UENTOS PARA PENSAR III 87º La lección del perrito Bingo cojo de una pata.
Pero, apenas llegamos y se abre la puerta del ascensor, como si de repente se olvidara de todo su problema bingo sale correteando hacia sus amigos, los niños, levantando la pata derecha y apoyándose, con extrañas posturas, en las otras tres patas. Es como si se volviera payaso y pusiera en su andar a la pata coja algo de farsa y de broma. Corre, salta, todo sin tocar jamás el suelo con su pata herida. Se diría que toda la vida hubiera tenido solamente tres patas. La condición humana es algo así: ningún ser humano pasa mucho tiempo sin que se le venga a los suelos algunos de sus sueños. Pero la otra lección de la vida es que el ser humano tiene siempre al menos el doble de capacidad de resistencia de la que creía tener. Si le cortan un pié, aprende a caminar con el otro; si le cortan también el otro se arrastra; si no puede arrastrarse, sonríe; si no tiene fuerzas para sonreír, aún le queda la capacidad de soñar que es una nueva forma de caminar en esperanza. 88º Miss traje de baño no sabe nadar En una revista italiana veo la foto de Fiorella Marini, una estupenda chica de dieciocho años a la que acababan de elegir Miss traje de baño. Tiene un rostro bonito, unos ojos pícaros, una cabellera estupenda, pero lo que es aún es más gracioso es lo que se lee al pie de la fotografía: Fiorella no sabe nadar. Fiorella es mucho más que anécdota; es casi un símbolo de nuestra civilización de las apariencias, en la que hay que empezar a preguntarse si lo que anda por las calles son hombres vestidos de tela o más bien vestidos rellenos de hombre o de sólo carne. Maquiavelo aseguraba que mejor es que parezca que un príncipe tiene buenas cualidades que el que las tenga en realidad sin parecer. "El fin - como él decía - justifica los medios". Todos los medios, decía él, son buenos si sirven al fin. No tiene importancia que los medios sean inmorales. ¿Qué nos dice la moral de Maquiavelo que el fin justifica los medios? Son inmorales aquellos medios que utilizan a la persona humana como objeto, como instrumento, es decir como "medio", mientras que la persona es siempre un fin. Lo grave es que vivimos mucho más pendientes de la opinión de los demás que lo que nos dicta nuestra conciencia. Dicen que "De cada cien rebeldes noventa y nueve practican la moda de la rebeldía." 89º Los 499 intentos de Édison para inventar el foco de luz. Beethoven decía que "el genio se compone de un 2% de talento y de un 98% de trabajo" El genio comienza las grandes obras, pero sólo el trabajo las termina". No hay inteligencia que valga cuanto el coraje. En los grandes triunfadores hay siempre una décima parte de intuición, pero las otras nueve son de tozudez. Beaudelaire se lo decía a aquella dama que le preguntaba qué era la musa o inspiración: "La inspiración ,señora, es trabajar todos los días". Un fracaso sólo es peligroso en dos casos: primero, cuando uno se ríe de él y, el segundo, cuando uno se tumba encima de él. No hay que reírse del fracaso porque nos puede indicar el error que hemos cometido y que no tenemos que repetir; pero tampoco tenemos que desanimarnos porque un fracaso puede ser el camino para el éxito. El gran científico Edison que inventó tantos instrumentos técnicos modernos, confesó que sólo después de 499 intentos llegó a inventar el foco de luz eléctrica que utilizamos todos los días. A quien le decía que había sufrido 499 fracasos, contestó: "no 499 fracasos, sino 499 tentativas necesarias para llegar al éxito final; fueron como 499 peldaños para llega a la cumbre que preceden el último paso que nos lleva a la cumbre... 90º No me importa el alma de mi madre sin su cuerpo. Un día, al salir de una iglesia en la que había hablado yo de la resurrección de la carne, me esperaba a la puerta un muchacho cuyos ojos ardían. "¿Usted cree de veras, pero de veras en lo que acaba de predicar?" me preguntó. Sus palabras me sacudieron, porque eran tan ardientes como sus ojos y porque comprendí que de mi respuesta iban a depender muchas cosas para él. Cuando le dije que sí y que eso para la Iglesia era un dogma de fe y no una metáfora, vi cómo el fuego de sus ojos se convertía en luz serena. Me explicó que desde hacía diez años, exactamente desde el día del entierro de su madre, había perdido la fe; no era capaz de creer. Su madre había muerto estando él lejos de España y su padre había retrasado el entierro para que él llegara a tiempo. Y cuando él, antes que cerraran el ataúd, se había acercado para verla, apenas la había reconocido, tanto la enfermedad la había deformada.. Su madre había comenzado a...y el joven no fue capaz de pronunciar la palabra. Se detuvo aterrado. "Yo podía aceptar que mi madre muriera, pero no que a su cuerpo, que a mí me había dado la vida, le pasara aquello". Por eso nunca me ha bastado saber que el alma de mi madre estaba en el cielo. Yo quiero su cuerpo, necesito recuperarlo tal y como era antes de aquel momento". "Lo recuperarás, le dije. Y vi como crecían sus ojos, cómo se expandía su alegría, cómo diez años de angustia se alejaban de él. El gran misterio de nuestra fe es la muerte y resurrección de Jesucristo primicia, promesa y garantía de nuestra resurrección. Pablo lo dijo con extrema claridad "Si se predica que Cristo ha resucitado de entre los muertos, ¿cómo es que algunos de ustedes dicen que los muertos no resucitan? Si no hay resurrección de los muertos, tampoco Cristo resucitó" ( 1 Cor 15,12-13) Y pensando en él entendí que para valorar el cuerpo humano hay que pensar en el santo cuerpo que nos engendró y comprendí ,para siempre, que tiene que ser cierto que todos nuestros santos cuerpos resucitarán. 91º Peligroso error de un equipo de médicos. Una doctora me contaba, hace días, una historia emocionante. Su oficio es magnífico: se dedica al análisis preventivo de varias enfermedades de los recién nacidos, enfermedades que, detectadas en los primeros días de la vida, logran salvar mucho niños de la muerte y ahorrar muchos dolores tardíos. Y sucedió, en una jornada en la que los médicos estaban sobrecargados de trabajo, que alguien en su laboratorio, se equivocó al poner las etiquetas en las muestras de los análisis. Sucedió así que se aplicaron curas innecesarias a un niño que estaba bien y, lo que es peor, se dio por sano a un niño claramente predispuesto a varias enfermedades. Meses más tarde, lo que se había dado por imposible, se declaró en este niño declarado sano, por lo que las curas tardías fueron mucho más dolorosas y peligrosas. Y todo esto a causa de aquel error en el cruce de etiquetas. Los médicos de aquel laboratorio sufrieron, por este error tanto o casi tanto como los padres. Pero, gracias a las curas, el pequeño pudo salvarse. Un año más tarde, aquellos padres fueron a visitar a la doctora. ¿Para quejarse de aquel error que puso en peligro la vida de su hijo? No; para que la doctora viera lo bien que el niño estaba y para que no siguiera sufriendo al recordar aquel error que se había cometido.. La doctora, que me contaba la historia, se emocionaba al hacerlo y me decía que, mientras tantos hubieran guardado rencor, aquellos padres habían descubierto que la posibilidad del error es parte de la condición humana, que también un médico tiene derecho al cansancio y que sus fallos deben ser comprendidos como los de los demás hombres. A mí no me gusta la fórmula "derecho a equivocarse". No tenemos verdadero derecho al error. Lo que sí tenemos si es el derecho a ser comprendidos en nuestros fallos, a ser aceptados con nuestros errores, a ser perdonados por nuestras estupideces, a ser reconocidos como hombres que inevitablemente cometerán siete tonterías al día y setenta veces siete por años. "El justo cae muchas veces, pero se levanta, mientras que los malvados se hunden en su adversidad" (Pro 24,16) La vida nos ha enseñado a perdonar, que es el arte más difícil que existe. "Se puede ser muy cruel al perdonar, - decía S. Agustín - cuando se perdona desde arriba desde la dignidad del ofendido. Hay que perdonar sabiendo que también nosotros necesitamos de perdón" 92º Vi a un mendigo dormir al frío de una noche de invierno y....entré en mi casa. Es este un hecho histórico narrado por Martín Descalzo. Un amigo mío formaba parte hace años de una pequeña y ardiente comunidad cristiana. Un día a la semana se reunían para hablar de Cristo, de la fe, de cómo difundir su mensaje. Y, como todos eran gentes con sus jornadas de trabajo, se reunían de noche, con cena frugal a la que seguía una larga conversación que a veces se prolongaba hasta las tres de la mañana. Mi amigo salía de allí dispuesto a entregar lo mejor de su vida por el Señor. Hasta que.... Era una noche de invierno, heladora y cortante, cuando mi amigo , tras la charla con su comunidad, llegó a su casa cerca ya de las tres de la madrugada y, al bajarse del coche, vio que enfrente de su portal, en el jardín frontero, sobre un banco de hierro, dormía una persona anciana mal cubierta con algunos periódicos. Algo ocurrió en el alma de mi amigo; con una noche así, un hombre sobre un banco, sin otra protección que un viejo abrigo y unas hojas de papel podía bien morirse de congelación. ¿Podría dejarle al desamparo? Dentro de sí oyó gritar una voz que le explicaba que eso sería un crimen. Pero pronto otra voz le recordó que no podía meter en su casa a un desconocido. ¿Y si era un ladrón? ¿Y qué dirían su mujer y sus hijos si a las tres de la madrugada les despertaba para acomodar en casa aquel hombre andrajoso? Cuando mi amigo metió la llave en la cerradura de su casa se gritó a sí mismo que era un cobarde. Pero el egoísmo fue más fuerte que él. Y, ya en su piso, evitó asomarse al balcón para impedir que la conciencia multiplicara los martillazos con que estaba asediándole. Ya en la cama le pareció que las mantas eran a la vez pesadas y congeladoras. Se sentía habitando a la vez en el infierno de su egoísmo y en el cuerpo del mendigo. Y tardó mucho en dormirse aquella noche porque la figura del hombre acurrucado en el banco parecía clavada en su imaginación. A la mañana siguiente, al despertar, se acercó con pánico a la ventana; estaba seguro de que aún vería en el banco aquel cuerpo - quizás muerto- que él había abandonado. No estaba. Y no supo si sentía ganas de reír o llorar. A lo largo de toda la semana siguiente vivió en la vergüenza. Se miraba en el espejo y sentía asco de sí mismo. No se atrevía a ir a la iglesia ni a comulgar. Sentía unos infinitos deseos de que llegara el próximo viernes para confesarse ante Dios y sus compañeros de aquel pecado que,conforme pasaban los días , crecía en su conciencia. Cuando el viernes llegó y contó, casi con lágrimas, su cobardía, percibió con asombro que la historia no impresionaba mucho a sus compañeros. Y no era que la disculpasen, aceptando que todo hombre hace mil disparates al día; sino que, además , encontraban teorías para rebajar su gravedad. Alguien explicó que la batalla urgente no era tanto ayudar a los individuos como cambiar la sociedad. Otro dijo que la caridad sólo era auténtica cuando se convierte en justicia. Un tercero comentó que la limosna denigra tanto al que la recibe como al que la da. Alguien añadió que dar cama una noche a un vagabundo no iba a resolver sus problemas. Y no faltó quien dijo que "gente así ya está acostumbrada a dormir en un banco". Mi amigo salió aquel día más congelado que nunca de la reunión. Y decidió no volver más a aquellas reuniones. No quiso juzgarles, ni menos condenarles. Pero entendió que algo no funcionaba en todo aquello. Creo que ese hecho es algo muy común entre nosotros los cristianos. Sabemos tanta sociología que estamos olvidándonos del hombre, del hombre concreto. Hemos logrado autoconvencernos de que el mal es una cosa anónima, del que tendría la culpa la sociedad y no nosotros. Al parecer ni el delincuente tiene culpa alguna ni la tienen las personas que de algún modo le rodearon. La culpa es de las estructuras. El día que cambien las estructuras, se dice, la criminalidad habrá desaparecido. Nadie parece saber quienes son los culpables de las estructuras. 93º Jesús es para nosotros: camino, verdad y vida. (CAVEVI) Es una leyenda. El hijo de Dios, antes de descender a la tierra, dijo a sus ángeles: tengo deseo de ir a ver a los hombres, haciéndome uno de ellos. Quiero llevarles regalos que les sean útiles a su felicidad. "Angeles, desciendan a la tierra y fíjense bien qué necesidades tienen los hombres." Partieron los ángeles. Recorrieron todo el universo, y luego volvieron al cielo para referir lo visto Dijeron al Hijo de Dios:" entre tantas necesidades de los hombres, he aquí las principales: - Tienen necesidad de pan Respondió el Hijo de Dios: "seré el Pan para ellos". - Los hombres tienen necesidad de perdón, porque son pecadores. " Seré el perdón para ellos." - Los hombres tienen necesidad de verdad, para descubrir el misterio de la vida." " Yo seré la verdad". - Los hombres tienen necesidad de amor... " Yo seré el amor." Concluyeron los ángeles: - Los hombres tienen necesidad de vida. Y el Hijo de Dios respondió: Yo seré la vida de los hombres para siempre. Esto es lo que Jesús quiso ser para nosotros: Camino, verdad y vida" (CAVEVI). En estas tres palabras está contenido lo que constituye la felicidad del hombre. 94º Dios nos dio ojos para ver y....párpados para no ver. Uno de los discípulos de Jesús había cometido, una vez, una falta muy grave. Todos esperaban que el Maestro le diera una buena reprensión. Pero, pasó como si nada hubiera sucedido. Protestaron los discípulos de Jesús diciendo: "No podemos no ver y olvidarnos lo que ha sucedido. Después de todo Dios nos ha dado ojos para ver". "Sí, dijo Jesús, pero Dios nos ha dado también párpados" El Papa "bueno" Juan XXIII, beatificado el 2 de Setiembre del año 2000, a una persona en autoridad que se quejaba de los difícil que era corregir a sus dependientes, le decía: un superior, tiene que ver todo(no ser ingenuo), alabar mucho y corregir "algo". Es lo que hizo Jesús con sus discípulos que no eran nada santos y que una y otra vez le provocaron y casi le hicieron enojar: En el evangelio encontramos algunas expresiones de Jesús que nos hace ver cuánto tuvo que aguantar a sus discípulos "¿Hasta cuando tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuando tendré que soportarlos? (Mc 9,19) 95º El niño que quería ser un televisor La profesora había dado a sus niños una tarea: les pedía que escribieran qué animal o qué cosa les gustaría ser y ...por qué. Un niño de apenas ocho años respondió que a él le gustaría ser un televisor. ¿Por qué? - le preguntó la maestra -. "Porque así mis padres me mirarían más, me escucharían con mayor atención y mandarían a los demás callarse cuando yo estuviera hablando y no lo mandarían a la cama a la mitad de mis juegos, lo mismo que ellos nunca se acuestan a la mitad de la película. ¿Qué habrán pensado sus padres a leer esta página tan sincera de su hijo? Habrán caído en la cuenta que para ellos el programa televisivo es más importante que escuchar a su hijo y hablar con él. Estos padre, ¿no tendrían que pedir perdón a Dios de este grave pecado de omisión? 96º Para no correr ningún riesgo.. no se animaba a sembrar. Un pobre campesino estaba sentado a la puerta de su pobre rancho medio destruido, cuando se le acercó un pasajero y le pidió un vaso de agua. - ¿Cómo le va con la cosecha del algodón? Le preguntó. -"No tengo algodón- contestó el campesino. Temí que me lo comiera el picudo. - El maíz , entonces, ¿cómo le va? - Tampoco sembré maíz - Le contestó - . Temí que no lloviera". El forastero, un poco confundido, siguió preguntándole - ¿Y las papas como van? - No sembré papas, porque tuve miedo a los gusanos. - Pero - hombre - ¿qué sembró usted entonces? - Nada - respondió el campesino.- "quise ir sobre seguro". Cuando el trabajo no es un valor todas las excusas o pretextos son buenos para no trabajar. Y pensar que el trabajo no es una consecuencia del pecado original. Cuando Dios creó al hombre, le dio la responsabilidad de trabajar y cuidar la tierra. "Yahvé tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara"(Gn 2,15) El trabajo no es una maldición sino la manera de colaborar con Dios creador. Es verdad que el pecado deformó y sigue deformando esta actividad humana, de por sí fuente de alegría. Lamentablemente, una de las consecuencias del pecado, fue también la de distorsionar la relación que existe entre el hombre y la naturaleza. El trabajo se convirtió en medio de explotación de los pobres; en lugar de ser fuente de dignidad y de satisfacción; se hizo fin a sí mismo. En algunas culturas se vive para trabajar y en otras se trabaja sólo para sobrevivir, es decir, para sacar de la tierra lo mínimo indispensable para seguir viviendo. Pero los fines del trabajo no se reducen a producir alimentos sino para elevar el nivel de vida del hombre. Dominar la tierra y someterla tiene como fin principal permitir al hombre de vivir según su dignidad de hijo de Dios. Jesús pasó gran parte de su vida trabajando como carpintero y no creyó que estaba perdiendo tiempo construyendo mesas y sillas, tablas y ventanas para sus compatriotas de Nazaret. 97º Si no fuera porque comulgo en la S. Misa, los habría tirado a la mar a todos. . Un colérico capitán de navío, comulgaba todos los domingos en la Santa Misa; pero tenía un tal mal carácter que todos los días montaba en cólera y se ponía furioso con sus dependientes. Estando en grupo, le dijo una vez un joven oficial: "Hay algo que no entiendo, capitán; usted es muy creyente y comulga todos los domingos y sin embargo le suele dominar la cólera. ¿Cómo se explica eso?" Muchacho - replicó el comandante - si no comulgara todos los domingos, ya hace tiempo que los hubiera arrojado a todos a la mar". La Santa comunión eucarística no es un premio para los buenos sino un encuentro con el Señor al que le pedimos ayuda para mejorar nuestra vida. Y, aunque no logramos cambiar nuestro carácter, al menos nos impide caer en lo peor que es cometer pecados tan graves que nos alejan de Dios. 98º Los niños llevaban a pasear a su maestra en silla de ruedas. Jacinto le preguntó, aquella tarde a su pequeña amiga Gabriela. - ¿Qué has hecho hoy en la escuela? - He hecho un milagro - respondió la niña. -¿ Y qué milagro hiciste? - Tenemos como profesora a una señorita que está muy enferma. No puede caminar y la llevan a la escuela sobre una silla de ruedas. La señorita hoy nos hablaba de los milagros de Jesús. Y los niños le dijeron: - No es verdad que haya milagros porque si los hubiera, Dios te hubiera curado a ti - - Y ella, ¿qué dijo?: - Sí, Dios hace también milagros para mí - ¿Qué milagros te ha hecho Dios? - - Mi milagro son ustedes - Porque me llevan los miércoles a pasear, empujando mi silla de ruedas." "¿Lo ves? Hacemos milagros todos los miércoles por la tarde. La señorita dijo también que habría muchos más milagros si la gente quisiera hacerlos". Los milagros espirituales, los actos de amor, son más importantes que las curaciones del cuerpo. La vida no es para sentarse esperando que Dios haga milagros espectaculares en nuestro favor; ni es para limitarse a confiar en que él resuelva nuestros problemas, sino para empezar a hacer ese milagro pequeño que él puso en nuestras manos, el milagro de querernos y ayudarnos. ¿Es más milagroso devolver la vista a un ciego o curar a un amargado para que vuelva a esperar? ¿Es un milagro más grande multiplicar los panes o repartirlos bien? ¿Más asombroso cambiar el agua en vino o el egoísmo en fraternidad? "La felicidad - decía Follereau - es lo único que estamos seguros de poseer cuando buscamos la felicidad de los demás. Hay que crear otras felicidades para ser feliz. Hay que regalar mucho para tener las manos llenas.. 99º A los camellos nerviosos hay que dejar que desahoguen su rabia. Al camello, si no le das de beber todos los días, no le importa ; si no le das de comer, tampoco, si no le dices el camino, él lo sabe, él te llevará, él te traspasará hasta el otro lado del desierto, te pondrá sano y salvo en la otra orilla. En la India tenemos muchos camellos, los vemos con frecuencia. Son bestias tranquilas, pero cuando se enojan pueden ser peligrosos. Tiene una fuerza enorme el camello y con su patas puede tumbar un coche y esa dentadura enorme puede destrozar un cráneo humano sólo de un bocado. Y los camelleros lo saben muy bien.. El camellero, a veces, tiene que frenarlo o estimularlo para que vaya más de prisa. Tiene que frenarlo ante un paso nivel o no dejarle comer la paja del carro que les está delante, y los camellos obedecen con mucha paciencia y tranquilidad. Naturalmente el resentimiento se va acumulando en la joroba del camello. El camello quiere a su camellero como la vaca quiere a su dueño pero también tiene este resentimiento. Si el camello llega a enojarse, pobre camellero. Pero los camelleros conocen muy bien a sus camellos y antes de que lleguen al tope, les hacen descargar sus sentimientos negativos. Aparcan su carro, desatan el camello y lo dejan libre. Luego tomas su turbante, que es su símbolo; está incluso impregnado de sus olores, de su personalidad y generosamente lo arrojan a los pies del camello. El camello entonces se lanza a cuatro patas a pisotearlo, lo hace trizas y lo destroza todo con locura. El camellero lo observa con toda tranquilidad desde lejos. El camello desahoga todos sus malos sentimientos y el camellero lo mira tranquilo, Por fin el camello se cansa, deja por tierra el turbante hecho trizas y vuelve a ser un camello tranquilo y pacífico. El camellero sabe que ha pasado la crisis, se compra otro turbante, porque ya el que tenía no le sirve mas y vuelve tranquilamente a sus caminos con el camello atado a su carro, como si nada hubiera pasado. También los seres humanos somos un poco como los camellos; podemos soportar, tragar humillaciones y dominar nuestros sentimientos negativos, etc. Pero todas las cosas tienen un límite y a veces hace falta descargar la tensión acumulada y desahogarse con alguien que sepa comprender también lo excesivo de nuestras expresiones. El filósofo Aristóteles pensaba que la representación de la vida real en los espectáculos trágicos podían servir como catarsi o purificación. La carta a los Efesios también nos amonesta a no provocar a los demás "Y ustedes padre, no irriten a sus hijos, sino para educarlos, usen la corrección y advertencias que puede inspirar el Señor" (Ef 6,4) También las burlas tienen un límite que no se puede superar. Tenemos que darnos cuenta hasta que punto reírse de un defecto de una persona puede ser un signo de confidencia y fraternidad y cuando, en cambio, se convierte en ofensa. 100º Claro que me gustaría acosarme con Ud. Pero no lo voy a hacer. Era un psicólogo y contaba que en su consultorio llegó, un día, una mujer muy ........liberal. Al cabo de un rato, aquella joven descarada le dijo: "¿A usted no le gustaría acostarse conmigo?". El psicólogo le contestó inmediatamente:" sí, me gustaría, pero no lo voy a hacer" La respuesta impresionó a aquella mujer acostumbrada a otras reacciones. Conociendo la honestidad del psicólogo quizás se esperaba un rechazo indignado, como: "¡Pero! ¿Qué está diciendo señorita"? "no, por Dios, de ninguna manera me gustaría" ¿Qué esta diciendo? Pero habría sido una mentira, porque la mujer era muy atrayente y le habría gustado de veras aceptar su invitación.. "Pensé, afirmó el psicólogo - con toda sinceridad, que no era una culpa que me gustase aunque sí, habría sido un pecado cometerla.. La mujer quedó sorprendida por la sinceridad del psicólogo y le contestó con la misma franqueza: "es usted el primer psicólogo honrado que he encontrado". Este psicólogo está diciendo lo mismo que Jesús. En el evangelio de Marcos, textualmente así: "Nada de lo que de fuera entra en el hombre puede hacerlo impuro porque no entra en su corazón., ......Lo que sale del hombre, eso lo hace impuro, pues , del corazón del hombre salen las malas intenciones: inmoralidad sexual, robos, asesinatos, infidelidad matrimonial, codicia, maldad, engaños, vida viciosa, envidia, injuria, orgullo y falta de sentido moral. Todo esto viene del corazón del hombre y lo mancha". (Mc 7,18. 20-21) Por corazón del hombre se entiende los actos libres y responsables, los actos que el hombre realiza con plena advertencia y deliberado consentimiento. Nunca son pecados las fantasías que pasan por la mente, los deseos espontáneos que nos pueden también molestar y constituir una tentación peligrosa. Son pecados solamente los que dependen de nuestra libre voluntad. También Jesús fue realmente tentado y a lo largo de toda su vida, no solamente en una ocasión en el desierto al comienzo de su vida pública. La tentación es una situación humana; lo que es inhumano es caer en la tentación. El pecado es inhumano porque consiste, exactamente, en cometer todo lo que perjudica a la persona humana. 101º Fracasó en el examen porque no le habían dejado elegir su profesión. Escribe C. Vallés. Un joven, que era el primero en mi clase de matemática, quería seguir la carrera de ciencias exactas pero sus padres les decían que económicamente no ganaría mucho dinero; era mejor que estudiara de ingeniero. Y por eso lo obligaron a estudiar ingeniería en contra de su voluntad. El primer año reprobó. No era que a propósito hubiera descuidado sus estudios, no. No le salió bien. El resultado de todos sus esfuerzos fue negativo. ¿Era una venganza inconsciente que se rebelaba a la imposición injusta? ¿Fue quizás la expectativa que sus padres tenían sobre él lo que le hizo daño y lo puse nervioso e incapaz de estudiar con serenidad? El hecho es que no pudo seguir sus estudios de ingeniería; no era aquella su vocación.. Cada persona es única y Dios le confía una misión en la vida, un camino que las disposiciones naturales y las circunstancias revelan al individuo. Los padres no son dueños de sus hijos y no pueden imponerles la profesión. que a ellos le guste El papel de los padres es descubrir, con el hijo, su auténtico camino. 102º Le dijeron a los jesuitas que los ayudaban: “Déjenos en paz” Escribe C. Vallés: "Los jesuitas de la Universidad de San Javier nos lanzamos con la mejor voluntad del mundo a liberar a un pueblo entero de su pobreza. Nos comprometimos con toda la potencia y formación que podíamos. Para empezar decidimos, nada menos, que adoptar toda una aldea para levantarla y ayudarla económica, social e ideológicamente. ¿Y que sucedió? A los dos años de nuestro trabajo generoso e incansable, nos pidieron que nos fuéramos y los dejáramos en paz. En resumidas cuentas no necesitaban de nosotros, y nosotros les habíamos hecho más mal que bien. Y nos preguntamos: ¿por qué fuimos a la aldea? ¿Por ellos? Parece que no. Sin darnos cuenta el móvil de nuestra iniciativa era querer aparecer en los periódicos. Pensábamos a lo bien que nos quedaríamos si en los diarios se escribiera: "La universidad de San Javier ha adoptado una comunidad; ¡Que gesto noble y digno!” El pueblo, en realidad, no necesitaba de nosotros. Empezamos a crearles unas necesidades; a armarles líos y hacerles sufrir. Antes vivían tranquilos con su cultura, sus costumbres y su miseria también a la que estaban acostumbrados. Nosotros les habíamos dado lo que a nosotros nos parecía bien. Pero llegaron al punto de pedirnos que nos marcháramos. No le hemos dado lo que ellos querían sino lo que a nosotros nos parecía bien. Quizás habría que leer el dicho bíblico: "haz a los demás lo que quieres que los demás hagan a ti" de la siguiente manera: "Haz a los demás lo que a ellos (no a ti) les gusta, lo que a ellos y no a ti te parece bien.. 103º ¡Mira que vestido tendremos que usar la próxima temporada! Dos muchachas están frente a un escaparate donde se exhiben las modas de la próxima temporada y una de ellas le dice a la otra: "Fíjate, que cosas tan horribles vamos a tener que ponernos la próxima temporada". Pero, acto seguido, entran y compran. No es que compran porque les guste, sino porque es la moda. Esta es la primera razón para el corte de cabello y para cualquier otra cosa. La moda ayuda a los jóvenes, no porque les guste, sino porque los identifica con el grupo. Al muchacho no le gusta llevar ese peinado(cabeza afeitada y pintada de verde por la mitad y la otra mitad como una cresta de gallo) pero la moda les ayuda para identificarse con su grupo. No es que les guste este tipo de peinado llamado punk, lo aborrecen, pero todos juntos tienen que llevarlo porque es un símbolo. Hay varios textos del Nuevo Testamento en el que se nos dice que no tenemos que conformarnos con el mundo. "No sigan la corriente del mundo en que vivimos, más bien transfórmense por la renovación de su mente. Así sabrán ver cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, lo que le agrada, lo que es perfecto" (Ro.. 12,2) No es un pecado seguir la moda. pero hay límites. No hay que quedar esclavos de la misma. 104º Un pañuelo más elocuente que las palabras Una vez vino a verme una muchacha que cursaba el doctorado en la universidad. Era mayor, había terminado todos sus exámenes y estaba realizando su tesis, de modo que era una persona madura. Comenzó a hablarme de algunas situaciones de su vida y al cabo de un rato expresó algo que le dolía mucho. Estaba enamorada y le habría gustado casarse con un muchacho, que también la amaba. Pero a sus padres el muchacho no le gustaba y no le permitían seguir con él. En la India los matrimonios, en general, los hacen los padres. Aunque ahora hay más apertura a nivel de la universidad , la mayoría de las familias todavía insisten en elegir la pareja para sus hijos. Aquellos padres dijeron a su hija que no, que no querían que se casara con aquel joven a quien ella amaba. . Y ella me decía lo siguiente: "Yo quiero mucho a ese joven y deseo casarme con él, pero mis papás no aceptan. Para mí lo primero en el mundo son mis padres, no puedo imaginarme darles un dolor tan grande. Yo la escuchaba con toda atención; pero no pude no fijarme en el hecho de que, mientras hablaba., sus manos manipulaban sin cesar su pañuelo. En la India, con mucha frecuencia, las mujeres llevan en la mano o atado al bolso, un pañuelo bordado. Ella tenía aquello pañuelo en la mano mientras hablaba y lo que hacía con él, era retorcerlo de miles maneras. Ella decía una cosa y sus manos mostraba lo que sentía realmente. Su lenguaje estaba censurado pero sus manos habían escapado de la censura y estaban dando el verdadero mensaje en forma dramática: era el cuello de sus padres que ella estrujaba entre sus manos. No pude más que decirle: "¿Has notado querida, que tus manos le están haciendo al pañuelo lo que querrías hacer con tus papás?" Ella cayó en la cuenta, miró su pañuelo completamente estrujado y echó a llorar. Es verdad que nuestro cuerpo con sus movimientos espontáneos nos traiciona o , mejor dicho, revela lo que las palabras quieren ocultar. Nuestro gestos, nuestra manera de vestir, caminar, reír, caminar. hablar etc nos revelan lo que somos aunque no tengamos ninguna intención de manifestar nuestro interior. Sobre todo los ojos, son espejo del alma, nos traicionan fácilmente tanto que si queremos mentir tenemos que dirigir la mirada no en los ojos del que nos habla, sino tenemos que mirar por otro lado. La mentira se manifiesta así como algo que va en contra de nuestra naturaleza. Querríamos encerrarnos en nosotros mismos mientras que todo nuestro ser nos orienta hacia la intersubjetividad, la comunicación y la comunión. 105º Encerrados en una celda para que se volvieran locos . El escritor uruguayo: Eduardo Galeano, autor del famoso libro: "Las venas abiertas de América Latina", cuenta un caso ocurrido en aquellos tiempos de la dictadura militar. Hoy nos parece mentira que hubieran podido suceder tales cosas. Había presos políticos encarcelados en celdas similares a un panal, en donde tenían que permanecer totalmente aislados sin poder comunicarse con nadie. Lo hacían para que los presos se volvieran locos Cuenta que dos presos políticos pudieron salir sanos y salvos de aquellas celdas porque consiguieron comunicarse por medio de una especie de alfabeto morse. Pequeños golpecitos en la pared los tenía en comunicación permanente. Desde sus celdas contiguas iban hablando, se comunicaban de alguna manera y todos los días, guardaban ese contacto humano. Al cabo de mucho tiempo salieron ilesos. No perdieron la cabeza, consiguieron mantener su salud mental porque se mantuvieron en contacto. "Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, varón y mujer lo creó"(Gn 1,27). Estas famosísimas palabras del Génesis nos dicen que el hombre es imagen de Dios porque fue creado constitutivamente como "interubjetividad o interpersonalidad. La persona humana es un diálogo subsistente la relación con los demás constituye su misma esencia. El hombre es imagen de Dios porque está constituido para formar una pareja, una relación de conocimiento y de amor con otro ser totalmente idéntico en dignidad y a ña vez totalmente diverso, único e irrepetible. La comunicación y sobre todo la comunidad de amor constituyen la esencia más profunda del hombre y su imagen con Dios. 106º "Dígale a alguien que yo estoy aquí" . En víspera de Navidad, el director del hospital de niños de Managua, Fernando Silva se quedó trabajando en el hospital hasta muy tarde. Ya estaban sonando los cohetes de Navidad cuando Fernando decidió marcharse. En su casa lo esperaban para festejar la noche buena.. Hizo un último recorrido por las salas del hospital; vio que todo quedaba en orden y decidió salir. A un cierto momento sintió que unos pasos lo seguían; eran unos pequeños pasos suaves, casi de algodón. Se volvió y descubrió que uno de los niños enfermos caminaba detrás de él, en la penumbra. Lo reconoció; era un niño que no tenía padres, ni parientes, ni amigos que los vinieran a visitar. Fernando reconoció su cara ya marcada por la muerte y esos ojos que casi pedían disculpas por existir. Se acercó y el niño le rozó con la mano y le susurró: "DÍGALE A ALGUIEN QUE YO ESTOY AQUÍ" Llegan al alma las palabras de este niño, son palabras que conmueven el universo. ¡Cómo las habrá oído Dios Padre!. y ¡cómo habrán conmovido a aquel médico tan entregado para aliviar el sufrimiento y la soledad de aquello niños .enfermos!. Y nos preguntamos: ¿por qué tantos sufrimientos en este mundo y por qué sufren tantos inocentes? Este niño ni siquiera pedía por sus padres "dígale a alguien". Se conformaba con que alguien se diera cuenta de él. El amor de Dios no puede manifestarse sino a través de nosotros. Si no se recibe amor es casi imposible descubrir que Dios nos ama. Es por eso que somos sacramentos los unos por los otros, es decir, signos visibles y eficaces del amor de Dios que nos ama. Este es el misterio que Jesús Cristo nos reveló y la Iglesia está llamada a proclamar a todo el mundo: "Dios es Padre". 107º Los elefantes no quieren mirarse en el espejo del agua. En la India cuentan del elefante que, cuando va a beber en una laguna de aguas tranquilas y límpidas, con su trompa remueve el agua para mover el fango del fondo y no ver su cara. Le asusta y le desagrada su cara; no le gustan esas orejas, esa nariz; no le parece estético lo que ve. Entonces lo primero que hace es remover y ensuciar el agua para luego beberla sin tener que mirarse en ella como en un espejo.. Algo parecido nos ocurre a nosotros, No nos gusta, nos desagrada vernos tal y cual como somos por dentro; nos cuesta hacer un serio examen de conciencia y reconocer nuestras culpas. Una de las primeras consecuencias del pecado que cometieron nuestros antepasados, fue la de no reconocerse culpables y echar la culpa a otros. Adán echó la culpa a Eva y Eva a la serpiente. Frente a esta indisponibilidad de reconocerse culpables Dios no pudo perdonar y pronunció su castigo. Y sin embargo Dios está siempre dispuesto a perdonar. A Caín que recién había asesinado a su hermano Abel, Dios le dijo: "El pecado está agazapado a las puertas de tu casa. El te acecha como fiera que te persigue, pero tú debes dominarlo" (Gen 4,7) ¿Qué es lo que nos impide un sincero examen de conciencia y ponernos frente a frente con nosotros mismos para conocernos realmente como somos? Es nuestro orgullo y sobre todo el miedo de reconocer nuestras culpas y sentir la necesidad de cambiar vida. Como los elefantes tenemos miedo de mirarnos por dentro y reconocer nuestras faltas. 108º Buchéfalo, el caballo de Alejandro Magno tenía miedo de su sombra. Supongo que todos ustedes conocen la historia de Bucéfalo, el famoso caballo que sólo Alejandro Magno era capaz de montar. Cuentan las leyendas que todos los palafreneros eran incapaces de mantenerse a su grupa ni siquiera por pocos segundos. El animal caracoleaba, se encabritaba y tiraba al suelo todos sus jinetes. Sólo Alejandro supo montarlo. Observándolo con atención había descubierto el secreto de su Bucéfalo(que significa cabeza de buey).: El animal se asustaba de su propia sombra. Bastaba con no dejarle ver, bastaba con enfilar sus ojos , tiesos, hacia el solo para que se olvidase de sus miedos. El caballo de Alejandro superó el miedo cuando no pudo verse a sí mismo y se lanzó a la lucha con coraje. ¿Por qué tenemos miedo de fracasar? A veces es nuestro orgullo que nos frena; tenemos miedo de lo que van a decir los demás y de las críticas que van a hacer. A veces es nuestra pereza que nos impide salir de la tranquila seguridad cobarde y lanzarnos a la acción. Nos quedamos tranquilos sin hacer nada, en lugar seguro, al reparo de los fracasos. Pero es un sistema equivocado porque si es verdad que el que no hace nada no se equivoca, es también verdad que toda su vida es una equivocación. 109º Estoy construyendo una catedral Un viajero se acercó a un grupo de canteros y preguntó al primero: "¿Qué estás haciendo?" "Ya ves - respondió - aquí, sudando como un idiota y esperando a que lleguen las ocho de la tarde para largarme a casa." "¿Qué es lo que haces tú?", le preguntó al segundo. "Yo - dijo - estoy aquí ganándome el pan para mi y mis hijos" "¿Y tú - preguntó al tercero - ¿qué es lo que estás haciendo?" "Estoy construyendo una catedral". He pensado mucho a esta vieja historia, porque realmente los hombres no hacemos lo que materialmente realizan nuestras manos, sino aquello hacia lo que camina nuestro corazón. Y así es como tres canteros podían picar las mismas piedras, pero mientras uno las convierte en sudor, otro las vuelve pan, un tercero trabaja para un ideal mucho más ambicioso: construir una catedral ¡Cómo es difícil vivir a la presencia de Dios, pensando que lo que verdaderamente vale es hacer bien lo que Dios quiere de nosotros. La recta intención es la que da valor a lo que estamos haciendo. No hay que trabajar para que los otros nos vean sino para que, al vernos, alaben a Dios. "Así debe brillar su luz ante los hombres, para que vean sus obras buenas y glorifiquen al Padre de ustedes que está en los cielos" (Mt 5,16) "No sirvan solamente para que los vean y para que los feliciten los hombres, sino que sean como siervos de Cristo que cumplen de todo corazón la voluntad de Dios" (Ef 6,8) No son los otros que me van a juzgar en el día del juicio. Allí estaré solo con Dios, No tendré ni abogados defensores, ni testigos acusadores, ni otro juez sino Jesucristo mismo que....murió por mi en la cruz. ¿Por qué tenerle miedo si me ama tanto? 110º “No necesitamos profetas de desventuras.”(Juan XXIII) Aquella persona anciana, con aquella santa ingenuidad que sólo tienen los viejos y los niños, contaba que escuchó un día a un cura que hablaba con palabras terribles del próximo fin del mundo: el sol se iba a oscurecer, las estrellas a caer, el mar a desbordar etc. "Al salir del templo, dijo, como todo aquello eran tan triste, me fui a una pastelería y me comí un helado". Juan XXIII denunció un día a estos predicadores. "Nos llegan de cuando en cuando, voces que ofenden nuestros oídos, cuando algunas personas, inflamadas, es cierto, de celo religioso, carecen de criterio en su juicio y en su manera de ver las cosas. En la situación actual de la sociedad no ven más que ruinas y calamidades. Tienen la costumbre de decir que nuestra época ha empeorado profundamente en relación con los siglos pasados y se conducen como si la historia, que es maestra de la vida, no les hubiera enseñado nada. Nos parece necesario expresar nuestro completo desacuerdo con tales profetas de desgracias, que anuncian incesantemente catástrofes, como si el fin del mundo estuviera a la vuelta de la esquina". Y es que el Señor no dijo "Tiemblen, que estoy llegando" sino "Trabajen mientras vuelvo". "Verán al Hijo del hombre viniendo poderoso y glorioso en medio de la Nube. Por eso ustedes enderécense, levanten sus cabezas porque se acerca su liberación" (Lc 21,28) Hoy también, equivocadamente inspirados en profecías y apariciones de dudosa autenticidad, muchos cristianos se dejan asustar por el fin del mundo que se anuncia. Si ni siquiera Jesús sabía cuando legará el fin del mundo: "En cuanto se refiere al día y a la hora, no lo sabe nadie, ni los ángeles de Dios, ni siquiera el Hijo, sino sólo el Padre" (Mt 24,36) Lo que cuenta no es el día del fin del mundo, sino el día de nuestra muerte. Dios nos lo quiso ocultar porque cada día tenemos que vivir como si fuera el último y estar siempre dispuestos a presentarnos a Jesús que nos vendrá al encuentro para llevarnos a la casa del Padre. 111º Sólo recordaban que les ponía los calcetines: nada de tantos consejos. Una madre, Rosario Bonfil, en su libro "Tiempo de Dios", contaba que un día, cuando sus hijas eran ya mayorcitas, quiso comprobar qué había quedado de su educación en los años infantiles. Durante muchos años, ella se había esforzado por meter en las mentes de sus hijas algunas frases que esperaba fuesen, para ellas, fundamentales. Palabras como gracias o perdón se las repitió tercamente en aquellos años, confiando en que quedarían impresas en la blanda cera de sus almas infantiles. Pero cuando quiso comprobar qué había quedado de todos aquellos consejos, comprobó que sus hijas no recordaban ni una sola de aquellas frases que ella esperaba fuesen decisivas. De pronto una de las hijas, dijo: "Lo que yo sí recuerdo muy bien son los calcetines. "Ahora la sorprendida fue la madre. "¿Qué pasaba con los calcetines?" La hija lo explicó "Tú venías por la mañana a despertarnos. Nosotras estábamos aún llenas de sueño y de pereza y sacábamos sólo un pie entre las sábanas. Entonces tú nos ponías un calcetín. Luego sacábamos el otro pie y nos ponías el otro, mientras nosotras nos íbamos despertando. De eso sí tenemos un buen recuerdo. La madre se quedó pensando. Las palabras son sólo palabras y se las lleva el viento. En cambio, un gesto de amor queda para siempre. Ahí está la clave de toda educación. Los niños los saben muy bien y distinguen perfectamente entre las palabras bonitas y la hechos que son de veras un signo de auténtico amor.. El lema principal del sistema preventivo de Don Bosco es: "Studia di farti amare" es decir procura hacerte amar" testimonia con los gestos y servicios concretos que tú amas a los jóvenes y ellos lo recordarán para siempre. 112º Para S. Francisco la alegría vale más que el ayuno. Martín Descalzo se quedó conmovido al leer una página de Julien Green sobre S. Francisco. " Me he detenido en una página conmovedora. Es aquella en la que, tras contar los severos ayunos que él y sus frailes hicieron en Rivo Torto, una noche, durmiendo ya, oyó los lamentos de un fraile que gemía. Se levantó. "¿Qué te pasa, hermano?" le preguntó "Lloro porque me muero de hambre." Y entonces Francisco: despertó a los demás hermanos y les explica que el ayuno está muy bien, pero que no pueden dejar que un hermanos sufra tanto. Y como se sentiría avergonzado en comer él solo, es necesario que todos los compañeros se levanten y se pongan junto a comer con él.. Y el hambre del hermano se convirtió en una fiesta, aunque la comida estuvo compuesta sólo de pan y unos pocos rábanos, pero bien regados por la alegría. Hay una expresión muy aclaradora del profeta Oseas(6,6): "yo quiero misericordia , no sacrificios" Jesús citó estas palabras de Oseas cuando le criticaban porque no hacía ayunar a sus discípulos "Me gusta más la compasión que no el culto" (Mt 9,13 y también "Prefiero la bondad a los sacrificios" (Mt 12,17). Francisco se dio cuenta que el ayuno de sus frailes era a veces excesivo y sabía resolver ciertas situaciones. Quiso satisfacer el hambre de aquel fraile hambriento pero sin dejarlo mal parado frente a sus hermanos más robustos que él.. Francisco satisfizo su hambre sin humillarlo. 113º Un general japonés consultó a los dioses con una moneda falsa. Nobunaga, general japonés, se enfrentaba, en la última guerra, con un ejército muy superior al suyo. Ni el ni sus soldados confiaban en la victoria. Sus tropas, compuestas de gentes del pueblo japonés, fuertemente supersticioso y fatalistas, estaban seguras de que serían aplastadas. El general Nobunaga, antes de entrar en combate, se dirigió a un santuario sintoísta y allí dijo a sus soldados: "Ahora rezaremos a nuestros dioses y después lanzaremos una moneda al aire para que ellos nos digan si venceremos o saldremos derrotados. Si sale cara, la victoria será nuestra, si sale cruz, retrocederemos. El destino nos revelará su rostro" Lanzó la moneda al aire y salió cara. Y los soldados se llenaron de tal ansia de luchar que, aun siendo inferiores en número, consiguieron una espectacular victoria. A la mañana siguiente, uno de los ayudantes dijo a Nobunaga: "Es cierto, nadie puede cambiar el rostro del destino:" "Así es", respondió el general, mientras mostraba a su ayudante la moneda que él había utilizado: era una moneda falsa que tenía cara por ambos lados. El destino es una moneda que, para los valientes, tiene "cara" (aspecto positivo),por las dos partes, y para los cobardes tiene "cruz " (negativo) también por ambos lados. Porque el que se enfrenta con la vida seguro de que va a ser derrotado, lo será con certeza y el que está decidido a construir su vida, antes o después, la triunfará. El cristiano cree esto como un aspecto seguro de su fe: "Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman" (Ro 8,28) 114º Una sonrisa por encima del muro le bastaba para ser feliz todo el día. Raul Follerau solía contar una historia emocionante. Visitando una leprosería en una isla del Pacífico, le sorprendió que, entre tantos rostros apagados, hubiera un leproso que había conservado unos ojos claros y luminosos que aún sabían sonreír. Cuando preguntó qué era lo que mantenía a este pobre leproso tan unido a la vida, alguien le dijo que observara su conducta al comenzar el día. Y vio que, apenas amanecía, aquel hombre acudía al patio que rodeaba el campo de los leprosos y se sentaba enfrente del alto muro de cemento que lo rodeaba. Y allí esperaba. Esperaba hasta que, a media mañana, tras el muro, aparecía durante unos minutos una cara de mujer que le sonreía. Entonces el hombre comulgaba con esa sonrisa y sonreía él también. El rostro de mujer desaparecía pronto pero el hombre, iluminado, tenía ya alimento para seguir soportando una nueva jornada y para esperar a que la mañana siguiente regresaría el rostro sonriente. El rostro de su mujer, que venía a verlos todos los días daba sentido a su vida. Cuando le arrancaron de su pueblo y le trasladaron a la leprosería, la mujer le siguió hasta el poblado más cercano. Y acudía cada mañana para continuar expresándole su amor. "Al verla cada día - comentaba el leproso - yo sé que todavía vivo" La sonrisa es la más barata de las ayudas que podemos dar y es la que tacañamente tenemos dificultad a dar. Lo que más necesita el niño es leche y amor. ¿Y los adultos? de tantas cosas necesitan, pero sobre todo de amor. Cuando alguien se siente rechazado, y cae en la cuenta de que nadie lo necesita ni le manifiesta su amor, entonces se hunde en la peor de las depresiones, capaz a veces de llevarlo al suicidio. ¿Cuesta tanto una sonrisa? Sí, cuesta nada más y nada menos que saber desprenderse de sí mismo, olvidar todos los sinsabores de la vida e interesarse del otro que quizás esté esperando un signo de amistad. 115º La fe de un musulmán y el respeto humano de los cristianos. Un empleado de la Tele me cuenta que cuando el mes pasado había ido, con su equipo, a Egipto para realizar varias filmaciones, ahí fue recibido por el director general de la Televisión Egipcia. Después de darles todas las facilidades para su trabajo, se despidió de el regalándole un ejemplar del Corán, no sin antes poner respetuosamente los labios sobre la portada del libro.. "Que Aláh los proteja en su tarea", les dijo. Y lo hizo - me decía mi compañero - con un respeto, una naturalidad tal, que el grupo, se sintió sinceramente emocionado. Y ahora díganme ustedes, comenta Martín Descalzo., si se imaginan a cualquiera de nuestros altos jefes de la Televisión Española haciendo un gesto semejante con los Evangelios. Díganme, incluso, si lo haría, con esa espontánea sinceridad, un arzobispo español a un grupo de desconocidos. Me temo que todos ellos encontrarían ocho mil razones para no hacerlo. "¿Qué van a pensar? A lo mejor se ríen del regalo" etc. Lo que más me sorprendió en un viaje por Oriente es la absoluta naturalidad con la que lo religioso se inserta en la vida de los creyentes. Mi primer recuerdo de los países árabes es el de un musulmán postrado en el aeropuerto de El Cairo haciendo sus oraciones sobre el cemento de la pista, insensible al gruñido de los motores de los aviones. No hace muchos días un amigo me contaba que, en una de esas largas esperas de los aeropuertos, decidió rezar el rosario. Y su mujer le decía: "Pasa las cuentas de las Aves María con el rosario en el bolsillo; no está bien que te vean rezar; se van a reír de ti". Y mi amigo le respondió: "Si aquella pareja de muchachos del sillón de enfrente siguen besándose sin sentir vergüenza ¿por qué tendría que avergonzarme rezando el rosario. Este tipo de vergüenza se llama respeto humano; es decir, una cierta timidez que nos da el manifestar nuestra fe. Sobre todo los adolescentes sufren de este respeto humano, pero no es raro encontrar este mismo temor en los adultos. Es que no se sienten seguros en su fe; no tienen una personalidad cristiana adulta, no tienen una fe bien fundada y capaz de resistir a los embates de la crítica y del ambiente indiferente u hostil. 117º ¿Hay que envidiar a los animales porque no saben que van a morir? El poeta italiano G. Leopardi envidiaba a las ovejas que pastaban tranquilas todo el día, porque no sufrían ningún aburrimiento ni se cansaban de caminar, comer y dormir; no se preguntaban nunca del por qué de la vida, del sufrimiento, de la muerte. Infeliz en cambio es |