ntrevista a Jim Caviezel
Publicada por el periódico Our Sunday Visitor
¿Qué es lo que más te gustó de interpretar a tu Maestro y Señor?
Por un lado me sentí honrado; pero el otro le preguntaba “¿por qué escogiste a un pecador como yo?” Desde que fui escogido, he tratado de enfocarme en estar siempre agradecido por haber sido elegido para hacerlo. Lo que no creo que la gente pueda entender, es que nunca hubo un momento en que el papel fuera cómodo, y que terminar de realizarlo haya sido agradable. Hacerlo fue torturante.
¿Qué sentiste al pensar que tenías que entrar dentro de la mente de Cristo, tal como San Pablo dice?
Mi oración fue ésta: La única razón por la que hago esto es la conversión del mundo. No espero que la gente me vea, sólo deben ver a Jesús; eso es lo que pido. Y recé el Rosario incesantemente para que Nuestra Señora me guíe hasta su Hijo.
Nadie, y lo digo en serio, nadie ha visto una Pasión como ésta.
Ésta es la Pasión más auténtica que hay. Y serán al menos dos mil millones de personas los que verán esta película. Ninguno de nosotros lo hizo por dinero; esto fue hecho por amor. Yo no me he llevado nada por esto. Mel no se ha llevado nada por esto. Cada uno donó todo su tiempo, y lo hizo por amor.
¿Tuviste dudas al hacer la película?
No. Es una película que tenía que hacer, incluso si fuera mi última película. Cuando Mel Gibson se reunió conmigo para hablarme del film, yo dije “¿quieres que yo represente a Jesús no es verdad?” Y él dijo: “Sí”.
Al siguiente día, él me llamó e intentó dejarme fuera de esto. Y yo le pregunté: “Mel, ¿porqué estás tratando de sacarme de esto?” Él me dijo: “Porque esto podría ser el fin de tu carrera. Éste podría ser el fin de todas nuestras carreras. Necesitas entender lo que quiero hacer con esto”. Y le dije: “Mira, la cosa es así: cada uno de nosotros está llamado a cargar su cruz. Si no cargas tu cruz, vas a ser aplastado por su peso. Mi respuesta final es sí”. Y así sucedió.
¿Realmente no fue cómodo representar a Jesús?
Si no hubiésemos montado todo en la montaña, y lo hubiésemos hecho en un estudio, yo no hubiera sufrido como sufrí. Si no hubiera sufrido, nunca verías una actuación así en la cruz. Tuve que experimentar la sensación de estar muriendo en la cruz.
¿De verdad sentiste como si estuvieras muriendo?
Absolutamente. Sobre la cruz estaba congelándome.
No podía controlar mis manos, temblaba incontrolablemente.
Cuando me tenían en la cruz, el dolor de mis hombros estaba simplemente matándome.
Tenía el hombro dislocado mientras cargué la cruz. Fui golpeado dos veces por los latigazos, varias veces recibí golpes mientras cargaba la cruz, y no pude dejarla porque era muy pesada. No había tiempo para descansar.
En el último día de filmación, hicimos el Sermón de la Montaña y fui golpeado por un rayo. La gente estaba gritando, y mi pelo estaba quemándose. Las personas que vieron esto dijeron que no vieron el rayo sino que me vieron iluminado.
Todo el proceso de hacer la película parece una verdadera experiencia religiosa...
Antes de comenzar la grabación, yo le dije a Mel: “Tenemos que asistir a Misa todos los días.
Antes de subirme a esa cruz, antes de filmar la película, necesito recibir la Eucaristía”. Tuve confesiones diarias. Alguien me dijo que a veces los pecados más serios son los pecados de omisión. No amo lo suficiente, y esa frase es mía. Rezamos el Rosario. Tenía todas las reliquias que pedía y las guardaba conmigo: San Francisco de Asís, Santa María Goretti, San Antonio de Padua, San Pío de Pietrelcina e incluso Anne Catherine Emmerich, además de dos piezas de la Cruz de Cristo.