3,7. Prescindo de lumbreras de la antigüedad
como San Agustín, Santo Tomás o Miguel
Ángel, que siempre rezaba de rodillas antes de empezar a trabajar
en su obra de arte.
Lo mismo que
Newton, era creyente Kepler. Leverrier, descubridor del planeta Neptuno,
fue ferviente católico.
Laplace murió como
fervoroso cristiano asistido por un sacerdote.
Incluso
Galileo, a pesar de su lamentable
proceso, murió como buen cristiano en 1642.
Copérnico (a quien
debemos el sistema heliocéntrico) y Lemaître, muerto en 1966 (autor de la
teoría de la expansión del universo hoy en boga), fueron sacerdotes.
«Un
destacado historiador -Deunert-
tan sólo ha hallado en el campo de las Ciencias Naturales un 2% de científicos
de fama que se declaren materialistas y ateos.
Entre 8.847
nombres de sabios citados por Poggendorff en su Dictionaire des Sciencies Exactes la
inmensa mayoría son creyentes e incluso un 10% son sacerdotes o
religiosos»[1] .
El 1º de
febrero de 1976 murió en Munich a los 74 años de edad Werner Heisenberg, que está considerado
como el físico más grande de todos los tiempos[2] ,
Premio Nobel por sus investigaciones sobre Física Nuclear.
Él formuló
matemáticamente la teoría unificadora de los campos energéticos, gravitatorio,
electromagnético y nuclear (fuerte y débil), que son las energías que
conocemos[3] ; lo
cual, Einstein no consiguió a
pesar de sus esfuerzos[4] .
En abril de
1969 pasó por Madrid. En una entrevista que hizo para la prensa, dijo entre
otras cosas: «Lo que sí creo es en Dios, y que de Él viene todo. Las
partículas atómicas tienen un orden, que tiene que haber sido impuesto por
alguien».
Heisenberg le dijo a
Vintila Horia: «La teoría de un
mundo creado, es más probable que la contraria, desde el punto de vista de las
ciencias naturales. La mayor parte de los hombres de ciencia que yo conozco han
logrado llegar a Dios»[5].
En un ABC
dominical leí que Werner von
Braun, «padre» de la astronáutica y «cerebro» de los vuelos
espaciales que han llevado el hombre a la Luna, manifestaba que era creyente y
que todos los días oraba a Dios[6] .
Decía: «El hombre tiene necesidad de fe como tiene necesidad de agua y de aire.
Tenemos necesidad de creer en Dios»[7] .
Dice
Salvador de Madariaga que «los
hombres más eminentes en la vanguardia de la ciencia no vieron que hubiera nada
en su actitud científica que les impidiera creer en Dios»[8].
Y Alexis Carrel, muerto en 1944, Premio Nobel
de Medicina, dice: «Yo creo todo aquello que
Manuel M.
Carreira, S.I., Doctor en Ciencias Físicas y
Profesor de Filosofía de la Ciencia en la Universidad de Cleveland (EE.UU.),
dice: «Ni por ser sacerdote he tenido que viciar un razonamiento científico, ni
fue preciso nunca que cerrase mis ojos a la ciencia para mantener la
fe»[10].
El Premio
Nobel Paul Sabatier, muerto en
El Dr. Juan Oró, nacido en Lérida, que es uno
de los más prestigiosos bioquímicos de Estados Unidos y que trabaja para la
NASA, afirma: «Para mí no hay contradicción entre Fe y Ciencia»[12].
El Profesor
Baltasar Rodríguez-Salinas,
Catedrático de Teoría de Funciones en la Facultad de Ciencias Matemáticas de
Madrid, en un discurso que pronunció en la Academia de Ciencias, comenzó con una
cita del genial matemático Cauchy:
«Yo soy cristiano, es decir, yo creo en la divinidad de Jesucristo, con Tycho-Brahe, Copérnico, Descartes, Newton,
Kepler, Fermat, Leibniz, Pascal, Grimaldi, Euler, Gauss, Guidin,
Boscovich[13],
Gerdil, con todos los grandes astrónomos,
todos los grandes físicos, todos los grandes matemáticos de los siglos pasados.
»Yo también
soy católico como la mayor parte de ellos; y si se me pregunta la razón, diré
que mis convicciones son el resultado, no de prejuicios de nacimiento, sino de
un examen profundo»[14].
Podíamos
añadir: el médico Pasteur, el
biólogo Mendel, los físicos
Volta, Ampère, Faraday, Galvani, Faucault,
etc. etc.
Muchísimos
científicos son católicos, como Pasteur, De
Broglie, Schrödinger, Pauli, y Max Planck que se convirtió al
catolicismo al final de su vida, como afirmó el Profesor Stanley L. Jaki, húngaro, Profesor de
varias Universidades de Estados Unidos, en el Congreso sobre Física y Religión
celebrado en Madrid en Octubre de l990[15] .
Angel Santos
Ruiz, Catedrático de Bioquímica de
«De
hecho, ningún físico, químico, biólogo, etc., ha tenido que renunciar nunca a
sus convicciones sobre Dios, el alma,
El 23 de
agosto de 1985 le oí decir al Rector de la Universidad de Santander, y
Catedrático de Física, D.
D. Santiago Ramón
y Cajal, Premio Nobel 1906, «jamás dudó de
la existencia de Dios», en frase de su hermano Pedro; quien, además, afirma que si él
hubiera llegado a tiempo, su hermano «Santiago hubiera muerto con los
sacramentos»[18].
Leonardo Torres
Quevedo, que murió en Madrid, el 18 de
Diciembre de
El 25 de
octubre de 1906, en la ría de Bilbao hizo evolucionar un bote, sin tripulantes,
por ondas hertzianas, gracias al
telekino, desde la terraza del Club
Náutico.
El
bote avanzó, retrocedió, viró en redondo, sorteó otras embarcaciones que había
en el puerto y llegó a la escala del vapor Elcano, donde se hallaba la
representación oficial[20] . El
telekino es precursor de los cohetes teledirigidos de
hoy.
El 10 de
febrero de 1916 se inauguró en las Cataratas del Niágara el transbordador que
Torres Quevedo proyectó y se
adjudicó en concurso internacional, y sigue funcionando en la
actualidad.
El
Ayuntamiento de Camargo (Santander) organizó en el mes de agosto de 1991 una
exposición en Maliaño con ocasión del 75 aniversario del transbordador del
Niágara, obra de Torres Quevedo,
nacido en Santa Cruz de Iguña (Cantabria), el 28 de Diciembre de 1852.
En esta
exposición vi una réplica de este transbordador que en 75 años no ha tenido ni
un accidente ni una avería grave. En América lo llaman el «aerocar español». Va
sostenido por seis cables y anclaje con contrapesos, con lo cual se mantiene
constante la tensión de los cables, independientemente del peso, según la
barquilla estuviera más o menos cargada de gente; y le proporciona un alto
coeficiente de seguridad.
Antes de
construirlo en el Niágara, lo instaló en el Monte Ulía de San Sebastián en 1907
para probarlo. Fue el primer tranvía aéreo del mundo.
En 1914
inventó el ajedrecista mecánico, que siempre gana. Es una máquina precursora de
los robots de hoy. Se conserva en la Escuela de Ingenieros de Caminos.
En 1951 fue
presentado, por
En 1976
estuve en Toledo predicando conferencias cuaresmales, y entonces tuve la
satisfacción de conocer a
Según «uno
de los comentaristas de los acontecimientos internacionales mejor informados de
nuestro país, la gran mayoría de los investigadores y técnicos de la navegación
espacial no sólo de los Estados Unidos,
sino también de
«Un número
cada vez mayor de científicos se está declarando creyente en
Dios»[23] .Dos
mil trescientos miembros de
«Según
recientes encuestas el 80% de los científicos se declaran
creyentes»[25] .
El Premio
Nobel de Física 1985, Carlos
Rubbia, Director del Centro Europeo de Investigaciones Nucleares
(CERN) que ha descubierto una nueva forma de generar energía nuclear por fisión,
que es más barata, limpia y segura, y no sirve para fabricar bombas
atómicas[26], y
recientemente ha inventado un modo de destruir los residuos radiactivos de alta
actividad[27] , ha
dicho: «La Ciencia más avanzada se acerca a la Religión»[28].
Y Pío XII: «La ciencia moderna descubre a
Dios detrás de cada nueva puerta que abre»[29]. .
Juan Pablo
II, dijo en la Universidad de Madrid:
«La Ciencia y la Fe no son opuestas, sino convergentes en el descubrimiento de
la realidad integral que tiene su origen en Dios».
“Las
realidades profanas y las de fe tienen su origen en un mismo
Dios”[30] .
Dijo el
Concilio Vaticano I: “Ninguna verdadera disensión puede darse jamás entre la fe
y la razón porque el mismo Dios que revela los misterios e infunde la fe puso
dentro del alma humana la luz de la razón; y Dios no puede negarse a sí mismo, y
la verdad no puede contradecir jamás a la verdad”[31] .
El filósofo
alemán contemporáneo Martín
Heidegger dijo en una entrevista a la revista alemana Der Spiegel en 1966: «La literatura
actual, en su mayoría, es destructiva. Sólo Dios puede salvarnos todavía. Frente
a la ausencia de Dios, nos hundimos»[32].
Boris
Yeltsin, Presidente de Rusia, declaró que
«el comunismo intentó durante 70 años imponer el ateísmo, pero no lo ha
logrado»[33]
El soviético
Alejandro Solzchenitsyn, Premio
Nobel 1970, que estudió Matemáticas y Física en
Chabanis después de
entrevistar a varios pensadores ateos, afirma: «Pensaba encontrar en ellos un
ateísmo riguroso y bien fundamentado, pero lo que había era ausencia de búsqueda
de la Verdad Absoluta»[35].
Dijo
Pascal: “Muchos están siempre
dispuestos a negar todo aquello que no comprenden”.
La
increencia de muchas personas tiene su origen en su ignorancia religiosa. A
nadie le puede convencer lo que no conoce. Yo no puedo opinar sobre la comida de
Kenya, pues no sé lo que allí se come.
Sería interesante contar las páginas que ese ateo ha leído de su profesión y las
que ha leído de cultura religiosa. Seguramente la diferencia es enorme. Cuál
sería su información profesional si invirtiéramos los números?
¿Nos vamos a
extrañar de su ignorancia religiosa?
Monseñor
Elías Yáñez, Presidente de
»El ateísmo
no está en el origen del hombre. Es más bien un fenómeno surgido de diferentes
causas».
CIUDAD DEL
VATICANO, 10 feb (ZENIT).- El profesor Antonino Zichichi, presidente de
3,8. El
ateísmo deja sin resolver muchas
más cosas que todos los misterios que acepta
Según una
encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas, el 75% de los españoles
creen en Dios[38] .Y
según otra del Instituto Gallup, el 94% de los norteamericanos cree en Dios, y
el 58% en el infierno[39] .
Ya dijo
Berdiaef que «el hombre es un ser
incurablemente religioso».
Y Max Scheler: «el hombre o cree en Dios o se
fabrica un ídolo. Este ídolo será la raza, el Estado, una mujer o el dinero;
pero el hombre no puede vivir sin adorar algo»[40].
«No se
conoce ningún pueblo, ninguna cultura, sin religión.
»Otra cosa
distinta es que todos los individuos de ese pueblo hayan sido religiosos.
»Pero el
conjunto, en cuanto tal, sí lo ha sido. (...)
»Los
estudiosos de la historia de las religiones, de entre los cuales Mircea Eliade fue uno de los grandes
maestros y pioneros, coinciden en afirmar que el hombre de todas las épocas,
desde que abandonó la categoría de “mono”, es un hombre
creyente»[41] .
El agnóstico
se escapa con un «no sé» por no querer reconocer lo razonable que es un Dios
Creador.
La fe
complementa la razón como el telescopio complementa al ojo.
Con el
telescopio veo estrellas que no veo a simple vista.
Con la fe
obtengo respuestas a muchas cosas para las que la ciencia no tiene respuesta:
¿Qué sentido tiene la vida del hombre? ¿De dónde viene? ¿A dónde va?
¿Qué hay
después de la muerte?
Todo hombre
racional tiene que plantearse la cuestión del sentido de nuestra existencia y de
si hay algo después de la muerte.
Quien tiene
la respuesta de la fe vive con ilusión y esperanza.
Quien no
sabe responder vive con la angustia de la duda, pues nadie puede estar seguro de
que no hay nada después de la muerte.
Ya dijo
Bacón: «Poca filosofía aparta de
la religión, pero mucha filosofía conduce a ella»[42] .
Los caminos
que llevan al ateísmo pueden ser:
a) La
rebelión contra el mal en el mundo.
b) La
ignorancia religiosa.
c) Una
formación religiosa infantil.
d) Un apego
desordenado a los goces de este mundo.
e) El mal
ejemplo de algunos creyentes.
f) Un
ambiente hostil a la religión.
g) Un
equivocado temor de Dios que no conoce la misericordia y bondad
divinas[43]
Puede ser
interesante mi vídeo: Ateísmo y ciencia de
hoy[44] .
Un soldado
norteamericano, al ser interrogado, para su ficha, por su religión, contestó:
CATÓLICO. Y no era verdad. Pero él había observado que en la hora de la muerte
los católicos morían con una gran esperanza, y él quería lo mismo para su
muerte.
Esto fue el
comienzo de su conversión al catolicismo.
En una
ocasión. un ateo le dijo a un sacerdote:
-
Demuéstreme que hay Dios y me convertiré en un
cristiano.
El sacerdote
le contestó:
-
Demuéstreme Vd. que no hay Dios y me convertiré en un
ateo.
- No puedo,
replicó el ateo.
- ¿Y en una
cosa tan trascendental, de la cual depende toda la eternidad, Vd. se arriesga a
seguir una ideas que no se pueden probar? ¡Menudo disparate! Yo tengo muchas
razones que apoyan mi fe en Dios[46] .
«El ateísmo
podrá esforzarse en querer demostrar que la religión es falsa, pero nunca podrá
demostrar que él es verdadero»[47].
Por eso dijo
Pascal: «Prefiero equivocarme
creyendo en un Dios que no existe, que equivocarme NO creyendo en un Dios que
existe. (...) Si después no hay nada, nunca lo sabré, pero si hay
algo...»[48] .
Es mucho
más razonable creer en Dios que
ser ateo.
El ateo no
sólo no puede demostrar que no hay Dios, sino que desde el ateísmo no se pueden
resolver los grandes interrogantes de la vida.
¿De dónde
viene?
¿A dónde va?
¿Qué pasa
después de la muerte?
¿Qué sentido
tiene la vida?
¿Cómo saciar
el apetito de felicidad?, etc., etc.
El ateo se
condena a vivir en la angustia, en la duda, en
Los ateos se
ríen de estas preguntas por considerarlas ociosas porque no tienen
respuesta[49] .
Ellos no tienen respuesta, pero los creyentes sí la tenemos. Ésa es
Prescindir
de Dios es irracional. Es sintomático que «en
Como dice el
Concilio Vaticano II[51] , sin
Dios quedan sin respuesta los problemas más agudos de la existencia humana como
son el sentido de la vida y de la muerte, de la culpa y del dolor. Y estos
problemas son insoslayables.
No hay nadie
que, al menos en ciertos momentos de su vida, deje de
planteárselos.
Todo hombre
normal debe preocuparse de su muerte. Carl
Gustav Jung, uno de los padres del psicoanálisis, dijo: «el hombre
que no percibe el drama de su muerte es un enfermo que debería dejarse
curar»[52] .
El
materialismo dice que todo lo que existe es material, porque todo lo que se ve,
se toca, se mide, etc., es material.
Esto es tan
simple como el pescador que niega que haya peces más pequeños que los que sus
redes pescan, porque los más pequeños se le escapan por los
agujeros[53] .
El hecho de
que haya tantos hombres de ciencia creyentes es prueba de que la Ciencia no
Si lo fuera,
todos los científicos serían ateos; y, como hemos visto, muchos hombres de
ciencia se declaran creyentes.
El hecho de
que haya científicos ateos habrá que explicarlo por otros caminos, pero no por
el hecho de ser científicos[54] .
Evidentemente que la ciencia no
demuestra la existencia de Dios, pues la ciencia estudia las leyes de la
naturaleza, no a Dios. A Dios lo estudia la
teología.
Pero la
ciencia da datos que apoyan la fe del creyente.
«La ciencia
no prueba la existencia de Dios-Creador, pero sí sienta las bases para un
raciocinio metafísico que lleva lógicamente a Él»[55] .
«El problema
del hombre contemporáneo es la fraudulenta y persistente manipulación a que ha
sido sometido por el racionalismo materialista que le asegura que “La Ciencia”
ha demostrado la no existencia de Dios»[56].
No hay
ningún argumento científico que demuestre que no hay Dios[57] . Por
el contrario, hay muchos datos científicos que confirman la fe del creyente:
desde lo que dicen los astrónomos sobre el origen del cosmos (ver nº 3), hasta los estudios científicos
realizados en
El 13 de
octubre de 1988 se hizo público que el resultado del análisis del carbono-14 sobre
Esta noticia
fue rechazada por todos los especialistas en
De hecho se
han celebrado varios Congresos Científicos Internacionales, donde se han
invalidado las pruebas del Carbono-14 en
En las
palabras de clausura del Congreso de Cagliari, dijo el Dr.Baima Bollone, Presidente del Centro
Internacional de Sindonología de Turín: «La tónica general del Congreso ha sido
la inaceptabilidad de la prueba del carbono-14 en
En este
Congreso se presentaron veintisiete trabajos de investigación.
Yo tuve el
honor de presentar en este Congreso un trabajo de investigación en nombre del
Centro Español de Sindonología, que fue muy bien acogido, como expresó el
Presidente de la Mesa.
En la sexta
edición de mi libro de
Con todo, no
hay que desorbitar el valor del conocimiento científico experimental. También es
válido el conocimiento histórico y metafísico.
El
conocimiento científico experimental no es el único modo de conocer. Hay
realidades que se escapan al conocimiento experimental.
El
razonamiento filosófico no es científico. Cuando Renato Descartes dice: «Pienso, luego
existo», hace un razonamiento válido; y, sin embargo, no es científico, sino
filosófico. El pensamiento no se ve, pero existe.
La Ciencia
no lo explica todo. Hay cosas que se le escapan. Lo mismo que una red de trama
grande no puede capturar peces pequeños, pero no por eso dejan de existir
boquerones y chanquetes.
Si yo te
cuento un sueño que he tenido, tú no puedes comprobar científicamente que te
digo la verdad.
«Los valores
de bondad, belleza, santidad, heroísmo, lealtad, verdad; y los sentimientos de
alegría, temor, esperanza, amor, etc. caen fuera del ámbito de la
Ciencia»[60] .
Hay cosas
inalcanzables para la ciencia experimental. La
ciencia no sirve
para
demostrar la existencia de Dios, como tampoco sirve para demostrar el amor de
una madre o la fidelidad de un esposo, aunque todo esto sea una realidad.Sin
embargo, no hay duda de que la ciencia nos aporta datos
válidos que confirman la existencia de Dios[61] .
La ciencia
explica «cómo» funciona la naturaleza, no alcanza el «por qué». Esto es objeto
de la filosofía[62] .
Las razones
para creer son suficientes, pero no evidentes como un axioma; pues Dios quiere
que el hombre le acepte libremente y no a
«La
oscuridad de la fe es absolutamente necesaria para que el acto de fe sea libre.
Y la libertad de la fe
«La fe es
suficientemente oscura para que la adhesión a ella sea libre; y al mismo tiempo
bastante clara como para que la dicha adhesión sea razonable»[65] .
Pascal
lo dijo también: «La fe es
suficientemente clara para que el creer sea razonable, y suficientemente oscura
para que el creer sea libre»[66].
La fe es
segura y oscura al mismo tiempo. Segura porque se basa en la palabra de Dios, y
oscura por la limitación de nuestro entendimiento. Por eso decía Santa Teresita del Niño Jesús:«Señor, no te
entiendo nada; pero te creo todo, porque me fío de
Ti».
La idea
lleva al acto, pero hay que motivarla, amarla, entusiasmarse con
ella.
Hoy, en
algunos ambientes, está de moda el
agnosticismo; personas que prescinden de Dios. No les interesa Dios.
Se instalan en el mundo como si no hubiera nada al otro lado de la muerte.
Adoptar el
cómodo «no sabe, no contesta» está bien cuando no se tienen datos para
opinar.Pero cuando se trata de rechazar las razones que hay para opinar, por
prejuicios personales, esto no es razonable[67].
Lo primero
que hay que decir es que negar a Dios, no es destruirle; y el que piense que no
hay nada más allá de la muerte, se va a enterar en cuanto se muera. Pues las
cosas son como Dios ha dicho que son, no como nos puedan parecer a nosotros. Y
si Dios ha dicho que seguiremos vivos más allá de la muerte, esto es así aunque
haya quien no lo acepte.
Algunos
piensan que por no creer en el infierno son más libres. Pero no es así. Lo que
son es más inconscientes. Cerrar los ojos ante la verdad no enriquece al hombre,
lo empobrece. La prudencia no está en ignorar un riesgo, sino en estudiarlo y
prevenirlo. Cerrar los ojos ante un riesgo es señal de
inconsciencia.
El
agnosticismo es un riesgo.
Cuando se
trata de un riesgo grave como el morir electrocutado o la condenación
eterna, hay que ser muy prudentes. Nadie toca un cable de alta tensión
aunque tenga el 90% de probabilidades de que no pasa nada.
Pues el ateo
tiene el 99% de probabilidades de equivocarse. Son muchísimas más las razones
para creer en Dios que para convencerse de que no hay
Dios.
Hay
realidades que pueden dejarme indiferente. Por ejemplo, si en Marte hay vida o
no.
Pero hay
otras realidades a las que no puedo estar indiferente, pues es mucho lo que me
juego. Por ejemplo, si el avión en que voy a viajar está o no en condiciones de
volar. Procuro tener unas razonables garantías de
seguridad.
Esto es lo
que pasa con la Religión.
Yo tengo
opción de aceptar o rechazar todo esto.
Pero para
rechazar algo tan importante, tengo que estar muy seguro de que todo esto no es
cierto, pues es mucho lo que me juego. No basta tener dudas. Las dudas y
dificultades no son argumentos probativos. Yo puedo tener dificultades sobre una
cosa que es una realidad.
Por el
contrario, para aceptar un bien me basta una razonable probabilidad. Yo acepto
una medicina con una probable esperanza de me ayudará, aunque no tenga seguridad
absoluta de su eficacia.
Pero para
optar por la Religión no bastan las ideas. Hace falta que la Religión sea para
mí el supremo de los valores. Yo puedo saber que el tabaco
Hay personas
que buscan la verdad, les guste o no.
Pero otras
personas buscan lo que les gusta, sea verdad o no.
El
entendimiento se decide por razones.
Pero la
voluntad se decide por valores.
Es muy
importante que para mí la Religión sea el supremo de los
valores.
La fe es
aceptar lo que no entiendo porque me fío del que me lo dice. Pero la fe es
razonable. Si no lo fuera, los creyentes seríamos unos necios. Y nadie, con
cultura, puede decir que fueron necios unas lumbreras de la humanidad como un
San Agustín o un Santo Tomás de Aquino.
Por eso la
fe no es un salto en el vacío, a lo loco. Es muy razonable aceptar lo que no
entiendo, si puedo fiarme del que entiende y me lo dice.
La fe en Dios es
perfectamente razonable. Hay muchas más razones para creer
que Dios existe que para dudar de su existencia.
Pero hay que
rechazar, tanto el racionalismo que sólo acepta lo que se puede demostrar (los
misterios son indemostrables), como el fideísmo que desprecia la razón, y pretende
que la fe sea «un salto en el vacío», sin ningún motivo de credibilidad. El
fideísmo es absurdo pues pretende que creamos en Dios sin tener fundamento
racional de la fe.
Si la fe no
tuviera ninguna motivación de tipo racional no sería responsable ni humana. Por
eso la teología católica ha defendido siempre la capacidad natural que tiene el
hombre para llegar con la luz de la razón a conocer la existencia de
Dios-Creador. Así lo define el Concilio Vaticano I[68] .
«
Sin embargo,
aunque la razón me indica que hay motivos serios para creer, la razón no causa
La ciencia
que tiene por objeto la exposición de los motivos de credibilidad, o sea, las
razones y argumentos que demuestran ser la fe razonable, se llama Apologética[72]. El Cardenal Newman, que era protestante,
se convirtió al catolicismo por puro raciocinio.
Dice el
Cardenal Daneels, Arzobispo de
Malinas, «la supresión de toda sana apologética es un funesto servicio prestado
a la causa de la evangelización»[73].
En Mayo de
1935 se convirtió al catolicismo Marchant, Ministro de Instrucción Pública
de Holanda. Al ser interrogado por un miembro de la izquierda del Senado,
contestó: «Creo, porque reflexiono»[74] .
Pero no se
trata de convencer a nadie a base de pruebas, sino de hacer ver lo razonable que
es creer. Derramar luz sobre las verdades de
Pero no
olvidemos que la conversión no nace sólo tras haber sido convencido, sino tras
una iluminación de mi entendimiento y adhesión de la voluntad a Dios, acogiendo
las verdades reveladas y acomodando todo mi ser a esa iluminación.
Los motivos
de credibilidad constituyen un preámbulo racional de
Y por
supuesto que no basta asentir a
las verdades reveladas por Dios; es preciso vivir de acuerdo con ellas.
Para el que
tiene fe, mil objeciones no le hacen dudar; y al que no tiene fe, mil pruebas no
le convencen.
«La decisión
de creer no es la conclusión de una argumentación. Uno jamás está obligado a
creer por las leyes de la lógica. (...) Al acabar una operación de cálculo, no
puedo por menos que adherirme al resultado obtenido. (...) Entre la clara
evidencia y la fe interviene un acto voluntario, perfectamente libre. Del mismo
modo que ya pueden mostrarme del modo más convincente y persuasivo que alguien
merece ser amado, no por eso lo amaré. No se puede amar de mala gana, ni creer
de mala gana. Es lo que ya decía San
Agustín en su comentario
Dice
Octavio Rodríguez en Preámbulo epistemológico del acto de fe:
«Realizamos un juicio cuando consideramos que son suficientes las
pruebas que nos han de llevar a una conclusión» (...) «Si llegamos a
convencernos de una conclusión, la afirmamos sin reserva» (nº 2). «Los
argumentos no obligan a nadie a creer, igual que los argumentos a favor de la
virtud no obligan a nadie a ser virtuoso» (nº 7)[76] .
El hombre se
convence por razones, pero es la voluntad la que elige
las razones que quiere que le convenzan.
Por eso no
basta dar razones que van sólo al entendimiento. Hay que presentar valores que
mueven a la voluntad: bondad, belleza, importancia, utilidad o necesidad para el
hombre en cuanto tal.
«Nuestra
propia voluntad puede “forzar” al intelecto para que le presente sólo las
razones que ella desea, o para buscar argumentos -aunque sean falsos- que apoyen
su determinación»[77] .
La fe es
razonable, pero las razones no bastan para creer.
Hace falta
un acto de voluntad. Y la voluntad no se decide por razones lógicas, sino por
motivos y valores[78] .
No es lo
mismo estar convencido que convertido.
Las razones
van al entendimiento, pero son los valores los que mueven
No basta
saber el valor de una cosa, es
necesario sentir lo que esa cosa
vale, para que ese valor mueva nuestra voluntad.
El hombre,
además de la razón, tiene un corazón, y con frecuencia éste manda sobre
Jesucristo: Del corazón sale todo lo que mancha al
hombre[79].
«Nuestra
afectividad elige las razones para convencernos que es verdadero lo que nos es
querido, y falso lo que nos es odiado»[80].
Es necesario
dar razones al entendimiento, pero no es menos necesario ganarse el corazón. Y
el corazón se gana con el atractivo personal.
Si le caes
bien a una persona, ya has conseguido el 50% para
convencerla.
Si uno
considera al cristianismo como un antivalor por los sacrificios que exige, es
muy difícil que crea.
Pero si
considera el cristianismo como un valor superior a todo sacrificio, porque
garantiza una eternidad feliz, empieza a poner la base de una posible fe; si al
mismo tiempo tiene la oportunidad de conocer suficientemente las razones en que
se apoya la credibilidad del cristianismo.
Un hombre
que sinceramente quiere la salud acepta encantado una medicina que le ofrece
garantías de curación, aunque suponga costosos sacrificios.
Para tomarla
basta que ofrezca esperanza razonable de curación.
Pero negarse
a tomarla porque no hay seguridad absoluta de su eficacia, es
absurdo.
«La fe
cristiana pone en nuestra vida claridad, seguridad, y fortaleza
invencible»[81]
El ateo es
como el que está en su cuarto con la ventana cerrada, y sólo ve lo poco que
alumbra la bombilla de su mesa de trabajo. Si abriera la ventana, entraría la
espléndida luz del Sol, que lo ilumina todo. Es la diferencia entre el ateo y el
creyente.
Dijo
Ortega y Gasset: “La barbarie del
especialista es que una persona muy sabia en una materia se permite opinar en
cuestiones que ignora, con la misma autoridad con que se pronuncia en su campo
de especialidad”[82] .
No te
deslumbres, con estas afirmaciones que a veces
se oyen de labios poco documentados: «La Ciencia moderna contradice a la Fe».
Porque puedes tener la seguridad de que la verdadera ciencia no ha contradicho
nunca, ni contradirá jamás a los dogmas de fe, porque Dios,
Efectivamente, la Ciencia es el
conocimiento de las leyes que Dios ha puesto en la Naturaleza que son la base de
la Ciencia; y Fe es el conocimiento de las verdades que Dios ha revelado.
Dios,
Sabiduría infinita, es Autor tanto de las verdades científicas como de las
verdades religiosas: luego estos principios jamás pueden ser incompatibles entre
sí.
Cuando
parezca que hay incompatibilidad, se debe a los hombres que han rebasado o mal
interpretado las verdades de la Ciencia o de la Fe[83] . Dice
el Concilio Vaticano II: «Las realidades profanas y las realidades de la fe
tienen su origen en el mismo Dios»[84]
Hay que
tener en cuenta que no es ciencia indiscutible la hipótesis de trabajo de un
científico.
Así como
tampoco es verdad revelada la teoría personal de un teólogo.
Cuando hablo
de Ciencia, hablo de ciencia indiscutible, no de la hipótesis de trabajo de un
científico.
Y cuando
hablo de Fe hablo de verdades dogmáticas, no de una norma disciplinar de la
Iglesia, como ocurrió en el caso Galileo (ver nº 39,1).
Pero entre
ciencia indiscutible y dogmas de fe jamás ha habido contradicción, ni la habrá
en el futuro, por lo que acabo de decir.
Muchas de las
dificultades que algunos creen encontrar en
aparentes contradicciones entre la Fe y la Ciencia, o bien provienen de haber
tomado como verdades reveladas afirmaciones que bien examinadas no gozan de tal
garantía, o bien provienen de mirar como verdades científicas adquiridas
definitivamente cosas que más tarde se verá no pasan de simples hipótesis o
teorías, que con el tiempo, se han de ir retocando[85] .
«No
sólo no hay contradicción entre Ciencia y Fe, sino que mutuamente se ayudan y
complementan»[86].
Dice el
Concilio Vaticano I: «La razón y la fe, no sólo no se contradicen, sino que se
ayudan mutuamente»[87] .
«La Física
ha cambiado mucho durante los últimos cien años, y las posiciones radicalmente
materialistas de algunos físicos del siglo XIX resultan hoy insostenibles.
»Muchos
ideólogos influyentes, sin embargo, han permanecido anclados en el pasado, y
habrán de pasar muchos años hasta que desaparezcan los prejuicios
antirreligiosos, supuestamente científicos, que propagaron los ilustrados del
siglo XVIII»[88].
Max
Planck, Premio Nobel de Física dijo: «No
se da contradicción alguna entre la Religión y las Ciencias Naturales; ambas son
perfectamente compatibles entre sí»[89].
Rudolf
Kippenhahns, Director del Instituto de
Astrofísica Max Planck de Munich, dice: «Me preguntan una y otra vez en mis
conferencias, si en la concepción científica del universo queda lugar todavía
para Dios... Cuanto más pienso sobre ello, menos entiendo que los conocimientos
científicos deban suprimir las ideas de la fe»[90].
Como dice el
profesor de la Universidad de Navarra, doctor en
Ciencias Físicas, Mariano Artigas: «la Ciencia nunca se ha
opuesto a la Religión, y nunca se podrá oponer, porque no hay oposición real».
Es más, añadió: «Hoy se puede afirmar como un hecho patente que los grandes
científicos, prácticamente sin excepción, están de acuerdo en que no hay oposición real entre Ciencia y
Religión»[91].
Por eso
Pío XII dijo en su discurso a
Es más, la
Historia nos enseña que cuando una teoría se opone a lo que la fe sostiene como
cierto y como seguro, esta teoría ciertamente es falsa.
Antes o
después será desbancada por otra nueva teoría.
Así ha
sucedido siempre. Y es natural: porque esa teoría se debe a un hombre que se
puede equivocar; en cambio la fe se debe a Dios, que no puede
equivocarse.
Dios no
puede equivocarse, porque es infinitamente sabio. Y no puede engañarnos porque
es infinitamente bueno.
Pero hombres
a quienes estorba la Religión se
agarran ansiosos a estas teorías mal demostradas como si fueran dogmas de fe,
para desechar los verdaderos dogmas de fe que les estorban.
No porque en
los dogmas de la Religión haya misterios -como decíamos antes, la vida está
llena de misterios, y eso a nadie extraña-; lo que ellos tienen contra la
Religión no son dificultades científicas, sino prejuicios y dificultades
morales.
Si la
Religión no obligara a tener a raya las pasiones, nadie tendría dificultades
contra la Religión.
Y si los
preceptos morales dependieran de las verdades de la Física, muchos negarían la
Física en lugar de negar la Religión[93].
Los que
niegan la existencia de Dios es porque les conviene que no
exista.
Y cuando el
hombre no cree en Dios, cree en cualquier
superstición.
«Las
creencias religiosas pueden ser alteradas y deformadas por la voluntad y el mal
uso de la libertad, así como por la incoherencia práctica. O se vive como se
piensa y cree, o se termina por pensar y creer como se vive»[94].
No hay nada
que ciegue más que obstinarse en el pecado. Lo dijo Jesucristo:«el que obra mal odia la
luz»[95] .
Ya dijo
Bacón: «Sólo niega a Dios aquel a
quien conviene que no exista».
Y Juan Jacobo Rousseau: «Mantened vuestra
alma en estado de desear que Dios exista, y no dudaréis nunca de
Él»[96]
Con todo,
conviene observar que el ateísmo va en retroceso.
Paul
Paupard, Presidente del Pontificio Consejo
para los No Creyentes, dijo en Madrid que el ateísmo técnico está disminuyendo
en el mundo.
En España
sólo se declara ateo el 7% de los españoles[97].
No negamos
que un ateo pueda ser honrado, pero evidentemente le falta
motivación.
Se puede
preguntar: ¿Por qué voy a practicar el bien en lugar del mal, si obrando el bien
no me proporciono ventajas sino inconvenientes, y obrando el mal salgo
ganando?
Si no hay un
árbitro que sancione, cada cual hará lo que más le convenga[98]
Por eso dijo
Dostoieski: «Si Dios no existe,
todo está permitido».
Cuando el
hombre arranca a Dios de su vida se vuelve contra sus hermanos los hombres.
Es lo que
expresó Hobbes con frase cruda:
«El hombre
Si
prescindimos del mandamiento de Jesús, la solidaridad humana es frágil.
Fácilmente el otro termina por ser un extraño, un rival o un
enemigo.
Si no se
respeta a Dios, ¿qué otra cosa se puede respetar?
Las
consecuencias, a la larga, son funestas.
Si a un
árbol se le cortan las raíces, tendrá algunas reservas, pero para poco
tiempo.
Terminará por secarse y
troncharse. La raíz de nuestro pueblo está en el
cristianismo.
Dijo el Papa
Juan Pablo II en Liubliana
(Eslovenia): “Un mundo construido sin Dios acaba por alzarse contra el
hombre”[99] .
La fe
ilumina al hombre el camino para que se realice a sí mismo en servicio de los
demás.
La fe ayuda
a la razón.
Dice el
Concilio Vaticano I[100]: «Podemos
conocer a Dios por la razón natural».
Es una
certeza que excluye toda duda razonable, pero no se trata de una evidencia
axiomática.
La fe es un
acto de la voluntad tras el examen, por la razón, de los motivos de
credibilidad.
Por eso la
razón prepara la fe, no
Por eso hay
que pedir a Dios el don de la fe.
La fe
Los
fundamentos de la fe hacen la fe razonable. La fe complementa la razón, pero no
la destruye.
«La razón no
es causa de la fe, que es un puro
«El motivo
de creer no radica en el hecho de que las verdades reveladas aparezcan como
verdaderas e inteligibles a la luz de la razón natural.
»Creemos a
causa de la autoridad de Dios que revela y que no puede engañarse ni engañarnos.
Sin embargo, Dios ha querido darnos motivos de credibilidad que muestran que el
asentimiento de la fe no es un movimiento ciego del espíritu»[102] .
El fideísmo,
que es creer sin pruebas, es de raíz netamente protestante (Barth, Bultmann).
Ha hecho
presa en algunos teólogos católicos que han olvidado el mandato de Pedro [103] de dar
razón de su esperanza.
Las
consecuencias han sido nefastas.
Pues no se
puede fundamentar la fe sobre la duda y la inseguridad.
Hoy está de
moda hablar del «riesgo» de la fe, del túnel...
Pero no
puede existir una pastoral convincente si no se razona la fe[104].
A nadie le
atrae dar un salto en el vacío sin garantías.
En las cosas
importantes todos queremos seguridad.
Nadie pone
su dinero en un Banco que está en el borde de
Como dice
Juan Pablo II en su encíclica
sobre la Ciencia y la Fe: «Ni fe
sin razón, ni razón sin fe».
Según el
Santo Padre, la fe se ve dinámicamente enriquecida por la filosofía y la
filosofía descubre nuevos horizontes gracias a
Como dice el
»¿Admitiríamos la sinceridad del que
justifica su desinterés con el pretexto de no ver claro desde el principio?
»En la raíz
del no ver puede estar un fallo de
»La ceguera
voluntaria puede llegar a constituir el irremisible pecado contra el Espíritu
Santo, contra el que se estrellan todas las manifestaciones luminosas, incluso
las más conformes al gusto del interesado (...).
»Hace falta
limpiar los ojos.
»No basta
con querer ver: los judíos querían ver y muchos terminaron por no ver. Se
requiere disponibilidad o receptibilidad para lo que aparezca, sin interponer
condiciones que enturbian o tapan visión.
»Purificación de prejuicios.
»Purificación de
sentimientos.
»¿Cuántas
veces no dedicamos la atención debida a una persona o a un asunto porque se
interponen ciertos resabios de simpatía o antipatía, oscuramente nacidos en
nosotros, o contagiados por el ambiente, que nos impiden no solamente ver claro
sino interesarnos por ver? (...).
»Si un
minero, atrapado al derrumbarse la mina, a oscuras, y en trance angustioso de
asfixia, ve aparecer por una grieta una luminosidad, por tenue que sea, esto le
basta y le sobra para ponerse alerta por si aquello que viene del otro lado de
las rocas, donde hay más luz, le anuncia una esperanza de salvación. Dará voces
para comunicar su presencia a los posibles salvadores. Si se inhibiese diciendo:
“esto no me basta, no hago nada hasta que tenga más luz y señales más claras”,
podría quedar sepultado para siempre».
3,9.
También hace falta orar.
¿Cómo puede
orar un ateo, que no sabe si hay Dios?
¿Puede caer
en ceguera culpable por no orar?
¿Esto es una
paradoja inadmisible?
No: el que
se encuentra perdido en un bosque, sin saber lo que hay en el entorno, grita
pidiendo auxilio.
¿A quién
grita? A nadie. A quien sea.
Grita por si
hay alguien.
Pues bien,
ningún ateo consecuente podrá eliminar, en conciencia, al menos, la sospecha de
que haya Alguien[106].
Ya dijo
Pascal: «No hay más que dos clases
de personas a las que se puede llamar razonables: aquellos que sirven a Dios con
todo su corazón, porque lo conocen; y aquellos que buscan a Dios con todo su
corazón, porque no lo conocen»[107]
Lo religioso
es una dimensión necesaria, constitutiva del hombre.
No es algo
accidental u opcional, como puede ser la afición al tenis o a coleccionar
mariposas.
El
increyente, es, sin duda, un ser psicológicamente mutilado. El hombre no puede
despreocuparse impunemente de Dios.
«Pero no es
menos cierto que creer es un acto auténticamente humano»[108] .
«En la fe la
inteligencia y la voluntad humanas cooperan con la gracia
divina»[109] .
«Dios da una
respuesta definitiva y sobreabundante a las cuestiones que el hombre se plantea
sobre el sentido y la finalidad de su vida»[110] .
Es una pena
la ignorancia religiosa. La fe es lo más importante de la vida, porque es lo
único que responde a las verdades fundamentales.
Todo ser
racional, alguna vez en su vida, es lógico que se pregunte:
¿Qué sentido
tiene la vida? ¿Qué será de mí después de la muerte?.
El agnóstico
no sabe responder.
En la tumba
de un ateo se lee: «He vivido en medio de dudas, y muero en
¿De qué me
sirve saber el número de mis cromosomas o las vibraciones de la luz ultravioleta
si no sé el sentido de mi vida? Sólo la fe tiene ante el dolor explicación y
consuelo.
Para el ateo
sólo hay tinieblas y desesperación. La fe da rectitud, alegría y esperanza.
El hombre
tiene un dimensión religiosa que no se puede apagar. El hombre añora lo
religioso.
Setenta años
de ateísmo militante en la U.R.S.S. no han podido acabar con la fe del pueblo
ruso que ha resurgido con fuerza mientras rodaban por el suelo las estatuas de
Lenin y
Stalin.
El alma
humana tiende naturalmente a Dios, y es imposible ir contra la naturaleza:
Si tiras una
piedra hacia arriba, al cesar el impulso, terminará por caer a
tierra.
Si soplas
sobre el fuego para que el humo vaya hacia abajo, cuando dejes de soplar el humo
se irá hacia arriba.
El barco
tiende a flotar. Sólo se quedará en el fondo del agua si está
agujereado.
El alma que
no siente su destino hacia arriba es que está rota, destrozada.
Por eso
naufraga como un barco agujereado.
El que tiene
fe ve a Dios detrás de todo lo mundano. Como el que sabe que detrás de los
nubarrones está el Sol.
3,10.
La fe
Es una
gracia de Dios, que debemos pedir sin descanso. Incluso el que cree que no tiene
fe, debe orar. Al menos podría decir: «Señor, si existes, concédeme el don de la
fe». Como es cierto que existe, será oído y obtendrá la fe.
Carlos de
Foucauld (1858-1916), oficial del ejército
francés encontró la fe, a los 28 años, después de llevar una vida desordenada,
repitiendo: «Dios mío, si existes, haz que te conozca»[112]
Dios sale
siempre al encuentro del que sinceramente le busca[113] .
«Dios está cerca de los que lo buscan
sinceramente»[114].
«Dios no
rechaza jamás al que hace lo que puede para acercarse a Él»[115] .
«La fe
Con ella
profundizamos en el conocimiento de la Religión y vemos cosas insospechadas para
el que no
Es triste
ser sordo, y no poder oír
El espíritu
de fe nos hace juzgar de todas las cosas según las normas de la fe, desde el
punto de vista de Dios. Esta iluminación hay que pedírsela al Espíritu
Santo.
La fe
ilumina
Como las
luces que señalan al piloto la pista de aterrizaje. Le señalan el camino, pero
no iluminan las tinieblas. Vamos viendo según vamos avanzando. Como con la
linterna que alumbra nuestros pasos.
La fe
ilumina
Se une a
ella como dos ríos en uno solo.
Es una
opción por Algo y por Alguien. Dios no se impone. Quiere ser elegido libremente.
Dios se me ofrece en una declaración de amor, y espera mi respuesta.
La fe nos
adhiere a Dios y nos impulsa a adherirnos cada vez más perfectamente a Él por
3,11. En la
fe «el hombre se entrega entera y libremente a Dios, le ofrece el homenaje total
de su entendimiento y voluntad, asintiendo libremente a lo que Dios
revela»[117].
La fe no
debe ser sólo intelectiva, seca, fría, sin palpitación vital.
Debe ser
alegre, optimista, ardiente, que brote de las entrañas del espíritu, y vivifique
todo nuestro ser y nuestro obrar.
Fe que
se ilumine con la cabeza, y se caliente con el corazón.
La fe da
optimismo para llevar esta vida tan llena de calamidades.
Es como el
pájaro que oye crujir la rama sobre la que está, al ser zarandeada por vendaval:
él no teme, porque tiene alas.
[1] ÁNGEL Mª. ROJAS, S.I.:
Espiritualidad del estudiante, II, A, 2,
5. EDAPOR. Madrid. 1984.
[2] VINTILA
HORIA: Fe cristiana y cultura humana, III.
Ed. A.D.U.E. Madrid. 1983.
[3] MANUEL CARREIRA ,
S.I.: El hombre en el cosmos, I.
Ed.Sal Terrae. Santander. 1997.
[4] JOSÉ LUIS COMELLAS:
Astronomía, XXIV, C. Ed.
Rialp.Madrid. 1987.
[5] VINTILA HORIA: Viaje a los centros de la Tierra, 2ª,I, 3.
Ed. Plaza y Janés. Barcelona. 1971.
[6] Diario ABC del
18-V-1969.
[7] Revista PALABRA, 95
(VII-73) 35.
[8] SALVADOR DE
MADARIAGA: Dios y los españoles, 2ª, IV.
Ed. Planeta. Barcelona. 1975.
[9] Revista PALABRA, 95
(VII-73) 33
[10] MANUEL Mª.CARREIRA,
S.I.: Dios el hombre y el universo, I,
1. Madrid. 1976.
[11] Revista MUY
interesante, 55 (XII-85) 13
[12] Diario YA dominical
del 8-I-87, pág. 20.
[13] Profesor de FILOSOFÍA
DE LA NATURALEZA en
[14]Diario YA del 6-XII-84, pág.
10.
[15] Varios
Autores: Física y Religión en perspectiva,
Apéndice 4. Ed. Rialp. Madrid.
1991.
[16] ÁNGEL SANTOS RUIZ:
Vida y espíritu ante la ciencia de hoy,
XX. Ed Rialp. Madrid. 1970.
[17] MARIANO
ARTIGAS: Ciencia, Razón y Fe, VI,
6. Libros M. C. Madrid.
1985.
[18]GARCÍA DURÁN: Cajal, 2ª, I, 1. Institución Fernando el
Católico. Zaragoza.
[19]Diario YA del
28-XII-52.
[20]70 años de
ABC.
[21]Revista SEMANA del
30-I-51.
[22]Revista ECCLESIA, 1295
(11-VI-1966) 4
[23] Boletín informativo
del Vaticano en INTERNET: ZENIT 980225-4
[24] ABC de Madrid del
27-XII-91.Pág. 53
[25] M. BERNABÉ IBÁÑEZ:
El Evangelio olvidado, X.
Ed. P.P.C. Madrid. 1987.
[26] Revista BLANCO Y NEGRO
del 2-I-94.Pág. 46
[27] ABC de Madrid del
14-III-97.Pág.77
[28]Diario YA del 20-VII-1985.
Pág.8
[29] Acta Apostolicae
Sedis, 44 (1952) 31.
[30] ÁNGEL SANTOS RUIZ:
Vida y espíritu ante la Ciencia de hoy, XX.
Ed. Rialp. Madrid. 1970
[31] DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº 1797.
Ed. Herder. Barcelona
[32]Diario YA del 10-III-1977.
Pág.25.
[33] Revista ECCLESIA,
2560,(28-XII-91),20.
[34]Revista IBÉRICA de
Actualidad Científica, 103 (I-1971) 41
[35]Diario YA del 7-IV-1991.Pág.
6.
[36] OLEGARIO G.
CARDEDAL:La entraña del
cristianismo,1ª,1,II,2.
Sec.Trinitario.Salamanca.1997.
[37] ZENIT, Boletín
informativo del Vaticano en INTERNET:
ZS00021003.
[38] Diario YA, 2-X-88,
pg.21
[39] Diario EL MUNDO de San
Juan de Puerto Rico, 19-III-89, pg. 27
[40] JOSÉ M. CIURANA:
La verdad del Cristianismo, I, B,
c. Ed. Bosch. Barcelona, 1980. Magnífico libro para demostrar que
[41]
[42] Citado por BALMES
en El criterio, XXI, 14.
Ed. BAC. Madrid.
[43] Nuevo Catecismo de
[44] Pedidos a:
Apartado 2564. 11080-Cádiz. Tel.: (956) 222 838. FAX: (956) 205
810.
[45] MADRE
ANGÉLICA: Respuestas, no promesas,
X,9. Ed. Planeta+Testimonio. Barcelona.
1999.
[46] MADRE
ANGÉLICA: Respuestas, no promesas,
I,6. Ed. Planeta+Testimonio. Barcelona.
1999.
[47] VITTORIO MESSORI:
Algunas razones para creer, XIII,
Ed. Planeta+Testimonio.
Barcelona.2000
[48] VITTORIO MESSORI:
Algunas razones para creer,II,
Ed. Planeta+Testimonio.
Barcelona.2000
[49] VITTORIO MESSORI:
Algunas razones para creer, IV,
Ed. Planeta+Testimonio.
Barcelona.2000
[50] VITTORIO MESSORI:
Algunas razones para creer, VII,
Ed. Planeta+Testimonio.
Barcelona.2000
[51] Concilio Vaticano
II: Gaudium et Spes:
Constitución sobre la Iglesia en el mundo actual,
n.21
[52] VITTORIO MESSORI:
Algunas razones para creer, IV.
Ed
Planeta+Testimonio.Barcelona.2000.
[53] MARIANO ARTIGAS:
Ciencia, Razón y Fe, III, 2.
Libros M.C. Madrid, 1985
[54]
[55] MANUEL CARREIRA, S.I.:
El hombre en el cosmos, VI,2.
Ed. Sal Terrae. Santander. 1997
[56] JUAN HUARTE: Evolución y problema religioso, pg. 305.
Unión Editorial. Madrid, 1984
[57] JUAN HUARTE: Evolución y problema religioso, IX,
[58]
[59] Pedidos al autor:
Apartado 2564. 11080-Cádiz. Tel.: (956) 222 838. FAX: (956) 229
450
[60] BENITO ORIHUEL.
En el principio creó Dios...,I,1.
Ediciones Internacionales. Madrid.
2001.
[61] MANUEL CARREIRA, S.I.:
El hombre en el cosmos, VI. 2.
Ed. Sal Terrae. Santander. 1997
[62] RENÉ LAURENTIN:
Creo en Dios, VII. Ed. San
Pablo. Madrid. 1995
[63] JUAN HUARTE: Evolución y problema religioso, pg.304.
Unión Editorial. Madrid, 1984
[64] CÁNDIDO POZO, S.I.:
Valor religioso del acto de fe,
V. Universidad de Granada
[65] ALFONSO
AGUILÓ: Interrogantes en torno a la fe, I,
2. Ed. Palabra. Madrid. 1994
[66] VITTORIO MESSORI:
El gran milagro, 1ª, X. Ed.
Planeta+Testimonio. Barcelona.1999.
[67] JUAN
[68] CONCILIO
VATICANO I: Constitución Dei Filius,
II. DENZINGER-S, n.3.004; 3.026.
[69]Nuevo
Catecismo de
[70] SAN PABLO: Carta a los
Romanos, 1:20.
[71] JOSÉ A. SAYÉS: Dios existe, V, 3. Ed. EDAPOR, 1982.
Libro breve, pero precioso. Ayuda a ver lo razonable que es
creer
[72] ANTONIO ROYO MARÍN,
O.P.: Jesucristo y la vida cristiana,
n.66. Ed. BAC. Madrid. 1961.
[73] Revista ECCLESIA,
n.2251 (4-11, I, 86)37.
[74] KOLB: Sin Cristo, VIII. Ed. Euramérica. Madrid.
1958.
[75] JOSEF PIEPER: La fe hoy, IX. Ed. Palabra. Madrid.
[76] ARBIL. Revista de
pensamiento y crítica, nº 35.
[77] JUAN IGNACIO BAÑARES:
39 Cuestiones doctrinales,V, 1.
Ed. Palabra. Madrid. 1990.
[78]
[79] Evangelio de SAN
MATEO, 15:19
[80] EUSTAQUIO
GUERRERO,S.I.: Jesucristo, la mejor prueba
de la fe católica, XII, 1. Ed.
Mensajero
[81] MONS. PEINADO:
Exposición cristiana de la fe, 2ª, II,
26. Ed. BAC. Madrid. 1975.
[82] Diario YA del
26-XII-88. Pg. 13
[83] Concilio Vaticano II:
Gaudium et Spes: Constitución
sobre la Iglesia en el mundo actual, nº 36
[84] Concilio Vaticano II:
Gaudium et Spes:
Constitución sobre la Iglesia en el mundo actual, nº
36
[85] ANTONIO ROMAÑÁ, S.I.:
Estado actual de
[86] MANUEL Mª. CARREIRA,
S.I.: Doctor en Ciencias Físicas y Profesor de Filosofía de la Ciencia en la
Universidad de Cleveland, EE.UU.: El
creyente ante la Ciencia, II, 4. Cuadernos BAC, n.57.
Madrid
[87] DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº1799.
Ed. Herder. Barcelona
[88] Varios
Autores: Física y Religión en perspectiva:
Introducción. Ed. Rialp. Madrid,
1991
[89] WERNER
HEISENBERG: Diálogos sobre Física Atómica,
VII. Ed. BAC. Madrid, 1972
[90] RUDOLF KIPPENHAHNS:
Luz del confín del Universo. Ed.
Salvat. Barcelona, 1989
[91] MARIANO ARTIGAS,
Doctor en Ciencias Físicas y Profesor de la Universidad de Navarra: Física y Religión en perspectiva, Apéndice
4. Ed. Rialp. Madrid, 1991
[92] PASCUAL JORDAN:
El hombre de Ciencia ante el problema
religioso, III, 15. Ed. Guadarrama. Madrid,
1972
[93] STAUDINGER: La vida eterna, I, 1. Ed. Herder.
Barcelona.
[94] MANUEL GUERRA GÓMEZ:
39 Cuestiones doctrinales, I,1.
Ed. Palabra. Madrid. 1990.
[95] Evangelio de SAN JUAN:
3:20
[96] ANTONIO ROYO MARÍN,
O.P.: Dios y su obra, 1º, 1ª, III, n º
40. Ed. BAC. Madrid
[97] Diario YA del
6-VII-92, pg.22.
[98] VITTORIO MESSORI:
Algunas razones para creer, VI.
Ed
Planeta+Testimonio.Barcelona.2000.
[99] Diario ABC de Madrid
del 19-V-96, pg.63
[100] DENZINGER-SCHRON, nº
3004
[101] JOSÉ ANTONIO SAYÉS:
Cristología fundamental, VIII, 2,
b. Ed. CETE. Madrid, 1985.
[102] Nuevo Catecismo de
[103] Primera Carta de SAN
PEDRO: 3:15.
[104] JOSÉ ANTONIO
SAYÉS: Cristología fundamental.
Introducción, 2. Ed. CETE. 1985.
[105] ZENIT: Boletín
informativo del Vaticano en INTERNET,
ZE980916-1
[106] Mons. GUERRA CAMPOS:
Ateísmo, hoy, 3º, III, 2. Ed.Fe
Católica. Madrid, 1978.
[107] PASCAL: Pensamientos,
nº11.
[108] Nuevo
Catecismo de
[109] Nuevo
Catecismo de
[110] Nuevo Catecismo de
[111] SAN PABLO: Carta a los
Efesios, 2:8. Nuevo Catecismo de
[112] ANDRÉS
LEONARD: Razones para creer, IX,
3. Ed. Herder Barcelona. 1990.
[113] Canon IV de la
Misa
[114] Salmo 145:18
[115] ANTONIO ROYO MARÍN,
O.P.: La fe de la Iglesia, 1ª,VI, 1.
Ed. BAC. Madrid
[116] Nuevo Catecismo de
[117] Concilio
Vaticano II: Dei Verbum:
Constitución Dogmática sobre