452
[204] WALTER BRAND
MULLER: Galileo y la Iglesia,
Epílogo. Ed. Rialp. Madrid. 1987
[205]
[206]
[207] VITTORIO MESSORI:
Leyendas negras de
la Iglesia, IV, 28. Ed. Planeta. Barcelona.
1996.
[208] VITTORIO MESSORI:
Leyendas negras de
la Iglesia, IV, 29. Ed. Planeta. Barcelona.
1996.
[209]
[210] VITTORIO
MESSORI: Algunos motivos para creer, XIV.
Ed.Planeta+Testimonio.Barcelona.2000
[211] Mariano G. Morelli:
Valor de la vida y cultura de
[212] VALADIER. Revista
Mundo Científico, (1985)
1098s.
[213]
[214] VITTORIO MESSORI:
Leyendas negras de la
Iglesia, IV, 28. Ed. Planeta.
Barcelona
[215] WALTER BRAND MULLER: Galileo y la Iglesia, II, 6. Ed. Rialp.
Madrid. 1987
[216] Revista Investigación y Ciencia 229 (1985)
1098s
[217]
[218] WALTER BRAND
MULLER: Galileo y la Iglesia, III,
5. Ed. Rialp. Madrid.1987
[219] PAUL PAUPARD:
Informativo del Vaticano en INTERNET: ZENIT,
ZE971107-5
[220] JOSÉ ANTONIO LABURU,
S.I.: ¿Qué es la Iglesia?, V. Ed.
EAPSA. Madrid
[221]
[222]
[223] Evangelio de San
Mateo, 16:19
[224] JOSÉ Mª
CIURANA: En busca de las verdades
fundamentales, V, B, e. Ed. Bosch. Barcelona. Breve pero excelente
libro que responde acertadamente a su título.
[225] FRANK MORERA en
INTERNET:
www.ewtn.com/spanish/preguntas/index/htm.
[226] Nuevo Catecismo de
[227] BERNARDO MONSEGÚ,
C.P.:
[228] BERNARDO MONSEGÚ,
C.P.: La Iglesia que Cristo quiso, VIII,
5. Ed. Roca Viva. Madrid
[229] BERNARDO MONSEGÚ,
C.P.: La Iglesia que Cristo quiso, IX,
1. Ed. Roca Viva. Madrid
[230] Conferencia Episcopal
Española: Catecismo escolar 4º EGB, nº 15
[231]NUEVO
CATECISMO DE
[232] Concilio Vaticano II:
Lumen Gentium: Constitución
Dogmática sobre la Iglesia, nº 27
[233] Concilio Vaticano
II: Lumen Gentium: Constitución
Dogmática sobre la Iglesia, nº 20
[234] SAN PABLO: Carta a
Tito, 1:7
[235] SAN IRENEO: Adversus Haereses, III, 3, 1.
MIGNE: Patrología Griega. 7,
[236] JOSÉ ANTONIO SAYÉS: Razones para creer, XI, 4, 2. Ed.
Paulinas. Madrid. 1992
[237] Concilio Vaticano II:
Lumen Gentium: Constitución
Dogmática sobre la Iglesia, nº 25
[238] Concilio Vaticano
II: Lumen Gentium: Constitución
Dogmática sobre la Iglesia, nº 28
[239] NUEVO CATECISMO DE
[240] NUEVO CATECISMO DE
[241] BERNARDO MONSEGÚ,
C.P.:
[242] Concilio Vaticano
II:Lumen Gentium: Constitución
Dogmática sobre la Iglesia, nº 10
[243] Concilio Vaticano
II:Lumen Gentium: Constitución
Dogmática sobre la Iglesia, nº 10
[244] Acta Apostolicae
Sedis, 75 (1983) 1001-9
[245] PABLO VI a los
sacerdotes y seminaristas españoles el 13 de octubre de
1965
[246] Evangelio de San
Mateo, 23:9
[247] AGUSTÍN PANERO,
Redentorista: NO a los Testigos de
Jehová. Ed. Perpetuo Socorro. Madrid Acertado folleto que refuta
brevemente los errores de los Testigos de
Jehová
[248] SAN PABLO: Primera
Carta a los Corintios,
4:14s
[249] SAN PABLO:Segunda
Carta a Timoteo,1:2; 2:1
[250] SAN PABLO: Carta a
Tito,1:4
[251]Segunda Carta de San Juan,
1:4
[252] Evangelio de SAN
LUCAS, 15:11-32
[253] Evangelio de San
Mateo, 23:8-10
[254] Conferencia Episcopal
Española: Ésta es nuestra fe, 2ª, I, 9, 3,
d. EDICE. Madrid 1986
[255] Concilio Vaticano
II: Lumen Gentium: Constitución
Dogmática sobre la Iglesia, nº 29
[256] Revista ECCLESIA, 1637
(7-IV-73)419
[257] ABC de Madrid,
26-VII-88, pg. 48
[258] Revista
ECCLESIA, 1637
(7-IV-73)419