UENTOS PARA PENSAR V 170º Imputado se le acusa de... ¿Cuál es su nombre? Soy Jesucristo.
"Se le acusa también de frecuentar la compañía de herejes, prostitutas, pecadores públicos. y a toda gente excomulgada. ¿Cómo se declara usted?" "Culpable, señoría" "Se le acusa de revisar, corregir y poner en duda los sagrados dogmas de nuestra tradición. ¿Cómo se declara?" "Culpable, señoría" Por último se le acusa de predicar a un Dios diverso de lo que nos han transmitidos Moisés y los profetas. ¿Cómo se declara imputado? Culpable, señoría. ¿Cuál es su nombre imputado? "Jesús de Nazaret, señoría" Si Jesús no hubiera denunciado la falsedad y la hipocresía de los Sumos Sacerdotes, fariseos y escribas responsables de la religión del pueblo judío, no habría sido perseguido ni condenado a muerte. Nadie se habría asustado por un Jesús piadoso, que curaba a los enfermos y anunciaba la bondad misericordiosa de Dios. La causa de la muerte violenta de Jesús es que con el anuncio denunciaba también el abuso que las autoridades hacían del sentimiento religioso y el abuso de Biblia para dominar explotar y despreciar a la gente pobre y sencilla de aquel tiempo. Si Jesús se hubiera limitado a curar enfermos y consolar afligidos, nada le habría pasado; habría podido seguir viviendo y morir enfermo en una cama. ¿Es posible imaginarse a un Jesús viejo y enfermo que se muere en una cama de muerte natural?. 171º Tú vives a medias Una vez le hice una pregunta a un alumno en la universidad. Lo apreciaba mucho pero sospechaba que no se empleaba a fondo en su trabajo. Sacaba siempre buenas notas. Yo le pregunté: "Tú, de verdad, ¿cuanto estudias?" Me contestó con toda sinceridad: "Si le voy a decir la verdad, no trabajo ni la mitad de lo que podría". Su franqueza abrió la conversación y le volví a preguntar: "¿Cuántos años tienes?" Dieciocho, contestó. "¡No! le dije bromeando, tu no tienes más que nueve años. Como dices que trabajas la mitad, también vives la mitad. Funcionas a medias de tu vista, de tus oídos, de tus capacidades. Vives entonces a medias Según la parábola de los talentos todos hemos recibidos dones de Dios, pero no todos iguales: algunos han recibido como diez y otro como dos o un solo talento. Tenemos que negociarlos con todas nuestras fuerzas, fructificando los dones que hemos recibido. No es correcto compararse con los demás, que quizás han recibido menos. Cada uno responderá en proporción de lo que ha recibido. 172º Una comitiva en tren para una fiesta de bodas. Fui testigo presencial, en una estación de ferrocarril en la India, de un hecho muy folklórico. Se trataba de una comitiva que iba a una fiesta de boda, todos dispuestos a desplazarse por tren al lugar de la ceremonia. Este grupo serían unos cien hombres y mujeres y habían reservado un vagón entero para ellos, vagón que, en aquella estación, debería engancharse a un tren lento de mercaderías para un recorrido de unas ocho horas hasta su destino final. Pero hubo un problema técnico en el último momento y se les informó, allí mismo en el andén, que su vagón especial sería enganchado a otro tren, esta vez un tren rápido, que cubriría el mismo trayecto en la mitad tiempo. En Occidente, esto habría sido una buena noticia y todos se habrían alegrado de llegar más pronto a la meta del viaje. No así en la India. Los miembros de la comitiva, cuando se les informó del cambio, organizaron una ruidosa protesta. Gritaban: "¡Nos han engañados! Hemos pagado para estar ocho horas en el tren y parar en todas las estaciones, y ahora, por el mismo dinero, quieren despacharnos en cuatro horas sin parar en ninguna parte. ¡Es una vergüenza! ¿Por quienes nos han tomado?. Exigimos que nos devuelvan la mitad del dinero. No vamos a pagar el precio íntegro para disfrutar sólo de la mitad". Cada pueblo tiene su lógica. En Occidente vivimos contra reloj. En Oriente se vive el tiempo de otra manera. El hecho es que los occidentales viven de prisa y casi no saben gozar el momento presente; viven preocupados por el futuro y cuando llega el futuro piensan y están ansiosos para otro futuro. Sucede así que nunca viven de veras: viven recordando el pasado que no es, proyectados en el futuro que todavía no es y no se concentran en el presente que es el único tiempo real. . Un dicho latino muy conocido dice: "age quod agis" es decir, "concéntrate en lo que estás haciendo. 173º Cinco años para aprender las artes marciales y diez si estás apurado. Un joven entusiasta fue a un maestro japonés para aprender las artes marciales. Preguntó: " Cuanto tiempo me costará?" El maestro contestó: "Cinco años". "Eso es mucho tiempo. Si trabajo el doble que los demás estudiantes, ¿cuanto tiempo me costará? " "Diez años" le contestó el maestro. "Señor, ¿cómo es que si redoblo el esfuerzo redobla el tiempo?" "Porque, si tienes un ojo fijo en la meta, no te queda más que el otro para atender en lo que estás haciendo". Lo que dijo este maestro de artes marciales lo dijo también Jesús cuando afirmó que "basta con las penas de cada día" (Mt 6,34) Mañana tendré otras dificultades, otros problemas pero también tendré otra ayuda de Dios. Preocuparse por el mañana significa pensar en las dificultades sin tener en cuenta al gracia que Dios me dará para resolverlas Bien dijo el poeta Machado: "Caminante no hay camino se hace camino al andar; al andar se hace camino. y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar". Dios hace historia con nosotros ahora, el futuro no está determinado porque lo vamos a determinar con Dios y el pasado ya no se puede cambiar y es totalmente inútil pensar en lo que está hecho y no se puede cambiar. 174º El partido de tenis mejor jugado. Cierto día tuve que jugar un partido de tenis con un contrincante difícil. Ya había perdido el primer set, y estaba perdiendo el segundo. Hasta entonces había hecho un esfuerzo desmesurado para que no me eliminaran y el sudor corría a chorros por la frente. De pronto se me ocurrió pensar en mi apurada situación y en la poca importancia que tenía mi partido de tenis para el bien de la humanidad. Vi claramente que no tenía por qué preocuparme tanto para ganar. Súbitamente mi atención pasó del futuro al presente. Sin pensarlo comencé a jugar de una forma relajada, sin preocupación. Gané el segundo set y el tercero quedó en empate. Lo que me obligó a seguí jugando. Recuerdo con toda claridad mi sensación de desapego en aquellos instantes a pesar de que el entrenador y el público se habían congregado junto a la pista. Durante la prorroga jugué el mejor tenis de mi vida, ganando todos los puntos sin esfuerzo. Pude concentrarme mejor que nunca porque pensé que no había motivo por angustiarse tanto. Lo mismo pasa con el cristiano que cree en Dios y sabe que Dios mismo se preocupa de él y por lo tanto le queda toda la fuerza la lucidez y la serenidad para OCUPARSE de sí mismo y de los demás. Si Dios, que es mi papá y se preocupa de mí, ¿por qué tengo que angustiarme? Yo confío totalmente en Dios y nada me va a suceder que sea un verdadero mal para mí. Si el chofer del colectivo en que estoy viajando, es hábil y experto, ¿por qué tendré que sentarme a su lado para que conduzca bien? Yo me quedaré en mi asiento leyendo, mirando el panorama o también durmiendo. ¿Puede un niño sentirse perdido y angustiado cruzando el tráfico de una ciudad, si su padre lo tiene de la mano? Yo soy como un niño , a quien el papá Dios toma de la mano y lo sostiene cuando amenaza de caer. 175º Manos limpias pero vacías Después de su muerte, un hombre se presentó delante del Señor. Con mucha altivez y orgullo le presentó sus manos diciendo. "Señor, mira como son limpias mis manos" Pero el Señor sonriendo, pero con un velo de tristeza en el rostro le contestó: "Sí, son limpias, pero también son vacías" En los evangelios leemos que Jesús se preocupó más de denunciar la pereza y la falta de compromiso que el mal que podemos cometer. En la Parábola del Buen Samaritano, Jesús dirige su crítica no a los bandidos que asaltaron al viajero y lo molieron a palos dejándolo medio muerto, sino al sacerdote y levita que pasaron de largo sin socorrer al herido. La alabanza Jesús la reserva al Samaritano que tuvo compasión de él. Esto no significa que los bandidos no hayan actuado mal, pero su crítica se dirige a los que creen que son buenos sólo porque no hacen al mal. Muchos cristianos no tienen conciencia de sus pecados de omisión y se fijan únicamente si hicieron o no algo malo. Al no encontrarse culpables de algún crimen, se consideran buenos sin más. Parece que para ser un bueno cristiano sea suficiente no estar en la cárcel. 177º ¿Quiere Dios que uno muera en lugar de otro? Eran los días de la enfermedad contagiosa, el cólera. Esta plaga extendía con rapidez mortal por las llanuras del norte de la India. La gente moría callada, resignada, apagada...y el problema no era cómo salvar a los vivos sino cómo incinerar a los muertos, tantos eran diseminados por todos lados. Un cierto Mallikí cuenta que a una tía suya le alcanzó el cólera. Toda la familia se reunió a su alrededor y su hermana hizo en aquel momento esta oración : "Señor, mi hermana tiene dos hijos pequeños que sufrirán mucho si su madre muere. En cambio mis hijos son ya mayores y no me necesitan. Salva a mi hermana y toma mi vida en cambio" Y justamente eso fue lo que sucedió: la tía mejoró y pronto estuvo fuera de peligro. Al mismo tiempo la madre de Mallikí contrajo los síntomas, enfermó y murió en pocos días. La heroica muerte de su madre impresionó tan vivamente a Mallikí que éste decidió consagrar su vida al servicio de los demás. El recuerdo de su madre le sirvió de inspiración constante en su noble trabajo. Lo que hay, sin lugar a dudas, es fe profunda, amor desinteresado y sacrificio supremo. Pero, en todo esto, hay un concepto de Dios que no corresponde con tan nobles sentimientos y que, de hecho, desentona. Dios aparece como un tirano cruel, a quien sólo interesa conseguir la víctima del día, sea quien sea. Una vida humana ha de ser sacrificada. Es algo semejante a lo que ocurría en los campos de concentración nazi, donde las autoridades aceptaban el canje de víctimas con tal que el número fuera el mismo. Si Dios hubiera escuchado en realidad la emocionante oración de aquella heroica mujer, ¿no podía haber salvado a las dos hermanas como recompensa a su generosidad, llevando así la alegría a las dos familias? La cruda imagen que se desprende de este hecho es la de un Dios a quien sólo le importa su cuota de víctimas. 178º “Me dejaron solo. Nadie me vino a buscar” Un niño llegó a su casa llorando. El abuelo le vino al encuentro y lo abrazó, pero el niño seguía llorando. El abuelo lo acarició buscando tranquilizarlo. "¿Te pegaron?" le preguntó. El niño contestó que no, moviendo la cabeza. "Te robaron la merienda?" "No" contestó sollozando el niño. "Yo jugaba a la escondida y me había escondido muy bien. Estaba allá esperando. Pero el tiempo pasaba. A un cierto momento salí afuera y...me di cuenta que mis compañeros habían terminado el juego y se habían ido todos a su casa. Nadie me vino a buscar. ¡"Nadie me vino a buscar!" Dios sí que nos está siempre buscando, sobre todo cuando nos hemos alejado de él. La conciencia es la voz de Dios que nos busca como a los primeros hombres en el jardín del Edén. "Adán, Adán, ¿dónde estas? (Gen 3,8) La diferencia entre el pecador y aquel niño del cuento es que el pecador no quiere que Dios lo encuentre. Tiene miedo de Dios porque no sabe que Dios es Padre y envió a su Hijo Jesús no para condenar al mundo sino para salvarlo.(Cfr.Jn 12,47) 179º El "suicidio" de Napoleón Después del desastre en Rusia, Napoleón siempre llevaba colgada al cuello una píldora para suicidarse. Un pequeño amuleto escondía una mezcla mortífera de veneno y de opio. El 12 de abril de 1813, las manos temblorosas del Emperador desenredaron el estuche, lo abrieron y tragó el veneno. Pero la droga no produjo el efecto deseado. El monarca francés se debatía entre vómitos y espasmos. Unas náuseas pusieron fin a su intento de suicidio. Sin embargo era su alma la que moría. La vida le sabía a poco. Su esperanza agonizaba. Morirá envenenado en la isla de S. Elena, por el arsénico que su carcelero le mezclaba con el vino, durante su exilio El hombre envidiado por todos se encontraba vacío y nauseado de la vida; más todavía, desesperado, solo y abandonado. No tiene fe en Dios, no sabe que Dios lo ama, no sabe que, a través del dolor de su derrota, Dios lo está llamando para el encuentro con lo que el corazón buscó en vano en tantos ídolos: poder, ,dinero, placer. Es que el corazón del hombre es demasiado grande para que el mundo entero lo llene y le dé paz. "De qué sirve al hombre si gana todo el mundo y luego pierde su alma?"(Mt 16,26). 180º El príncipe y el mendigo Hacia la mitad del siglo XVI, el mismo día de otoño, nacieron Eduardo Tudor y Tom Canty, uno príncipe y el otro mendigo. Tom pronto se acostumbró a pasar hambre, a mendigar, a dormir en el suelo y a recibir palizas de su padre, muy dado a las borracheras; Eduardo, en cambio, se acostumbró a vivir una vida de príncipe. Un buen día Tom se levantó y salió con el estómago vacío pero con la cabeza llena de fantasías, soñaba con ser príncipe. Comenzó a vagabundear por la ciudad; y, casi sin querer, se encontró delante del palacio de Westminster, la fabulosa morada del príncipe Eduardo. Se quedó a las verjas y pudo contemplar al príncipe que estaba solo entre tantos árboles. Sin darse cuenta pegó la cara a los barrotes del portón y, al verlo, uno de los soldados, le gritó diciéndole: "Lárgate de aquí, pordiosero". El príncipe, al contemplar la escena, se indignó y le dijo al soldado: "Ábrele el portón y déjalo entrar". Tom entró y subieron los dos a la estancia del príncipe. Después de una amigable conversación, Tom le pidió a Eduardo si le dejaba vestirse de príncipe. Se cambiaron las ropas y al mirarse al espejo descubrieron que sus rostros eran idénticos. Así con los vestidos cambiados salieron al jardín para jugar. Pero una vez afuera los soldados confundieron el príncipe con el mendigo y echaron al príncipe a puntapiés del palacio, sin hacer caso. a sus protestas. Pasaron los días, las semanas y el príncipe, ahora mendigo, no lograba convencer a nadie de su verdadera identidad: "¡Pobrecito! decían, este Tom se ha vuelto loco con tanta hambre. Y al príncipe le tocó vivir en carne propia la dura vida de Tom. Los amigos del mendigo se burlaban cruelmente de él, y el padre de Tom le daba, cada noche, un sin fin de palizas. Pasó hambre y frío, experiencias desconocidas para él. Cuando al fin descubrieron la verdad, el príncipe volvió a su palacio y a la muerte de su padre, salió al trono. ¿Por qué eres tan compasivo con tus súbditos, y no empleas la severidad de tu padre a la hora de gobernar?" le decía el primer ministro de la corte. Y el rey Eduardo VI respondía: "¿qué sabes tu de pueblo y de opresión? De eso sabemos mi pueblo y yo; pero tú, no" En realidad delante de Dios todos los hombres son iguales; lo que los distingue no son ni la riqueza, ni el honor, ni ser príncipe o mendigo. Lo que de veras distingue a los hombres es su respuesta positiva o negativa a la propuesta de Dios. Dios nos propone su amor y espera que libremente le respondamos con amor. Que uno viva rico o pobre, príncipe o mendigo, poco importa; lo que cuenta es el corazón. "Dios es amor; quien ama conoce a Dios"(1 Jn 4,7). 181º ¡Qué manos feas tienes mamá! Un buen día, Oscar, le dijo a su madre: "Mamá, eres bella". La madre no pudo menos de sonreír dulcemente. Pero el hijo, algunos segundos después le dijo, "Pero tus manos son feas.." Pocos días después Oscar conocería la historia de esas manos. Su padre le contó que siendo niño dormía profundamente en su cuna. Por un corto circuito eléctrico se desató un fuego en la pieza y el mosquitero prendió fuego. La criada, cuando se dio cuenta, corrió despavorida a avisar la madre que se precipitó para apagar las llamas. Dominó el fuego a manotazos salvando de las llamas al niño, pero sus manos quedaron casi carbonizadas. Cuando al final le quitaron las vendas, las manos aparecieron deformadas para siempre. El pequeño escuchaba a su padre sin pestañear, y cuando terminó el relato, Oscar, con lágrimas en los ojos, corrió hacia su madre y le dijo llorando: "No hay manos como las tuyas en el mundo, mamá". Lo que más se aprecia en la mujer es su belleza física. Todas las alabanzas se refieren a su figura corpórea, mientras que poca importancia se le da a la perfección moral, a la bondad de la persona. Los valores auténticos pertenecen a la persona libre y responsable: son los valores que no se reciben como un don de Dios sino con la adhesión de la voluntad libre al proyecto de Dios. El hombre se hace, no se encuentra ya hecho. La belleza es un valor que casi nada depende de la libre voluntad de la mujer. Los sacrificios impuestos por la dieta y las renuncias a tantas satisfacciones que perjudican el aspecto físico, son muy poca cosa en comparación con las dificultades espirituales para llegar a ser una auténtica personalidad. 182º Lo más bello del mundo: la paz, el amor y la fe. En un lejano país, hace ya muchos años, un artista soñaba con pintar lo más bello del mundo: Era una ilusión que le ronroneaba el alma como el zumbido de una colmena. Al amanecer se puso en camino. Atravesó lugares de ensueño. En cada aldea, la misma pregunta. "Amigo, ¿qué es lo mas bello del mundo para que yo lo pinte?" Pero ninguna respuesta le satisfacía. Un buen día, se topó en un vagabundo. ¿Qué lo más bello que existe?" "- El amor, " le contestó melancólicamente el vagabundo. Otro día preguntó a un soldado: "¿Qué es lo más bello del mundo?" "La paz", le contestó el militar. Una anciana señora le respondió con una sonrisa arrugada entre los labios: "La fe en la vida, hijo, la fe". En el alma de nuestro artista brilló de nuevo la ilusión, al tiempo que unía las tres palabras: mágicas: la paz, la fe y el amor. Volvió a su casa y, al franquear el portón, le inundó una paz muy grande y su corazón se agitó con violencia. Emocionado, besó a sus hijos y descubrió en sus rostros, todavía inocentes, unos rasgos de fe en la vida. Percibió también en las pupilas de su esposa la personificación del amor, más allá de cualquier frontera,. y se sintió en paz. Y esa noche decidió pintar. Llamó a la obra de arte: mi hogar. Y pintó a su familia, porque allí, en su misma casa, había encontrado lo más bello del mundo. La familia es el lugar del mundo donde Dios está más cerca. Dios es UNO pero no vive solo; Dios es una comunión de personas que se conocen tan profundamente y se aman tanto que, aunque son tres personas ,constituyen un solo Dios. De manera semejante es la familia. Aunque son varias las personas que la constituyen, forman un solo núcleo familiar. Se conocen y se aman de tal manera que se sienten unidos como una sola realidad. 183º Un nuevo caballo de Troya: la televisión en la casa. Homero cuenta que el ejercito griego, como no pudo conseguir la destrucción de Troya, decidió recurrir al engaño. A los griegos se les ocurrió construir un caballo enorme de madera y ocultar en su vientre algunos soldados. Dejaron el caballo delante de las puertas de la ciudad y se escondieron detrás de una isla cercana. A la mañana siguiente, los troyanos encontraron aquel caballo abandonado en la playa y creyeron que sus enemigos se habían ido definitivamente. Decidieron llevar el caballo de madera dentro de la ciudad, como recuerdo de una tan larga guerra. Pero el caballo era tan grande que tuvieron que romper los muros de defensa de la ciudad. Al ocultarse el sol, los soldados, que estaban dentro del caballo, salieron y abrieron la puerta a los griegos que habían vuelvo de la isla. Y la ciudad fue, con toda facilidad, facilidad encendida y destruida Aquel caballo de madera no era solamente una obra de arte. sino una trampa que permitió a los enemigos penetrar en la ciudad. Hoy día existe un nuevo tipo de caballo de Troya: la televisión. Es muchas veces también una obra de arte y no se puede renunciar, pero, como todas las invenciones del hombre, presenta también sus peros y sus ambigüedades. La televisión puede echar a perder la buena educación que estamos dando a nuestros hijos. La televisión puede ser un enemigo que hemos dejado entrar en nuestra casa. ¿Cómo impedir que se convierta en enemigo que amenaza con destruir aquella formación humana y cristiana que con tanta fatiga se está dando en nuestras familias.? 184º Una parábola de Tagore: el grano de trigo convertido en oro. Tagore describe que un mendigo que pasaba de puerta en puerta, conmoviendo los corazones de amigos y desconocidos. Se le veía por las plazas, en los poblados, recorriendo caminos, exponiéndose al peligro de los patoteros y ladrones. Un buen día, a lo lejos, vio que se acercaba una carroza. ¿Quién será aquel gran señor que se acerca? Sus esperanzas cobraron alas, el corazón galopaba en su pecho. Se puso parado en mitad de la calle y aguardó firme, sin moverse, el llegar de la carroza. Se escuchó una orden;. se abrió una puerta decorada en perlas y diamantes y descendió el rey. Los servidores contemplaron atónitos la escena. En un gesto de humildad, el rey se despojó de su corona, se inclinó a la altura del mendigo, abrió su mano derecha y le suplicó. "Mendigo, ¿qué me quieres dar?" Aquel pobre mendigo temblaba como una hoja. Se esfumaron todas las ilusiones, sus esperanza y, luego, se le llenó el corazón de indignación. ¿Cómo? ¡Un rey quiere algo de mi? Con desprecio entonces sacó de su bolso un grano del trigo que había recibido en limosna y lo puso en la mano enjoyada del rey. Se oyeron gritos lejanos y risas burlonas. El rey contestó con un gesto de benevolencia; abrió un pequeño cofre de marfil y depositó con cuidado el grano de trigo. Volvió a su carroza y partió. La mirada del mendigo persiguió en el horizonte la silueta de la carroza. Regresó triste, el mendigo, a su rancho. A la noche sacó de su bolso aquel puñado de trigo para molerlo y cocinar un pan para la cena. Pero cual fue su asombro cuando entre los granos de trigo, descubrió que había un grano de oro. Comprendió entonces el significado de aquel grano de trigo que había depositado en la mano del rey y se dijo: ¡Si hubiera volcado en la mano del rey todos los granos de trigo! Mi falta de generosidad me castigó. Jesús nos invita a dar con generosidad porque recibiremos según que habremos sido generosos. "Den y se les dará; recibirán una medida bien llena, apretada y rebosante; porque con la medida que ustedes miden serán medidos" (Lc 6,38). La verdadera pobreza evangélica no se identifica con la pobreza económica. Es pobre, según el evangelio, el que está desprendido de las riquezas materiales y sobre todo desprendido de sí mismo: Aquel mendigo no supo ser generoso y no recibió lo que él esperaba. Poseía poco pero estaba pegado a lo que poseía. S. Pablo nos dice que "Si reparto todo lo que poseo a los pobres ...pero sin tener amor, de nada me sirve".(1 Cor 13,3). La regla de oro del evangelio es la siguiente: "Todo lo que ustedes desearían de los demás, háganlo con ellos" (Mt 7,12).Dios exige que lo imitemos en su generosidad y nos promete recompensarnos hasta por un vaso de agua fresca: " El que dé un vaso de agua fresca .....les aseguro que no quedará sin recompensa" (Mt 10,43) (Notable es este adjetivo: "fresca". Estamos en palestina, un país cálido sobre todo de verano y un vaso de agua que no sea fresca no sirve para atenuar el ardor de la garganta). 185º Que tal la reencarnación? Hace unos años me levanté una mañana con una gana de dedicar el día a hacer una encuesta: ¿Vivimos una sola vez? Esta era la pregunta que había preparado para sondear la creencia de la gente sobre el tema de la reencarnación. Mi primera víctima vestía un traje oscuro, corbata exótica y gafas. Por el maletín presumí que sería un personaje importante. Me crucé con él y le caí con la pregunta: "¡Oiga! perdone la molestia, ¿usted ha vivido una vida antes de esta?" "Nunca ....esta es la primera vida que vivo"- me contestó sin demorar un segundo y asombrado. Mientras se alejaba, no dejaba de mirarme con cara perpleja. Seguramente me tachó de loco. Yo también habría pensado igual. Me pasé toda la mañana preguntando a unos y a otros. Recogí impresiones de todo tipo, pero siempre del mimo sentido: Nadie, nadie de veras había vivido otra vida. "Pero ¿de qué me estas hablando, hombre?" Llegué a la conclusión de que nadie había tenido una vida anterior. Todos estrenaban su primera vida. Sin embargo me asombré yo, este verano, cuando cayó entre mis manos un folleto con este título: "Sugerencias par matar el tiempo" Y me pregunté: ¿Tenemos que matar el tiempo? ¿Se puede matar el tiempo cuando tenemos una sola vida? ¿Vale tan poco la vida para que tengamos que matarla? Al que mata el tiempo habría que dedicarle en su tumba un epitafio como éste: "Aquí descansa aquel individuo que, al morirse, dejó vacíos unos pantalones" ¿Qué pensar de la reencarnación? La respuesta es simple: o se cree en Jesucristo o se cree en la reencarnación; no es posible ser cristianos y luego creer, como los hindúes, que después de la muerte nos vamos a reencarnar. La Sagrada Escritura nos dice claramente que se muere una sola vez. "Los hombres mueren una sola vez, y después viene para ellos el juicio." (He 9,27) Además, la creencia de la reencarnación niega la "resurrección de la carne" Según esta creencia de la India, el hombre sería un compuesto de dos elementos que se pueden separar. La unión del alma con el cuerpo, como enseñaba Platón, sería provisoria. Con la muerte nos vamos a separar para siempre del cuerpo y quedaremos únicamente pura alma. Esta creencia es totalmente opuesta al cristianismo que afirma, como verdad de fe la resurrección de Jesús y la nuestra.. Creer en la reencarnación es negar entonces dos importantes verdades de la fe: que Jesucristo murió por nuestros pecados y que un día, como él, vamos también a resucitar. Hay plena libertad de seguir la religión hindú y budista, pero es imposible ser a la vez discípulos de Cristo y creer en la reencarnación. 186º La oración de los hindúes que Pablo VI rezó en Bombay. Estoy viendo a una niña de dos años a quien sostiene cariñosamente su madre mientras la anima a que repita ante mí la oración que ya ha aprendido de memoria. Noto como la criaturita cierra con fuerza los ojos para concentrarse, aprieta, en lo que puede, sus delicados puñitos y pronuncia despacio y con muchos tropezones la lección recién aprendida. La madre la ayuda y la felicita al final con maternal entusiasmo. "¿Ves qué inteligente? Ya sabe rezar. Y Dios la protegerá desde ahora como sabe proteger a los niños. La oración, que la niña ya sabía de memoria, era nada menos que la oración más tradicional de la India, tomada de los libros sagrados, los Upánishads. la misma que en el Congreso Eucarístico Internacional en Bombay Pablo VI rezó en publico.. "Oh Dios: "De lo irreal llévame a lo real de la falsedad llévame a la verdad; de las tinieblas llévame a la luz; de la muerte llévame a la inmortalidad". Es una oración universal, profunda, abierta, concreta en la sencillez de sus palabras y el alcance de sus deseos. El Papa pudo rezarla porque se dirige a Dios, al Dios de todos los hombres. No importa mucho el nombre que se le da a Dios, lo que cuenta es la fe y la humildad y, sobre todo, como en esta oración, el pedirle a Dios lo que es más importante para el hombre: la verdad, la luz, la inmortalidad y la liberación de todas las ilusiones. 187º Para madre de Teresa de Calcuta, la muerte es decir: “vuelvo a casa”. "Ya me voy: ¡vuelvo a casa! Me llevo unas manos vacías, pero un corazón lleno de esperanza". Estas palabras estaban esculpidas en la piedra sepulcral de una niña. Algo así debió pensar la pequeña Lucía, el bebé que sólo vivió un día. Paseaba yo por el cementerio. De repente me detuve ante la tumba de este bebé. No me lo podía creer. Había vivido en la tierra sólo un día. Su muerte fue prematura y un frío mármol recordaba su nombre y una única fecha: 11 de mayo de 1995. No pienso encontrar otras tumbas con una sola fecha: nacimiento y muerte. Sí; la vida pasa pronto y no hay tiempo que perder. Madre Teresa de Calcuta hablando del morir decía: "La muerte es algo hermoso. Significa una vuelta a casa." Como es natural, nosotros nos sentimos abandonados por la persona querida que nos deja.. Pero el la muerte en sí es un hecho muy hermoso: significa devolver la vida que Dios nos regaló como premisa para una vida que no muere.. Las conmovedoras expresiones que se esculpieron en la piedra de la tumba de aquél bebé nos dicen que la muerte no es nada horrible, no es el fin de la vida, sino el paso de la vida temporal a la vida eterna. "Me vuelvo a casa" ¡Cuántos bebés sin tumba y sin inscripción son cotidianamente rechazados por sus madres. Rechazaron un don de Dios porque este don significaba sacrificio, exigencia de amor, de entrega. Los dones de Dios son del todo gratuitos, pero hay que tener las manos abiertas para recibirlos. Son un regalo y a la vez una responsabilidad. ¿Qué dirá Dios de tantas mujeres que suprimen a su hijo impidiéndole de nacer, crecer y dar un gracias a Dios por el don de la vida? Jesucristo murió también para ellos, porque son personas hechas a imagen y semejanza de Dios, y rescatada del pecado por la sangre de Cristo;. pero, por lo que sabemos, no se le dio la oportunidad de responder con un sí al amor de Dios. Entrarán entonces en la vida eterna por puro don de Dios? O, de una manera por nosotros desconocida, ¿podrán ellos también responder al amor de Dios? No lo sabemos y quizás nunca lo sabremos mientras estamos en este mundo. 188º No basta con ser padres. Hay que educar a los hijos. No puedo evitar de reírme un poco cuando la gente pondera el heroísmo del celibato. Cualquier persona adulta sabe que la renuncia al uso de la sexualidad es un sacrificio mucho menos doloroso que soportar las dificultades y conflictos inevitables del matrimonio. Y si la soledad, aunque amarga, y no lo es excesivamente, se logra convertirla en castidad fecunda, ella exige infinitamente menor coraje que el de vivir una paternidad o una maternidad auténticas.. El problema está en que, en nuestro mundo hay muchos progenitores y no demasiados padres. Una famosa psiquiatra francesa, Françoise Dolto escribió: "Tres minutos bastan al hombre para ser progenitor. Ser padre es algo muy distinto. En rigor sólo hay padres adoptivos. Todo padre verdadero ha de adoptar a su hijo". Me he preguntado a mí mismo: ¿Yo amo a mis padres porque soy hijo suyo o más bien soy hijo suyo porque los amo? ¿Y mis padres me amaron porque yo era hijo suyo o se hicieron padres porque me amaron? Me inclino por las segunda hipótesis. En este sentido es cierto que todos los padres son, en rigor, padres adoptivos. La paternidad fisiológica fue sólo un comienzo. Se diría que esa alta tensión entre padres e hijos es un drama especialmente moderno. Padre Lombardi aseguraba que el problema actual estaba en que los hijos eran, en realidad, nietos de sus propios padres, como si se hubiera tragado una generación. .Mas yo temo que el drama radical está en que el mundo moderno, igual que ha conocido una aceleración de la historia,(los modos de vivir y de pensar en este siglo han cambiado las que los diecinueve siglos anteriores) está conociendo una aceleración del egoísmo. Donde hay amor el conflicto no puede durar mucho. "El amor es más fuerte que la muerte"(Cant 8,6). Los verdaderos padres saben que nunca se termina de engendrar a os hijos ya engendrados. El filósofo Francisco Bacon decía: "Los hijos aumentan las preocupaciones de la vida, pero atenúan el pensamiento de la muerte" 189º El vestido de esposa que nunca pudo estrenar. Hace meses me contaba un amigo, cuya esposa había muerto pocas semanas antes, que revolviendo los viejos arcones de la muerta, se había llevado una monumental sorpresa al encontrarse, en uno de ellos, un vestido de novia. ¿Cómo?, ¡si ellos se habían casado con traje de todos los días! Recordaba que habían tenido, por esto, un serio disgusto. Porque ella estaba encaprichada en casarse de blanco. Pero él se había impuesto: No, no, eso era una vieja tradición fuera de sentido. Y ahora, catorce años más tarde, encontraba en el armario, aquel vestido. ¿Es que su esposa llegó a comprarlo antes de casarse y nunca se atrevió a decírselo a él, en vista de su oposición? ¿Es necesario que la muerte se lleve a nuestros seres queridos para que empecemos a darnos cuenta de lo que teníamos a nuestro lado? Día después mi amigo logró arrancar a sus hijos un secreto que también ellos guardaban celosamente : su madre no había perdido nunca la vieja ilusión. A veces, incluso, se ponía en casa aquel vestido que no pudo estrenar en su boda y terminaba siempre con lágrimas en los ojos. Lloraba mi amigo al contármelo. Y se daba de golpes ahora que descubría, demasiado tarde, que una intransigencia suya había herido durante tantos años una de las fibras del alma de la mujer querida "¡Ah- me decía - si yo pudiera volver a casarme hoy con ella!". ¡Cuántas veces, casi sin querer, hacemos sufrir a nuestros parientes amigos y compañeros. Pero no podemos volver atrás. Ya pasó el hecho egoísta y no hay más remedio que arrepentirse y aprender para no repetirlo otra vez De nada sirve escarbar el pasado para volver a sufrir. Dios nos ha perdonado y tenemos que seguir adelante, viviendo con mayor madurez y sabiduría.. 190º Lo único que nos divide son las ideas (Juan XXIII). Cuentan que en cierta ocasión, en un banquete, el entonces nuncio Roncalli, futuro papa Juan XXIII, se sentó junto a un famoso político de ideas muy contrarias a las de la Iglesia. Y tras charlar sobre tantas cosas, alguien oyó que el nuncio comentaba sonriendo.: "Total, a usted y a mí, lo único que nos separa son las ideas". No es que Roncalli no les diera importancia a las ideas. Es que no les daba ese puesto único y central que solemos darles nosotros. Sabía que, incluso dos personas de ideas opuestas, pueden tener mil caminos de acercamientos en sus vidas. Sabía que, cuando dos se quieren, empiezan a acercarse hasta en las ideas o comienzan a descubrir que sus ideas no estaban tan opuestas como imaginaban. Sucede en cambio que dos corazones fríos e indiferentes acabarían riñendo incluso cuando tienen las mismas ideas. Por suerte o por gracia de Dios, el ser humano es más ancho que sus ideas. Lo malo de los hombres que creen solamente en su razón, los "dogmáticos", es que comienzan con defender sus ideas, pasan a defender sus maneras personales de formularlas, confunden finalmente sus ideas como si fueran verdades infalibles y necesarias. Y así ideologizan su pensamiento. El fanatismo, con todas las violencias que comporta, es el punto final de esta actitud racionalista. En la Iglesia estamos entendiendo ahora, con muchos siglos de retraso, que el clericalismo no tiene mucho que ver con la fe. Por el contrario, el clericalismo es una ideología que absolutiza una verdad parcial y las convierte en verdad total, absoluta. Quedan marginadas así, muchas otras verdades que habrían podido ocupar su lugar en el conjunto de la revelación cristiana. Recién ahora, a los 35 años después del Vaticano II , he decidido no poner en mi firma el título de Sacerdote(Sac), sino el de presbítero: (Pbro). He comprendido que todos los bautizados participamos del único sacerdocio de Jesucristo y que, el haber recibido el sacramento del orden, no me hace más sacerdote que los demás sino únicamente ministro o siervo del sacerdocio común o bautismal. Follreau tiene un libro que se titula "La única verdad es amarse" y a mi me parece una afirmación sagrada como un templo. Yo sé que el amor es la única carta que llega siempre a su destino, aunque tenga la dirección equivocada. 191º ¿Derechos de los animales? En Nueva York, los cuatro pisos de un inmenso hotel están amueblados exclusivamente para perros. Un crecido número de empleados se dedican a ellos. Se han instalado dos cocinas para preparar, según las prescripciones de los veterinarios, el menú de los perros. Cada cuarto se halla decorado según la raza del inquilino. Los perros japoneses se alojan, desde luego, en aposentos revestidos de la mejor seda del Japón.. También en París existen instituto de belleza para perros y gatos en lo que trabajan numerosos veterinarios, masajistas, peluqueros y cosmetólogos. En París mismo se ha erigido un magnífico cementerio de perros con avenidas, criptas de mármol y fotografías del difunto. Diariamente las señoras, muy probablemente sin hijos, detienen su coche de lujo delante del cementerio y bajan para depositar ramos de flores en la tumba de su inolvidables perrita. Lo más asombroso del cementerio son los epitafios que pueden leerse sobre las tumbas: "Kiki, ¡eras demasiado bueno para este mundo!". "El destino que nos unió en la tierra, nos unirá en la nada". "Ella, la perrita, era toda mi vida". "Oh mi pequeña, tú fuiste la sonrisa de mi vida". Este epitafio sí que es increíble: "Si tu alma, oh Safo, no acompañase a la mía en las moradas eternas, yo no querría entrar en el cielo". ¿Qué pensar de todo esto? Si la diferencia fundamental, entre el hombre y los animales, está en que el hombre es un ser hecho a imagen y semejanza de Dios, mientras que los animales son cosas, medios, instrumentos para el hombre y el tratar a los animales como personas demuestra que se ha perdido el principio fundamental de la moralidad. El gran filósofo Kant (de acuerdo con la revelación cristiana) expresó este principio ético de la siguiente manera: "Trata a la persona humana en ti y en los demás siempre como fin y no como medio". Prácticamente, no utilice a las persona, no la trates como medio. Y, por el contrario, no trate a los animales como personas, porque son cosas, son medios son criaturas que no tienen en sí su dignidad de fin, sino que Dios los creó como instrumentos y medios para el hombre. La actitud con los animales, por lo tanto, es la de servirse de ellos respetando su naturaleza. Tenemos el deber de no maltratarlos, no hacerlos sufrir sin motivo. Pero podemos sin ninguna duda servirnos de ellos por fines buenos. No es ningún pecado alimentarse de los animales, eliminarlos cuando se multiplican excesivamente etc. Ellos no son personas y no tienen ningún derecho a vivir porque sólo las personas son sujeto de derechos. 192º El General reta al Coronel, éste al Capitán, y...... el chico tira la cola al gato. Recuerdo que de chico vi una de estas viñetas de carácter psicológico; se trataba de la famosa transferencia. Aparecía un general, con todas sus estrellas en las hombreras, que le pegaba un grito al coronel; en un segundo cuadro, aparecía el coronel gritando al capitán; luego el capitán gritando al sargento, luego el sargento al soldado y, al final, el soldado gritándole a su mujer; ésta a su hijo que por rabia tiró la cola al gato. Cada uno se desfogaba con el otro, que no tenía ninguna culpa, pero no se atrevía a decirle nada al de arriba. No hay que tratar a los demás según los humores del momento ni descargar sobre los demás su propio enojo o indignación. Es muy probable que la persona en que descargas tu energía reprimida no tenga nada que ver con los que te indigna y él no tiene que pagar las consecuencias de tu temperamento. Hay que dar a cada uno lo suyo. Esto es el primer principio de la justicia. 193º El OJO DEL CARPINTERO. Había una vez, hace mucho tiempo, en un pequeño pueblo, el taller de un carpintero. Un día, mientras el carpintero estaba ausente, todas las herramientas se reunieron en asamblea extraordinaria. La reunión duró mucho tiempo y la discusión fue muy animada, a veces agresiva. Alguien tomó la palabra y dijo: “Tenemos que echar de nuestro grupo la sierra. Muerde demasiado y hace demasiado ruido con sus dientes. Posee el carácter más hiriente del mundo. Otro tomó la palabra y dijo: ”No podemos soportar a nuestro hermano Cepillo; .Un carácter cortante y pela todo lo que toca”. Nuestro hermano Martillo, protestó un tercero, tiene un carácter pesado y violento. Es un tipo que pega fuerte, como un patotero. Su fuerza de golpear sin parar nos revienta y nos pone nerviosos a todos; fuera de nuestra sociedad!. “¿Y los clavos? ¿Se puede vivir con gente tan puntiaguda como ellos? Que se vayan. Y también la lija y la escofina. Vivir con ellos es un continuo tormento. Y echamos también el papel de vidrio cuya única razón de ser es la de rasguñar al prójimo. Y echamos sobre todo la tenaza que, si te agarra, no te deja sin arrancarte la piel”. Así discutían todas y siempre más animosamente las herramientas del carpintero. Hablaban todas a la vez. El martillo quería echar a la lija y al cepillo, y estos querían a su vez expulsar a los clavos y al martillo y así sucesivamente. Al termino de la asamblea todos habían sido expulsados por todos. La reunión fue de improviso interrumpida por elcarpintero que volvió a su trabajo Todas las herramientas volvieron a su lugar. Aquel hombre entonces agarró una tabla de madera y la serrucho con la sierra “mordaz”; la cepilló con el cepillo que pela todo lo que toca; la hermana hacha que hiere cruelmente, la hermana escofina con su lengua áspera y el hermano papel de vidrio que rasguña y rasca, entraron en acción uno tras otro. El carpintero agarró luego los hermanos clavos y el martillo, que golpea y pega, y terminó su obra.. Se sirvió de todas sus herramientas que tenían un mal carácter para fabricar una cuna; una estupenda cuna para recibir a su hijo que estaba por nacer; para recibir la vida. Es ésta una parábola moderna que expresa la grande y misteriosa verdad, que S.Pablo llamó "Cuerpo místico" de Jesucristo. La Iglesia, animada por el Espíritu Santo, es como un cuerpo del cual Cristo es la cabeza. Cada uno de nosotros somos miembro de este cuerpo y por eso tenemos una particular e insustituible vocación y servicio para el bien de todos. Dios nos mira con los ojos del carpintero, ojos capaces de descubrir las cualidades positivas y negativas de cada uno de nosotros. Y, aunque llenos de defectos, Dios se sirve de todos nosotros para comunicar la vida. No tenemos que despreciarnos recíprocamente ni pensar que los demás no sirven para nada y que el mundo sería mejor sin la presencia molesta de esto o de aquello. Todos podemos ser útiles para construir un mundo mejor. 194º El maestro, el discípulo, el camello y la oración. Un maestro viajaba con un discípulo suyo montados sobre un camello. Llegaron a un hotel y el dueño le encargó de cuidar del camello para que nadie lo robara. Pero el discípulo, que se caía del sueño, pensó que podía encargar a Dios para que vigilara sobre el camello. Antes de acostarse rezó a Dios diciéndole: "Por favor, cuida tu el camello, yo tengo demasiado sueño para hacerlo. Te lo confío, vigílalo tú.. La mañana siguiente, el camello había desaparecido. “¿Dónde está el camello?” le preguntó el maestro. “No lo sé” contestó el discípulo. Tienes que preguntárselo a Dios. Anoche lo dejé en sus manos porque estaba demasiado cansado. No es culpa mía que se haya escapado o haya sido robado. Yo he pedido a Dios que lo vigilara. Es Dios el responsable de todo esto. ¿No me dices siempre, maestro, que tengo que confiar en Dios con todo mi corazón?” “Tienes que confiar en Dios con toda tu alma, le contestó el maestro, pero también ata el camello, porque "Dios no tiene otras manos que las tuyas”. Esta breve parábola nos dice que Dios no interviene si no tomamos nosotros nuestras responsabilidades. Un viejo refrán dice: "A Dios rogando y con el mazo dando" Este dicho popular traduce con términos muy concretos, la necesidad de hacer todo lo que podemos para que Dios actúe en y a través de nosotros. "Somos colaboradores de Dios" ( 1 Cor 3,9) 195º Un sueño revelador: "Tú entra por los dos" Un hombre se había acostumbrado a decir a su mujer cuando se dirigía todos los domingos a la iglesia: “Vete tú a la Misa y reza por los dos”. A los amigos les decía: “Yo no tengo necesidad de ir a la iglesia; está mi mujer que va por los dos” Una noche aquel hombre tuvo un sueño. Se encontraba él y su mujer delante de la puerta del paraíso y esperaba para entrar. Finalmente la puerta se abrió y se oyó una voz que le decía a su esposa: ”Tu puedes entrar por lo dos” La mujer entró, la puerta se cerró y él quedó afuera. Aquel marido quedó tan mal que se despertó del sueño.. Fue grande la sorpresa de su mujer, el domingo siguiente, cuando a la hora de la Misa encontró a su lado al marido que le decía “Hoy yo también quiero ir a la Misa contigo”. Cada uno es responsable de sí mismo delante de Dios. Nadie puede sustituir a otro en su opción fundamental : en favor o en contra de Dios. La persona, única, irrepetible e insustituible, es también ella sola que responde personalmente a Dios que la llama por su nombre. Cuando nos presentaremos delante del juez, al final de nuestra vida, no tendremos abogados defensores, ni otros que respondan en nuestro lugar. Seremos nosotros, únicamente nosotros los que tendremos que responder por nuestras acciones libres. 196º El hombre a quien nadie dio amor Había una vez un viejo que nunca recibió un poco de amor. En toda su vida nunca había aprendido a amar, a vivir con alegría y ni siquiera se decidía a morir. No sabía ni llorar ni sonreír. Todo lo que sucedía en el mundo no le interesaba; ni le hacía triste ni alegre. Nada le asombraba. Todas sus horas y jornadas las pasaba delante de su choza sin dignarse a mirar el cielo, ni hablar con nadie. A veces algún pasajero le hacía preguntas; era tan viejo que la gente lo creía sabio y quería aprender algo de él. Por ejemplo le preguntaban: ¿Qué tenemos que hacer para alcanzar la felicidad? “¿La felicidad? -respondía- Es un invento de hombres necios” “¿De qué manera podemos trabajar por los demás y ser útiles a nuestros hermanos?” -le preguntaban algunos jóvenes deseosos de hacer algo bueno.. “Quién se sacrifica por la humanidad es un loco”, continuaba a contestar el viejo con una mueca siniestra. “¿Cómo podemos orientar a nuestros hijos hacia el camino del bien”? le preguntaban ciertos padres. “Los hijos son unos serpientes” los calientas en tu regazo y ellos te van a matar con sus mordeduras venenosas" .. Hasta los artistas y los poetas se iban a consultar al viejo a quien todos creían lleno de sabiduría y experiencia. “Enséñanos a expresar las fantasías y sentimientos que tenemos en el alma” le preguntaban. “Mejor sería que se callaran” les contestaba el viejo. De a poco, estas respuestas malas y tristes influenciaron al barrio entero. Su pesimismo envenenaba a todos. Y esto no le gustó a Dios que decidió remediar a esta situación . Llamó a un niño y le dijo: “Vete junto a aquel pobre viejo y dale un beso“ El niño obedeció, rodeó con sus brazos el cuello del viejo y le estampó un beso húmedo y fuerte en su la mejilla arrugada . Por primera vez el viejo se conmovió. Sus ojos turbios se iluminaron y se humedecieron de lágrimas sus mejillas.. Nadie nunca le había dado un beso así. Y sucedió que abrió sus ojos a la vida y luego murió sonriendo. Afirman los psicólogos que si un niño no recibe amor desde sus primeros años de vida, difícilmente llegará a dar amor. Le quedará en el alma el deseo irresistible de ser amado y a la vez un rencor por no haber recibido amor. La única manera para que florezca el amor en una persona es amarla de veras superando todas las ingratitudes y obstáculos. Si no se siembre amor, no se cosecha amor. 197º Soy tu esposa, Alberto La reina Victoria de Inglaterra, quería mucho a su marido Alberto de Coburgo. Alberto no podía llevar el título de rey ni tenía cargo ninguno en el reino. Aún amándose mucho, cada tanto los dos discutían y se peleaban Un día, después de una discusión particularmente fuerte, el príncipe Alberto se encerró en su cuarto. Poco después, la reina Victoria llegó y golpe&o |