4.- DIOS HA
HECHO EL COSMOS DE LA NADA[1] .
4,1. Dios
hizo el cosmos de la nada porque antes de la creación sólo existís Él y «y no
podía hacerlo de sí mismo pues Él es absolutamente simple e inmutable: no había
Él partes que pudieran ser tomadas y transformadas en un
universo»[2] .
Hacer algo
de la nada es crear. «Crear es dar existencia, hacer que un ser comience a
existir»[3] .
«Nada existe
sin razón suficiente».Es un principio filosófico. J. A. Wheeler, uno de los más prestigiosos
físicos actuales[4], se
pregunta: «¿Por qué existe ALGO en lugar de NADA? La respuesta es evidente.
Porque un SER ETERNO creó de la NADA todo lo que
existe.
«El
interrogante de por qué existe el ser y no la nada, parece haber sido planteado
por primera vez por Leibniz. La fe
cristiana responde: el mundo ha sido creado
por Dios»[5] .
Entendemos por mundo todo
lo que existe fuera de Dios.
La
creación es el acto por el cual Dios da
existencia a todo lo que existe fuera de Él[6] .
Antes de la creación no existía nada fuera de Dios. Por eso, Dios crea todo de
La palabra
hebrea “bará” significa creación
de
Dice la
Biblia: Dios es Autor de todo lo que existe, y por tanto anterior a toda la
creación[7] . El
Universo es obra de Dios[8] .
«Dios es causa primera de todo lo que existe»[9] . Esto
es lo que quiere decir el «Credo» con las palabras: «Creador del cielo y de la
tierra».
5.-
Los hombres no pueden hacer las
cosas de la nada[10] .
5,1. Hacer
las cosas de la nada es crear. El
único que puede crear es Dios[11] . El
hombre no puede crear, porque para hacer algo necesita materias primas: el
carpintero necesita madera; el panadero, harina; el poeta, palabras, etc. Todos
necesitan algo que ya existís.
El hombre
solamente transforma
Dios ha
creado el Universo, porque lo ha hecho de la nada.
5,2. Es
admirable la generosidad de Dios en su creación:
- Millones
de espermatozoides para fecundar un solo óvulo.
- Millones
de granos de polen que no fecundan ninguna flor.
- Millones
de flores en las montañas sin que nadie admire su
belleza.
- Millones
de peces de colores en las zonas abisales inasequibles para el
hombre.
- Millones
de galaxias conocidas solamente -que sepamos- desde el planeta
Tierra.
- Etc.,
etc.
5,3.
Dios también es conservador de
todo lo creado, pues las criaturas desaparecerían si Dios no las sostiene en
6.-
Dios hizo algunos seres sirviéndose
de otros ya existentes.
6,1. Lo
mismo que un carpintero se sirve de la sierra para hacer la mesa.
Los padres
son meros instrumentos de Dios. Ellos no saben si el hijo será listo o tonto,
alto o bajo, sano o enfermo.
Normalmente,
más que hacer las cosas directamente, «Dios hace que se hagan»[12]. “La
creación no salió plenamente acabada de las manos del Creador”[13] .
«La
expresión “al principio” no sugiere que el mundo, tal como hoy lo vemos, haya
salido entero de Dios en un momento dado. No hay ningún reparo en admitir una
lenta evolución de los seres en su aparición, y progreso constante hacia formas
cada vez más perfectas. Lo que se afirma es que el comienzo de todo, el arranque
inicial, está en Dios. Ese momento en que se pasó del no existir nada de lo que
vemos, al primer existir de las cosas es lo que llamamos creación. La idea de
creación tiene un matiz muy preciso que la distingue de los similares de
“producción” o “construcción”. Es un hacer absolutamente nuevo y original, un
partir de cero, en el que no se presupone nada preexistente, sino es el Hacedor
mismo. No hay materia previa, no hay instrumentos, sólo existe la posibilidad
pura. Sobre esta posibilidad se vuelca el acto amoroso de Dios, que decide sacar
a la luz este mundo. La evolución subsiguiente también es obra de Dios. Con esta
diferencia: en su primer momento todo es creación; en los momentos posteriores
es un desarrollo, un despliegue de la creación inicial»[14].
6,2. Además
de este mundo visible, hay también un mundo invisible al que se extiende
igualmente la acción creadora de Dios, como profesamos en el Credo. En el
Credo del Pueblo de
Es aburdo
negar la existencioa de los ángeles porque la Ciencia no puede verificarlo. La
Ciencia estudia las leyes de la naturaleza material, pero los ángeles son
espirituales; están en otro nivel. Lo mismo que la Ciencia no puede verificar si
yo en mi corazón siento odio a mis enemigos o los perdono. El odio y el perdón
no son materiales.
Hablando de
los ángeles dice el Nuevo Catecismo de
«Son
criaturas puramente espirituales, tienen inteligencia y voluntad: son criaturas
personales»[17] .
«Jesús
menciona a los ángeles como seres reales y activos»[18]. Por eso la
existencia de los ángeles es dogma de fe[19] . Fue
expresamente definido por el Concilio IV de Letrán[20] .
«La
existencia de los ángeles está testimoniada por innumerables pasajes de
Se da por
entendido que son muchísimos en número, distribuidos en jerarquías: el Antiguo
Testamento habla de Querubines y Serafines; el Evangelio de Ángeles y
Arcángeles; y San Pablo de Tronos,
Dominaciones y Potestades.
Fueron
sometidos a una prueba. Algunos sucumbieron por haberse declarado en rebeldía
contra Dios: son los demonios que fueron condenados al infierno. Desde entonces
su existencia parece concentrarse en odiar a Dios y en tentar a los
hombres[21] .
Entre los
ángeles buenos, está el llamado «Ángel de la Guarda», que Dios da a cada hombre
en este mundo para conducirle por el camino del bien[22] .
«Se deduce
de
Dice
la Biblia: “Dios te ha encomendado a sus
ángeles para que te guarden en todos tus caminos”[24].
En el
Evangelio [25] encontramos este testimonio:
«Dijo Jesús: “mirad que no despreciéis a uno
de estos pequeños, porque en verdad os digo que sus ángeles ven de continuo en
el cielo la cara de mi Padre”»[26].
6,3. Dice
Sertillanges que la obra maestra
de Satanás ha sido hacer creer a
los hombres que él no existe[27] .
La existencia de
Satanás es dogma de fe. Está definido en el Concilio
Lateranense IV. El P. Justo Collantes,S.I.,
Catedrático de Teología en la Facultad de Granada dice que las
palabras utilizadas en este capítulo son «una profesión de fe»[28] .Dice
el Concilio Lateranense IV: «Creemos firmemente y confesamos sinceramente que
(...) el diablo y demás demonios fueron creados por Dios buenos, mas ellos, por
sí mismos, se hicieron malos»[29].
«Por lo
tanto no se puede negar la existencia real de un ser creado por
Dios»[30].
El pecado
del demonio fue de soberbia[31] .
La Biblia
dice que Dios creó los ángeles y que algunos pecaron y fueron condenados para
siempre[32] :
éstos son los demonios. «Los demonios son ángeles caídos»[33].
Por eso,
Javier Ibáñez, en su obra La fe divina y católica de la Iglesia,
califica la existencia del diablo de fe divina y católica
definida[34] .
La
existencia del demonio también lo ha confirmado recientemente la
Iglesia[35]
Al
actualizar el ritual de los exorcismos demuestra que sigue vigente la doctrina
del demonio.
El cardenal
Jorge
A propósito
de Satanás, el cardenal Medina
subrayó «que el influjo nefasto del demonio y de sus secuaces se ejerce
habitualmente a través del engaño, la mentira y
El demonio
es un ser inteligente, no humano, que induce a los hombres al
mal[37] . Pero
al demonio se le puede vencer con la ayuda de Dios[38].
Al demonio
se le pinta con cuernos y con rabo; pero ya se comprende que el diablo ni tiene
cuernos ni rabo, pues es espíritu. Se le representa así para expresar que es un
espíritu malo.
En la Biblia
parece clara la existencia del demonio en la tentación de Eva, en las pruebas de Job, etc.; y sobre todo en el
Evangelio[39] .
Cristo para rechazar a Pedro que le proponía huir de la cruz le
dice:«Apártate de mí,
Satanás»[40]. Es decir,
Cristo supone que Satanás es alguien[41] . Si
no, ese modo de hablar no tendría sentido.
Dice el
Nuevo Catecismo de
En otra
ocasión Cristo afirma que Él
expulsa al demonio[45] .
D.
«Si hay algo
claro en una lectura de las páginas del Nuevo Testamento,
Pablo VI
dijo: «Quien rehusa reconocer la
existencia de Satanás se sale del
marco de la enseñanza bíblica y eclesiástica»[47].
Dice
Monden: «No se puede eliminar de
la Escritura la existencia del demonio como ser personal sin alterar el mensaje
cristiano en su misma esencia»[48].
A veces se
dan casos, aunque rarísimos, de posesión diabólica.
Hay que
distinguir entre la auténtica posesión diabólica y los enfermos mentales que se
creen poseídos del demonio.
Para las
auténticas posesiones diabólicas la Iglesia tiene sacerdotes especializados que
practican exorcismos para expulsar los demonios.
También hay
que distinguir entre el verdadero exorcismo, realizado por un sacerdote
especializado con el ritual de la Iglesia, y las oraciones de liberación que
puede hacer cualquier cristiano[49].
El demonio
«es el tentador que busca nuestra desgracia y quiere cerrarnos las puertas del
cielo»[50].
«Sin
embargo, el poder de Satanás no es
infinito. No es más que una criatura»[51] «El diablo
no tiene poder sobre la salvación eterna del hombre, si éste no se lo
permite»[52]. «Aunque el
diablo es capaz de tentarnos no puede arrancarnos nuestro
consentimiento»[53].
Dice la
Biblia que el demonio nos tienta porque nos tiene envidia[54] , pues
siendo la naturaleza humana inferior a la angélica, nosotros podemos salvarnos y
él no. Por eso quiere impedir nuestra salvación eterna[55] .
Dice
San Pablo que el diablo nos
tienta[56] .
Y para
tentarnos, nos engaña. San Juan le
llama «mentiroso»[57] .
En el Nuevo
Testamento se habla del demonio más de cien veces[58].
El hecho de
que la Biblia mencione en el Apocalipsis el 666 como el número de la Bestia,
«para algunos es el signo de Satán, y es un número maldito»[59] .
En nuestros
días la presencia del diablo se da principalmente en las prácticas de
espiritismo y el el juego de la «ouija».[60] Y
también en las sectas satánicas y en las posesiones
diabólicas[61] .
Puede ser
interesante mi vídeo: ¿Existe el diablo?
con mi intervención en un debate de la televisión vasca
(ETB)[62] .
6,4. «Nos
interesa muchísimo conocer cuándo fue creado el mundo, en qué época apareció el
hombre, cuál fue la cuna de la Humanidad; pero de nada de esto nos habla la
Biblia, pues no es un libro científico sino religioso, y lo único que le
interesa decirnos es que el mundo es obra de Dios, y que Dios intervino de modo
especial en la creación del hombre»[63].
El P. Antonio Romañá, S.I., en el discurso
pronunciado al ser admitido en
«
Con todo,
los descubrimientos arqueológicos confirman los relatos
bíblicos.
Kenyon que fue
director del Museo Británico de Londres, señala que la investigación
arqueológica moderna ha corroborado la verdad de las Escrituras[66].«Puedo
afirmar categóricamente que jamás hallazgo arqueológico alguno ha desmentido una
referencia bíblica. Docenas y docenas de descubrimientos arqueológicos
realizados han venido a confirmar asertos históricos de la
Biblia»[67].
En 1957 el
Profesor de
6,5. La
Biblia nos cuenta en el Libro del Génesis cómo creó Dios el
mundo.
La Biblia
habla de siete días. Pero la palabra hebrea «yom», día, también significa un período
largo de duración[69] .
«Tampoco se
puede insistir en el orden que se atribuye a los seres creados. (...) Busquemos
en ellos, no un orden cronológico sino un orden lógico y
artificial.
»Pongamos un
ejemplo:
»Quiere un
escritor narrarnos la Historia de España durante
»Dedica el
primer capítulo al reino de Asturias; otro capítulo al de León; otro al reino de
Castilla. Es natural que en esta distribución lógica y geográfica, se complique
Nuestro modo
de hablar, moderno y occidental es distinto del de la Biblia, primitivo y
oriental, al que se acomodó Dios en sus revelaciones. La Biblia se expresa en un
estilo sencillo y figurativo, adaptado a la mentalidad de aquel tiempo. El
teólogo tiene que distinguir el contenido del mensaje revelado, del contexto en
el que ha sido expresado.
Hay
que tener en cuenta que la Biblia lo que pretende es transmitir una enseñanza
religiosa. Su misión no es enseñar ciencia ni historia[71].
«La Biblia
no se propuso ninguna finalidad científica. Por lo mismo, tampoco nosotros
debemos buscar en la Biblia solución científica a los problemas que plantea la
ciencia moderna»[72]. En el modo
de hablar se acomoda al modo de pensar y expresarse del pueblo al que se
dirigía. No es lo mismo decir una cosa, que afirmarla. Al decirla, me acomodo al
modo de hablar. Al afirmarla, la quiero enseñar. Cuando a un niño se le dice que
la cigüeña le ha traído un hermanito (aunque este modo de hablar no sea
recomendable como lo digo en el nº 66,4) no se afirma que sea ése el modo de
nacer de los niños; se emplea un modo de hablar metafórico y figurativo, erróneo
y equivocado, pero el que lo emplea lo considera el más adecuado para hacerse
entender[73] .
6,6.
No puede haber contradicción entre
Ciencia y Fe, pues las dos vienen de Dios. En efecto, Ciencia es el conocimiento
de las leyes que Dios ha puesto en la Naturaleza, y Fe el conocimiento de las
verdades religiosas que Dios ha revelado. Con todo hay que tener en cuenta, que
la Ciencia mira la creación desde el punto de vista de las causas naturales, y
por ello se interesa directamente de su desarrollo en el tiempo, y del orden
exacto de ese desarrollo. La Biblia, en cambio, mira la creación desde el punto
de vista de Dios, como Causa Primera y Universal; por eso no atiende en su
narración al desarrollo temporal objetivo, sino que toda ella está atenta a la
afirmación de la causalidad divina en cada uno de los elementos de
Hay que
tener en cuenta que su lenguaje es sencillo y
popular. Acomodado al pueblo al que se dirigía[75] . Por
eso, el orden que sigue en sus primeros capítulos, como en no pocos otros,
no es precisamente el cronológico, sino un determinado orden
lógico, y viendo las cosas desde
Igualmente,
cuando en el primer capítulo del Génesis emplea la palabra «día» al relatar la
creación del mundo, no hay que entenderla como un día de veinticuatro horas,
sino como un espacio de tiempo[79] .
El hablar de
los seis días de la creación tiene un fundamento litúrgico: inculcar el descanso
sabático. Presenta a Dios antropológicamente, trabajando seis días y descansando
el séptimo[80] .
«Teje una
narración escalonada hasta llegar al hombre, como culminación»[81] .
6,7. En lo
que enseña la Biblia no cabe error
alguno, pues es un libro inspirado por Dios[82] ; pero
la inerrancia aneja a cada uno de sus libros es la que cuadra con el género
literario a que pertenece.
Hay que
distinguir entre el género alegórico del Apocalipsis, y «el género histórico de
los dos Libros de Samuel, que pueden considerarse como el nacimiento de la
historiografía»[83].
Cada género
literario en la Biblia tiene su tipo de verdad. Como en un periódico una es la
verdad de un artículo editorial, otra es la verdad de la noticia de una agencia,
y otra la verdad del lenguaje hiperbólico de un anuncio: «Mejores no hay»,
«Superior al mejor», etc. Así, una es la verdad propia de la parábola, en la
cual sólo se pretende enseñar una verdad sin afirmar cada uno de los elementos
ornamentales que la hacen pedagógica; otra la verdad de un canto lírico que, en
lo concerniente a su sentido y realidad, debe ser juzgado conforme a las leyes
de la lírica; otra la verdad de un relato. En éstos puede su autor querer
afirmar la realidad histórica de lo que narra, tanto en lo substancial como en
los pormenores. Pero puede también afirmar sólo la substancia del hecho, sin
privarse, por motivos pedagógicos y artísticos (la Historia entre los antiguos
tenía no poco de arte), de añadir a lo substancial otros elementos cuya realidad
histórica no asegura.
«Hay que
tener en cuenta que en una mentalidad oriental no es faltar a la verdad ampliar
la narración con la adición de detalles no históricos en sí mismos, pero que
contribuyen a poner de relieve el suceso central que se trata de transmitir.
Distinguir entre la base histórica y los detalles ornamentales no es tarea que
pueda realizar cualquier particular, sino personas preparadas para ello con
doble preparación científica y teológica. La Biblia es un libro que se debe a la
acción conjunta e indivisible de Dios y del hombre, su instrumento, a quien Dios
comunicó su inspiración. Su realidad divina exige, para interpretarla,
preparación teológica; y su realidad humana, preparación científica: entre estas
dos no puede haber verdadero conflicto si se ejercitan con lealtad y rigor
intelectual»[84].
«Los datos
numéricos de la Biblia, al igual que los de todos los antiguos documentos
orientales, no hay que entenderlos en sentido aritmético, porque se basan en el
simbolismo numérico del Antiguo Oriente»[85]. «Los
números tienen un valor convencional y sagrado; no pueden tomarse siempre en
sentido propio»[86]. El
conocido especialista bíblico Alejandro Díez
Macho dice: «lo de menos es el valor matemático, cuantitativo. Son
números simbólicos»[87].
El lenguaje
simbólico es muy frecuente en la Biblia, lo mismo que entre nosotros. Cuando yo
digo que «he sudado tinta», no quiero decir que mi sudor haya sido negro, sino
que me ha costado mucho trabajo.
La
interpretación de la Biblia no es un quehacer que haya que forjarse a base
únicamente de ciencia y
competencia, sino ante todo mediante la adhesión a la fe y la aceptación humilde
de la palabra de Dios. De aquí que su lectura suponga una cierta preparación
religiosa, bien distinta del mero espíritu de crítica o curiosidad. Por encima
de las interpretaciones particulares está el juicio de la Iglesia, a
La recta
interpretación de los pasajes de la Biblia
pertenece a la autoridad de la Iglesia, que es la que ha recibido de Cristo la misión de enseñar. Los individuos
particulares pueden equivocarse al interpretar algunos pasajes oscuros. De ahí
la multitud de interpretaciones equivocadas y opuestas entre sí de los
protestantes, que admiten la libre interpretación personal[88]... Ya dijo
San Pedro que en la Biblia hay
pasajes difíciles de entender[89] .
La libre interpretación de la Biblia
que hacen los protestantes lleva a
«El oficio
de interpretar auténticamente la palabra de Dios escrita o transmitida, ha sido
confiado únicamente al Magisterio vivo de la Iglesia, cuya autoridad se ejerce
en el nombre de Jesucristo»[91].
En los
Evangelios, por debajo de los relatos en que se narran los hechos reales de
Jesús, en sentido oculto, en
segundo nivel, como en un código secreto, suele haber un contenido teológico
encerrado en esos relatos[92] . Por
ejemplo: la multiplicación de los panes representa la Eucaristía; las Bodas de
Caná, la mediación de María, etc.
Por eso
«según una antigua tradición se pueden distinguir dos sentidos en
«Para
comprender exactamente lo que el autor propone en sus escritos hay que tener en
cuenta el modo de pensar, de expresarse, de narrar, que se usaba en los tiempos
del escritor, y también las expresiones que entonces se usaban en la
conversación ordinaria»[94]. Cada
lengua tiene su modo de hablar. Un español dice «me duele la cabeza», y un
francés «tiene mal en la cabeza»; un español «se bebe un vaso de cerveza» y un
alemán, la cerveza «que sale de un vaso».
En la Biblia
hay que distinguir el estilo propio de cada género literario: no es lo mismo el género
lírico que el épico o el histórico. Cada uno debe interpretarse como
corresponde. Teniendo en cuenta que «no hay divisiones estancas entre los
géneros literarios. Dentro del mismo relato pasa fácilmente de los recuerdos de
la historia a los arrebatos poéticos»[95] .
Aun
admitiendo los géneros literarios no podemos negar que los Evangelios relatan
hechos reales. «No se puede decir que hayan falseado la Historia o la hayan
inventado»[96].
Cada
versículo de la Escritura nos obliga a conocer el medio cultural en que se
desenvuelve el autor. Los recientes hallazgos de las Ciencias Auxiliares de la
exégesis nos han proporcionado un conocimiento más profundo del mundo bíblico.
Este conjunto de conocimientos auxiliares no es, sin embargo, lo esencial en la
lectura e interpretación de
Dijo
Juan Pablo II en un discurso a
6,8.
La Iglesia reconoce como sagrados
todos los libros de la Biblia porque «habiendo sido escritos bajo la
inspiración del Espíritu Santo, tuvieron a Dios como Autor, pues los autores
inspirados escribieron todo y sólo lo que Dios quería. Por eso hay que confesar
que los libros de la Escritura enseñan firmemente con fidelidad y sin error la
verdad que Dios quiso consignar en las Sagradas Escrituras para nuestra
salvación»[98]. La Biblia
es el «Libro de Dios».
La Iglesia,
en la Biblia, «no recibe solamente una palabra humana, sino la Palabra de
Dios»[99] , pues
«las verdades que se contienen en
Aun cuando
las diversas partes que la componen hayan sido redactadas por distintos autores,
Dios es el Autor principal de toda ella[101] .
La lista de
los libros inspirados está en el «canon» que de ellos ha publicado la
Iglesia[102] . Esta
lista de libros inspirados de la Biblia fue promulgada oficialmente por el
Concilio de Trento, en 1546, basándose en la Tradición de
Cuando la
Iglesia afirma la inspiración de la Biblia, no comete un «círculo vicioso».:
Ella se funda en la Biblia para considerarse infalible, y Ella es la que dice
que la Biblia está inspirada. La argumentación es en espiral: se demuestra la
historicidad de la Biblia y de ella se deduce la infalibilidad de la Iglesia.
«No estamos basando la inspiración
de la Biblia en la infalibilidad de la Iglesia y la infalibilidad de la Iglesia
en la palabra inspirada de la Biblia; eso sería precisamente un circulo vicioso.
Lo que hemos hecho se llama argumento en espiral: por un lado hemos argumentado
sobre la confiabilidad de la Biblia como texto meramente histórico; de allí
sabemos que Jesús fundó una
Iglesia infalible, y sólo entonces tomamos la palabra de esa Iglesia infalible
que nos enseña que la palabra que nos transmite la Biblia es una palabra
inspirada, Palabra de Dios. No se trata de un “circulo vicioso”, ya que la
conclusión final (la Biblia es la Palabra de Dios) no es el enunciado del cual
partimos (la Biblia es un libro históricamente confiable), y este enunciado
inicial no está basado en absoluto en la conclusión final. Lo que hemos
demostrado es que, si excluimos a la Iglesia, no tenemos suficientes motivos
para afirmar que la Biblia es la Palabra de Dios»[104].
La inspiración
divina es un influjo sobrenatural de Dios
sobre la razón y la voluntad del escritor sagrado en la redacción de los
escritos bíblicos. El autor inspirado es el instrumento de Dios, pero dotado de
razón: tiene características personales. La inspiración, ese «soplo divino»,
respeta la libertad y el modo de expresarse propio de cada autor sagrado, que
conservando su personalidad realiza un trabajo de reflexión y de redacción para
comunicar lo que Dios desea que escriba. Como un secretario que escribe una
carta según las ideas recibidas.
Inspiración
es «la acción que el Espíritu Santo ha ejercido sobre los escritores sagrados
para que escriban las verdades que quería manifestar»[105] .
A pesar de
la inspiración de Dios, cada autor deja su sello personal en el
escrito[106] . «Lo
hicieron según su estilo y cultura, reflejando la mentalidad propia de su
tiempo. (...) Por eso al exponer las cosas y acontecimientos en conformidad con
los criterios y conocimientos propios de su época, pueden dar lugar a “errores
científicos”. (...) Y siendo la historia de un pueblo no siempre santo y
ejemplar, no todo lo que está recogido y descrito en la Biblia es perfecto y
edificante»[107] .
La
diversidad de autores de los libros sagrados da variedad a los estilos. Lo mismo
que el trazo de un escrito varía según se haga con pluma, bolígrafo o rotulador:
pero la idea siempre es del autor.
La
inspiración comunica el mensaje, la idea; pero las palabras, el modo de
expresar el mensaje, son obra del autor
inspirado.
Por
ejemplo:
Una madre le
puede decir a su niño que se calle de tres maneras:
a) «Te he
dicho que te calles».
b) «¿No has
oído que te calles?».
c) «Por
milésima vez te lo digo: cállate».
Son tres
modos distintos de decir lo mismo: afirmativamente, interrogativamente,
hiperbólicamente. Pero en los tres casos se dice lo
mismo.
De este
modo, por encima de las diferencias literarias existentes entre los diversos
libros sagrados, Dios continúa siendo su Autor. La Biblia, es un libro
divino[108] .
Dice
San Pablo: toda la Escritura está
inspirada[109] .
Como dice
Pío XII en su encíclica
Divino afflante Spiritu
«el autor sagrado es instrumento del Espíritu Santo» pero
«instrumento vivo y dotado de razón», es decir, dejando su huella personal:
carácter, personalidad, mentalidad, etc.
«El Espíritu
Santo dictó lo que quería que se escribiera. Fue un dictado interno y
silencioso. El escritor redactaría según su estilo de expresión propio. Incluso
sin percatarse de estar escribiendo bajo la influencia de la divina inspiración.
Sin embargo, el Espíritu Santo quería cada rasgo de su pluma»[110].
La Biblia es
la Palabra de Dios ESCRITA por los hombres, y la palabra de los hombres
INSPIRADA por Dios.
El estudio
de
La exégesis
estudia el significado de las palabras, y la hermenéutica interpreta el sentido
de los textos.
6,9.
Los Testigos de Jehová se sirven
de la ignorancia de los oyentes para tergiversar las Fuentes de
El texto de
esta traducción difiere de un modo radical de las demás versiones cristianas,
tanto católicas como protestantes.
Sacan
conclusiones teológicas diametralmente opuestas a las del cristianismo
tradicional.
Introducen
palabras que cambian el sentido de los textos
originales.
Esta
traducción ha recibido la repulsa unánime de todos los exégetas, incluso
protestantes.
«Este
volumen es una prueba clara de cómo no debe hacerse una traducción», dice
H.H. Rowley.
Y A. Hoekema: «No es una versión objetiva del
texto sagrado, sino una obra llena de prejuicios que han metido de contrabando
en el texto de la Biblia»[111].
En el
libro Proceso a la Biblia de los Testigos de
Jehová escrito por el pastor protestante Danyans se dice en la presentación: «Los
Testigos de Jehová han torcido las
Escrituras y han puesto en circulación una Biblia falseada y adaptada a sus
prejuicios...
ȃsta es una
Biblia sectaria, y como tal es la negación misma del espíritu bíblico
genuino»[112].
«Ante este
cúmulo de arbitrariedades rayanas en el sacrilegio, por tratarse de la Palabra
de Dios, no queda sino esta disyuntiva: los traductores de la Biblia de los
Testigos han fallado en su cometido por ignorancia o por malicia.
»Si no
sabían griego y la tradujeron así, pecaron por ignorancia: nunca debieron
meterse a traductores de la Biblia.
»Si, en
cambio, sabían muy bien el griego y tradujeron mal, entonces pecaron contra la
luz.
»No es
extraño, por tanto, que esta traducción haya merecido las más severas
críticas»[113].
El P. Giuseppe De Rosa, S.I. ha publicado en
la revista «Civiltà Cattolica» de
los jesuitas de Roma un artículo titulado «Los Testigos de Jehová no son
cristianos», donde dice que la traducción de la Biblia de los Testigos de Jehová falsifica cosas
esenciales para decir lo que la Biblia no dice, o lo contrario de lo que
dice[114].
Por eso
[1] Concilio Vaticano I.
DENZINGER: Magisterio de la
Iglesia , nº 1805. Ed.
Herder, 1963
[2] SHEED: Teología y sensatez, X,2. Ed.
Herder. Barcelona. 1979.
[3] KAROL WOJTYLA:
Ejercicios Espirituales para jóvenes, 1ª,
I. Ed. BAC POPULAR. Madrid.
[4] MANUEL CARREIRA, S.I.:
El hombre en el cosmos, VI,1.
Ed. Sal Terrae. Santander. 1997
[5] JUAN
[6] Nuevo Catecismo de
[7] Segundo Libro de los
Macabeos, 7:28
[8] Génesis, 1:1
[9] Nuevo Catecismo de
[10] Nuevo Catecismo de
[11] ANTONIO DÚE,
S.I.: La acción de Dios y la Ciencia, I,
2. Ed. Escelicer. Cádiz
[12] SANTIAGO
LOREN: Del electrón a Dios, VI, pg. 416.
Ed. Plaza y Janés. Barcelona
[13] Nuevo Catecismo de
[14] Libro básico del
creyente hoy, II, 2. Ed. PPC. Madrid, 1970
[15] Nuevo Catecismo de
[16] DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº 1.783. Ed.
Herder. Barcelona
[17] Nuevo Catecismo de
[18] LEON-DUFOUR,
S.I.: Vocabulario de Teología
Bíblica, Voz “ángeles”. Ed. Herder.
Barcelona
[19] MICHAEL SCHMAUS:
Teología dogmática, nº 118. Ed.
Rialp. Madrid
[20] DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, n.428. Ed.
Herder. Barcelona
[21]Evangelio de SAN
MATEO,13:38s
[22] Nuevo Catecismo de
[23] FELIPE CALLE, O.S.A.:
Razona tu Fe, XIV, 3.
Ed. Religión y Cultura. Madrid
[24] Salmo 91:11
[25] Evangelio de SAN
MATEO, 18:10
[26] Libro básico del
creyente hoy, II, 3. Ed. PPC. Madrid, 1970
[27] LUIS CREUS VIDAL:
Introducción a la
Apologética, 2ª, 32. Ed. La Hormiga de Oro.
Barcelona
[28] JUSTO COLLANTES, S.I.:
La fe de
[29] DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, n.428. Ed.
Herder. Barcelona
[30] ANGELO SCOLA: Sectas satánicas y fe cristiana, V.
Ed. Palabra. Madrid.1998.
[31]SHEED: Teología y sensatez, XIII, 3, Ed.
Herder. Barcelona. 1979.
[32] Segunda Carta de SAN
PEDRO, 2:4; San Judas,
6
[33] Nuevo Catecismo de
[34] JAVIER IBÁÑEZ:
La fe divina y católica de la Iglesia,
V,22. Ed. Magisterio Español. Zaragoza
[35] Documento de
[36] ZENIT: Boletín
informativo del Vaticano en INTERNET,
ZS99012615
[37] Evangelio de SAN MATEO,
13:38s
[38] SAN PABLO: Primera
Carta a los Corintios, 10:13
[39] MICHEL SCHMAUS:
Teología dogmática, 2º, 2º, I.
Ed. Rialp. Madrid
[40] Evangelio de SAN
MATEO, 16:23
[41] Declaración de
[42] Nuevo Catecismo de
[43] Evangelio de SAN LUCAS,
22:31
[44] SAN PEDRO: Primera
Carta, 5,8
[45] Evangelio de SAN
MATEO, 12:29
[46] JOSÉ
[47] PABLO VI:
L’Osservatore Romano (Edición española) del 19-XI-72. Pg.
3.
[48] L. MONDEN: Milagro. Signo de salud, pg. 127.
Ed. San Pablo. Madrid.1997.
[49] GABRIEL AMORTH:
Habla un exorcista, III.
Ed. Planeta+Testimonio.
Barcelona.1998.
[50] Conferencia Episcopal
Alemana: Catecismo Católico para Adultos,
1º, III, 2. Ed. BAC. Madrid.
[51] Nuevo Catecismo de
[52] ANGELO SCOLA: Sectas satánicas y fe cristiana, V.
ed. Palabra. Madrid.
1998.
[53] Sagrada Congregación
de la Doctrina de
[54] Libro de la Sabiduría,
2:24
[55] ANTONIO ROYO MARÍN,
O.P.: Teología de la salvación, 1ª, III, nº
64. Ed. BAC.Madrid.
[56] SAN PABLO : Carta a
los Efesios, 6:11
[57] Evangelio de SAN JUAN:
8:44
[58] JOSÉ A. SAYÉS:
El pecado original, IV, 3, 1.
Folleto J.R.C. nº13. EDAPOR. Madrid,
1988.
[59] MARIE-MICHÈLE BOURRAT:
¿Existe el diablo?,II,6.
Ed. Mensajero. Bilbao.
[60] JOSÉ ANTONIO SAYÉS:
El demonio, ¿realidad o mito? VI, 3,a.
Ed.San Pablo. Madrid. 1997.
[61] JOSÉ ANTONIO SAYÉS:
El demonio, ¿realidad o mito? VI, 3,b.
Ed.San Pablo. Madrid. 1997.
[62] Pedidos a: Apartado
2546. 11080-Cádiz. Tel.: (956) 222 838. FAX: (956) 205
810
[63] LUIS
ARNALDICH,O.F.M.: El origen del mundo y del
hombre según la Biblia, 1. Ed.
Rialp.Madrid
[64] ANTONIO ROMAÑÁ, S.I.:
Estado actual de
[65] ÁNGEL SANTOS RUIZ:
Vida y espíritu ante la Ciencia hoy,
XVIII. Ed. Rialp.
[66] Sir
FREDERIK KENYON: The Biblie and Arqueology,
pg. 279.
[67] NELSON
GLUECK: Rivers in the desert, pg.
31. New York.
[68] ALEJANDRO DÍEZ MACHO:
Manuscrito Neophyti, 1. Consejo
Superior de Investigaciones Científicas.
Madrid.
[69] A. MARTÍNEZ TORNERO,
S.I.: ¿Por qué soy católico?, I.
Ed. Fe Católica. Madrid.
[70]
[71] JUAN HUARTE: Evolución y problema religioso, IX, 2, B.
Unión Editorial. Madrid, 1984.
[72] LUIS ARNALDICH,
O.F.M.: La Biblia y la evolución, I.
Ed. BAC. Madrid
[73]
[74] LUIS ARNALDICH,
O.F.M.: La Biblia y la evolución, II.
Ed. BAC. Madrid
[75] DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº 2127. Ed.
Herder. Barcelona
[76] BIRNGRUBER: Teología dogmática para seglares, nº 7.
Ed. Litúrgica Española. Barcelona
[77] Levítico, 11:19
[78] JOSUÉ, 10:13
[79] DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº 2128. Ed.
Herder. Barcelona
[80] ANTONIO ROYO MARÍN,
O.P.: Dios y su obra, 3º, 1ª, IV, nº
439. Ed. BAC. Madrid
[81]
[82] Concilio Vaticano
II: Dei Verbum:
Constitución Dogmática sobre
[83] PIERRE DE GUIBERT,
S.I.: Así se escribió la Biblia, II,2.
Ed. Mensajero. Bilbao. 1997.
[84] Para entender la
Biblia es indispensable leer antes algún libro que nos prepare a ello. Es
magnífico el de DANIEL ROPS, ¿Qué es la
Biblia?. Ed. Casal i Vall. Andorra
[85]
[86] ARNALDICH: Revista
Cultura bíblica 9 (1952)
112.
[87] ALEJANDRO DÍEZ MACHO:
Revista Estudios Bíblicos
21 (1962) 216s.
[88] Cristo en Casa. Curso
Fundamental, XXII. Fe Católica. Maldonado, 1.
Madrid
[89] Segunda carta de SAN
PEDRO, 3:16.
[90]
[91] CONCILIO VATICANO
II: Dei Verbum: Constitución
Dogmática sobre
[92] SECUNDINO CASTRO:
El sorprendente Jesús de
Marcos. Revista de Espiritualidad,
47(1988)10
[93] Nuevo Catecismo de
[94] Concilio Vaticano
II: Dei Verbum: Constitución
Dogmática sobre
[95] PIERRE GRELOT:
Introducción a los Libros Sagrados, 1ª, A,
II, 1. Ed. Stella. Buenos
Aires.
[96]
[97] Acta Apostolicae
Sedis, 73 (1981) 669s
[98] Concilio Vaticano II:
Dei Verbum: Constitución
Dogmática sobre
[99] Nuevo Catecismo de
[100] Nuevo Catecismo de
[101] DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº
1787. Ed. Herder. Barcelona
[102] DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº 784,
1809. Ed. Herder. Barcelona
[103] DANIEL GAGNON:
No todo el que dice Señor,
Señor,...Ed. Paulinas. México.
[104] Catholic Answers en
INTERNET: Apologética Católica:
http://catholic-church.org
[105] Diccionario de
Teología Católica (DTC). Tomo 7, col. 2068.
[106] MIGUEL PEINADO:
Exposición de
[107] AMÉRICO M. VEIGA:
Creer hoy, II, 3.
Ed. Perpetuo Socorro. Madrid.
1984.
[108] CESLAO SPICQ, O.P.:
La Biblia, Palabra de Dios.
Conferencia en el Instituto Aquinas de Estudios de Teología para
Seglares
[109] SAN PABLO: Segunda
carta a Timoteo, 3:16
[110] LEO J. TRESE: La fe explicada, I, 3. Ed Rialp. Madrid,
1981. Sexta edición.
[111] PRUDENCIO DAMBORIENA,
S.I.: Revista Iglesia-Mundo. Documentación
nº8(12,XI,71)
[112] .E. DANYANS: Proceso a la Biblia de los Testigos de
Jehová. Ed. Clie. Barcelona, 1971.
[113] AGUSTÍN PANERO,
Redentorista: NO a los Testigos de Jehová,
II, 8. Ed. Perpetuo Socorro. Madrid, 1973. Estupendo
folleto, que en su brevedad, expone y refuta muy bien los errores de los
Testigos de Jehová
[114] ZENIT, Boletín
informativo del Vaticano en INTERNET:
ZS99073007.
[115] Concilio Vaticano II:
Dei Verbum: Constitución
Dogmática sobre