UENTOS PARA PENSAR II
45º “Si crees en mí, suelta la rama.” Un ateo cayó en un precipicio y, mientras rodaba hacia abajo, pudo agarrarse a una rama de un pequeño árbol, quedando suspendido a trescientos metros del fondo. Sabiendo que no podía quedar mucho tiempo en aquella situación, se dirigió a Dios gritándole: "Oh Dios, si existes, sálvame y te prometo que creeré en ti". Y Dios le contestó: "Te salvaré, pero antes tienes que creer en mí.". Y el ateo, de pronto, contestó: "Sí, mi Dios, creo en ti". Y entonces Dios le volvió a hablar diciéndoles: "Si crees en mí, suelta esa rama". Y el ateo contestó: "Soltar la rama? ¡no soy loco". No hay que tomar al pie de la letra este cuento. La fe no elimina el uso de la razón, ni nos pide cosas descabelladas. Pero es verdad que la fe no se identifica con la razón. Son, como dice el papa en su última Encíclica: "Razón y fe", como dos alas igualmente necesarias para volar. El cuento, sin embargo, nos hace ver con toda claridad que creer es confiar en Dios, en su palabra, dejando de lado lo que nos dice nuestra razón. Este ateo no pensaba que creer en Dios significa abandonarse totalmente en Él, dejándose guiar por su voz. Una mujer, por ejemplo, desea tanto casarse y tener un hijo, pero piensa que si quiere ser honesta difícilmente encontrará marido. Creer en Dios significa esperar en Él sin más, porque lo que cuenta es sobre todo la amistad con Dios, cueste lo que costare. El único valor absoluto es Dios y lo único necesario es su amistad. "Busquen primero el Reino de Dios, ...Si tu ojo derecho te escandaliza, córtalo....Mejor es... .. El ateo del cuento pedía un milagro pero no estaba dispuesto desprenderse de sus propias seguridades; quería quedarse agarrado a sus propias convicciones. Y esto implica no tener fe en Dios. Los milagros no sirven para creer, sino que presuponen la fe. La fe viene antes que el milagro. Se cuenta que, cuando Moisés alzó su bastón sobre el Mar Rojo, no se produjo el esperado milagro. Sólo cuando el primer hebreo se tiró al agua, éstas retrocedieron dejando pasar a los israelitas. El milagro Dios lo realizó cuando encontró a un hombre capaz de creer. La fe de aquel hombre casi obligó a Dios a realizar lo que él tuvo el coraje de creer, como exige Mc 11,24 "Todo lo que pidan en la oración, crean que ya lo han recibido y lo obtendrán".. 46º “Solo Dios nos puede salvar” dijo el piloto del avión. El piloto de un avió se decidió finalmente a informar a los pasajeros del peligro que estaban pasando. "Lamento informarles que estamos en graves dificultades; entre no mucho tiempo nos hundiremos en el mar. Sólo Dios nos puede salvar”. Un pasajero, que no había entendido lo que el capitán del avión había dicho, se volvió hacia un sacerdote que viajaba a su lado y le preguntó: "¿Qué es lo que dijo el piloto del avión?" Y el sacerdote le respondió: "Nos dijo que estamos por precipitar en el mar y no hay ninguna esperanza" ¿Qué imagen de Dios se había hecho el piloto? Y cuál otra imagen tenía de Dios el sacerdote? A primera vista el piloto demuestra más fe que el sacerdote porque esperaba en un milagro. El sacerdote en cambio sabe que Dios no gobierna el mundo por medio de milagros. ¡Cuántos aviones se caen en la tierra y en el mar cada año! ¿Es que no rezaba aquella gente que estaba por precipitarse en la mar? Dios nunca se comprometió para salvarnos de los accidentes de tránsito, ni prometió nunca salvarnos de todas las enfermedades ni de la muerte. "No teman a los que pueden matar el cuerpo, pero no el alma; teman más bien al que puede echar el alma y el cuerpo al infierno" (Mt 10,28) La petición del "padre nuestro" libéranos del mal" no se refiere a los dolores físicos ni a la muerte sino al pecado: "No nos deje caer en la tentación, mas líbranos del mal" o como leemos en algunos códigos 'líbranos del maligno' es decir del diablo que nos tienta al pecado. 47º “¿Consultaste el horóscopo antes del casamiento de tu hija? Pregunté a un amigo hindú que andaba buscando esposo para su hija: "¿Le pedirá su horóscopo para ver si es compatible con el de tu hija y si garantiza una unión feliz? Me contestó: "Yo no creo en el horóscopo, porque no creo que la posición de los astros cuando nace la persona tenga nada que ver con su felicidad en el matrimonio; pero sé muy bien que si el matrimonio no resulta, todo el mundo me echará a mí la culpa por no haberme asegurado primero de que los horóscopos encajaban, y por eso quiero asegurarme". Otro amigo mío se negó a celebrar los ritos necesarios para alcanzar a los espíritus del terreno en el que iba a edificar su nueva casa. Se hizo la casa y, al poco tiempo, su hija pequeña se ahogó en el pequeño estanque cercano. El veredicto de los vecinos fue unánime: "yo había ofendido a los espíritus y estos se habían vengado".:. Creer en los horóscopos, creer que nuestra vida y felicidad depende de los astros o de los espíritus malos, es una falta de fe en Dios. Es como si dijéramos que los astros, la suerte o el destino son poderes superiores al mismo Dios.. Si Dios es nuestro padre y nos ama, ¿cómo no se va a preocupar de nosotros? "No anden preocupados por su vida: ¿qué vamos a comer? ni por su cuerpo: ¿qué ropa nos pondremos?.....Los que no conocen a Dios se preocupan de todo esto. Pero el Padre de ustedes sabe que necesitan todo eso. Por lo tanto busquen primero el Reino de Dios y todo lo bueno que éste supone y esas cosas vendrán por añadidura" (Mt 6, 25 ss) Jesús nos libera de toda preocupación por lo que se refiere a las necesidades del cuerpo y nos promete su ayuda para vivir según la voluntad de Dios, seguir el recto camino y salvarnos. Dejar a Dios toda preocupación no sólo no nos impide "OCUPARNOS" de las cosas materiales sino al contrario, nos deja libres para "OCUPARNOS" con más intensidad, inteligencia, creatividad y hasta astucia, pero sin temor, angustia y miedo.. Cuando uno se encuentra angustiado, lleno de miedo y al borde de la desesperación no tiene la capacidad de pensar con calma y serenidad. Está incapacitado o muy confuso para elegir el camino mejor y utilizar los medios que tiene a su alcance. La seguridad de que Dios se preocupa de nosotros es la mejor manera para emplear todas las fuerzas que tenemos para resolver los problemas. 48º Murió a poca distancia de un oasis porque era un hombre moderno. Un hombre se había perdido en el desierto. Agotada la reserva de alimentos y de agua, se arrastraba fatigosamente sobre la arena caliente. De improviso vio delante de sí algunas palmas y sintió un gorgotear de agua. Más desanimado todavía, pensó: "Esto es un espejismo. Mi fantasía me proyecta delante los deseos más profundos de mi inconsciente. En realidad no hay absolutamente nada delante de mí". Esto se decía entre sí aquel hombre perdido en el desierto y sin esperanza y delirando se abandonó sin fuerzas al suelo y murió. Poco tiempo después, algunos beduinos lo encontraron muerto en la arena. "¿Entiendes tú algo?" le dijo el primero:; tan cerca estaba del oasis, con el agua a dos pasos y frutas en cantidad. ¿Cómo es posible? Sacudiéndose la cabeza el otro le contestó: "Era un hombre moderno" Es decir, un hombre que no sueña, no tiene esperanza, no tiene ideales y no cree en Dios.. Los adoradores de esta era tecnológica están dispuestos a considerar real sólo lo que se puede clasificar y explicar racionalmente, y se hunden, con toda facilidad, en el vacío de la desesperación y de la angustia. No saben creer ni esperar. "No de solo pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios"(Mt 4,4). Y hoy podríamos adaptar este texto diciendo: "No de sola técnica vive el hombre sino sobre todo de esperanza y amor" que sólo pueden venir de Dios. 49º Extasis sobre la piedra de S.Bernardette en Lourdes. Un señor contó esta experiencia de su vida. Tuvo ocasión de ir a Lourdes a visitar en su propia casa a la Virgen que tanto le había ayudado en la vida. Al rezar allí ante la imagen por primera vez, se dio cuenta de que entre los bancos quedaba medio escondida, una sencilla lápida cuadrada en el suelo y en la lápida una inscripción: "Aquí estaba Bernardette cuando por primera vez vio a nuestra Señora". Vio la lápida y con gesto devoto y dócil él mismo se acercó a ella, se quedó de pie sobre la lápida y miró a la estatua de la Virgen. Y en aquel momento, con violencia inesperada, se le abrieron los cielos, se le inundó el alma, se le llenó el corazón y los sentidos de un gozo súbito y rebosante. Nunca en su vida había vivido una experiencia semejante. Visita memorable que quedó grabada en su alma como una experiencia excepcional.. Años más tarde volvió a tener la oportunidad de ir a Lourdes y no la dejó pasar. Fue a la basílica, a la gruta, buscó la lápida, que nunca se había separado de su memoria, y, con respeto y curiosidad entre la expectación y la duda, se acercó a ella, se colocó exactamente sobre ella y miró a la imagen en la roca. Y....no sucedió nada. O mejor, algo sucedió para aquel señor; aprendió que Dios no se repite. Dios nunca "vuelve", Dios siempre "viene". Dios no copia...ni siquiera se copia a sí mismo. La fe siempre es nueva y no es posible volver a vivir el pasado. La fe es siempre una aventura, una decisión para vivir según Jesucristo en las situaciones diversas de todas las edades. 50º Siete ciegos tientan adivinar lo que es un elefante. Los jainistas son un grupo religioso de la India. Nunca hablan de Dios porque dicen que de Dios no sabemos nada y nada podemos decir. Una de sus parábolas es la de los ciegos y el elefante. A unos ciegos, que no sabían qué era .un elefante, los pusieron un día junto a uno para que lo palparan con las manos y luego lo describieran cada cual según que su experiencia le sugería.. Uno dijo: es una columna; otro, es una pared; otro, dijo, parece un techo; a otro, le pareció una cuerda, mientras que a otro le pareció un abanico; es un cuerno, dijo otro ciego, no, es una manguera afirmó el último. Cada cual lo describió según que sus manos habían palpado al elefante: la pata, el costado, el vientre, el rabo, la oreja, el colmillo, la trompa. Podemos comparar los ciegos a los paganos que, según Pablo, buscan a Dios como a tientas y no pueden conocerlo porque sólo el Hijo de Dios lo puede revelar. Pablo a los atenienses les dijo que "Dios los dejó que buscaran por sí mismos a Dios, para ver si lo descubrían aunque fuera a tientas y lo encontraran". (He 17,27). Nosotros, en cambio, podemos conocer a Dios que se hizo visible en Jesucristo su Hijo. No caminamos a tientas sino que vivimos iluminados por la palabra de Dios. Si alguien hubiera hablado a aquellos ciegos describiéndole el elefante, habrían podido conocerlo mucho mejor que palpándole al azar. Nosotros, aunque no vemos a Dios, lo conocemos por su Palabra hecha carne que es Jesucristo: "Quién me ve a mí ve al Padre".(Jn 14,9) 52º ¿Por qué no nos hacemos ateos ? C. Vallés narra esta impresionante experiencia que tuvo cuando estaba en la India como profesor de matemática en la universidad de Ahmedabad. "Estoy - escribe - en la terraza de la residencia de estudiantes que forma parte de nuestro complejo universitario, ya algo a las afueras de la ciudad de Ahmedabad. A mis lados, y apoyados como yo en la barandilla de la terraza, del lado que mira hacia la ciudad, están varios estudiantes, con los ojos fijos como yo en el horizonte de la ciudad que todos conocemos muy bien, pero que hoy tiene algo nuevo, trágico que enseñarnos. De repente un chico grita: ¡Otra allá!. Y todos miramos a donde él señalaba con el brazo extendido, y vemos lo que él ve. Otra humareda negra y densa, a borbotones creciente sobre la línea del cemento. Y más allá, .... otra. Nadie las cuenta ya, porque se funden unas con otras creando una cortina turbia bajo el sol de la India. La ciudad arde, la ciudad querida, la ciudad tranquila, la ciudad de Gandhi, ciudad de nombre mahometano y tradición hindú donde ambas religiones han coexistido, hace ya siglos, calle a calle y hombro a hombro. ¿Por qué arden hoy sus casas, se enrojece su asfalto y se ennegrece su cielo? Guerra de religiones. El Islam en la India a filo de espada. Se asentaron las razas y se establecieron las creencias. Se olvidaron las heridas y se ensayó la convivencia. Llevaba ya siglos funcionando. Pero de vez en cuando alguien apedrea a una vaca, sagrada para los hindúes, o alguien azuza un cerdo, impuro para los mahometanos, por en medio de una de sus procesiones. Y vuelve la sangre antigua a hervir en las venas ... y a correr por las calles. Y luego las venganzas, y las venganzas de las venganzas. Y todo en nombre de Dios. Alláh o Akbar . Seguimos mirando el triste espectáculo desde nuestra terraza. Algunos de los estudiantes son hindúes, otros mahometanos, otros cristianos. La ciudad arde. ¿Cuándo parará el odio? ¿Cuándo los hombres vivirán como hermanos? Apenas hablamos y por eso oigo mejor y me impresiona más lo que uno de mis muchachos dice a mi lado dirigiéndose a mí: "PADRE; SI NOS MATAMOS UNOS A OTROS PORQUE SOMOS DE RELIGIONES DISTINTAS, ¿NO SERÍA MEJOR QUE NOS FUÉRAMOS ATEOS?" Todos oímos lo que este estudiante ha dicho y ninguno le contesta. En esa misma terraza nos reunimos cada sábado por la noche todos los estudiantes bajo las estrellas y rezamos juntos por una hora, y yo les hablo de Dios y del amor y de la bondad, y todos cantamos cánticos religiosos y oramos en silencio y ofrecemos a Dios nuestra hermandad. Pero ¿de qué sirve esa hermandad piadosa de los sábado por la noche cuando desde esa misma terraza vemos ennegrecerse los humos del odio en nombre del Dios mismo a quien acabamos de invocar? Todos mis sermones y todas nuestras plegarias han desaparecido en esa frase triste e inevitable: "Si nos matamos unos a otros en nombre de Dios, ¿por qué no nos hacemos ateos?" Era la primera vez que escuchaba esta declaración de ateísmo en palabra viva de una persona concreta ante una situación seria, donde la proposición no parecía absurda. No era ya capítulo de libro de texto, no era tesis a refutar en un examen, no era objeto de 'diálogo' o manifiesto ideológico de partidos políticos, sino conclusión casi lógica de premisas reales que teníamos ante los ojos. Las premisas inmediatas eran las humaredas, la pólvora y la sangre; pero el error fundamental era el abuso que hacemos del nombre de Dios: "No nombrarás a Dios en vano". La tentación de usar a Dios ha estado siempre acerca de la ambición política. El mismo Hi tler afirmaba que "Dios está con nosotros" y quería conquistar Europa y Rusia bajo la insignia de la cruz gamada del nazismo. En todos los continentes y en todos los campos se usa a Dios para justificar objetivos de partido. A corto plazo puede incluso a ayudar a la causa, pero a largo plazo daña a la fe. Quien manipula a Dios siembra ateísmo. No es Dios la causa de las divisiones y las guerras, sino una falsa imagen de Dios, una imagen hecha por el hombre para que le sirva como bandera para dominar y explotar a sus hermanos. Es sumamente importante descubrir el verdadero rostro de Dios que sólo Jesús nos puede mostrar. "Nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquellos a los que el Hijo quiere dárselo a conocer"(Mt 11,27) 53º Un sacerdote católico colaboró para construir un templo protestante. El padre Fitzpatrik, sacerdote católico, yendo un día por la calle se encontró con el reverendo Whittemor, pastor protestante, que estaba inspeccionando la construcción de su nueva Iglesia. El sacerdote católico preguntó cómo andaba la obra y si las contribuciones eran suficientes. "Todo va muy bien" contestó el pastor, "Quizás a usted le agradaría también hacer una contribución. "Mucho me agradaría" respondió el padre, " pero el obispo no me permitiría nunca que contribuya a la construcción de una iglesia protestante". A la mañana siguiente, sin embargo, el pastor Whittemor encontró en su correspondencia una carta del sacerdote católico con un cheque de 50 $ con la explicación. "Aunque, como le dije, el señor obispo no me permitiría nunca contribuir a la erección de un templo protestante, he pensado que sin duda alguna la demolición del viejo supone gastos y estoy seguro de que el obispo no se opondrá a que yo contribuya para demolerlo". El hecho de no pertenecer a la Iglesia católica no impide a los católicos cooperar con las iglesias cristianas separadas, para que Cristo sea evangelizado. Pablo escribiendo a los Filipenses les cuenta que algunos cristianos predican a Cristo llevados por la envidia y quieren hacerle competencia a él que estaba en la cárcel. Y les dice con toda serenidad: "¿Qué importa que unos sean sinceros y otros hipócritas? De todas maneras se anuncia a Cristo y eso me alegra y seguiré alegrándome" (Fil. 1,18) Y nosotros podríamos decir: ¿qué importa que sean protestantes, anglicanos u ortodoxos? lo que importa es que Cristo sea anunciado. 55º Se agarró a la cuerda mientras estaba cerca. En los acantilados del norte de Francia, un joven deportista juntaba huevos de aves marinas que anidaban en las hendiduras de escarpadas rocas. Por medio de una cuerda había descendido a una cornisa inferior. Pero en el momento en que afirmaba el pie, la cuerda se le escapó. En un segundo se dio cuenta de la situación; lejos de todo socorro humano, se hallaba frente ala alternativa de morir de hambre o arrojarse al precipicio que estaba a sus pies. Miraba la cuerda que, como un péndulo de reloj, se acercaba y se alejaba de él una y otra vez y con angustia comprobaba que cada oscilación acortaba la distancia. Rápido como un relámpago le vino un pensamiento a la mente. "Esa cuerda es mi único medio de salvación y dentro de un momento estará demasiado lejos como para que pueda alcanzarla. ¡Ahora es o nunca! Y de un salto se lanzó al vacío, agarró la cuerda y se salvó. Jesús es el único medio de salvación. Hay que creer en él mientras tenemos tiempo para decidirnos. Y para todos, sin ninguna excepción, decidirse por Cristo significa decidirse por los hermanos, amar. Quién no se decide a renunciar a su egoísmo ya no podrá hacerlo después de esta vida. "Mientras tenemos tiempo hagamos el bien" (Gal 6,10) No hay que dejar pasar la gracia que hoy mismo el Señor nos ofrece. Puede ser que mañana sea demasiado tarde. Dicen que hay un diablo que se llama : "mañana" porque su tentación consiste en hacernos aplazar el día de nuestra conversión. También Jesús se dio cuenta de que tenía que apurarse para cumplir su misión: "Mientras sea de día, tengo que hacer el trabajo que el Padre me ha encomendado. Ya se acerca la noche, cuando no se puede trabajar" (Jn 9,4-5) 56º Una rica matrona de Pompeya murió con las manos llenas de joyas. (Lc 16,13) Al remover las ruinas de Pompeya, ciudad italiana sepultada bajo las cenizas del Vesuvio en el año 79, se encontró el cuerpo de una mujer con las dos manos llenas de joyas: pulseras, collares, anillos y un par de magníficos zarcillos. Los expertos aseguran que son notables muestras de la orfebrería de esa época. Uno se imagina a esa mujer: al ver acercarse el peligro, corre para salvar lo que tiene de más precioso, pero la lluvia de cenizas, más rápida que ella, la alcanza y la cubre con su manto de muerte. Diecinueve siglos después de la catástrofe, ¡qué imagen de ese tesoro casi intacto al lado de un cuerpo sin vida! El dinero es el símbolo de todos los bienes que no son Dios. Es tan deseado y buscado porque promete todo tipo de placer, promete, sobre todo, seguridad; aquella seguridad que sólo Dios puede dar. Por eso el dinero es más peligroso antagonista de Dios, el más engañoso ídolo que puede perder al hombre. "Nadie puede obedecer a dos patrones,... Es imposible servir al mismo tiempo a Dios y a las riquezas". (Mt 6,24) En la carta a Timoteo 6,10 encontramos una expresión que, quizás, el autor de la carta reprodujo del diálogo "La República" del gran filósofo Platón: "La raíz de todos los males es el amor al dinero" 57º Los monjes amenazaron al pueblo con el castigo de Dios. En cierta ocasión me encontraba yo en un pequeño pueblo de la India, cuando me enteré que dos monjes de una conocida secta religiosa habían llegado al pueblo en su ronda anual de recaudaciones de fondos para sus instituciones. El pueblo era pequeño y la gente muy pobre, y yo pensé que los monjes se quedarían casi con las manos vacías. Y así lo dije a los monjes... que se limitaron a sonreír y a guardar silencio. Una vez que se marcharon, se supo, en el pueblo, la suma que se habían llevado. Y yo no podía creerlo: venía a ser el equivalente a los ingresos totales de todo el pueblo durante un mes. Los monjes habían declarado desde el comienzo de su predicación, la cantidad de dinero que esperaban recaudar, añadiendo que, si no la entregaban al contado, harían caer la maldición de Dios sobre todo el pueblo. Y la gente del pueblo se sometió humildemente. Eran pobres, pero temían la cólera divina. Un pueblo entero había sido manipulado hasta la miseria en el nombre de Dios, Los monjes fueron despedidos con todos los honores y prosiguieron intrépidos su peregrinación financiera según el itinerario trazado. ¿Puede Dios castigar? Dios nunca castiga ni en esta vida ni en la otra. Los males que padecemos son fruto de nuestra maldad o consecuencias de las leyes naturales tampoco el castigo eterno que el hombre puede merecer con su conducta inmoral, es obra de Dios sino nuestra. Somos nosotros que rechazando la oferta de amor que Dios nos da, nos quedamos sin el premio que Dios ofrece a los que le aman. Aquel terrible: "No entrarán en el Reino de Dios," significa "quedarán afuera por no haber aceptado entrar". Dios no rechaza a nadie y a nadie castiga. Cada uno recibirá lo que eligió libremente; también el quedarse sin Dios. 58º "Yo no creo en dios pero....si por acaso existe quiero asegurarme." Kalelkar, discípulo de Gandhi, compartía la habitación con un ingeniero que era ateo. Era éste de la misma casta que él, pero dejó claro, en la conversación diaria, que era ateo y no creían en Dios en absoluto. Kalelkar observó, sin embargo, que aquel ingeniero recitaba todas las oraciones de la mañana y de la noche, sin dejar ni una, incluyendo todos los ritos brahmánicos que el mismo Kalelkar hacía con tanto cuidado y fidelidad. Finalmente le dijo un día: "Tú dices que no crees en Dios, y sin embargo yo veo cómo todos los días recitas las oraciones con regularidad infalible. ¿Puedes explicarme el por qué? "Claro que sí", contestó el ingeniero ateo. "Es verdad que yo no creo en Dios. Pero .....si por acaso existe .... quiero asegurarme bien. Si al final resulta que hay Dios, quiero tener las cuentas claras con él y por eso le presento mis respetos a diario mañana y tarde. Prudencia ante todo, ¿no te parece?" A Dios no le agrada ese tipo de adoración. No creo que Dios disfrute obligando a la gente a arrodillarse y venerarlo por miedo y temor. Si no crees, quédate donde estás y no hagas comedia. Más vale un ateo honrado que un creyente fingido. Se nos ocurre a la mente ahora, la famosa apuesta de Pascal. Al que no puede creer en Dios, Pascal le aconseja comportarse "como si existiera y tuviera que estar sometido al juicio de Dios, al final de la vida". Mejor colocarse en una posición segura de manera tal que.....si Dios existe, no tenga que quejarse de su conducta. Pero esta no es fe, es una apuesta, un actuar como si.... La fe, en cambio, es "la garantía de lo que se espera y la prueba de las realidades que no se ven" (He 11,1) 59º ¿Prohibido por él? Y ¿quién es él? Un profesor acababa de sorprender a uno de los alumnos más traviesos cometiendo una falta de cierta gravedad. "Lo amonesté en el tono más severo" escribe el profesor. El alumno sacudió los hombros y replicó. "¿Por qué?" ¡Por qué está prohibido!" le respondí. Y el muchacho contestó : "¿Prohibido por quién?" Esta respuesta me desorientó de modo que apenas pude balbucear: "Prohibido por mí". Y el muchacho, muy revoltoso, se dio vuelta hacia un compañero y oí que le decía: "Prohibido por él...y ¿quién es él?" Opté por el momento simular que no había escuchado. Me puse luego a pensar "¿Prohibido por quién?" La pregunta se me fijó en el cerebro y por más que buscara una respuesta que me convenciera, no podía dar con ella. Cuando por fin la encontré, creía en Dios. Sólo de Dios viene toda autoridad, o, mejor dicho, toda paternidad por la cual se decide a mandar lo que es necesario que hagamos para alcanzar nuestra felicidad. De su bondad viene su autoridad y poder.. "Por eso doblo las rodillas en presencia del Padre, 'de quién toma su nombre toda familia en los cielos y en la tierra". (Ef 3,15) La autoridad es un servicio una ayuda para que aquel, que le esta sometido, encuentre un camino para realizarse como persona y encontrar a Dios que es el sumo Bien. "El que quiere ser el primero debe hacerse siervo de los demás, a imitación del Hijo del hombre que no vino para que lo sirvan sino para servir y para dar su vida como precio por la salvación de todos".(Mt 20,27-8) 60º ¿Suerte?¿ mala suerte? ¿Quién sabe? Una historia china habla de un anciano labrador que tenía un vieja yegua para cultivar su campo. Un día la yegua escapó las montañas. Cuando los vecinos del anciano labrador se acercaron a él para condolerse y lamentar su desgracia, el labrador replicó: ¿Mala suerte? ¿Quién lo sabe? Una semana después la yegua volvió de las montañas trayendo consigo una manada de caballos salvajes. Entonces los vecinos felicitaron al labrador por su buena suerte. ¿Buena suerte? ¿Quién lo sabe? Cuando el hijo del labrador intentó domar uno de aquellos caballos salvajes, cayó y se rompió una pierna. Todo el mundo consideró esto como una desgracia. No así el labrador quien se limitó a repetir: ¿Mala suerte? ¿Quién lo sabe? Una semana después el ejército entró en el pueblo y fueron reclutados todos los jóvenes que se encontraban en buenas condiciones. Cuando vieron al hijo del labrador con la pierna rota, lo dejaron tranquilo. ¿Había sido buena suerte? ¿Quién lo sabe? Y el cuento no termina y no puede terminar nunca porque nunca se puede saber si algo es bueno o malo en sentido definitivo. Hasta que se encuentra la respuesta en Dios todo puede ser bueno o malo. Si Dios no existe estamos abandonados en manos del azar, de la suerte o de la mala suerte según que nos guste o nos desagrade. Pero nunca sabemos si algo es verdaderamente bueno o malo. Pero si Dios existe y es nuestro Padre, entonces podemos afirmar que "Todo coopera a bien para lo que Dios llama a ser santos"(Ro. 8,28). Hasta las que llamamos desgracias son en realidad gracias porque vienen de las manos de Dios al cual hay que dar gracias "siempre y en todo lugar" (Prefacio de la S. Misa) El único mal que tenemos que temer lo podemos cometer nosotros mismos y es el pecado. Pero el pecado no es una mala suerte sino una decisión negativa que podemos siempre evitar o de la cual pedir perdón a Dios. Esto significa aquella misteriosa expresión de Jesús: "Teman más bien al que puede echar el alma y cuerpo al infierno" (Mt 10,28) es decir, hay que temer de sí mismo porque solamente por nuestra libre decisión podemos separarnos de Dios. Nadie sino nosotros pueden separarnos de Dios: "Ni la muerte, ni la vida ni los ángeles ni los poderes espirituales, ni el presente ni el futuro ni las fuerzas del universo, podrá separarnos del amor de Dios que encontramos en Cristo Jesús, nuestro Señor" (Ro. 8,38) 61º El monje le dio el diamante sin dificultad (He 20,35). Un monje andariego encontró, en uno de sus viajes, una piedra preciosa y la guardó en su bolsa. Un día se encontró con un viajero y al abrir él su bolsa para compartir con él su comida, el viajero vio la joya y se la pidió. El monje se la dio en seguida sin parpadear. El viajero le dio las gracias y se marchó lleno de gozo con aquel regalo inesperado. Aquella piedra preciosa le bastaría para darle seguridad por todo el resto de sus días. Sin embargo, pocos días después, volvió en busca del monje mendicante, lo encontró le devolvió la joya y le suplicó: "Ahora te ruego que me des algo de mucho más valor que esta joya; dame, por favor, lo que te permitió dármela a mí sin ninguna dificultad. Y el monje le contestó: "Eso no es tan fácil de dar como la joya. Este tesoro espiritual nadie lo puede dar a otro. La pobreza espiritual, es decir, tener espíritu de pobre, vivir desprendido de los bienes materiales y de sí mismo también, vale mucho más que todas las joyas del mundo. Pero esta pobreza evangélica y ese desprendimiento de sí mismo es un tesoro que no se puede regalar. "Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los cielos" (Mt 5,3) El único verdadero bien es Dios. Cuando Dios está con nosotros no nos falta nada. Así canta el Salmo 22: "El señor es mi pastor, nada me falta...Aunque pase por quebradas muy oscuras no tengo ningún mal porque tú estás conmigo, tu bastón y tu vara me protegen" 62º La serpiente cobra y el pajarito hipnotizado. Así describe C.Vallés su encuentro con la serpiente cobra. "Una vez la vi. En un camino solitario del cálido paisaje de la India, entre campos y mieses, árboles y arbustos. Yo iba pedaleando suavemente en mi bicicleta. Viaje de placer en los dominios de la naturaleza. Pasó un buen rato y un buen trecho de camino cuando comencé a sentir un zumbido sutil alrededor mío. Un extraño silencio se había apoderado del campo. Colgaba el peligro en el aire expectante. Paré la bicicleta, eché pie a tierra y escudriñé el terreno. De repente la vi. Algo se destacaba sobre la hierba igual. Una serpiente cobra, medio enroscada en el suelo y medio erguida en el aire, con su capuchón desplegado en solemne majestad y su lengua escribiendo amenazas silbando en el viento. Seguí su mirada con la mía y llegué a la rama de un arbusto a media altura y corta distancia. En la rama estaba un pájaro aterido de miedo. Yo había oído que las serpientes les hacían eso a los pájaros. Ahora lo veía. El pájaro tenía alas, pero no podía volar. Tenía voz, pero no podía cantar. Estaba helado, rígido, hipnotizado. La serpiente sabía su poder y había pronunciado se hechizo. La presa ya no podía escapar, aunque tuviera el cielo entero abierto a su carrera. El miedo atenazaba al pájaro. Un salto desde la hierba, una punzada de colmillo traidor y el dueño de los vientos caería ante el enemigo terrestre. Golpee mis manos y la serpiente se volvió rápidamente y me miró con furia. Levanté los brazos y grité; y la cobra se bajó con lenta protesta, luego se escurrió rápidamente entre la hierba. El paisaje respiró de alivio como después de una terrible tensión. El arbusto volvió a cobrar vida; el pájaro se despertó de su sueño de muerte; volvió a encontrar sus alas, y voló. En la tentación nos sentimos seducidos por la falsa felicidad que el pecado nos presenta; en el momento de la tentación casi perdemos nuestra capacidad de resistir, nos quedamos casi paralizados, como el pajarito hipnotizado por los ojos de la serpiente cobra. Es por eso que tenemos que rezar al Espíritu Santo: "No nos dejes caer en la tentación" Pero, sobre todo, no acercarse demasiado al bien falso que tanto nos atrae.. La tentación se hace siempre más fuerte. y casi irresistible si nos acercamos imprudentemente al peligro. Quién quiere evitar el pecado tiene que evitar también las ocasiones próximas del pecado. Quién confía demasiado en sí mismos y quiere experimentar el escalofrío del peligro, inevitablemente cae en él. Las mariposas que de noche vuelan alrededor de la llama de una vela, tarde o temprano se queman las alas y mueren. 63º "Y Dios me respondió que : no". "Querido niño Jesús. Te agradezco por haberme enviado un hermanito, pero yo te había pedido una bicicleta. Tu Fabricio." Así escribió al niño Jesús, un chico, Fabricio, en los días después de Navidad. Tenía un solo, pero gran deseo de poseer la bicicleta último modelo que había admirado en una tienda de la ciudad. Pero la mamá de Fabricio tenía tantas cuentas que pagar y los gastos aumentaban cada día más que no podía de ninguna manera comprar una bicicleta para su hijo. Fabricio conocía las dificultades de su mamá y así decidió pedir la bicicleta directamente al niño Jesús, y siempre que terminaba sus oraciones añadía aquella frase: "No te olvides de la bicicleta". Llegó la Navidad y Fabricio no recibió ninguna bicicleta. Cuando de noche se pusieron a rezar, el niño se arrodilló como siempre al lado de su cama para las oraciones junto con su mamá. "Fabricio" le dijo dulcemente la mamá, "me imagino que estarás triste porque no recibiste la bicicleta por la Navidad. Espero que no estés enojado contra el niño Jesús porque no respondió a tu pedido". Fabricio miró a su mamá y le dijo: "Oh no, mamá. Yo no estoy enojado con Jesús. El contestó a mis oraciones. Pero me dijo que no”. Lo que Jesús nos dice sobre la oración podría dar la impresión que basta con rezar para conseguir todo lo que queremos. "Pidan y les darán, busquen y hallarán, toquen a la puerta y les abrirán. Porque todo el que pide recibe y el que busca halla y al que llame a una puerta se le abrirá....Por lo tanto, si ustedes que son malos saben dar cosas buenas a sus hijos, cuanto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan" (Lc 11,11-13) Pero, se ve claramente que Dios no se compromete a darnos siempre lo queremos sino lo que es más importante, el Espíritu Santo. San Mateo nos dice algo semejante: "El Padre que está en los cielos dará cosas buenas al que se las pida" (M7,7). 64º También el emperador es un mendigo Los vecinos de un piadoso musulmán, Farid, lograron persuadirlo a que acudiera a la Corte del Emperador y consiguiera un favor para el pueblo. Este musulmán tuvo que esperar a que el emperador terminara su oración. Cuando finalmente éste se hizo ver, le preguntó qué estaba pidiendo a Dios. Y el emperador le contestó: "Le pedí a Dios que me concediera éxito en mis empresas, riquezas y sobre todo larga vida. Farid se volvió, dando la espalda al emperador y salió del palacio real diciendo entre sí: "Vengo a ver a un emperador para pedirle favores y me encuentro con....un mendigo. En realidad todos los hombres no son que mendigos delante de Dios. "Qué tienes que no hayas recibido? ¿Y si lo recibiste, ¿por qué te pones orgulloso como si no lo hubieras recibido? (1 Cor 4,7) ¡Como son necias aquellas jóvenes que compiten por su belleza y se enorgullecen por una cualidad de la que no tienen ningún mérito y que, al fin al cabo, no las mejoran como personas! La única cosa de la que podemos enorgullecernos es nuestra respuesta a la propuesta de Dios, es cumplir con nuestra misión en la vida por la que Dios no dará una abundante recompensa. Esta es la satisfacción que se puede considerar como la cumbre de la felicidad que gozaremos en el paraíso: el saber que no es solo un regalo de Dios sino un premio a nuestra correspondencia a su gracia, hará que la felicidad eterna sea verdaderamente plena y completa. Si la felicidad eterna fuera un puro regalo de Dios, no sería plena y completa; le faltaría la satisfacción de haber colaborado con Dios para conseguirla. Este es el único motivo por lo cual Dios no nos crea directamente en el cielo sino nos da un plazo de tiempo para ver y esperar nuestra libre adhesión a su respuesta. 65º ¿Rezar antes de comer? Un campesino se había ido al mercado y entró a un restaurante para comer. Había allí mucha gente. Se sentó a una mesa, luego juntó sus manos y se puso a rezar. Los vecinos lo observaban con curiosidad e ironía. Un joven le preguntó. "¿En tu casa hacen siempre así? ¿Rezan verdaderamente todos? El campesino, que ya había comenzado a comer, contestó con toda tranquilidad. "No, también entre nosotros hay quienes no rezan" El joven se rió y burlándose le preguntó: "Ah sí? Y ¿quienes son los que no rezan? "Bueno, le contestó el campesino, "por ejemplo mis vacas, mi burro, mi gato los chachos.......... Ellos no rezan nunca". Lo que distingue a un hombre de los animales es su fe en Dios y su capacidad de dirigirse a El. La costumbres cristiana, que deriva del evangelio, nos enseña a rezar antes de sentarnos a la mesa. Los alimentos nos vienen de la naturaleza y del trabajo del hombre, pero siempre son dones de Dios. ¿Quién creó el cielo la tierra el mar, las innumerable especie de minerales, de plantas, de animales? ¿quién le dio al hombre inteligencia y capacidad para conocer todos estos dones de Dios y servirse de ellos? Todo viene de Dios porque el principio de todas las cosas y del hombre mismo es Dios. "Por eso doblo mis rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra" (Ef 3,15). 66º “Somos las esposas de Jesucristo”. Cuentan que un famoso científico alemán, al verse obligado a ampliar su gabinete de investigaciones, fue a alquilar una casa que colindaba con un convento de carmelitas. Cuando vio el edificio, pensó ¡Qué maravilla, aquí tendré efectivamente silencio! Y con el paso de los días comprobó que, efectivamente, el silencio rodeaba a su casa............... salvo en las horas de recreo de la religiosas. Entonces en el patio vecino estallaban surtidores de risas, limpias carcajadas, un brotar inextinguible de alegría. Y era un gozo que se colaba por puertas y ventanas, era un júbilo que perseguía al investigador por mucho que cerrase sus ventanas. ¿Por qué se reían aquellas monjas? ¿De qué se reían? - se preguntaba aquel científico sin fe - ¿ De qué se reían si eran pobres,? ¿Por qué eran felices si nada tenían de lo que alegra a todos. Aquel científico alemán no tenía fe y no podía entender que era lo que les daba tanta alegría. Y en su alma nació una envidia que no se decidía a confesarse a sí mismo. Tenía que haber algo que él no entendía, un misterio que le desbordaba. Aquellas mujeres, pensaba, no conocían el amor, ni el lujo, ni el placer, ni la diversión. ¿Qué tenían, si no podía ser otra cosa que una acumulación de soledades? Un día se decidió a hablar con la priora y ésta le dio una sola razón. "Es que somos las esposas de Cristo. "Pero - le contestó el científico - Cristo murió casi hace dos mil años" Y la superiora se puso a sonreír "Se equivoca - le dijo - Lo que pasó hace casi dos mil años fue que Cristo venció la muerte y resucitó; Cristo está vivo" " Y ¿por eso son felices? - "Sí, porque aunque no lo vemos Cristo está presente aquí, nos ama y nosotros lo amamos como sus esposas,. esperando que un día venga a llevarnos con él para siempre en la felicidad del cielo; es esto lo que nos llena de alegría.".. ¿Cómo puede un cristiano del siglo veinte ser testigo de la resurrección de Jesucristo es decir, ser testimonio de que Jesús está vivo? Para ser testigo que Jesucristo resucitó y está vivo no hay otro camino que mostrar, hacer ver que él vive en nosotros y nos da la capacidad de amar como él no amó. La capacidad de amar superando todo egoísmo e intereses personales, es signo que el amor no brota de nosotros sino de arriba, viene de Dios que es Amor. La otra prueba o signo es aquella alegría profunda, no superficial, que nos da una seguridad capaz de superar cualquier miedo y angustia. Dios nos ama en Cristo y por eso no tenemos miedo de nada. Cristo ha vencido la muerte y también nosotros vamos a resucitar. El que se siente alegre en medio de tantas dificultades, renuncias y sacrificios demuestra que en él vive Jesucristo, el resucitado. Sólo Jesús puede ser la fuente de la verdadera alegría. 67º “Decídete tú y compra el billete” Me acuerdo de un rabino que sirvió fielmente a Dios durante toda su vida. Un día, le dijo a Dios: "Señor, te he adorado con devoción y he obedecido la Ley. He sido un buen judío, pero ahora estoy viejo y necesito ayuda. ¡Señor, déjame ganar la lotería para tener una vejez tranquila!" Y rezó, rezó, rezó. Pasó un mes y dos, cinco un año entero, tres años se fueron. Un día el hombre desesperado, dijo: "¡Dios, decídete!" Y Dios: "¡Decídete tú! ¿Por qué no compras el billete?" El cuento, un poco ridículo, nos dice que Dios no nos libera del esfuerzo y de la iniciativa para resolver nuestros problemas. Para eso nos dio la libertad y la inteligencia. No hay que esperar de Dios lo que podemos hacer nosotros. Pongamos el caso, la cosa no está así, que dependa de Dios que salga el gordo de la lotería, pero al menos comprar el billete, depende del hombre Muchos cristianos se dirigen a Dios en la oración y le piden gracias que él no puede dar. "Si alguien no quiere trabajar que no coma" (2 Tess. 3,10) dice S.Pablo a los cristianos de Tessalónica que se quedaban ociosos viviendo a costas de los demás o esperándolo todo de Dios. Dios no favorece a los haraganes. 68" ¡Mi casa era un infierno! "Ahora, es un paraíso!" Hay una historia de un hombre que, un día, fue hasta su rabino y le dijo: "¡Rabino, tiene que ayudarme! ¡Mi casa es un infierno! Vivimos en una pequeña casita yo, mi mujer, mis hijos y mis cuñados. ¡Es un infierno! No hay espacio para todos." El rabino sonrió y dijo: "Está bien, le ayudaré, pero tiene que prometerme hacer lo que yo le diga. Y el hombre: "¡Prometo! ¡Prometo de verdad! ¡Es una promesa solemne!" Y entonces el rabino el rabino: "¿Cuánto animales tienes?" El hombre dijo: "Una vaca, una cabra y seis gallinas." El rabino dijo: "Pon todos estos animales dentro de tu casa y después de una semana vuelve a visitarme". El hombre no podía creer lo que oía, pero había prometido. Entonces, volvió a su casa, deprimido y enojado también pero tuvo que hacer lo que había prometido, y levó los animales dentro de su casa. A la semana siguiente volvió desconsolado y dijo al rabino: "¡Estoy enloquecido! Voy a acabar con un infarto. Usted debe hacer algo..." Y entonces el rabino le dijo:" Ahora saca tus animales de la casa y verás." El hombre fue corriendo hasta su casa. Y cuando volvió, al día siguiente, ojos brillaban y dijo: "Rabino, la casa es una maravilla, ¡tan limpia! ¡tan tranquila, es un paraíso!" El cuento nos dice que si nos comparamos con los que están peor, ya nos sentimos, en cierto sentido, aliviados. En Italia corre este dicho popular: " Mal común media alegría". Aquí en cambio se dice: "Mal de muchos consuelo de tontos". No sé cuál preferir de los dos refranes. Yo recuerdo que cuando estuve enyesado desde el tobillo hasta el muslo con la pierna doblada, sufría tanto en la rodilla porque no podía estirarla. Y yo envidiaba a los que me visitaban y le decía: "¡Felices de ustedes porque pueden doblar sus rodillas! Ellos naturalmente no se sentían felices por eso; pero a mí que sufría tanto me parecía que eran felices porque no sufrían como yo. 69º Mi sombra no me hace ni más grande ni más chico En una aldea de pescadores, una muchacha quedó embarazada. Sus padres le pegaron hasta que confesó quién era el culpable de su embarazo: "Es el maestro budista que vive en el templo fuera de la aldea." les confesó la muchacha. Sus padres y todos los aldeanos quedaron indignados. Corrieron al templo, después de que el bebé nació, y lo dejaron frente al maestro diciéndole: "¡Hipócrita! ¡Ese niño es tuyo! ¡Cuídalo!" Todo lo que el maestro dijo fue: ¡Muy bien! ¡Muy bien!. Y dio el bebé a una de las mujeres de la aldea, encargándose de los gastos. Después de esto, el maestro perdió la reputación, sus discípulos lo abandonaron y ya nadie iba al templo a rezar. Esto duró algunos meses. Cuándo la muchacha vio eso, no pudo aguantar el remordimiento y finalmente se decidió a decir la verdad. El padre del niño, en realidad, no era el maestro, sino un muchacho de la vecindad. Cuando sus padres y toda la aldea supieron esto, volvieron al templo y se postraron delante del maestro. Imploraron su perdón y pidieron que les devolviese el bebé. El maestro devolvió el bebé y todo lo que dijo fue: "¡Muy bien! ¡Muy bien!" Admirable la tranquilidad y la paciencia de este maestro budista. Había aprendido de Buda, el iluminado, que lo que cuenta no es lo que dicen de nosotros los demás sino lo que nos dice la conciencia. El monje del cuento no le daba ninguna importancia a lo que de él pensaba la gente. Si lo que los demás dicen es una mentira, que digan, lo que quieran; sus juicios no me hacen ni más grande ni más pequeño; como sucede a mi sombra que se achica o se agranda según que salgo de mediodía o con el sol de la tarde. 70º Una curiosa costumbre de los esquimales. Los esquimales tradicionales tienen una bella costumbre: cuando a alguien le ha sucedido algo desacostumbrado fuera de casa, al volver se sienta en el suelo contra la pared sin decir nada. Al fin, uno de la familia nota que algo le ha debido de suceder y le pregunta: "¿Qué es lo que ha pasado?" Y entonces él le cuenta todo lo que pasó. El silencio y el gesto de sentarse apoyado en la pared, era la preparación para contar y escuchar la experiencia personal. La costumbre de los esquimales de observar en qué estado de ánimo un familiar vuelve a la casa, nos dice que preocuparse por los demás es un signo de amor verdadero y de interés. Si somos una verdadera imagen de la SS. Trinidad y nos sentimos hermanos en Cristo, tenemos que portar los unos los pesos de los otros "Sopórtense los unos a los otros" (Col 3,13). 71º Una chica musulmana se atrevió a distraer a uno que rezaba. Una muchacha musulmana cruzó, sin darse cuenta, delante de un fiel devoto, que estaba recitando sus oraciones. La ley prohibe terminantemente que nadie pase delante de una persona que está rezando. Cuando la muchacha regresó, el hombre la increpó: "¡Insolente! ¿Sabes lo que has hecho?" "¿Qué es lo que he hecho?", preguntó asustada la muchacha. Y aquel hombre le respondió: "Has cruzado mi espacio mientras rezaba”. "No quise hacer daño a nadie - se excusó la muchacha -, y añadió: ¿Puedes decirme qué significa para ti el rezar?" El hombre dijo: "Para mí rezar es pensar en Dios". "¡Oh!", dijo ella, "yo iba a ver a mi novio y estaba pensando en él, y no te vi a ti. Si tú de veras pensabas en Dios, ¿cómo es que te diste cuenta de que yo te pasaba delante?" Es de veras difícil concentrarse en la oración. Es por eso que las casas de retiro son, en general, lugares alejados de la ciudad y en contacto con la naturaleza. Pero, lo que más cuenta, es saber hacer el desierto interior, saber pensar que Dios nos está escuchando y que él va a responder de alguna manera, ahora u en otro momento que él elija. Una mujer de edad, estaba rezando un día en una Iglesia y estaba inmóvil mucho tiempo, al parecer sin rezar. El cura interesado le preguntó qué le estaba diciendo a Dios. Y ella le contestó: "yo no le digo nada: escucho." Y Dios ¿qué te dice? le preguntó el párroco. "Tampoco él me dice algo; escucha no más." ¿Cómo sea posible eso nadie lo puede entender: si ninguno habla, tampoco, como parece, hay alguien quien escucha. Pero el diálogo con Dios no se rige con nuestros criterios. Quizá, lo que importa en la oración es estar a la presencia de Dios, pensar en El como él piensa en nosotros. 72º Con los ojos cerrados caminando de la mano de su papá. Hace pocos días, vi esta sencilla escena en la calle;: un muchacho de unos siete años venía con sus padres en dirección contraria a mí. Llevaba los ojos cerrados y tenía fuertemente asida en su mano la mano de su padre. Estaban evidentemente jugando. Su padre le decía: "Fíate de mí. No abras los ojos. Yo te llevaré sin que tropieces. Y luego tú a mí. Pero si abres los ojos, no vale. ¿Ves? ¡Ya los has abiertos!" Y los dos se rieron. Parece sencillo dejarse guiar por la voluntad de Dios., pero no es tan fácil. Nos gusta ver dónde ponemos el pie y adónde dirigimos nuestros pasos. Aunque sea nuestro Padre Dios quien nos tiene de la mano, estamos tentados de abrir los ojos con disimulo para ver el camino; es decir, queremos comprender y razonar; y se acaba entonces el riesgo de la fe. "La fe es más semejante a una voz que a una luz" nos dice S. Tomás de Aquino. Cuando en las noches más oscuras las naves se acercan al puerto, los faros encendidos las pueden orientar. Pero cuando el cielo está nublado o la niebla lo cubre todo con su manto gris, hace falta una sirena, que con su fuerte sonido las guíe con seguridad. Así es la fe que es la respuesta a la voz de Dios que nos habla por medio de las criaturas o a través de los profetas o finalmente y de manera más directa, personal, a través de Jesucristo. No es fácil dejarse llevar por la voz de Dios. Nos cuesta tener los ojos vendados y dejarnos llevar por Dios. Estamos tentados a abrir los ojos, como aquel chico, es decir, seguir la razón y guiarnos por nuestros puntos de vista.. 73º Y el ciempiés no volvió a caminar. "Había una vez un ciempiés que bailaba estupendamente. Cuando lo hacía, todos los animales del bosque se reunían para verlo. Y todos quedaban muy impresionados por el exquisito baile. Pero había un animal al que no le gustaba el baile del ciempiés. Era un sapo envidioso. ¿Qué puedo hacer para que el ciempiés deje de bailar?, pensó el sapo. No podía decir simplemente que no le gustaba el baile.. Entonces concibió un plan diabólico. Se sentó y escribió una carta al ciempiés. "Ah, inigualable ciempiés. Soy un devoto admirador de tu maravillosa forma de bailar. Me encantaría aprender tu método. ¿Levantas tú primero el pie izquierdo nº 78 y luego el pie derecho nº 47? ¿O empiezas el baile levantando el pie izquierdo nº 23 antes de levantar el pie derecho nº 18? Espero tu contestación con mucha ilusión. Atentamente el sapo". Cuando el ciempiés recibió la carta, se puso inmediatamente a pensar en qué era lo que realmente hacía cuando bailaba. ¿Cuál era el primer pie que movía? ¿Y cuál era el siguiente? ¿Qué cree que pasó? Preguntó el profesor Albert Knox a Sofía Amundsen. "Creo que el ciempiés no volvió a bailar jamás" .contestó Sofía.”. Del libro : “El mundo de Sofía” de Jostein Gaarder. El autor de este cuento es un filósofo del siglo XIX, muy famoso por su pesimismo: Arturo Schopenhauer. No siempre actuamos con lucidez y responsabilidad. Muchas nuestras acciones, la gran mayoría, son espontaneas e inconscientes. Hay momentos en la vida, en que lo mejor es acallar el pensamiento y dejarse llevar por la inspiración y el corazón. 74º Si Dios perdona del todo, ¿por qué el Purgatorio? Un muchacho hindú, perteneciente a una alta casta, se enamoró una vez de una muchacha de una tribu aborigen. La diferencia social era grande, pero el muchacho la amaba de veras y decidieron casarse. Sólo había un pequeño obstáculo externo: la muchacha, según la costumbre de su tribu, se había tatuado, de pequeña, la frente y las mejillas. Lo hicieron porque era una costumbre de su tribu e incluso para destacar mejor su belleza juvenil. Pero, lo que era belleza para unos, era más bien costumbre 'poco civilizada' para la sociedad a la que pertenecía el muchacho. Él no podía casarse con una mujer 'tatuada'. Su amor encontró la solución. Llevó a la muchacha a especialistas de cirugía estética, que le hicieron transplante de piel, con lo que el rostro le quedó totalmente limpio y bellísimo. Pero el problema se volvió a replantear después de algunos años. Las raíces del tatuaje habían quedado ocultas bajo la piel nueva,; pero, de algún tiempo, comenzaron a aparecer algunos puntos, algunas líneas y, al final, el dibujo entero del antiguo tatuaje. No había remedio para limpiar el rostro. La sociedad 'educada' rechazó el rostro aborigen, y el marido, con gran pena suya, tuvo que divorciar de ella.. No es así cuando Dios perdona nuestras culpas. Podemos decir, hablando humanamente, que Dios se olvida para siempre de nuestros pecados y nunca más nos los echará en la cara. Nuestros pecados son como la cera de la vela que se disuelve |