raciones y devociones eucarísticas
2.1. El himno AdoroTe Devote
2.2 La visita al Santísimo Sacramento
2.3. Oraciones para después de la Comunión
2.3.A. Acto de fe
2.3.B. Acto de adoración
2.3.C. Acto de acción de gracias
2.3.D. Oración “Alma de Cristo”
2.3.E. El Cántico de los Tres Jóvenes (Himno de Acción de Gracias)
2.3.F. El Salmo II
2.3.G. Oración de San Buenaventura
2.1. El himno Adoro Te Devote
La presencia del verdadero cuerpo de Cristo y de la verdadera sangre de Cristo en la Eucaristía ‘no se conoce por los sentidos, dice Santo Tomás de Aquino, sino solo por la fe, la cual se apoya en la autoridad de Dios’ (CIC 1381).
Te adoro con devoción, Dios escondido,
oculto verdaderamente bajo estas apariencias.
A Ti se somete mi corazón por completo,
y se rinde totalmente al contemplarte.
Al juzgar de Ti, se equivocan la vista, el tacto, el gusto;
pero basta el oído para creer con firmeza;
creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios:
nada es más verdadero que esta Palabra de verdad.
En la Cruz se escondía sólo la Divinidad,
pero aquí se esconde también la Humanidad;
sin embargo, creo y confieso ambas cosas,
y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido.
No veo las llagas como las vio Tomás,
pero confieso que eres mi Dios:
haz que yo crea más y más en Ti,
que en Ti espere y que te ame.
¡Memorial de la muerte del Señor!
Pan vivo que das vida al hombre:
concede a mi alma que de Ti viva
y que siempre saboree tu dulzura.
Señor Jesús, Pelícano bueno,
límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre,
de la que una sola gota puede liberar
de todos los crímenes al mundo entero.
Jesús, a quien ahora veo oculto,
te ruego que se cumpla lo que tanto ansío:
que al mirar tu rostro cara a cara,
sea yo feliz viendo tu gloria.
Amén.
2.2. La Visita al Santísimo Sacramento
Puesto que Cristo mismo está presente en el Sacramento del Altar, es preciso honrarlo con culto de adoración. "La visita al Santísimo Sacramento es una prueba de gratitud, un signo de amor y un deber de adoración hacia Cristo, nuestro Señor" (Pablo VI, Enc. Misterium fidei) (CIC 1418).
Rezar tres veces:
V: Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del altar. R: Sea, por siempre, bendito y alabado.
Y, luego : Padre nuestro… Avemaría… Gloria…
Terminar con la comunión espiritual: Yo quisiera, Señor, recibiros con aquella pureza, humildad y devoción con que os recibió vuestra Santísima Madre, con el espíritu y fervor de los Santos.
2.3. Oraciones para después de la Comunión
“Bajo las especies consagradas del pan y del vino, Cristo mismo, vivo y glorioso, está presente de manera verdadera, real y substancialmente, con su Cuerpo, su Sangre, su alma y su divinidad” (CIC 1413).
Después de comulgar, convendrá tener unos minutos para dar gracias. Es un detalle de respeto con Jesús continuar un rato después de Misa dándole gracias por la Comunión recibida. Pueden leerse despacio y con atención estas oraciones:
2.3.A. Acto de fe
¡Señor mío, Jesucristo!, creo que verdaderamente estás dentro de mí con tu Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, y lo creo más firmemente que si lo viese con mis propios ojos.
2.3.B. Acto de adoración
¡Oh, Jesús mío!, te adoro presente dentro de mí, y me uno a María Santísima, a los Ángeles y a los Santos para adorarte como te mereces.
2.3.C. Acto de acción de gracias
Te doy gracias, Jesús mío, de todo corazón, porque has venido a mi alma. Virgen Santísima, Ángel de mi guarda, Ángeles y Santos del Cielo, dad por mí gracias a Dios.
2.3.D. Oración "Alma de Cristo"
Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén.
2.3.E. Cántico de los Tres Jóvenes (Himno de Acción de Gracias)
Ant.: Cantemos el himno de los tres jóvenes, el que los santos cantaban en el horno encendido alabando al Señor. T. P.: Aleluya.
1. Bendecid al Señor, todas las obras del Señor:alabadle y ensalzadle por siempre.
2. Bendecid, cielos, al Señor,bendecid al Señor, Angeles del Señor.
3. Bendecid al Señor todas las aguas que hay sobre los cielos:bendiga todo poder al Señor.
4. Bendecid al Señor, sol y luna:estrellas del cielo, bendecid al Señor.
5. Bendecid al Señor, toda la lluvia y el rocío:todos los vientos, bendecid al Señor.
6. Bendecid al Señor, el fuego y el calor:frío y calor, bendecid al Señor.
7. Bendecid al Señor, rocíos y escarchas:hielo y frío, bendecid al Señor.
8. Bendecid al Señor, hielos y nieves:noches y días, bendecid al Señor.
9. Bendecid al Señor, luz y tinieblas:rayos y nubes, bendecid al Señor.
10. Bendiga la tierra al Señor:alábele y ensálcele por siempre.
11. Bendecid al Señor, montes y collados:todas las cosas que germinan en la tierra, bendecid al Señor.
12. Bendecid al Señor, mares y nos:fuentes, bendecid al Señor.
13. Bendecid al Señor, ballenas y todo lo que vive en el mar: todas las aves del cielo, bendecid al Señor.
14. Bendecid al Señor, todos los animales y ganados: bendecid, hijos de los hombres, al Señor.
15. Bendice, Israel al Señor: alabadle y ensalzadle por siempre.
16. Bendecid al Señor, sacerdotes del Señor: bendecid al Señor, siervos del Señor.
17. Bendecid al Señor, espíritus y almas de los justos: santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
18. Bendecid al Señor, Ananías, Azarías y Misael: alabadle y ensalzadle por siempre.
19. Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo: alabémosle y ensalcémosle por siempre.
20. Bendito eres en el firmamento del cielo: loable y glorioso por siempre.
(No se dice Gloria ... ni Amén.)
Salmo 150
1. Alabad al Señor en su santuario:alabadle en su augusto firmamento.
2. Alabadle por sus grandiosas obras:alabadle por su inmensa majestad.
3. Alabadle con sones de trompetas:alabadle con salterio y cítara.
4. Alabadle tañendo címbalos y cantando a coro: alabadle con instrumentos de cuerda y voces de órgano.
5. Alabadle con címbalos resonantes: alabadle con címbalos de alegría: todo espíritu alabe al Señor.
Gloria al Padre...
Ant.: Cantemos el himno de los tres jóvenes, el que los santos cantaban en el horno encendido alabando al Señor. T.P.: Aleluya.
Todos se ponen de pie y quien dirige el rezo dice:
Señor, ten piedad. Cristo, ten piedad. Señor, ten piedad. Padre nuestro.
V. Y no nos dejes caer en la tentación. R. Mas líbranos del mal.
V. Que te alaben, Señor, todas tus obras. R. Y que tus santos te bendigan.
V. Se regocijarán los santos en la gloria. R. Y se alegrarán en sus moradas.
V. No a nosotros, Señor, no a nosotros. R. Sino a tu nombre da la gloria.
V. Señor, escucha mi oración. R. Y que llegue a Ti mi clamor.
Los sacerdotes añaden: V. El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.
Oremos: Oh Dios, que mitigaste las llamas del fuego para los tres jóvenes, concédenos benignamente a tus siervos que no nos abrase la llama de los vicios.
Te rogamos, Señor, que prevengas nuestras acciones con tu inspiración y que las acompañes con tu ayuda, para que así toda nuestra oración y obra comience siempre en Ti, y por Ti se concluya.
Danos, te lo pedimos, Señor, poder apagar las llamas de nuestros vicios, Tú que le concediste a San Lorenzo vencer el fuego que le atormentaba. Por Cristo nuestro Señor. R. Amén.
2.3.F. El Salmo II
En los Salmos, David, inspirado por el Espíritu Santo, es el primer profeta de la oración judía y cristiana. La oración de Cristo, verdadero Mesías e hijo de David, revelará y llevará a su plenitud el sentido de esta oración (CIC 2579).
Este salmo mesiánico nos recuerda que el ser hijos de Dios es el fundamento de nuestra esperanza. Nos puede inspirar valor para perseverar siempre a pesar de las contrariedades y de los ataques del demonio.
Ant.: Su reinado es sempiterno, y todos los reyes le servirán y le acatarán (T. P. Aleluya).
¿Por qué se han amotinado las naciones y los pueblos meditaron cosas vanas?
Se han levantado los reyes de la tierra, y se han reunido los príncipes contra el Señor y contra su cristo.
Rompamos, dijeron, sus ataduras, y sacudamos lejos de nosotros su yugo.
El que habita en los Cielos se reirá de ellos, se burlará de ellos el Señor.
Entonces les hablará en su indignación, y les llenará de terror con su ira.
Mas yo constituí mi rey sobre Sión, mi monte santo.
Predicaré su decreto. A mí me ha dicho el Señor: “Tú eres mi hijo; yo te he engendrado hoy.
Pídeme, y te daré las naciones en herencia, y extenderé tus dominios hasta los confines de la tierra.
Los regirás con vara de hierro, y como vaso de alfarero los romperás”.
Ahora, pues, ¡oh reyes!, entendedlo bien: dejaos instruir, los que juzgáis la tierra.
Servid al Señor con temor, y ensalzadle con temblor santo.
Abrazad la buena doctrina, no sea que al fin se enoje, y perezcáis fuera del camino, cuando, dentro de poco, se inflame su ira. Bienaventurado serán los que hayan puesto en Él su confianza.
Gloria...
Ant.: Su reinado es sempiterno, y todos los reyes le servirán y le acatarán (T. P. Aleluya).
V. Señor, escucha mi oración. R. Y llegue a Ti mi clamor.
Los sacerdotes añaden: V. El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.
Oración:Omnipotente y sempiterno Dios, que en tu amado Hijo, Rey Universal, quisiste instaurarlo todo: concédenos propicio que todos los pueblos, disgregados por la herida del pecado, se sometan a su suavísimo imperio: que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos. R. Amén.
2.3.G. Oración de San Buenaventura
Traspasa, dulcísimo Jesús y Señor mío, la médula de mi alma con el suavísimo y saludabilísimo dardo de tu amor; con la verdadera, pura y santísima caridad apostólica, a fin de que mi alma desfallezca y se derrita siempre sólo en amarte y en deseo de poseerte: que por Ti suspire, y desfallezca por hallarse en los atrios de tu Casa; anhele ser desligada del cuerpo para unirse contigo.
Haz que mi alma tenga hambre de Ti, Pan de los Ángeles, alimento de las almas santas, Pan nuestro de cada día, lleno de fuerza, de toda dulzura y sabor, y de todo suave deleite.
Oh Jesús, en quien se desean mirar los Ángeles: tenga siempre mi corazón hambre de Ti, y el interior de mi alma rebose con la dulzura de tu sabor; tenga siempre sed de Ti, fuente de vida, manantial de sabiduría y de ciencia, río de luz eterna, torrente de delicias, abundancia de la Casa de Dios: que te desee, te busque, te halle; que a Ti vaya y a Ti llegue; en Ti piense, de Ti hable, y todas mis acciones encamine a honra y gloria de tu nombre, con humildad y discreción, con amor y deleite, con facilidad y afecto, con perseverancia hasta el fin; para que Tú solo seas siempre mi esperanza, toda mi confianza, mi riqueza, mi deleite, mi contento, mi gozo, mi descanso y mi tranquilidad, mi paz, mi suavidad, mi perfume, mi dulzura, mi comida, mi alimento, mi refugio, mi auxilio, mi sabiduría, mi herencia, mi posesión, mi tesoro, en el cual esté siempre fija y firme e inconmoviblemente arraigada mi alma y mi corazón .