Si se habla confiadamente, si se exponen con sencillez las propias luchas interiores, se sale adelante, y no habrá obstáculo que logre separarnos de Cristo”, escribía Juan Pablo II en una carta el 8 de noviembre de 1982.
La dirección espiritual suele desarrollarse habitualmente como una conversación con un sacerdote o con una persona bien formada, con el fin de buscar y descubrir la voluntad de Dios para la propia vida. En esa charla confiada, quien busca esta ayuda, manifiesta con sencillez los temas que tienen que ver con su lucha espiritual: sus prácticas de piedad, sus responsabilidades familiares, la santificación de su trabajo, el apostolado, etc. El director espiritual, procediendo con gran delicadeza y respeto por la libre voluntad de la persona, aconsejará siempre de una manera alentadora.
Es muy recomendable que se prepare, junto al Señor en la oración, los temas a tratar con el director espiritual. Puede ser conveniente que, en este coloquio, se vaya perfilando un plan de vida que contenga algunas metas o propósitos.
La dirección espiritual consistirá, en definitiva, en facilitar un trato más intenso y maduro con Dios a quienes se acerquen a ella para alcanzar “la gloriosa libertad de los hijos de Dios” (Rom. 8,21). Comentaba San Josemaría en una entrevista: “La tarea de la dirección espiritual hay que orientarla, no dedicándose a fabricar criaturas que carecen de juicio propio, y que se limitan a ejecutar materialmente lo que otro le dice; por el contrario, la dirección espiritual debe tender a formar personas con criterio. Y el criterio supone madurez, firmeza de convicción, conocimiento suficiente de la doctrina, educación de la voluntad” (Conversaciones con Mons. Escrivá de Balaguer, n. 93).
A continuación, recogemos algunas metas y objetivos publicadas por la revista Palabra en un artículo sobre la dirección espiritual (Cfr. Revista Palabra VIII-IX-1979, p. 29).
PIEDAD:
- Cumplimiento de un plan de vida.
- Valorar de una manera especial la oraci6n, la Confesi6n y la Santa Misa.
- Ofrecer el estudio y el trabajo como medio de santificaci6n y de apostolado.
- Filiaci6n divina: "Dios es mi Padre y me ama".
- Devoci6n a la Virgen, a San José y a los Ángeles Custodios
FORMACION DOCTRINAL:
- Formar la conciencia por medio de la lectura de libros ascéticos y doctrinales. Adquirir criterio sobre ciertas películas, libros y espectáculo
VIRTUDES HUMANAS Y CRISTIANAS:
- Obediencia y respeto a padres y profesores.
- Amistad y generosidad: saber comprender y disculpar a los demás. Lealtad con los amigos.
- Sinceridad. Especialmente en la Confesi6n y en la direcci6n espiritual.
- Reciedumbre. Sobreponerse a las apetencias y gustos personales. Vencer la comodidad y la pereza. Lo primero son los deberes con Dios.
- Laboriosidad . Necesidad de aprovechar el tiempo. Cada cosa tiene su hora: el estudio o trabajo, el deporte y la diversión. Poner intensidad en el estudio o trabajo evitando las pérdidas de tiempo.
- Pureza: Necesidad de tener un corazón limpio para poder tratar a Dios.
- Otras virtudes como el optimismo, la alegría, el orden, la puntualidad, la naturalidad, la disponibilidad, la delicadeza, la discreción, la magnanimidad, la valentía, etc.